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Manuel Crescencio García Rejón y Alcalá (1799–1849)

Mejor conocido como Manuel Crescencio Rejón (1799-1849) Político


mexicano y ministro, creador del amparo. Rejón nació en el seno de
una familia pobre en Bolonchenticul, Yucatán, y realizó sus estudios en
Mérida.

A una temprana edad ingresó a la vida política, avocando por la


independencia mexicana. Fue electo legislador nacional en 1822, se
pronunció contra el emperador Iturbide, y apoyando el liberalismo,
federalismo y republicanismo.

Agustín de Iturbide disolvió el congreso y encarceló a Rejón en 1822.


Después de la caída del Primer Imperio Mexicano, Rejón sirvió en el
Congreso Constituyente y fue uno de los autores de los autores de la
constitución de 1824.

Fue varias veces electo como representante del estado de Yucatán en el


congreso, desde 1827 a 1834. Intentó organizar una resistencia popular
armada contra el golpe de Estado orquestado por Bustamante contra el
presidente Guerrero, pero volvió a ser encarcelado.

Rejón volvió a Yucatán en 1840 y redactó una constitución estatal que


incluía garantías individuales y el juicio de amparo para protegerlas.
Poco después volvería a la Ciudad de México, donde fue primero
arrestado y después nombrado diplomático en Caracas, Venezuela.

Fue nombrado, por el presidente Antonio López de Santa Anna,


ministro de Relaciones Interiores y Exteriores, cargó en el que se
desempeñó por cuatro meses, y volvería a ser diputado en 1846,
falleciendo tres años después en la Ciudad de México.
Ignacio Luis Vallarta Ogazón (25 de agosto de 1830 – 30 de diciembre
1893) Político jalisciense, el más importante del siglo XIX.
Nació en Guadalajara, Jalisco, el 25 de agosto de 1830 (algunas
versiones señalan a San Juan del Teúl como su lugar de nacimiento).

Sus padres fueron don Ignacio Vallarta y doña Isabel Ogazón. Como
estudiante formó parte de la Sociedad Literaria La Esperanza (1850) en
la que se congregaron muchos jóvenes que deseaban dar a conocer su
talento o aficiones literarias o artísticas.

En 1852, formaba parte de la Falange de Estudios, que tenía entre sus


miembros más importantes, de ese grupo juvenil liberal a José María
Tagle, Epitacio de los Ríos, Urbano Gómez y algunos otros que
formaban la vanguardia intelectual del liberalismo en Jalisco y cuya
presencia se hizo sentir incluso a nivel nacional. Durante ese tiempo,
Vallarta participó con Aedo, Vigil y Robles Gil, en la publicación de un
periódico titulado La Revolución. Al poco tiempo de graduarse (1854, el
22 de diciembre), presentando la tesis con el tema Es lícito al hijo
acusar criminalmente a su padre.

Se dedicó a su profesión como defensor de pobres y después como


fiscal jurado de imprenta. Se incorporó a la revolución de Ayutla y con
el apoyo de su tío, Pedro Ogazón, fue integrado al mundo de la
administración pública y la política, en momentos de gran
trascendencia para la historia nacional. Al ser nombrado gobernador
del Estado el general Santos Degollado, lo nombró maestro de Derecho
Natural, de Gentes, de Historia y Economía Política.

En 1856, fue electo diputado por Jalisco al Congreso Constituyente, en


donde muy pocas, pero importantes intervenciones. En términos
generales puede decirse que militó en la fracción moderada del
Congreso. Su talento sin embargo se mostró nítidamente en sus
intervenciones sobre la expulsión de los jesuitas, los jurados y la
libertad de trabajo. De regreso en Guadalajara fue nombrado consejero
suplente del gobierno del Estado.

En 1858 fue secretario de su tío Pedro Ogazón, gobernador de Jalisco;


colaboró con el boletín del Ejército Federal en el que expuso las tesis
que defendían los liberales atacando con firmeza al clero por su
participación directa en la Guerra de Reforma.
En octubre de 1858, Juárez nombró gobernador del Estado a Pedro
Ogazón, quien a su vez nombró a Vallarta secretario de gobierno. Antes
de ocupar este cargo se había desempeñado como ministro del Tribunal
Superior de Justicia del Estado y defensor de indios, siendo gobernador
del Estado Ignacio Herrera y Cairo.

A principio de 1866 embarcó a San Francisco, California, regresó al


territorio nacional ese mismo año, en su ciudad natal reanudó con éxito
su profesión de abogado. En esta ciudad durante la festividad del cinco
de mayo celebrada en el Instituto del Estado, en que se conmemoraba
el triunfo mexicano sobre las fuerzas francesas en 1862, Vallarta
pronunció un discurso en el que se declaró en contra de todo perdón
para los imperialistas.

