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DIFERENCIA ENTRE YESHUA EL MESIAS Y JESUS EL CRISTO

¿Cuál es la diferencia entre el Yeshua hebreo y Jesús el Cristo cristiano?

¿Son acaso dos mesías diferentes? Las respuestas a esta pregunta es: No y Sí.

No son dos personajes diferentes, son el mismo personaje histórico, tanto el Yeshúa
hebreo al que exponemos y Jesús, el Cristo cristiano de la religión romana se refieren al
personaje histórico que vivió en Israel en el siglo I e. C. Pero la forma de asimilar,
comprender y estudiar los dichos, acciones y enseñanza del personaje histórico del siglo
I e. C. (mayormente conocido como Jesús en vez de Yeshúa) es lo que marcan la
diferencia entre uno y otro. Por eso la respuesta a la pregunta es no y si, son dos
conceptos diferentes de Mesías.

A esta diferencia hay que agregarle la evidente diferencia de su nombre, mientras la


religión del Cristo cristiano ha optado por llamar a “su Cristo” con una simple
transliteración greco-latina, al Mesías hebreo se lo conoce con su nombre original. Pero
la clave para entender la diferencia entre uno y otro mesías es la diferencia de
concepción, en palabras conocidas, es una diferencia teológica.

¿Quién es Jesús el Cristo?


Jesús el Cristo cristiano fue un dios que vino a la tierra para sufrir y morir por los
pecadores, él es una especie de mitad deidad, mitad hombre o lo que es lo mismo
hombre-deidad. Según la creencia popular cristiana, Jesucristo es parte de la deidad
cristiana que está compuesta de tres dioses y Jesús el Cristo es la segunda manifestación
de la deidad cristiana. Según las palabras documentadas de Jesús el Cristo cristiano él no
vino a abolir la Ley de Moisés, sin embargo los seguidores de este Cristo cristiano si
abolieron la Ley de Moisés, porque entendieron ignorando el trasfondo hebraico de sus
palabras que la Ley es un yugo imposible de seguir, que es maldición y que está clavada
en la cruz y muchas ideas más. De igual manera, Jesús el Cristo cristiano tiene un pueblo
diferente al pueblo de Israel. Muchas cosas más tiene Jesús el Cristo cristiano.

Pues bien, el problema está y ha estado siempre en la forma, manera y métodos de


estudiar los dichos, enseñanzas y acciones de la persona histórico real llamado Yeshúa.
Este personaje nació en Israel en el siglo I e. C, vivió en Israel, habló el idioma de Israel,
su ministerio fue en Israel, sus enseñanzas fueron dirigidas a israelitas, su fe era israelita.
¿Qué era lo natural para estudiar sus palabras, dichos y enseñanzas? Pues estudiar el
contexto religioso, cultural e histórico en el que Yeshúa el personaje real interactuó. Y no
hay que dar muchas vueltas, su contexto religioso era el judaísmo del periodo del
segundo Templo, su cultura era la cultura judía, su contexto histórico el de un pueblo de
Israel bajo el dominio romano. La diferencia entre Yeshúa y Jesús es que Jesús el Cristo
cristiano nació desde conceptos greco-romanos, de filosofía greco-romana, el Yeshúa
real e histórico fue revestido de la cultura greco-romana, los conceptos de divinidad, fe,
Dios, deidad, fueron aplicados desde la perspectiva greco-romana y aplicadas a la
realidad hebraica de Yeshúa el personaje real, el resultado de asimilar todos estos
conceptos y todas estas perspectiva GRECO-ROMANAS tuvo como resultado a un Cristo
cristiano.

La religión del Cristo cristiano hizo exactamente eso, asimiló, entendió y usó métodos
diferentes a los hebraicos para comprender las palabras, enseñanzas y acciones del
personaje judío llamado Yeshúa, que vivió en Israel en el siglo I e. C. el resultado es una
distorsión teológica (por usar este termino familiar) entre el personaje real hebraico y
una invención greco-romana.

Todos nosotros en su momento estudiamos la historia universal en las escuelas, nuestros


libros están en castellano, sin embargo lo que a veces estudiamos y analizamos es la
historia francesa, la historia inglesa o la historia americana, aun cuando nuestros libros
están en español, el contenido y trasfondo de esas palabras tiene un contexto francés,
ingles o americano y no el que nosotros tenemos con nuestro idioma y cultura, lo mismo
sucede con los documentos preservados de los primeros testigos de Yeshúa, nuestro
personaje real e histórico.

