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Escuela de educación superior técnica profesional –

POLICIA NACIONAL DEL PERU-SAN BARTOLO

TEMA: lesiones producidas por arma blanca y arma de fuego

DOCENTE:

ESTUDIANTES:

•MONTERO RAMIREZ ESTREYIN ESTEFANY (5)

•ROJAS NAVARRO MARIANELA

•VILCA HUAJIRA

•RAMIREZ PAS SOFIA (35)

CURSO: MEDICINA LEGAL

SECCION: ¨I¨

PROMOCION: HONESTIDAD

ANO:

2019
HONESTIDAD
Dedicatoria
Nuestro presente trabajo es dirigido a
DIOS que nos guía cada día a todas las
personas que tengan la oportunidad de
leerlo, a mis padres que siempre están
ahí apoyándonos y a mi catedrática
que se esmera enseñándonos para ser
en un futuro unas buenas efectivos
policiales.
introduccion
La literatura médico forense contempla en sus textos más clásicos, a partir del siglo XIX, exhaustivas
clasifi caciones y descripciones de las lesiones causadas por armas blancas. En la práctica, este tipo
de lesiones es frecuente causa de evaluaciones periciales que deben realizarse tanto en sujetos vivos
como en cadáveres, siendo estas últimas el objeto del presente estudio. Hace ahora ciento
cincuenta años, Pedro Mata defi nía a las armas blancas en la tercera edición de su Tratado de
Medicina Legal y Cirugía como “todo cuerpo o instrumento mecánico capaz de perforar, cortar,
dislacerar o contundir” (1). Desde entonces, todos los grandes tratadistas han aportado defi niciones
y descripciones hasta llegar a la más reciente, dada por el Profesor Gisbert Calabuig (2), para quien
las armas blancas son “instrumentos lesivos manejados manualmente que atacan la superfi cie
corporal por un fi lo, una punta o ambos a la vez”. Diferentes son las hipótesis que se barajan
respecto al origen de la denominación de Arma Blanca, y así, para López Gómez reciben este nombre
por la brillantez de su hoja (3), mientras Grandini abunda en este planteamiento al exponer que en
otras épocas a estos instrumentos se les cromaba y por la noche el destello lunar los hacía brillar,
contemplando como otra posibilidad etimológica el propio color blanco de un diferente tipo de
acero conocido antiguamente (4). Descriptivamente puede decirse que son instrumentos de
diferentes materiales y formas, entre las que predominan las cilíndricas y las laminadas, con uno o
más bordes cortantes, y con un extremo terminado generalmente en punta mientras que en el
opuesto están dotados de un mango o empuñadura.

El estudio de las heridas por armas de fuego constituye uno de los principales temas dentro de la
patología forense. Su estudio participa de diferentes ramas de las ciencias forenses; así la medicina,
la criminalística y la balística participan de él. El estudio y valoración de los daños producidos por el
proyectil tanto en la persona como en el medio, es decir en el lugar de los hechos nos va a permitir
extraer conclusiones acerca de lo acaecido y con ello tratar de esclarecer las cuestiones que se
planteen sobre los hechos. Bonnet (1980) definía el arma de fuego como aquella que utiliza la
energía de los gases de combustión de la pólvora para lanzar un proyectil. Casas (2000), entiende
por lesión por arma de fuego a los efectos sobre el organismo originados por este tipo de arma y
Simonín (1962) indica que las heridas por armas de fuego deben considerarse como heridas
contusas cuya etiología imprime caracteres particulares que permiten identificarlas. Las armas de
fuego, dan salida a proyectiles, a gases inflamables, productos de combustión de la pólvora y a
partículas de pólvora más o menos quemadas. Estos productos inscriben sobre la victima su
testimonio y suministran los elementos del problema que se trata de resolver. Para Gisbert (2004),
se conocen como heridas por armas de fuego aquellos efectos lesivos que producen sobre el
organismo los disparos cargados con armas cargadas con diversos tipos de pólvora u otros
explosivos. Por tanto vemos que en las heridas por armas de fuego hemos de considerar el estudio
del arma, de la munición, y de los efectos que causa tanto sobre la víctima como sobre el medio. De
los tres apartados daremos unas breves nociones sobre los dos primeros que estarían incluidos en
la balística forense y comentaremos 2 más ampliamente los efectos que causan que se corresponde
con el enunciado de este capítulo: lesiones por armas de fuego.
Lesiones producidas por armas blancas
En la actualidad, en todo el mundo se vive con cierta inseguridad gracias a la pobreza extrema,
a la poca o nula educación, crisis económica, desempleo, en fin son muchos los factores que
influyen que los países tengan que combatir con la inseguridad.

