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Seminario Derecho Internacional Público

Controversia sobre la Negociación Marítima


(Bolivia c. Chile)
Parte Escrita

Profesor Hernán Salinas Burgos

Vicente Rivera Ruiz


Pía Rojas Urzúa
Arturo Saffie Vega
Danae Sukni Guzmán
Pilar Torrealba Catalán
Sara Zarzuri Levinao
El 24 de Abril de 2013, una delegación boliviana presentó la demanda de negociación
marítima contra la República de Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para,
posteriormente, entregar su memoria el 15 de Abril de 2014. Chile, haciendo uso de su
derecho, presentó excepciones preliminares con el objeto de cuestionar la competencia de la
Corte. El 24 de Septiembre de 2015, la Corte desestimó las objeciones realizadas,
declarándose competente y dando lugar, por tanto, a las fases escritas y orales del proceso.
De esta manera, en el petitorio de la demanda boliviana se le solicita a la Corte que determine
que: (i) “Chile tiene la obligación de negociar con Bolivia un acuerdo que le otorgue a ésta
una salida soberana al Océano Pacífico”; (ii) “Chile ha incumplido dicha obligación”; y (iii)
“Chile debe cumplir dicha obligación de buena fe, pronta y formalmente, en un plazo
razonable y de manera efectiva, a fin de otorgar a Bolivia un acceso soberano al Océano
Pacífico”.1
En conformidad a la demanda interpuesta ante la CIJ, la presente postura boliviana
plantea que Chile se ha comprometido y obligado a negociar una salida boliviana
soberanamente marítima al Océano Pacífico. El razonamiento fundamental subyace en que
la Corte reconozca que, producto de las propuestas oficiales realizadas y otras razones,
Bolivia ha adquirido un derecho expectaticio, es decir, la “posibilidad, más o menos cercana
y probable, de conseguir un derecho, acción, herencia, empleo u otra cosa, al ocurrir un
suceso que se prevé o al hacerse efectiva determinada eventualidad”2. En virtud de lo
anterior, por medio de superficies septentrionales actualmente chilenas, se le permite a
Bolivia negociar un acceso soberano al Océano Pacífico y, Chile, como parte demandada se
ha obligado a concretarlo en cuanto responsabilidad respecto de un derecho expectaticio.3
Por lo tanto, la hipótesis de la presente exposición radica en que Bolivia ha adquirido
un derecho expectaticio – o legítima expectativa – entendiéndose como aquella acción o
derecho que se tiene para conseguir alguna cosa en adelante4, en este caso, la obligación
chilena de negociar un acceso soberanamente marítimo a favor de Bolivia. Corresponde,
entonces, demostrar la existencia de esta expectativa de derecho por medio de tres
argumentos: uno basado en las declaraciones unilaterales, otro en la buena fe, y otro en la
relevancia de una salida marítima soberana.
En primer lugar, la República de Chile ha revelado la existencia del mencionado
derecho expectaticio y la obligación de negociar con Bolivia por medio de una amplia gama
interconectada de declaraciones jurídicas unilaterales, lo que se profundiza al combinarse
con acuerdos internacionales, prácticas diplomáticas y afirmaciones de sus representantes.5


1
MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES DE BOLIVIA (2014): El Libro del Mar (La Paz, Dirección Estratégica
de Reivindicación Marítima, segunda edición), p. 76.
2
CABANELLAS DE TORRES, Guillermo (1993): Diccionario Jurídico Elemental (Buenos Aires, Editorial
Heliasta S.R.L., undécima edición).
3
RAMACCIOTTI, Beatriz (2013): “El caso de Bolivia contra Chile en La Haya; derechos «expectaticios» y
reivindicación marítima»”, Boletín Virtual del Instituto de Estudios Internacionales, vol. V, N° 26: pp. 1-2.
4
OSSORIO, Manuel (1974): Diccionario de Ciencias Jurídica, Políticas y Judiciales (Guatemala, Datascan S.A.,
primera edición electrónica).
5
Op. Cit., Libro del Mar, pp. 75 – 76.

