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OTRA NARRATIVA DE JUGADORES DE PELOTA EN DAINZÚ

Javier Urcid

Octubre 2005
Departamento de Antropología
Brandeis University
2

Introducción
La prominencia política de la antigua ciudad de Dainzú entre 200 a.C. y 200 d.C. ha sido
reconocida ya desde hace tiempo. Su importancia atrajo atención en la década de 1950 cuando,
en el transcurso de un recorrido selectivo en los Valles Centrales de Oaxaca, Ignacio Bernal
encontró ahí restos de arquitectura monumental y la presencia de monumentos grabados
parcialmente expuestos entre las ruinas. Durante varias temporadas de campo subsecuentes se
liberaron varias de las estructuras principales y se documento un corpus de piedras grabadas
sorprendentemente abundante tanto en el núcleo monumental como en localidades cercanas,
incluyendo Macuilxóchitl y Tlacochahuaya (Bernal 1967, 1968, 1973, 1976; Bernal y Seuffert
1973, 1979; Bernal y Oliveros 1988). Estos hallazgos y varios descubrimientos posteriores
arrojan ya un total de 104 monumentos, incluyendo 80 ortostatos 1 , 14 rocas naturales grabadas y
10 esculturas. Comparativamente, de las varias localidades en los Valles Centrales de Oaxaca
donde se han encontrado monumentos grabados, la ciudad de Dainzú ocupa el segundo lugar en
cantidad después de la urbe de Monte Albán, en donde se conocen cerca de 650 (Urcid 1994).
Una característica muy peculiar de casi la mitad del corpus de Dainzú (n = 45) es la alusión
icónica al juego de pelota. Pero entre los demás monumentos de ahí hay un conjunto enigmático
que merece mayor atención. El propósito de este breve ensayo es comentar sobre este otro grupo
y demostrar que, a pesar de sus características únicas, también hace referencia al juego de la
pelota.

Dainzú desde una perspectiva regional


A raíz de un recorrido regional sistemático posterior a los trabajos de Bernal, resulto
evidente que Dainzú llegó a ser durante el Formativo Tardío (200 a.C.- 200 d.C.) uno de varios
centros políticos de segundo orden en los Valles Centrales de Oaxaca (con Monte Albán como
sitio primario) y de primer orden en el valle de Tlacolula, extendiéndose hasta cubrir áreas
cercanas a las comunidades actuales de Macuilxóchitl y Tlacochahuaya (Kowalewski et al. 1989:

1
El término ortostato (del griego Ôrqo-recto y statÕj-estacionario) se refiere a grandes monolitos que se
empotraban en las fachadas de edificaciones monumentales, es decir, una función diferente al de las
estelas. Este último tipo de monumentos obligaba un movimiento de circunvalación alrededor de ellos.
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183-184, 190) (Figura 1) 2 . Para entonces Dainzú llegó a tener 16 edificaciones monumentales y
una población estimada de casi mil habitantes. Según Kowalewski y sus colegas (1989: 153-
200), el análisis del sistema de asentamiento regional para esa época deja entrever que la
frecuencia de sitios defensivos fue mayor que en tiempos anteriores (idem: 153, 155, 157). La
escala del sistema se redujo, sobre todo en el área de apoyo más inmediata a Monte Albán, donde
se abandonaron varios sitios. En cambio, hubo un aumento de asentamientos en el valle de
Tlacolula y por lo tanto un incremento demográfico en el sector oeste del sub-valle, donde se
formaron varios núcleos poblacionales densos (entre Yagul y Abasolo) (idem: 159-161). El
análisis de todos los núcleos poblacionales en los Valles indica una menor integración del sistema
de asentamientos al nivel regional, pero a la vez una mayor integración sub-regional en el valle
de Tlacolula, donde Dainzú y San Bartolomé Quialana se convirtieron en epicentros (idem: 162).
Estas características han llevado a concluir que los Valles Centrales exhibían menor
centralización política, es decir, mientras hubo menor complejidad en el sistema del lugar central,
hubo un fuerte desarrollo de la centralización de poder al nivel local (idem: 183).
Con respecto a su relación espacial con el sitio primario de Monte Albán, los centros
poblacionales de diversos órdenes en los Valles exhiben tendencias centrípetas y centrífugas. El
patrón del lugar central tiene la configuración de un anillo, es decir, Monte Albán al centro y los
principales centros poblacionales con tendencias centrípetas locales situados a una distancia de
28 kilómetros. Monte Albán, Dainzú (Valle de Tlacolula) y San Martín Tilcajete (Valle de
Zimatlán) forman un triángulo con espaciamiento regular. La falta de tendencias del lugar central
a lo largo de los ejes de esta configuración triangular sugiere la falta de una intensa interacción
diaria entre los tres centros (idem: 185). Así, Monte Albán se convierte en un centro con
funciones especiales, y los sitios de segundo orden exhiben poca dependencia entre ellos (idem:
187). Parece entonces que los asentamientos de mayor orden fueron políticamente autónomos
(idem: 190), y que el control directo y la influencia de Monte Albán sobre los centros sub-
regionales declinó, conllevando la posibilidad de rivalidades entre el sitio primario y los centros
secundarios (idem: 199).