Algunos de los delitos que se cometen a diario son los secuestros, homicidios, asaltos, entre
otros, los cuales son llevados a cabo con gran violencia e implican lastimar a sus víctimas con
cualquier tipo de arma blanca. Pero ¿qué son las armas blancas? ¿Qué tipo de lesiones
provocan estas armas? Pues bien, en este trabajo se analizarán estas dos interrogantes.

CONCEPTO DE ARMA

Para entender el concepto de arma blanca,


definimos arma como todo elemento que puede potenciar la fuerza humana. Blanca es aquella
diversa estructura caracterizada por presentar un extremo aguzado y por lo menos un borde
cortante o afilado.

LESIONES
Arma blanca de forma laminada con o sin punta aguzada encontramos a las lesiones:

 Típicas: por ejemplo las producidas por el cuchillo, puñal, navaja, bisturí, tijera, hacha,
machete, espada.
 Atípicas: encontramos a las heridas causada por fragmento de chapa, metal, vidrio o
porcelana.

También encontramos heridas producidas de forma cilíndrica ocasionadas por punzón,


destornillador, estilete, clavo-tornillo. Aguja.

LAS LESIONES CORTANTES O INCISAS: predominan la longitud sobre la profundidad, las


armas utilizadas son aquellas que tienen por lo menos un borde o afilado, los mecanismos de
producción tomamos en cuenta su presión y deslizamiento. Las heridas contusas son de bordes
irregulares y con puentes de tejidos entre ellos. En estas heridas encontramos los extremos son
aguzados conformando coletas de entrada y salida, en donde la entrada es normalmente
pequeña y profunda, y donde la salida es más larga y generalmente superficial. Es de
importancia para determinar si las heridas fueron antemortem o posmortem lo siguiente; si las
heridas visualizar la presencia de sangre en el fondo y en los bordes puede hacer presumir la
vitalidad de la misma.

LESIONES PUNZANTES: encontramos la profundidad sobre la extensión. Arma blanca de


forma generalmente cilíndrica. Su mecanismo de producción es por presión y desgarro. Donde
se puede tener un orificio de entrada, un trayecto y, en ocasiones, orificio de salida.
Generalmente el orificio de entrada es de menor diámetro que el del arma y no representa
fielmente la forma del arma utilizada, por la elasticidad de la piel. Puede presentar sangre
coagulada e invaginación de los bordes. Te das cuenta lo interesante que puede ser determinar
el tipo de lesión tan solo con ver las características de la lesión.

Veamos ahora las lesiones punzo cortantes: En estas lesiones predomina la profundidad pero
también tiene representación en la superficie corporal. El arma utilizada tiene un borde cortante
y un extremo aguzado. Actúa sucesivamente por presión, penetración.

LESIONES CONTUSO CORTANTES: representación importante en superficie y en


profundidad. Arma utilizada con escaso filo y con gran masa o peso. Mecanismo lesiones por
presión y golpe, generalmente sin deslizamiento o con poco deslizamiento. Heridas amplias,
irregulares, bordes excoriativos y equimóticos. Pueden producirse mutilaciones o improntas en
superficies óseas, hoy en día existe la disyuntiva en que si el médico legista debe acudir al lugar
de los hechos o solamente realizar la autopsia de ley.

LESIONES AUTOINFERIDAS: son las producidas por el mismo individuo. Generalmente


cortantes y superficiales, paralelas entre si, agrupadas, tienden al paralelismo, en regiones de
fácil acceso como antebrazos y cara anterior del abdomen y tórax. En los suicidas pueden verse
en la cara anterior de las muñecas.
LESIONES DE DEFENSA: cortante o contuso cortantes. Encontradas por lo general en la cara
palmar de las manos y dedos, y en dorso de antebrazos, como movimientos de la víctima
tendientes a impedir la agresión hacia su persona, en la lesiones pasionales generalmente se
agrupadas en cara, genitales y mamas.