1
De esta manera, surgen declaraciones unilaterales formuladas por Chile con la intención de
producir determinados efectos jurídicos en virtud del derecho internacional6, las que revelan
la configuración de una expectativa de derecho a favor de Bolivia respecto de la obligación
de negociar una salida soberana al mar.
De la amplia gama de declaraciones identificadas7, para efectos de esta exposición,
corresponde remitirse a dos de los más importantes: el Acuerdo Emergente del Intercambio
de Notas de 1950 y los Compromisos Emergentes de la Negociación de Charaña (1975 –
1978). En el primer caso, el Presidente Videla y el Ministro Walker, junto con el Canciller
Solares y el Embajador Ostria, iniciaron un intercambio de notas cuyo objeto fue posibilitar
un acceso soberano de Bolivia al Océano Pacífico proponiendo iniciar oficialmente un
proceso de negociación dirigido a encontrar un método para tales efectos.8 Incluso, el
Ministro Walker por medio de una nota del 20 de Junio del mismo año, afirmó que “[Chile]
está llano a entrar formalmente en una negociación directa destinada a buscar la fórmula que
pueda hacer posible dar a Bolivia una salida propia y soberana al Océano Pacífico […]”.9 En
el segundo caso, el 8 de Febrero de 1975, el General Banzer y el General Pinochet firmaron
la Declaración Conjunta de Charaña, la que dispuso como objetivo “buscar fórmulas de
solución a los asuntos vitales que ambos países confrontan, como el relativo a la situación de
mediterraneidad que afecta a Bolivia […]”.10 Resulta posible, entonces, argumentar que
concurren los requisitos elementales respecto de cada uno de dichas declaraciones
unilaterales, toda vez que afluyen: (i) la manifestación de consentimiento y la intención de
obligarse; (ii) dicha exteriorización volitiva corresponde a la de un solo Estado, a saber,
Chile; (iii) los referidos actos no encuentran su validez subordinada a la de otro acto; y (iv)
éstos son proclives y tienden a producir efectos jurídicos para el Estado formulante.11
Jurisprudencialmente, la Corte en el caso de los Ensayos Nucleares entre Australia y Nueva
Zelanda, por una parte, y Francia, por otra, afirmó que “es bien aceptado que las
declaraciones hechas por la vía de actos unilaterales, respecto a situaciones de hechos o
derecho, pueden tener el efecto de crear obligaciones jurídicas”.12


6
VARGAS CARREÑO, Edmundo (2007): Derecho Internacional Público (Santiago, Editorial Jurídica de Chile,
primera edición), p. 114.
7
Op. Cit. Libro del Mar, pp. 35 – 51: Los Tratados de 1895; Conferencia de París y Liga de las Naciones (1919
– 1922); Acta Protocolizada (1920); Declaraciones del Presidente Arturo Alessandri Palma (1922); Notas del
Canciller Luis Izquierdo (1923); Propuesta del Embajador Miguel Cruchaga (1926); Circular del Canciller
Beltrán Mathieu (1926); Respuesta del Canciller Jorge Matte a la Propuesta de Kellogg (1926); Propuesta
boliviana por la suscripción del Tratado de Lima de 1929 y su Protocolo Complementario; el acuerdo emergente
del intercambio de notas de 1950; el Memorándum del Embajador Manuel Trucco (1961); los compromisos
emergentes de la negociación de Charaña (1975 – 1978); los compromisos de Chile en la OEA (1979 – 1983);
la negociación del “Enfoque Fresco” (1986 – 1987); la agenda sin exclusiones (2000); conversaciones entre los
Presidentes Mesa y Lagos (2004); reuniones entre los Presidentes Rodríguez Veltzé y Lagos (2005); La Agenda
de los 13 Puntos (2006); los últimos intentos de diálogo (2010 – 2011).
8
Ibídem, p. 40.
9
Ibídem, p. 125.
10
Ibídem, p. 43.
11
Ibídem, pp. 115 – 116.
12
Op. Cit., Vargas Carreño, p. 116.

