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CONTENIDO
Pág.
Antecedentes…….............................................................................................................................. 1
I. Marco Doctrinal...................................................................................................................... 3
1.1. Evangelización y Doctrina Social ………………………………………………………………………………………… 3
1.2. Eje Pastoral: Dignidad, Derechos Humanos y Participación………………………………………………… 9
1.3. Eje Pastoral: Producción Sostenible y Seguridad Alimentaria…………………………………………… 23
1.4. Eje Pastoral: Naturaleza, Ambiente y Cambio Climático…………………………………………………… 27
II. Diagnóstico Estratégico…………………………….…………………………………………………………………..…. 37
2.1. Diagnóstico Externo – Ámbito Regional ………………………………………………………………..………... 37
2.2. Diagnóstico Interno – Análisis Institucional …………………………………………………………………….. 49
III. Despliegue del PEI …………………………………………………………………………………………………………… 54
3.1. Objetivos Estratégicos …………………………………………………………………………………………………….. 54
3.2. Ejes Estratégicos ……….......................................................................................................... 57
Misión de Caritas del Perú 2010 – 2020 …………………………………………………………………………… 60
Misión de Caritas Diocesana de Chuquibambilla 2012 – 2016 …………………………………………. 61
Visión de Caritas del Perú 2010 – 2020 ………………………………………………………………………….… 62
Visión de Caritas Diocesana de Chuquibambilla 2012 – 2016 …………………………….……………. 63
Valores ……………………………………………………………………………………………………………………………. 64
3.3. Acciones al 2016 en función a las Debilidades ………………………………………………………..………. 65
3.4. Acciones al 2016 en función a las Oportunidades …………………………………………………..………. 66
3.5. Acciones al 2016 en función a las Amenazas ………………………………………………………..…………. 67
3.6. Rol de los Actores en la Implementación del PEI 2012 – 2016 …………………………………………. 69
3.7. Esquema gráfico del proceso del PEI 2012 – 2016 …………………………………………………………… 71
3.8. Perfil de los Servidores de Caritas ……………………………………………………………………………………. 72
3.9. Decálogo de la Pastoral de la Caridad ……………………………………………………………………………… 72
3.10. Análisis de Resultados …………………………………………………………………………………………………….. 73
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PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
ANTECEDENTES
CARITAS Chuquibambilla es una institución de la Iglesia Católica constituida legalmente el año 1993
por el Obispo de la Prelatura Excelentísimo Monseñor Domenico Berni Leonadi. La presencia de
Caritas de la Prelatura de Chuquibambilla durante estos dieciocho años está circunscrita como una
Institución que responde y promueve la doctrina, social de la Iglesia Católica, centrándose en la
dignidad de la persona humana. CARITAS cree que los pobres y oprimidos no deben ser objeto de
compasión sino, agentes de cambio, en la lucha por erradicar una pobreza que deshumaniza, que
crea condiciones inaceptables de vida y trabajo así como estructuras sociales, políticas, económicas
y culturales que son injustas.
Lo que hace única a CARITAS es su presencia constante en las comunidades tomando parte de la
sociedad civil y aportando la perspectiva de los pobres, CARITAS puede seguir adaptando sus
estrategias a un medio ambiente en constante cambio, la exclusión, la intolerancia y la
discriminación y lo más importante es de que habilita a los pobres a participar plenamente en todos
los asuntos que afecten sus vidas, e interceder por ellos en los foros de decisión nacionales,
regionales, provinciales y distritales.
CARITAS es una institución de la Iglesia que como dice la palabra de Dios debe atender a los casos
de necesidad que se presenten, al servicio de los más pobres y de la Promoción Humana. En efecto,
Evangelización y Promoción humana son las dos caras de la Iglesia. Es necesario señalar que si bien
Caritas Diocesana Chuquibambilla en sus 18 años de camino institucional avanzó de manera
importante en la contribuir a mejorar las condiciones y la calidad de vida de las familias y
comunidades del ámbito de la Prelatura, este avance fue más contundente y visible en el ámbito
de las caritas parroquiales cuya constitución implicó una mejor gestión y cobertura así como un
soporte administrativo que contribuye en la misión institucional.
Es por ello que las propuestas del plan al 2016 incidirán de modo directo en la manera como Caritas
Diocesana de Chuquibambilla ha venido desarrollando sus actividades, buscando mantener a la
institución en una posición de vanguardia a nivel del sur del país y colocándola, a nivel regional
como un referente en proceso de consolidación. En este camino hacia la búsqueda de la eficiencia,
la participación de todos los actores de Caritas es fundamental para los cambios que deben
experimentarse a través de la implementación de lo propuesto en el PEI. Ellos se constituyen como
la Comunidad Solidaria de la institución. Ellos son los protagonistas del cambio que se espera lograr
y a la vez serán también beneficiados de tales mejoras.
En línea con lo anterior, se debe comprender que el plan contempla la consecución de logros a nivel
de los procesos esenciales, los cuales serán alcanzados a través del trabajo coordinado. Dichos
resultados surgen como expresión de la reflexión de lo que nuestros directivos visualizan como
necesario y urgente para la institución. Así mismo, son propuestas de logro que han tomado en
cuenta un análisis serio de las actuales tendencias de la humanidad, económicas y del ambiente a
nivel nacional e internacional.
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evaluación de los resultados alcanzados y la calidad de los mismos, así como un seguimiento
transparente de los recursos involucrados en el despliegue.
Es importante indicar que este PEI pretende consolidar la cultura de planificación en la institución
y, por tanto, se constituye en sí mismo en un proceso de aprendizaje institucional. Los objetivos y
metas han sido valorados y priorizados para ser alcanzados en este corto período de 5 años,
considerando tres ejes estratégicos: Dignidad de la Persona, Familia y Comunidad, Derechos
Humanos y Participación; Producción Sostenible y Seguridad Alimentaria; Naturaleza, Ambiente y
Cambio Climático.
Compartimos y asumimos en todos sus términos la Misión y Visión de Caritas del Perú plasmados
en el Plan Estratégico 2010 - 2020, de las cuales desagregamos nuestros propios objetivos y
aspiraciones que se traducen en una Visión y Visión en un contexto más local, en función a nuestras
capacidades y organización institucional y a las características sociales, políticas, culturales y
geográficas del ámbito de la Prelatura de Chuquibambilla, que nos oriente específica y
concretamente al logro de los objetivos estratégicos.
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PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
1 El cristiano sabe que puede encontrar en la doctrina social de la Iglesia los principios de
reflexión, los criterios de juicio y las directrices de acción como base para promover un humanismo
integral y solidario. Difundir esta doctrina constituye, por tanto, una verdadera prioridad pastoral,
para que las personas, iluminadas por ella, sean capaces de interpretar la realidad de hoy y de
buscar caminos apropiados para la acción: «La enseñanza y la difusión de esta doctrina social forma
parte de la misión evangelizadora de la Iglesia».1
3 La Iglesia no se hace cargo de la vida en sociedad bajo todos sus aspectos, sino con su
competencia propia, que es la del anuncio de Cristo Redentor:4 « La misión propia que Cristo confió
a su Iglesia no es de orden político, económico o social. El fin que le asignó es de orden religioso.
Pero precisamente de esta misma misión religiosa derivan funciones, luces y energías que pueden
servir para establecer y consolidar la comunidad humana según la ley divina ».5 Esto quiere decir
que la Iglesia, con su doctrina social, no entra en cuestiones técnicas y no instituye ni propone
sistemas o modelos de organización social: 6 ello no corresponde a la misión que Cristo le ha
confiado. La Iglesia tiene la competencia que le viene del Evangelio: del mensaje de liberación del
hombre anunciado y testimoniado por el Hijo de Dios hecho hombre.
1
Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 41: AAS 80 (1988) 571-572.
2
Cf. Pablo VI, Exh. ap. Evangelii nuntiandi, 29: AAS 68 (1976) 25.
3
Pablo VI, Exh. ap. Evangelii nuntiandi, 31: AAS 68 (1976) 26.
4
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2420.
5
Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 42: AAS 58 (1966) 1060.
6
Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 41: AAS 80 (1988) 570-572.
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En esta perspectiva, la doctrina social también nos orienta como entidad hacia una tarea
de anuncio y de denuncia.
Ante todo, el anuncio de lo que la Iglesia posee como propio: « una visión global del hombre
y de la humanidad »,8 no sólo en el nivel teórico, sino práctico. La doctrina social, en efecto, no
ofrece solamente significados, valores y criterios de juicio, sino también las normas y las directrices
de acción que de ellos derivan.9 Con esta doctrina, la Iglesia no persigue fines de estructuración y
organización de la sociedad, sino de exigencia, dirección y formación de las conciencias.
La doctrina social comporta también una tarea de denuncia, en presencia del pecado: es el
pecado de injusticia y de violencia que de diversos modos afecta la sociedad y en ella toma cuerpo.10
Esta denuncia se hace juicio y defensa de los derechos ignorados y violados, especialmente de los
derechos de los pobres, de los pequeños, de los débiles.11 Esta denuncia es tanto más necesaria
cuanto más se extiendan las injusticias y las violencias, que abarcan categorías enteras de personas
y amplias áreas geográficas del mundo, y dan lugar a cuestiones sociales, es decir, a abusos y
desequilibrios que agitan las sociedades. Gran parte de la enseñanza social de la Iglesia, es
requerida y determinada por las grandes cuestiones sociales, para las que quiere ser una respuesta
de justicia social.
7
Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 59: AAS 83 (1991) 864.
8
Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 13: AAS 59 (1967) 264.
9
Cf. Pablo VI, Carta ap. Octogesima adveniens, 4: AAS 63 (1971) 403-404; Juan Pablo II, Carta enc.
Sollicitudo rei socialis, 41: AAS 80 (1988) 570-572; Catecismo de la Iglesia Católica, 2423; Congregación para
la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis conscientia, 72: AAS 79 (1987) 586.
10
Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 25: AAS 58 (1966) 1045-1046.
11
Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 76: AAS 58 (1966) 1099-1110; Pío XII, Radiomensaje
en el 50º aniversario de la « Rerum novarum »: AAS 33 (1941) 196-197.
12
Cf. Pío XI, Carta enc. Quadragesimo anno: AAS 23 (1931) 190; Pío XII, Radiomensaje en el 50º aniversario
de la « Rerum novarum »: AAS 33 (1941) 196-197; Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 42:
AAS 58 (1966) 1079; Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 41: AAS 80 (1988) 570-572; Id., Carta
enc. Centesimus annus, 53: AAS 83 (1991) 859; Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis
conscientia, 72: AAS 79 (1987) 585-586.
13
Juan Pablo II, Carta enc. Redemptor hominis, 14: AAS 71 (1979) 284; cf. Id., Discurso a la III Conferencia
General del Episcopado Latinoamericano, Puebla (28 de enero de 1979), III/2: AAS 71 (1979) 199.
14
Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 42: AAS 59 (1967) 278.
4
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»15 y al « desarrollo integral de todo el hombre y de todos los hombres ».16 La doctrina social traza
los caminos que hay que recorrer para edificar una sociedad reconciliada y armonizada en la justicia
y en el amor, que anticipa en la historia, de modo incipiente y prefigurado, los « nuevos cielos y
nueva tierra, en los que habite la justicia » (2 P 3,13).
6 El principio del destino universal de los bienes invita a cultivar una visión de la economía
inspirada en valores morales que permitan tener siempre presente el origen y la finalidad de tales
bienes, para así realizar un mundo justo y solidario, en el que la creación de la riqueza pueda asumir
una función positiva. La riqueza, efectivamente, presenta esta valencia, en la multiplicidad de las
formas que pueden expresarla como resultado de un proceso productivo de elaboración técnico-
económica de los recursos disponibles, naturales y derivados; es un proceso que debe estar guiado
por la inventiva, por la capacidad de proyección, por el trabajo de los hombres, y debe ser empleado
como medio útil para promover el bienestar de los hombres y de los pueblos y para impedir su
exclusión y explotación.
7 Entre las virtudes en su conjunto y, especialmente entre las virtudes, los valores sociales y
la caridad, existe un vínculo profundo que debe ser reconocido cada vez más profundamente. La
caridad, a menudo limitada al ámbito de las relaciones de proximidad, o circunscrita únicamente a
los aspectos meramente subjetivos de la actuación en favor del otro, debe ser reconsiderada en su
auténtico valor de criterio supremo y universal de toda la ética social. De todas las vías, incluidas las
que se buscan y recorren para afrontar las formas siempre nuevas de la actual cuestión social, la «
más excelente » (1 Co 12,31) es la vía trazada por la caridad.
15
Pablo VI, Exh. ap. Evangelii nuntiandi, 9: AAS 68 (1976) 10.
16
Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 42: AAS 59 (1967) 278.
17
Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 265-266.
5
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18
A la interdependencia se puede asociar el tema clásico de la socialización, tantas veces examinado por la
doctrina social de la Iglesia, cf. Juan XXIII, Carta enc. Mater et magistra: AAS 53 (1961) 415-417; Concilio
Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 42: AAS 58 (1966) 1060-1061; Juan Pablo II, Carta enc. Laborem
exercens, 14-15: AAS 73 (1981) 612-618.
19
Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 38: AAS 80 (1988) 565-566.
20
Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 38: AAS 80 (1988) 566. Cf. además: Juan Pablo II, Carta
enc. Laborem exercens, 8: AAS 73 (1981) 594-598; Id., Carta enc. Centesimus annus, 57: AAS 83 (1991) 862-
863.
21
Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 17.39.45: AAS 80 (1988) 532-533. 566-568. 577-578.
También la solidaridad internacional es una exigencia de orden moral; la paz del mundo depende en gran
medida de ella: cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 83-86: AAS 58 (1966) 1107-1110;
Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 48: AAS 59 (1967) 281; Pontificia Comisión « Iustitia et Pax », Al
servicio de la comunidad humana: una consideración ética de la deuda internacional (27 de diciembre de
1986), I,1, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del Vaticano 1986, pp. 10-11; Catecismo de la Iglesia
Católica, 1941. 2438.
