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EL ROL DEL MAGISTRADO EN EL SISTEMA PENAL ACUSATORIO.

El nuevo Paradigma del Juez Penal

La imparcialidad, es a no dudarlo, el elemento característico de la Existencia del Estado


y ha sido a través de los tiempos el eje sobre el que ha girado sus diferentes etapas
evolutivas, ya sea que se han girado sus diferentes etapas evolutivas, ya sea que se haya
impuesto de manera violenta o se haya logrado de modo pacífico, hasta llegar al modelo
actual más aceptado en occidente; el democrático; y dentro de él a sus diversas formas,
pero todas ellas, en general informadas por el principio de imparcialidad de los diversos
órganos que desarrollan la función pública.
La administración de Justicia – como función pública – no es ajena a los principios
básicos y fundamentales establecidos en la norma constitución de manera genérica,
estos se expresan en ella de manera general en la misma forma que para los demás
órganos de la Administración. La variación viene después y se presenta en relación con
aquellos que de forma específica desempeñan la función : Los jueces, a quienes se les
impone la regla del sometimiento exclusivo al imperio de la Ley en su providencia,
dotándolos de esa manera de autonomía, pues la independencia ya le viene reconocida
al órgano desde la propia Constitución.

Cabe a aclarar a estas alturas que los únicos que administran justicia son los Jueces, por
que ese es el mandato constitucional, nadie mas tiene este monopolio, debiendo aclara
que el Ministerio Público no administra justicia, pues su función es ser el persecutor del
delito, es el de defender la legalidad, es ser el titular de la acción procesal penal, por lo
tanto el único que puede impartir justicia es el Juez, pues es el único que dice el
derecho, es el único con función jurisdiccional, y lo hace a petición de parte y dentro
del trámite debido y previamente regulado, a través de lo que se conoce como “debido
proceso”,y es ahí donde se patentiza la imparcialidad. Y seguir la regla de la
imparcialidad es seguir fielmente su independencia ante las partes.

Es indudable que el sistema acusatorio define bien los papeles de indagación,


investigación y acusación del encargado de juzgar, y estime a éste último como simple.
En tal escenario el rol del juez es, evitar el desbordamiento del poder controlado y
garantiza los principios básicos que en una democracia occidental se supone implícitos
o se hallan expresamente en la Constitución política en sus principios fundamentales.

Es evidente que el nuevo papel del juez necesariamente parte de la Norma


Constitucional, donde el proceso se caracteriza por la publicidad, la oralidad, así como
la inmediación de los medios probatorios, que deben ser contradictorias, concentradas y
con todas las garantías.

Los Jueces solo pueden actuar a petición de parte:

La acción penal se ubica en la Fiscalía de la Nación, en cuyo ejercicio es su deber,


solicitar al juez las medidas necesarias para
a.- Asegurar la comparecencia de los imputados.
b.- La conservación de la prueba,
c.- la protección de la comunidad, en especial de las vícitimas.
Esto significa que el juez no puede tomar decisiones sobre algo que no se le pide, todo
debe hacer a petición de las partes dentro del “debido proceso”.
Aun en los actos de investigación que hayan sido efectuados con el carácter de urgentes,
por ejemplo la flagrancia, registros, allanamientos, interceptaciones, entre otros.- El
Ministerio público debe pedirlos y el Juez debe establecer la legalidad posterior. Es
decir sólo se puede dictar una medida si es que ha sido solicitada por las partes,
(Ministerio Público o Defensor), esto es que el Juez no puede actuar por si sólo por que
ya tiene la información o por que él lo considera que así debe hacerse.

En consecuencia las dos funciones básicas que el nuevo sistema establece para los
jueces – de control de garantías y de conocimiento- se deben ejercer conforme a esa
función clásica pero agregando el deber de protección de los derechos fundamentales
que es esencial al ejercicio de la función jurisdiccional..Es decir que el rol que debe
cumplir el juez en el sistema acusatorio es la de un servidor público convocado por las
partes para resolver un conflicto que los enfrenta en cuya solución debe atender a las
pretensiones de cada una de las partes.

Pues se trata de recrear la verdad, la misma que resulta ser objetiva, en tanto el juez no
asume pretensión, esto significa que el juez no puede involucrase en el conflicto, sino
que se mantenga por encima de él para realizar su tarea, que no es otra que solucionar el
conflicto que se le ha presentado a su conocimiento. Por ello el Juez no puede lanzar
ninguna hipótesis pues si lo hiciera subjetivizaria la solución. De ello se deriva a que el
juez no puede hacer pruebas de oficio pues ello nos lleva a que sea una parcialización,
afectando de esa manera el principio de imparcialidad.

Es importante reiterar que en el sistema acusatorio estamos ante un proceso de partes, es


decir que el Ministerio Público como acusador y persecutor del delito debe hacer con
objetividad, ello significa que si no tiene caso, no se va a poder continuar con la
persecución por el principio de objetividad, no se podrá continuar con una persecución
subjetiva, “no tengo pruebas, pero por si acaso te Acuso”, (la Llamada acusación
formal), que desaparece por que si no tengo caso, solicito el sobreseimiento.

La función del Juez es pues el de administrar justicia con imparcialidad e


independencia, por ello se le libera de toda responsabilidad al dirigir el debate se deja
libre el debate, ello significa ser un tercero imparcial, ajeno al enfrentamiento que
convoca su presencia.

Lo que hace justa la decisión es el hecho de que el Juez esté ajeno al conflicto, ello lo
lleva al juez a una forma de resolver “objetivamente” el conflicto. Si el juez se
involucra en el conflicto se pierde la objetividad.

Es evidente que si nos concentramos en que en el actual proceso vemos que el juez
sigue involucrándose en el conflicto, pues hace preguntas, hace pruebas que le quitan la
objetividad de su administración de la justicia, pues su papel central es proteger los
derechos fundamentales, ello ya esta vigente por que lo establece la Constitución
Política y las normas internacionales de derechos humanos que han sido aprobadas por
el Perú y son de obligatorio cumplimiento, ellas exigen la imparcialidad, la
independencia pero sobre todo a través de ello se exige una justicia imparcial. Y esto
nos lleva a que los jueces debemos cambiar de paradigmas.
Insisto desde esta tribuna, no hay necesidad de que este vigente el nuevo código
procesal penal, pues la norma Constitucional nos ampara y de igual manera las normas
internacionales de derechos humanos, por ello mi exigencia es a que los jueces
comencemos a aplicar estos principios que son constitucionales, que son de publico
conocimiento y de obligatoria aplicación.

Iquitos, 15 de Marzo del 2011.

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