2
No es de extrañarse que varios de los monumentos ahora empotrados en muros de las iglesias y casas
en Macuilxóchitl y Tlacochahuaya pudieron haber sido llevados del núcleo monumental de Dainzú a
esas comunidades cercanas.
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Aunque a escalas diferentes, la primacía de Dainzú resulta coincidir temporalmente con


una disminución en la extensión de Monte Albán, un fenómeno que estuvo acompañado de un
ambicioso proyecto por defender el sitio mediante un sistema masivo de murallas en las faldas
del sector noroeste, es decir, la parte del cerro de Monte Albán de más fácil acceso (Blanton
1978: 52-54). Es posible suponer que estos fenómenos coetáneos reflejan, entre otras cosas, una
intensa competencia local entre ambas ciudades. De hecho hay dos líneas de evidencia epigráfica
que sugieren conflictos armados entre ambos asentamientos, expresados simbólicamente
mediante narrativas asociadas a la arquitectura monumental.
Una de esas líneas de evidencia parece dar una versión de sucesos desde el punto de vista
de la elite de Dainzú. Los dos programas narrativos mejor conocidos, uno inscrito en rocas
naturales en la cima del cerro y otro que debió decorar originalmente la fachada de una versión
anterior del edificio A (A-sub), relatan confrontaciones rituales en el contexto del juego de pelota
y la subsecuente victoria de uno o dos gobernantes de Dainzú (Figuras 2 a 4). Con base a las
implicaciones sacras del juego de pelota durante la época prehispánica, bien reconocidas en otras
partes de Mesoamérica, se deduce que la victoria en el juego era un preludio al sacrificio
humano. Puesto que los ortostatos grabados con jugadores de pelota que se encontraron
asociados a la ultima versión del edificio A fueron reutilizados, sólo se puede proponer una
reconstrucción hipotética de su configuración original (Figura 5) 3 . Un análisis más detallado del
programa narrativo ilustrado en la Figura 5A deja entrever una diferenciación sutil entre dos
equipos de jugadores, ya que varios de ellos--incluyendo el jugador que cae derrotado enfrente de
la representación del gobernante ganador 4 --tienen grabado en la parte anterior del casco protector

3
Los argumentos que apoyan la deducción de que los ortostatos que Bernal encontro en el muro suroeste
del edificio no estaban en contexto primario incluyen: 1) el hecho de que varios de ellos, aunque in
situ, estaban rotos o incompletos (nos. 8, 9, 26 y 27); 2) que los monumentos 1 y 3 originalmente
formaron una composición casi idéntica a la escena principal en la cima del cerro; y 3) que al construir
la fachada de la última versión del edificio A se usaron los monolitos grabados de otro programa
narrativo nada relacionado con el del juego de la pelota (ver Figura 5B).
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En el ortostato DAN-1, el nombre calendarico del gobernante esta erosionado pero incluye el numeral
2. Por otro lado, el monumento DAN-46, encontrado al pie del muro del edificio A pero no integrado
por Bernal, tiene el glifo E y carece de numeral por estar aparentemente incompleto. Sin embargo, la
similitud entre los cartuchos en DAN-1 y DAN-46 sugiere que tal vez el nombre del gobernante fue
2E.
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la mascara bucal del Dios de la Lluvia. Mientras las figuras principales en las dos narrativas del
juego de pelota carecen de esta mascara en su parafernalia protectora, resulta significativo que la
única piedra grabada con la representación de un casco protector hasta ahora encontrado en
Monte Albán tiene precisamente la mascara bucal del Dios de la Lluvia (Figura 6). Eso sugiere
que el equipo perdedor en la narrativa del edificio A-sub de Dainzú se identifica con guerreros
cautivos de Monte Albán.
La otra línea de evidencia epigráfica que sugiere eventos de guerra entre ambas
localidades proviene de Monte Albán y es más tardío, cuando aparentemente Dainzú pierde su
autonomía política y queda sujeto a la gran urbe. Hacia 450 d.C. llega al poder un prominente
gobernante de Monte Albán llamado 13 Búho, y como parte de un programa narrativo
comisionado para celebrar su entronamiento, se erige una estructura –posiblemente en una
versión anterior de la Plataforma Sur-- que narra sus conquistas (Figura 7). El programa
narrativo muestra a 13 Búho presidiendo la procesión de varios guerreros cautivos parados
encima de glifos toponímicos. Ya se argumento en otro contexto (Urcid 2001: 390) que el glifo
locativo de uno de esos cautivos (en SP-6) es similar al signo toponímico que aparece debajo del
gobernante de Dainzú en la escena principal del conjunto narrativo en la cima del cerro y al de un
monumento ahora empotrado en uno de los muros de la iglesia de Macuilxóchitl (MAC-2).