22
La solidaridad, aunque falte explícitamente la expresión, es uno de los principios basilares de la « Rerum
novarum » (cf. Juan XXIII, Carta enc. Mater et magistra: AAS 53 [1961] 407). « El principio que hoy llamamos
de solidaridad... León XIII lo enuncia varias veces con el nombre de “amistad”, que encontramos ya en la
filosofía griega, por Pío XI es designado con la expresión no menos significativa de “caridad social”, mientras
que Pablo VI, ampliando el concepto, de conformidad con las actuales y múltiples dimensiones de la
cuestión social, hablaba de “civilización del amor” » (Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 10: AAS 83
[1991] 805). La solidaridad es uno de los principios fundamentales de toda la enseñanza social de la Iglesia
(cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis conscientia, 73: AAS 79 [1987] 586). A partir de
Pío XII (cf. Carta enc. Summi Pontificatus: AAS 31 [1939] 426- 427), el término « solidaridad » se emplea con
frecuencia creciente y cada vez con mayor amplitud de significado: desde el de « ley », en la misma
Encíclica, al de « principio » (cf. Juan XXIII, Carta enc. Mater et magistra: AAS 53 [1961] 407); de « deber »
(cf. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 17. 48: AAS 59 [1967] 265-266. 281) y de « valor » (cf. Juan
Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 38: AAS 80 [1988] 564-566), en fin, al de « virtud » (cf. Juan Pablo
II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 38. 40: AAS 80 [1988] 564-566. 568-569).
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el espacio ofrecido a la libertad humana para ocuparse del crecimiento común, compartido por
todos. El compromiso en esta dirección se traduce en la aportación positiva que nunca debe faltar
a la causa común, en la búsqueda de los puntos de posible entendimiento incluso allí donde
prevalece una lógica de separación y fragmentación, en la disposición para gastarse por el bien del
otro, superando cualquier forma de individualismo y particularismo.23
11 “El amor tiene por delante un basto trabajo al que la iglesia quiere contribuir también
con su doctrina social, que concierne a todo el hombre y se dirige a todos los hombres. Existen
muchos hermanos necesitados que esperan ayuda, muchos oprimidos que esperan justicia, muchos
desocupados que esperan trabajo, muchos pueblos que esperan respeto: ‘¿cómo es posible que,
en nuestro tiempo, haya todavía quien se muere de hambre; quien está condenado al
analfabetismo; quien carece de la asistencia médica más elemental; quien no tiene techo donde
cobijarse?’. El panorama de la pobreza puede extenderse indefinidamente, si a las antiguas
añadimos nuevas pobrezas, que afectan a menudo a ambientes y grupos no carentes de recursos
económicos, pero expuestos a la desesperación del sin sentido, a la insidia de la droga, al abandono
de la edad avanzada o en la enfermedad, a la marginación o a la discriminación social… ¿Podemos
quedar al margen ante las perspectivas de un desequilibrio ecológico, que hace inhabitables y
enemigas del hombre vastas áreas del planeta? ¿O ante los problemas de la paz, amenazada a
menudo por las pesadillas de las guerras? ¿O frente a la violación de los derechos humanos
fundamentales de tantas personas, especialmente de los niños?”24
En este orden, la pregunta nuestra es: ¿Cómo podemos contribuir como Cáritas a la
solución de los urgentes problemas sociales y políticos, responder al gran desafío de la pobreza y la
miseria? “Los problemas de América Latina… son múltiples y complejos, y no se puede afrontar con
programas generales. Sin embargo la cuestión fundamental sobre el modo como la Iglesia,
iluminada por la fe en Cristo, deba reaccionar a estos desafíos, nos concierne a todos”25
Nuestro país está viviendo un momento estable en el aspecto económico, sin embargo la
naturaleza, los valores y la pobreza no parecen concordar con esta estabilidad. No obstante, Dios
sigue bendiciendo y para el cristiano no existe como tal una Crisis cuando todo va bien en el país,
sobre todo en el aspecto económico y social, pero la crisis que estamos viviendo es una crisis
espiritual evidente en la situación de la familia, de nuestra comunidad, de los valores y de nuestro
ambiente; así, cuando todo va bien, nos alejamos de Dios y dejamos de depender de Él. Para los
Pobres es buen tiempo por que estamos dependiendo de Dios y no necesariamente del dinero y
Dios se agrada de eso, mientras vivimos en “pobreza” o quizá con lo necesario, es un buen tiempo
para acercarse más a Dios y depender de Él.
23
Cf. Congregación para la Educación Católica, Orientaciones para el estudio y enseñanza de la doctrina
social de la Iglesia en la formación de los sacerdotes, 38, Tipografía Políglota Vaticana, Roma 1988, pp. 40-
41.
24
Juan Pablo II, NMI, 50-51
25
Benedicto XVI, Discurso Inaugural de Aparecida, 4.
7
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
12 La gloria de Dios es la vida del hombre, el hombre que vive en plenitud de su dignidad
da gloria a Dios, que se la ha donado. Es pues, el primer detalle de lo que es nuestra misión como
Cáritas: Devolver al hombre su plena dignidad personal dentro de un contexto de familia y
comunidad, y para ello el amor es la fuerza extraordinaria que nos ha de mover a comprometernos
con valentía y generosidad en el campo de la justicia y la paz. Una “caritas” que debe defender la
verdad, proponerla con humildad y convicción y testimoniarla con la vida.27
13 La Iglesia, pueblo peregrino, se adentra en el tercer milenio de la era cristiana guiada por
Cristo, el « gran Pastor » (Hb 13,20): Él es la Puerta Santa (cf. Jn 10,9) que hemos cruzado durante
el Gran Jubileo del año 2000. 28 Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida (cf. Jn 14,6):
contemplando el Rostro del Señor, confirmamos nuestra fe y nuestra esperanza en Él, único
Salvador y fin de la historia.
26
Mons. Domingo Berni, OSA (Obispo de la Prelatura de Chuquibambilla). 2008. 40 años de la Prelatura de
Chuquibambilla.
27
Benedicto XVI, Carta Enc. Caritas in Veritate, 1
28
Cf. Juan Pablo II, Carta ap. Novo millennio ineunte, 1: AAS 93 (2001) 266.
8
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
15 El hombre es por tanto nuestro primer capital: “Quisiera recordar a todos, en especial a
los gobernantes que se ocupan en dar un aspecto renovado al orden económico y social del mundo,
que el primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su
integridad”31 Las cuestiones netamente antropológicas que hieren trágicamente la dignidad de la
persona no pueden dejarse de prestar atención si realmente buscamos la promoción integral de la
persona humana, la anticoncepción como negación de la vida, el aborto y la cultura de la muerte
en todas sus modalidades, la fecundación in vitro, la esterilización forzada, la investigación con
embriones, la posibilidad de la clonación y de la hibridación humana, la planificación eugenésica de
nacimientos, la mentalidad eutanásica, entre otras aberraciones, “detrás de todos estos escenarios
hay planteamientos culturales que niegan la dignidad humana”.32
En este sentido debemos entender que el autentico desarrollo del hombre concierne de
manera unitaria a la totalidad de la persona en todas sus dimensiones. 33 E igualmente que no
podemos confiar todo el proceso de desarrollo solo a la técnica, por que de este modo quedaría sin
orientación.34
16 “La cultura actual tiende a proponer estilos de ser y vivir contarios a la naturaleza y
dignidad del ser humano. El impacto dominante de los ídolos del poder, la riqueza y el placer
efímero se han transformado, por encima del valor de la persona, en la norma máxima de
funcionamiento y el criterio decisivo en la organización social. Ante esta realidad, anunciamos una
vez más, el valor supremo de cada hombre y de cada mujer. El creador en efecto, al poner todo lo
creado al servicio del ser humano, manifiesta la dignidad de la persona humana e invita a respetarla
(cf. Gn 1, 26-30)”35.
29
Cfr. Pío XII, Radio Mensaje de Navidad (24-12-1944)
30
Cfr. CA. 11.
31
Benedicto XVI, Caritas in Veritate, 25.
32
Carta Enc. Caritas in Veritate, 75.
33
Cf. PP. 14.
34
Cf. Caritas in Veritate, 14.
35
DA. 387.
9
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
integral “de todo el hombre y de todos los hombres”36. Es precisamente esta dimensión espiritual
la que abre al hombre la trascendencia y a la realización de su plena vocación.
17 La revelación en Cristo del misterio de Dios como Amor trinitario está unida a la
revelación de la vocación de la persona humana al amor. Esta revelación ilumina la dignidad y la
libertad personal del hombre y de la mujer y la intrínseca sociabilidad humana en toda su
profundidad: « Ser persona a imagen y semejanza de Dios comporta... existir en relación al otro
“yo” »,37 porque Dios mismo, uno y trino, es comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
20 Iluminada por la luz del mensaje bíblico, la Iglesia considera la familia como la primera
sociedad natural, titular de derechos propios y originarios, y la sitúa en el centro de la vida social:
relegar la familia « a un papel subalterno y secundario, excluyéndola del lugar que le compete en
la sociedad, significa causar un grave daño al auténtico crecimiento de todo el cuerpo social ».39 La
familia, ciertamente, nacida de la íntima comunión de vida y de amor conyugal fundada sobre el
matrimonio entre un hombre y una mujer,40 posee una específica y original dimensión social, en
cuanto lugar primario de relaciones interpersonales, célula primera y vital de la sociedad:41 es una
institución divina, fundamento de la vida de las personas y prototipo de toda organización social.
36
Carta Enc. Populorum Progressio, 20.
37
Juan Pablo II, Carta ap. Mulieris dignitatem, 7: AAS 80 (1988) 1664.
38
Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 12: AAS 58 (1966) 1034.
39
Juan Pablo II, Carta a las Familias Gratissimam sane, 17: AAS 86 (1994) 906.
40
Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et Spes, 48: AAS 58 (1966) 1067-1069.
41
Cf. Concilio Vaticano II, Decr. Apostolicam actuositatem, 11: AAS 58 (1966) 848.
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PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
En el clima de afecto natural que une a los miembros de una comunidad familiar, las
personas son reconocidas y responsabilizadas en su integridad: « La primera estructura
fundamental a favor de la “ecología humana” es la familia, en cuyo seno el hombre recibe las
primeras nociones sobre la verdad y el bien; aprende qué quiere decir amar y ser amado y, por
consiguiente, qué quiere decir en concreto ser una persona ».44 Las obligaciones de sus miembros
no están limitadas por los términos de un contrato, sino que derivan de la esencia misma de la
familia, fundada sobre un pacto conyugal irrevocable y estructurada por las relaciones que derivan
de la generación o adopción de los hijos.
Una sociedad a medida de la familia es la mejor garantía contra toda tendencia de tipo
individualista o colectivista, porque en ella la persona es siempre el centro de la atención en cuanto
fin y nunca como medio. Es evidente que el bien de las personas y el buen funcionamiento de la
sociedad están estrechamente relacionados con « la prosperidad de la comunidad conyugal y
familiar ». 46 Sin familias fuertes en la comunión y estables en el compromiso, los pueblos se
debilitan. En la familia se inculcan desde los primeros años de vida los valores morales, se transmite
el patrimonio espiritual de la comunidad religiosa y el patrimonio cultural de la Nación. En ella se
aprenden las responsabilidades sociales y la solidaridad.47
Todo modelo social que busque el bien del hombre no puede prescindir de la centralidad y
de la responsabilidad social de la familia. La sociedad y el Estado, en sus relaciones con la familia,
tienen la obligación de atenerse al principio de subsidiaridad. En virtud de este principio, las
autoridades públicas no deben sustraer a la familia las tareas que puede desempeñar sola o
libremente asociada con otras familias; por otra parte, las mismas autoridades tienen el deber de
auxiliar a la familia, asegurándole las ayudas que necesita para asumir de forma adecuada todas
sus responsabilidades.48
42
Juan Pablo II, Exh. ap. Christifideles laici, 40: AAS 81 (1989) 468.
43
Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 39: AAS 83 (1991) 841.
44
Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 39: AAS 83 (1991) 841.
45
Juan Pablo II, Carta a las Familias Gratissimam sane, 7: AAS 86 (1994) 875; cf. Catecismo de la Iglesia
Católica, 2206.
46
Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 47: AAS 58 (1966) 1067; cf. Catecismo de la Iglesia
Católica, 2210.
47
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2224.
48
Cf. Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 45: AAS 74 (1982) 136-137; Catecismo de la Iglesia Católica,
2209.
11
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49
Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et Spes, 48: AAS 58 (1966) 1067- 1068.
50
Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 48: AAS 58 (1966) 1067.
51
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1603.
52
Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 48: AAS 58 (1966) 1067.
53
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1639.
54
Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Evangelium vitae, 71: AAS 87 (1995) 483; Santo Tomás de Aquino, Summa
theologiae, I-II, q. 96, a. 2 (« Utrum ad legem humanam pertineat omnia cohibere »): Ed. Leon. 7, 181.
55
Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 81: AAS 74 (1982) 183.
56
Santa Sede, Carta de los derechos de la familia, Preámbulo, E, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del
Vaticano 1983, p. 6.
57
Santa Sede, Carta de los derechos de la familia, Preámbulo, E, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del
Vaticano 1983, p. 6.