Estos documentos están preservados en idioma griego pero el contenido su contexto es


hebraico no helénico, su contexto es judío no romano. Los temas tratados en estos
documentos tratan sobre temas hebreos, sobre Israel, el Di-os de Jacob, el Mesías de
“Israel”, el Templo, mandamientos, amor al Di-os de Israel, etc. no son temas de la
cultura griega o romana, ¿Cuándo los griegos esperaban un Cristo o los romanos un
Mesías? Nunca.

La diferencia pues entre Yeshúa y Jesús es una diferencia teológica, una diferencia de
2000 años, una diferencia entre el día y la noche, una diferencia entre lo que es real y lo
que es inventado, una diferencia entre el pensamiento hebraico y el pensamiento
helénico.

Teshuvá es un concepto que suele traducirse como arrepentimiento o respuesta, según


el contexto. Sin embargo, veremos que ambas acepciones obedecen a una misma
realidad. Teshuvá comparte raíz etimológica con el verbo lashuv, que significa volver.

¿A dónde volver? Se refiere al retorno de toda existencia a su condición original, previa


al pecado de Adam, el primer ser humano, tal como explican algunas fuentes hebreas,
dicha acción provocó que toda la Creación descendiera de nivel espiritual y por ende
físico. Nuestra tarea consiste entonces en lograr el retorno a ese estado ideal. ¿Cómo se
unen los significados arriba mencionados?

Teshuvá implica arrepentirnos en el sentido de estar dispuestos a mejorar nuestro


comportamiento de manera progresiva y constante. Así logramos generar respuestas
positivas a nuestros errores. Luego de esta introducción, vamos a presentar el famoso
Salmo 51, también conocido como El Salmo de la Teshuvá.

Esta obra fue compuesta por el Rey David luego de que el profeta Natán lo reprochase
tras el acontecimiento con Betsabé.
Lo que nos interesa ahora es explicar el interesante mecanismo de teshuvá que presenta
el Rey David.

En el texto se pueden identificar cuatro tipos de espíritus/rujot. Tres de ellos están en


versículos sucesivos (12, 13, 14). Luego veremos por qué el cuarto “espíritu” está
separado de los demás.

Estos cuatro tipos de espíritus representan cuatro pasos para corregir cuatro “vicios”,
representados por los cuatro elementos.

Un “espíritu recto” es lo que David le pide a Dios para contrarrestar la soberbia. El


espíritu recto es pedir consejo a quienes poseen más sabiduría que nosotros. Reconocer
nuestras limitaciones intelectuales es un desafío a nuestro ego.

El mal traducido como “espíritu santo”, bien exacto- “Inspiración Divina”. La palabra
hebrea para este espíritu implica designado/apartado. Específicamente, algo separado
de lo mundano. David pide momentos de aislamiento para conversar con Di-s y de esta
manera combatir la pereza,.

Un espíritu generoso”. La posibilidad de ayudar al prójimo para contrarrestar la falta de


estabilidad interna. Los “bajones” surgen en buena medida cuando nos concentramos
más de lo necesario en nosotros mismos y buscamos problemas donde no los hay.

El cuarto espíritu está separado del resto porque es un resumen de los anteriores. Es el
espíritu quebrantado. Algo roto no está completo; le faltan partes. Para combatir el
deseo es necesario tomar conciencia, en primera instancia, de que no estamos
completos. El siguiente paso es ínter nalizar que la parte que nos falta -y que genera el
vacío interno y el consecuente deseo- no está en cualquier lado, sino que cada cual tiene
su otra mitad.

La dualidad de las cualidades


El hebreo-la lengua sagrada de la Toráh-, las cualidades se llaman Midot que también
significa “medidas”. Esto se debe a que ninguna cualidad es intrínsecamente negativa,
sino que depende de la medida y el contexto en el que las utilicemos.

Existe una soberbia positiva. La que tenemos para estar orgullosos de nuestra creencia
cada día, sin importar lo que diga el mundo al respecto. También aquella soberbia que
nos incentiva a la superación constante.

La pereza positiva es aprender a conformarse cuando es necesario. No estamos


hablando aquí de ser conformistas, sino de aprender a encontrar nuestro lugar, trabajo,
pareja, etc. y no pensar de manera constante “tal vez no sea lo que me conviene, mejor
lo dejo, mejor cambio”, etc. La pereza positiva es la capacidad de saber cómo estar
conformes y a partir de ahí crecer.

La falta de estabilidad positiva nos sirve para saber cuándo y cómo cambiar. Muchas
veces la pereza negativa nos hace creer que estamos bien, sin medir las consecuencias.

El deseo positivo, obviamente, es lo que hace que estemos en este mundo. Es la


capacidad de crear vida.