DEGÜELLO: es la sección de la cara anterior o anterolateral de cuello por un arma blanca


donde se utiliza el borde cortante. En el lugar de los hechos donde se encuentra un cadáver
con lesiones propias de un degüello es necesario buscar los indicios que nos lleven a la
conclusión de que si fue suicida u homicida.

En el suicida generalmente la dirección de la herida es lateral (derecha o izquierda), de atrás


hacia adelante, de arriba hacia abajo, siendo una herida superficial, en el suicida se pueden
constatar la presencia de retomas que son incisiones muy superficiales paralelas entre si en el
lugar de incidió de la herida cortante y significan dudas en la decisión de iniciar el corte final.

En contraparte en el degüello homicida la dirección de las heridas es perpendicular al eje del


cuello, generalmente es mas profunda la herida, de igual forma se van a encontrar diversas
lesiones como por ejemplo la defensa.

Los resultado del informe médico en las lesiones por arma blanca, el médico legista determinará
el tipo de lesión, si es cortante, punzante, contuso punzante, contuso cortante, etc.

Podemos decir entonces que el médico legista determinará la compatibilidad en las lesiones
halladas y el arma supuestamente utilizada, así como el orden de las lesiones y determinar si
las lesiones son vitales o post mortem, así como la capacidad del movimiento y supervivencia,
dada por la localización de la lesión, órganos afectados e importancia de la hemorragia. Con
esto ya analizado el medico legista determina la causa de la muerte, generalmente hemorragia
interna o externa, y en algunos casos, por asfixia por inundación de árbol respiratorio por sangre.

Heridas por instrumentos corto-punzantes


La parte lesiva de los instrumentos corto-punzantes está constituida por una lámina más o
menos estrecha terminada en punta y recorrida por una, dos o más aristas afiladas y
cortantes Según el número de estas aristas, los instrumentos se llaman monocortantes,
bicortantes o pluricortantes.
Entre los instrumentos corto-punzantes más frecuentes en la práctica médico legal deben
citarse las navajas, los cuchillos de punta, los puñales, los estiletes, etc.

Mecanismo de acción

El modo de obrar de los instrumentos corto-punzantes puede considerarse como la suma


o término medio de los instrumentos punzantes y los cortantes, por cuanto actúan
simultáneamente por la punta y por el filo o filos. En efecto, al abordar el cuerpo por la punta
ejercen una acción en cuña en la forma dicha para los instrumentos punzantes.
Pero al mismo tiempo el filo (o filos) queda situado en posición óptima para cortar, es decir,
en dirección casi paralela al sentido en que ejerce su acción de fuerza con que está dotado
el instrumento.
Cuando se trata de instrumentos pluricortantes, al ir aumentando el número de aristas va
disminuyendo el ángulo que forma cada una de ellas (salvo que se hayan vaciado las caras
intermedias), lo que hace que su filo sea menos agudo. Si su número se multiplica
excesivamente, llegaría a confundirse con el instrumento cilindrocónico típico de los
instrumentos punzantes.

Caracteres de las lesiones

Las heridas corto-punzantes, de acuerdo con su mecanismo de producción, se


asemejan en parte a las punzantes y en parte a las incisas. De la misma forma que
en las primeras, en estás puede distinguirse un orificio de entrada, un trayecto y,
eventualmente, un orificio de salida.
Orificio de Entrada

Puede ser típico y atípico. En cuanto al primero, su morfología es variable con la