2
El problema principal de la presente controversia radica en que la República de Chile
ha intentado desconocer o retractarse de dichos declaraciones unilaterales, siendo necesario
recurrir a la regla del estoppel. Bajo el aforismo de venire contra factum proprium non valet,
la doctrina de los actos propios implica que “un Estado no puede retractarse de un acto
unilateral suyo cuando otro Estado ha adoptado una determinada medida basada en dicho
acto”.13 Por lo tanto, habiendo Chile representado clara e inequívocamente a Bolivia la
existencia de un derecho expectaticio y la intención de negociar una salida soberanamente
marítima, no puede modificar o alterar tal representación, toda vez que Bolivia – recayendo
en ella – ha modificado su conducta.14 Por último, y conectando con el siguiente argumento,
es perentorio recalcar que la “intención detrás de las declaraciones de Chile difícilmente ha
sido «ambigua u oscura», pero a los fines del estoppel, lo que importa es que Bolivia confió
en ellos de buena fe, y por lo tanto dio lugar a expectativas legítimas”.15 De esta manera, la
referencia anterior no solo refuerza la existencia de declaraciones unilaterales conjugadas al
principio del estoppel, sino que también introduce la imperatividad de la buena fe, siendo
esto el razonamiento que se explicará a continuación.
El segundo argumento, complementando el anterior, se basa en la necesidad de darle
consistencia a las distintas representaciones que ha realizado Chile a lo largo de la historia.
De esta manera, es posible argumentar que el referido derecho expectaticio y la obligación
de negociar se perfilan como obligatorios, toda vez que los actos unilaterales y las otras
representaciones mencionadas encuentran su fundamento en el “principio general de derecho
de la buena fe y la necesidad de salvaguardar la estabilidad de las relaciones
internacionales”.16 La contraparte chilena ha intentado desentenderse de sus
representaciones, afirmando que éstas no tienen un vínculo o nexo causal negando, por tanto,
su carácter formal, obligatorio e interconectado. La respuesta a tal objeción está en este
segundo argumento, ya que en virtud del principio de bona fide, la perdurabilidad de las
relaciones internacionales y la consistencia con el derecho internacional, Chile se encuentra
imposibilitado para negar su comportamiento y, consecutivamente, se encuentra obligado a
negociar un acceso soberano al mar en cuanto derecho expectaticio para con Bolivia.
Además, cabe señalar que se han sentado precedentes jurisprudenciales que entregan
certeza jurídica respecto de la forma en que opera el derecho internacional, y en virtud de lo
cual la Corte ha reafirmado esta postura boliviana respecto a la obligación de Chile. El caso
más ejemplar corresponde al asunto de los Ensayos Nucleares previamente mencionado, en
el cual la Corte expresó que “uno de los principios fundamentales que rigen la creación y el
cumplimiento de las obligaciones jurídicas, cualquiera que sea su origen, es el de buena fe.
La confianza recíproca es una condición inherente a la comunidad internacional”.17 Este


13
Op. Cit., Libro del Mar, p. 119.
14
SALINAS Burgos, Hernán (2018): Apuntes de Clase.
15
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA, Acuerdo Literal (Verbatim Record), Alegato Oral del 19 de Marzo de
2018, Agente Akhavan, p. 30.
16
Op. Cit., Vargas Carreño, p. 115.
17
Ibídem, p. 104.