Otras narrativas del juego de pelota en Dainzú


El tema del juego de la pelota figuró prominentemente en otros programas narrativos
asociados a la arquitectura monumental de Dainzú, aunque sólo se tienen componentes aislados
que evidentemente fueron reutilizados e incorporados a edificaciones posteriores (Figura 8). Uno
de ellos (DAN-86) muestra a un jugador de pelota en procesión. Su paso es a través de un
camino señalado por tres huellas de pie. Porta en una mano la pelota. La erosión del grabado no
permite identificar lo que lleva en la otra, pero sí se notan varios rasgos de su indumentaria,
incluyendo una capa y un pectoral compuesto y muy elaborado que cubre toda la parte anterior
del torso. La postura, indumentaria y la falta de la mascara del Dios de la Lluvia en el casco
protector sugieren que no se trata de un cautivo. Con base al tamaño relativo del ortostato, es
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posible que este monumento haya sido parte de otro programa junto con otra piedra ahora
empotrada en la calle Libertad de Tlacochahuaya (TLA-3). Esta otra piedra grabada muestra a un
jugador derrotado que cae de espaldas sobre un glifo toponímico.
Otras dos piedras grabadas incompletas ahora empotradas en la calles Guerrero (MAC-4)
y Morelos (MAC-23) de Macuilxóchitl muestran parte de jugadores de pelota en acción, lo que
sugiere que originalmente pudieron formar parte del programa narrativo asociado a la estructura
A-sub. Del sitio mismo de Dainzú se conocen otras dos piedras grabadas que incluyen
únicamente un brazo con el guante protector y la pelota. Una de ellas (DAN-66) se reutilizo al
erigir un muro en el complejo monumental C. La otra piedra (DAN-78) se encontró
aparentemente en su lugar original, formando la esquina noreste en el vestíbulo superior de una
angosta escalinata que desciende hacia el complejo arquitectónico B construido enfrente y a un
nivel inferior al complejo A. El recurso de sinécdoque en estas dos piedras, mostrando una parte
del jugador para denotar la figura completa, es también común en el programa narrativo inscrito
en las rocas naturales en la cima del cerro, excepto que en este último conjunto se grabaron
únicamente los cascos protectores. Al describir estos últimos grabados como un “tzompantli”
(término náhuatl que significa ‘empalizada de cabezas’), Bernal y Seuffert (1979) implicaron que
la sinécdoque en esta narrativa conlleva otro nivel de significación, haciendo alusión simbólica a
la decapitación de los cautivos sacrificados. Sin embargo, la postura diferente de los cascos
sugiere que la intención fue la de representar a los personajes en actitudes dinámicas, es decir, en
el acto de jugar.

Grabados enigmáticos de Dainzú y una clave inesperada


Desde que Bernal publico la mayoría de los monumentos grabados de Dainzú y
localidades vecinas, había un grupo constituido por piedras grabadas aparentemente aisladas y
dispersas cuya significación fue incomprensible en ese entonces. El reconocer que estos
monolitos parecen hacer referencia al juego de pelota fue posible gracias al grabado en una roca
natural en las afueras de la comunidad de Tlacochahuaya (TLA-13) que me fue dado a conocer
por Michel Oudijk en 1996 (Figura 9). Este grabado incluye en la parte superior un signo
trilobado que tiene hacia abajo una extensión cuya punta se curva hacia un lado. La extensión
esta marcada con dos líneas diagonales paralelas. Tal configuración permitió agrupar
7

inmediatamente otros cuatro ortostatos de Dainzú y uno de Macuilxóchitl documentados por


Bernal y sus colegas.
La importancia del grabado en TLA-13 es el hecho de haberse ejecutado sobre una roca
natural, permitiendo determinar su disposición. Esto no era posible en los otros ejemplares por el
hecho de haberse encontrado fuera de su contexto original. Los cuatro monolitos procedentes de
Dainzú se encontraron asociados al conjunto monumental C (Figura 10). Los ortostatos DAN-48
y DAN-49 estuvieron empotrados en el muro sur del conjunto, y aunque la posición del primero
presenta el elemento trilobado hacia arriba y la extensión curva hacia abajo, ese no es el caso con
el segundo pues su grabado aparece de lado, con el elemento curvo a la izquierda del motivo
trilobado. La reutilización de este último ortostato es evidente por su estado incompleto, ya que
la punta del elemento curvo esta incompleta. El monumento DAN-55 se encontró a unos metros
al norte, suelto y con su cara grabada hacia abajo. Como se halló junto al muro norte del
complejo C y encima de un segundo piso empedrado que cubría la terraza del conjunto, Bernal y
Oliveros (1988: 18-19) consideraron la posibilidad de que se había desplomado de ese muro.
Eventualmente, el monumento fue removido y llevado a la bodega del sitio. El monumento
DAN-57 se encontró encima del segundo piso empedrado de la terraza del conjunto C, colapsado
en la esquina noreste de la terraza y a unos cuantos metros al este de DAN-55. Su cara grabada
también estaba hacia abajo, y al igual que DAN-55 fue llevado a la bodega del sitio. El último
monolito del grupo, MAC-7, fue documentado por Bernal y Seuffert (1973: 14) en la comunidad
de Macuilxóchitl, empotrado frente a un portón en la calle principal de la población.
Evidentemente debió ser llevado del sitio a la población años antes.

