LA

GUÍA COMPLETA

DE
LA BIBLIA
La Biblia de Pablo: El apóstol Pablo, a quien se
reconoce como el autor de prácticamente la
mitad de los libros en el Nuevo Testamento, dijo
esto respecto de la única Biblia que utilizó – el
Antiguo Testamento: “Toda la Escritura es
inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo
que es verdad y para hacernos ver lo que está
mal en nuestra vida”
(2 Timoteo 3:16)
ANTIGUO TESTAMENTO
Algunos cristianos detestan este título casi tanto como los judíos. Prefieren la
denominación Primer Testamento.
Antiguo Testamento hace pensar en algo “desactualizado”. Sin embargo, muchas de
las enseñanzas favoritas del Nuevo Testamento provienen del Antiguo Testamento,
que constituye las dos terceras partes iniciales de la Biblia.
Tomemos como ejemplo el mandamiento de Jesús de amar al prójimo como a
nosotros mismos. Jesús lo cita de Levítico 19:18, una ley escrita en la época de Moisés.

CÓMO NOS LLEGA EL ANTIGUO TESTAMENTO

Muchas de las historias más antiguas y memorables, como aquellas acerca de Moisés y
Abraham, se transmitieron en forma oral de generación en generación. Al menos, eso
es lo que creen los expertos en la Biblia. Los hebreos no desarrollaron un alfabeto hasta
más adelante, cuando se establecieron en Israel después de que Moisés los condujo
fuera de Egipto. Antes de eso, los judíos utilizaban otros alfabetos para escribir, como
los de Egipto y Fenicia, actual Líbano.
En la época del rey David, unos mil años antes de que viviera Jesús, escritores y
editores judíos comenzaron a recopilar las historias. El propósito de su trabajo era
preservar un registro de su pueblo y de la nueva nación que habían iniciado. Esta
preciada biblioteca creció con el paso de los siglos mediante la adición de historias,
genealogías, leyes, profecías, poesías y canciones. Algunos de estos libros se perdieron
y solo perduran como títulos que los escritores de la Biblia mencionan al pasar, como
“El registro de Samuel el vidente, El registro de Natán el profeta y El registro de Gad
el vidente” (1 Crónicas 29:29).
Con el tiempo, los judíos comenzaron a dar más valor a algunos libros y a
considerarlos sagrados. Primero fueron las leyes y las historias de Moisés contenidas en
los primeros cinco libros de la Biblia. Luego, siguieron los libros de los profetas.
Finalmente, llegó el turno del resto de los libros en el Antiguo Testamento, una amplia
variedad de escritos, tales como los Salmos, los Proverbios y Job.
No es claro en qué momento los judíos se decidieron por los treinta y nueve libros
que tenemos ahora. Sin embargo, muchas personas creen que los líderes judíos
finalizaron su Biblia poco tiempo después de que los romanos destruyeran el último
templo judío en 70 D.C. Ese es el momento en que la fe judía comenzó a girar en torno
de palabras sagradas en lugar de un lugar sagrado debido a la desaparición del templo
de Jerusalén.
 Dios crea a la primera pareja, Adán y Eva.
Les da total dominio del planeta· y solo les
impone una regla que obedecer. Pero una regla es
demasiado. No deben comer el fruto de un árbol es­
pecífico. Sin embargo, lo comen.
Este pecado no daña únicamente su cercana re­
lación con Dios¡ de algún modo, contamina a todo el
mundo ­como una toxina espiritual que logra pasar
a la dimensión física. Así es como se pierde el paraíso.
El resto de la Biblia cuenta la historia del trabajo
de Dios para reconstruir Su relación con la huma­
nidad, librarla del pecado y restaurar Su creación
perfecta.
El Génesis relata el comienzo del plan de restau­
ración de Dios. Dios comienza por un hombre que
c011Íía en• Él por completo: Abraham. Dios promete
que, a partir de Abraham, generará una raza de des­
cendientesdedicados al Señor; un pueblo elegido que
le enseñará al mundo el valor de seguir el camino de
la obediencia a Dios antes que el de la desobediencia.
Abraham tiene dos hijos, Ismael e Isaac. Pero
solo Isaac continúa la línea familiar que da origen al
pueblo elegido. Isaac también tiene dos hijos, Esaú
y [acob. Sin embargo, es solo la familia de Jacob la
que se convierte en la nación dedicada a Dios. Jacob
tiene doce hijos, quienes se convierten en los padres
fundadores de las doce tribus de Israel.
Al término del Génesis; la familia extendida de
Jacob huye de una sequía en el actual territorio de
Israel. Viven como refugiados en Egipto, donde los
reciben con los brazosabiertos. Desafortunadamente,
los brazosse cerrarán. Pero esa es la historia de Moisés
y el Éxodo.
PUNTO CENTRAL:
Dios crea y sustenta todo lo que existe.
Aunque el pecado daña la creación
de Dios y Su relación con
la humanidad, Dios trabaja en el
mundo para restablecerlas a ambas.
AUTOR:
Este libro no menciona al autor. Según
una antigua tradición judía, Moisés es el escritor
de los primeros cinco libros de la Biblia:
desde Génesis hasta Deuteronomio. Sin embar­
go, Abraham ­el protagonista de este libro­
vivió al menos setecientos años
antes que Moisés; quizá hasta mil años antes.
Muchos expertos en la Biblia afirman que el
Génesis es una colección de historias transmiti­
das en forma oral de generación en generación.
Según ellos, los eruditos judíos recopilaron estas
historias en un libro cientos de años después de
la vida de Moisés, en la época en que los
gobernantes de Israel eran reyes.
FECHA:
El Génesis comienza en el inicio de los
tiempos y continúa hasta la vida del
bisnieto de Abraham, José,
quien vivió alrededor del año 1800 a. C.
/
UBICACION:
Las historias abarcan gran parte del
territorio de Oriente Medio, incluidos
los actuales países de lrak
Siria,Turquía, Israel y Egipto.
CREADOR trabajando
Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra. La tierra era un caos total, las tinieblas
cubrían el abismo, y el Espíritu de Dios iba y venía sobre la superficie de las aguas.
Dios crea el universo físico, desde las estrellas más remotas hasta la luz estelar que se refleja en nuestros ojos. En el
relato sobre la Creación, el trabajo de Dios se extiende durante siete días.
Día uno: Dios ordena “Que exista la luz”.
Día dos: Dios separa el cielo del agua en la Tierra.
Día tres: Dios separa la Tierra del agua. Luego, crea las plantas.
Día cuatro: Dios crea el Sol, la luna y las estrellas.
Día cinco: los océanos y el cielo se pueblan de peces y aves.
Día seis: Dios crea a los animales terrestres y a los seres humanos.
Día siete: Dios descansa y declara excelente la Creación.
EL DESORDEN DE LOS LIBROS DE LA BIBLIA
La Biblia comienza con la Creación, en el libro del Génesis, y
termina con el fin del mundo, en el Apocalipsis. Esto podría
hacernos pensar que la Biblia está impresa en orden
cronológico, pero no lo está.
Si fuera así, probablemente Job seguiría al Génesis, porque, al
parecer, este vivió aproximadamente en la época de Abraham,
cuya historia se incluye en el primer libro de la Biblia. En
Cambio, la historia de Job sigue a Ester, si bien esta reina persa
no nació hasta unos mil quinientos años después de la época de
Abraham y Job.
La Biblia es una biblioteca de sesenta y seis libros escritos en
muchos géneros distintos y que comprenden un lapso de más
de mil años. Por qué los libros quedaron en el orden en que los
encontramos hoy en nuestras biblias es un punto complicado;
tan complicado que hasta los expertos en la Biblia se lo
preguntan.
En la época del Antiguo Testamento, los libros de la Biblia
judía estaban divididos en varias secciones: la Ley, los Profetas y
los Escritos. La primera sección – los primeros cinco libros de la
Biblia – parece corresponder a las primeras obras que los judíos
consideraron sagradas. A esto le siguen los Profetas.
Finalmente, están los Escritos, que incluyen libros como Salmos,
Job y Ester.
El Nuevo Testamento también se divide en varias categorías.
Hay cuatro evangelios acerca de Jesús. Luego, sigue la historia
de cómo se inició la iglesia (Hechos). A continuación, se incluyen
montones de cartas; por lo general, ordenadas de la más
extensa a la más corta. Esta es la razón por la que la carta de
dieciséis capítulos de Pablo a los romanos es la primera, y la de
un capítulo de Judas es la última de la serie. La profecía del
Apocalipsis cierra la Biblia y pone todas las miradas en el futuro
que Dios tiene preparado para su pueblo
GÉNESIS 1:1, 2
Algunas personas leen este relato de la Creación
como si fuera un mito. Otras lo leen como si fuera un
libro de ciencias y buscan pistas acerca del desarrollo
del universo, y algunos insisten en que la historia se
desarrolla en siete días de veinticuatro horas.
Muchos expertos en la Biblia consideran que
ambos enfoques son demasiado extremos. La historia
no es más mitológica que Dios, dado que su objetivo
es demostrar que Dios lo creó todo. En la antigüedad,
había muchas historias de la creación, y también
muchos dioses que se llevaban el mérito. Pero el
autor de la Biblia quiere asegurarse de que se
atribuya el mérito a quien corresponde.
Muchos expertos afirman que leer la historia como
un relato científico también es un problema. Después
de todo, se escribió unos dos mil quinientos años
antes de que Galileo iniciara la revolución científica.
Eso sucedió en el siglo XVI, cuando Galileo y otros
afirmaron que la Tierra gira alrededor del Sol. Es
posible que los científicos que leen el Génesis en la
actualidad se pregunten cómo podían crecer las
plantas (el tercer día) antes de la creación del Sol (el
cuarto día). También es probable que se pregunten
por qué algunos cristianos insisten en que la historia
tuvo lugar en siete días de veinticuatro horas cuando
el Sol que se utiliza para medir esas veinticuatro
horas no se creó hasta el cuarto día.
En hebreo, al igual que en español, día puede
referirse a un período veinticuatro horas o a algo
mucho más extenso: “los días de Abraham”. Esto
forma parte de la razón por la que muchos cristianos
no tienen problema con la idea de que a Dios puede