Conmemoraciones vs. errores del pasado

Todo lo mencionado hasta aquí esta íntimamente relacionado con etapas históricas de la
humanidad. La teshuvá no es solamente un proceso individual, sino cósmico. Como
vimos al comienzo de este artículo, toda la Creación descendió de nivel material y
espiritual como consecuencia del pecado de Adam. En consecuencia, la Creación entera
debe hacer teshuvá: volver al estado original previo al pecado. Es nuestra tarea activar
ese mecanismo de retorno. ¿Cómo lo hacemos?
La generación de Enosh comenzó con la idolatría producto de la soberbia. En esencia, la
arrogancia implica olvidar quiénes somos, de dónde venimos y hacia donde vamos. Esto
causa la negación de la omnipresencia de Di-s y la utilización de los poderes divinos para
provecho personal. El remedio para ello es el festejo colectivo de "El día de las
Trompetas"(Yom Terua) cuando coronamos a Di-s como Único Rey.

La generación del Diluvio pecó por pereza absoluta. Una de las definiciones de pereza es
“negligencia, tedio o descuido en las cosas a que estamos obligados”. De esa manera,
aquella generación corrompió la naturaleza. El remedio es el "Día del perdón"(Yom
Kipur) donde tomamos conciencia y responsabilidad por nuestras acciones.

La generación de Babel pecó por falta de estabilidad. No conformes con su lugar en el


mundo, quisieron “combatir” a Di-s. Querían restaurar en la humanidad el nivel del
Primer Adam, quien veía el mundo desde arriba. Pero no entendieron que, para lograrlo,
no sirve simular que somos grandes y construir una torre, sino que debemos refinar
nuestras cualidades; un trabajo absolutamente interno. "La fiesta de las cabañas,"
(Sucot) con sus modestas cabañas, antítesis de las grandes edificaciones, nos enseña a
ser humildes y a partir de esa conciencia, comenzar a construirnos. Por lo visto, no es
casualidad que esta festividad sea el primer “examen” luego del Día del Perdon ( Yom
Kipur)

Finalmente, Sodoma y Gomorra se hundieron en los placeres físicos. Festejamos "la


alegría de La Torá"(Simjat Tora) para internalizar el placer más elevado: la elevación de
lo físico a un plano espiritual. Esto se logra a través de la renovación anual y cíclica del
estudio de la Torá.

La teshuvá del Rey David es una enseñanza para la teshuvá de las generaciones
posteriores.

Jesús(Yeshua) no es Dios

Antes de empezar a tocar los diferentes puntos, hay que destacar el problema más
profundo creado por el concepto de la deidad de Jesús. En Deuteronomio 6:4 se expresa
explícitamente lo que toda la escritura recalca: "Oye, Israel, YHVH nuestro Dios, YHVH
uno es." Contradecir esto, diciendo que YHVH no es uno, sino dos (o tres, según sea el
caso) es algo muy grande, ya que toda la Biblia niega la pluralidad de dioses.

Jesús fue tentado, pero Dios no puede ser tentado,:

Hebreos 2:18 nos dice que "en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso
para socorrer a los que son tentados", y en el 4:15 se nos añade: "Porque no tenemos un
sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue
tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado."

Pero respecto a esto, ¿qué nos dice la palabra acerca de Dios? -Dice que "Dios no puede
ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie..." (Santiago 1:13). Nuevamente, esto es algo
obvio. ¿Cómo podría ser tentado el Dios Todopoderoso? No tendría sentido decirlo, ya
que Su naturaleza es perfecta. Y miremos además lo que dice Jesús en Mateo 19:16-17.
Aquí uno se le acercó llamándole "maestro bueno." ¿ Aceptó Jesús que se le atribuyera
ese titulo? de ninguna manera. Reprendió de inmediato al hombre diciéndole que
"ninguno hay bueno, sino uno: Dios." Aparte de que aquí Jesús claramente establece
una diferencia entre él y Dios, fundamental es ineludible: Dios es bueno. Esa es su
naturaleza, y no puede ser tentado.

Claramente, a Jesús, por su naturaleza, le era posible pecar pero nunca pecó. Y
nuevamente, es obviamente imposible para Dios exponerse a la posibilidad de caer en
pecado, y por consiguiente, carecería de sentido decir que Jesús era Dios, siendo él
tentado por Satanás.

afirmar que Jesús es Dios, y a la vez decir que fue tentado como nosotros, es
contradicción de términos al nivel más básico.

