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Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales

Nueva Economía Política

¿Cuál es el principal problema económico en Colombia?

Javier Monsalve Martínez


En la historia de Colombia, se han presentado varios factores que han impedido que
Colombia se desarrolle industrialmente, y en cambio se ha desarrollado en el sector primario,
pero depender del sector agrícola y agropecuario, plantea un obstáculo para el crecimiento
económico. La falta de industrialización es el principal problema que tiene Colombia.

En el presente ensayo, me basaré en el libro “HISTORIA ECONÓMICA DE COLOMBIA”


de José Antonio Ocampo, para evidenciar por medio de un recuento histórico el intento y el
fracaso de la industrialización en Colombia. Este ensayo empezará con un recuento de los
intentos que tuvo Colombia para industrializarse, poniendo en evidencia que el sector textil
fue el que tuvo mayor concentración industrial. Posteriormente abordaré la dependencia que
tiene Colombia en el sector primario, especialmente en el café. Luego se abordará el contexto
de crisis en el que se encontraba Colombia y la intervención estatal para afrontar dicha crisis.
Finalmente abordaré el proteccionismo basado en una política de aranceles y sustitución de
importaciones y se concluirá con aspectos relevantes que le darán una respuesta a la pregunta
central, sobre el principal problema económico en Colombia y un aporte crítico.

Los intentos que tuvo Colombia para industrializarse fueron varios. Como lo
menciona Ocampo en su libro “HISTORIA ECONÓMICA DE COLOMBIA” una primera
actividad que se acercó al ingreso a la era de la industrialización fue la actividad productiva
del hierro. Esta comenzó con la ferrería de Pacho, creada en 1825, y en el año 1855 se montó
otra ferrería en la Pradera. Posteriormente para el año 1878, se comenzó a operar otra ferrería
en Samacá, esta hizo las primeras fundiciones en 1882 y fue un paso importante, según
Ocampo para una proyección de más fundiciones.
Ocampo afirma que en 1882 fue el inicio de la creación de los primeros rieles en la Pradera,
esto estableció un hito para creer que se había entrado en la era industrial. Pero la
continuación y consolidación de este inicio industrial se vio interrumpido por no poder
sostenerlas con los subsidios estatales de Núñez, por ello la fábrica de la Samacá tuvo que ser
abandonada, y sus instalaciones fueron usadas para la industria textil.
La industria textil tuvo lugar en este deseo industrial, pero hubo factores que no ayudaron a
consolidar esta actividad como se hubiera deseado, tal fue el caso de la fábrica de textiles en
Bogotá, en la década de los treinta, que desapareció por los altos costos de transporte y las
dificultades financieras del país. Entonces los impulsos de estas actividades industriales eran
efímeros porque hubo dificultades que impedían el desarrollo de estas, tal como lo fue la
fábrica de tejidos de lana que solo duró desde el año 1855 hasta 1888.
Para Ocampo todos estos esfuerzos de establecer industrias de hierro y de textil tuvieron
obstáculos para consolidarse. Sin embargo, hubo industrias que pudieron evolucionar sin
tantos obstáculos como la industria de alimentos y bebidas. Ahora bien, hay que tener en
cuenta que la tecnología era simple para la época, pero la demanda era una constante que
debía ser tenida en cuenta para promover el desarrollo industrial. Según Ocampo la expansión
del mercado por el aumento de la población y de los ingresos de los sectores en las ciudades
mayores, pudieron estimular la era industrial.
El gobierno de Reyes motivó la industrialización, haciendo visibles impulsos de progreso
industrial. Bogotá y Cundinamarca tenían menos actividad industrial con respecto a la región
antioqueña, donde hubo un gran desarrollo de la industria textil por el dinamismo empresarial
en Antioquia. Ahora bien, Ocampo afirma que hubo muchas empresas que hicieron posible el
acercamiento a las actividades industriales, como lo fueron la empresa de tejidos de Bello
establecida en el año 1902, la empresa de tejidos de Samacá creada en 1904, la Compañía
Colombiana de Tejidos creada en 1907, la Sociedad Industrial de San José de Suaita creada
en 1908, en Santander, la fábrica de tejidos Obregón en Barranquilla creada en 1910, la
fábrica de tejidos Rosellón en Medellín fundada en 1911, la de Caldas, en Manizales
originada en el año 1919, y la Fábrica de Tejidos del Hato en Bello, Antioquia fundada en
1920.
En Bogotá y Cundinamarca la industrialización se estableció la Cervecería Bavaria, una
fábrica de cemento, dos fábricas de tejidos, una Fábrica Nacional de Fósforos, y una fábrica
de calzado. Hubo una industrialización en Barranquilla con la fábrica de textiles Obregón y
fábricas de zapatos, cerveza, gaseosas y de molinos de trigo. Cabe resaltar que las industrias
que lograron sobrevivir a principios del siglo 20 fueron Coltejer, Fabricato en textiles y
Coltabaco.
Según Ocampo en la industria textil, no existió una continuidad respecto a la producción
tradicional, ya que, en la región de Antioquia, se estableció el primer núcleo industrial
importante en este ramo, y la producción de tipo tradicional era prácticamente inexistente.
La actividad industrial se centró en el sector textil de Antioquia y el desarrollo ferrocarrilero
fue útil en el crecimiento económico para transportar el café que se iba a exportar. Sin
embargo, el desarrollo industrial se había caracterizado hasta los años veinte por un retraso
con respecto a los países grandes de América Latina.
En 1925 la industria sólo representaba el 10% del producto nacional. Esta desventaja fue a
causa de la escasez de recursos en moneda extranjera que impedía la dotación de maquinaria
y equipo, la escasa división del trabajo y a las precarias dimensiones del mercado interno
debido a la carencia de vías de comunicación que restringía el mercado a un ámbito
puramente local o regional a la presencia de relaciones de trabajo no salariales en el campo
que obstaculizan la demanda de productos manufacturados.
Según Ocampo entre 1920 y 1929 se fundaron 811 nuevos establecimientos industriales y
mayoría de ellos se orientaron a las industrias livianas tradicionales. La creación de nuevos
establecimientos en los sectores de bienes intermedios y metalmecánica era una señal de una
incipiente diversificación de la estructura industrial. Sin embargo, en esa época seguía
dependiendo en gran medida del sector primario y especialmente en un producto: el café.
Esta dependencia a este producto ha sesgado la proyección industrial.
Según Ocampo la producción parcelaria del occidente introdujo en la economía exportadora
nacional un estímulo para producir café y expandir también el mercado de bienes agrícolas,
Pero este desarrollo cafetero dejó ver partes negativas. Si bien la economía colombiana estaba
caracterizada por bajos niveles de ingreso per cápita y acumulación de capital, con poca
integración en el mercado mundial, había también una escasa incorporación tecnológica a la
actividad agrícola y, es por esto que era muy difícil que en la economía colombiana se
hubiera podido llevar a cabo el desarrollo industrial.