El análisis
¿Qué representan los grabados en este grupo de monolitos? El análisis de estas piedras
grabadas se dificulta en parte por el estado erosionado de algunos de ellos. Posiblemente una re-
documentación de los monumentos TLA-13, DAN-57 y MAC-7 mediante luz artificial arrojen
más datos, pero al menos se cuenta con dibujos confiables generados a partir de los grabados
originales para los monumentos DAN-48, 49 y 55. Este último es el mejor preservado, y su
inscripción es la más elaborada. El trabajo lapidario es además fino. Tal vez por estas razones su
inscripción es mas fácil de discernir (Figura 11A). Dentro del elemento trilobado aparece un
8

conjunto glífico formado por los signos E (arriba) y M (abajo). El primero muestra los atributos
típicos de un círculo al centro y recuadros en las cuatro esquinas del cartucho. Ya se ha
establecido en otro trabajo (Urcid 2001: 138-139) que el glifo E, cuando aparece acompañado de
numerales en las inscripciones, es el signo que corresponde al 17avo día en la lista de los 20
nombres de día del antiguo calendario. Con base al significado de los nombres de día en
Zapoteco documentados en el siglo XVI por Fray Juan de Córdoba (1987), es posible asentar que
el glifo E no sólo representa la concepción cuatripartita de la tierra sino también, por metonimia,
el concepto de “temblor” y otros campos semánticos relacionados como “fuerte”, “recio”,
“poderoso”. En cuanto al glifo M, este aparece rotado 90 grados contrarios a las manecillas del
reloj, pero si se gira hacia la derecha se pueden reconocer inmediatamente sus atributos típicos,
incluyendo una mascara bucal, un cuadrete encima que representa la “nariz” y un elemento
trilobado que surge de la boca. También se ha demostrado ampliamente (Urcid 2001: 138) que
cuando el glifo aparece acompañado de numerales en otras inscripciones, este se refiere al
segundo día en la lista de los 20 nombres de día en el antiguo calendario. Esto permite
determinar, según los datos de Córdova (1987), que el glifo M significa “relámpago” o “viento”,
y es por lo tanto la representación del Dios de la Lluvia. Igualmente se ha podido discernir por
múltiples contextos epigráficos que el motivo trilobado que surge de la boca hace alusión al maíz
(Urcid y Winter 2003, fig. 8; Sellen 2002). El conjunto E-M sin numerales que aparece en DAN-
55 se ha documentado dos veces en inscripciones de Monte Albán. En un caso, los signos están
separados, pero en el otro aparecen parcialmente sobrepuestos como en DAN-55 (Figura 11B).
Por su contexto en las inscripciones de Monte Albán es indudable que estos glifos constituyen el
nombre personal de un personaje llamado “13 Nudo-Relámpago Poderoso”. De hecho, el
sobrenombre “Relámpago Poderoso” también aparece como nombre personal en genealogías
Zapotecas registradas en el siglo XVI (Whitecotton 1982: 328-329).
El signo que aparece dentro del elemento trilobado en DAN-57 es también el glifo M
(Figura 12A). Este aparece igualmente boca abajo pero invertido lateralmente si lo comparamos
con el de DAN-55. Al rotarlo hacia la izquierda se puede reconocer la mascara bucal y la
“nariz”. Los conjuntos glíficos que aparecen dentro del elemento trilobado en DAN-48 y 49 son
casi idénticos e incluyen la representación icónica de una hoja y su tallo (Figura 12B). Sin
embargo, los conjuntos glíficos están grabados en forma diferente. El de DAN-48 tiene un
9

