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INTRODUCCIÓN
Elucidación crítica
Elucidar es una labor inacabada, sujeta a revisiones y ajustes provisorios cuyo lugar central está ocupado
por la actividad de-constructiva.
Se hace necesario en primer lugar, una remisión histórica a los saberes y prácticas grupales, para de
indagar cómo se han constituido los saberes, sus discursos. Analizar las condiciones de producción de
tales saberes; no sólo lo que una teoría dice, sino las formas históricas de gestión de los conocimientos
que enuncia; no la descripción de sus prácticas, sino más bien el análisis de las demandas a las que tales
prácticas dan respuesta.
Se enfatiza una diferenciación: los grupos no son lo grupal. La preocupación de esta teoría es
epistémica (cómo se construyeron los conocimientos sobre lo grupal) y no óntica (qué son los grupos).
Las diferentes teorías sobre lo grupal son el resultado de una serie de factores articulados. Interesa
reflexionar sobre la relación existente entre un cuerpo teórico y el diseño técnico que organiza sus formas
de trabajo grupal, la demanda socio histórica a la que sus dispositivos son respuesta y, en muchos casos,
las urgencias de legitimación institucional que marcan sus indagaciones. Una teoría demarca sus áreas de
visibilidad e invisibilidad como resultado de la articulación de los factores mencionados.
La legitimación del campo grupal no pasaría por lograr constituir una Teoría de los Grupos, sino por
plantearse tal espacio como un campo de problemáticas para que sus contrapuntos locales y no globales
puedan operar como “caja de herramientas” y donde se pueda diluir el fantasma que atraviesa las
formaciones grupales; fantasma que confunde las acciones en grupo con las experiencias grupales que se
realizan orientadas por una concepción desde la cual se analizan y justifican.
1. El primer momento epistémico se organiza a partir de pensar al grupo como un todo. El todo es más
que la suma de las partes. Otorga a los pequeños colectivos un plus irreductible a la suma de sus
integrantes.
Entre 1930 y 1940 comenzó a pensarse en “artificios” grupales para abordar algunos conflictos que
acontecían en las relaciones sociales. Cobran visibilidad conflictos humanos en la producción
económica, en la salud, en la educación, en la familia, etc. Pareciera suponerse que tales conflictos no
pueden ser abordados mediante los recursos previamente existentes; entonces se exigen nuevas formas
de intervención y especialistas adecuados. Se inventa una nueva tecnología: el Dispositivo Grupal, y un
nuevo técnico: el coordinador de grupos. El plus grupal es fácil de poner en evidencia, pero se vuelve
sumamente difícil producir enunciados teóricos que den cuenta de él y del orden de legalidades que los
sostienen.
3. El tercer momento epistémico se perfila a partir de las dificultades que presentan las disciplinas de
objeto discreto para abordar ciertas realidades disciplinarias sin caer en algún reduccionismo.
Habrá que transitar la tensión entre las epistemologías de objeto discreto y la producción de redes
transdisciplinarias que permitan crear nuevos pasajes de lo visible en el campo grupal.
Individuo vs. Sociedad exige su elucidación crítica hacia una operación conceptual que pueda evitar una
resolución reduccionista y se permita sostener la tensión singular-colectivo.
La distribución circular en el trabajo con grupos implica una particular estructuración de los intercambios
entre los integrantes.
El problema de la relación de los individuos entre sí ha sido considerado desde diferentes puntos de vista.
Podrían esquematizarse las posiciones más opuestas diciendo que desde una de ellas se considera al
individuo, en tanto singularidad, como una realidad en sí mismo; sólo él percibe, piensa, ama u odia, se
siente responsable, toma decisiones, etc. Lo colectivo serían generalizaciones teóricas que no tendrían
otra consistencia que la realidad misma de ese individuo. En la tesis contraria, el individuo como tal,
independientemente de los demás sería una mera entidad lógica. El individuo sería producto de su
ambiente, sea él consciente o no de ello, sería un cruce de relaciones sociales. Tanto en una como en otra
posición, la relación individuo-sociedad está pensada desde un criterio antagónico según el cual
singularidad y colectividad conforman un par de contrarios; presentan, por lo tanto, intereses
esencialmente opuestos y se constituyen desde lógicas diferentes.
Se pueden puntuar dos formas de resolver tal tensión: el psicologismo y el sociologismo. El primero
conserva la tendencia a reducir los conceptos sociales a conceptos individuales y psicológicos; el
segundo, hacia la reducción de los conceptos individuales a una idea globalizada de la historia y de la
sociedad. En la actualidad se trata de superar las formas dicotómicas de abordaje de esta temática.
Espacios
La preocupación por pensar las relaciones y diferencias entre individuos y sociedades es una
característica de la Modernidad. Se señalan dos espacios donde estas consideraciones se han
desplegado: el espacio científico-académico y el ético-político.
- En el espacio científico-académico: Para la tesis individualista no existen los grupos; “grupos” será un
término colectivo, que hace referencia a una multiplicidad de procesos individuales. No existe en los
grupos, en las instituciones, ni en las sociedades, nada que no haya existido previamente en el individuo.
Por otro lado se desarrolló la noción de mentalidad de grupo. Los seres humanos viven y actúan en
grupos, así surgen fuerzas y fenómenos que siguen sus propias leyes y que no pueden ser descritos en
términos de las propiedades de los individuos que los componen. Esta noción afirma el efecto de las
fuerzas sociales y de las instituciones sobre los individuos.
- En el espacio ético-político: la cuestión es si deben priorizarse los intereses individuales o los intereses
colectivos.
La relación grupo-sociedad
El pensar la tensión entre lo singular y lo colectivo desde la antinomia individuo-sociedad opera como a
priori conceptual en las diferentes reflexiones sobre lo grupal. En el intento de desdibujar el sentido
antinómico de esta tensión, resulta pertinente repensar críticamente aquella noción por la cual los grupos
constituyen un campo de mediaciones entre individuos y sociedades.
La operación que parecieran haber seguido las diversas disciplinas humanísticas en sus momentos
fundacionales sería dividir ilusoriamente el campo de indagación en dos objetos de estudio bien
diferenciados: individuos y sociedades. Esto hizo necesario demarcar los campos de saberes y prácticas
mediadores.
Esta noción de los grupos como campos de mediaciones ha intentado resolver la tensión entre lo
singular y lo colectivo a través de la categoría de intermediación.
La categoría de intermediario
Grupos como espacios intermedios entre individuos y sociedades. Plantea este autor tres caracteres
generales asociados a la categoría de intermediario:
Muchas son las formas que los reduccionismos pueden presentar. Tanto las teorizaciones como el lugar
de la coordinación suelen oscilar entre dos ficciones: la figura del gran individuo o el espejismo de los
grupos como intencionalidad. Se vuelve necesario un cambio de paradigma; de un criterio antinómico de
individuos vs. sociedades, hacia una operación conceptual que pueda evitar una falsa solución
reduccionista y se permita sostener la tensión singular-colectivo. Singularidad y colectividad que sólo
sosteniendo su tensión harán posible pensar la dimensión subjetiva en el atravesamiento del deseo y la
historia.
Problema epistémico
Proyectos de este tipo sólo pueden desplegarse si se interroga críticamente la epistemología de las
ciencias positivas, en la cual aún se fundamentan las ciencias humanas. Tal epistemología supone un
objeto discreto autónomo, re producible, no contradictorio y unívoco. Implica una Lógica de Lo Uno donde
la singularidad del objeto no se vea afectada por eventuales aproximaciones disciplinarias.
Estas lógicas de objeto discreto han comenzado a producir un obstáculo epistemológico en la reflexión de
lo grupal. Han conformado algunas ilusiones teórico técnicas de difícil desarticulación; entre ellas pueden
mencionarse: la posibilidad de construir un objeto teórico “grupo”, la lectura de los acontecimientos
grupales plegados sobre sí mismos (grupos–isla), el psicoanálisis como disciplina unívoca de los
movimientos grupales, o la negación de la especificidad disciplinaria del campo grupal.
La psicosociología, tiene uno de sus puntos de origen en la demanda proveniente de la práctica social
empresarial, con particular localización en los EEUU en los años 20. La introducción de este nuevo
dominio del conocimiento es anterior a la primera Guerra Mundial.
Las primeras intervenciones que luego darán lugar a la microsociología o estudio de los pequeños grupos,
fueron las de ELTON MAYO (1924) con sus trabajo cerca de Chicago, donde se “descubre” que los
trabajadores constituyen espontáneamente entre sí grupos informales, con vida y organización propias y
cuyo código implícito determina la actitud de los mismo hacia el trabajo. Su mejor rendimiento depende
más de la interrelación afectiva entre ellos que de las mejoras en sus condiciones de trabajo. Aparece por
primera vez el planteo de una moral de grupo que demostraba la relación positiva ente productividad y
actitud del grupo respecto a la empresa.
La dinámica de grupos
El funcionamiento del grupo se explica por el sistema de interdependencia propio de dicho grupo en
determinado momento, sea este funcionamiento interno o referido a la acción sobre la realidad exterior. En
esto reside el sistema de fuerzas que lo impulsa, es decir, su dinámica.