12
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la primera escuela de virtudes sociales, de la que todas las sociedades tienen necesidad.58 La familia
ayuda a que las personas desarrollen su libertad y su responsabilidad, premisas indispensables para
asumir cualquier tarea en la sociedad. Además, con la educación se comunican algunos valores
fundamentales, que deben ser asimilados por cada persona, necesarios para ser ciudadanos libres,
honestos y responsables.59
26 Los padres son los primeros, pero no los únicos, educadores de sus hijos. Corresponde a
ellos, por tanto, ejercer con sentido de responsabilidad, la labor educativa en estrecha y vigilante
colaboración con los organismos civiles y eclesiales: « La misma dimensión comunitaria, civil y
eclesial, del hombre exige y conduce a una acción más amplia y articulada, fruto de la colaboración
ordenada de las diversas fuerzas educativas. Éstas son necesarias, aunque cada una puede y debe
intervenir con su competencia y con su contribución propias ».60 Los padres tienen el derecho a
elegir los instrumentos formativos conformes a sus propias convicciones y a buscar los medios que
puedan ayudarles mejor en su misión educativa, incluso en el ámbito espiritual y religioso. Las
autoridades públicas tienen la obligación de garantizar este derecho y de asegurar las condiciones
concretas que permitan su ejercicio.61 En este contexto, se sitúa el tema de la colaboración entre
familia e institución escolar.
27 Los padres tienen el derecho de fundar y sostener instituciones educativas. Por su parte,
las autoridades públicas deben cuidar que « las subvenciones estatales se repartan de tal manera
que los padres sean verdaderamente libres para ejercer su derecho, sin tener que soportar cargas
injustas. Los padres no deben soportar, directa o indirectamente, aquellas cargas suplementarias
que impiden o limitan injustamente el ejercicio de esta libertad ». 62 Ha de considerarse una
injusticia el rechazo de apoyo económico público a las escuelas no estatales que tengan necesidad
de él y ofrezcan un servicio a la sociedad civil: « Cuando el Estado reivindica el monopolio escolar,
va más allá de sus derechos y conculca la justicia... El Estado no puede, sin cometer injusticia,
limitarse a tolerar las escuelas llamadas privadas. Éstas presentan un servicio público y tienen, por
consiguiente, el derecho a ser ayudadas económicamente ».63
58
Cf. Concilio Vaticano II, Decl. Gravissimum educationis, 3: AAS 58 (1966) 731-732; Id., Const. past.
Gaudium et spes, 52: AAS 58 (1966) 1073-1074; Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 37: AAS 74
(1982) 127-129; Catecismo de la Iglesia Católica, 1653. 2228.
59
Cf. Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 43: AAS 74 (1982) 134-135.
60
Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 40: AAS 74 (1982) 131.
61
Cf. Concilio Vaticano II, Decl. Gravissimum educationis, 6: AAS 58 (1966) 733-734; Catecismo de la Iglesia
Católica, 2229.
62
Santa Sede, Carta de los derechos de la familia, art. 5, b, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del
Vaticano 1983, p. 11; cf. también Concilio Vaticano II, Decl. Dignitatis humanae, 5: AAS 58 (1966) 933.
63
Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis conscientia, 94: AAS 79 (1987) 595-596.
64
Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 11: AAS 83 (1991) 807.
65
Cf. Juan XXIII, Carta enc. Mater et magistra: AAS 53 (1961) 453, 459.
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sociales emergen algunas de las más amplias capacidades de elevación del hombre, pero también
allí se anidan los más execrables atropellos de su dignidad.
29 El hombre y la mujer tienen la misma dignidad y son de igual valor,66 no sólo porque
ambos, en su diversidad, son imagen de Dios, sino, más profundamente aún, porque el dinamismo
de reciprocidad que anima el « nosotros » de la pareja humana es imagen de Dios.67 En la relación
de comunión recíproca, el hombre y la mujer se realizan profundamente a sí mismos
reencontrándose como personas a través del don sincero de sí mismos.68 Su pacto de unión es
presentado en la Sagrada Escritura como una imagen del Pacto de Dios con los hombres (cf. Os 1-
3; Is 54; Ef 5,21- 33) y, al mismo tiempo, como un servicio a la vida.69 La pareja humana puede
participar, en efecto, de la creatividad de Dios: « Y los bendijo Dios y les dijo: “Sed fecundos y
multiplicaos, y llenad la tierra” » (Gn 1,28).
Los derechos de los niños deben ser protegidos por los ordenamientos jurídicos. Es
necesario, sobre todo, el reconocimiento público en todos los países del valor social de la infancia:
« Ningún país del mundo, ningún sistema político, puede pensar en el propio futuro de modo
diverso si no es a través de la imagen de estas nuevas generaciones, que tomarán de sus padres el
múltiple patrimonio de los valores, de los deberes, de las aspiraciones de la Nación a la que
pertenecen, junto con el de toda la familia humana ».71 El primer derecho del niño es « a nacer en
una familia verdadera »,72 un derecho cuyo respeto ha sido siempre problemático y que hoy conoce
nuevas formas de violación debidas al desarrollo de las técnicas genéticas.
31 En ningún caso la persona humana puede ser instrumentalizada para fines ajenos a su
mismo desarrollo, que puede realizar plena y definitivamente sólo en Dios y en su proyecto salvífico:
el hombre, en efecto, en su interioridad, trasciende el universo y es la única criatura que Dios ha
amado por sí misma.73 Por esta razón, ni su vida, ni el desarrollo de su pensamiento, ni sus bienes,
ni cuantos comparten sus vicisitudes personales y familiares pueden ser sometidos a injustas
restricciones en el ejercicio de sus derechos y de su libertad.
66
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2334.
67
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 371.
68
Cf. Juan Pablo II, Carta a las familias Gratissiman sane, 6.8.14.16.19-20: AAS 86 (1994) 873-874. 876-878.
893-896. 899-903. 910-919.
69
Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 50: AAS 58 (1966) 1070-1072.
70
Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 26: AAS 74 (1982) 111-112.
71
Juan Pablo II, Discurso a la Asamblea General de las Naciones Unidas (2 de octubre de 1979), 21: AAS 71
(1979) 1159; cf. también Id., Mensaje al Secretario General de las Naciones Unidas con ocasión de la
Cumbre Mundial para los Niños (22 de septiembre de 1990): AAS 83 (1991) 358-361.
72
Juan Pablo II, Discurso al Comité de Periodistas Europeos para los Derechos del Niño (13 de enero de
1979): AAS 71 (1979) 360.
73
Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 24: AAS 58 (1966) 1045; Catecismo de la Iglesia
Católica, 27, 356 y 358.
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autoridades públicas vigilen con atención para que una restricción de la libertad o cualquier otra
carga impuesta a la actuación de las personas no lesionen jamás la dignidad personal y garantice el
efectivo ejercicio de los derechos humanos. Todo esto, una vez más, se funda sobre la visión del
hombre como persona, es decir, como sujeto activo y responsable del propio proceso de
crecimiento, junto con la comunidad de la que forma parte.
32 En la diversidad de las culturas, la ley natural une a los hombres entre sí, imponiendo
principios comunes. Aunque su aplicación requiera adaptaciones a la multiplicidad de las
condiciones de vida, según los lugares, las épocas y las circunstancias,74 la ley natural es inmutable,
« subsiste bajo el flujo de ideas y costumbres y sostiene su progreso... Incluso cuando se llega a
renegar de sus principios, no se la puede destruir ni arrancar del corazón del hombre. Resurge
siempre en la vida de individuos y sociedades ».75
33 « Dios no hace acepción de personas » (Hch 10,34; cf. Rm 2,11; Ga 2,6; Ef 6,9), porque
todos los hombres tienen la misma dignidad de criaturas a su imagen y semejanza.76 La Encarnación
del Hijo de Dios manifiesta la igualdad de todas las personas en cuanto a dignidad: « Ya no hay judío
ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús »
(Ga 3,28; cf. Rm 10,12; 1 Co 12,13; Col 3,11).
Puesto que en el rostro de cada hombre resplandece algo de la gloria de Dios, la dignidad
de todo hombre ante Dios es el fundamento de la dignidad del hombre ante los demás hombres.77
Esto es, además, el fundamento último de la radical igualdad y fraternidad entre los hombres,
independientemente de su raza, Nación, sexo, origen, cultura y clase.
También en las relaciones entre pueblos y Estados, las condiciones de equidad y paridad son
el presupuesto para un progreso auténtico de la comunidad internacional. 79 No obstante los
avances en esta dirección, es necesario no olvidar que aún existen demasiadas desigualdades y
formas de dependencia.80
74
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1957.
75
Catecismo de la Iglesia Católica, 1958.
76
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1934.
77
Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 29: AAS 58 (1966) 1048-1049.
78
Cf. Pablo VI, Carta ap. Octogesima adveniens, 16: AAS 63 (1971) 413.
79
Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris, 47-48: AAS 55 (1963) 279-281; Pablo VI, Discurso ante la
Asamblea General de las Naciones Unidas (4 de octubre de 1965), 5: AAS 57 (1965) 881; Juan Pablo II,
Discurso a la Quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas (5 de octubre de 1995), 13,
Tipografía Vaticana, p. 16.
80
Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 84: AAS 58 (1966) 1107-1108.
81
Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 22: AAS 73 (1981) 634.
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PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Es necesario promover con medidas eficaces y apropiadas los derechos de la persona minusválida.
« Sería radicalmente indigno del hombre y negación de la común humanidad admitir en la vida de
la sociedad, y, por consiguiente, en el trabajo, únicamente a los miembros plenamente funcionales,
porque obrando así se caería en una grave forma de discriminación: la de los fuertes y sanos contra
los débiles y enfermos ».82 Se debe prestar gran atención no sólo a las condiciones de trabajo físicas
y psicológicas, a la justa remuneración, a la posibilidad de promoción y a la eliminación de los
diversos obstáculos, sino también a las dimensiones afectivas y sexuales de la persona minusválida:
« También ella necesita amar y ser amada; necesita ternura, cercanía, intimidad », 83 según sus
propias posibilidades y en el respeto del orden moral que es el mismo, tanto para los sanos, como
para aquellos que tienen alguna discapacidad.
Es necesario, por tanto, destacar que la vida comunitaria es una característica natural que
distingue al hombre del resto de las criaturas terrenas. La actuación social comporta de suyo un
signo particular del hombre y de la humanidad, el de una persona que obra en una comunidad de
personas: este signo determina su calificación interior y constituye, en cierto sentido, su misma
naturaleza.87 Esta característica relacional adquiere, a la luz de la fe, un sentido más profundo y
estable. Creada a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,26), y constituida en el universo visible para
vivir en sociedad (cf. Gn 2,20.23) y dominar la tierra (cf. Gn 1,26.28-30), la persona humana está
llamada desde el comienzo a la vida social: « Dios no ha creado al hombre como un “ser solitario”,
sino que lo ha querido como “ser social”. La vida social no es, por tanto, exterior al hombre, el cual
no puede crecer y realizar su vocación si no es en relación con los otros ».88
82
Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 22: AAS 73 (1981) 634.
83
Juan Pablo II, Mensaje al Simposio internacional « Dignidad y derechos de la persona con discapacidad
mental » (5 de enero de 2004): L'Osservatore Romano, edición española, 16 de enero de 2004, p. 5.
84
Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 12: AAS 58 (1966) 1034; Catecismo de la Iglesia
Católica, 1879.
85
Cf. Pío XII, Radiomensaje de Navidad (24 de diciembre de 1942), 6: AAS 35 (1943) 11-12; Juan XXIII, Carta
enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 264-165.
86
Catecismo de la Iglesia Católica, 1880.
87
La natural sociabilidad del hombre hace descubrir también que el origen de la sociedad no se halla en un
« contrato » o « pacto » convencional, sino en la misma naturaleza humana. De ella deriva la posibilidad de
realizar libremente diversos pactos de asociación. No puede olvidarse que las ideologías del contrato social
se sustentan sobre una antropología falsa; consecuentemente, sus resultados no pueden ser —de hecho no
lo han sido— ventajosos para la sociedad y las personas. El Magisterio ha tachado tales opiniones como
abiertamente absurdas y sumamente funestas. cf. León XIII, Carta enc. Libertas praestantissimum: Acta
Leonis XIII, 8 (1889) 226-227.
88
Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis conscientia, 32: AAS 79 (1987) 567.
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PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
38 Puestos a desarrollar el tema de los derechos del hombre observamos ante todo que
éste tiene un derecho a la existencia, a la integridad corporal, a los medios necesarios para un
decoroso medio de vida, cuales son, principalmente, el alimento, el vestido, la vivienda, el
descanso, la asistencia médica y los servicios indispensables que a cada uno debe prestar el Estado.
De lo cual se sigue que el hombre posee también el derecho a la seguridad personal en caso de
enfermedad, invalidez, viudez, vejez y cualquier otra eventualidad que le prive, sin culpa suya, de
los medios necesarios para su sustento.92
39 La raíz de los derechos del hombre se debe buscar en la dignidad que pertenece a todo
ser humano.93 Esta dignidad, connatural a la vida humana e igual en toda persona, se descubre y se
comprende, ante todo, con la razón. El fundamento natural de los derechos aparece aún más sólido
si, a la luz de la fe, se considera que la dignidad humana, después de haber sido otorgada por Dios
y herida profundamente por el pecado, fue asumida y redimida por Jesucristo mediante su
encarnación, muerte y resurrección.94
La fuente última de los derechos humanos no se encuentra en la mera voluntad de los seres
humanos,95 en la realidad del Estado o en los poderes públicos, sino en el hombre mismo y en Dios
su Creador. Estos derechos son « universales e inviolables y no pueden renunciarse por ningún
concepto ». 96 Universales, porque están presentes en todos los seres humanos, sin excepción
alguna de tiempo, de lugar o de sujeto. Inviolables, en cuanto « inherentes a la persona humana y
a su dignidad »97 y porque « sería vano proclamar los derechos, si al mismo tiempo no se realizase
todo esfuerzo para que sea debidamente asegurado su respeto por parte de todos, en todas partes
y con referencia a quien sea ».98 Inalienables, porque « nadie puede privar legítimamente de estos
89
Cf. Concilio Vaticano II, Decl. Dignitatis humanae, 1: AAS 58 (1966) 929-930.