Ahora bien, el depender del sector agrícola conlleva a una desventaja en cuanto a la
vinculación al mercado mundial, ya que estos productos agrícolas al comercializarlos no
dejan una ganancia notoria, ya que no hubo un proceso de transformación del producto y por
ello no tiene un valor agregado que al cambiarlo le refleja una ganancia o una utilidad. Cabe
destacar que la creación de una red de transporte tuvo lugar para el uso de los ferrocarriles,
con la que se hizo posible la ampliación del mercado, a muchos lugares y aumentó el acceso
de consumidores a estos productos.

En el capítulo 6 “CRISIS MUNDIAL Y CAMBIO ESTRUCTURAL (1929-1945)


Ocampo afirma que el desarrollo de la industria tuvo, una base regional diversificada, que
contrasta con la experiencia de otros países latinoamericanos. El impacto de la integración
del mercado durante los años veinte, se dieron gracias a las altas inversiones en obras
públicas. Muchas empresas cuyo alcance había sido regional, se lanzaron a la conquista del
mercado nacional. Fue por esto que se incrementó el dinamismo al proceso productivo, que
pudo facilitar el desplazamiento de las importaciones, haciendo posible que se explotaran las
economías de escala en la producción y la comercialización. Sin embargo, a veces el proceso
disminuyó en cierto tipo de producción en algunos de los centros industriales, haciendo ver
que era mejor seguir con una tendencia a la especialización regional. Tal fue el caso de la
industria textil de Antioquia que desplazó a la que existía anteriormente en Barranquilla, y la
industria azucarera del Valle que terminó por imponerse sobre los ingenios de la Costa
Atlántica.

