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Gustavo Adolfo Farías Ortiz1 10 de abril de 2019

Curso: Kant
Profesor: Gonzalo Serrano
Informe de lectura n.º 1: Prólogo a la segunda edición de la Crítica de la razón pura (Kant)

El proyecto de Kant puede entenderse en términos de tres posibles oposiciones, dentro


de un contexto “moderno” caracterizado por la importancia el individuo en tanto
autónomo –autosustentado, autogobernado, autoconsciente, autoconocedor, y
autoposesionado–2; a saber, (a) como una oposición a la metafísica que sobrepasa los
límites de la experiencia, a una metafísica oscura que precipita a contradicciones, que es
dogmática y despótica; (b) como oposición al escepticismo, postura que impide el “cultivo
de un suelo” estable de conocimientos; y (c) como una oposición al indiferentismo, la
madre del caos, la noche de las ciencias.
Así, intenta –con bastante vanagloria– la propuesta de un tribunal de justicia para legitimar
de manera argumentada las pretensiones de la razón, una razón que conoce los límites,
alcances, reglas y fuentes de sí misma; tribunal que vendría a ser la mismísima obra de la
Crítica de la razón pura. Esta Crítica se plantea en términos del establecimiento completo
y sistemático, así como integral y exhaustivo, de los principios de la razón y su relación
con la experiencia (para determinar qué tanto se aleja de ella); y en términos de descubrir
o desvelar cualquier tipo de opinión infundada, dada como cierta de manera a priori o
tenida como absolutamente necesaria3. Todo para responder a la pregunta sobre ¿qué y
cuánto pueden conocer el entendimiento y la razón, despojados de toda experiencia?

Para responder a esta pregunta, Kant plantea –en términos de una revolución del
pensamiento– una metafísica entendida como la única forma de conocimiento que
promete un abarcamiento perfecto de la razón, a la cual le adhiere un andar seguro, como

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Soy estudiante de la maestría en Filosofía, pero puede que no aparezca en la lista del SIA, por el momento,
porque hay un problema con la inscripción en la modalidad de nivelación. Sin embargo, la inscripción se va
a realizar en los próximos días y Melba está encargada de la misma. Espero que, por favor, mi documento
sea tenido en cuenta. Gracias.
2
Este contexto, explicado en la primera sesión de la clase, me parece excepcional debido a que permite
ubicar al proyecto kantiano dentro de un espacio y un tiempo claros y delimitados. Es evidente, tal como
más adelante demostrará Kant en su prólogo, que las cosas que conocemos –incluido este documento– no
son más que las cosas que de cierta manera ya conocemos a priori en los conceptos, y tener estas ideas
previas a aproximarnos al documento que vamos a leer seguro que permiten mayor claridad y lucidez a la
hora de entenderlo e incorporarlo a nuestros saberes.
3
Considero esta afirmación en particular clave para dar cuenta de la importancia que tiene este documento
frente a los nuevos dogmas que se implantan en toda clase de conocimiento. Dar algo por sentado, como
verdadero per se, y que no se ponga en duda resulta supremamente peligroso, ya que esconde intereses
por lo general políticos que enmazcaran una relación de dominación sobre aquel que desconoce. Ser
transparente en este sentido me parece clave en una investigación sobre el conocimiento en sí.
el de la ciencia4; con la cual plantea acabar con los meros tanteos de propuestas
insuficientes, estancadas, en desacuerdo y con pocas comunalidades que han rondado
en la historia de la metafísica, muy en la tónica de imitar lo que en su momento han hecho
la lógica –desde Aristóteles–, la matemática –con Diógenes como autor que da cuenta de
los descubridores de las determinaciones geométricas que no requieren de demostración
y descubren el camino a los matemáticos–, y la ciencia de la naturaleza –basada en
principios empíricos con Galileo, Torricelli y Stahl a la cabeza–; propuestas todas
planteadas con elegancia, precisión y seguridad, siempre desde dentro de sus propios
límites –sin pasar a terrenos psicológicos o antropológicos que no le son propios– y sus
propias fuentes –sin combinar lo que proviene de la experiencia de lo que es a priori–.