haberle tomado eones crear al universo.
Sin embargo, los cristianos que prefieren el enfoque
literal de una Creación de seis días también tienen algunas
preguntas. Si Dios creó el mundo en el lapso de eones y
no de días de veinticuatro horas, ¿cómo pudieron
sobrevivir tanto tiempo los árboles frutales? El Génesis
afirma que Dios creó los árboles de frutas con semilla el
tercer día. Sin embargo, no fue sino hasta el día (o eón,
según algunos cristianos) siguiente que creó los insectos
necesarios para polinizar tales árboles frutales.
La historia de la Creación tiene un broche de oro, la
humanidad: “Hagamos a los seres humanos a nuestra
imagen, para que sean como nosotros…” (Génesis 1:26).
Antes, Dios había declarado “bueno” a su trabajo; después
de crear a los seres humanos, aumentó la calificación: “…
¡y vio que era muy bueno! …” (Génesis 1:31).
GÉNESIS
¿POR QUÉ ESTAMOS AQUÍ?
Esa es la gran pregunta. ¿Por qué se le ocurrió a
Dios crear a los seres humanos?
¿Se sentía solo? ¿Deseaba tener hijos en la
misma forma en que lo desean muchos adultos en
la actualidad? ¿Quería tener a quién amar; alguien
que retribuyera su amor?
Si bien el Génesis no responde esas preguntas
en forma directa, sí ofrece al menos una
“descripción del puesto” en una frase para los
seres humanos; una explicación del propósito de
su vida: “… Ellos reinarán sobre los peces del mar,
las aves del cielo, los animales domésticos, todos
los animales salvajes de la tierra y los animales
pequeños que corren por el suelo” (Génesis 1:26).
Es posible que existan muchas buenas razones
por las que Dios puso a la humanidad en este
planeta. Pero un de estas es que cuidara de lo que
Él creó: que “… se ocupara de él y lo custodiara”
(Génesis 2:15)

UNA REGLA fue demasiado

“Puedes comer libremente del fruto de cualquier árbol del huerto, excepto del árbol
del conocimiento del bien y del mal. Si comes de su fruto, sin duda morirás”.
Génesis 2:16, 17