90
Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 41: AAS 58 (1966) 1059-1060; Congregación para la
Educación Católica, Orientaciones para el estudio y enseñanza de la doctrina social de la Iglesia en la
formación sacerdotal, 32, Tipografía Políglota Vaticana 1988, pp. 36-37.
91
Juan Pablo II, Discurso a la Asamblea General de las Naciones Unidas (2 de octubre de 1979), 7: AAS 71
(1979) 1147-1148; para Juan Pablo II tal Declaración « continúa siendo en nuestro tiempo una de las más
altas expresiones de la conciencia humana »: Discurso a la Quincuagésima Asamblea General de las
Naciones Unidas (5 de octubre de 1995), 2, Tipografía Vaticana, p. 6.
92
Cf. Pacem in terries, 11.
93
Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 27: AAS 58 (1966) 1047-1048; Catecismo de la
Iglesia Católica, 1930.
94
Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 259; Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et
spes, 22: AAS 58 (1966) 1079.
95
Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 278-279.
96
Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 259.
97
Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1999, 3: AAS 91 (1999) 379.
98
Pablo VI, Mensaje a la Conferencia Internacional sobre los Derechos del Hombre (15 de abril de 1968):
AAS 60 (1968) 285.
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derechos a uno sólo de sus semejantes, sea quien sea, porque sería ir contra su propia naturaleza
».99
40 Los derechos del hombre exigen ser tutelados no sólo singularmente, sino en su conjunto:
una protección parcial de ellos equivaldría a una especie de falta de reconocimiento. Estos derechos
corresponden a las exigencias de la dignidad humana y comportan, en primer lugar, la satisfacción
de las necesidades esenciales —materiales y espirituales— de la persona: « Tales derechos se
refieren a todas las fases de la vida y en cualquier contexto político, social, económico o cultural.
Son un conjunto unitario, orientado decididamente a la promoción de cada uno de los aspectos del
bien de la persona y de la sociedad... La promoción integral de todas las categorías de los derechos
humanos es la verdadera garantía del pleno respeto por cada uno de los derechos ». 100
Universalidad e indivisibilidad son las líneas distintivas de los derechos humanos: « Son dos
principios guía que exigen siempre la necesidad de arraigar los derechos humanos en las diversas
culturas, así como de profundizar en su dimensión jurídica con el fin de asegurar su pleno respeto
».101
41 Las enseñanzas de Juan XXIII,102 del Concilio Vaticano II,103 de Pablo VI104 han ofrecido
amplias indicaciones acerca de la concepción de los derechos humanos delineada por el Magisterio.
Juan Pablo II ha trazado una lista de ellos en la encíclica « Centesimus annus »: « El derecho a la
vida, del que forma parte integrante el derecho del hijo a crecer bajo el corazón de la madre
después de haber sido concebido; el derecho a vivir en una familia unida y en un ambiente moral,
favorable al desarrollo de la propia personalidad; el derecho a madurar la propia inteligencia y la
propia libertad a través de la búsqueda y el conocimiento de la verdad; el derecho a participar en
el trabajo para valorar los bienes de la tierra y recabar del mismo el sustento propio y de los seres
queridos; el derecho a fundar libremente una familia, a acoger y educar a los hijos, haciendo uso
responsable de la propia sexualidad. Fuente y síntesis de estos derechos es, en cierto sentido, la
libertad religiosa, entendida como derecho a vivir en la verdad de la propia fe y en conformidad con
la dignidad trascendente de la propia persona ».105
99
Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1999, 3: AAS 91 (1999) 379.
100
Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1999, 3: AAS 91 (1999) 379.
101
Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1998, 2: AAS 90 (1998) 149.
102
Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 259-264.
103
Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 26: AAS 58 (1966) 1046-1047.
104
Cf. Pablo VI, Discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (4 de octubre de 1965), 6: AAS 57
(1965) 883-884; Id., Mensaje a los Obispos reunidos para el Sínodo (23 de octubre de 1974): AAS 66 (1974)
631-639.
105
Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 47: AAS 83 (1991) 851-852; cf. también Id., Discurso a la
Asamblea General de las Naciones Unidas (2 de octubre de 1979), 13: AAS 71 (1979) 1152-1153.
106
Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Evangelium vitae, 2: AAS 87 (1995) 402.
107
Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 27: AAS 58 (1966) 1047-1048; Juan Pablo II, Carta
enc. Veritatis splendor, 80: AAS 85 (1993) 1197-1198; Id., Carta enc. Evangelium vitae, 7-28: AAS 87 (1995)
408-433.
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de los límites debidos ».108 El respeto de este derecho es un signo emblemático « del auténtico
progreso del hombre en todo régimen, en toda sociedad, sistema o ambiente ».109
108
Concilio Vaticano II, Decl. Dignitatis humanae, 2: AAS 58 (1966) 930-931.
109
Juan Pablo II, Carta enc. Redemptor hominis, 17: AAS 71 (1979) 300.
110
Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 24: AAS 58 (1966) 1045.
111
Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 25: AAS 58 (1966) 1045.
112
Congregación para la Educación Católica, Orientaciones para el estudio y enseñanza de la doctrina social
de la Iglesia en la formación de los sacerdotes, 24, Tipografía Políglota Vaticana, Roma 1988, p. 28.
113
Cf. Concilio Vaticano II, Decl. Dignitatis humanae: AAS 58 (1966) 929-946.
114
Concilio Vaticano II, Decl. Dignitatis humanae, 1: AAS 58 (1966) 929.
115
Cf. Concilio Vaticano II, Decl. Dignitatis humanae, 2: AAS 58 (1966) 930-931; Catecismo de la Iglesia
Católica, 2106.
116
Cf. Concilio Vaticano II, Decl. Dignitatis humanae, 3: AAS 58 (1966) 931-932.
117
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2108.
118
Catecismo de la Iglesia Católica, 2105.
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y sancionado como derecho civil.119 Sin embargo, no es de por sí un derecho ilimitado. Los justos
límites al ejercicio de la libertad religiosa deben ser determinados para cada situación social
mediante la prudencia política, según las exigencias del bien común, y ratificados por la autoridad
civil mediante normas jurídicas conformes al orden moral objetivo. Son normas exigidas « por la
tutela eficaz, en favor de todos los ciudadanos, de estos derechos, y por la pacífica composición de
tales derechos; por la adecuada promoción de esa honesta paz pública, que es la ordenada
convivencia en la verdadera justicia; y por la debida custodia de la moralidad pública ».120
46 El campo de los derechos del hombre se ha extendido a los derechos de los pueblos y de
las Naciones,124 pues « lo que es verdad para el hombre lo es también para los pueblos ».125 El
Magisterio recuerda que el derecho internacional « se basa sobre el principio del igual respeto, por
parte de los Estados, del derecho a la autodeterminación de cada pueblo y de su libre cooperación
en vista del bien común superior de la humanidad ».126 La paz se funda no sólo en el respeto de los
derechos del hombre, sino también en el de los derechos de los pueblos, particularmente el
derecho a la independencia.127
119
Cf. Concilio Vaticano II, Decl. Dignitatis humanae, 2: AAS 58 (1966) 930-931; Catecismo de la Iglesia
Católica, 2108.
120
Concilio Vaticano II, Decl. Dignitatis humanae, 7: AAS 58 (1966) 935; cf. Catecismo de la Iglesia Católica,
2109.
121
Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 259-264; Concilio Vaticano II, Const. past.
Gaudium et spes, 26: AAS 58 (1966) 1046-1047.
122
Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 264.
123
Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 264.
124
Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 33: AAS 80 (1988) 557-559; Id., Carta enc. Centesimus
annus, 21: AAS 83 (1991) 818-819.
125
Juan Pablo II, Carta con ocasión del 50º aniversario del comienzo de la Segunda Guerra mundial, 8: AAS
82 (1990) 56.
126
Juan Pablo II, Carta con ocasión del 50º aniversario del comienzo de la Segunda Guerra mundial, 8: AAS
82 (1990) 56.
127
Cf. Juan Pablo II, Discurso al Cuerpo Diplomático (9 de enero de 1988), 7-8: AAS 80 (1988) 1139.
128
Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 54: AAS 83 (1991) 859-860.
129
Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 41: AAS 58 (1966) 1060.
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profundamente la exigencia de respetar en su interno mismo la justicia 130 y los derechos del
hombre.131
49 La participación puede lograrse en todas las relaciones posibles entre el ciudadano y las
instituciones: para ello, se debe prestar particular atención a los contextos históricos y sociales en
los que la participación debería actuarse verdaderamente. La superación de los obstáculos
culturales, jurídicos y sociales que con frecuencia se interponen, como verdaderas barreras, a la
participación solidaria de los ciudadanos en los destinos de la propia comunidad, requiere una obra
informativa y educativa. 137 Una consideración cuidadosa merecen, en este sentido, todas las
posturas que llevan al ciudadano a formas de participación insuficientes o incorrectas, y al difundido
desinterés por todo lo que concierne a la esfera de la vida social y política: piénsese, por ejemplo,
en los intentos de los ciudadanos de « contratar » con las instituciones las condiciones más
ventajosas para sí mismos, casi como si éstas estuviesen al servicio de las necesidades egoístas; y
130
Cf. Juan Pablo II, Discurso al Tribunal de la Sacra Rota Romana (17 de febrero de 1979), 4: L'Osservatore
Romano, edición española, 1º de abril de 1979, p. 9.
131
Cf. CIC, cánones 208-223.
132
Cf. Pontificia Comisión « Iustitia et Pax », La Iglesia y los derechos del hombre, 70-90, Tipografía Políglota
Vaticana, Ciudad del Vaticano 1975, pp. 49-57.
133
Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 41: AAS 80 (1988) 572.
134
Pablo VI, Motu propio Iustitiam et Pacem (10 de diciembre de 1976): AAS 68 (1976) 700.
135
Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 278.
136
Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 46: AAS 83 (1991) 850-851.
137
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1917.
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La plena realización del bien común requiere que la comunidad política desarrolle, en el
ámbito de los derechos humanos, una doble y complementaria acción, de defensa y de promoción:
debe « evitar, por un lado, que la preferencia dada a los derechos de algunos particulares o de
determinados grupos venga a ser origen de una posición de privilegio en la Nación, y para soslayar,
por otro, el peligro de que, por defender los derechos de todos, incurran en la absurda posición de
impedir el pleno desarrollo de los derechos de cada uno ».141
138
Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 30-31: AAS 58 (1966) 1049-1050; Juan Pablo II,
Carta enc. Centesimus annus, 47: AAS 83 (1991) 851-852.
139
Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 273; cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2237; Juan
Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2000, 6: AAS 92 (2000) 362; Id., Discurso a la
Quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas (5 de octubre de 1995), 3, Tipografía Vaticana, p.
7.
140
Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 274.
141
Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 275.
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52 En el Antiguo Testamento se encuentra una doble postura frente a los bienes económicos
y la riqueza. Por un lado, de aprecio a la disponibilidad de bienes materiales considerados necesarios
para la vida: en ocasiones, la abundancia —pero no la riqueza o el lujo— es vista como una
bendición de Dios. En la literatura sapiencial, la pobreza se describe como una consecuencia
negativa del ocio y de la falta de laboriosidad (cf. Pr 10,4), pero también como un hecho natural (cf.
Pr 22,2). Por otro lado, los bienes económicos y la riqueza no son condenados en sí mismos, sino por
su mal uso.
142
Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 25-27: AAS 73 (1981) 638-647.
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particulares esos fines que entendemos que la naturaleza o, mejor dicho, el autor de la naturaleza,
Dios, ha fijado a cada orden de cosas factibles, y someterlos subordinadamente a aquél ».143
143
Pío XI, Carta enc. Quadragesimo anno: AAS 23 (1931) 190-191.
144
Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 63: AAS 58 (1966) 1084.
145
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2426.
146
Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 40: AAS 80 (1988) 568-569.
147
Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 36: AAS 80 (1988) 561.
148
Cf. Juan Pablo II, Exh. ap. Ecclesia in America, 20: AAS 91 (1999) 756.
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57 Con la afirmación de que el nombre del desarrollo se llama Cristo, el Papa reconduce
todo al corazón de la cuestión: la urgencia de una nueva evangelización, de un nuevo compromiso
con Cristo; por que si Cristo no se transforma en el criterio del vivir, no existe un anuncio posible y
adecuado. El hombre necesita de Cristo y por eso de pastores, de hombres enamorados de Jesús,
capaces de ofrecer su presencia como única respuesta a la pobreza que todos vivimos. Pobreza –
afirma el Papa- que coincide, antes que nada, no con el hambre, la falta de vestido o educación, el
acceso a la salud pública, etc… sino con la falta de un sentido en la vida, en la pérdida del rumbo
que conduce al objetivo último de la vida. Benedicto XVI nos recuerda que en el origen de esta
pobreza está la soledad que vive el hombre, debida al “rechazo del amor de Dios”.
Hay que ser cautos con la ayuda, sin la soberbia de por medio podemos advertir situaciones
en el que el fin eminentemente económico puede agredir la dignidad de las personas y de la
naturaleza.
59 Benedicto XVI, también nos propone a este respecto alguna idea novedosa, cuando
analiza la situación económica actual y su relación con la pobreza: “No se trata solo de remediar el
mal funcionamiento con las ayudas. No se debe considerar a los pobres como un “fardo”152, sino
como una riqueza incluso desde el punto de vista estrictamente económico. No obstante, se ha de
considerar equivocada la visión de quienes piensan que la economía de mercado tiene necesidad
estructural de una cuota de pobreza y de subdesarrollo para funcionar mejor. Al mercado le
interesa promover la emancipación, pero no puede lograrlo por si mismo, por que no puede
producir lo que está fuera de su alcance. Ha de sacra fuerzas morales de otras instancias que sean
capaces de generarlas”153
149
Benedicto XVI, Caritas in Veritate, 34.
150
Benedicto XVI, Caritas in Veritate, 34.
151
Ibid.34.
152
Benedicto XVI, Caritas in Veritate, 49.