El abogado, en sus anteriores discursos y en su intervención en el


Congreso Constituyente se había proclamado siempre en contra de la
pena de muerte, por considerarla contraria a la naturaleza humana,
explicaba ahora la diferencia entre criminalidad y la traición:

“La traición busca disculpa; ninguna tiene semejante crimen. Que la


Ley diga quiénes son traidores y que los castigue sin compasión. Que
haya indulto para todos los criminales del país; que queden solas las
cárceles... pero que no haya amnistía general para los traidores...
Juárez, os lo prometió también, no burlará la justicia nacional; no será
cruel, no teñirá de sangre nuestro suelo, pero desarmará, castigándola
para siempre, la traición: el celoso guardián de la honra y el porvenir de
México no será generoso, será justo”.

En 1868 Vallarta fue nombrado secretario de Gobernación, sin


embargo, pronto chocó con Lerdo de Tejada, y en cinco ocasiones le
planteó al presidente Juárez que decidiera por él o por Lerdo. Juárez se
quedó con Lerdo (mayo de 1871.) El 12 de abril de 1871, en esta ocasión
con el apoyo de Ramón Corona, fue postulado como candidato al
gobierno del Estado, integrando su planilla como insaculados Félix
Barrón, José María I. Garibay y Emeterio Robles Gil.
Se le declaró gobernador de Jalisco el 27 de junio de 1871, pero tomó
posesión del puesto hasta el 27 de septiembre, siendo su período de
gobierno de 1871-1875, teniendo que enfrentarse el 8 de noviembre a la
rebelión de La Noria acaudillada por el general Porfirio Díaz; Vallarta
recibió del Congreso facultades extraordinarias para enfrentar los
brotes rebeldes en el estado, sobresaliendo entre ellos el encabezado
por Donato Guerra en Los Altos.

En el ámbito educativo, el 24 de abril de 1873, Vallarta promulgó la


obligatoriedad de la instrucción primaria en el estado, estableció cursos
abiertos para especialización de artesanos, inauguró en mayo de 1872 el
primer plantel para sordomudos en Jalisco y en agosto de ese año
instaló la escuela práctica de agricultura en el ex-convento de Zapopan.

Desde el punto de vista administrativo su primer acto de gobierno, el 4


de octubre de 1871, fue suspender por seis meses el pago de la deuda
pública. A continuación, impuso un descuento de 25 por ciento a los
sueldos de los empleados públicos mayores de cincuenta pesos
mensuales. Ambas medidas fueron muy mal recibidas y provocaron la
renuncia inmediata del insaculado Emeterio Robles Gil, quien a partir
de ese momento se convirtió en uno de los mayores opositores al
gobierno.

Vallarta se incorporó al Plan de Tuxtepec y formó parte junto a Ogazón


y Protacio Tagle del Directorio Revolucionario que redactó el plan y
adiciones al mismo, promulgadas en Palo Blanco.
Al triunfar el movimiento tuxtepecano, el 27 de septiembre de 1876,
Porfirio Díaz formó su gabinete provisional y Vallarta fue nombrado
secretario de Relaciones Exteriores. Luego fue electo presidente de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, cargo desde el que trató de
interpretar la Constitución de 1857, dando sus famosos Votos; éstos
tratan puntos de Derecho Constitucional y es uno de los estudios
clásicos de la materia.
Llegó a la Corte, dejando en el camino a tres importantes figuras: Juan
N. Méndez, Vicente Riva Palacio y Protacio Tagle. Como presidente de
la Suprema Corte de Justicia, Vallarta que con el tiempo se había
convertido en enemigo acérrimo de las comunidades indígenas, el 8 de
enero de 1882 en un juicio promovido por los indígenas de
Chicontepec, Veracruz, en contra del jefe político del lugar, declaró que
no debía tolerarse la subsistencia de comunidades indígenas y sus
bienes debían repartirse de manera individual y privada.
Con este argumento jurídico que declaró la insubsistencia legal de las
comunidades indígenas, se inició el gran proceso de apropiación de la
tierra que caracterizó al porfiriato.
En noviembre de 1882, Vallarta presentó su renuncia a la presidencia
de la Corte, retirándose al ejercicio privado de su profesión. Murió en la
ciudad de México, de tifo exantemático, el 31 de diciembre de 1893. A
sus funerales asistió el presidente Díaz y su gabinete, y su muerte en
general fue muy sentida.
Vallarta publicó una gran cantidad de textos que incluyen discursos,
cuestiones políticas y jurídicas, informes de trabajo, documentos de
gobierno, análisis internacionales, artículos de periódico, etcétera.
Sobresalen sus obras: Votos de Vallarta, sobre el juicio de amparo y
cuestiones constitucionales.
Mariano Otero (1817-1850).