Antes de que hubiera diez mandamientos, había solo uno: Adán y Eva no debían comer el fruto de un árbol
específico del jardín del Edén.
Todos nos preguntamos por qué estaba prohibido ese fruto. Tal vez Adán y Eva no fueran lo suficientemente
maduros como para comer el fruto que da conocimiento sobre el bien y el mal, o quizá Dios planeaba darles ese
conocimiento más adelante.
Una víbora parlante, descrita más adelante en la Biblia como “… la serpiente antigua llamada diablo o Satanás…”
(Apocalipsis 12:9) convence a Eva de que coma el fruto.
“¡No morirán! – respondió la serpiente a la mujer” – […], en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y
serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal” (Génesis 3:4, 5).
Eva come y convence a Adán de que haga lo mismo.
De algún modo, ese simple acto de desobediencia cambia la vida en este planeta – para peor. El resto de la Biblia
cuenta la historia del trabajo de Dios para remediar el daño y derrotar al pecado.
Diezmada. Esta es una buena palabra para describir cómo queda la cercana relación entre Dios y la humanidad.
Hace mucho mucho tiempo, Adán y Eva llegaron a reconocer el sonido de los pasos de Dios; al parecer, Él pasaba
tiempo “…caminando por el huerto…” (Génesis 3:10). Pero ahora, Dios le ordena a la pareja que abandone su jardín,
para siempre.
Según especulan algunos lectores de la Biblia:
 Adán y Eva fueron creados para vivir para siempre;
 Los animales eran herbívoros y vivían en paz unos con otros; y
 Los cultivos eran silvestres.
Si alguna vez fue así, todo cambió. Llegado el momento, Adán y Eva morirán. Mientras tanto, su supervivencia
dependerá del duro trabajo de Adán en su lucha contra las malas hierbas, el clima y las criaturas para cultivar
alimentos suficientes. Para que la humanidad sobreviva, deberá pasar por un parto doloroso.
 EL PECADO ORIGINAL

Algunos expertos en la Blblla, sobre todo en siglos
pasados. especularon con que el primer pecado del mundo
cambió de algún modo la creación de Dios en forma ffsica,
al punto de alterar genéticamente alos seres humanos. En
otras palabras, estos expertos teorizan que es como si el
fruto prohibido del Edén contuviera un producto químico
que activa el interruptor del pecado de nuestroADN, por
lo que, desde entonces, los seres humanos sufrimos los
efectos de lo que los teólogos denominan pecado original
o naturaleza pecaminosa.
8 efecto es el sigl.iente: cuando se nos da la opción
de transitar el pecaminoso lado salvaje o el recto sendero
apacible, por lo general, escogemos el primero.
En la actualidad, la mayor parte de los expertos en la
Biblia rechazan la teoría física del pecado original. ya que
parece bastante disparatada Con unalógicaaparentemente
sólida, afirman que si el pecado fuera un problema ffsico,
algún día encontraríamos la cura Una vez que lo hagamos,
las generaciones futuras podrán dedicar su tiempo libre a
debatir por los pecados de quién murió Jesús. Por supuesto,
esto no cuadra con el Nuevo Testamento, que enseña que
Jesús es quien nos salva.
Tanto en las enseñanzas de la Biblia como en las ob­
servaciones personales de la mayor parte de Ja humanidad,
está claro que" ... todos hemos pecado ..." (Romanos 3:23).
Pero sigue siendo un misterio cómo el pecado se
volvió algo común entre las personas. Lo que si nos dice la
Biblia es cuándo comenzó:"CuandoAdán pecó, el pecado 1
entró en el mundo. 8 pecado deAdán introdujo la muerte,
de modo que la muerte se extendió a todos, porque todos
pecaron" (Romanos 5: 12).
La Biblia también nos enseña cómo librarnos del pe­
cado:" ... ¿Quién me libertará de esta vida dominada por el
pecado y la muerte? ¡Gracias a Dios! Larespuesta está en
Jesucristo nuestro Señor. [. ..] y porque ustedes pertenecen
a él, el poder del Espíritu que da vida los ha libertado del
poder del pecado, que lleva a la muerte" (Romanos 7:24­
25; 8:2). (Véase también "Curso breve sobre la naturaleza
pecaminosa", en la página 382.)

,
¿QUE "HIJOSDE DIOS" se casaron con mujeres humanas?
Los hijos de Dios vieron a las hermosas mujeres y tomaron como esposas
a todas las que quisieron.
ÜÉNESIS 6:2
La Biblia agrega que los hijos de esas parejas se convirtieron en los héroes y famosos guerreros de la antigüedad.
Esto confunde
, a los expertos en la Biblia, que postulan tres teorías acerca de quiénes eran los "hijos de Dios".
• Angeles o alguna otra clase de espíritus. En la historia antigua de Job, la frase "hijos de Dios" hace
referencia a los ángeles. Sin embargo, Jesús dijo: "Pues cuando los muertos resuciten, no se casarán ni se entre­
garán en matrimonio. En este sentido, serán corno los ángeles del cielo" (Mateo 22:30).
• Reyes, príncipes u otros soberanos. A veces, la Biblia llama "hijos de Dios" a los reyes y a otros líderes.
"Ustedes son dioses", dijo de los jueces un escritor;" ... hijos del Altísimo" (Salmos 82:6).
• Hombres devotos. Estos hijos de Dios son los descendientes de Set y no del asesino Caín, que mató a
su hennanoAbel. Abraham y los judíos descienden de la familia de Set. Además, la Biblia llama al pueblo judío
los "hijos ele Dios". "Esto dice el SEÑOR: 'Israel es mi primer hijo varón"
(Éxodo 4:22).

Un esposo que es un ángel.

Los "hijos de Dios" que según el
Génesis se casaron con las mujetes
humanas eran ángeles. Esta es l.a
teoría más antigua respecto de
quiénes eran esas !'1isteriosas
figuras. Sin embargo. otras teorías
apuntan a líderes nacionales y a
hombres santos.