Jesús tiene Dios, pero Dios no tiene Dios:

Jesús afirmó que el Padre era su Dios. Después de su resurrección le dijo a María: "subo
a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios" (Juan 20:17). Pablo también en
su carta a los Efesios con las palabras dice: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo" (1:3). Jesús en oración, hablando con su Padre dice: "Y esta es la vida eterna;
que te conozcan a ti, el único Dios verdadero..." (Juan 17:3). Una vez más, estas no son
palabras que hablaría Jesús si fuera el mismo Dios, y afirmar que lo era hace que todas
estas cosas carezcan de sentido.

Jesús fue visto, pero a Dios jamas nadie lo vio:

Sabemos que Dios siempre se ha revelado al hombre por medio de ángeles o visiones,
porque no puede ser visto por el hombre, por causa de Su gloria y poder. Juan 1:18 lo
dice explícitamente: "A Dios nadie le vio jamás"—afirmación repetida en I Juan 4:12, casi
al final de la Biblia: "Nadie ha visto jamás a Dios." Sin embargo, si se afirma que Jesús es
Dios, esto nos presenta una gran contradicción, ya que ¿quién negaría que Jesús fue
visto?

La autoridad del Yeshua y Dios:

La gente dice que el Hijo y el Padre son iguales en autoridad y poder aceptaran
diferentes rangos, Pero Jesús siempre afirmó que venía a obedecer, y que estaba sujeto
a la voluntad del Padre. Veamos solamente algunas afirmaciones en el libro de Juan:

"No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre" (Juan 5:19)

"No puedo yo hacer nada por mí mismo" (5:30)

"Nada hago por mi mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo" (8:28)

"Me es necesario hacer las obras del que me envió" (9:4)


"Porque el Padre mayor es que yo" (14:28)

que dice usted: ¿tienen sentido estas palabras si Jesús es Dios mismo? ¿Son estas las
palabras de un Dios todopoderoso y omnisciente? No lo parece. Estas son las palabras
de un hombre, Jesús, el Hijo de Dios, enviado para obedecer perfectamente la voluntad
del Padre. I Corintios 15:27-28 dice que al final de los tiempos, Jesús se sujetará a Dios,
al Dios que sujetó a él todas las cosas.

Dios Padre, no Dios Hijo:

la frase "Dios Hijo" nunca aparece en la Biblia. Sin embargo las frases "Dios Padre", "Dios
nuestro Padre", "Dios y Padre", y otras aparecen con mucha frecuencia De esto
podemos concluir que en la Biblia, hablar de "Dios" y hablar del "Padre", es una y la
misma cosa. Como dice Pablo en I Corintios 8:5-6: "Pues aunque haya algunos que se
llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra...para nosotros sin embargo, sólo hay un
Dios, el Padre..." Dios es uno, y es solamente el Padre. ¿no esta claro que Dios es el
Padre?

algunos puntos de esto:

"Dios Padre": Col. 3:17, 1 Tes. 1:1, 2 Tim. 1:2, Tit. 1:4, 1 Ped. 1:2, 2 Ped. 1:17.

"Dios el Padre: Gal. 1:1,3, Col. 2:2

"Dios y Padre": Gal. 1:4, Efe. 5:20, Fil. 4:20, 1 Tes. 1:3.

"Dios nuestro Padre": Rom. 1:7, 2 Cor. 1:2, Efe. 1:2, Fil. 1:2, Col 1:2, 1 Tes. 1:1, 2 Tes.
1:1,2; 2:16, 1 Tim. 1:2, Flm. 1:3.

Pasajes Bíblicos que Demuestran que Jesús no es Dios:


Dios no es hombre, lea;(Oseas 11:9) Números 23:19

Jesús se presenta metafóricamente como piedra angular del templo de Dios. ¿Si Jesús es
Dios, sería Dios parte del edificio, o no es este templo para Dios? Efesios 2:20-22

Jesús habla de sus seguidores como "hermanos"; si él es Dios, ¿somos "hermanos de


Dios"? ¿No dice la Palabra que somos "hijos"? lea; Mateo 28:10—

"Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia." Si Dios es uno, y Jesús es Dios
¿Qué gracia habría en que Dios hablara así acerca de sí mismo? Y además, ¿cómo
pueden ser padre e hijo una misma persona? Esto es característica de la apostasía: que
toma las cosas más sencillas y comprensibles, y las torna en algo misterioso y sin
sentido. lea; Mateo 3:17

Por un hombre entró la muerte, y por un hombre la resurrección. lea; (Romanos 5:12-
15)

Juan 8:17-18—Jesús dice que su testimonio es de dos testigos (lo que demanda la ley de
Moisés): y si Jesús es Dios, entonces Dios tiene que ser dos, y entramos en conflicto
directo con Deuteronomio 6:4.