La concepción lewiniana deja de lado la posición que coloca al individuo en primer plano. Si bien LEWIN
acentúa la interdependencia de los miembros, mantiene invisibles los presupuestos sobre los que se funda
tal interdependencia.
El dinamismo del campo estructural fue pensado por LEWIN en términos espaciales, dejando de lado la
dimensión temporal y con ella la perspectiva histórica. Según él, el grupo es un conjunto de personas
reunidas por razones experimentales o de sus vida diaria, para realizar algo en común y que establecen
relaciones entre sí; conformarán de esa manera una totalidad que produce mayores efectos que los
mismos individuos aislados. Es decir que el grupo es irreductible a los individuos que lo componen.
A partir de la aplicación que LEWIN realiza de esta premisa de la teoría de la Gestalt a los grupos se crean
las condiciones para la producción de dispositivos técnicos y la organización de los primeros discursos
sobre la grupalidad.
Se hace necesario diferenciar la importancia que ha tenido la puntualización del grupo como un todo de
algunas de sus consecuencias teóricos-técnicas; muchas veces, al penar la relación partes-todo desde
criterios homogeneizantes, se subordinan las diferencias, las singularidades, a una totalidad global y
masificadora. Un todo pensado como un gran Único y no como las diversidades de lo Múltiple. DELEUZE
Y GUATTARI señalan que esta cuestión ha sido tradicionalmente mal planteada y acentúan el carácter
que posee lo múltiple, irreductible a la unidad. Piensan el todo como producido, como una parte al lado de
las partes que ni las unifica ni las totaliza sino que se aplica a ellas organizando relaciones transversales
entre elementos que mantienen toda su diferencia en sus propias dimensiones.
Análisis de la demanda
En el surgimiento de toda disciplina hay una urgencia histórica que la hace posible, y necesidades
sociales que orientan su desarrollo. Demanda social que pone en evidencia un vacío: la carencia técnico-
social frente a los problemas que las nuevas formas de producción generaban. Nace la Dinámica de
Grupos. En respuesta a esta demanda económico-política surge el “Dispositivo Grupal”. La urgencia es
mantener y mejorar el nivel de producción de la gran empresa, estimulando las relaciones informales entre
los operarios; reforzar los ideales democráticos, operar sobre el consumo, etc.
“Grupo Isla”: centrado en sí mismo, como un todo autorregulado y autónomo, plegado sobre sí mismo.
Los dispositivos grupales que se produjeron desde MAYO-LEWIN debieron mantener en la invisibilidad los
atravesamientos institucionales, políticos e ideológicos en los que quedaron inscriptos tanto sus discursos
de la grupalidad como sus intervenciones técnicas.
La indagación crítica propone repensar la urgencia histórica que hace posible la constitución de los
saberes, las necesidades sociales que los despliegan, los a priori conceptuales desde donde la teoría
ordena sus conocimientos y los dispositivos tecnológicos que inventa.
El nacimiento de lo grupal
Dispositivo de los Grupos se refiere pensar en artificios grupales para resolver algunos conflictos que se
generaban en las relaciones sociales. En el Dispositivo de los Grupos aparece un nuevo técnico
(coordinador) y se gestiona una nueva convicción: con los abordajes grupales se intentará dar respuesta a
múltiples problemas que el avance de la Modernidad despliega.
Los grupos no son lo grupal. La existencia de la conducta de grupo se hace evidentemente más fácil de
demostrar, y aún de observar, si el grupo se constituye como tal. Los grupos se vuelven visibles a partir del
montaje de dispositivos técnicos tales que permitan demostrar y observar las conductas de grupo.
La microsociología, al instituir dispositivos grupales, localizó uno de los nacimientos a lo grupal. Antes de
ella, los grupos estaban ahí, en una inmediatez tal, que no se veían.
Las primeras formas de psicoterapia colectiva tienen un tronco común, caracterizado por su dinámica, que
consiste en la actuación por las emociones del grupo. Todavía no se plantea tratar de comprender su
naturaleza ni modificar la estructura que subyace a las mismas; en líneas generales, tienden a estimular lo
que popularmente se designa como “buenos sentimientos del grupo”. Estos primeros dispositivos
grupales terapéuticos que instrumentaron “las emociones del grupo” como resorte curativo, comprobaron
que el grupo ofrecía cierta eficacia terapéutica mayor que los tratamientos individuales.
El todo no lo es todo
BION enunció que el comportamiento de un grupo se efectúa en dos niveles, el de la tarea común y el de
las emociones comunes; el primer nivel es el racional y consciente.
Observaba que cuando se agrupa gente que individualmente puede comportarse de manera razonable
frente a un problema, basta con agruparlos para que se vuelvan difícilmente capaces de una conducta
racional colectiva. Llega así a la conclusión de que la cooperación consciente entre los miembros,
necesaria para el éxito de sus actividades, requiere de una circulación emocional y fantasmática
inconsciente entre ellos. Esta circulación emocional y fantasmática son producciones grupales que
tienden a evitar las frustraciones inherentes al aprendizaje por experiencia. Los denominó “supuesto
básico de dependencia”, “supuesto básico de ataque y fuga” y “supuesto básico de apareamiento”.
Supuesto básico de dependencia: el grupo está reunido para que alguien, de quien éste depende, provea
la satisfacción de todas sus necesidades y deseos. Implica la creencia colectiva de que alguien tendrá por
función proveer seguridad al grupo; es la creencia de una especie de deidad protectora.
Supuesto básico de ataque y fuga: convicción que tiene el grupo de que existe un enemigo y que es
necesario atacarlo o huir de él.
Supuesto básico de apareamiento: creencia colectiva e inconsciente por la cual un hecho futuro o un ser
no nacido resolverá sus problemas; constituyen una esperanza de tipo mesiánico.
La necesidad masiva de asistencia: de aquí en más será una de las razones habituales en los países de
significativo desarrollo de la cultura psi, para implementar dispositivos grupales con fines
psicoterapéuticos.
Los autores de esta corriente ponen el acento en el grupo como objeto (en el sentido psicoanalítico del
término) y como proceso psíquico; el grupo como objeto de investiduras pulsionales, de representaciones
imaginarias y simbólicas, de proyecciones y de fantasías inconscientes.
Es interesante como consideran esta cuestión, puntualizando “el encuadre psicoanalítico debe favorecer la
emergencia, la elaboración y la interpretación de las formaciones y de los procesos psíquicos imbricados
en la situación de grupo”. De tal modo afirman que “la situación grupal se desarrolla a partir de las
características del dispositivo: la enunciación de a regla fundamental, cimiento de todo trabajo
psicoanalítico, es el acto que instituye el dispositivo, hablar de libre y abstinencia entre los integrantes del
grupo y el analista de toda otra relación que no sea la exigida por la escucha y la palabra psicoanalítica.”
Es importante advertir que para estos autores (en su punto de partida) el grupo es un contexto de
descubrimiento de las formaciones de lo inconsciente, y no, estrictamente, contexto de descubrimiento de
la grupalidad.
ANZIEU se propone analizar a la luz de la teoría psicoanalítica los principales procesos psíquicos
inconscientes que se desarrollan en los grupos humanos. En primer lugar la ilusión grupal, refiriendo
aquel sentimiento de euforia compartido por los integrantes por pertenecer al grupo. Pone su atención en
la amenaza de pérdida de la identidad personal producida por la situación de grupo; considera que ésta
constituye un desafío a la integridad y la autonomía relativa del yo: el yo de cada participante se encuentra
amenazado. Planteará así que el vínculo primario entre las personas es la circulación fantasmática: “sólo
existen fantasmas individuales, y es un abuso del lenguaje el hablar de fantasmas de grupo” Es esta
organización grupal interna del fantasma individual, lo que fundamenta la posibilidad del fenómeno de
resonancia fantasmática.
Problemas de demarcación
Se refuta de esta manera la idea de una mente inconsciente grupal, y se afirma la hipótesis de fantasmas
individuales que entran en resonancia fantasmática. ¿En qué radica la posibilidad de resonancia
fantasmática? En la grupalidad del fantasma; esto es que, en tanto el fantasma es una escenificación que
se desarrolla entre varios personajes, es siempre una imagen colectiva y posee, por tanto, una
“estructuración grupal interna”; de allí su carácter organizador en los grupos. Es claro entonces, el
fantasma individual es grupal, que es diferente a decir que hay un fantasma de grupo.
Con respecto a los organizadores, ANZIEU reconoce que si bien existen otros organizadores, éstos no son
de su incumbencia. Se deja así en invisibilidad otros organizadores grupales no enunciables desde sus
conceptualizaciones psicoanalíticas; y esto no es un error ni un defecto porque la preocupación de esta
escuela es formular una teoría psicoanalítica de los grupos y no una teoría de lo grupal. Es decir que no se
propone centralmente investigar grupos, sino que implementa dispositivos colectivos para investigar
formaciones inconscientes.