NOÉ y el diluvio
“…Estoy a punto de cubrir la tierra con un
diluvio que destruirá a todo ser vivo que
respira…”
Génesis 6:17
Tras diez generaciones, las personas se habían vuelto tan
pecadoras que “… El Señor lamentó haber creado al ser
humano y haberlo puesto sobre la tierra. Se le partió el
corazón” (Génesis 6:6).
Entonces, decide volver a empezar. Comienza con la
familia del único ser humano bueno en la tierra: Noé.
Dios decide limpiar el pecado, y a los pecadores, con una
gran inundación. Siguiendo las instrucciones de Dios,
Noé y sus tres hijos construyen un depósito flotante más
extenso que un campo de fútbol americano, con la mitad
del ancho de este y unas cuatro plantas de alto.
La barca tenía una capacidad de almacenamiento para
unos trescientos setenta furgones de carga, de lo que hay
que descontar el espacio interior ocupado por las vigas y
las paredes de apoyo. Noé carga la barca con suministros
y con pares de animales terrestres, macho y hembra.
Durante cuarenta días – quizá un número redondo tan
simple represente mucho tiempo – llueve a mares, y
pozos subterráneos muy profundos manan a través de los
géiseres. Para entonces, hasta en los picos de las
montañas hay peces curiosos.
Cinco meses después la barca de Noé se detiene
abruptamente al encallar en una montaña de la cordillera
del Ararat, en algún punto de la frontera entre las actuales
Turquía, Irán y Armenia. Pero Noé y sus pasajeros debieron esperar dentro durante poco más de un año. Eso fue lo que
tardó la tierra en secarse lo suficiente para permitir que la familia de Noé y los animales abandonaran la barca y
comenzaran a repoblar la región.
Dios llena el cielo con un arcoiris para sellar una promesa: “Nunca más las aguas de un diluvio matarán a todas las
criaturas vivientes…” (Génesis 9:15).
GÉNESIS
¿UN DILUVIO MUNDIAL?
Los expertos en la Biblia debaten si el diluvio abarcó la totalidad
del mundo tal como lo conocemos o todo el mundo que conocían
los antiguos – es decir: quizá solo la región donde comenzó la
civilización.
Las primeras ciudades conocidas de Oriente Medio surgieron en
los fértiles valles fluviales de los ríos Tigris y Éufrates, en las
actuales Irak e Irán. Estos ríos proporcionaban agua a los
pobladores, animales y cultivos de la región. También servían de
vías fluviales para las embarcaciones. Los arqueólogos encontraron
evidencia de enormes inundaciones que borraron del mapa
ciudades a la vera de los ríos.
Pero, según calculan los geólogos, hubo otra inundación más al
norte alrededor del año 4500 a.C. Esta tuvo lugar alrededor de
doscientas millas al norte del monte Ararat, el pico más alto de la
cordillera del mismo nombre. Esta inundación, una riada
descomunal, transformó al Mar Negro de un lago de agua dulce en
un océano. Esto sucedió cuando el océano se abrió paso a través
de una angosta franja de tierra que se convirtió en el estrecho de
Bósforo. El agua salada fluyó en la cuenca lacustre con la fuerza de
muchas cataratas del Niágara y corrió el litoral muchas millas hacia
adentro.
No importa si el diluvio de Noé cubrió toda la Tierra; las historias
del diluvio si la cubren. Estas historias forman parte de la trama de
unas setenta culturas, desde las de Oriente Medio hasta las de los
aborígenes americanos, los chinos y los isleños del Pacífico Sur.
La épica de Gilgamesh, una antigua historia del territorio de la
actual Irak, menciona incluso a un babilonio que sobrevivió a un
diluvio gracias a haber construido una enorme embarcación para
su familia y animales. Al igual que Noé, este hombre soltó una
paloma después del diluvio para ver si esta encontraba donde
posarse. El ave regresó tal como en el caso de Noé.

ABRAHAM, el padre iraquí de los judíos

“Yo te doy toda esta tierra, tan lejos como alcances a ver, a ti y a tu descendencia como
posesión permanente. ¡Y te daré tantos descendientes que, como el polvo de la tierra, será
imposible contarlos!”
Génesis 13:15, 16.

Abraham se crió en la ciudad de Ur, sobre el río Éufrates, en el actual sur de Irak. Era la Nueva York de la época:
concurrida, rica y colmada de cultura, con arte, artesanías y el lenguaje escrito más antiguo del que se tengan registros,
llamado cuneiforme. En lugar de usar un alfabeto, tinta y papel, los escritores utilizaban varas de junco para grabar
imágenes en arcilla blanda.
 Por razones desconocidas, el padre de Abraham, Taré, decidió mudarse junto con roda su familia extendida
a la zona rural de Canaán. Es como si un neoyorquino se mudara a los· campos de maíz de Des Moines, tanto
en términos de distancia como culturales. Quizá Taré tuvo la sensación en el siglo XXH a. C. de que Ur estaba a
punto.de ser invadida. De hecho, los invasores llegaron aproximadamente un siglo después.
Taré se detiene a mitad de camino de Canaán y se asienta a unas seiscientas millas río arriba en el concurrido
pueblo de intercambio comercial Harán, del lado turco de la frontera con Siria. Después de la muerte de Taré,
Dios le dice a Abraham que continúe el viaje a Canaán. Es entonces que Dios promete convertir a la familia
de Abraham en una gran nación.
Vaya promesa para tul hombre sin hijos de setenta y cinco años con una esposa de sesenta y seis.
1
Pero Abraham obedece a Dios. Entonces, empaca y se traslada con su familia y sus rebaños hacia el sur,
donde hoy se encuentra Israel.
Una década más tarde -y aún sin hijos-, Sara, la esposa de Abraham, decide que es hora de buscar una
madre sustituta. Las antiguas costumbres de Oriente Medio lo permitían. Por ley, ese niño sería hijo de Sara y
Abraham. Sara elije a su sierva Agar, nacida en Egipto, corno madre sustituta, y esta da a luz al primogénito de
Abraham, Ismael.
Pero Dios dice que el hijo que tiene en mente para Abraham nacerá de Sara. Dios realmente sepresenta
como LU1 viajero en el campamento de Abraham y le dice eso. Sara escucha la conversación. En ese momento,
ya tiene noventa y un años. Es demasiado mayor para tener hijos, pero no para reír. Dios escucha la risa y le
asegura, con Sus amables modales, que Él reirá último.
En menos de un año, Sara da a luz a un niño y lo Llama Isaac, que en hebreo significa 'risa'. Parece un nombre
adecuado, dados la historia y el futuro por venir. Isaac llenaría de alegría la tienda de sus padres.
Sara no quiere que, cuando sea mayor, Isaac tenga que di vid ir la riqueza de Abraham con Ismael. En esos
días, por lo general el primogénito se quedaba con dos partes de la herencia y se convertía en el líder de la familia
extendida. De modo que Sara convence a Abraham de que eche a Agar y a su hijo. Dios lo aprueba y promete
cuidar de ambos hijos y crear grandes naciones a partir de los dos,
Los descendientes de Isaac se convierten en el pueblo judío, mientras que Ismael es considerado el padre

¿REALMENTE VIVÍAN CIENTOS DE AÑOS LAS PERSONAS?

