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IFDyT 9-030 Del Bicentenario

Espacio curricular: Didáctica de las Artes Visuales I

Diseño Curricular Jurisdiccional para primaria


Provincia de San Luis
Fundamentos disciplinares

Fundamentación de la Educación Artística


Introducción histórica sobre los enfoques en educación artística.
La educación artística ha circulado históricamente por tendencias que aún en la actualidad conviven
en nuestras escuelas provinciales, la tecnicista y la expresivista. La primera, enmarcada en las
pedagogías tradicionales conductistas y en la idea de Bellas Artes, se consolida durante el siglo XIX,
entiende la educación artística desde una mirada que prioriza el hacer y se centra en la obra. Este
enfoque trabaja a partir del desarrollo lineal y creciente de saberes fácticos obtenidos a partir de la
repetición sistemática de modelos, técnicas y procedimientos para la generación de una producción
artística correcta en términos de elaboración. El problema de este enfoque reside en la desconexión
con el contexto socio histórico, las propuestas artísticas contemporáneas y en el desconocimiento de
los procesos cognitivos del arte, lo cual genera el vaciamiento de significados vinculados a las
necesidades comunicativas y expresivas del alumno. Aunque esta tendencia no pretende la
formación de artistas, jerarquiza a los estudiantes con ciertas habilidades naturales para las artes,
causando frustración en aquellos niños que no consiguen llegar a las metas propuestas por el
docente. La evaluación se centra en el producto devenido de la técnica y los procedimientos.

La tendencia expresivista, que se desarrolla en la primera mitad del siglo XX, se presenta en
confrontación con la anterior. Ligada a las pedagogías emergentes, vinculadas a la nueva escuela,
que prioriza al niño y sus saberes innatos basada en los planteos formales de las vanguardias
artísticas, entiende al arte como representación del yo interno. En este sentido, la educación artística
tiene la mirada puesta en el individuo que produce, siendo la producción libre, vehículo de la
expresión de sensaciones, emociones y sentimientos el objetivo de las actividades. Supone el arte
en la escuela como un proceso personal descontextualizado y vacío de significado social, donde el
docente actúa como guía motivadora. Estas prácticas desvinculan la educación artística de sus
saberes específicos, de sus aportes cognitivos y de su intencionalidad comunicacional y como el
enfoque anterior destaca a los estudiantes con habilidades naturales sobre aquellos que presentan
dificultad. Al no contemplar el desarrollo sistematizado de la producción, la evaluación se centra en el
resultado, entendiendo el quehacer artístico como una forma de entretenimiento basado en lo
creativo y emotivo, factores que redujeron a las disciplinas artísticas a los estratos menos
significativos de la currícula escolar.
En los años noventa, con el auge de los mass-media, del diseño y las industrias culturales masivas,
surge un enfoque que apela a la educación en artes a partir del concepto de lenguaje. Las artes son
entendidas desde de la semiótica y las teorías de la comunicación. Se prioriza la enseñanza de los
elementos específicos de cada disciplina artística, sobre todo aquellos que apuntan a los aspectos
formales. Estos elementos (códigos) de los lenguajes artísticos son enseñados en forma fraccionada,
como conceptos universales cerrados que en la práctica educativa carecen de la conexión necesaria
que debe existir en toda experiencia artística entre forma, contenido y contexto para que sea
significativa y vivenciada en toda su complejidad como proceso personal y colectivo. El resultado de
estas ejercitaciones son producciones que, al desatender a los aportes que realiza el conocimiento
en artes, no pueden vincularse ni a formas tradicionales ni a propuestas artísticas contemporáneas
desconectando al estudiante del mundo simbólico cultural actual.
La estructura de la producción generada de acuerdo a las condicionantes dadas, es el fin de la
enseñanza y lo evaluable.
La sociedad actual y los nuevos paradigmas en la concepción de arte en el contexto
contemporáneo
En la actualidad hay cambios en las ideas que conciben el concepto de arte, generando prácticas
artísticas donde se rompen las categorizaciones tradicionales.
La adhesión de producciones populares o urbanas a las ya consolidadas, así como la ruptura de los
límites de las disciplinas artísticas, la incorporación de acciones estéticas que interpelan a diferentes
campos sociales sumados a los cambios en los ámbitos de producción y difusión que proponen las
nuevas tecnologías, presentan a las artes contemporáneas como hechos sociales insertos en un
contexto concreto y democrático y no privilegio de los sectores acomodados de la sociedad.
Esta realidad supone cambios en los enfoques educativos mencionados en tanto que intima a
propiciar herramientas que construyan en el niño la capacidad de comprender, ser críticos y producir
el arte de su tiempo, no solo por propiciar su desarrollo cognitivo, estético o comunicacional, sino
porque ante todo se entiende que la experiencia artística es un derecho.