153
Benedicto XVI, Caritas in Veritate, 49.
154
Benedicto XVI, DCE. 28. 31.
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Sólo le cercanía que nos hace amigos nos permite apreciar profundamente los valores de los
hombres de hoy, sus legítimos anhelos y su modo propio de vivir la fe. La opción por los pobres
debe conducirnos a la amistad con los pobres.155
Sigue siendo vital, especialmente en los países en vías de desarrollo o que han salido de
sistemas colectivistas o de colonización, la justa distribución de la tierra. En las zonas rurales, la
posibilidad de acceder a la tierra mediante las oportunidades ofrecidas por los mercados de trabajo
y de crédito, es condición necesaria para el acceso a los demás bienes y servicios; además de
constituir un camino eficaz para la salvaguardia del ambiente, esta posibilidad representa un
sistema de seguridad social realizable también en los países que tienen una estructura
administrativa débil.157
155
DA. 397-398.
156
Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 69: AAS 58 (1966) 1090-1092.
157
Cf. Pontificio Consejo « Justicia y Paz », Para una mejor distribución de la tierra. El reto de la reforma
agraria (23 de noviembre de 1997), 27-31: Librería Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 1997, pp. 25-28.
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63 El Antiguo Testamento presenta a Dios como Creador omnipotente (cf. Gn 2,2; Jb 38-41;
Sal 104; Sal 147), que plasma al hombre a su imagen y lo invita a trabajar la tierra (cf. Gn 2,5-6), y
a custodiar el jardín del Edén en donde lo ha puesto (cf. Gn 2,15). Dios confía a la primera pareja
humana la tarea de someter la tierra y de dominar todo ser viviente (cf. Gn 1,28). El dominio del
hombre sobre los demás seres vivos, sin embargo, no debe ser despótico e irracional; al contrario,
él debe « cultivar y custodiar » (cf. Gn 2,15) los bienes creados por Dios: bienes que el hombre no
ha creado sino que ha recibido como un don precioso, confiado a su responsabilidad por el Creador.
Cultivar la tierra significa no abandonarla a sí misma; dominarla es tener cuidado de ella, así como
un rey sabio cuida de su pueblo y un pastor de su grey.
64 El trabajo agrícola merece una especial atención, debido a la función social, cultural y
económica que desempeña en los sistemas económicos de muchos países, a los numerosos
problemas que debe afrontar en el contexto de una economía cada vez más globalizada, y a su
importancia creciente en la salvaguardia del ambiente natural: « Por consiguiente, en muchas
situaciones son necesarios cambios radicales y urgentes para volver a dar a la agricultura —y a los
hombres del campo— el justo valor como base de una sana economía, en el conjunto del desarrollo
de la comunidad social ».158
158
Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 21: AAS 73 (1981) 634.
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criatura humana encuentra la propia verdad, en la que halla inspiración y normas para proyectar el
futuro del mundo, un jardín que Dios le ha dado para que sea cultivado y custodiado (cf. Gn 2,15).
En su ministerio público, Jesús valora los elementos naturales. De la naturaleza, Él es, no sólo su
intérprete sabio en las imágenes y en las parábolas que ama ofrecer, sino también su dominador
(cf. el episodio de la tempestad calmada en Mt 14,22-33; Mc 6,45-52; Lc 8,22-25; Jn 6,16-21): el
Señor pone la naturaleza al servicio de su designio redentor. A sus discípulos les pide mirar las cosas,
las estaciones y los hombres con la confianza de los hijos que saben no serán abandonados por el
Padre providente (cf. Lc 11,11-13). En cambio de hacerse esclavo de las cosas, el discípulo de Cristo
debe saber servirse de ellas para compartir y crear fraternidad (cf. Lc 16,9-13).
68 La visión bíblica inspira las actitudes de los cristianos con respecto al uso de la tierra, y
al desarrollo de la ciencia y de la técnica. El Concilio Vaticano II declara que « tiene razón el hombre,
participante de la luz de la inteligencia divina, cuando afirma que por virtud de su inteligencia es
superior al universo material ».159 Los Padres Conciliares reconocen los progresos realizados gracias
a la aplicación incesante del ingenio humano a lo largo de los siglos, en las ciencias empíricas, en la
técnica y en las disciplinas liberales.160 El hombre « en nuestros días, gracias a la ciencia y la técnica,
ha logrado dilatar y sigue dilatando el campo de su dominio sobre casi toda la naturaleza ».161
159
Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 15: AAS 58 (1966) 1036.
160
Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 15: AAS 58 (1966) 1036.
161
Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 33: AAS 58 (1966) 1052.
162
Juan Pablo II, Discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias (3 de octubre de 1981), 3: AAS 73 (1981)
670.
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rectamente, en un valioso instrumento para resolver graves problemas, comenzando por el del
hambre y la enfermedad, mediante la producción de variedades de plantas más avanzadas y
resistentes y de muy útiles medicamentos ».163 Es importante, sin embargo, reafirmar el concepto
de « recta aplicación », porque « sabemos que este potencial no es neutral: puede ser usado tanto
para el progreso del hombre como para su degradación ». 164 Por esta razón, « es necesario
mantener un actitud de prudencia y analizar con ojo atento la naturaleza, la finalidad y los modos
de las diversas formas de tecnología aplicada ». 165 Los científicos, pues, deben « utilizar
verdaderamente su investigación y su capacidad técnica para el servicio de la humanidad », 166
sabiendo subordinarlas « a los principios morales que respetan y realizan en su plenitud la dignidad
del hombre ».167
70 En los últimos años se ha impuesto con fuerza la cuestión del uso de las nuevas
biotecnologías con finalidades ligadas a la agricultura, la zootecnia, la medicina y la protección del
medio ambiente. Las nuevas posibilidades que ofrecen las actuales técnicas biológicas y
biogenéticas suscitan, por una parte, esperanzas y entusiasmos y, por otra, alarma y hostilidad. Las
aplicaciones de las biotecnologías, su licitud desde el punto de vista moral, sus consecuencias para
la salud del hombre, su impacto sobre el medio ambiente y la economía, son objeto de profundo
estudio y de animado debate. Se trata de cuestiones controvertidas que afectan a científicos e
investigadores, políticos y legisladores, economistas y ambientalistas, productores y consumidores.
Los cristianos no son indiferentes a estos problemas, conscientes de la importancia de los valores
que están en juego.168
163
Juan Pablo II, Discurso a los participantes en el Congreso promovido por la « Accademia Nazionale delle
Scienze » en el bicentenario de su fundación (21 de septiembre de 1982), 4: L'Osservatore Romano, edición
española, 17 de octubre de 1982, p. 13.
164
Juan Pablo II, Discurso pronunciado durante el encuentro con científicos y representantes de la
Universidad de las Naciones Unidas, Hiroshima (25 de febrero de 1981), 3: AAS 73 (1981) 422.
165
Juan Pablo II, Discurso a los obreros en las oficinas Olivetti de Ivrea, Italia
(19 de marzo de 1990), 4: L'Osservatore Romano, edición española, 8 de abril de 1990, p. 9.
166
Juan Pablo II, Homilía durante la Misa en el Victorian Racing Club, Melbourne (28 de noviembre de
1986), 11: L'Osservatore Romano, edición española, 14 de diciembre de 1986, p. 14.
167
Juan Pablo II, Discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias (23 de octubre de 1982), 6: L'Osservatore
Romano, edición española, 12 de diciembre de 1982, p. 7.
168
Cf. Pontificia Academia para la Vida, Biotecnologías animales y vegetales. Nuevas fronteras y nuevas
responsabilidades, Librería Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 1999.
169
Cf. Juan Pablo II, Discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias (23 de octubre de 1982), 6:
L'Osservatore Romano, edición española, 12 de diciembre de 1982, p. 7 14618.
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sobre los organismos vivos, con la posibilidad de consecuencias notables a largo plazo, no es lícito
actuar con irresponsabilidad ni a la ligera.
74 Los responsables de la información tienen también una tarea importante en este ámbito,
que han de ejercer con prudencia y objetividad. La sociedad espera de ellos una información
completa y objetiva, que ayude a los ciudadanos a formarse una opinión correcta sobre los
productos biotecnológicos, porque se trata de algo que les concierne en primera persona, en
cuanto posibles consumidores. Se debe evitar, por tanto, caer en la tentación de una información
superficial, alimentada por fáciles entusiasmos o por alarmismos injustificados.
75 Punto central de referencia para toda aplicación científica y técnica es el respeto del
hombre, que debe ir acompañado por una necesaria actitud de respeto hacia las demás criaturas
vivientes. Incluso cuando se plantea una alteración de éstas, « conviene tener en cuenta la
naturaleza de cada ser y su mutua conexión en un sistema ordenado ». 171 En este sentido, las
formidables posibilidades de la investigación biológica suscitan profunda inquietud, ya que « no se
ha llegado aún a calcular las alteraciones provocadas en la naturaleza por una indiscriminada
manipulación genética y por el desarrollo irreflexivo de nuevas especies de plantas y formas de vida
animal, por no hablar de inaceptables intervenciones sobre los orígenes de la misma vida humana
». 172 De hecho, « se ha constatado que la aplicación de algunos descubrimientos en el campo
industrial y agrícola produce, a largo plazo, efectos negativos. Todo esto ha demostrado
crudamente cómo toda intervención en una área del ecosistema debe considerar sus consecuencias
en otras áreas y, en general, en el bienestar de las generaciones futuras ».173
170
Cf. Juan Pablo II, Discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias (3 de octubre de 1981): AAS 73 (1981)
668-672.
171
Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 34: AAS 80 (1988) 559.
172
Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1990, 7: AAS 82 (1990) 151.
173
Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1990, 6: AAS 82 (1990) 150.
174
Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 37: AAS 83 (1991) 840.
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tierra, sometiéndola sin reservas a su voluntad, como si ella no tuviese una fisonomía propia y un
destino anterior dados por Dios, y que el hombre puede desarrollar ciertamente, pero que no debe
traicionar ».175 Cuando se comporta de este modo, « en vez de desempeñar su papel de colaborador
de Dios en la obra de la creación, el hombre suplanta a Dios y con ello provoca la rebelión de la
naturaleza, más bien tiranizada que gobernada por él ».176
Si el hombre interviene sobre la naturaleza sin abusar de ella ni dañarla, se puede decir que
« interviene no para modificar la naturaleza, sino para ayudarla a desarrollarse en su línea, la de la
creación, la querida por Dios. Trabajando en este campo, sin duda delicado, el investigador se
adhiere al designio de Dios. Dios ha querido que el hombre sea el rey de la creación ».177 En el fondo,
es Dios mismo quien ofrece al hombre el honor de cooperar con todas las fuerzas de su inteligencia
en la obra de la creación.
78 La naturaleza aparece como un instrumento en las manos del hombre, una realidad que
él debe manipular constantemente, especialmente mediante la tecnología. A partir del
presupuesto, que se ha revelado errado, de que existe una cantidad ilimitada de energía y de
recursos utilizables, que su regeneración inmediata es posible y que los efectos negativos de las
manipulaciones de la naturaleza pueden ser fácilmente absorbidos, se ha difundido y prevalece una
concepción reductiva que entiende el mundo natural en clave mecanicista y el desarrollo en clave
consumista. El primado atribuido al hacer y al tener más que al ser, es causa de graves formas de
alienación humana.181
175
Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 37: AAS 83 (1991) 840.
176
Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 37: AAS 83 (1991) 840.
177
Juan Pablo II, Discurso a la 35ª Asamblea General de la Asociación Médica Mundial (29 de octubre de
1983), 6: AAS 76 (1984) 394.
178
Cf. Pablo VI, Carta ap. Octogesima adveniens, 21: AAS 63 (1971) 416-417.
179
Pablo VI, Carta ap. Octogesima adveniens, 21: AAS 63 (1971) 417.
180
Juan Pablo II, Discurso a los participantes en un Congreso Internacional sobre « Ambiente y salud » (24
de marzo de 1997), 2: L'Osservatore Romano, edición española, 11 de abril de 1997, p. 7.
181
Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 28: AAS 80 (1988) 548-550.
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PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
79 Una correcta concepción del medio ambiente, si por una parte no puede reducir
utilitariamente la naturaleza a un mero objeto de manipulación y explotación, por otra parte,
tampoco debe absolutizarla y colocarla, en dignidad, por encima de la misma persona humana. En
este último caso, se llega a divinizar la naturaleza o la tierra, como puede fácilmente verse en
algunos movimientos ecologistas que piden se otorgue un reconocimiento institucional
internacionalmente garantizado a sus ideas.182
80 Una visión del hombre y de las cosas desligada de toda referencia a la trascendencia ha
llevado a rechazar el concepto de creación y a atribuir al hombre y a la naturaleza una existencia
completamente autónoma. El vínculo que une el mundo con Dios ha sido así roto: esta ruptura ha
acabado desvinculando también al hombre de la tierra y, más radicalmente, ha empobrecido su
misma identidad. El ser humano ha llegado a considerarse extraño al contexto ambiental en el que
vive. La consecuencia que deriva de todo ello es muy clara: « La relación que el hombre tiene con
Dios determina la relación del hombre con sus semejantes y con su ambiente. Por eso la cultura
cristiana ha reconocido siempre en las criaturas que rodean al hombre otros tantos dones de Dios
que se han de cultivar y custodiar con sentido de gratitud hacia el Creador. En particular, la
espiritualidad benedictina y la franciscana han testimoniado esta especie de parentesco del hombre
con el medio ambiente, alimentando en él una actitud de respeto a toda realidad del mundo que
lo rodea ». 184 Debe darse un mayor relieve a la profunda conexión que existe entre ecología
ambiental y « ecología humana ».185
182
Cf., por ejemplo, Consejo Pontificio de la Cultura - Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso,
Jesucristo, Portador del agua de la vida. Una reflexión cristiana sobre la ‘‘Nueva Era'', Librería Editrice
Vaticana, Ciudad del Vaticano 2003, p. 35.