La gran depresión de 1929, se prolongó durante los años treinta, y la segunda guerra
mundial. Para Ocampo en estos años, la economía colombiana experimentó una
transformación, ya que la crisis aceleró el surgimiento del intervencionismo estatal, de la
industria manufacturera y de nuevas fuerzas sociales. En el capítulo VI, Ocampo asegura que
la intervención estatal se desarrolló por medio de mecanismos de crédito a largo plazo para la
vivienda, la agricultura y la industria.
En el frente industrial, existía desde los primeros años una sección industrial en la Caja
Agraria y en 1937 se lanzaron al mercado los bonos industriales del BCH, pero la realización
más importante fue, sin duda, la fundación del Instituto de Fomento Industrial, IFI, en 1940.
se diseñó con la capacidad de aportar capital de riesgo en empresas recientes y de investigar
las posibilidades de nuevas industrias en el país.
Según Ocampo los esfuerzos de industrialización, que comenzaron en forma pasiva, se
habían consolidado de forma lenta por la ampliación del mercado interno generado por la
bonanza exportadora y con la expansión de la red ferroviaria y la red de carreteras que
lograron una integración del mercado. Para Ocampo el lento crecimiento de la industria
estuvo acompañado por una involución de su estructura. Las industrias de sustitución
intermedia y tardía sufrieron el peso de la crisis. Ocampo afirma que el desarrollo industrial
en la posguerra entre 1945 y 1974, la industrialización fue el centro de la política económica
y entre 1974 y 1983, y a partir de 1984 se inició una fase de crecimiento industrial. Ocampo
describe que en el auge de la industria entre 1945 y 1974, y entre 1945 y 1974, la producción
de la industria manufacturera se incrementó y el empleo fabril creció. Aunque la expansión
del empleo total, las actividades artesanales y la pequeña industria fueron menores. El
crecimiento de la productividad del trabajo en la industria durante las primeras tres décadas
de la posguerra según Ocampo fue rápido por tres factores: 1) el incremento del empleo fabril
en relación con el artesanal, 2) la adopción y aprendizaje de nuevas técnicas, en el sector de la
industria, y 3) por el aumento de la intensidad de capital. Esto junto con el surgimiento de
nuevas industrias de bienes intermedios u al crecimiento de bienes de capital y consumo
duradero. Pero estaban subdesarrolladas en el país al final del período analizado, si se las
compara con los patrones internacionales.
Hubo un cambio estructural de la actividad industrial que se reflejó en el mayor tamaño del
sector fabril con respecto a la pequeña industria y al artesanado. Según Ocampo la pequeña
industria experimentó un cambio, por lo que los talleres de textiles y vestuario perdieron
peso, y se aumentó la importancia de los talleres de carpintería y metalmecánicos. Este
cambio estructural se inició en los años treinta, y alcanzó un desarrollo desde la década del
sesenta. Según Ocampo, el cambio estructural adoptó una integración vertical, que consistía
en la compra y creación de industrias productoras de insumos y utilizadoras o
comercializadoras de los productos. Adoptó también una integración horizontal que consistía
en la inversión en nuevos sectores. La financiación de la acumulación de capital en el sector
industrial tuvo diversas fuentes, como lo afirma Ocampo, en donde se refiere a que el Estado
adquirió recursos en el sector industrial mediante inversiones del Instituto de Fomento
Industrial, Ecopetrol y el Fondo Nacional del Café. El Fondo Nacional del Café, y los
recursos que invirtió en la industria al procesamiento de café y a empresas fundamentalmente
agroindustriales hacían parte de su programa de diversificación en zonas cafeteras. Las
actividades del IFI fueron mucho más variadas. Sin embargo, Ocampo asegura que la
inversión, se mantuvo deprimida, a pesar de la reducción de los costos reales de los equipos
importados en 1972-1973.

El desmonte parcial de los subsidios a las exportaciones, en 1975, aunado a la


revaluación real de los años posteriores y a la recesión internacional que se inició en 1979
perjudicaron, además, a las exportaciones industriales, que en los primeros años de la década
del setenta se habían convertido en un factor significativo
de la expansión industrial. Al mismo tiempo, el crecimiento de la demanda interna de bienes
industriales se redujo con relación a la fase de expansión anterior. El menor dinamismo de la
demanda interna afectó las industrias de bienes de consumo e intermedio. La escasez relativa
de alimentos, que el país experimentó durante los años pico de la bonanza cafetera, elevó los
precios relativos de los bienes básicos de la canasta familiar, obligando a las familias a
reducir relativamente sus compras de bienes industriales. Según Ocampo en las industrias de
bienes intermedios, es posible que la propia involución de la estructura industrial haya sido
en sí misma un factor decisivo, en la medida en que las industrias de mayor expansión, a
partir de 1974, generaron una menor demanda de otros bienes manufacturados porque se
caracterizaron por menores encadenamientos desde el punto de vista de la estructura
industrial.
Para Ocampo la crisis hizo evidente que la industria colombiana experimenta problemas
estructurales, esta se encuentra rezagada en aquellos sectores que han sido dinámicos en el
mundo y que generan mayores demandas directas e indirectas de manufacturas es decir la
industria metalmecánica, en particular y, por el contrario, muestra un excesivo desarrollo de
industrias tradicionales con poco dinamismo. A ello se agrega el evidente rezago tecnológico
de un conjunto amplio de sectores, por los reducidos niveles de inversión en nuevos equipos.