Nuevos enfoques:
Hoy los nuevos enfoques entienden que las producciones artísticas son hechos sociales
contextualizados, por lo tanto, insertos en una realidad socio histórica determinada que incorpora
estéticas y manifestaciones simbólicas de diferentes estratos culturales.
En este marco, la democratización del arte y de la cultura nos interpela como docentes, lo que
requiere incorporar en la escuela experiencias artísticas que posibiliten reconocer los lugares que
ocupan nuestros estudiantes en la sociedad así como visibilizar la existencia de la otredad. Estas
vivencias promueven nuevas formas de pensar, imaginar y representar diferentes posibilidades de
situarse en el contexto.
Por otro lado estas prácticas artísticas aportan a la construcción de formas subjetivas personales y
colectivas que fomenten la construcción identitaria, el respeto y la tolerancia.
Estos recorridos estéticos integran de esta forma tres ejes fundamentales de la experiencia artística:
interpretación, producción con sentido y contextualización.
La interpretación posibilita al estudiante reconocer, desde diferentes abordajes, los significados y
sentidos que contienen las representaciones que proponen las diferentes disciplinas artísticas. Esto
propicia la generación de conocimiento en la medida que el estudiante es un lector crítico de su
contexto cultural. También los procesos de interpretación se ponen en juego en la producción, es
decir que interpreta quien produce en la medida que su obra se vincula con su hoy y ahora. En este
proceso de producción el estudiante otorga a su representación diferentes sentidos sociales,
poéticos, metafóricos, expresivos o ficcionales que emanan de su contexto y su visión del mundo y,
que al ser comunicados, permite cotejar con otras miradas generando en ese proceso el
pensamiento crítico. El conocimiento adquirido de esta forma no solo permite la maduración cognitiva
de ordenamiento y racionalización, sino que posibilita el conocimiento que estimula el desarrollo
humano en la medida que construye un sujeto social e histórico capaz de transformar su realidad.
Los nuevos enfoques comprenden al arte como un área de conocimiento, como espacio de
producción de sentido a través de la experiencia estética, la cual adquiere significación en un
contexto cultural determinado. Según Javier Abad Molina “la Educación Artística puede realizar
importantes aportaciones en todo tipo de contextos humanos, como espacio de reflexión crítica y
también como territorio para el intercambio y la promoción del otro como portador de innovación,
riqueza y diversidad.”

Metodología de los nuevos enfoques


Los nuevos enfoques proponen una metodología de trabajo que supone la vivencia del estudiante, en
forma personal o colectiva, de diferentes experiencias artísticas que incluyan de manera integrada la
interpretación, la producción, la reflexión y la evaluación.
La incorporación de las técnicas, los procedimientos y los elementos o medios del lenguaje artístico
debe hacerse en forma gradual y progresiva en el proceso de interpretación, ideación y producción,
con el fin de proporcionar al estudiante estrategias que posibiliten la generación de un discurso
artístico con sentido social, metafórico, ficcional, sensible y/o poético que esté vinculado a su mirada
del mundo.
Está metodología supone el abandono de las prácticas educativas tradicionales en las artes, y se
torna indispensable el acercamiento del estudiante en el aula a las manifestaciones artísticas
contemporáneas, locales y regionales, cultas y populares, reales y virtuales en los ámbitos de
interpretación y producción para la formación de sujetos críticos de su contexto social, cultural e
histórico y la consolidación de la identidad local, provincial, nacional y latinoamericana.
La metodología de trabajo debe ser el aula taller ya que da la posibilidad de una participación
integrada de los estudiantes. En estas prácticas se genera un proceso de aprendizaje áulico en
donde todos los niños son los hacedores del conocimiento a partir de la puesta en práctica de
estrategias didácticas y lúdicas (entendiendo el juego como una forma de aprender, valorar, crear,
imaginar y construir de forma placentera), para arribar a la experiencia artística, reconociéndose
como creadores de la propuesta realizada.

La evaluación de estas vivencias artísticas no pueden apuntar solo al resultado obtenido, sino que
deberá considerar los procesos que se articularon en ese resultado. Procesos que contienen saberes
y capacidades y que se van generando en la experiencia misma, Esta experiencia contiene
instancias procesuales de interpretación (entendiendo la interpretación como interpelar a la obra para
encontrar posibles sentidos y significados) , ideación, producción, reflexión y siempre estarán
vinculados al contexto del estudiante. La complejidad de este abordaje evaluativo nos condiciona a
estipular los momentos adecuados, dentro del proceso general, para evaluar los procesos
particulares. Esta nueva tendencia evaluativa se opone a las formas tradicionales de evaluación en
artes en las que las técnicas y los elementos del lenguaje se enseñaban y evaluaban en forma
fraccionada y fuera de la experiencia artística.

Dejamos para el final, por su importancia, que estas propuestas artísticas reflexivas posibilitan el
abordaje desde múltiples perspectivas y en diferentes procesos interpretativos y productivos de
temas centrales en la educación actual que son: los derechos de niño, los derechos humanos, la
igualdad de géneros, la tolerancia a la diversidad sexual, social, racial, etc. según las necesidades
contextuales.

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