forma del instrumento:
1. Hoja plana y bicortante.- Cuando el instrumento posee una hoja plana y bicortante
la herida que produce tiene la forma de una fisura, parecida a la de instrumento
cortante, pero más profunda. Su dirección sigue la del diámetro transversal del
instrumento y, por tanto, cambia según la posición de esté, con independencia de
la orientación de las fibras elásticas de la piel. Puede no tener cola si el arma entró
y salió perpendicularmente; tener una si al entrar o salir formó ángulo agudo; y tener
dos si cada vez lo forma por un lado.
2. Hoja plana monocortantes.- Forma también una fisura, pero de sus dos extremos
uno es más agudo y, a menudo, presenta una cola evidente, mientras que el otro
es más romo, como redondeado. Esta diferencia entre los extremos de la fisura se
difumina cuando la herida es perpendicular a la dirección de las fibras elásticas
cutáneas, por lo que la retracción de los bordes de la herida se hace muy acusada
y adquiere entonces una forma oval alargada. E estos casos basta aproximar los
bordes de la herida para hacer evidente la diferencia de los ángulos.
3. Hoja gruesa monocortante.- Lo característico de este tipo de arma es la presencia
de un lomo, opuesto al borde cortante. Como consecuencia, la herida forma un
verdadero ojal, uno de cuyos extremos es agudo y en cola; el otro es casi cuadrado,
por presentar dos pequeñas hendiduras debidas a los ángulos que el borde romo
forma con las dos caras de la hoja
4. Hoja pluricortantes.- El orificio de entrada en estos casos tiene forma estrellada, con
tantas puntas como bordes cortantes posea el instrumento. Debe hacerse constar,
no obstante, que a veces alguno de los bordes no marca su corte, por lo que no
siempre se puede deducir de la herida la forma del instrumento. Es más, un
mismo instrumento puede producir heridas con un número diferente de ángulos
cuando hiere reiteradamente en una misma zona.
Además de estos orificios típicos pueden encontrarse heridas atípicas. Las causas
principales que dan origen a estas heridas atípicas radican en el instrumento o en
la forma de producirse la herida. Por lo que respecta al instrumento deben señalarse
aquellos cuya hoja es de superficie irregular y el corte, o cortes, desafilados, de los
que son ejemplo representativo las limas. En esta caso el ángulo de la herida
correspondiente al borde cortante no es muy agudo y no presenta cola, mientras en
los bordes de la herida se observan numerosos y pequeñísimos desgarros. En
cuanto a la forma de producirse la herida, le da carácter atípico el que la víctima o
el arma se muevan, en cuyo caso la herida deja de ser rectilínea, describiendo una
línea curva, quebrada o mixta.

Trayecto

El trayecto de las heridas corto-punzantes puede adoptar diversas formas:


Es único o múltiple, según que el instrumento haya realizado más de una
penetración, aun sin haber salido del todo.
Es perpendicular al plano de la piel u oblicuo. En este último caso, si el arma ha
abordado oblicuamente los tejidos, con oblicuidad paralela a la caras del arma, el
bisel producido permite diagnosticar desde fuera la dirección del trayecto.
Por último, el trayecto puede ser un fondo ciego o en canal completo, traspasando
por completo la parte anatómica y dando lugar a un orificio de salida.
De la misma manera que en el orificio cutáneo, los distintos planos atravesados por
el trayecto de las heridas corto-punzantes presentan los correspondientes orificios
siempre orientados en el mismo sentido, lo que permite diferenciar éstas de las
heridas punzantes. Algunas veces el trayecto puede no aparecer como rectilíneo
debido a la diferente elasticidad de los distintos tejidos y a la eventual movilidad de
algunos órganos

Orificio de salida

No es constante, Cuando lo hay suele ser de menores dimensiones que el de


entrada, pues las armas corto-punzantes son ordinariamente más finas y aguzadas
por la punta. Es también habitual que cuchillos y navajas sean bicortantes en la
punta y monocortantes en la base, por lo que la forma del orificio de entrada y el de
salida será distinto.
Si el arma tiene suficiente longitud y la herida recae en ciertas regiones, es posible
encontrar dos orificios de entrada y uno de salida para una misma herida cuando el
instrumento ha atravesado totalmente una parte del cuerpo y ha alcanzado otra
subyacente: por ejemplo, una herida que interese el tórax después de haber
traspasado el brazo.
Heridas por arma corto-contundente

Se llaman así a aquellos instrumentos provistos de una hoja afilada, pero que
poseen un peso considerable, por lo que a su efecto cortante se le añade el propio
de una gran fuerza viva. Son ejemplos representativos de esta variedad de
instrumentos los sables, los cuchillos pesados, azadones y sobre todo las hachas.

Mecanismo de acción

Los instrumentos cortantes y contundentes reúnen la acción contusiva y la


propiamente cortante, predominando una u otra según las características del arma.
Cuanto mayor sea la masa, y por consiguiente el peso, tanto más prepondera la
fuerza viva sobre el filo cortante. Si el arma es muy afilada predomina la acción de
diéresis, pero siempre incrementada en sus efectos por la fuerza viva que resulta
del peso del instrumento y de la fuerza con que es manejado. Con este tipo de arma
no suele darse la acción de deslizamiento.