KÄES reconoce enfrentarse con la dificultad que significa trabajar desde un solo campo disciplinario y no
por ello dejar de tomar en consideración aquellos organizadores socio-culturales que ANZIEU había
anunciado como posiblemente existentes. Puntualiza que el grupo es una imagen cuyos referentes son a
la vez endopsíquicos y externos, es decir, correspondientes a la realidad material y social.
Tal articulación no podrá evitar los reduccionismos señalados en tanto no se abandone la epistemología
de las ciencias positivas, en la cual aun hoy se fundamentan las Ciencias Humanas. Sin duda, la lógica del
objeto discreto ha demostrado ocasionar problemas para comprender las trasferencias mutuas entre los
distintos niveles ya que desde ella no puede pensarse la articulación de las formaciones de lo singular y lo
colectivo.
Interesa resaltar el esbozo de apertura epistemológica que a partir de estas consideraciones podría
iniciarse al hacer visible una suerte de agotamiento de las lógicas de objeto discreto para pensar lo grupal.
De ser así, queda planteado un desafío en la indagación de los nudos teóricos grupales: reflexionar sobre
la pertinencia de enfoques epistemológicos transdisciplinarios.
CAPÍTULO 7:
El criterio de operar en una sola línea de organizadores se vuelve restrictivo para pensar lo grupal. Se
plantea la necesidad de abrir el pensamiento de lo grupal hacia lógicas pluralistas que legitiman
epistemológicamente atravesamientos disciplinarios.
El carácter numerable del grupo introduce peculiaridades de los procesos identificatorios, en tanto los
cuerpos de los otros se hacen discernibles. Algo hace nudo. La distribución circular del dispositivo opera
efectos más allá de lo espacial. Todos están expuestos a la visión de los otros y pueden, a su vez, ver a
todos y cada otro; esta situación particular genera condiciones de “mirada”. Juegos de mirada que
desencadenarán resonancias fantasmáticas y harán posibles, o no, procesos identificatorios y
transferenciales. Tal peculiaridad identificatoria en red hace del pequeño grupo un nudo. Nudo que se
constituye en las alternancias de enlaces y desenlaces de subjetividades.
La resonancia fantasmática es condición estructural para que el sujeto haga nudo. Fantasma: escena
donde repite una posición insistente. Repetición recreada en el espacio grupal. ¿Qué acontece cuando un
número numerable de personas hace nudo? Se producen redes de procesos identificatorios y
transferenciales propios y únicos de ese grupo.
En síntesis, un grupo inventa las formas de sus significaciones imaginarias. Estas sostienen la tensión de
inventarse en su singularidad y en su atravesamiento socio-histórico-institucional. Es en este cruce donde
despliega sus acontecimientos, actos, relatos, intervenciones, etc.
Los mitos grupales suelen ser elaboraciones noveladas de su origen, del porqué de su existencia, pero
vividos por sus integrantes como su momento fundacional; junto con sus utopías harán posible la novela
grupal.
Las significaciones imaginarias grupales, por ejemplo las ilusiones, mitos y utopías de un grupo, operan
como cristalizaciones o puntos de condensación en la producción de múltiples sentidos, constituyendo el
camino obligado por donde los flujos productivos del grupo transitan la construcción de su historia.
Se piensa que el llamado contexto es texto del grupo. Tal realidad es parte del propio texto grupal, en sus
diversas modalizaciones; es por ende fundante de cada grupo; más que escenografía, drama grupal. El
texto grupal tiene un poder generador de sentidos. Implica un juego infinito donde el sentido que en algún
momento de lectura se le otorga, no agota su productividad. El texto mismo es un permanente generador
de sentidos, que en virtud de sus atravesamientos se inscriben en múltiples significaciones.
Latencia grupal
Todo está ahí, latiendo. Es frecuente pensar lo latente como lo que está en las profundidades. La función
de intervención interpretante es llevar a la superficie las verdades que emergen de las profundidades. Se
intenta reflexionar esta cuestión desde otro lugar. Pensar lo latente como lo que late ahí todo el tiempo,
insistiendo en la escena grupal; una latencia en los pliegues de la superficie más que en las
profundidades.
A partir de la figura del grupo como nudo, se pretende problematizar el adentro y el afuera, el arriba y el
abajo grupal; sus múltiples hilos se entrecruzan y lo que resalta no son ya los hilos fundantes sino el nudo
que han formado: ¿cómo delimitar ahora arriba-abajo y adentro-afuera? Todo ahí, latiendo-insistiendo en
los pliegues de la superficie del nudo grupal. El acontecimiento como producción de múltiples sentidos y
algunos sinsentidos: anundando y desanudando inscripciones deseantes, económicas, sociales,
institucionales.
El coordinador sólo podrá puntuar algún sentido, interrogar alguna rareza, indicar alguna insistencia, y ya
no será quien descubra la verdad de lo que en el grupo acontece. El coordinador, desde su implicancia,
sólo registra alguno de ellos. Por ende, función interpretante realizada desde un lugar de ignorancia. De tal
modo, otro requisito se agregará: la renuncia al saber de certeza.
Ahora bien, lo imaginario institucional puede promover o incentivar la producción grupal. Y en sentido
contrario hay grupos que alcanzan sus momentos de mayor despliegue productivo desde utopías grupales
fuertemente contra institucionales.
La inscripción institucional de los grupos constituye su impensado, lo invisible. Se piensa grupo se inscribe
en un sistema institucional dado, de la misma manera que la institución sólo vive en los grupos humanos
que la constituyen.
Algunos impensables
1) Niveles de funcionamiento: Se está haciendo referencia a los efectos implícitos que laten – insisten,
produciendo significaciones imaginarias donde se atraviesan diversas inscripciones (identificatorias,
transferenciales, transgresivas, ideológicas, juegos de poder, etc.)
3) El contrato: Nunca está todo dicho en un contrato. Tiene dimensiones implícitas que operan sus efectos
en latencia. Se puede inferir que en el contrato grupal se instala también una cierta concepción de las
cosas que no son las mismas fuera de ese mundo, es decir se produce un sistema de significaciones que
construye y da sentido al contrato grupal.
Se vuelve invisible la exigencia de formación especializada para trabajar con grupos. Esta falta de
formación vuelve a quien se posiciona en el lugar de coordinador, inoperante para abordar en su
especificidad el dispositivo grupal montado. Tal inoperancia vuelve incontenible la nostalgia por los
tratamientos individuales. Formación especializada significa adentrarse en la complejidad de los
intercambios que se producen en colectivos humanos. En conclusión, la denegación de la propiedad de lo
grupal, la invisibilidad de necesidad de formación especializada y la inoperancia de los dispositivos crean
un círculo inacabable.
Otra invisibilidad que encontramos en este tipo de demanda es aquella que denegaría la necesidad de
interrogarse por las eventuales reformulaciones del contrato privado asistencial, cuando se transfiere la
actividad laboral al espacio público, o sea, al Estado.
El hecho de que el espacio público sea pensado como un lugar donde aplicar las formas privadas de
trabajo, tiene como consecuencia dos procesos: la degradación del contrato y el dispositivo privado y la
denegación de la especificidad del espacio público (con el despilfarro consecuente de sus
potencialidades). Así planteada la cuestión se produce una particular ecuación: espacio privado =
positividad, espacio público = negatividad.
El aporte de los profesionales psi a la reconstrucción de las instituciones hospitalarias del Estado pasa,
entre otras cosas, por hacer estallar el contrato privado en el espacio público. Estallar y no degradar el
contrato privado. El espacio público nos exige inventar sus propios dispositivos.
El teatro de la espontaneidad y el teatro terapéutico son los antecesores del psicodrama como ciencia. En
el caso del psicodrama, si bien el público resuena con lo representado, es el protagonista el que logra una
catarsis pues representa su propio drama. Para que a través del drama representado se produzca un
efecto catártico, tiene que existir una verdadera espontaneidad y creatividad, dice MORENO, pues de lo
contrario será una mera repetición.
c) La psicoterapia grupal: Es un método para tratar conscientemente las relaciones interpersonales y los
problemas psíquicos de los individuos de un grupo.
El método del psicodrama toma la representación dramática, la escena, como núcleo del abordaje. En la
escena el individuo puede representar sus conflictos pasados y presentes, y también volcar sus temores,
expectativas, proyectos y dudas sobre el futuro, explorando sus relaciones con el presente y pasado.
2) Escena dramática: Es la representación propiamente dicha. Los yo-auxiliares serán los encargados de
encarnar los personajes que el protagonista eligió.
3) El compartir: Lugar donde el grupo participa terapéuticamente. El grupo devuelve, comparte, sus
sentimientos y vivencias, todo lo que les fue sucediendo durante la escena, las resonancias que esta
produjo.