183
Juan Pablo II, Discurso a los participantes en un Congreso Internacional sobre « Ambiente y salud » (24
de marzo de 1997), 5: L'Osservatore Romano, edición española, 11 de abril de 1997, p. 7.
184
Juan Pablo II, Discurso a los participantes en un Congreso Internacional sobre « Ambiente y salud » (24
de marzo de 1997), 4: L'Osservatore Romano, edición española, 11 de abril de 1997, p. 7.
185
Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 38: AAS 83 (1991) 841.
186
Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 34: AAS 80 (1988) 559-560.
187
Juan Pablo II, Discurso a los participantes en un Congreso Internacional sobre « Ambiente y salud » (24
de marzo de 1997), 5: L'Osservatore Romano, edición española, 11 de abril de 1997, p. 7.
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PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
82 La tutela del medio ambiente constituye un desafío para la entera humanidad: se trata
del deber, común y universal, de respetar un bien colectivo,188 destinado a todos, impidiendo que
se puedan « utilizar impunemente las diversas categorías de seres, vivos o inanimados —animales,
plantas, elementos naturales—, como mejor apetezca, según las propias exigencias ».189 Es una
responsabilidad que debe crecer, teniendo en cuenta la globalidad de la actual crisis ecológica y la
consiguiente necesidad de afrontarla globalmente, ya que todos los seres dependen unos de otros
en el orden universal establecido por el Creador: « Conviene tener en cuenta la naturaleza de cada
ser y su mutua conexión en un sistema ordenado, que es precisamente el cosmos ».190
188
Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 40: AAS 83 (1991) 843.
189
Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 34: AAS 80 (1988) 559.
190
Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 34: AAS 80 (1988) 559.
191
Juan Pablo II, Exh. ap. Ecclesia in America, 25: AAS 91 (1999) 760.
192
Cf. Juan Pablo II, Homilía en la fiesta de San Juan Gualberto, Val Visdende, Italia (12 de julio de 1987):
L'Osservatore Romano, edición española, 19 de julio de 1987, p. 12.
193
Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 17: AAS 59 (1967) 266.
194
Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 37: AAS 83 (1991) 840.
33
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
El contenido jurídico del « derecho a un ambiente natural seguro y saludable »196 será el
fruto de una gradual elaboración, solicitada por la opinión pública, preocupada por disciplinar el
uso de los bienes de la creación según las exigencias del bien común y con una voluntad común de
instituir sanciones para quienes contaminan. Las normas jurídicas, sin embargo, no bastan por sí
solas;197 junto a ellas deben madurar un firme sentido de responsabilidad y un cambio efectivo en
la mentalidad y en los estilos de vida.
85 Las autoridades llamadas a tomar decisiones para hacer frente a los riesgos contra la
salud y el medio ambiente, a menudo se encuentran ante situaciones en las que los datos científicos
disponibles son contradictorios o cuantitativamente escasos: puede ser oportuno entonces hacer
una valoración según el « principio de precaución », que no comporta la aplicación de una regla,
sino una orientación para gestionar situaciones de incertidumbre. Este principio evidencia la
necesidad de tomar una decisión provisional, que podrá ser modificada en base a nuevos
conocimientos que eventualmente se logren. La decisión debe ser proporcionada a las medidas ya
en acto para otros riesgos. Las políticas preventivas, basadas sobre el principio de precaución,
exigen que las decisiones se basen en una comparación entre los riesgos y los beneficios hipotéticos
que comporta cada decisión alternativa posible, incluida la decisión de no intervenir. A este
planteamiento precaucional está vinculada la exigencia de promover seriamente la adquisición de
conocimientos más profundos, aun sabiendo que la ciencia puede no llegar rápidamente a la
conclusión de una ausencia de riesgos. Las circunstancias de incertidumbre y provisionalidad hacen
especialmente importante la transparencia en el proceso de toma de decisiones.
195
Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1990, 9: AAS 82 (1990) 152.
196
Juan Pablo II, Discurso a la Corte y a la Comisión Europea de los Derechos del Hombre, Estrasburgo (8 de
octubre de 1988), 5: AAS 81 (1989) 685; cf. Id., Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1990, 9: AAS 82
(1990) 152; Id., Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1999, 10: AAS 91 (1999) 384-385.
197
Cf. Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1999, 10: AAS 91 (1999) 384-385.
198
Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 26: AAS 80 (1988) 546.
199
Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 34: AAS 80 (1988) 559-560.
200
Juan Pablo II, Alocución a la XXV Conferencia General de la F A O (16 de noviembre de 1989), 8: AAS 82
(1990) 673.
34
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Una economía que respete el medio ambiente no buscará únicamente el objetivo del
máximo beneficio, porque la protección ambiental no puede asegurarse sólo en base al cálculo
financiero de costos y beneficios. El ambiente es uno de esos bienes que los mecanismos del
mercado no son capaces de defender o de promover adecuadamente. 202 Todos los países, en
particular los desarrollados, deben advertir la urgente obligación de reconsiderar las modalidades
de uso de los bienes naturales. La investigación en el campo de las innovaciones que pueden reducir
el impacto sobre el medio ambiente provocado por la producción y el consumo, deberá incentivarse
eficazmente.
87 La relación que los pueblos indígenas tienen con su tierra y sus recursos merece una
consideración especial: se trata de una expresión fundamental de su identidad.203 Muchos pueblos
han perdido o corren el riesgo de perder las tierras en que viven,204 a las que está vinculado el
sentido de su existencia, a causa de poderosos intereses agrícolas e industriales, o condicionados
por procesos de asimilación y de urbanización.205 Los derechos de los pueblos indígenas deben ser
tutelados oportunamente.206 Estos pueblos ofrecen un ejemplo de vida en armonía con el medio
ambiente, que han aprendido a conocer y a preservar:207 su extraordinaria experiencia, que es una
riqueza insustituible para toda la humanidad, corre el peligro de perderse junto con el medio
ambiente en que surgió.
88 También en el campo de la ecología la doctrina social invita a tener presente que los
bienes de la tierra han sido creados por Dios para ser sabiamente usados por todos: estos bienes
deben ser equitativamente compartidos, según la justicia y la caridad. Se trata fundamentalmente
de impedir la injusticia de un acaparamiento de los recursos: la avidez, ya sea individual o colectiva,
es contraria al orden de la creación.208 Los actuales problemas ecológicos, de carácter planetario,
201
Cf. Juan Pablo II, Discurso a un grupo de estudio de la Pontificia Academia de las Ciencias (6 de
noviembre de 1987): L'Osservatore Romano, edición española, 6 de diciembre de 1987, p. 18.
202
Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 40: AAS 83 (1991) 843.
203
Cf. Juan Pablo II, Discurso a los pueblos autóctonos del Amazonas, Manaus (10 de julio de 1980): AAS 72
(1980) 960-961.
204
Cf. Juan Pablo II, Homilía durante la liturgia de la Palabra para la población autóctona del Amazonas
peruana (5 de febrero de 1985), 4: AAS 77 (1985) 897-898; cf. también Pontificio Consejo « Justicia y Paz »,
Para una mejor distribución de la tierra. El reto de la reforma agraria (23 de noviembre de 1997), 11,
Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 1997, pp. 13-14.
205
Cf. Juan Pablo II, Discurso a los aborígenes de Australia (29 de noviembre de 1986), 4: AAS 79 (1987) 974-
975.
206
Cf. Juan Pablo II, Discurso a los Indígenas de Guatemala (7 de marzo de 1983), 4: AAS 75 (1983) 742-743;
Id., Discurso a los pueblos autóctonos de Canadá (18 de septiembre de 1984), 7-8: AAS 77 (1985) 421-422;
Id., Discurso a los pueblos autóctonos de Ecuador (31 de enero de 1985), II. 1: AAS 77 (1985) 861; Id.,
Discurso a los aborígenes de Australia (29 de noviembre de 1986), 10: AAS 79 (1987) 976-977.
207
Cf. Juan Pablo II, Discurso a los aborígenes de Australia (29 de noviembre de 1986), 4: AAS 79 (1987) 974-
975; Id., Discurso a los Amerindios (14 de septiembre de 1987), 4: L'Osservatore Romano, edición española,
11 de octubre de 1987, p. 20.
208
Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 69: AAS 58 (1966) 1090-1092; Pablo VI, Carta enc.
Populorum progressio, 22: AAS 59 (1967) 268.
35
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
pueden ser afrontados eficazmente sólo gracias a una cooperación internacional capaz de
garantizar una mayor coordinación en el uso de los recursos de la tierra
89 El principio del destino universal de los bienes ofrece una orientación fundamental, moral
y cultural, para deshacer el complejo y dramático nexo que une la crisis ambiental con la pobreza.
La actual crisis ambiental afecta particularmente a los más pobres, bien porque viven en tierras
sujetas a la erosión y a la desertización, están implicados en conflictos armados o son obligados a
migraciones forzadas, bien porque no disponen de los medios económicos y tecnológicos para
protegerse de las calamidades.
Téngase presente, además, la situación de los países penalizados por las reglas de un
comercio internacional injusto, en los que la persistente escasez de capitales se agrava, con
frecuencia, por el peso de la deuda externa: en estos casos, el hambre y la pobreza hacen casi
inevitable una explotación intensiva y excesiva del medio ambiente.
90 El estrecho vínculo que existe entre el desarrollo de los países más pobres, los cambios
demográficos y un uso sostenible del ambiente, no debe utilizarse como pretexto para decisiones
políticas y económicas poco conformes a la dignidad de la persona humana.
91 El principio del destino universal de los bienes, naturalmente, se aplica también al agua,
considerada en la Sagrada Escritura símbolo de purificación (cf. Sal 51,4; Jn 13,8) y de vida (cf. Jn
3,5; Ga 3,27): « Como don de Dios, el agua es instrumento vital, imprescindible para la supervivencia
y, por tanto, un derecho de todos ».209 La utilización del agua y de los servicios a ella vinculados
debe estar orientada a satisfacer las necesidades de todos y sobre todo de las personas que viven
en la pobreza. El acceso limitado al agua potable repercute sobre el bienestar de un número enorme
de personas y es con frecuencia causa de enfermedades, sufrimientos, conflictos, pobreza e incluso
de muerte: para resolver adecuadamente esta cuestión, « se debe enfocar de forma que se
establezcan criterios morales basados precisamente en el valor de la vida y en el respeto de los
derechos humanos y de la dignidad de todos los seres humanos ».210
92 El agua, por su misma naturaleza, no puede ser tratada como una simple mercancía más
entre las otras, y su uso debe ser racional y solidario. Su distribución forma parte, tradicionalmente,
de las responsabilidades de los entes públicos, porque el agua ha sido considerada siempre como
un bien público, una característica que debe mantenerse, aun cuando la gestión fuese confiada al
sector privado. El derecho al agua,211 como todos los derechos del hombre, se basa en la dignidad
humana y no en valoraciones de tipo meramente cuantitativo, que consideran el agua sólo como
un bien económico. Sin agua, la vida está amenazada. Por tanto, el derecho al agua es un derecho
universal e inalienable.
209
Juan Pablo II, Mensaje al Card. Geraldo Majella Agnelo con ocasión de la Campaña de Fraternidad de la
Conferencia Episcopal de Brasil (19 de enero de 2004): L'Osservatore Romano, edición española, 5 de marzo
de 2004, p. 8.
210
Juan Pablo II, Mensaje al Card. Geraldo Majella Agnelo con ocasión de la Campaña de Fraternidad de la
Conferencia Episcopal de Brasil (19 de enero de 2004): L'Osservatore Romano, edición española, 5 de marzo
de 2004, p. 8.
211
Cf. Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2003, 5: AAS 95 (2003) 343; Pontificio
Consejo « Justicia y Paz », Water, an Essential Element for Life. A Contribution of the Delegation of the Holy
See on the occasion of the 3rd World Water Forum, Kyoto, 16-23 de marzo de 2003.
36
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Aprobada en la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas en el año 2000, donde los líderes
de 147 países se reunieron en la Asamblea General de las Naciones Unidas para emprender la tarea
avanzar en las sendas de la paz y el desarrollo humano y determinar sus voluntades y compromisos
para combatir decisivamente la pobreza extrema. La Declaración del Milenio, entre otros muchos
elementos, derivó en la aprobación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), los cuales
son:
A continuación se han consignado las normas vigentes a partir del 2002, que también dan
legitimidad a los Ejes Estratégicos que ha tomado en cuenta Caritas Diocesana de Chuquibambilla
en el Plan Estratégico Institucional 2012 – 2016.
37
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Cuadro Nº 1
NORMAS Y COMPROMISOS INTERNACIONALES
Norma o Compromiso Dispositivo Contenidos y Alcances
Declaración Universal de Ratificada por el Estado Peruano con R. L. Nº 13282 de
los Derechos Humanos. fecha 09 de diciembre de 1959.
Convención Tratado Internacional de Ratificada por el Estado Peruano con D. L. Nº 22231 de
Interamericana sobre Derechos Humanos fecha 12 de julio de 1978.
Derechos Humanos, conocido como Pacto de
San José de Costa Rica.
Pacto Internacional de Resolución 2200 A (XXI), Ratificado con D. L. Nº 22128 de fecha 28 de marzo de
Derechos Civiles y de 16 de diciembre de 1978
Políticos. 1966.
Pacto Internacional de Adoptado por la Tratado multilateral general que reconoce derechos de
Derechos Económicos, Asamblea General de las segunda generación y establece mecanismos para su
Sociales y Culturales Naciones Unidas protección y garantía.
(ICESCR) mediante la Resolución
2200A (XXI), de 16 de
diciembre de 1966 y
entró en vigor el 3 de
enero de 1976.