Según Ocampo las medidas proteccionistas, la devaluación real, la reactivación de la


demanda y la regulación de las tasas de interés, permitieron el comienzo de una reactivación
industrial a partir de 1984. Sin embargo, las nuevas condiciones de la política económica
permitieron revertir parte de las dificultades experimentadas por la industria durante los años
de crisis, y aunque las dificultades estructurales mencionadas, a cuya superación no han
contribuido hasta ahora las acciones estatales.
Ocampo afirma que la crisis industrial entre 1974 y 1983, la industria manufacturera pasó por
dos etapas, una hasta 1979, donde se expandió a un ritmo más lento que la economía a nivel
general y una fase posterior de contracción, que prevaleció hasta comienzos de 1983. Aunque
según Ocampo, la adopción de un modelo de industrialización basado en la sustitución de
importaciones, reprodujo en una escala amplia en la posguerra la larga tradición
proteccionista del país.

Para Ocampo esta evolución industrial estuvo a acompañada por un sistema


proteccionista con estímulos para consolidar la base industrial del país por medio de factores
tales como, el aumento de aranceles, exenciones para la importación de maquinaria y
materias primas, subsidios, garantías sobre el rendimiento de capital para determinadas
empresas y la celebración de contratos de privilegios.
En el libro de Ocampo se hace evidente que las reformas arancelarias en los años 1950, 1959
y 1964 fortalecieron los niveles existentes de protección. Además del estricto sobre las
licencias de importación utilizadas con fines de protección y de ahorro de divisas durante los
períodos sucesivos de estrechez cambiaria. El proteccionismo se incorporó en una fase de
sustitución de importaciones, basado en el Acuerdo de Cartagena más conocido como el
Pacto Andino firmado en 1969.
Ahora bien, cabe destacar que la política de promoción de exportaciones permitió corregir
algunos de los sesgos del modelo más puro de sustitución de importaciones. Promovió un
mayor desarrollo de algunas industrias altamente intensivas en mano de obra tales como las
confecciones, productos de cuero, imprentas y el trabajo-intensivas.

En el libro de Ocampo se evidencia que los sectores se clasifican en productores de