motivo en forma de S en relieve, y el área en forma de media luna abajo del conjunto está
rebajada. La configuración que acompaña al glifo “hoja-tallo” en DAN-49 parece representar un
recipiente o un canal en corte de donde sale la planta. En este caso es el tallo el que esta
rebajado, y la hoja y el elemento que rodea al tallo están en relieve. Se ha podido establecer en
otros estudios (Taube 1995; Urcid 2003, fig. 14) que el signo en forma de S como el que está
grabado en DAN-48 es una representación icónica de nubes o de niebla. Los dos conjuntos
glíficos en DAN-48 y 49 parecen tener en este contexto una función nominativa. De hecho,
varios ejemplos de nombres personales en el corpus epigráfico Zapoteca incluyen el glifo “hoja.”
Aunque, como se comento anteriormente, el monumento MAC-7 debe documentarse
nuevamente, lo poco que se puede discernir de su grabado parece incluir un tallo, una hoja, el
elemento en forma de S y la silueta de un recipiente o canal en corte (Figura 12C).
El suponer que los conjuntos glíficos M-E y “Hoja-Tallo” en los monumentos bajo
discusión tienen una función nominativa permite dar cuenta del elemento trilobado como una
versión sinecdótica del glifo I, un signo que también forma en ocasiones parte de nombres
personales (Figura 12D). El glifo I es morfológicamente semejante al E pues consiste en un
cartucho central con cuatro formas trapezoidales a cada lado. Con base a otros contextos,
incluyendo aquellos de otras tradiciones escriturales Mesoamericanas, no hay duda que el signo
hace alusión a la concepción cuatripartita de la tierra. No obstante, a diferencia del glifo E, el I
parece sintetizar nociones de espacio y tiempo, conllevando entonces la idea de un todo que
conjunta los cuatro rumbos con la terminación de ciclos temporales. Sin embargo, se desconoce
su valor fónico.
Lo que se puede concluir hasta ahora es que los conjuntos glíficos en la parte superior de
los grabados en las piedras bajo consideración consisten de dos a cuatro glifos discretos que en
algunos casos aparecen parcialmente sobrepuestos. La iconicidad de casi todos ellos permite su
identificación, e incluyen los glifos E (temblor), M (relámpago), “hoja-tallo”, “nube o neblina” y
tal vez un recipiente o un canal en corte. El signo I es más simbólico que icónico y
conceptualmente parece representar una visión conjunta del cosmos que sintetiza tiempo y
espacio. El hecho de que los signos E y M no aparecen acompañados de numerales sugiere que
los conjuntos glíficos en estos monumentos tienen una función nominativa. De ser así, los
monumentos DAN-48, DAN-49 y MAC-7 podrían referirse a un mismo individuo cuyo
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sobrenombre está formado por los glifos “I-hoja-tallo”, y los monumentos DAN-55 y DAN-57
podrían referirse a otro personaje cuyo nombre personal esta formado por los glifos “I-E-M” o,
en forma abreviada, por los glifos “I-M”.
En cuanto al elemento inferior grabado en los monumentos bajo discusión se notara que
éste se curva invariablemente hacia la izquierda y que, excepto por los ejemplos en DAN-48 y
49, los demás tienen dos o tres líneas diagonales y paralelas grabadas en la parte más ancha del
elemento, arriba de la curvatura. Si, para efectos analíticos, los grabados se rotan 180 grados, su
configuración se asemeja a la terminación superior de varios de los cascos protectores que
aparecen representados en el programa narrativo en la cumbre del cerro y en el que estuvo
asociado al basamento de la estructura A-sub (Figura 13). Dicha semejanza sugiere nuevamente
el uso de sinécdoque para denotar a jugadores de pelota. El análisis de los cascos con el elemento
curvo encima permite determinar que este último elemento puede quedar hacia el frente o hacia
atrás de la rejilla facial, y que en varios ejemplos los cascos tienen insertado en la parte central el
signo en forma de S que, como ya se comentó, es una alusión a “nubes” o “neblina”. La
comparación de estos cascos también permite observar que la presencia o ausencia de la
terminación curva, del signo en forma de S y de la mascara bucal frente a la rejilla facial no son
rasgos co-variantes. Igualmente resulta evidente que ninguno de los cascos con el elemento
curvo en la parte superior tiene las líneas paralelas que aparecen en las inscripciones bajo
consideración.
Lo que se puede deducir de la representación de jugadores de pelota en Dainzú es que ahí
se jugaba una versión del juego que involucraba una pequeña pelota de hule y guantes para
lanzarla y cacharla. La indumentaria de los jugadores, incluyendo el casco, los guantes, el
pantalón de media pierna, las rodilleras y el calzado indica que la protección extrema era para
evitar lastimaduras contra el suelo o los muros del pasajuego, así como para protejerse del
contacto rudo con otros jugadores. Varios de los cascos tienen representadas pequeñas orejas, lo
que sugiere que estos se forraban con la piel de la cabeza de jaguares o pumas. El casco del
jugador vencido en la escena principal en la cima del cerro tiene inclusive la cabeza completa de
un felino (Figura 3). Aunque dos de los jugadores de pelota llevan en su vestimenta una cola
larga de felino (Figura 13), es posible que el elemento curvo en algunos de los cascos sea también
la punta de una cola, lo que implicaria que ciertos cascos se forraban con la porción caudal de la
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piel de felinos 5 . Tal vez los jugadores de un mismo equipo cuyos cascos estaban forrados con la
piel de la cabeza de felinos ocupaban una posición delantera en la cancha (la cabeza), y los
jugadores cuyos cascos se forraban con la piel caudal ocupaban la posición trasera (la cola).
Independientemente de lo que represente el elemento curvo en algunos de los cascos, la
representación sinecdótica e invertida de estos últimos en las inscripciones ilustradas en la Figura
9 tiene implicaciones importantes. Una es que, con base al principio de ‘la parte por el todo’, las
inscripciones podrían representar jugadores de pelota identificados por sus nombres personales.
Su posición invertida seria análoga a otras instancias de inscripciones conocidas—como en
muchos de los ortostatos asociados a las tres etapas constructivas del edificio J de Monte Albán--
para denotar conquista, captura, sacrificio, o muerte. Si la acepción de inscripciones Zapotecas
invertidas fuese la de “conquista” o “captura”, los monumentos bajo discusión darían los
nombres personales de cautivos sacrificados en Dainzú. Pero si la acepción fuese simplemente la
de “muerte”, otra alternativa es que los monumentos conmemoran el deceso de gobernantes de
Dainzú identificados explícitamente como jugadores de pelota e implícitamente como guerreros y
máximos sacrificadores.
Falta por comentar sobre la temporalidad de este posible programa narrativo. En la
descripción de los cuatro monumentos de Dainzú, Bernal y Oliveros (1988: 49) los consideran de
fecha desconocida. No obstante, se comento anteriormente que los cuatro ortostatos fueron
reutilizados durante la segunda o tercera etapa constructiva del complejo C. Bernal y Oliveros
(1988: 18) relacionaron la segunda etapa constructiva del conjunto C con la cuarta y quinta etapa
constructiva del complejo B, y este último contuvo en su relleno constructivo materiales
cerámicos correspondientes a la fase Pitao (350-500 d.C.) (Bernal y Oliveros 1988: 15). Por lo
tanto, los monolitos deben corresponder por lo menos a la fase Tani (200-350 d.C.) si no a la fase
Niza (100 a.C.-200 d.C.). En el caso de la segunda alternativa, el conjunto narrativo habría sido
aproximadamente coetáneo a los otros dos programas de jugadores de pelota o un poco posterior.