José Mariano Fausto Andrés Otero Mestas perteneció a una generación


de juristas, políticos y pensadores liberales del siglo XIX mexicano, que
creaban y combatían con la pluma en tiempos de paz y de guerra, en
momentos definitorios para la República.

Nació el 4 de febrero de 1817 en la ciudad de Guadalajara. Sus padres


fueron José Ignacio Otero Patiño, médico de profesión, y Ana María
Mestas Gamarra. Quedó huérfano de padre a temprana edad y con el
apoyo de José Luis Verdía, notable liberal jalisciense, estudió en el
Instituto del Estado graduándose como abogado a los 18 años. Esta
primera etapa de su vida la dedicó a actividades académicas y a la
práctica de la profesión en el foro local. Fueron momentos de intensas
lecturas y nutrida formación intelectual a la luz de filósofos,
politólogos, economistas y sociólogos, europeos y norteamericanos.

Su incursión en la política inició en 1841 con el Plan de Jalisco


impulsado por Mariano Paredes Arrillaga que tuvo como propósito
desconocer el gobierno de Anastasio Bustamante. Al final de ese año
fue nombrado delegado de su estado en el Consejo de Representantes
de los Departamentos y en 1842 fue electo diputado al Congreso
Constituyente de ese año, hecho que lo trasladó a la Ciudad de México.
Ese mismo año escribió su Ensayo sobre el verdadero estado de la
cuestión social y política que se agita en la República Mexicana,
considerada su más importante obra de análisis de la realidad nacional.
Asimismo, en la capital de la República colaboró con el más importante
periódico de su época: El Siglo Diez y Nueve.

A finales de 1842, se disolvió el Congreso Constituyente y las tropas


ocuparon su sede. Al año siguiente, acusados de conspirar contra el
gobierno de Antonio López de Santa Anna y su suplente Nicolás Bravo,
fueron detenidos Manuel Gómez Pedraza y Juan Álvarez; también
fueron apresados arbitrariamente durante algunas semanas Mariano
Riva Palacio, José María Lafragua y el propio Otero.

En 1844 integró la Junta del Ateneo Mexicano junto con José María
Tornel, José María Lafragua y Guillermo Prieto, presentando como
disertación de ingreso sus Indicaciones sobre la importancia y
necesidad de la reforma de las leyes penales, cuestión que lo ocuparía
toda su vida; y fue nombrado Alcalde Tercero Constitucional de la
Ciudad de México, cargo que desempeñó de 1844 a 1845.

En 1846 fue miembro del Consejo de Gobierno creado por el presidente


Mariano Salas y se convocó a otro Congreso Constituyente donde
participó al lado de personajes como Benito Juárez y Manuel
Crescencio Rejón. Su atención se centró en tres aspectos: su oposición
a la reforma propuesta por Valentín Gómez Farías, su preocupación
ante la inminente guerra con Estados Unidos y la aprobación de su
propuesta de Acta de Reformas.

El 5 de abril de 1847, Otero presentó su famoso Voto Particular al


Congreso Constituyente que sentó las bases del juicio de amparo. En él
se puede leer: “no he vacilado en proponer al Congreso que eleve a
grande altura al Poder Judicial de la Federación, dándole el derecho de
proteger a todos los habitantes de la República en el goce de los
derechos que les aseguren la Constitución y las leyes constitucionales,
contra todos los atentados del Ejecutivo o del Legislativo, ya de los
Estados o de la Unión.” Dicha idea quedó plasmada en el artículo 25
del Acta de Reformas en los siguientes términos:

“Art. 25.- Los tribunales de la Federación ampararán a cualquier


habitante de la República en el ejercicio y conservación de los derechos
que le concedan esta Constitución y las leyes constitucionales, contra
todo ataque de los poderes Legislativo y Ejecutivo, ya de la Federación,
ya de los Estados, limitándose dichos tribunales a impartir su
protección en el caso particular sobre que verse el proceso, sin hacer
ninguna declaración general respecto de ley o acto que lo motivare.”

También, ese año escribió sus Consideraciones sobre la situación


política y social de la República Mexicana en el año de 1847, que en
continuación a su Ensayo de 1842, analiza los problemas estructurales
del país después de la invasión norteamericana.

Durante la guerra con los Estados Unidos, Otero insistió en continuar


la batalla hasta alcanzar una paz justa que permitiera adoptar
condiciones más favorables para el país, defendió la soberanía
nacional y se opuso tajantemente a la enajenación de cualquier parte
del territorio. Ello quedó patente el 25 de mayo de 1848 cuando fue uno
de los cuatro senadores que votaron en contra del Tratado de
Guadalupe Hidalgo. Días después fue nombrado Ministro de
Relaciones Interiores y Exteriores por el presidente José Joaquín
de Herrera, desde donde impulsó una serie de reformas en materia de
gobierno y administración, gestionó la desocupación de las tropas
norteamericanas de la aduana de Veracruz e implementó un fondo de
repatriación de mexicanos.