Las diversas técnicas dramáticas utilizadas por MORENO fueron tomadas en relación a su teoría de la
evolución del niño. Algunas de ellas son la técnica del doble, del espejo e inversión de roles. A la primera
etapa de indiferenciación del yo con el tú, corresponde la técnica del doble. Mediante ésta, un yo auxiliar
desempeña el rol de protagonista. Para que el yo auxiliar pueda desempeñar adecuadamente el rol de
doble debe ser capaz de colocarse en ese lugar, sentir la situación del paciente como si fuera su doble
real. En la técnica del espejo, el protagonista sale de la escena y es público de la representación que un yo
auxiliar hace de él. Se busca con esto que el paciente se reconozca en dicha representación, así como en
su infancia reconoció su imagen en el espejo. Con la técnica de la inversión de roles o cambio de papeles,
se investiga en la escena el sentir de esos personajes del mundo del paciente.
1) Escenario: Es el espacio vital que brinda la posibilidad de nexos y conexiones entre lo imaginario, lo
simbólico y lo real.
2) Protagonista: Es quien protagoniza su propio drama. Se representa a sí mismo y sus personajes son
parte de él.
3) Director: Esta atento a toda información o dato que da el protagonista para incluirla en la escena guía y
ayuda a llegar a la escena con espontaneidad (a través del caldeamiento).
4) Yo-auxiliar: Dramatiza los roles que le indique el protagonista y que necesita para realizar la escena.
5) El público: Es el grupo terapéutico. Este resuena con lo que recibe desde la escena, aportando
opiniones, expresando efectos, asociando con su propia historia.
Psicodrama psicoanalítico
La teoría moreniana, si bien resulta poco sólida comparada contra la psicoanalítica, tiene aspectos que se
complementan con ésta. La escena dramática para nosotros es leída desde el psicoanálisis. La
valorizamos como una vía de abordaje a lo inconsciente.
La técnica operativa del grupo tiene por finalidad que sus integrantes aprendan a pensar en una
coparticipación del objeto de conocimiento, entendiendo que pensamiento y conocimiento son
producciones sociales.
¿Por qué llama PICHÓN a estos grupos, operativos? Porque son grupos que definen su especificidad
en una relación con el obrar, con el hacer. Este abordaje de la tarea explícita requerirá de la elaboración
de las ansiedades que surjan en el grupo. Ahora bien, allí donde cada uno habla su propio idioma, las dos
construcciones (tareas) se tornan imposibles; el grupo no puede trabajar ni trabajarse, pierde el sostén de
lo que Pichón habrá de designar como los dos organizadores grupales. El grupo será realmente
operativo si y sólo si adviene a la elaboración de las ansiedades que configuran la situación básica de
resistencia al cambio, proceso de esclarecimiento de las condiciones de producción de dicha situación.
Interpretar entonces, no será revelar, sino problematizar. De modo tal que ambos polos de la disociación
se reconozcan en una mutua implicancia, y que el obstáculo excluido del discurso grupal, fantasma de la
repetición, sea obstáculo incluido, objeto de conocimiento. El coordinador será un co-pensador, alguien
cuya tarea será pensar con el grupo acerca de los obstáculos que operan en la relación de los integrantes
entre sí y con su tarea. Y en la medida en que estos obstáculos estén operando desde la latencia, la
interpretación se incluirá con una función reestructurarte que aporte al grupo un escenario en el cual
puedan problematizar estereotipos.
“Grupo operativo” es la apuesta a la construcción de sujetos cada vez más conscientes y más
autónomos, en el único marco posible: el despliegue, en la gestión colectiva, de las diferencias puestas en
juego por la tarea común. Es también el nombre de un programa terapéutico: es efecto, apunta a devolver
a la gente la capacidad de sostener el sufrimiento del otro y a convertir ese encuentro en un interrogante
acerca de las condiciones de su producción.
Introducción
Lo múltiple hay que hacerlo, pero no añadiendo constantemente una dimensión superior, sino, al contrario,
de la forma más simple, al nivel de las dimensiones de que se dispone, siempre n-1 (sólo así,
sustrayéndolo, lo Uno forma parte de lo múltiple). Sustraer lo único de la multiplicidad a constituir: escribir
a n-1. Este tipo de sistema podría denominarse rizoma. Un rizoma como tallo subterráneo se distingue
radicalmente de las raíces y de las raicillas. En sí mismo, el rizoma tiene formas muy diversas, desde su
extensión superficial ramifica, da en todos los sentidos hasta sus concreciones en bulbos y tubérculos. En
un rizoma hay lo mejor y lo peor.
1 y 2) Principios de conexión y de heterogeneidad: Cualquier punto del rizoma puede ser conectado con
cualquier otro. Eso no sucede en el árbol ni en la raíz, que siempre fijan un punto. En un rizoma cada
rasgo no remite necesariamente a un rasgo lingüístico: eslabones semióticos de cualquier naturaleza. Se
conectan en el con formas de codificación muy diversas, eslabones biológicos, políticos, económicos, etc.,
poniendo en juego no sólo regímenes de signos distintos, sino también estatutos de estados de cosas.
4) Principio de ruptura a-significante: Un rizoma puede ser roto en cualquier parte, pero siempre
recomienza. Todo rizoma comprende líneas de segmentariedad según las cuales está estratificado,
organizado; pero también comprende líneas de desterritorialización según las cuales se escapa sin cesar.
Hay ruptura en el rizoma cada vez que de las líneas de segmentarias surge bruscamente una línea de
fuga, que también forma parte del rizoma. Esas líneas remiten constantemente unas a otras. Por eso
nunca debe suponerse un dualismo o una dicotomía. Rizoma que actúa inmediatamente en lo
heterogéneo y que salta de una línea ya diferenciada a otra. Escribir, hacer rizoma, ampliar nuestro
territorio por desterritorialización, extender la línea de fuga hasta lograr que englobe todo el plan de
consistencia en una máquina abstracta.
5 y 6) Principio de cartografía y de calcomanía: un rizoma es ajeno a toda idea de eje genético, como
también de estructura profunda. La lógica del árbol, de la estructura, es una lógica del calco y de la
reproducción. Muy distinto es el rizoma, mapa y no calco. El mapa es abierto, conectable en todas sus
dimensiones, alterable, susceptible de recibir modificaciones. Contrariamente al calco, que siempre vuelve
a lo mismo, un mapa tiene múltiples entradas. El calco sólo reproduce los puntos muertos. Cuando un
rizoma está bloqueado, ya no hay nada que hacer, el deseo no pasa, pues el deseo siempre se produce y
se mueve rizomáticamente. Siempre que el deseo sigue un árbol se producen repercusiones internas que
lo hacen fracasar y lo conducen a la muerte; pero el rizoma actúa sobre el deseo por impulsos externos y
productivos.
Resumamos los caracteres principales de un rizoma: el rizoma conecta cualquier punto con otro punto
cualquiera, cada uno de sus rasgos no remite necesariamente a rasgos de la misma naturaleza; el rizoma
pone en juego regímenes de signos muy distintos e incluso estados de no-signos. El rizoma no se deja
reducir ni a lo Uno ni a lo Múltiple. No está hecho de unidades, sino de dimensiones, o más bien de
direcciones cambiantes. No tiene ni principio ni fin, siempre tiene un medio por el que crece y desborda.
Una multiplicidad de este tipo no varía sus dimensiones sin cambiar su propia naturaleza y
metamorfosearse. Contrariamente a una estructura, el rizoma sólo está hecho de líneas: líneas de
segmentaridad, de estratificación, como dimensiones, pero también línea de fuga o de desterritorialización.
Pero no hay que confundir tales líneas con las filiaciones de tipo arborescente, que tan sólo son uniones
localizables entre puntos y posiciones. Contrariamente al árbol, el rizoma no es objeto de reproducción: ni
reproducción externa como el árbol-imagen, ni reproducción interna como la estructura-árbol. El rizoma
procede por variación, expansión, conquista. El rizoma está relacionado con un mapa que debe ser
producido, construido, alterable, con múltiples entradas y salidas. Lo que hay que volver a colocar sobre
los mapas son los calcos. Contrariamente a los sistemas centrados, el rizoma es un sistema acentrado, no
jerárquico y no significante. Lo que está en juego en el rizoma es una relación con la sexualidad, pero
también con el animal, con el vegetal, con el mundo, con la política, con el libro, con todo lo natural y lo
artificial, muy distinta de la relación arborescente.
Tanto para los enunciados como para los deseos, lo fundamental no es reducir el inconsciente. Lo
fundamental es producir inconsciente y con él, nuevos enunciados, otros deseos: el rizoma es
precisamente esa producción de inconsciente.
Un rizoma no empieza ni acaba, siempre está en el medio, entre las cosas. Entre las cosas no designa
una relación localizable que va de la una a la otra y recíprocamente, sino una dirección perpendicular, un
movimiento transversal que arrastra a la una ya la otra, arroyo sin principio ni fin que socava las dos orillas
y adquiere velocidad en el medio.
Introducción
DELEUZE dice que lo que interpreta el actor no es un personaje, sino un tema. Tal vez la mejor definición
de multiplicidad y devenir es “des-sujetizar”. Es por fuera de la representación, por fuera de la silueta del
personaje, intentando desbloquear sus intensidades. Potenciando al máximo sus devenires, sus estados.