Hermano sepa que Dios es uno y el Mesías es su hijo y no hay otro Dios ni otro Mesías.

Yeshúa y el judaísmo

Durante las últimas décadas ha estado ocurriendo un sorprendente cambio en la actitud


de muchos judíos hacia el Maestro de Nazaret, a quien los hebreos modernos llaman
“Yeshúa” los gentiles de tradición griega llaman “Jesús” y muchos israelitas mesiánicos
llaman Yeshúa o Yahoshúa conforme al hebreo antiguo. Pero no es menos sorprendente
que este “despertar judío” hacia Yeshúa de Nazaret está balanceado a su vez por un
cambio de actitud de muchos gentiles hacia la fe de Israel, la fe que practicó el Nazareno
en toda su pureza.
Esta nueva tendencia debe desembocar, naturalmente, en una re interpretación del
Nazareno que armonice adecuadamente con el trasfondo judío en que nació, vivió y
murió el Maestro Yeshúa. Por demasiados siglos ya la cristiandad ha estado presentando
a Yeshúa como si fuera un gentil de habla griega, y hasta con un nombre de origen
griego: Jesús. Con razón el mundo no ha entendido todavía el verdadero mensaje que
nos trajo este gran Maestro. Para entender a Yeshúa es imperativo situarlo en el
trasfondo cultural y religioso del judaísmo del primer siglo.

La Nacionalidad de Yeshúa

En los archivos del Templo de Jerusalén se guardaban cuidadosamente los registros


genealógicos de todos los israelitas varones, especialmente de los primogénitos. Esto fue
así hasta el año 70 de la Era Común (EC), cuando los romanos arrasaron el Templo. Que
estas genealogías se conservaban con gran cuidado se demuestra por el hecho de que
todas las familias en Israel podían ir a su pueblo natal a registrarse en censos como el de
César Augusto (Lucas 2: 1-5). Se registra en Lucas 2:36 que la profetisa Ana era “de la
tribu de Asher.” De estos antiguos archivos seguramente Mateo y Lucas obtuvieron los
nombres para sus listas genealógicas de Yeshúa, ya que los mismos estaban disponibles
al público para examen.

Por estos registros antiguos sabemos con certeza que Yeshúa fue judío de nacimiento,
hijo de una virgen judía llamada Miriam (María), e hijo adoptivo de un judío llamado
José. Era un hecho bien conocido en sus días que él descendía del Rey David y, de hecho,
muchas personas lo llamaban “Hijo de David” (esto es, descendiente de David”) – Mateo
9:27; 15:22.

Consideremos ahora algunos datos que ponen de manifiesto la judeidad de Yeshúa:

¨ Fue circuncidado al octavo día, tal como lo mandaba la Toráh. (Luc. 2:21).

¨ Cuando alcanzó la edad del “Bar Mitzvah,” lo llevaron al Templo, “según la costumbre
de la fiesta” (Luc. 2:42).

¨ Cuando comenzó su ministerio público, a la edad de 30 años, la gente lo llamaba


“Rabí”, (Juan 3:2).

¨ Junto al pozo de Jacob, en Sicar, una mujer lo reconoció como judío, probablemente
por su apariencia física y su manera de vestir. (Juan 4:9).

¨ Yeshúa usaba en sus ropas los flecos (tzitzit) que ordenaba la Toráh en Núm. 15:38-41 y
Deut. 22:12, (Mat. 9:20; 14:36). Números 15:38 explica los flecos como recordatorios de
los mandamientos de YHWH; y, según la tradición el cordón morado es símbolo del cielo,
el trono de YHWH. Por esto los enfermos tocaban esperanzados los bordes de su manto,
(Mat.9:20; 14:36).

¨ Yeshúa mismo dijo que su ministerio estaba dirigido a los judíos (Mat. 10:6); y, con un
par de excepciones, sus milagros y sus discursos se dirigieron siempre a sus paisanos
judíos. En todas las ciudades judías adonde iba hacía el bien, curaba los enfermos y
enseñaba el mensaje del Reino. ¿Es maravilla pues que el común del pueblo judío en
aquellos días amara a este benefactor judío? Aún sus enemigos tuvieron que reconocer:
“Ningún hombre habló jamás como este hombre”. –Juan 7:46.

¨ Yeshúa asistía todos los sábados a la sinagoga, y hasta le daban parte en la lectura de la
Toráh. (Lucas 4:16).