Caracteres de la lesión

Las heridas producidas por instrumentos corto-contundentes, reúnen los caracteres


de las heridas cortantes a los producidos por ciertos tipos de armas contundentes,
como se desprende de su mecanismo de acción, por tanto, sus rasgos esenciales
consisten en la existencia de una diéresis tisular, a la que se une la contusión y la
laceración. Una u otras prevalecerán según el espesor de la hoja y el estado del
borde cortante, pero, en todo caso, la profundidad de la herida supera
sensiblemente a las producidas por instrumentos cortantes y se da en ella el
fenómeno de no respetar, en general, las partes duras, lo que era una característica
típica de las heridas incisas.
Cuando el instrumento está bien afilado las heridas corto-contundentes aparecen
iguales que las heridas de corte, aunque más profundas y llagan a interesar el
esqueleto. Es más corriente, sin embargo, que el filo no sea muy agudo, pues el
arma suele tener un cierto espesor que impide que sea muy afilada. Dado estos
caracteres se imponen, con frecuencia, el diagnóstico diferencial con las heridas
incisas en unos casos y con las heridas contusas en otros.

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 Con las heridas incisas: Los rasgos propios de las heridas incisas contusas que
sirven para esta diferenciación son las siguientes, Carecen generalmente de cola,
los bordes de la heridas presentan siempre huellas de contusión bajo la forma de
un borde equimótico y, a veces, de pequeñas irregularidades de su contorno.
 Con las heridas contusas: Las contusiones de los bordes de las heridas corto-
contundentes nunca son muy acentuadas, pues la solución de continuidad de los
tejidos se hace siempre por secciones. En cambio, en las verdaderas heridas
contusas, las contusiones de los bordes de la herida son mucho más acentuadas,
ya que fueron producidas por un mecanismo dislacerante. En las heridas contusas
se observa, a veces, que ciertas partes de tejidos, por su mayor elasticidad, resisten
sin romperse, permaneciendo de manera de pequeños puentes de unión entre los
bordes y paredes de la herida lo cual no se observa nunca en las heridas producidas
por instrumentos cortantes, aunque tengan una acción contusiva añadida. En las
heridas corto-contundentes se observan vastos colgajos y lesiones de los huesos,
aun cuando irregulares, no lo son tanto como en las heridas producidas por
instrumentos contundentes, los cuales, a su vez, nunca determinan lesiones tan
profundas y al mismo tiempo con cierta irregularidad.
Heridas por tijeras

Las tijeras constituyen un instrumento corto-punzante que por su especial


morfología da lugar a lesiones con caracteres propios, que permiten
individualizarlas.
Tales características radican en el orificio de entrada cutáneo, que aparece bajo dos
aspectos distintos. Según el modo como haya entrado el instrumento. Si éste se
introduce con las dos ramas cerradas produce una herida única en forma de ojal o
incluso de rombo, a veces con una melladura en uno o ambos lados, que resultan
de la acción cortante del borde afilado de cada rama de la tijera. Si, por el contrario,
se ha introducido con las ramas abiertas se producen simultáneamente dos heridas
en forma de fisura lineal que dibujan en conjunto una V completa o incompleta,
según que se unan totalmente, o no, en el vértice.
En las extremidades proximales de ambas fisuras, que corresponden a los bordes
cortantes de las ramas, es posible la formación de una pequeña cola.
Debe hacerse constar, sin embargo, la frecuencia con que se producen heridas
atípicas, que se confunden unas veces con heridas punzantes y otras con heridas
corto-punzantes
Las heridas por tijeras, pese al frecuente uso que de ellas se hace en la vida
ordinaria, son poco abundantes en la casuística médico legal. Dos excepciones
deben señalarse, el infanticidio y las riñas y agresiones entre gitanos. Es el único
caso porque muchos de ellos se dedican a esquilar animales, lo que les hace llevar
consigo ordinariamente sus tijeras des esquilador, que se han acostumbrado a
utilizar como arma agresiva.
Lesiones producidas por armas de fuego

Dentro de las causas de muerte, los homicidios han tenido un aumento importante en los últimos
años, siendo las lesiones por armas de fuego responsables de casi de un tercio. Por esto, es cada vez
más frecuente que los cirujanos de los servicios de urgencia nos veamos enfrentados a trauma por
armas de fuego. Conocer el trayecto probable del proyectil, la posibilidad de lesión concomitante
por gases, sospechar la presencia de un taco dentro de la herida, etc, nos puede orientar en la toma
de decisiones tanto antes como dentro del pabellón. El objetivo de esta revisión es proporcionar las
nociones básicas de las características de estas lesiones para su correcta interpretación desde la
óptica de la patología quirúrgica, y para describirlas y conservarlas lo mejor posible desde el punto
de vista de la patología forense.