En un grupo no hay ni parte ni todo porque el todo esta plegado en la parte y el todo no es nada más que
el despliegue infinito de las partes.
Cuando un protagonista en el psicodrama nos plantea un conflicto, lo que trae es su propia versión de su
historia. Lo que nosotros hacemos desde el grupo es construir otros espacios tiempo a través de la
multiplicidad de versiones de los integrantes del grupo. A esto definimos como MD. El grupo creando otros
espacio-tiempos desterritorializa la historia a partir de una o varias líneas de fuga que escapan del
contorno de la versión dramática inicial; incorporando otros sentidos, otras velocidades. Es allí donde se
instala el acontecimiento. Lo verdaderamente transformador de un grupo de psicodrama es la posibilidad
de la creación de pequeños acontecimientos que crean nuevos agenciamientos y nuevos espacios
tiempos.
Lo que los integrantes del grupo hacen es agenciarse de una parte de la escena original y acoplarla a una
sensación-imagen a través de una forma dramática. La Multiplicación es caótica, imágenes que se ponen
en movimiento a través de la MD en el grupo como retorno de sentido en forma de escenas imágenes, no
es que esa multiplicación signifique algo.
La multiplicación dramática es texto de goce. Rompe el sentido común de la comprensión. Es la caída del
lenguaje. Las multiplicaciones más creativas no tratan de explicar nada, ni de interpretar nada. Solo hablan
de devenires, de desbloqueos de intensidades, de líneas de fuga, de nuevos territorios.
La multiplicación dramática es una nueva forma de pensar el dispositivo grupal, no es una técnica. Para
que exista multiplicación dramática se necesitan: la escena de un protagonista y las improvisaciones que
cada integrante del grupo realizará en forma de escena por el efecto de resonancia que en cada integrante
produce la escena inicial.
Escena inicial (resumida): “tenía nueve años, recién mudados a Palermo había llegado a mi casa
llorando porque unos chicos me habían pegado y avergonzado al salir de la panadería. Me pegaron por
dos cuadras patadas en el traste. Lo que me hacia sufrir era la escena al llegar a mi casa cuando le
contase a papá lo que había ocurrido. Cuando le conté a papa hizo que le indicara el chico que me había
pegado primero, le señale a uno y me dijo que vaya a pelearlo ahora mismo, tuve una sensación física de
debilidad que me invadía el cuerpo. Le dije a mi padre que quería ir a casa no me animaba a enfrentarlo,
recuerdo la expresión de mi padre de frustración infinita, su hijo era un cobarde”.
Escena dramática coordinada por la directora del psicodrama: Se eligen en el grupo dos roles; “los
chicos del barrio” y el de mi “mi padre”. Yo tomo mi papel a los diez años de edad. Se dramatiza la escena.
Yo no hice ningún intento de escapar, pero en la dramatización tenía ganas de escapar, me sentía
golpeado y avergonzado. La sensación del cuerpo era de debilidad.
Cuando una de las integrantes se siente conmovida por la escena, provoca en el proceso dramático una
retracción, esta escena no se expande sino que se repliega. Esto es la rostridad, aquello que captura toda
la energía circulante y no la expande.
Proceso:
Cuando se lleva al grupo la escena hay un texto escrito. Cuando la escena se dramatiza en el grupo y
cuando es atravesada por lo juegos grupales, el texto escrito se transforma en texto dramático.
Producción molecular: Procesos dentro de procesos, son procesos de subjetivación social determinados
múltiplemente, no hay uno, hay procesos de subjetivación múltiples.
El deseo es capturado en determinados órdenes representativos, para el psicoanálisis el deseo hay que
verlo a través de la noción de flujos. El deseo es puro flujo de intensidades, cuando este flujo se corta hay
bloques o cristalizaciones de intensidades. Entonces desbloquear es más importante que analizar. El
desbloqueo tendría que ver con el cambio de intensidades ya que el bloqueo seria intensidad capturada.
1º Multiplicación dramática
La multiplicación dramática en un nivel son líneas de desarrollo, rizomas, historias que se entrecruzan y
que producen flujos y cortes. Una multiplicación de una escena original da origen a una multiplicación de
otras multiplicaciones. Son arborizaciones que no crecen de una raíz. No se puede pensar en términos de
totalidad centralizadora cuando se multiplica.
Habría que ver como cada grupo se agencia de acuerdo con lo que desea, de acuerdo a la especificidad
de su historia y al ICC social histórico que lo atraviesa. La noción de rizoma supera la transversalidad,
porque el grupo como maquina no termina solamente siendo atravesado por inscripciones económicas,
políticas, ideológicas, etc., sino generando cuestionamiento.
Las multiplicaciones no son siempre metáforas, remiten a otro tipo de significantes, imágenes que se
ponen en movimiento a través de la multiplicación dramática en el grupo como retornos de sentido en
forma de escenas de imágenes. No es que esa multiplicación signifique algo, retornan los múltiples
sentidos en forma de imágenes, trozos de escenas. La original no se puede reducir a interpretaciones
edipicas. La forma de jugar, elaborar, no esta determinada por la situación edipica. Los flujos creadores de
la producción deseante “desbordan” toda triangulación. No se dejan capturar tan fácilmente por lo edipico.
2º Multiplicación dramática
A veces parece que la interpretación grupal funciona como agujero negro al reducir la expansión de la
producción grupal a un sentido que ya esta cerrado. La interpretación grupal para DELEUZE Y GUATTARI
sería como un corte de flujo.
3º Multiplicación dramática
Se conoce más a la gente por su forma singular y especifica de reaccionar frente a los acontecimientos
diarios. La producción deseante es también objeto de la represión general. La represión implica una doble
operación original.
4º Multiplicación dramática
El primer autor, TATO, escribe el capítulo 1. Mientras ésta primera parte está siendo impresa,
KESSELMAN escribe, multiplicando literariamente, el segundo capítulo.
El quehacer y el saber, como lo enseñó PICHÓN RIVIERE son una teoría que se encarna en la práctica,
que a su vez la reformula. Estamos consagrando, como legítima una antigua y nueva forma de hacer
teoría: la producción teórica. Así como la producción dramática no es el texto escrito, ni el texto
dramático de las multiplicaciones asociativas, sino que es todo esto junto.
La inmoralidad de la multiplicación dramática (que consiste en la violación multiplicada del sujeto) está en
contra de los usos y costumbres de ciertas corrientes del Psicoanálisis ortodoxo que ponderan la
abstinencia del terapeuta “para cuidar bien a los pacientes”. Se busca la ruptura de los narcisismos
individuales y grupales estereotipados. Cuidar (curar quiere decir cuidar) es en nuestro caso, exponer al
sujeto al desarrollo del caos o confusiones de pasaje, desestructurantes de las represiones que han
obturado sus potenciales creativos y que lo llevan a creer siempre más en las figuras de autoridades que
en sí mismo.
Nosotros necesitamos, en nuestro laboratorio partir de las subjetividades, de las proyecciones, que
enlazándose entre sí constituyen a matriz de nuestro trabajo. Para nosotros, esta psicología es “objetiva”
sólo porque pretende tener en cuenta las múltiples subjetividades proyectivas con que se manifiesta cada
integrante. No sólo no pretendemos reducir interpretativamente las proyecciones, sino favorecer las
condiciones escénicas que permiten multiplicarlas cada vez más.
TATO propuso una escena personal que podría haber sido mirada obscenamente si la hubiéramos
indagado psicoanalíticamente. Si así fuera se la transformaría de personal en íntima.
Preferimos trabajar con lo personal (lo íntimo socializado) de cada integrante en este tipo de experiencias.
Y que, detenernos a indagar demasiado sobre lo anecdótico, lo íntimo, lo resistencial para el desarrollo del
trabajo en taller. Lo íntimo no está proscrito en el taller; lo que se propone es cambiar la mirada sobre ello.
Fijarse en lo anecdótico personal es una resistencia a jugar con lo imaginario.
Es una sumatoria obscena seguir con más de lo mismo en lugar de multiplicar resonando desde las
propias subjetividades de los otros integrantes, que eso es lo que llamamos “Multiplicación Dramática”.
Definimos Multiplicidad como sumatoria, en esta no hay mezcla caótica de subjetividades, tal como
proponemos en la multiplicación. En la multiplicidad, hay sólo modificaciones cuantitativas y no
cualitativas. Multiplicidad implica cambiar algo para que no cambie todo. En la multiplicidad hay “respeto”,
“cuidado obsesivo” por el objeto de estudio.
Mitos y leyendas (laberintos): Sobre la escena de Tato y las multiplicaciones de los integrantes
Nuestro axioma es que lo íntimo no se devela indagando cada vez más “dentro del otro”, sino subjetiva y
proyectivamente resonando con el otro. Ésta es la base de la Multiplicación Dramática. Base que la
interpretación prematura encubre y que la Multiplicación descubre.