En 1849 presidió el Senado desde donde participó en la discusión de la


Ley Constitucional de Garantías Individuales y la Ley Constitucional
para el nombramiento de Ministros de la Suprema Corte de Justicia y,
a partir de ese año, fue integrante de la Junta Directiva de Cárceles.

Murió prematuramente el 1º de junio de 1850, a la edad de 33 años,


víctima del cólera que azotó a la Ciudad de México. Sus restos fueron
enterrados en el Panteón de San Fernando en el Centro Histórico, y
desde 1982 reposan en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres en
Guadalajara.
5 definiciones de distintos autores –Autoridad.

1. Protestad o facultad de hecho o de derecho por la cual una persona


impone su voluntad sobre otra, dada por su cargo.
2. La potestad, poder o facultad que uno tiene para hacer alguna cosa. /
Los poderes constituidos del Estado, región, provincia o municipio. /La
persona revestida de algún poder, mando o magistratura. / El carácter
que reviste una persona por su empleo o representación.
3. Atribución conferida por la ley a ciertas personas, para que éstas
puedan ejercer la función de mando, encaminada a lograr el
cumplimiento de la ley o funciones de las instituciones.
4. La potestad que tiene una persona o corporación para dictar leyes,
aplicarlas o ejecutarlas, imponiéndolas a los demás.
Requisitos para que exista un acto de autoridad

“La ley de Amparo, en su artículo 5, fracción II, segundo párrafo


dispone que los particulares tendrán la calidad de autoridad
responsable cuando realicen actos de equivalentes a los de autoridad,
que afecten derechos y cuyas funciones estén determinadas en una
norma general.”

Ensayo de controversias constitucionales.


Como señala el artículo 105 de nuestra constitución, en su fracción II,
la Suprema Corte de Justicia de la Nación conocerá de las controversias
constitucionales, tanto de la federación con algún estado federativo o
municipio; el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, ya sea el Congreso
de la Unión o alguna de sus ramas, o la comisión permanente; entre
entidades federativas, o entre municipios de distintos estados.
También, sobre la constitucionalidad de los actos, entre dos poderes de
un estado; y por el mismo sentido, entre un estado y uno de sus
municipios, o ya sea con el de otro estado o demarcación territorial de
la Ciudad de México
Entre organismos constitucionales autónomos o entre uno de estos y el
Poder Ejecutivo o Legislativo, esto sobre sus actos o disposiciones
generales, también esto aplicara hacia los organismos garantes al
derecho a la información, prevista en el artículo 6° de la Constitución
Política Mexicana.

Algunos ejemplos de la improcedencia de la controversia


constitucional, son los siguientes que menciona Joel Carranco Zúñiga
en su libro “Juicio de Amparo”:
“-Resoluciones dictadas por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de
la Federación.
-Decisiones del Consejo de la Judicatura Federal.
-Resoluciones de los Tribunales Colegiados de Circuito en los recursos
de revisión administrativa.
-Leyes en materia electoral.
- Declaraciones y resoluciones de la Cámaras de Diputados y Senadores
en el juicio político.
- Declaraciones y resoluciones de las Cámaras de Diputados o
Senadores en el procedimiento de desafuero o declaración de
procedencia.”

Ensayo de controversias inconstitucionales


ALFARO ANGUIANO, César Gabriel, Los beneméritos de Jalisco, Guadalajara, 2003,
Imprejal, 329 páginas. P.143-149.
Carranco Zúñiga, Joel. (2018). Juicio de Amparo. Procedencia y sobreseimiento. (5ª ed.).
México, México: Porrúa, pagina 90.
Ley Reglamentaria de las fracciones I y II del artículo 105 de la constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, promulgada el 11 de mayo de 1995.
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Rejón, Manuel Crescencio (1799–1849) Encyclopedia of Latin American History and


Culture COPYRIGHT 2008 Gale.

Cancilleres de México.México: SRE-IMR, 2009. 566p. v. II

[Concepto de autoridad - Definición en DeConceptos.com]. (s.f.). Recuperado 12 marzo,


2019, de https://deconceptos.com/ciencias-juridicas/autoridad

Enciclopedia-juridica.biz14.com. (s.f.). [Autoridad]. Recuperado 12 marzo, 2019, de


http://www.enciclopediajuridica.biz14.com /d /autoridad/autoridad.htm

Diccionario de Ciencias Jurídicas Políticas y Sociales de Manuel Ossorio, 1ª Edición


Electrónica, Editorial Datasca

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