Chile tiene una tasa de mortalidad por homicidios que ubica al país en el quinto lugar en América
Latina1. Es preocupante constatar que las tasas han aumentado significativamente en años
recientes. Las causas más frecuentes de muerte son las lesiones por arma blanca (39%) y de fuego
(28%)1. La mayor incidencia de heridas por armas de fuego se produce en barrios de nivel social
bajo, los fines de semana y por armas cortas.

Cada vez es más frecuente que los cirujanos nos veamos enfrentados a trauma por armas de fuego,
por lo que es importante tener nociones básicas de las características de este tipo de lesiones y sus
implicancias médico legales. Además del valor criminalístico y forense, reconocer algunas
características de las lesiones por armas de fuego nos permite anticipar las lesiones que
encontraremos en el pabellón y planificar la intervención que realizaremos. Siendo los proyectiles
radiopacos, el rol de la radiología es indiscutido2.

Las lesiones por arma de fuego se definen como el conjunto de alteraciones producidas en el
organismo por el efecto de los elementos que integran el disparo en las armas de fuego. Por su
parte, las armas de fuego se definen como aquellos instrumentos destinados a lanzar
violentamente ciertos proyectiles aprovechando la fuerza expansiva de los gases que se producen
en su interior por deflagración de la pólvora. Estos proyectiles poseen una gran energía cinética o
fuerza remanente por lo que alcanzan largas distancias con gran capacidad de penetración3. Sólo
como una aproximación mencionaremos que los proyectiles de armas cortas poseen velocidades
de alrededor de 350 metros por segundo (m/s) y las armas largas, de alrededor de 1.000 m/s.

Desde el punto de vista médico-quirúrgico, las heridas por arma de fuego se clasifican entre las
contusas y se describen como contusiones simples con solución de continuidad. En las lesiones por
armas de fuego se pueden distinguir tres componentes: orificio de entrada, trayectoria y orificio
de salida3.

Orificio de entrada

El orificio de entrada corresponde a una herida contusa; sus características dependerán del
tamaño de la munición, si está deformada por un impacto previo, si es proyectil único o múltiple,
el ángulo de incidencia, si atravesó la ropa, etc3.

Se produce por el impacto del proyectil en la piel donde la presión ejercida supera la resistencia de
la dermis. Es un orificio forzado a través de un tejido elástico, la dermis, lo cual explica que el
orificio de entrada sea de menor diámetro que el proyectil que lo generó, por lo que no puede
inferirse el calibre a partir de éste2,3.

El orificio de entrada esta conformado por los denominados "elementos constantes": el anillo de
limpieza, el anillo contuso erosivo y la infiltración sanguínea. Además de otros elementos que no
son constantes: el halo carbonoso, el tatuaje y la quemadura. La presencia de los segundos
dependerá de la distancia del disparo y si hay interposición de ropa u otros elementos entre el
arma y la piel de la víctima6.

El anillo de limpieza es el primero de adentro hacia afuera; se produce porque el material que va
agregado a la superficie del proyectil (restos de lubricante, partículas metálicas, productos de la
deflagración de la pólvora, restos de tela, etc) queda retenido en la zona más angosta del cono de
presión4. Es menos evidente cuando el proyectil atraviesa ropa u otros elementos donde un
porcentaje del material de superficie queda retenidos en ellos3.
El anillo contuso erosivo corresponde a una zona de dermis expuesta; producto del roce del
proyectil contra la piel determinando la pérdida de la epidermis en el cono de presión. Es el
segundo de adentro hacia fuera; su forma y simetría dependerá del ángulo de incidencia del
proyectil respecto de la piel, lo cual nos orientará respecto de la trayectoria probable dentro del
cuerpo (Figura 1)5.

El trauma causado a los tejidos por el proyectil determina una infiltración sanguínea periférica al
orificio de entrada, por ruptura de los vasos capilares de la dermis. La condición necesaria para
que se produzca esto es que exista circulación de la sangre al momento del disparo, es decir, que
la víctima haya estado con vida6.