Lo ¿reprimido?, es decir, por lo menos lo que no aparece, lo oculto del productor de la escena, se revela
con el agregado de los otros. Esto es la transindividualidad donde lo íntimo del otro revela lo íntimo de
cada uno. Ésta es la concepción grupalista (lo grupal) de comportamiento humano y de nuestro concepto
de profundidad en Psicología Dinámica.
Los juegos y la Multiplicación Dramática: los ocultamientos, los olvidos y los tiempos
Relatarnos la escena, jugarla con otros, recordarla para ser leída por otros son los eslabones del proceso
de la Multiplicación Dramática. Una forma práxica de hacer teoría, que no es sólo práctica, sino praxis,
una teoría encarnada en la práctica que da lugar a una nueva teoría, y así dialécticamente. Creo que la
Multiplicación es a la pérdida de los recuerdos (relacionados con los sentimientos de los sucesos
acaecidos) lo que el juego del carretel (fort-da) es a la pérdida de la madre.
Los juegos a los que jugamos y los que nunca hemos jugado (“con eso no se juega”)
Toda persona tiene temas o escenas “con las que no puede jugar”. Se propone jugar con los bloqueos
antes que interpretar sus motivaciones. La tarea en el taller es divertirse jugando.
Todos llevamos un mito a través de una o más leyendas y estamos, cuando llegamos a la escena temida,
al borde de que a esa leyenda se le empiece a desvanecer el maquillaje. A partir de ese trozo que da
origen a la figura que denominamos: el mito escénico originario, en un camino de desandar el mito: que es
la desmitificación. Y desde esa desilusión que podrían nacer las verdaderas esperanzas de la cura.
Desmitificar es estudiar la leyenda para sospechar el mito, nos lleva a desilusionarnos del mito (para
conocerlo en realidad y no fantasmáticamente). El camino es el arte de curar.
En cuanto a las resistencias a multiplicar, algo sobre el proceso consonar-resonar: es muy frecuente
que cuando se pregunta que se sintió durante una escena, se responda con interpretaciones
psicoanalíticas de lo que pensaron que vieron. Las emociones más sencillas son salteadas. La
interpretación prematura y comprensiva cierra la interpretación en vez de abrirla.
Rizoma analógico: el conductor evoca su intimidad desde la intimidad propuesta por la escena inicial de
un integrante. Multiplicar sobre lo multiplicado.
En la leyenda al hablar sólo se dice siempre un trozo del mito. Por eso componer el mito escénico grupal,
es armonizar los trozos de las leyendas rizomáticas de cada Multiplicación. El camino de la desmitificación
marca tiempos. Eso es la leyenda, un pedacito público de lo oculto del mito. Por eso habría que ver en
cada escena qué oculta y qué revela.
A cualquier psicoterapeuta se le ocurren momentos embarazosos, por lo que temen que les vaya a pasar
en su vida profesional. Estos momentos pueden formar un repertorio de imágenes capaces de ser
representadas dramáticamente. Esas escenas a las que llamamos “escenas temidas” del psicoterapeuta
o coordinador podrían quedar, si no se trabajaran, como secretos o misterios. El trabajo sobre “escenas
temidas” del coordinador de grupo permite internarse en el tema de la exploración y resolución de la
contratransferencia en dinámica de grupos, colocando el foco de atención sobre la persona del
coordinador, sus miedos básicos y sus formas defensivas durante su actuación en el proceso grupal. La
escena temida es una vía regia para el estudio de la psicopatología vincular.
Cada escena propuesta por un individuo alcanza su máxima significación a través de las múltiples
subjetividades con que consuena y resuena en cada uno de los demás. Algún personaje, gesto de los
participantes, provocan en los otros una sensación de “haber sido tocado” que llamamos consonancia, a
través de la cual la persona puede construir otra escena grupal o realizar un gesto personal que
“multiplica” la escena inicial. A esto llamamos resonancia.
Así entendemos por MD como un trabajo secuencial que está compuesto por las escenas consonantes,
resonantes y resultantes. La inmovilidad de la escena inicial adquiere un carácter siniestro. Siniestro
porque nos posee sin que nos demos cuenta.
El texto propone un menú Antropofágico para el aspirante a cartógrafo (el antropófago se devora al otro ya
que nada de lo humano le es ajeno; la potencia vital creativa de la antropofagia se alimenta de la
solidaridad resonante). Para el aspirante a cartógrafo el espíritu de la formación es la Multiplicidad y esta
multiplicidad se encarna en escenas, y son las escenas las que componen el eje de la Multiplicación
dramática.
Los cartógrafos se los ubica como los trabajadores de la Salud Mental: psiquiatras, psicólogos,
psicodramatistas, etc. El psicoanalista y psicodramatista son cartógrafos mas por su disposición de
escucha interrogante sin cesar que por la teoría y técnica con la que trabaja. Teorías y técnicas que cuanto
más lo han formado, más lo han deformado al alimentarlo con más de lo mismo. Lo gobierna un
paradigma ético, estético y político. Ético por el compromiso con la vida, está obligado a interrogarse
qué es la calidad de vida y qué es enfermedad. Estético porque dirige una clínica de creación de la
existencia al nutrirse de un acontecimiento social, deportivo, de música, pintura y artes en general. Es
estético por la capacidad que todos tenemos de hacer nuestro trabajo en la clínica un Goce Estético en el
Arte de Curar. Y es político (micropolítico) porque la clínica que propone es portadora de herramientas
preciosas en la búsqueda de intercesores que nos enseñanza a los terapeutas a acoger al extraño en los
otros y en nosotros mismos,
Micropoliticas
El grupo no debe ser el lazo orgánico que une individuos jerarquizados, sino un constante generador de
des-individuación. De máquinas de deseo, maquina que une por puro régimen de conexión, no de vínculo
ni de relación. Ya no hay sujetos con historia personales, hay una des-sujetizacion al servicio de la
maquina del “entre”.
El futuro de los grupos tiene que ver con la micropolítica, con la resistencia, con la transformación del
terapeuta. La micropolitica es un descentramiento de lo que ya está indagado y estudiado, lo que podría
llamarse macropolitica: el Estado, el problema de la lucha entre partidos…
Lo grupal como fenómeno de resistencia micropolitica. Lo que fluye rizomáticamente. Crear nuevos
acontecimientos, nuevos devenires. Para agruparnos tenemos que “des-sujetizarnos”. Los espacios
micropoliticos grupales pueden funcionar como un territorio de resistencias a la anomia.
La multiplicación dramática nació por nuestro intento de buscar un camino alternativo a la típica actitud
reduccionista del psicoanalismo y psicodramatismo de la época, a comienzos de la década del 70 en la
Argentina. Nuestro compromiso fue alimentando el interés por los problemas que, como psicoanalistas y
psicodramatistas, se nos fueron presentando en el campo de los profesionales.
Lo que los integrantes del grupo hacen es agenciarse de una parte de la escena original y acoplarla a una
sensación imagen o idea a través de una forma dramática. Por eso hay historias. La Multiplicación
Dramática es líneas de desarrollo, rizomas. La multiplicación dramática es texto de goce. El coordinador
tiene que momentáneamente suspender su saber. Su subjetividad es lo que es capaz de dejar pasar a su
través.
Una escena seria un lugar vacío, porque desaparece la historia en la escena, ya no hay protagonista en el
sentido yoico individual. La multiplicación dramática es garantía de agenciamiento, va a ser maquina pero
nadie puede apropiársela. No hay unidad ni centro de unificación, no hay yo, no hay protagonista. Si es un
lugar vacío, tiene que jugar en regímenes de resistencia, resistencia ante todo a la unidad, al sentido.
Los ritornelos: denominamos ritornelo a todo conjunto de materias de expresión que traza un territorio, y
que se desarrolla en motivos territoriales. Se habla de ritornelo cuando el agenciamiento es sonoro. Le
garantiza a quien lo traza una andadura y lo orienta a cerrarlo o abrirlo a nuevos territorios.
La dramatización inicial del paciente en psicodrama la definíamos como Texto Escrito y a la producción
dramática global, la denominamos Texto Dramático. Todo el proceso dramático es la Producción
dramática. Lo grupal hoy solo puede ser entendido desde la compleja problemática de la multiplicidad,
que existe siempre desde el principio. Ni lo uno no lo múltiple, la Multiplicidad. Si la multiplicidad es el
principio teórico de nuestro trabajo, la multiplicación dramática es su encarnación en escenas.
¿Qué transforma? ¿Quién transforma?
Estar Molecular: el conductor es cartógrafo. Para el coordinador el eje de su actividad está centrado en la
percepción de líneas que se van trazando a partir del dialogo y de los diferentes códigos corporales de los
participantes. Las palabras son trazos: proceso cartográfico. Son las redes que luego construirán la
malla de sentidos. De algunas de esas líneas, en el entrecruzamiento nodal de varias de ellas, emergerá
una posible escena: “la escena fractal” la cual no deberá ser arrancada, debe devenir escena a través
del relato o del ritmo corporal. Llegar entonces a poder establecer este tipo de contactos abiertos a la
percepción de líneas y bocetos es función del Estar Molecular del coordinador.