Así, al igual que estos otros “caminos seguros de la ciencia”, Kant busca que la razón se
entienda solo en lo que ella misma produce según su propio plan, para tomar la delantera
con principios establecidos desde sus propios juicios según leyes constantes a partir de
las cuales se hagan preguntas a la naturaleza, y no basada en meras observaciones
contingentes en la naturaleza.

Específicamente, Kant (2009, p. 19) plantea que, hasta su época, en la metafísica se había
supuesto que todo conocimiento debía regirse por los objetos, pero que todos los
intentos de establecer mediante conceptos algo a priori sobre ellos quedaban anulados
por esta misma suposición; y que, por el contrario, lo que debe ensayarse –desde su
propuesta en la Crítica–, con el fin de avanzar en la metafísica, es suponer que los objetos
deben regirse por nuestro conocimiento, es decir, que debemos intentar “establecer un
conocimiento a priori que haya de establecer algo acerca de los objetos antes de que
ellos nos sean dados” (p. 19).

Con esta idea, como Copérnico –con una revolución del pensamiento–, Kant plantea en
la metafísica hacer un ensayo con respecto a la intuición de los objetos, es decir, en el
que si antes la intuición debía regirse por la naturaleza de los objetos –motivo por el cual
era imposible saber algo a priori de ellos–, ahora el ensayo consistiría en tomar al objeto
–como objeto de los sentidos– como regido por la naturaleza de nuestra facultad de

4
Esta pretensión, a saber, que se logre un método seguro como el de la ciencia, pareciera bastante cargada
con un tinte de adoración a un método y un proyecto netamente científico –que luego Auguste Comte
definiría como “poitivo” y superior a cualquier otra forma de aproximarse al conocimiento–, pero ante el
cual, y aquí opino desde mi ignorancia, podríamos preguntarnos si es este un conocimiento netamente
superior a cualquier otra forma de aproximación. Es decir, ¿será que el método de la ciencia es el que debe
adoptar todo tipo de conocimiento para llegar a superar lo que Kant denomina como “tanteos”?, ¿será que
este método es el más adecuado y elevado para comprender lo humano?, ¿las verdaderas “revoluciones”
del pensamiento solo se pueden plantear en términos de un “camino seguro como el de la ciencia”? Me
queda resonando un poco esta pretensión, que podría entenderse muy desde lo que Gadamer (1999) va a
entender como la “tradición”: un saber que se da por verdadero de manera a priori, y que terminaría siendo
un prejuicio.

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intuición –con lo que el conocimiento a priori sería posible–. Y, por tanto, se pasaría a
suponer que los objetos –es decir, la experiencia– solo son conocidos –como objetos
dados– por medio de los conceptos –de la intuición–, existentes antes de que los objetos
mismos sean dados (Kant, 2009, p. 20).

Esta propuesta –que los objetos pueden ser pensados meramente por la razón y no como
desde la experiencia– suministra el punto central de lo que para Kant es el nuevo método
de pensamiento, y para clarificar afirma: “conocemos a priori de las cosas solo aquello
que nosotros mismos ponemos en ellas”5 (Kant, 2009, p. 20).

Pero Kant no niega al empirismo, así como tampoco niega el racionalismo, ni afirma de
lleno el uno o el otro. Por el contrario, Kant propone un doble punto de vista, a saber,
uno en el que los mismos objetos pueden ser considerados al mismo tiempo (a) como
objetos de los sentidos y del entendimiento –por la experiencia–, y (b) como objetos que
solamente se piensan, objetos para la razón aislada que se esfuerza por ir más allá de los
límites de la experiencia (Kant, 2009, p. 20).

En esta unión, Kant busca salirse de las contradicciones encontradas en las


aproximaciones (tanteos) previas, y espera que se pueda trabajar tanto desde la primera
parte –con conceptos a priori que corresponden con la experiencia– como desde la
segunda –no salir nunca de los límites de la experiencia posible– para que la metafísica
tome la marcha segura de una ciencia. Es decir, lo que posteriormente pasa a identificar
(Kant, 2009, pp. 21-22), como un conocimiento racional a priori que se dirige solo a los
fenómenos (lo que percibimos de las cosas), pero que deja de lado a la cosa en sí misma,
la cosa real en sí, que es desconocida para nosotros, debido a que toda aproximación
destinada a conocerlos se encuentra con los límites de la experiencia –a pesar de que
debe pensarse que esta existe, solo que es imposible conocerla–.