Pacto de los Derechos Adoptado y abierto a la El Pacto en su Artículo 3 declara el compromiso de sus
Civiles y Políticos (1976) firma, ratificación y signatarios para garantizar la igualdad de hombres y
adhesión en 1966. En mujeres en el goce de todos los derechos civiles y
1976, se declara su políticos. Prohíbe toda forma de discriminación.
vigencia.
Carta Democrática Aprobada en el seno de Enfatiza la eliminación de toda forma de discriminación
Interamericana (2001) la OEA en su primera y la promoción y protección de los derechos humanos,
sesión plenaria, de la diversidad y el fortalecimiento de la democracia y
celebrada el 11 de la participación ciudadana. (Art.º 27).
septiembre de 2001. Declara el compromiso de los Estados para promover la
plena e igualitaria participación de la mujer en sus
estructuras políticas, lo cual es fundamental para la
promoción y ejercicio de la cultura democrática (Art.º
28).
Código Iberoamericano XV Cumbre Mediante este Código los gobiernos se comprometen a
del Buen Gobierno Iberoamericana de Jefes guiarse por principios buen gobierno, definido éste
de Estado y de Gobierno como “aquél que busca y promueve el interés general,
del 3 al 5 de noviembre la participación ciudadana, la equidad, la inclusión
de 2006 social y la lucha contra la pobreza, respetando todos
los derechos humanos, los valores y procedimientos de
la democracia y el Estado de Derecho”.
Carta Iberoamericana de “XIX Cumbre La Carta expresa el interés de los gobiernos de
Participación Ciudadana Iberoamericana de Jefes fortalecer el ejercicio del derecho de participación
en la Gestión Pública de Estado y de ciudadana en la gestión pública. La Carta exhorta el
Gobierno” 30 de compromiso de los gobiernos a desarrollar una gestión
noviembre y 01 de participativa, favoreciendo la inclusión y la cohesión
diciembre de 2009 social como parte de sus objetivos de desarrollo.
Entiéndase la participación ciudadana como transversal
en la formación de políticas públicas, programas
sociales y servicios públicos; así como la incorporación
de los enfoques de género y promoción de los sectores
vulnerables como las poblaciones indígenas, mujeres y
personas con discapacidad.
Fuente: Plan de Desarrollo Regional Concertado al 2021. Gobierno Regional de Apurimac
38
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Las leyes y normas nacionales consideradas por del Plan de Desarrollo Regional Concertado
del G.R. de Apurimac, y que tienen relación con los Ejes Estratégicos del PEI de Caritas Diocesana
Chuquibambilla son los siguientes:
Cuadro Nº 2
LEYES Y NORMAS NACIONALES
LEY CONTENIDO
1. Ley N° 27867 "Ley En su art. 6º, señala que “el desarrollo regional comprende la aplicación
Orgánica de Gobiernos coherente y eficaz de las políticas e instrumentos de desarrollo económico,
Regionales", modificada social, poblacional, cultural y ambiental, a través de planes, programas y
por la Ley Nº 27902. proyectos orientados a generar condiciones que permitan el crecimiento
económico armonizado con la dinámica demográfica, el desarrollo social
equitativo y la conservación de los recursos naturales y el ambiente en el
territorio regional, orientado hacia el ejercicio pleno de los derechos de
hombres y mujeres e igualdad de oportunidades”.
2. Ley Nº 26300 la “Ley de Regula el ejercicio de los derechos de participación y control previstos en el
los Derechos de artículo 2º y 31º de la Constitución Política. Señala que son derechos de
Participación y Control participación ciudadana los de iniciativa de reforma constitucional, iniciativa en
Ciudadanos”, la formación de leyes, referéndum, iniciativa en la formación de dispositivos
municipales y regionales.
“Ley que Constituye la Mesa de Concertación Para la Lucha Contra la Pobreza ‐
MCLCP”, se constituyó con los objetivos de concertar las políticas sociales
3. DS Nº 001‐2001‐ entre el Estado, la sociedad civil y el sector privado, institucionalizar la
PROMUDEH y 014‐ 2001‐ participación ciudadana en el diseño, toma de decisiones y fiscalización de la
PROMUDEH, política social y lograr mayor eficiencia, transparencia e integridad en los
programas de lucha contra la pobreza.
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PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Cuadro Nº 3
ACUERDOS Y ORDENANZAS REGIONALES
ACUERDOS REGIONALES
Acuerdo Regional N° 033-2009- CR-APURIMAC: Respaldar, el Plan de Desarrollo Integral de los Pueblos Andinos
(PDIPA), elaborado por el Equipo Multidisciplinario de Alto Nivel de la Mesa de Diálogo para el desarrollo
Integral de los pueblos Andinos de Apurímac, Ayacucho y Huancavelica (MOIPA)
Acuerdo Regional N° 037-2009- CR-APURIMAC: Aprobar, los Lineamientos de políticas de Salud de la Región de
Apurímac.
ORDENANZAS REGIONALES
Ordenanza Regional Nº 015-2005-CR-APURIMAC: Se Aprueba, El Plan de Participación Ciudadana del Gobierno
Regional Apurímac.
Ordenanza Regional Nº 021-2007-CR-APURIMAC: Se Reconoce como Política Regional Prioritaria las acciones a
favor de la Infancia y la Adolescencia en la región Apurímac, a fin de promover su desarrollo integral en tiempo
indeterminado.
Ordenanza Regional Nº 025-2007-CR-APURIMAC: Se Conforma el Grupo Técnico de Minería y Medio Ambiente
de la Región Apurímac, con la finalidad de plantear soluciones, políticas normativas técnicas, financieras y
administrativas.
Ordenanza Regional Nº 026-2007-CR-APURIMAC: Se Aprueba el plan de acción ambiental regional de Apurímac
al 2015, a nivel de objetivos estratégicos, líneas de acción y responsables de ejecución, como marco de
referencia para las acciones a corto plazo.
Ordenanza Regional Nº 028-2007-CR-APURIMAC: Se Reconoce a la Mesa de Minería y Desarrollo Regional de
Apurímac -MMDRA, como un espacio público y privado de diálogo y concertación, para promover una minería
innovadora, económica, social, ambiental, ética y culturalmente responsable.
Ordenanza Regional Nº 014-2008-CR-APURIMAC: Reconocer al Consejo Regional de Nutrición, Seguridad
Alimentaria y Superación de la Pobreza como la instancia interinstitucional y de concertación en el que se opera
la Estrategia Allin Wiñanapaq - CRECER Apurímac, bajo la conducción de la Gerencia Regional de Desarrollo
Social, recogiendo el abordaje integral de la política regional y la Estrategia Nacional CRECER.
Ordenanza Regional Nº 018-2008-CR-APURIMAC: Declarar como Política de Estado de Prioridad Gubernamental,
el reconocimiento e implementación sistemática del Proyecto Educativo Regional (PER) de Apurímac al 2021.
Ordenanza Regional Nº 026-2008-CR-APURIMAC: Crear y Conformar, el Consejo Regional de la Mujer y sus
Filiales Provinciales como un Órgano Consultivo de Coordinación y participación de la mujer apurimeña en el
Desarrollo local y Regional.
Ordenanza Regional Nº 028-2008-CR-APURIMAC: Que Institucionaliza la Comisión Multisectorial Consultiva y de
Monitoreo del Tratamiento de las secuelas de la Violencia Política y de las Recomendaciones de la Comisión de
la Verdad y Reconciliación de la Región Apurímac (CMR-A).
Ordenanza Regional Nº 030-2008-CR-APURIMAC: Apruébese el "Plan Regional de Igualdad de Oportunidades
entre Mujeres y Varones 2009-2012.
Ordenanza Regional Nº 009-2009-CR-APURIMAC: Conforme el Grupo Técnico Regional de Vulnerabilidad y
Adaptación al Cambio Climático de Apurímac cómo interés regional de formular la política y estrategia de
cambio climático.
Ordenanza Regional Nº 018-2009-CR-APURIMAC: Crear el Grupo Técnico Regional de Educación Ambiental de
Apurímac, el mismo que se encargara de elaborar el plan y la política de Educación Ambiental.
40
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Una muestra esquemática de esos enfoques y, luego, la opción tomada por el desarrollo
humano se presentan a continuación:
2.1.6. Las razones que fundaron la opción del enfoque del desarrollo humano
Cuadro Nº 4
LAS DIMENSIONES DEL DESARROLLO HUMANO
DIMENSION
EQUIDAD DE GÉNERO Es un criterio transversal, y un objetivo del desarrollo, garantiza la
inclusión y equidad entre mujeres y hombres, con igualdad de
oportunidades.
INTERGENERACIONAL Reconocimiento de los diferentes grupos de edad y de sus intereses
distintos, a tomar en cuenta en el Plan y su gestión.
41
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
42
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Gráfico Nº 1
Apurímac, Distribución de la Población por Provincias
43
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Cuadro Nº 5
POBLACIÓN DEL ÁMBITO DE LA PRELATURA DE CHUQUIBAMBILLA
Región
POBLACIÓN URBANA RURAL
APURIMAC
TOTAL TOTAL TOTAL
PROVINCIAS HOMBRES MUJERES HOMBRES MUJERES HOMBRES MUJERES
ANTABAMBA 12,267 6,272 5,995 8,616 4,340 4,276 3,651 1,932 1,719
COTABAMBAS 45,771 23,126 22,645 12,205 6,212 5,993 33,566 16,914 16,652
GRAU 25,090 12,760 12,330 9,980 4,951 5,029 15,110 7,809 7,301
83,128 30,801 52,327
Fuente: INEI. Censos Nacionales 2007: XI de Población y VI de Vivienda
44
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
El uso del IDH provincial, es una metodología adaptada de la medición del IDH por países.
Así, en el ranking por provincias, Abancay es la provincia con mayor IDH, y la de menor es la de
Cotabambas con un IDH de 0,5216:
Cuadro Nº 6
IDH POR PROVINCIAS REGIÓN APURÍMAC 2007
Apurímac posee un territorio con un patrimonio natural diverso que esperan ser utilizados
de modo sostenible por sus diversas comunidades originarias que han heredado los saberes y
prácticas propios de la cultura ancestral andina.
La Región Apurímac se encuentra ubicada en la zona sur oriental del territorio peruano, en
plena cordillera de los Andes y por su accidentada topografía genera una gran diversidad de
microclimas y pisos ecológicos. En tal sentido, para explicar de mejor manera esta realidad
podemos estratificar en zonas agroecológicas:
45
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Esta zona presenta una geografía relativamente ondulada, con suelos y climas favorables
para el desarrollo de diversas actividades agropecuarias. Predominan los cultivos de papa,
maíz, cebada, trigo, habas, frejoles y anís, en algunos frutales nativos como sauco.
- Zona agroecológica baja; es la de menor extensión, se ubica en la parte norte y centro entre
los 1000 y 2800 metros de altura, en las terrazas y fondos de valle de los ríos principales de
la región. Abarca parte de las provincias de Chincheros, Andahuaylas, Cotabambas y
Abancay. Presenta variedad de pisos ecológicos y microclimas favorable para cultivos
permanentes. Contiene el mayor porcentaje de áreas bajo riego, predominando los cultivos
permanentes como frutales exóticos, pastos mejorados y en menor porcentaje hortalizas,
menestras y maíz.
Flora
Fauna
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PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
entre las que podemos mencionar las siguientes: el puma, osos de anteojos, venado gris, la taruca,
el zorro, las comadrejas, ciervos, gatos de pajonal, venado rojo, vizcachas, zorrinos y muchos otros.
Se cuenta también con numerosa variedad de aves, peces nativos, y especies sembradas como la
trucha y pejerrey en ríos y lagunas. Por otra parte, existe variedad de camélidos sudamericanos los
que fueron domesticados desde épocas precolombinas, así tenemos la alpaca y la llama, utilizados
por su fibra, carne y como animal de carga; los denominados silvestres, entre ellos la vicuña y el
guanaco se los encuentra en pequeñas cantidades; la vicuña y la alpaca se constituyen en potencial
de primera importancia por las características de la fibra fina. Los vacunos se encuentran poblando
todas las provincias, con mayor incidencia en Andahuaylas y Cotabambas; ovinos en las partes altas
de Andahuaylas, Chincheros, Cotabambas y Grau. Los camélidos se encuentran en las provincias de
Aymaraes y Antabamba fundamentalmente, entre los 3,800 a 4,000 metros de altura.
47
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48
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60 0 00 0 65 0 00 0 70 0 00 0 75 0 00 0 80 0 00 0 85 0 00 0
CUSCO
8500000
8500000
A P U R IM A C
AYACUCHO
C o ta b a m b a s
8450000
8450000
G ra u
N
W E
A n ta b a m b a
8400000
8400000
C a r it a s D io c e s a n a d e C h u q u ib a m b illa
LEYE N D A
P r e la t u r a d e C h u q u i b a m b i ll a M A P A D E U B IC A C IÓ N
A n ta b a m b a
C o ta b a m b a s A M B IT O D E L A P R E L A T U R A D E C H U Q U IB A M B IL L A
G ra u P R O V IN C IA S D E A N T A B A M B A , C O T A B A M B A S Y G R A U
P r o v . A p u r im a c A P U R IM A C
R e g io n e s A R E Q U IP A W G S_8 4 E s c a la
Zona 1 8 S 1 : 3 0 0 ,0 0 0
60 0 00 0 65 0 00 0 70 0 00 0 75 0 00 0 80 0 00 0 85 0 00 0
20 0 20 40 60 8 0 K i lo m e t e r s
49
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Asamblea de Asociados
Concejo Directivo
Secretaría
Comité de Responsables
Administración -
Contabilidad
Coordinador Diocesano
Planificación – Monitoreo y
Evaluación
Microcréditos
COTABAMBAS
ANTABAMBA
GRAU
Agropecuaria
Salud
50
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Asamblea de Asociados
Concejo Directivo
Aprueba Políticas de Desarrollo
Institucional – Orienta y dirige a la
Dirección
Secretaría
Comité de Responsables
Conducción de estrategias de
intervención – Monitoreo de
articulación institucional
Administración -
Contabilidad
Coordinador Diocesano
Planificación – Monitoreo y
Evaluación
Microcréditos
COTABAMBAS
ANTABAMBA
GRAU
Agropecuaria
Salud
51
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Fortalezas
1. Experiencia de gestión institucional de 18 años en el ámbito de la Prelatura de
Chuquibambilla.