Las escenas son las líneas de fuga que permitirían pasar de un territorio a otro. La desterritorializacion
está en el registro de la micropercepción. Si el coordinador ofrece resistencia se rompe el boceto que solo
puede gestarse sin interrumpir cuestionado o presionando significaciones. La creatividad exige la
tolerancia del sin sentido.
Estar Molar: la escenografía del coordinador aparece como mas recortada de los actores del drama. Esta
más pendiente de los cortes. En el Estar Molar hay hipótesis y conceptos que el coordinador procesa en
sus intervenciones y demostraciones. Hay un porvenir teórico. Donde antes había líneas y bocetos, ahora
hay cuerpos que patentizan dramáticas representativas. Ambos “Estares” se entrecruzan
permanentemente en el quehacer del coordinador.
En las dramatizaciones incorporamos la noción de “entre”. Las voces que rodean la escena, los
movimientos, ritmos, afectan al grupo. El entre es aprender a circular en el grupo fuera del contorno
escenográfico de la escena. Lo que circula por los bordes. El entre no corresponde a ningún sujeto, sino a
fractales, pequeños ritornelos de intensidades bloqueadas. No hay sujetos, personas o caracteres que se
dejen desarrollar. La maquina “entre” no tiene características de los sujetos que la producen.
En la idea de agenciamiento se juega otra noción de sujeto, desaparece la noción de individuo, la del
miembro del grupo. Estamos diciendo que el cuerpo no expresa comportamientos, ni intercambio de roles
o interacciones. El cuerpo es régimen de afectaciones y conexiones. La idea de cuerpo como régimen de
afección es solidaria con la de agenciamiento y maquina y allí se rompe esa noción de sujeto. El grupo no
será más que un conjunto de individuos. Acá se juega la capacidad de afectar y ser afectado. El
agenciamiento maquina habla de un grupo descontrolado y por eso es productivo. Es descontrolado en el
sentido de que sus propias producciones no están previstas.
Desmitificaciones y propuestas
La clínica antropofágica desmitifica los axiomas impuestos por terrorismo cientificista al imponer su
concepto de asepsia, por el cual una disciplina no puede contagiarse de ideas de la otra disciplina para
transformarse y producir nuevos conceptos. Por el contrario, la antropofagia se vale de la transdisciplina.
El cartógrafo en salud mental desmitifica en sus quehaceres y saberes los axiomas mas rígidos de la
Psicología dominante, que hacen de la palabra el vehículo privilegiado por excelencia, oponiendo el uso de
la palabra y actividad corporal incompatibles en el mismo escenario de la cura. En el Cartógrafo Operativo
en Salud mental se legitiman sus dos Estares (Molar y Molecular) como dos formas de conducción en el
entrenamiento de discípulos y en la cura de pacientes. Y se vale en la antropofagia, afirmándose en la
ausencia de racismo para aceptar intervenciones provenientes de diferentes corrientes con las que él
simpatiza.
Introducción
A lo largo de los años se ha sostenido una pregunta: ¿Cuál es la relación entre lo psíquico y lo social?
En el marco de esta pregunta, la noción de imaginario social de CASTORIADIS ha estado presente en
diversos ensayos. Cuando esta noción apareció en los 80’ resultó de gran importancia para los debates de
la época. Otorgaba herramientas para pensar sobre referentes de dogmatismos y verdades cristalizadas.
Abría la posibilidad de pensar las formas de ser de lo histórico social, sus posibilidades de transformación
y sus modalidades de construcción de subjetividad.
Anteriores aún a CASTORIADIS estuvieron los textos de FOUCAULT que creaban condiciones para
genealogizar diversas nociones psicoanalíticas y el dispositivo mismo. También se tomaron los aportes de
PICHÓN RIVIERE. Además, la implementación de recursos psicodramáticos han dejado fuertes marcas
para pensar los proceso colectivos como la cuestión de la producción de subjetividad.
Después de la dictadura, las actividades de las instituciones y las prácticas en ellas eran otras. Al mismo
tiempo se fueron inventando dispositivos pedagógicos que permitieron una relación diferente con el
aprendizaje. Se diseñaron así por ejemplo las jornadas de producciones grupales en los 80’.
La pregunta inicial es ¿cómo se produce sentido? A partir de allí se ha planteado indagar cómo desde el
fondo indiferenciado de significaciones imaginarias sociales se produce una figura, una forma de sentido.
Se trata de abrir interrogaciones en un campo de problemas de la subjetividad, por lo cual no se ha
trabajado en el marco de un dominio de objeto unidisciplinario.
Pensar las cuestiones a indagar como campos de problemas atravesados por múltiples inscripciones
(deseantes, institucionales, etc.) implica un doble movimiento conceptual. Esto intenta superar los
reduccionismos que se delimitaron en los momentos fundacionales de las ciencias humanas.
Se retoma la acepción griega del término met-odhos: ponerse en camino, distanciándose de la idea
moderna. En el camino se va armando el método, trazando circuitos de problematización recursiva. Se
trata, mas que de responder una pregunta, de demarcar un campo de problemas. En un programa de
indagación se transitarán diferentes estrategias y escenarios de acción. Pensar problema, más que
sistemas teóricos.
Esta propuesta de indagación conceptual no trabajará con un marco teórico elaborado previamente, sino
con un criterio de construcción de caja de herramientas. Esta idea foucaultiana supone:
- La elaboración conceptual no tomará las teorías como sistemas que operan como fundamentos de
verdad. Se construyen instrumentos para pensar problemas.
Pensar problemáticamente implica construir estrategias de pensamiento que eviten adhesiones a los
autores. Problematizar es abrir a la elucidación. Un trabajo elucidativo se nutre de diferentes
procedimientos de indagación, los más frecuentes son:
- Las reconstrucciones de las lógicas de la diferencia con la que opera un campo de saberes y
prácticas.
- El rastreo genealógico de la construcción de nociones de los cuerpos teóricos con los que se
trabaja.
Las ideas confluyen los a priori epistémicos desde donde peuden pensarse las urgencias socio-históricas a
las que un campo de saberes y prácticas responde. Lo que una teoría no ve o no enuncia son sus objetos
prohibidos, sus impensables, sus invisibles. Por todo esto es necesario el trabajo de pensamiento desde
un criterio de caja de herramientas. La misma permite:
- Pensar sin anular los aportes unidisciplinarios pero relativizando los efectos de verdad.
La noción de imaginario social es utilizada en diferentes contextos. La teorización de este campo fue
iniciada por CASTORIADIS. Esta noción alude al conjunto de significaciones por las cuales un colectivo se
instituye como tal, al mismo tiempo que construye los modos de sus relaciones sociales-materiales,
instituye también sus universos de sentidos. Lo imaginario es siempre simbólico y refiere a la capacidad de
inventar significaciones. Tendrá dos vertientes:
1. Histórica social (los imaginarios sociales instituyentes): distingue entre el efectivo (instituido) y el
radical (instituyente). Al primero pertenecen aquellos conjuntos de significaciones que consolidan lo
establecido, operan como organizadores de sentido de los actos humanos. Es lo que mantiene
unida a una sociedad. El radical es su potencialidad instituyente, de transformación. Sitúa la
dimensión de la producción de significaciones colectivas como una temática inseparable del
problema del poder.
La trama de significaciones orienta y dirige la vida de los individuos. Estas significaciones son imaginarias
porque están dadas por creación, es decir, no corresponden a elementos estrictamente reales, y son
sociales porque sólo existen siendo objeto de participación de un ente colectivo.
Las significaciones imaginarias operan en lo implícito y establecen el modo de ser de las cosas, los
valores, los individuos. Son aquello por medio de lo cual y a partir de lo cual los individuos son producidos
como individuos sociales, y en tal sentido pueden representar, accionar y pensar de manera compatible y
coherente aún en el conflicto.
¿Qué inventa una sociedad cuando se instituye como tal? Según CASTORIADIS, inventa significaciones.
Estas producciones de sentido, de sentido organizador, son condición de representabilidad. También
afirmará que aquello que mantiene unida a una sociedad e su institución.
Lo instituido y su auto alteración: las significaciones imaginarias centrales
CASTORIADIS distingue dos tipos de significaciones imaginarias sociales: pueden ser centrales,
(creadoras de ideas organizadoras), y segundas o derivadas. La emergencia de una significación central
reorganiza, resuelve una multitud de significaciones sociales ya disponibles. Acarrea efectos sobre la
totalidad de las significaciones sociales del sistema y no pueden darse sin las transformaciones de las
actividades y de los valores. Por ejemplo, la significación de Dios es central. Las significaciones centrales
son las que dan existencia en una sociedad determinada a la coparticipación de objetos, actos, individuos.
Instituyen un modo de ser de las cosas, condicionan y orientan el hacer y el representar sociales.
En un imaginario grupal las figuras y formas que ese número de personas inventa da cuenta de sus
razones de ser como colectivo; aquí adquieren toda su potencia las improntas de los atravesamientos
institucionales y socio-históricos. En la producción de significaciones de un pequeño grupo se hallan
presentes líneas de significación propias de ese grupo, atravesadas por estas dimensiones. Generalmente
operan en latencia. Un grupo se instituye como tal cuando ha inventado sus significaciones imaginarias.