Joseph Klausner, conocido y distinguido escritor judío contemporáneo, dijo: “Es por lo
tanto manifiesto que [Yeshúa] fue un verdadero judío de familia judía, porque Galilea en
su tiempo estaba poblada principalmente por judíos; aunque no puede haber mayor
prueba de su judeidad que su carácter y modo de vida esencialmente judíos”. –Jesús of
Nazareth, pag. 233.

Sus Enseñanzas

Aunque Yeshúa se opuso a algunas interpretaciones rabínicas de la ley, de ningún modo


se opuso a la ley misma. Al contrario, pues una vez dijo: “No piensen que he venido a
abrogar la ley”… (Mat.5:17). Al decir esto demostró que acataba la ley de YHWH que
decía: “No añadirás a la palabra que yo te mando, ni quitarás de ella” (Deut. 4:2).

El “Shemá” ha sido por generaciones la creencia fundamental de la fe israelita: “Oye,


Israel, YHWH es nuestro Poderoso, YHWH es Uno,” (Deut. 6:4). Cuando un paisano judío
le preguntó a Yeshúa cual era el mandamiento más importante de la ley, él respondió
como respondería todo buen judío, con el “Shemá”: “Oye, Israel, YHWH es nuestro
Poderoso, YHWH es Uno”. (Marcos 12:29).

Cuando cierto joven judío le preguntó a Yeshúa qué tenía que hacer para heredar la vida
eterna, el Maestro le dio la respuesta que le habría dado cualquier buen rabino: “Guarda
los mandamientos”. (Mat. 19:17).

Es claro que a través de todo el evangelio permea el sabor puramente judío de las
enseñanzas de Yeshúa.

Testimonio de Dirigentes Judíos Modernos

Joseph Klausner escribió: “[Yeshúa]…presentaba el antiguo material de una manera más


impresionante que los sabios de Israel, y en todos sus dichos dejaba la huella de una
personalidad única que lo movía a incorporar su enseñanza en la práctica real.” –Jesús of
Nazareth, Pág.114.

El Dr. Kaufman Kaher, famoso rabino del Templo Beth-El en NY, conocido como el más
grande teólogo judío en América, dijo: “[Yeshúa], el hombre viviente, fue el maestro y
practicante del más tierno amor a Elohim y al hombre, el parangón de la piedad, la
humildad y la entrega propia;… Fue uno de los mejores y más fieles hijos de la sinagoga…
No tenía nada de la rigidez del hombre de escuela, nada del orgullo del filósofo y el
recluso, ni aún el implacable celo del profeta antiguo para excitar la ira popular; vino
solamente a llorar con los que lloran, a levantar al abatido, a salvar y a sanar.” –Religión
de Verdad, justicia y Paz, Pág.117.

James Parker escribió: “[Yeshúa] vivió y murió como judío; y nuestro presente
conocimiento del judaísmo farisaico nos capacita también para ver que en los
fundamentos de su enseñanza, en su mensaje sobre la naturaleza del Todopoderoso y
del hombre, sobre el Reino del Poderoso y sobre las relaciones del hombre con su
prójimo y con su padre en el cielo, no hay nada que no surja de su trasfondo judío, o que
no se encuentre entretejido en el judaísmo”. –Judaísmo y Cristianismo, Pág.41.

El Dr. Leo Baeck, uno de los más notables eruditos en el judaísmo moderno, nos ofrece
este cuadro de Yeshúa de Nazaret:

“En el antiguo evangelio que se abre delante de nosotros, encontramos a un hombre de


rasgos nobles que vivió en la tierra de los judíos en tiempos tensos y excitados y ayudó y
laboró y sufrió y murió: un hombre proveniente del pueblo judío que caminó por
senderos judíos con fe y esperanzas judías. Su espíritu se sentía en casa con las Sagradas
Escrituras, y su imaginación y pensamiento estaban anclados allí; él proclamó y enseñó
la Palabra del Todopoderoso porque el Todopoderoso se la había dado para oírla y
predicarla. Nos enfrentamos a un hombre que ganó sus discípulos entre su pueblo:
hombres que habían estado esperando al Mesías, el hijo de David, que había sido
prometido;… En esta antigua tradición contemplamos a un hombre que es judío en cada
cualidad y rasgo de su carácter, manifestando en todo aspecto lo que hay de bueno y
puro en el judaísmo.

“Únicamente en el suelo del judaísmo se habría podido desarrollar este hombre como se
desarrolló; únicamente en este suelo también, habría podido hallar discípulos y
seguidores como los que halló. Aquí solamente, en esta esfera judía, en esta atmósfera
judía de confianza y anhelo, podía este hombre vivir su vida y encontrar su muerte –un
judío entre judíos. La historia judía y la reflexión judía no pueden pasarlo por alto ni
ignorarlo. Desde que él vino a existir, no ha existido un tiempo sin él; ni ha habido un
tiempo que no haya sido desafiado por la época que lo considera a él como su punto de
partida.