Segl'.ínla Blblla, antes del devastador dlluvlo las personas solían vivir
durante siglos.Alg1,mas vivían casi mil años.
Matusalén fue quien más vivió: 969 años. Si las personas vivieran tanto
tiempo en la actualidad, Ricardo Corazón de León todavía estaría contando
sus historias de guerra -de las Cruzadas.
Si bien estas cifras son altas. palidecen en comparación con las de otros
registros antiguos. Un prisma de barro de la primera civilización conocida del
mundo, Sumeria (actual lrak) afirma que solo ocho reyes gobernaron el terri-
torio antes del diluvio, y que estos ocho soberanos reinaron durante un total
de 241.200 años. Esto da un promedio de 30,000 años por rey. El reinado más
corto duró 18,600 años.
Algunos expertos en historia suponen que es probable que los antiguos
midieran el tiempo de distinta forma que nosotros.También es posible que
se trate de exageraciones amables, una forma de honrar a sus amados líderes
similar a lo que sucede hoy cuando se otorgan doctorados honorarios a
algunas personas que ni siquiera asistieron un día a la universidad.
Otros se preguntan si esos números serán precisos. Quizá el diluvío cam-
bió el mundo de algún modo que redujo drásticamente la expectativa de vida.
Es posible que la cubierta constante de nubes previa al diluvio diera lugar
a los cielos azules y los dañinos rayos solares: o que los géiseres liberaran
toxinas anteriormente enterradas en las profundidades de la Tierra.
del pueblo átabe .. Ismael tiene una docena de hijosque dan inicio a igual cantidad de tribus dispersas desde
Egipto nasta Arabía Saudita. .
/

TEORIAS de la incineración de Sodoma

El SEÑOR hizo llover de los cielos fuego y azufre ardiente sobre Sodoma y
Gomarra. Las destruyó por completo, junto con las demás ciudades y al~
deas de la llanura. Así arrasó a todas las personas y a toda la vegetación.
GÉNESIS 19:24-25
las ciudades gemelas del pecado de Sodoma y Gornorra, junto con sus pueblos satélite, eran conocidas en épo-
cas bíblicas por" ... orgullo, la glotonería y la pereza, mientras que afuera, sufrían los pobres y los necesitados"
(Ezeqüid 16:49). Debido a que algunos hombres en Sodoma intentaron violar en grupo a los ángeles enviados
para escoltar a Lot fuera de la ciudad, Sodorna también se hizo una reputación ligada a la violación y la horno-
sexualídad. La sodomía, es decir, el sexo homosexual, toma su nombre del de esta ciudad.
Los expertos en la Biblia no saben exactamente dónde quedaban Sodoma ni las otras ciudades, ni cómo
Dios las borró' del planeta con el poder del fuego.
En cuanto a la localización, una de las teorías más persistentes las ubica en las aguas poco profundas del
e-x.trern0. sur del mar Muerto, o en los alrededores de estas. Se cree que, en tiempos bíblicos, esta región era
urta llanura fértil y no estaba inundada como en la
actualidad.
Por el momento, hay dos historias intrigantes
acerca-de cómo destruyó estas ciudades Dios, y am-
bas dependen de dos factores. Primero, la región se
asienta en una-enorme grieta en la corteza terrestre La cima nevada del monte Ararat:, con el pequeño Ararat decrás.

La familia de
Jacob va a Egi.pto
llamada el Gran valle del Rift. En segundo lugar, la región es rica en gas natural y minerales como el azufre
y la sal. Israel y Jordania tienen explotaciones mineras de estos recursos actualmente.
• La teoría de la gran explosión. Un terremoto rompió bolsones de gas natural, que se encendió
con las lámparas prendidas al atardecer en las ciudades. Las explosiones propulsaron los mi
nerales de la tierra hacia las alturas, los que volvieron a caer como una tormenta de fuego.
• La teoría del corrimiento de tierras. Las ciudades, construidas sobre arena junto al
mar, fueron sacudidas por un terremoto. Por un momento, el paisaje flotó en el agua subterrá
nea debajo, como si se tratara de arenas movedizas. Luego, a causa de la gravedad, toda la re
gión se hundió en el mar; las ciudades envueltas en las llamas del gas natural encendí
do. Esta teoría fue propuesta por Graham H. Harris, un geólogo retirado, en la edición ele no
viembre de 1995 de Quarterly ]oumal of Engineering Geology and H;•drogeology.
 GÉNESIS
DIOS DIJO A ABRAHAM: “Mata a tu hijo”.
“Toma a tu hijo, tu único hijo – sí, a Isaac, a quien tanto amas… Vete […] y lo sacrificarás
como ofrenda quemada…”
Génesis 22:2

Dios le ordena a Abraham que mate a Isaac, que corte su cadáver en trozos manipulables y lo queme hasta reducirlo a
cenizas. Estamos hablando del hijo de Abraham, el hijo que Dios había prometido que daría origen a una nación de
descendientes que heredarían Israel.
¿Tenía algún sentido eso? En cualquier caso, Abraham accede. Algunos se preguntan si Abraham esperaba que Dios
devolviera a Isaac de la muerte, trozo por trozo.
La Biblia no menciona la edad de Isaac en ese momento, pero la leyenda judía dice que tenía treinta y siete años, y que
la noticia del plan de Abraham le produce a Sara, de ciento veintisiete, una conmoción que le provoca la muerte.
Padre e hijo caminan alrededor de tres días al norte del monte Moriah, la colina donde los judíos construirían el templo
de Jerusalén mil años después. Allí, Abraham apila unas rocas para construir un altar sencillo. Arriba, coloca una madera.
Luego ata a su hijo, lo coloca en el altar y toma un cuchillo para degollarlo y así darle una muerte rápida.
“¡No pongas tu mano sobre el muchacho! – dijo el ángel”, que podía ser el mismísimo Señor, “ahora sé que de verdad
temes a Dios. No me has negado ni siquiera a tu hijo, tu único hijo” (Génesis 22:12).
Como si un Dios omnisciente necesitara poner a prueba la fe de Abraham.
Los autores del Nuevo Testamento verán luego en esta historia un presagio de otro sacrificio protagonizado por Padre e
Hijo. Aquello que Abraham estaba dispuesto a hacer – es decir, sacrificar a su hijo –, Dios lo hizo.
Quizá la historia de Abraham tenga por objetivo ayudar a las personas a entender cuánto sufría Dios por el pecado de la
humanidad.
Si bien para nosotros parece imposible comprender por qué debía morir Jesús por los pecados de los seres humanos, la
Biblia enseña que eso fue lo que sucedió, y que fue Dios quien envió a Jesús para morir. Cuando el soldado romano alzó el
martillo para golpear los clavos esa mañana de viernes, no vino ningún ángel a detenerlo.
Pero los ángeles estaban allí al amanecer del domingo.