2. Experiencia en la gestión y ejecución de proyectos.
3. Prestigio institucional a nivel de las fuentes de financiamiento
4. Relaciones interinstitucionales establecidas y en continuo fortalecimiento.
5. Compromiso institucional de apoyo social.
6. Institución de la Iglesia Católica con el prestigio y confianza de parte de la
población.
7. Institución que se sostiene y se respalda en los principios de la Iglesia Católica.
8. Oficinas descentralizadas denominadas “Caritas Parroquiales”(Antabamba,
Grau y Cotabambas)
9. Infraestructura e instalaciones con las condiciones básicas adecuadas.
10. Organización logística apropiada.
11. Profesionales y técnicos multidisciplinarios.
12. Personal con experiencia en las diferentes áreas de la institución.
13. Equipamiento necesario para una comunicación fluida entre los ámbitos.
Debilidades
1. Ámbitos de intervención muy distantes.
2. Débil Intercambio de experiencias entre las caritas parroquiales.
3. Insuficiente capacitación del personal.
4. Insuficientes estrategias de gestión del personal para mejorar el rendimiento.
5. Débil retroalimentación de las experiencias de ejecución en la formulación de
proyectos.
6. Planeamiento institucional poco participativo.
7. Personal poco comprometido con la Visión y Misión institucional.
8. El personal tiene poco conocimiento de los valores y los principios de la iglesia
católica.
9. Cambios constantes de personal en equipos de trabajo formados.
10. Poco conocimiento del personal sobre el MOF y ROF institucional.
11. Inestabilidad laboral
12. Desarticulación entre niveles jerárquicos y percepción de un trato vertical
13. Inadecuada comunicación entre sedes, inter parroquiales
14. Dificultades administrativas, disponibilidad limitada de materiales y Demora
de desembolso de las financieras.
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Oportunidades
1. Cooperación internacional disponible, Financiamiento e Inversión privada en
el ámbito de trabajo.
2. Interrelación con instituciones del estado y/o privados locales
3. Existencia de corredores económicos locales y regionales para la integración.
4. Integrantes una red de caritas de sur del Perú (consorcio)
5. Ámbitos de intervención en extrema pobreza
6. Manejo de proyectos (M.A, salud , social, agrario, pecuario)
7. Financiamiento del sector minero
8. Microcréditos
Amenazas
1. Minera informal e ilegal en el ámbito de intervención
2. Cambio de autoridades locales y comunales
3. Incremento de sectas religiosas
4. Programas sociales del estado mal orientados
5. Conflictos sociales para la ejecución de Proyectos.
6. Falta de financiamiento para nuevos Proyectos
7. Cambios climáticos
8. Debilitamiento de los principios y lineamientos de Caritas - Tendencia al
mercantilismo
53
PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Cuadro Nº 7
RESUMEN FODA INSTITUCIONAL 2011
Análisis de Factores Internos
Fortalezas Debilidades
Experiencia de gestión institucional de 18 años Ámbitos de intervención muy distantes.
en el ámbito de la Prelatura de Chuquibambilla. (ORGANIZACIÓN)
(ORGANIZACIÓN) Débil Intercambio de experiencias entre las
Experiencia en la gestión y ejecución de caritas parroquiales. (PROCESOS)
proyectos. (PROCESOS) Insuficiente capacitación del personal.
Prestigio institucional a nivel de las fuentes de (RECURSOS HUMANOS)
financiamiento. (ORGANIZACIÓN) Insuficientes estrategias de gestión del personal
Relaciones interinstitucionales establecidas y en para mejorar el rendimiento. (RECURSOS
continuo fortalecimiento. (Procesos) HUMANOS)
Compromiso institucional de apoyo social. Débil retroalimentación de las experiencias de
(ORGANIZACIÓN) ejecución en la formulación de proyectos.
Institución de la Iglesia Católica con el prestigio (PROCESOS)
y confianza de parte de la población. Planeamiento institucional poco participativo.
(ORGANIZACIÓN) (ORGANIZACIÓN)
Institución que se sostiene y se respalda en los Personal poco comprometido con la Visión y
principios de la Iglesia Católica. Misión institucional. (RECURSOS HUMANOS)
(ORGANIZACIÓN) El personal tiene poco conocimiento de los
Oficinas descentralizadas denominadas “Caritas valores y los principios de la iglesia católica.
Parroquiales”(Antabamba, Grau y Cotabambas) (RECURSOS HUMANOS)
(ORGANIZACIÓN) Cambios constantes de personal en equipos de
Infraestructura e instalaciones con las trabajo formados. (ORGANIZACIÓN)
condiciones básicas adecuadas. (TECNOLOGÍA E Poco conocimiento del personal sobre el MOF y
INFRAESTRUCTURA) ROF institucional. (ORGANIZACIÓN)
Organización logística apropiada. Inestabilidad laboral. (ORGANIZACIÓN)
(ORGANIZACIÓN) Desarticulación entre niveles jerárquicos y
Profesionales y técnicos percepción de un trato vertical.
multidisciplinarios.(RECURSOS HUMANOS) (ORGANIZACIÓN)
Personal con experiencia en las diferentes áreas Inadecuada comunicación entre sedes, inter
de la institución.( RECURSOS HUMANOS) parroquiales. (RECURSOS HUMANOS)
Equipamiento necesario para una comunicación Dificultades administrativas, disponibilidad
fluida entre los ámbitos. (TECNOLOGÍA E limitada de materiales y Demora de desembolso
INFRAESTRUCTURA) de las financieras. (ORGANIZACIÓN)
Análisis de Factores Externos
Oportunidades Amenazas
Cooperación internacional disponible, Minera informal e ilegal en el ámbito de
Financiamiento e Inversión privada en el ámbito intervención
de trabajo. Cambio de autoridades locales y comunales
Interrelación con instituciones del estado y/o Incremento de sectas religiosas
privados locales Programas sociales del estado mal orientados
Existencia de corredores económicos locales y Conflictos sociales para la ejecución de
regionales para la integración. Proyectos.
Integrantes una red de caritas de sur del Perú Falta de financiamiento para nuevos Proyectos
(consorcio) Cambios climáticos
Ámbitos de intervención en extrema pobreza Debilitamiento de los principios y lineamientos
Manejo de proyectos (M.A, salud , social, de Caritas - Tendencia al mercantilismo
agrario, pecuario)
Financiamiento del sector minero
Microcréditos
Fuente: Taller Institucional 02/09/2011.
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PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Meta 1:
En los siguientes cinco años las Caritas Parroquiales han sido fortalecidas desde la
parte administrativa así como al personal con vocación pastoral, para responder y
consolidarse como una instancia de motivación espiritual de la persona, familia y
comunidad en concordancia con su dignidad.
Meta 2:
Meta 3:
Meta 4:
Logros previstos:
Se ha asistido a 400 familias en situación de extrema pobreza, excluidos o en situación
de desamparo.
Al 2016 se han ejecutado tres proyectos de inversión en temas relacionados al Objetivo
1.
En los siguientes cinco años se ha contribuido en la elaboración de 3 planes de
estratégicos de desarrollo comunal y distrital del ámbito de la Prelatura.
Al año 2016 se ha contribuido en la formulación y ejecución de 2 proyectos
relacionados al Ordenamiento Territorial en los distritos del ámbito de la prelatura.
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Meta 5:
Meta 6:
Logros previstos:
En los cinco años del PEI se han fortalecido las capacidades productivas en 20
comunidades campesinas.
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Meta 7:
Meta 8:
Logros previstos:
Al 2016 se han fortalecido las capacidades de adaptación al cambio climático en 20
comunidades campesinas del ámbito de la Prelatura.
En los siguientes cinco años se han establecido y documentado mecanismos de
conservación del ambiente sobre las base de la conservación y uso sostenible de la
biodiversidad.
Al año 2016 se han ejecutado por lo menos 2 proyectos de inversión orientados a la
conservación del Ambiente y procesos de adaptación al Cambio climático.
Al año 2016 se ha atendido por los menos a tres áreas naturales vulneradas del
ámbito de la prelatura, con diferentes acciones de restauración y recuperación.
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Nuestra misión es el servicio de la caridad (Hch. 6, 3-4), para construir hoy y aquí el Reino de Dios,
animando y acompañando, a la luz del Evangelio y desde la Doctrina Social de la Iglesia, el proceso de
transformación de la sociedad peruana en orden al bien común, viviendo como auténticos discípulos
misioneros de Jesucristo; creando conciencia social e impulsando procesos de promoción integral de los
pobres y excluidos para que asuman un liderazgo cristiano al servicio de sus comunidades; defendiendo el
don de la vida y la creación, promoviendo el uso racional de los recursos naturales en los procesos de
desarrollo sostenible.
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Caritas Diocesana Chuquibambilla es una institución religiosa inspirada en los principios éticos y
valores de la iglesia católica que promueve el desarrollo humano integral a la luz del evangelio y en
armonía con la naturaleza, por medio de acciones de apoyo y asistencia social orientadas a mejorar las
posibilidades, condiciones y calidad de vida de las personas e impulsar una producción sostenible que
garantice en principio la suficiencia alimentaria en los ámbitos de la Prelatura.
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PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
En el año 2020, somos una sólida Red Nacional Católica promotora de desarrollo humano integral
que, mediante la caridad y solidaridad, contribuye a la construcción de una sociedad justa constituida por
personas protagonistas de su historia.
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PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
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Valores
Los valores constituyen la base de nuestra organización y constituyen los elementos
esenciales que forjan la identidad de nuestra institución, le otorgan singularidad y afirman su
presencia social. Se exponen sobre la base de la Doctrina Social de la Iglesia Católica.
• Solidaridad
• Caridad
• Amor
• Búsqueda de la verdad
• Respeto por la dignidad de la familia, comunidad y persona
• Pluralismo
• Responsabilidad social y compromiso con el desarrollo sostenible
• Honestidad
• Justicia
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Cuadro Nº 8
RESUMEN DE ACCIONES INSTITUCIONALES POR DIMENSIONES
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3.6.3. Administrativos
La administración de Caritas de Chuquibambilla, a través de su personal, tiene el
compromiso de apoyar de modo eficiente los procesos que la implementación del PEI supondrá, en
torno a las actividades centrales de la institución (Planificación, ejecución de proyectos,
formulación de proyectos, informes financieros). Esta labor implicará realizar un trabajo cercano,
que permita plantear procedimientos administrativos que aseguren una atención de calidad a los
diversos miembros de nuestra institución así como a la atención oportuna de los requerimientos
durante la ejecución de los proyectos, formulación de los proyectos, implementación institucional
y capacitación.
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PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Las instancias ejecutivas tienen un papel decisivo en el éxito de los diversos propósitos que
Caritas se ha planteado a través del PEI. Son ellos los llamados a liderar los procesos de mejora y
cambio, motivando al personal en su conjunto con los objetivos que cada proyecto espera lograr.
Su principal responsabilidad es mantener los propósitos institucionales, avivando la voluntad de sus
representados para seguir avanzando y manteniendo una mirada crítica de construcción de futuro
para la institución.
Las instancias ejecutivas son las principales gestoras del PEI. En este sentido, se espera de
ellas una actitud abierta, perceptiva, de amplia convocatoria y fundamentalmente de amplia
escucha que permita facilitar el logro de los objetivos propuestos.
Es necesario comprender que Caritas como institución se construye día a día con las
decisiones que cada uno de sus integrantes toma, no es una consecuencia azarosa del devenir, es
una consecuencia de nuestros actos y de la bendición de Dios. El logro de la mejora institucional
requiere más que nunca de nuestros actos y de la conciencia crítica que tengamos de ellos. La
calidad y la mejora no “ocurren”, se construyen.
Una de las estrategias para motivar al personal en el logro de los objetivos institucionales
se ha identificado en la Capacitación. Por tanto es importante considerar en este proceso del PEI
una capacitación progresiva, coherente y sostenible a cada área institucional, cuyo presupuesto
deberá ser considerado de manera razonable en la formulación de los proyectos o gestionar a las
instancias pertinentes.
Los cuatro actores actúan sobre los Principios de la Caridad y la Solidaridad, y el desempeño
eficiente y en armonía lograrán las metas del PEI en los siguientes cinco años. Todos los actores
constituyen una COMUNIDAD SOLIDARIA, para lograr los objetivos supremos.
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Objetivos Estratégicos
Capacitación y Motivación
Formulación de Proyectos Misión Caritas
Ejecución de Proyectos Chuquibambilla
Gestión del Financiamiento
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PEI 2012 – 2016 - Caritas Diocesana de Chuquibambilla
Los resultados del PEI 2012 – 2016, se medirán estrictamente sobre la percepción de lo
logrado o avanzado en base a las 8 Metas Propuestas y a los Logros Previstos, en relación a los
Objetivos y Ejes Estratégicos. Por otro lado en relación al diagnóstico institucional, los resultados
del PEI serán medidos en función a lo que se ha hecho o ejecutado en los cinco años en base a las
Acciones contempladas en función a las Amenazas, Debilidades y Oportunidades. Evidentemente
constituye un análisis reflexivo de lo logrado y un análisis interno que debe exponer “lecciones
aprendidas” para los siguientes Planes Estratégicos. Sin embargo, tiene que estar presente en todo
momento de la evaluación de los resultados, la verdadera naturaleza y misión suprema de la
institución. En ese sentido se plantean algunos posibles indicadores de resultados sobre los cuales
podemos emitir criterios de evaluación:
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