3
pronunciamiento incidido ciclópeamente en la defensa boliviana. En efecto, así lo ha
expresado el agente Akhavan en su alegato, donde sostiene que “la obligación de negociar
de buena fe es fundamental para la propia noción de derecho internacional. Las reiteradas
promesas de Chile de encontrar una solución no pueden reducirse a un capricho diplomático,
para ser descartadas a voluntad.”18 Es posible concluir, entonces, que la República de Chile
está negando principios consolidados del derecho internacional, considerados indispensables
para perpetuar la estabilidad y cordialidad de las relaciones internacionales.
Por último, aunque jurídico, este argumento se sobre-extiende a consideraciones de
carácter económico y sociocultural, ya que se basa en la relevancia de una salida marítima.
Con respecto al carácter económico, el enclaustramiento territorial ha causado una
serie de consecuencias negativas, debido a la posición de desventaja con respecto a otros
países que efectivamente poseen acceso soberano al mar.19 Es más, “como el propio Chile ha
reconocido, los problemas económicos y de otro tipo que Bolivia sigue padeciendo en
consecuencia son una injusticia que debe ser abordada y resuelta”.20 Dentro de dichas
consecuencias, se encuentran la pérdida de recursos, tales como el salitre, cobre, plata, litio
y riquezas marítimas, además de las dificultades para importar y exportar, dadas las
limitaciones al régimen de libre tránsito.21 Lo anterior afecta (i) el nivel de ingreso, ya que la
mayoría de los estados sin litoral se encuentran dentro de los más pobres de sus regiones,
siendo este el caso de Bolivia; y (ii) sus relaciones en el comercio exterior, puesto que la
situación de mediterraneidad genera costos mayores en el movimiento de mercancías.22
Abordando la arista sociocultural que fundamenta la solicitud de un acceso soberano
al mar, es posible referirse al siguiente antecedente jurídico. El artículo 265 de la
Constitución Política de Bolivia consagra que dicho Estado Plurinacional fomentará en
cuanto objetivo la integración con los demás estados de América Latina en distintas áreas,
particularmente, las sociales y culturales.23 A partir de esta disposición, se desprende que la
política exterior de Bolivia persigue la integración de los pueblos latinoamericanos, en virtud
de un rol estatal ciudadano céntrico.24 Esto se debe al desarrollo de un “sentimiento de
permanencia sociocultural determinado geográficamente […] que modelan cada vez más
fuertemente las vivencias y maneras de pensar de los integrantes de las naciones del
mundo”.25 Continuando, así, con la idea del bien común por sobre el bien del Estado.
Corresponde destacar que con este punto no se está invocando el derecho nacional en cuanto

18
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA, Acuerdo Literal (Verbatim Record), Alegato Oral del 19 de Marzo de
2018, Agente Akhavan, p. 30.
19
Op. Cit., Libro del Mar, p. 89.
20
CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA, Acuerdo Literal (Verbatim Record), Alegato Oral del 19 de Marzo de
2018, Agente Lowe, p. 66.
21
Op. Cit., Libro del Mar, p. 89.
22
Idem.
23
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA (2009), Art. 265.
24
ESCUDÉ, Carlos (2012): Principios de Realismo periférico: una teoría argentina y su vigencia ante el ascenso
de China (Buenos Aires, Editorial Lumiere SA., única edición).
25
CARRIER, Alain et al. (2013): “Solución a la Mediterraneidad de Bolivia: una propuesta desde Chile”, Revista
de Relaciones Internacionales, Estrategia y Seguridad, vol. 8, Nº1: p. 260.