El halo carbonoso (falso tatuaje o ahumamiento) corresponde fundamentalmente al depósito de


los elementos de deflagración de la pólvora alrededor del orificio de entrada (Figura 2). Es
susceptible de ser removido con el aseo de la piel. Puede quedar retenido parcial o totalmente por
las vestimentas de la víctima. Si la distancia del disparo es mínima, o con apoyo del cañón contra la
piel, no se producirá, ya que el material que lo compone ingresará a través del orificio de entrada
hacia los planos profundos, pudiendo verse, ocasionalmente, en el interior de la herida2. Si la
distancia es demasiado grande, los elementos de la deflagración se dispersarán en el aire, por lo
que no existirá el halo3.

El tatuaje se produce por la incrustación, en la piel, de granos de pólvora incompletamente com-


bustionados y partículas metálicas (Figura 3)2. Al quedar incrustados en el espesor de la piel, no
son susceptibles de ser removidos con en lavado de ésta.

Rigen las mismas consideraciones que para el halo carbonoso respecto de la distancia del disparo6.
El fogonazo que sale por la boca del cañón producirá una quemadura; su fugacidad impide que sea
relevante en la piel. Puede incluir piel, vello y cabello. También puede incluir estructuras
profundas si el disparo ha sido hecho a corta distancia, y la vestimenta que estuviere interpuesta
entre este y la piel6.

Cuando el disparo es realizado a corta distancia o con apoyo del cañón, es importante considerar
si es una zona donde la piel se encuentra sobre un plano óseo, ya que se presentarán
características especiales: lesión de Hoffman, lesión estrellada, signo de Benassi e impresión del
cañón en la piel.

El "cuarto de mina" o lesión de Hoffman corresponde a un bolsillo entre la piel y el hueso;


producido por la expansión brusca del chorro de gas comprimido posterior al disparo6.

La falta de distensibilidad del plano óseo causa una salida explosiva de los gases hacia el exterior
por el orificio de entrada, produciendo desgarros radiales de los bordes de la piel, resultando una
lesión "estrellada" (Figura 4)2,3,6.

El signo de Benassi corresponde al halo carbonoso en el orificio de entrada en el hueso.

La impresión del cañón en la piel (Figura 5) se produce en las zonas donde la piel no descansa
sobre un plano rígido y la expansión brusca de los gases en el plano subcutáneo causará un
abombamiento de esta hacia afuera, comprimiéndola contra el cañón2,3.

Trayectoria intracorporal

El trayecto del proyectil al interior del cuerpo puede ser rectilíneo o desviarse al chocar con
huesos, por lo que al realizar el examen clínico, considerando la ubicación de los orificios de
entrada y salida y otros hallazgos del examen físico, sólo puede presumirse la trayectoria6.

En lesiones por múltiples proyectiles, especialmente si estos se concentran en un segmento


corporal puede resultar particularmente difícil correlacionar los orificios de entrada con los de
salida y establecer las trayectorias de cada uno de estos.

Una vez que el proyectil ha penetrado en el organismo, la forma que tenga o adquiera, la energía
cinética que posea y las estructuras que encuentre a su paso determinarán su trayectoria y las
lesiones que cause, así como si saldrá o permanecerá dentro del cuerpo3.

Durante su trayecto intracorporal el proyectil libera energía cinética hacia los tejidos circundantes
en forma perpendicular a su trayectoria, generando una onda de choque que, debido a la
elasticidad de estos, produce un espacio denominado "cavidad temporal". Una vez disipada la
energía, las estructuras retornan a su ubicación, quedando sólo el trayecto del proyectil; pero si la
onda expansiva supera la resistencia de los tejidos se produce una ruptura de estos, generando
una cavidad definitiva mayor que el diámetro del proyectil2,3. Esto es particularmente significativo
en las vísceras macizas, como el hígado o el bazo, pero reviste poca importancia en las de baja
densidad, como el pulmón2.

Asimismo, la onda expansiva de los proyectiles de alta velocidad puede generar daño a distancia
en los vasos sanguíneos, produciendo lesión de la íntima y el endotelio vascular, y
secundariamente trombosis e isquemia distal, sin que exista lesión visible del tejido3,6.