5
Con base a una lectura errónea de una versión anterior de este trabajo, Orr (1997: 185) argumento que
el motivo curvo en los cascos alude a la noción de “Cerro”. Sin embargo, como demostré en ese
manuscrito inédito, la convención gráfica para representar cerros en la tradición escritural Zapoteca es
mediante un motivo escalonado rectilíneo. No es hasta el siglo XIII o XIV d.C. que en varios sistemas
de escritura se representaron los cerros con líneas curvas y cimas dobladas.
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Conclusión
Tal vez nunca sabremos cómo se colocaron originalmente cinco de los seis monumentos
discutidos aquí, pero es muy posible que hayan formado un solo conjunto narrativo, y que, como
es el caso del grabado en TLA-13, las inscripciones se presentaron en forma invertida.
Posiblemente junto con otros monumentos aún por descubrir, éste programa narrativo debió
decorar la fachada de un edificio en el núcleo monumental de la ciudad, posiblemente en una
versión anterior del Complejo C. Por ahora sólo es posible considerar dos interpretaciones
alternativas para dar cuenta de la función que dicho programa pudo tener. Una sería la intención
de conmemorar al menos a dos gobernantes de Dainzú; la otra sería la de registrar una guerra,
narrando implícitamente la obliteración de dos prisioneros importantes, tal vez líderes de otras
unidades políticas cercanas o lejanas a Dainzú, o inclusive del mismo Monte Albán. Después
de todo parece ser que la enemistad entre ambas ciudades tuvo una larga historia (entre 200 a.C. y
450 d.C.) y que sus relaciones políticas durante ese lapso fueron en cierta forma análogas a la
relación bien documentada entre la Triple Alianza y el señorío de Tlaxcala, es decir, la de
enemigos vecinos y tradicionales involucrados en el ciclo ritual de guerra y captura de
prisioneros para garantizar el flujo constante de recursos humanos, necesarios para llevar a cabo
el contrato sagrado primordial entre mortales y deidades y garantizar dones divinos (lluvia,
fertilidad y fecundidad) mediante el ofrecimiento de guerreros.

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Press, Norman.
15

Lista de Figuras

Figura 1- Los Valles Centrales de Oaxaca y sitios mencionados en el texto.