JACOB Y ESAÚ, mellizos en conflicto

“…Rebeca quedó embarazada de mellizos. Pero los dos niños luchaban entre sí dentro de su
vientre…”
Génesis 25:21, 22

Isaac se casa con Rebeca, quien queda embarazada de mellizos: Jacob y Esaú. Luchan tanto en su útero que Rebeca le
pregunta a Dios “¿Por qué me pasa esto?”.
Dios le responde: “Los hijos que llevas en tu vientre llegarán a ser dos naciones. Desde el principio las dos naciones
serán rivales. Una nación será más fuerte que la otra; y tu hijo mayor servirá a tu hijo menor”.
Quizá esa sea la razón por la que el segundo hijo, Jacob – nacido un momento después de Esaú – se convierte en su
preferido. Papá Isaac prefiere a Esaú, el cazador pelirrojo que trae a casa carnes deliciosas.
Mediante un engaño, Jacob logra obtener de Esaú dos de los beneficios más valiosos de la antigüedad:
 La herencia y,
 la bendición del padre en su lecho de muerte.

En el que parece uno de los actos más tontos de la Biblia, Esaú cambia gustosamente una cuantiosa herencia por un
plato de sopa caliente. Como hijo mayor, le corresponden dos partes de los bienes familiares, de modo que, quizá, lo que
cambia es solo su derecho de hijo mayor y conserva una parte de la herencia. En cualquier caso, fue una sopa muy costosa.
En el relato, la historia se ve como una trampa, como si Jacob hubiera esperado el momento justo en que Esaú regresara de
la cacería agotado y hambriento.
 Luego, Isaac, en el lecho de muerte, tiene intenciones de darle la bendición a Esaú. Con esa bendición, pondría a
Esaú a cargo de la familia y pediría a Dios que bendijera a Esaú con poder, prestigio y riqueza. Isaac toma esta
bendición más como una plegaria; es una promesa que espera que Dios cumpla para Esaú.
Pero no será eso lo que suceda.
Rebeca ayuda a Jacob a engañar al anciano y ciego Isaac para que lo tome por Esaú. Convencido, Isaac bendice al
hijo incorrecto con palabras de las que no se puede retractar. Cuando Esaú regresa más tarde, las únicas palabras que
quedan para él parecen más una maldición que una bendición: “… Tú vivirás lejos de las riquezas de la tierra y lejos
del rocío que desciende de los cielos” (Génesis 27:39).
Esaú promete matar a Jacob apenas muera su padre, de modo que Jacob abandona esa tierra y se dirige al norte, al
hogar de Labán, hermano de su madre. El tío Labán vive en la frontera de las actuales Turquía y Siria.

EL ÁRBOL GENEALÓGICO DE LOS PATRIARCAS BÍBLICOS

ABRAHAM

ISMAEL ISAAC

JACOB ESAÚ

RUBÉN GAD
SIMEÓN ASER
LEVÍ (familia religiosa ISACAR
dispersa por todo Israel) ZABULÓN
JUDÁ JOSÉ (recibe dos partes de
DAN tierra, dividida entre sus hijos:
NEFTALÍ Manasés y Efraín)
BENJAMÍN

JACOB y su esposa sorpresa

“…No había brillos en los ojos de Lea, pero Raquel tenía una hermosa figura y una cara
bonita. Ya que Jacob estaba enamorado de Raquel, le dijo a su padre: “Trabajaré para ti
siete años si me entregas como esposa a Raquel, tu hija menor”.
GÉNESIS 29:17 – 18

En el mundo de Jacob, las mujeres son bienes que pasan de las manos del padre a las de esposo en una operación
comercial: el padre pierde una trabajadora del hogar y espera una compensación por esa pérdida.
Jacob se enamora de la bellísima Raquel. Es su prima hermana y la segunda hija de Labán. Desafortunadamente,
Jacob se había marchado de su hogar con prisa, sin llevarse ninguno de los bienes más importantes de su padre ––la
mayoría de los cuales tenían cuatro patas y comían pasturas. Entonces, le ofrece a Labán siete años de trabajo en
pago por Raquel.
Es un trato.
Siete años más tarde, Jacob se lleva la sorpresa de su vida: una esposa sorpresa.
 GÉNESIS
En la mañana del primer día de su vida como hombre casado, Jacob se despierta en la cama junto a la mujer
equivocada: Lea.
Es un misterio como Jacob logró atravesar la ceremonia nupcial, la fiesta de bodas y la noche de amor sin echarle
un vistazo a su esposa sorpresa. Esto hace pensar en una ceremonia nocturna, un velo grueso sobre la novia y mucho
vino dentro del novio.
Ya sobrio al amanecer, Jacob enfrenta enfadado a Labán, el estafador que estafó a un estafador. Labán
simplemente explica que la costumbre es casar primero a la hija mayor, pero, al parecer, no es costumbre hablar
antes de las costumbres.
Jacob acepta terminar la semana tradicional de celebraciones nupciales por respeto a Lea, que debe de haberse
sentido terriblemente usada. Al finalizar esa semana, Jacob se casa con Raquel, pero solo después de comprometerse
a siete años más de trabajo con Labán ––el único que sacó ventaja de todo esto.

La bella y la bestia. Jacob trabaja siete años a cambio del

privilegio de casarse con Raquel, una joven “hermosa”.
Pero el padre de ella hace un intercambio el día de la
boda. A la mañana siguiente, Jacob se despierta junto a
Lea, la hermana mayor de Raquel. Lea tiene ojos
“apagados” o “vidriosos”, si bien los eruditos no saben
cómo interpretar eso. Más allá de qué signifique, parece
lo opuesto de la descripción de Raquel. Si Raquel es la
bella, Lea es la bestia.
ADIOS, LABÁN, hola, Esaú
Entonces Jacob hizo que sus esposas y sus hijos subieran a los camellos y puso en marcha
todos sus animales. Reunió todas las pertenencias que había adquirido y salió hacia la tierra
de Canaán, donde vivía su padre Isaac.
Génesis 31:17, 18.