El proyectil puede desviar su trayectoria al atravesar o golpear estructuras de distinta densidad, lo


que se puede traducir en una trayectoria distinta de la rectilínea5. Si bien es cierto que al impactar
contra un hueso tanto éste como el proyectil pueden fragmentarse, la pérdida de energía cinética
es tal que los fragmentos resultantes tienen escasa capacidad de dañar tejidos2.

Las lesiones que puede causar un proyectil incluyen todos los órganos y estructuras. Sin embargo,
merecen especial mención las siguientes:

• Cráneo: la cavidad craneana es una bóveda ósea inextensible, por lo que la onda de choque
produce un aumento de la presión intracraneana, con el consiguiente daño al tejido encefálico y la
salida de parte de éste por el orificio de entrada y de salida. Si la energía cinética de la onda de
choque supera la resistencia de las suturas de los huesos del cráneo, entonces se produce un
estallido de este, el cual es perceptible al examinar el cadáver2.

• Vísceras macizas: en órganos macizos cuyo tejido presenta escasa elasticidad, como el hígado
o el bazo, cuando la energía de la onda de choque supera su resistencia se produce el estallido de
parte o la totalidad del órgano2.

• Dentro del organismo el proyectil o sus fragmentos pueden desplazarse y embolizar, con mayor
frecuencia, en el sistema arterial2. En la experiencia de uno de los autores un proyectil calibre 6.25
mm obstruyó la uretra y finalmente fue expulsado a través de ésta.

• En los disparos con apoyo de cañón o a corta distancia, el gas producido por la deflagración de la
pólvora penetra en el orificio de entrada para luego expandirse dentro de los tejidos. Este hecho
reviste importancia en los compartimentos escasamente distensibles como el cráneo o la mano,
donde el daño tisular que produce puede incluso ser de mayor magnitud que el del proyectil; o en
el caso de las escopetas y rifles, cuyos cartuchos generan una gran cantidad de gas2.

Los proyectiles no tienen indicación de ser extraídos sólo por encontrarse dentro del cuerpo, ya
que el procedimiento no está exento de riesgo y los casos de intoxicación por plomo descritos en
la literatura son escasos. Sin embargo, si se encuentra un proyectil fácilmente accesible, éste debe
ser retirado, minimizando el daño en la superficie que presenta la impresión de las estrías del
cañón que la disparó, ya que éstas son únicas para cada arma y permiten, mediante un estudio
comparativo, identificarla1. Debe intentarse extraer el proyectil digitalmente. Si esto no es posible
puede tomarse firmemente con una pinza Kelly, evitando que sus mandíbulas resbalen sobre la
superficie. El proyectil constituye una evidencia y debe ser manejado con la cadena de custodia
respectiva.Orificio de salida

Se forma por la presión ejercida por el proyectil desde dentro hacia afuera, evertiendo la piel, por
lo que no presenta las características del orificio de entrada (anillo de limpieza ni contuso-erosivo),
sin embargo, puede presentar un borde erosivo que se genera por el contacto de la epidermis
evertida con la ropa u otra superficie2. Puede dar salida a restos de los órganos lesionados en el
trayecto.

Requiere que el proyectil conserve suficiente energía cinética tras su paso por el cuerpo para
vencer la resistencia de la dermis. Habitualmente son de tamaño similar al de entrada, pero,
puede ser de mayor tamaño en proyectiles de alta velocidad o que se presenten expandidos
(proyectiles diseñados para expandirse) o deformados (por impactos dentro o fuera del cuerpo)2.

Debe evitarse suturar los orificios de entrada y salida, salvo que sea estrictamente necesario, así
como incluirlos en la herida operatoria o utilizarlos para instalar drenajes, ya que entregan
información que puede ser extremadamente útil desde el punto de vista criminalístico2.

Heridas por perdigones

Cada uno de los perdigones es un proyectil, y va a dar lugar a un orificio de entrada y un trayecto
independiente. El tamaño del área de dispersión dependerá de la distancia a la que se ha
efectuado el disparo. Cuando la distancia entre la boca del arma de fuego y el cuerpo es escasa, no
se produce dispersión de los perdigones, así todo el conjunto se traslada como una sola masa y
produce una gran herida de morfología irregular con bordes en forma de sacabocados, que semeja
un orificio horadado por una rata (rat hole) y que, a diferencia de los orificios de bala, sí
tienerelación directa con el diámetro del cañón (Figura 6). Estas lesiones producen gran
destrucción tisular y tienen una alta mortalidad3,6.

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