Figura 2- Lado oeste del Cerro Dainzú y núcleo monumental de la antigua ciudad.
Figura 3- Narrativa del juego de pelota grabada en varias rocas naturales en la cima del Cerro
Dainzú.
Figura 4- Ortostatos grabados que formaban el muro suroeste del basamento del edificio A (los
monumentos debajo de la línea gruesa estaban in situ; los que están arriba de la línea
se hallaron desplomados al pie del muro y fueron recolocados por Ignacio Bernal).
Figura 5- [A] Reconstrucción hipotética de la narrativa del juego de pelota que debió formar el
muro sur del edificio A-sub; y [B] reconstrucción hipotética de otro programa
narrativo en Dainzú asociado a una estructura monumental de la fase Pitao (350-500
d.C.).
Figura 6- Cascos protectores de Dainzú y el de Monte Albán con la mascara bucal del Dios de
la Lluvia.
Figura 7- Similitud entre glifos toponímicos inscritos en monumentos de Monte Albán y
Dainzú.
Figura 8- Monumentos aislados en Dainzú, Macuilxóchitl y Tlacochahuaya cuyos grabados
hacen referencia icónica al juego de pelota.
Figura 9- Inscripciones en Tlacochahuaya, Dainzú y Macuilxóchitl que tienen la misma
configuración (todos los grabados, excepto TLA-13, están a la misma escala
relativa).
Figura 10- Contexto de reutilización de cuatro monumentos de Dainzú en el complejo C.
Figura 11- [A] Desglose analítico de la inscripción en DAN-55 y comparación con glifos tipo;
[B] función nominativa del conjunto glífico E-M en inscripciones de Monte Albán.
Figura 12- [A] El glifo en DAN-57; [B] desglose de los glifos en DAN-48 y 49; [C] posible
configuración original del glifo grabado en MAC-7; y [D] el elemento trilobado
como un glifo I.
Figura 13- Diversos atributos en la vestimenta de los jugadores en los programas narrativos del
juego de pelota.
Golfo de
México

OAXACA

Océano Pacífico

Macuilxochitl

Yagul Mitla
Dainzu
Monte Abasolo
Albán
Tlacochahuaya

Quialana

San Martín
Tilcajete

N
0 10 km

Figura 1. Los Valles Centrales de Oaxaca y sitios mencionados en el texto.


A la carretera
Oaxaca-Mitla

Camino
Posible Pasajuego
de la fase Niza (100
a.C.- 200 d.C.)
Programa narrativo
sobre el juego de la
pelota grabado en
rocas naturales y a la
orilla del acantilado

Ortostatos grabados
con jugadores de
Conjunto B pelota y reutilizados
para formar el muro
suroeste del edificio A

Conjunto C
Pasajuego de la
fase Chila (1250-
1520 d.C.)

Río
Grande
N
0 100 m

Figura 2- Lado oeste del Cerro Dainzú y núcleo monumental de la antigua ciudad.
45

47

43

42
44 46

39 48

40

41 38 49

37

34

36 35

33 32
31 vereda hacia
el núcleo
15 monumental

17 16

18 19 20

21
22 1
23
Orilla del N
2 1 acantilado
25 3
26
24
5
5
27
28 4 0 30 cm
6
29
7
10 8
30 9
11
13
12

14

Escena principal

Figura 3- Narrativa del juego de pelota grabada en varias


rocas naturales en la cima del Cerro Dainzú.
Fachada de la ultima versión
del edificio A

50 18 31 44 32 47 36 38 39 30 34 41 37 3
42
43

22 21 20 19 17 40 15 14 13 35 11 33 8 9 7 6 5 4 1
23
27 26

Figura 4- Ortostatos grabados que formaban el muro suroeste del basamento del edificio A
(los monumentos debajo de la línea gruesa estaban in situ; los que están arriba de la línea se
hallaron desplomados al pie del muro y fueron recolocados por Ignacio Bernal).
34 17

4 41 26 11 7 15 21 46
5 6 39

20 14 31 8-9 47 36 3 1
18 32 30-37

23 33-35 42 13 22 19
Escena casi idéntica a la
[A] que aparece en el programa
28 esquina en la cima del cerro

44 38 50
40 58

[B]

Figura 5- [A] Reconstrucción hipotética de la narrativa del juego de pelota que debió formar
el muro sur del edificio A-sub (altura del primer cuerpo 1.90 m); y [B] reconstrucción
hipotética de otro programa narrativo en Dainzú asociado a una estructura monumental de la
fase Pitao (350-500 d.C.) (altura del basamento 1.90 m).
Cerro-43 Cerro-41 Cerro-32 Cerro-23 Cerro-29

5 18 3 34 Cerro-37

Jugador perdedor en la escena


principal del programa narrativo en la
estructura A-sub de Dainzú

Piedra grabada empotrada en el muro Oeste


de la fachada principal de la Plataforma Norte
en Monte Albán (MA-N-33).

