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LAS PERIPECIAS DE JOB

Es claro que el libro de Job es una excelente obra maestra del movimiento
sapiencial de Israel, el texto comienza con una narración en prosa y después una
sucesión de diálogos, en un resumen bastante bueno del libro cito la introducción
del libro de Job de la Biblia de Jerusalén para dar apertura a mi breve análisis:

Érase una vez un siervo de Yahvé, llamado Job, que vivía rico y feliz. Dios
permitió a Satán que lo probara para ver si seguía siendo fiel a pesar de
su infortunio. Herido primero en sus bienes y sus hijos, Job acepta que
Yahvé se tome lo que le había dado. Herido en su carne con una
enfermedad repugnante y dolorosa, Job sigue sumiso y rechaza a su
mujer, que le aconseja maldecir a Dios. Luego, llegan tres amigos suyos
a compadecerle: Elifaz, Bildad y Sofar1.

En un primer momento se ve a Job como aquella persona agradecida con


Dios por todos los bienes recibidos, después de no tener nada sigue siendo
agradecido pues dirá: “Si aceptamos de Dios los bienes, ¿Por qué no recibir los
males?2, se ve el testimonio de un hombre creyente agradecido con su Dios, firme
a sus convicciones y a su fe.

Por otro lado tenemos a un Dios que en un dialogo en el cielo con Satán cae
aparentemente en el juego del Acusador3, pues vemos a un Dios con características
muy antropomorfas en el ámbito de lo visceral, ya que quiere demostrarle a Satán
que Job seguirá fiel inclusive en la desgracia.

Sale aquí a colación un primer punto, se puede ver claramente una especie
de determinismo en el texto, pues es Dios quien da permiso al demonio poner a
prueba a Job, piénsese en un Job trabajador, honrado, fiel creyente, que estaba
haciendo sus actividades cotidianas, disfrutando de su “libertad” cuando en realidad
está siendo la marioneta de un ser Todo poderoso, capaz de demostrar la fe y la
convicción en él a través de daños materiales y físicos a uno de sus más fieles
creyentes.
La libertad de Job queda anulada, la misma introducción al libro de Job de la
Biblia de Jerusalén dirá más adelante: “Esta es la lección religiosa del libro: el
hombre debe persistir en la fe incluso cuando su espíritu no encuentra sosiego.” Es
entonces cuando se puede notar que pese al determinismo aparente de Dios sobre
la creación siempre habrá algo que mantenga firme la fe, ese deber de mantenerse

1 N.B., Este pequeño texto fue tomado de la introducción de la Biblia de Jerusalén de la última
edición revisada del año 2009 en español.
2 Cfr., Job. 2, 10.
3 Cfr. VON Rad Gerhard, La acción de Dios en Israel: ensayos sobre el Antiguo Testamento, Trotta,

Madrid, 1996, p. 73
firme, inclusive el hombre no tiene apertura a expresar su sufrimiento, pues más
adelante en el texto sagrado llegarán los amigos de Job a consolarlo, pero cuando
Job es tocado y llagado y por fin quiere maldecir el día de su nacimiento sus amigos
lo detienen diciéndole que mejor busque a Dios.

Desde este punto de vista se niega la naturaleza humana de ser un ser


sentiente, el hombre no debe más que soportar el sufrimiento que Dios le pueda
ocasionar por el deber de mantenerse firme en la fe, pero ¿a costa de qué?, dirá
San Pablo en su carta a los romanos 8,18: “Los sufrimientos del tiempo presente no
son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros”, el lenguaje
poético incluso del libro de Job despiertan hermosos sentimientos, pero otra
pregunta sería: ¿necesariamente debe sufrir el hombre aquí en la tierra para poder
llenarse de gloria y de gozo allá en el cielo como Lázaro? ¿acaso no es una postura
demasiado injusta la de Dios? ¿Qué sentido tendría nacer en este mundo si algunos
solo vinieron a sufrir, pero tienen la firme esperanza que gozarán en el cielo?

Son preguntas que ciertamente chocan con la lógica humana racional,


inclusive Kant al momento de habla de Teodicea la entenderá como: “la defensa de
la sabiduría más alta del creador contra las acusaciones que la razón trae contra
ella4”, pero ¿es justa una defensa de Dios cuando él es una figura Todo poderosa y
libre de hacer con su creación lo que le plazca?.

Quizá algunas personas con una fe fervorosa dirán ante la defensa de Dios:
“es que Dios es perfecto y sabe lo que hace”, “sus caminos no son nuestros
caminos”, “aun en líneas torcidas Dios puede escribir de manera recta” y está bien,
pero que paranoico seria estar pensando que mi comportamiento debe ser bueno
por el hecho de que un ser Todo poderoso me puede castigar, o que si ese ser tiene
benevolencia me bendecirá, pero sino me castigará.

Al final de este breve ensayo se puede concluir que siempre los temas en
relación con textos religiosos entraran en gran choque con la razón, será que se
cumple lo que dice Mateo 11,25: “Yo te alabo Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a la
gente sencilla”, pese a esto no se debe entender que la fe es para la gente ignorante,
al contario, sino que es para aquellas personas con un corazón noble que pueden
soportar de manera fiel todo el sufrimiento que ocasiona el mundo o inclusive que
provoca y permite el creador para llevar a fin su magnífico plan de salvación.

4Cfr., Immanuel Kant sobre el libro de Job, recuperado el 21 de marzo de 2019, disponible en
https://tbpd.wordpress.com/2011/12/15/immanuel-kant-sobre-el-libro-de-job-o-una-interpretacion-
autentica-de-la-existencia-del-mal/
Referencias:
Immanuel Kant sobre el libro de Job, recuperado el 21 de marzo de 2019, disponible
en https://tbpd.wordpress.com/2011/12/15/immanuel-kant-sobre-el-libro-de-
job-o-una-interpretacion-autentica-de-la-existencia-del-mal/

Dir. UBIETA López José Ángel, et.al., Biblia de Jerusalén, Bilbao, 2009, 1891 pp.

VON Rad Gerhard, La acción de Dios en Israel: ensayos sobre el Antiguo


Testamento, Trotta, Madrid, 1996, p. 73

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