De este modo, la metafísica trabajaría entonces tanto con los fenómenos (nuestras
maneras de representar las cosas “reales”) como con las cosas en sí, lo que se entiende
como doble significación, dos maneras de representación –una sensible y otra intelectual–
y así toda contradicción previa (identificada en los tanteos) sería insostenible, puesto que
nos es imposible conocer las cosas en sí, y, por consiguiente, se niega el terreno de lo
suprasensible al proyecto de metafísica de Kant. De este modo, propone que la razón
crítica puede y debe: (a) mesurar toda su propia facultad; (b) enumerar completamente

5
Este punto es magnífico, y quisiera voltearlo hacia Kant mismo: ¿no será que Kant pone en este proceder
–que luego llamará dogmático– un prejuicio etnocéntrcio –eurocéntrico–, donde el único conocimiento
valorado es el del proyecto científico, y que por eso ve en la razón y en la metafísica solo lo que él le pone
en ellas, sin cuestionarse si hay otros conocimientos posibles igual o más válidos? ¿Es la metafísica, con el
modelo “seguro de una ciencia”, el mejor y único conocimiento “verdadero”?

3
las varias maneras de proponerse a sí misma problemas; y (c) trazar todo el esbozo de un
sistema –integral– de la metafísica.
Por último, quisiera resaltar un aspecto que me llamó en particular la atención. Como
mencioné al principio, la Crítica surge como una oposición, entre otras, al dogmatismo,
sin embargo, “la Crítica no se opone al proceder dogmático de la razón en su
conocimiento puro como ciencia” (Kant, 2009, p. 31).

Pero ¿qué entiende Kant por “proceder dogmático”? Según logro entender en su texto,
este concepto, muy en concordancia con lo que tanto llama la atención de Kant, a saber,
que la metafísica debe tomar el camino seguro de la ciencia, hace referencia a un
proceder que debe ser siempre demostrativo, en el que hay principios seguros y
sistemáticos a priori que garantizan, con la más estricta exigencia, el avance en el
conocimiento y dan cuenta de la rigurosidad que Kant plantea como necesaria para una
ciencia.

Es en este sentido que propone un plan para la Crítica a partir de un método totalmente
riguroso –basado en la propuesta de Wolff–, con el cual se logre comprender la marcha
segura de una ciencia, mediante: (a) el establecimiento de principios de a cuerdo con
leyes; (b) la distinta determinación de los conceptos; (c) el comprobado rigor de las
demostraciones; y (d) la prevención de saltos temerarios en las conclusiones (Kant, 2009,
p. 31).

Y, adicional a esto, añade que, como conclusión que considero contundente en su


vanagloria, “[q]uienes rechazan su método [el de Wolff] y [rechazan] empero, a la vez, el
procedimiento de la crítica de la razón pura, no pueden tener otra intención que la de
librarse de las ataduras de la ciencia y convertir el trabajo en juego, la certeza en opinión
y la filosofía en filodoxia” (Kant, 2009, p. 32)6.

Referencias
Gadamer, H. G. (1999). LA historicidad de la comprensión como principio hermenéutico. En
Verdad y Método I (trad.: A. Aparicio y R. de Agapito) Salamanca: Sígueme. (Trabajo
original publicado en 1977).

Kant, I. (2009). Prólogo a la primera y segunda edición. En Crítica de la razón pura (trad.: M. Caimi).
México D.F.: Fondo de Cultura Económica. (Trabajo original publicado en 1787).

6
¿Será que todo conocimiento que no tenga este proceder dogmático propio de la ciencia pertenece
simplemente al juego, la opinión y la “filodoxia”? Entiendo lo importante que es la rigurosidad y
sistematicidad y el establecimiento de leyes universales para este proyecto de Kant, pero –de nuevo,
haciendo alusión a mi ignorancia–, ¿ningún otro conocimiento merece el valor que con tanto orgullo Kant
proclama?

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