Figura 6- Cascos protectores de Dainzú y el de Monte Albán


con la mascara bucal del Dios de la Lluvia.
SP-2 SP-3 SP-1 SP-7 SP-8 SP-5 SP-6

Programa conmemorativo comisionado por el señor 13 Búho, gobernante de Monte Albán (altura del basamento 2.27m)

Piedra empotrada en un SP-6


Roca grabada en la
muro de la iglesia de (altura 1.67m)
cima del Cerro Dainzu
Macuilxochitl (MAC-2)
(altura 2m)
(altura 70 cm)

Figura 7- Similitud entre glifos toponímicos inscritos en monumentos de Monte Albán y Dainzú.
DAN-86
(Dainzú, empotrado en la TLA-3
fachada del Complejo B, (Tlacochahuaya, empotrado en
altura 67 cm) el muro de una casa en la calle
Libertad, altura 68 cm)

MAC-23
(Macuilxóchitl, empotrado en el muro
de una casa en la calle Morelos, largo
95 cm)
MAC-4
(Macuilxóchitl, empotrado en el muro
de una casa en la calle Guerrero, altura
84 cm)

DAN-66 DAN-78
(Dainzú, empotrado en (Dainzú, empotrado en la esquina
un muro del Complejo C, noreste de un vestíbulo encima del
largo 70 cm) Complejo B, altura 94 cm)

Figura 8- Monumentos aislados en Dainzú, Macuilxóchitl y Tlacochahuaya


cuyos grabados hacen referencia icónica al juego de pelota.
Grabado sobre una roca natural en las afueras de Tlacochahuaya
(fotografìa cortesía de Michel Oudijk). Dimensiones desconocidas.

50 cm

0
TLA-13 DAN-57 DAN-55

DAN-48 DAN-49 MAC-7

Figura 9- Inscripciones en Tlacochahuaya, Dainzú y Macuilxóchitl que tienen la misma


configuración (todos los grabados, excepto TLA-13, están a la misma escala relativa).
DAN-55 DAN-57

0 5m

Complejo C

Complejo B

DAN-48 DAN-49

Figura 10- Contexto de reutilización de cuatro


monumentos de Dainzú en el complejo C.
Elemento
trilobado

Glifo E
Glifo E
Nariz

Mascara
Glifo M bucal Glifo M
(boca abajo)
Semilla germinada
de maíz
Glifo M
(rotado 90°)
Elemento
curvo

[A]

13 Nudo
E-M 13 Nudo

Conjunto glífico que da el nombre Conjunto glífico que da el nombre Desglose de los
de un personaje llamado “13 Nudo- del personaje llamado “13 Nudo- glifos E-M
Relámpago Poderoso” inscrito en el Relámpago Poderoso” inscrito en el
monumento SP-9 de Monte Albán monumento SP-1b de Monte Albán

[B]

Figura 11- [A] Desglose analítico de la inscripción en DAN-55 y


comparación con glifos tipos; [B] función nominativa del conjunto
glífico E-M en inscripciones de Monte Albán.
Glifo M en Glifo M en
DAN-57 Glifo M en
DAN-57 DAN-55
(rotado)
(rotado)

[A]
Hoja y tallo
Elemento en Hoja y tallo
forma de S (el tallo esta
rebajado)

Vasija o canal
Vasija o canal en corte
en corte
(rebajado)
DAN-49
DAN-48
[B]

Elemento en Hoja y tallo


forma de S

Vasija o canal
en corte
Función nominativa del glifo
“hoja” en el monumento
MAC-07
SP-1b de Monte Albán
[C]

Elemento Resolución del Función nominativa del


trilobado en elemento como glifo I en el ortostato D-63
DAN-55 un glifo I de Monte Albán

[D]

Figura 12- [A] El glifo en DAN-57; [B] desglose de los glifos en DAN-48 y 49;
[C] posible configuración original del glifo grabado en MAC-7; y [D] el
elemento trilobado como un glifo I.
DAN-48 DAN-49 DAN-57 MAC-7

Los elementos curvos en las inscripciones bajo discusión rotados 180°


(el de DAN-55 aparece reconstruido como un casco protector)

DAN-55

Cerro-42 Cerro-43 Cerro-46 Cerro-41 Cerro-40 Cerro-38

Cerro-1 Cerro-36 Cerro-32 Cerro-9 Cerro-11 Cerro-7

Cerro-13 Cerro-45 5 14 18 Cerro-23


Cola de jaguar en la indumentaria
del jugador en DAN-7
Cascos con un elemento curvo en la parte superior

Cola de jaguar en la indumentaria


del jugador en DAN-3 Indumentaria típica de los jugadores de pelota en el programa
de la estructura A-sub (tomado de Bernal y Seuffert 1979)

Figura 13- Diversos atributos en la vestimenta de los jugadores


en los programas narrativos del juego de pelota.

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