bienes de consumo no duradero, intermedios, y de capital y consumo duradero. La
clasificación para esta etapa industrial fue sustitución temprana, sustitución intermedia y
sustitución tardía.
La sustitución temprana, se refiere a los sectores donde las importaciones no constituían un
componente importante de la oferta interna en 1945. Tales como alimentos, bebidas, tabaco,
vestuario y calzado, madera, muebles, imprentas y artículos de cuero.
Esta divide a las industrias de acuerdo con el uso principal de los bienes producidos en el
sector correspondiente.
La sustitución intermedia supone las industrias cuyo proceso de sustitución de importaciones
había ya avanzado en producción de textiles, caucho y minerales no metálicos. Las industrias
intermedias tradicionales eran las de textiles, madera, caucho y minerales no metálicos y las
tardías eran las de papel, productos químicos, derivados del petróleo y metales básicos.
La sustitución tardía agrupa la producción de papel, productos químicos, derivados del
petróleo, metales básicos y toda la industria metalmecánica. Según Ocampo, las industrias de
sustitución tardía pasaron de representar el 10.3% del valor agregado industrial al 42.2%. En
los sectores de sustitución tardía, se destacó la creación de empresas siderúrgicas,
automotrices, metalmecánicas y químicas. A esto se le suma que el capital extranjero en la
industria en la posguerra, se hizo visible en los sectores de sustitución tardía, y en algunos
tradicionales como lo era la industria de alimentos. Esta participación de capital extranjero
ayudó en el desarrollo de las industrias de papel, caucho y productos químicos, en el sector
metalmecánico y en la producción de textiles sintéticos. Las sustituciones de importaciones,
hicieron posible ampliar las compras de bienes intermedios y de capital necesarias para llevar
a cabo el proceso de industrialización.
Ocampo cita a Santiago Montenegro por su afirmación de que “el papel del Estado en la
promoción directa de la industria textil fue marginal”, dando a entender la escasa cantidad de
los subsidios, y que la protección, con las políticas de fomento y con la ampliación del
mercado se dieron gracias a la construcción de vías y el mejoramiento de las condiciones
financieras del país, dieron un impulso a la industrialización, especialmente en el sector textil.
Según un estudio de Thomas Lee Hutchenson, la industria tradicional, a pesar de estar
nominalmente muy protegida, no utilizaba el margen de protección que le otorgaba el sistema
existente. es decir que utilizaba una protección relativamente baja en términos
internacionales, ya que solamente los sectores de maquinaria eléctrica y material de
transporte tenían una protección excesiva, y la química básica, la industria de hierro y acero y
la de productos metálicos estaban moderadamente protegidas. Sin embargo, según Ocampo,
las exportaciones industriales incluyeron en sectores intensivos en capital o con grados
intermedios de utilización de factores y, la dinámica exportadora incidió favorablemente en
todos los grupos de industrias. A causa del tamaño reducido del mercado, el proceso de
industrialización se caracterizó por altos niveles de concentración.
Para Ocampo la menor protección e intervención en la industria manufacturera desde
comienzos de los años setenta estaba relacionada con menores inversiones estatales en
adecuación de tierras, investigación y transferencia de tecnología en el sector agropecuario.
Por ello la liberación de importaciones y la revaluación del peso terminaron golpeando por
igual a ambos sectores de la economía, que son los más sensibles a la competencia externa.

Hemos visto, que los intentos que tuvo Colombia para industrializarse fueron varios,
iniciando con una actividad productiva del hierro. y luego una industria textil, que con el
aumento de la población y de los ingresos de los sectores en las ciudades mayores, pudieron
estimular la era industrial. Aunque los altos costos de transporte, la simplicidad de la
tecnología y las dificultades financieras del país por el contexto de crisis, representaron una
dificultad para la consolidación de las industrias. Además de ello, la dependencia en el sector
primario sesgó la proyección industrial y supuso una desventaja en cuanto a la vinculación al
mercado mundial, ya que estos productos al comercializarlos no dejan una ganancia notoria,
si no hay un proceso de transformación del producto no tendrá un valor agregado como si lo
hace un producto industrial. En el contexto de crisis económica, Colombia aumentó la
intervención estatal con medidas proteccionistas basadas en una política de aranceles a las
importaciones, unos subsidios a las exportaciones y un implemento de sustitución de
importaciones. En Colombia no hubo industria pesada, solo industria liviana, lo que no ayuda
en gran medida al crecimiento económico. La actividad agrícola era una actividad más grande
que la industrial, y esto era un problema ya que los productos primarios tienden a la baja con
respecto a los bienes industriales porque estos tienen valor agregado y los bienes primarios
no. La demanda de bienes primarios siempre va a ser la misma, en cambio la demanda de
productos industriales con valor agregado tiende a aumentar.
El estímulo a la industria por la protección con aranceles a esas empresas, provocó que los
empresarios no se actualizaran tecnológicamente, ya que como no entran productos
internacionales, sino solo nacionales, los empresarios adquirieron un monopolio en la
industria textil, y al dejar de actualizarse tecnológicamente por la falta de competencia,
siguieron produciendo con la misma maquinaria desde 30. Pero con el desmonte parcial de
los subsidios a las exportaciones, en 1975, junto con la apertura económica, cuando entran los
productos internacionales a Colombia, como la industria textil China, con costos más baratos,
las industrias textiles no pudieron competir y quebraron. Si Colombia se hubiera preocupado
por ser competitivo, mediante la actualización tecnológica permanente con un objetivo de
salir de la mentalidad de un mercado interno y ocupar el mercado interno con visión de
expandirse, seguramente tendría un mayor crecimiento económico. Colombia no se ha
desarrollado industrialmente, y depende del sector primario, ya hemos visto las desventajas
del sector primario, y con el presente ensayo se demuestra, que el principal problema
económico en Colombia es la falta de la industrialización. ¿Qué pasaría si decidiéramos en
vez de fomentar políticas proteccionistas, fomentar una mejora tecnológica y promover la
competencia para hacernos más productivos en la parte industrial?, esta pregunta es tema de
otro ensayo.

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