Como pastor, Jacob no genera riquezas únicamente para Labán. Él también se enriquece – y no solo en ganado, sino
también en hijos; cuenta con trece. En la antigüedad, la riqueza se medía en parte por el tamaño de la familia. Cuanto
más grande es la familia, con más trabajadores se cuenta. Además, cuando estos crecen, más seguridad se tiene en la
vejez.
Jacob tiene tantos hijos debido a la rivalidad entre sus esposas, que compiten por su afecto intentando darle
descendencia. Dios se apiada de Lea porque Jacob no la ama tanto como a Raquel, de modo que le permite tener seis
hijos y una hija. Además, Lea le da a Jacob a su sierva como madre sustituta, quien le da dos hijos más. Raquel,
infértil durante años, también ofrece a su sierva y tiene dos hijos. Con el tiempo, Raquel tiene dos hijos propios, que
son los preferidos de Jacob: primero José, y Benjamín después, que nace en el camino de regreso a Canaán.
Tras cumplir sus catorce años de servicio y sumar seis más para armar su propio rebaño, Jacob se encamina de
regreso a su hogar. Pero le tiene terror a Esaú. La noche anterior a cruzar a Canaán, envía a su familia delante con la
intención de estar solo un momento. Entonces, llega un hombre misterioso. De algún modo, Jacob parece reconocer a
este hombre como un ser con el poder para influir en el futuro.
Jacob se aferra al hombre, de quien muchos expertos en la Biblia dicen que era un ángel o Dios en forma humana,
y le dice: “No te imaginaré a menos que me bendigas…” (Génesis 32:26).
Tras toda una noche de lucha, el hombre finalmente bendice a Jacob y le da un nuevo nombre: Israel, que significa
“Dios lucha” o “el que lucha con Dios”. Siglos más tarde, los descendientes de Jacob toman ese nombre para su
nación.
Esaú estaba delante, y Jacob envía oleada tras oleada de obsequios para su hermano: cientos de cabezas de ganado
de primera calidad entregadas por un cuerpo de pastores. Los pastores regresan con la noticia de que Esaú se acerca
con un ejército de cuatrocientos hombres. Jacob organiza a su familia en una columna y pone a su amada Raquel y al
pequeño José en el final. Benjamín no ha nacido aún.
Jacob camina delante de toda la familia y se inclina ante su hermano. “Entonces Esaú corrió a su encuentro y lo
abrazó, puso los brazos alrededor de su cuello y lo besó. Y ambos lloraron” (Génesis 33:4).
Jacob se establece en Canaán, donde había crecido. Esaú se muda a lo que ahora es Jordania, y esta tierra toma su
apodo: Edom, que significa “rojo”.

LA VENTA del hermanito José

Entonces, cuando llegó José, sus hermanos le quitaron la hermosa túnica que llevaba puesta.
Después lo agarraron y lo tiraron en la cisterna…
Génesis 37:23, 24

Jacob tiene preferidos entre su docena de hijos. Normalmente, es el hijo mayor el que recibe más atención; este sería
Rubén, hijo de Lea, pero Jacob prefiere al hijo mayor de su amada Raquel: José, el decimoprimero de los doce
varones. Raquel murió en la ruta a Canaán durante el parto de su segundo hijo, Benjamín. De modo que estos dos
niños son todo lo que tiene Jacob para recordar a la única mujer que verdaderamente amó.
 GÉNESIS
José crece para convertirse en un adolescente malcriado, fanfarrón y chismoso, y sus hermanos mayores lo odian
por ello.
Fue un sueño lo que despertó la violencia en sus hermanos. José, de diecisiete años, le cuenta a su familia que
soñó que el Sol, la Luna y once estrellas se inclinaban ante él. Hasta su padre se siente perturbado al ver el
simbolismo.
“… ¿Acaso tu madre, tus hermanos y yo llegaremos a postrarnos delante de ti?”, lo reprendió Jacob (Génesis
37:10).
Poco tiempo después, tal vez algunas semanas, los diez hijos mayores de Jacob salen a apacentar el ganado a unas
sesenta millas al norte del hogar en Hebrón. Es decir, a tres días de dura caminata de distancia. Jacob envía a José a
verlos, de modo que José se viste con la hermosa túnica que le regaló su padre y emprende el camino.
“Aquí viene el soñador”, dice uno de sus hermanos. Acto seguido, le arrancan la túnica a José y lo arrojan a una
cisterna seca, que es un pozo profundo construido para almacenar agua. Mientras discuten si matarlo o no, se detiene
una caravana de mercaderes. La caravana se dirige a Egipto, y uno de los mercaderes acepta comprar a José y
llevárselo allí como esclavo. El precio: ocho onzas de plata. En el mercado actual, son unos ochenta dólares – el
precio de la onza de plata es de diez dólares.
Una vez que José se marcha, sus hermanos embadurnan su túnica con sangre de cabra. Luego, la llevan a casa y le
dicen a su padre que la habían encontrado, con lo que convencen a Jacob de que un animal salvaje se comió a su
hijo. Nada consuela a Jacob; el amor de su vida está muerto, al igual que el primer hijo de ella.

PAPI ES MI ABUELO
Judá, uno de los doce hijos de Jacob, tuvo hijos gemelos – con su nuera. En defensa de Judá, él
pensó que era una prostituta.
Esta mujer se llamaba Tamar. Se había casado con Er, hijo de Judá, pero su esposo había muerto
antes de que tuvieran descendencia. Según la costumbre, el hermano de Er debía casarse con la
viuda. De esa forma, Tamar podía tener un hijo en nombre de Er para que heredara las propiedades de
este. (Las mujeres no podían heredar bienes, porque ellas mismas eran una propiedad). El hermano
menor de Er, Onán, se casó con Tamar y tuvo relaciones sexuales con ella, pero se negó a derramar
semen dentro de su cuerpo; quería que sus hijos heredaran todos los bienes. Por esa razón, Dios le
quitó la vida.
Con dos hijos fallecidos, Judá se negó a darle a Tamar a su siguiente hijo, Sela.
Entonces, Tamar se vistió como una prostituta, se cubrió el rostro con un velo y se puso en el camino
de Judá. Él le hizo una propuesta, tuvo relaciones sexuales con ella y le dio su bastón como garantía
de pago. Ella conservó el bastón, lo que resultó una buena idea.
Cuando Judá descubrió que Tamar estaba embarazada, ordenó que la quemaran hasta matarla.
Entonces, ella sacó el bastón. Humillado, Judá respondió “Ella es más justa que yo, porque no arreglé
que ella se casara con mi hijo Sela…” (Génesis 38:26).
Los gemelos de Tamar, Fares y Zara, se convirtieron en los hijos legales de Er, y Judá nunca volvió
a acostarse con Tamar.