“Cuando esta antigua tradición nos confronta de esta manera, entonces el Evangelio,
que era originalmente algo judío, viene a ser un libro –y ciertamente no pequeño–
dentro de la literatura judía. Esto no es porque, o no únicamente porque, contiene
declaraciones que también aparecen en la misma forma o en forma semejante en las
obras judías de aquel tiempo. Ni es tal –de hecho, es menos así– porque el hebreo o el
arameo irrumpan una y otra vez a través de la formación de palabras y la formación de
oraciones de la traducción griega. Es un libro judío más bien porque –completa y
exclusivamente porque– el aire puro de él está lleno y el que se respira es el de las
Sagradas Escrituras; porque un espíritu judío y ningún otro, vive en él; porque la fe judía
y la esperanza judía, el sufrimiento judío y la angustia judía, el conocimiento judío y las
expectaciones judías, y éstas solamente, resuenan a través de él –un libro judío entre los
libros judíos. El judaísmo no debe pasarlo por alto, ni mal entenderlo, ni debe querer
deshacerse de todos sus reclamos a estas alturas. Ahora también, el judaísmo debería
comprender y tomar nota de lo que es suyo”. –Judaísmo y Cristianismo, Págs. 100-102.

Siendo que los pensadores judíos están haciendo una re evaluación de Yeshúa, y lo están
viendo cada vez más como un hijo modelo de Israel, ¿no deberían hacer lo mismo los
gentiles? No basta con reconocer que el Gran Maestro era judío, es importante
reconocer también que él no vino con el propósito de fundar una religión nueva y
diferente de la fe israelita que se basa en las Sagradas Escrituras. Es tiempo ya de que
todos hagamos a un lado de una vez las ideas preconcebidas y re evaluemos a Yeshúa
com deo lo que fue: el más grande exponente de la fe de Israel, la fe hebrea, que jamás
haya existido, y como tal, sigamos sus enseñanzas.
¿ABOLIÓ JESUS LA LEY DE MOISES?

Siempre oímos a “creyentes” decir que la Ley no está vigente, surge la pregunta:

¿Dios hizo algo imperfecto? La respuesta es: ¡No! Es imposible que el Todopoderoso
haga cosas imperfectas. Lo que él tiene son planes y propósitos y en base a éstos es que
El ha modificado pactos, por amor a los suyos para poder salvarlos. No obstante hay
gran parte de personas en la religión cristiana que dice que ¡¡Ya no estamos bajo la Toráh
(Ley)!! Por lo cual los mandamientos ahí escritos ya no debemos guardarlos. ¿Es cierto
esto? ¿Será que todos los mandamientos y preceptos de la Toráh, están totalmente
anulados? Yeshúa vino a cambiar y a modificar mandamientos según dice la doctrina
que postula que la Toráh (Ley) no está en vigencia, ¿Pero cuál es la verdad pura y escueta
de la Biblia? Es lo que con la ayuda de Elohim veremos en este estudió.

Yeshúa no cambio los mandamientos…

Yeshúa no vino a implantar una nueva religión, sino más bien, a darnos el verdadero
camino al Padre (Juan 14:6), el cual ya se habían extraviado muchos Israelitas. Por esto
es que es imposible que el Mesías, el ungido de Elohim, el que sirve al Creador de la
Toráh, haya venido a enseñar lo contrario a su Padre. En Mateo 5:17 al 20 leemos
palabras claves del Mesías Yeshúa:

“No penséis que he venido para abrogar la ley (torah) o los profetas; no he venido para
abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la
tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley (torah), hasta que todo se haya cumplido.
De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y
así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas
cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no
entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 5:17-20)

Como podemos ver este pasaje es sumamente claro, en el encontramos la respuesta a la


pregunta principal de este articulo. Yeshúa mismo reconoce no tener en mente ABOLIR
la Toráh, sino mas bien llevarla a cumplir. Ahora bien para entender mucho mejor, ¿Qué
es “abolir”? El diccionario RAE nos da el real significado de esta palabra:

“Abolir: Derogar, dejar sin vigencia una ley, precepto, costumbre, etc.” (RAE).
Como podemos ver, “abolir” es dejar sin vigencia o derogar tal como lo dice la RAE. Por
otra parte para un mayor entendimiento, debemos saber cual es el verbo griego que se
usa para la palabra “abolir”, en griego es “katalúo” que es; “abrogar, derribar, deshacer,
destruir, desvanecer, posar”. Al tener esta información, nos volvemos a preguntar ¿Cómo
es que dicen algunos que la Torah ya no esta vigente? No cabe esa interpretación de las
escrituras, cuando es el mismo Yeshúa quien dice, que no vino a dejar sin vigencia la
Toráh, no vino a derogar, ni a destruir, ni a derribar, ni a deshacer, etc., sino que a
cumplir la Toráh.