4
norma internacional, sino que se está utilizando el ordenamiento jurídico interno para
demostrar que Bolivia tiene una legítima expectativa que se ve mermada y desarticulada por
su enclaustramiento territorial.
En virtud de lo anterior, se evidencia que el ámbito económico y sociocultural se ve
afectado por el enclaustramiento y la mediterraneidad de Bolivia, situación de desventaja que
genera consecuencias en el comercio y la integración de los pueblos.26
En síntesis, la hipótesis expuesta reside, fundamentalmente, en que la obligación
chilena de negociar un acceso soberano al mar corresponde a la consecuencia jurídica de una
legítima expectativa adquirida por Bolivia y demostrada por medio de una triple estructura
argumental. Primero, se demostró la existencia de un conjunto de acuerdos, actos,
afirmaciones y prácticas que constituyen declaraciones unilaterales chilenas destinadas –
intencionadamente – a producir efectos jurídicos y, particularmente, a configurar una
obligación de negociar una salida marítima, reconociendo subyacentemente aquel derecho
expectaticio. En este mismo silogismo se invocó, además, la regla del estoppel a modo de
anteposición a la afirmación chilena de que sus declaraciones eran ambiguas, obscuras o
confusas, ya que en virtud de la estabilidad de las relaciones internacionales y de la paz y
seguridad internacional, Chile no puede pretender desentenderse, a mera voluntad, de sus
conductas. Segundo, en forma complementaria, se argumentó en base al principio general de
buena fe, ya que el vínculo obligatorio de Chile respecto de sus declaraciones no es tal solo
por sus efectos (argumento anterior), sino que también como un elemento crucial para la
consistencia de las relaciones exteriores, la continuidad del derecho internacional y la
garantía de la seguridad jurídica (este argumento). Finalmente, y en tercer lugar, se arguyó
la causa con un argumento de carácter consecuencialista, ya que se refería a los impactos y
aspectos críticos, tanto económicos como socioculturales, de la mediterraneidad y del
enclaustramiento territorial de Bolivia. Bajo esta estructura argumental, se defendió y
comprobó exitosamente la hipótesis de que, al existir un derecho expectaticio boliviano, la
República de Chile se encuentra obligado a negociar un acceso soberano al mar.
Antes de concluir, resulta posible mencionar que la presente postura pudo haber
recurrido a otros argumentos esgrimidos en los alegatos orales, algunos centrados en la
aquiescencia, otros de un cariz emotivo o sentimental. Sin embargo, se optó por esta
estructura, tanto por razones de solidez como de coherencia.
Por último, cabe comentar, crítica y analíticamente, que durante los procedimientos
contenciosos, las relaciones internacionales entre las partes tienden, naturalmente, a agitarse.
Asimismo, a lo largo de este proceso, se la ha imputado al Estado Plurinacional de Bolivia
una supuesta instrumentalización política y comunicacional de esta causa. Es por esto que,
para desestimar dichas críticas, en esta exposición se ha dejado de lado cualquier elemento
de confrontación o polémica, para demostrar que Bolivia, independientemente de cual sea el
desenlace de esta controversia, siempre va a ordenarse al búsqueda de la cooperación entre
las naciones latinoamericanas, en pos de la paz y de la seguridad internacional.

26
Op. Cit., El Libro del Mar, pp. 83 – 92.

5
Bibliografía y Referencias

CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA, Acuerdo Literal (Verbatim Record), Alegatos Orales


del 19, 20 y 26 de Marzo de 2018.

CABANELLAS DE TORRES, Guillermo (1993): Diccionario Jurídico Elemental (Buenos Aires,


Editorial Heliasta S.R.L., undécima edición).

CARRIER, Alain et al. (2013): “Solución a la Mediterraneidad de Bolivia: una propuesta desde
Chile”, Revista de Relaciones Internacionales, Estrategia y Seguridad, vol. 8, Nº1: pp. 235-
266.

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA (2009), Art. 265.

ESCUDÉ, Carlos (2012): Principios de Realismo periférico: una teoría argentina y su


vigencia ante el ascenso de China (Buenos Aires, Editorial Lumiere SA., única edición).

MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES DE BOLIVIA (2014): El Libro del Mar (La Paz,
Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima, segunda edición).

OSSORIO, Manuel (1974): Diccionario de Ciencias Jurídica, Políticas y Judiciales


(Guatemala, Datascan S.A., primera edición electrónica).

RAMACCIOTTI, Beatriz (2013): “El caso de Bolivia contra Chile en La Haya; derechos
«expectaticios» y «reivindicación marítima»”, Boletín Virtual del Instituto de Estudios
Internacionales, vol. V, N° 26: pp. 1-2.

SALINAS Burgos, Hernán (2018): Apuntes de Clase.

Sentencia de la Corte Internacional de Justicia en el caso del «Caso Relativo a los Ensayos
Nucleares (Nueva Zelandia contra Francia)», de 20 de Diciembre de 1974.

VARGAS CARREÑO, Edmundo (2007): Derecho Internacional Público (Santiago, Editorial


Jurídica de Chile, primera edición).

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