REVERENCIAS ante José

Como José era gobernador de Egipto y estaba encargado de vender el grano a todas las
personas, sus hermanos tuvieron que acudir a él. Cuando llegaron, se inclinaron delante de
él, con el rostro en tierra.
Génesis 42:6
De esclavo a soberano. Los hermanos de José nunca imaginaron que José llegaría a la alta sociedad.
La vida de José en Egipto comienza como esclavo del hogar de Potifar, capitán de la guardia del palacio. A Potifar
le agrada este joven trabajador y, con el tiempo, lo pone a cargo de todos los asuntos del hogar. A la esposa de
Potifar también le agrada el apuesto muchacho y desea convertirse en uno de los asuntos del hogar a cargo de él.
El acoso sexual continúa día tras día. Finalmente, termina cuando la esposa de Potifar toma del manto a José y le
dice: “Ven y acuéstate conmigo” (Génesis 39:7). José huye, y ella se queda con su manto en la mano. Furiosa, grita
que la han violado. Su llamado es como una trompeta que convoca a todos los siervos que la escuchan.
Al parecer, Potifar duda de la versión de su esposa de que un adolescente apuesto y fornido desea su cuerpo. La
ley permite a los amos ejecutar instantáneamente a un esclavo violento, pero Potifar solo envía a José a la cárcel.
Esto resulta bueno para José. Allí, interpreta los sueños de dos sirvientes del rey encarcelados recientemente y
predice con precisión qué les sucederá: ejecutan al panadero, y el copero recupera su empleo.
Dos años más tarde, el rey tiene sueños perturbadores, y el copero le cuenta sobre José. En uno de los sueños, siete
vacas hambrientas se comen a siete vacas gordas. En otro, siete espigas marchitas se tragan a siete espigas robustas.
“Los próximos siete años serán un período de gran prosperidad en toda la tierra de Egipto”, le dice José al rey al
interpretar su sueño, “pero después llegarán siete años de un hambre tan intensa que hará olvidar toda esa
prosperidad de Egipto, El hambre destruirá la tierra” (Génesis 41:29, 30).
El rey no solo cree la interpretación de José; también cree que Dios otorgó a José una percepción y una sabiduría
especiales. Entonces, pone a José a cargo de la administración de las reservas de granos para que la nación se
mantuviera a salvo de la hambruna por venir.
La sequía avanza hacia el norte; al menos, hasta el territorio actual de Israel. Allí, el anciano Jacob escucha sobre
las reservas de granos en Egipto y envía a sus diez hijos mayores a comprar un poco. Se queda con Benjamín, que es
lo único que le queda para recordar a Raquel.

El gobernador José. Ascendido de esclavo a

gobernador de Egipto, José escucha un
informe acerca de las reservas de granos que
el rey le pidió que administrara durante una
sequía de siete años
 GÉNESIS
Los hombres se inclinan ante su hermano, que es unos veinte años mayor que la última vez que lo vieron. No lo
reconocen, pero él sí a ellos. Entonces, trama un ardid para ver si se arrepienten de lo que hicieron.
“¡Ustedes son espías!”, les dice y ordena que traigan a su hermano menor, Benjamín, para demostrarle que son
realmente quienes dicen ser. Mientras tanto, José mantiene a uno de sus hermanos – Simeón, el segundo mayor – de
rehén. Tal vez pase por alto a Rubén, el mayor, porque fue este quien convenció a los demás de que no lo mataran el
día en que los mercaderes de esclavos lo compraron.
Los hermanos admiten que están recibiendo su merecido, y José los escucha. “Es obvio que estamos pagando por
lo que le hicimos hace tiempo a José”, dicen. “Vimos su angustia cuando rogaba por su vida, pero no quisimos
escucharlo. Por eso ahora tenemos este problema” (Génesis 42:21). José llora, porque se da cuenta de que están
arrepentidos de lo que le hicieron.
Los hombres regresan a Canaán, pero el anciano Jacob se niega a permitir que benjamín los acompañe. Se
mantiene en su postura tanto como puede, hasta que la familia necesita más granos. Luego, a regañadientes, envía a
todos sus hijos a Egipto, Benjamín incluido.

JOSÉ se reúne con su familia

Ahora, ¡apresúrense! Regresen a donde está mi padre y díganle: “Tu hijo José dice: „Dios
me ha hecho señor de toda la tierra de Egipto. ¡Así que ven a verme de inmediato! Podrás
vivir en la región de Gosén, donde estarás cerca de mí, junto con tus hijos y tus nietos, tus
rebaños y tus manadas, y todas tus posesiones”.
Génesis 45:9, 10

Con sus hermanos nuevamente a su merced, José trama una prueba más. Les da gran cantidad de granos y le pide a
uno de sus siervos que ponga una de sus copas de plata en el costal de Benjamín. Luego, José arresta a Benjamín por
robo. Quiere ver si sus hermanos mayores abandonarán al menor, tal como hicieron con él.
Pero sus hermanos interceden por Benjamín. Judá confiesa lo que le hicieron al hermano de Benjamín y menciona
que eso le rompió el corazón a su padre. Fue Judá quien convenció a sus hermanos de que vendieran a José a los
mercaderes de esclavos, pero ahora ofrece ocupar el lugar de Benjamín y quedarse como esclavo en Egipto.
José ya no puede contener la emoción. “¡Soy José!”, clama. “¿Vive mi padre todavía?”.
Enmudecidos de asombro, sus hermanos mayores esperan represalias, pero reciben perdón.
“Pero no se inquieten ni se enojen con ustedes mismos por haberme vendido”, los tranquiliza José. “Fue Dios
quien me envió a este lugar antes que ustedes, a fin de preservarles la vida” (Génesis 45:5).
Con la bendición del rey, José invita a toda su familia extendida a que se muden a las verdes praderas de Gosén, en
el norte de Egipto, para pasar los cinco años de hambruna restantes. Jacob, extático por descubrir que su hijo está
vivo, acepta la invitación con alegría. Así, los setenta descendientes de Abraham, Isaac y Jacob se mudan a Egipto.