Ahora bien, si el Mesías Yeshúa no vino a dejar sin vigencia, sino que a “cumplir” como
dice la RV, debemos saber cuál es el significado de la palabra “cumplir”, el verbo griego
para dicha palabra es “pleróo” que tiene como connotaciones: “perfecto, rellenar, suplir,
terminar, lleno, llena, atestar, al cabo, completar, completo, completa, cumplidamente,
cumplir” ¿Qué quiere decir esto? Que el Mesías no traía una nueva Toráh, ni mucho
menos una nueva religión, ni venia solo a cumplir, a manera de obedecerla solamente,
sino mas bien a completar, dando el correcto sentido de ėsta. E es la “palabra” o la
“Toráh” hecha carne (Juan 1:14), por lo cual nos trajo la correcta luz en relación a estas,
y con aquella luz mostró el propósito real de la Toráh, dar el conocimiento del pecado en
su totalidad. (Romanos. 4:15).

En relación al pasaje de Mateo 5:17, las distintas versiones bíblicas nos dan una luz
mucho más amplia veamos:

(BL95) No crean que he venido a suprimir la Ley o los Profetas. He venido, no para
deshacer cosa alguna, sino para llevarla a la forma perfecta.

(BLS) "No crean que vine a quitar la ley ni a decir que la enseñanza de los profetas ya no
vale. Al contrario: vine a darles su verdadero valor.

(DHH) "No crean ustedes que yo he venido a suprimir la ley o los profetas; no he venido
a ponerles fin, sino a darles su pleno valor

Notemos, estas versiones entre otras, concuerdan en que Yeshúa jamás vino a dejar sin
vigencia a la Toráh sino que a darle su real sentido y valor, el que los hombres
comiencen a obedecer a Dios en el ruáj (espíritu) observando la Toráh que Èl escribiría
en nuestros corazones. (Jeremías. 31:33) (Hebreos 8: 8-13).

El Mesías hablo de mandamientos y que quien los enseñara y practicaba ese seria
llamado grande en el reino de los cielos. (Mateo. 5:18-19). Estos mandamientos no están
escritos en ningún otro lugar que no sea en la Toráh de Elohim. Por lo tanto la invitación
de Yeshúa, no es a solo “amar a Elohim y al prójimo” (Marcos. 12:30.) (Deuteronomio.
6:3-4) mandamientos que resumen la Toráh, y que además se encuentran en ella, sino
que a demostrar ese amor en detalle, guardando todos los mandamientos de Elohim,
veamos:

“Al salir Èl para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de Èl,
le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Yeshúa le dijo:

¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo uno, Elohim. Los
mandamientos sabes: No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No
defraudes. Honra a tu padre y a tu madre. (Mar. 10:17-19)

Por cierto estos mismos mandamientos que Yeshúa refiere al Joven rico, se encuentran
registrados en la Toráh. (Éxodo. 20:1-17) El Mesías nos enseño a aguardar los
mandamientos, estos no eran suyos propios sino los que su Padre desde antes ya había
estipulado.

“Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero si no


creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras? (Juan 5:46-47)

Evidentemente que si no creemos a lo que Moisés escribió ordenado por Elohim, menos
creeremos que los mandamientos de Yeshúa son los mismos del Sinaí. Aquí la gran
importancia de saber que los mandamientos de Yeshúa, son los de su Padre, pues el hijo
nada hace sin que su Padre se lo ordene. (Juan 5:19).

“Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio


mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento
es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho” (Juan
12:49-50)

“El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino
del Padre que me envió” (Juan14:24)

Como vemos Yeshua jamás hablo por su propia cuenta y todo lo que el hablo lo dijo tal
como el Padre se lo ha ordenado, ¿Qué significa esto? Que los mandamientos que
Yeshúa mando guardar no son mandamientos de su ocurrencia, sino que son los de su
Padre, los cuales están en la Toráh, Yeshúa no fundó una religión con nuevos
mandamientos sino más bien nos trajo a la luz correctamente los mandamientos de su
Padre. Veamos:

“Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15)

“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama,
será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él” (Juan 14:21)

“Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado


los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor” (Juan 15:10)

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