En este ámbito cobra interés la dimensión ilusional de los colectivos humanos. El término ilusión ha
sostenido dos líneas de significación: ficción o engaño de los sentidos, y sueño, esperanza. Ambas lineas
se despliegan en tensión.
Una sociedad no será jamás transparente porque los individuos nunca serán transparentes para sí
mismos. Será la dimensión ICC uno de los elementos que impedirá estructuralmente la transparencia.
Lo social tampoco puede ser pensado como una reciprocidad de relaciones intersubjetivas; considera que
lo social implica siempre algo más. Supone interioridad y exterioridad. Lo social es lo que somos todos, y
lo que no es nadie. No se trata de relaciones de influencia sino de relaciones de inherencia.
Con respecto al lenguaje también hará otra distinción significativa. Con respecto al problema del sentido,
se diferencia de las posturas estructuralistas cuando afirma que es imposible sostener que el sentido
resulta de la combinación de signos. Considera que la combinación de signos resulta del sentido, ya que el
mundo está hecho de gente que interpreta el discurso de los demás. Para que los signos exitas, primero
es necesario que las personas hayan hablado. Según él, una de las consecuencias más fuertes de pensar
al sentido como combinatoria de signos es que se elimina la cuestión histórica por excelencia: la génesis
del sentido. O sea, la producción de nuevos significados y significantes.
Se da cuenta de la operación repetida del simbolismo, es decir, el deslizamiento de sentido por el cual bajo
un significante sobreviene otro significado. Con el ejemplo de la esclavitud como zoon vocale, podemos
dar cuenta que no necesita su explicación por los conceptos o las representaciones, y actúa en la práctica
como sentido organizador de los comportamientos y relaciones sociales. Es por tanto “más real que lo
real”.
Pensar en significaciones imaginarias que operen como sentido organizador es hablar de significaciones
que no están ahí para representar otra cosa, sino que son condición de representabilidad de todo lo que
en una sociedad puede darse. No existen a modo de representación, son de otra naturaleza.
No puede pensarse la historia según CASTORIADIS por fuera de la imaginación creadora, que él
denominó imaginación radical. Esta se manifiesta en el hacer histórico como en la construcción de sus
universos de significación.
Dentro de las conceptualizaciones del fisicalismo y del logicismo no se puede encontrar lo idéntico de
una sociedad de las transformaciones históricas que posibilitaron la emergencia de lo nuevo.
Dentro del fisicalismo, podemos mencionar el funcionalismo, que supone necesidades humanas fijas y
explica la organización social como el conjunto de funciones que tienden a satisfacerlas. Hay un núcleo
inalterable de necesidades abstractas. Se reduce así la sociedad a la biología del hombre. Desde allí
presupone las necesidades humanas. En cuanto al fisicalismo en sí, se vuelve una especie de causalismo.
Se produce una afirmación de doble identidad: identidad en la repetición de las mismas causas que
producen los mismos efectos. Ambos perteneciendo a “lo Mismo”.
Por otra parte, el logicismo se encuentra muchas veces con el estructuralismo. Cree que el
estructuralismo dejará escapar lo esencial en la elucidación del campo histórico social, que justamente
para CASTORIADIS es el origen de las diferencias sociales y la emergencia de lo nuevo.
Para CASOTIRADIS el razonamiento de “lo Mismo” será una de las bases del pensamiento identitario, que
encierra al ser en la determinación. Tal reducción abrirá la posibilidad de la construcción de saberes
absolutos, la puerta de la dogmatización.
Capítulo V: “Imaginarios sociales: poderes, temporalidades y deseos”
Los universos de significaciones imaginarias que instituyen una sociedad forman parte de las luchas por
el poder, en tanto que participan conservando o transformando el mundo.
Una sociedad es también un sistema de interpretación del mundo, de creación, y por ende puede
percibir como un peligro cualquier alteración a su sistema de interpretación. Estas situaciones suelen ser
vividas como ataques a su identidad. El principio de conservación de esa sociedad es conservación de
sus “atributos arbitrarios” o sea, sus significaciones imaginarias sociales. Entonces, las transformaciones
de sentido (lo instituyente) opera siempre con la resistencia de aquello consagrado (lo instituido) que hasta
tanto no sea trastocado, funciona como régimen de verdad.
Ubicar la naturaleza social del poder supone interrogar sobre las modalidades de sus dispositivos, no
sólo en la organización de la sociedad y en sus instituciones, sino también en la constitución de las
subjetividades. Lo cual supone indagar cómo opera la manipulación de deseos, temores, amenazas, etc.
Pensar en términos de poder permite articular cuestiones generales. ENRIQUE MARI cree que los
dispositivos de poder en tanto redes de relaciones que se establecen en modo homogéneo entre
elementos discursivos y extradiscursivos articulan 3 elementos básicos que hacen que el poder funcione:
la fuerza o violencia, el discurso del orden y los imaginarios sociales. Estas instancias están
articuladas entre sí. Con respecto a la fuerza o violencia, se frustraría si no existiesen en el dispositivo las
otras instancias que garantizan la continuidad del poder instituido. Estas otras instancias funcionan como
condiciones de reproducción del poder producido.
Ninguna sociedad puede funcionar por la sola aplicación de la fuerza y el derecho coercitivo. Este implica
coacción pero también justificación y legitimación en cuanto se expresa como teoría, ciencia o discurso del
orden. El dispositivo exige como condición de funcionamiento y reproducción del poder, que la fuerza y el
discurso del orden legítimamente estén insertos en montajes, prácticas extradiscursivas, y soportes
mitológicos que permiten que los miembros de la sociedad se adecuen sus deseos al poder.
En cada colectivo social prácticas y símbolos se constituyen, seleccionando los más eficaces en cada
circunstancia para que el poder circule y las instituciones de inscriban en el espíritu de los hombres. Los
dispositivos de poder exigen como condición de funcionamiento y reproducción del poder no sólo sistemas
de legitimación, enunciados, etc, sino también prácticas extradiscursivas. Estos universos de
significaciones posibilitan que el poder marche. Estas producciones interpelan a las emociones, las
voluntades, los sentimientos. Son las formas en que “el deseo de anuda al poder”.
Una de las funciones de los imaginarios sociales consiste en la organización y el dominio del tiempo
colectivo sobre el plano simbólico, y por ende, subjetivo. El pasado social no es un lugar al que se accede
recordando, sino que debe ser construido, y ésta es tarea colectiva. Desde esta perspectiva, los
imaginarios sociales y sus procesos de producción de los universos de significaciones sociales son un
elemento central en la organización y el dominio del tiempo colectivo. Hay una relación entre lo que se
instituye como memoria y lo que se ha denegado, lo cual llamamos “los olvidos colectivos”.
Los imaginarios sociales efectivos o instituidos forman parte de la construcción de identidad de una
colectividad, marcan territorio. Del mismo modo repiten y conservan recuerdos del pasado y proyectos
futuros. En tal sentido, son una de las fuerzas reguladoras de la vida colectiva.
Los imaginarios sociales tienen la propiedad no sólo de conservarse sino también de transformarse,
inventando nuevos universos de significación. Vale recordar la diferencia de CASTORIADIS entre
imaginario efectivo e imaginario radical. En este caso tomaremos la imaginación radical (la instituyente).
El desorden social se despliega cuando aparecen nuevos organizadores de sentido. Una revuelta social
violenta significaciones preexistentes y da lugar a nuevos imaginarios.
Los nuevos organizadores de sentido refieren a lo imaginario radical instituyente, que da cuenta de los
deseos que no se anudan al poder, que desordenan las prácticas, desdisciplinan los cuerpos. Estos
momentos dan cuenta de las”líneas de fuga” de deseos que resisten la captura de los dispositivos de
disciplinamiento social. Lo nuevo colectivo instituyente coexistirá en permanente y conflictiva tensión con lo
instituido a transformar.
Al instituir nuevas racionalidades políticas, económicas, etc., se crearán nuevos emblemas, símbolos. Esta
potencia tenderá a instituir una nueva institución. Los nuevos organizadores son antecedidos por un
campo de desorganización, donde el antiguo orden va perdiendo su capacidad integradora, se va
desarmando en tanto sistema. No necesariamente las invenciones de sentido tienen que ir de la mano de
una revolución. Hubo algunos movimientos pacíficos que han puesto en tela de juicio significaciones
imaginarias centrales: como el movimiento de las mujeres.
MANONI abre el camino para reflexionar sobre dos textos de FREUD. Un camino lo hace a partir de los
aportes freudianos y otro desde LACAN. Desde el primero no hay creencia ICC, desde el segundo la
creencia supone el soporte del otro. Según MANONI con los aportes de ambos se puede dar cuenta tanto
de un fetiche privado como de una ciencia colectiva. Afirma que “la creencia de la existencia del falo
materno es el modelo de todas las transformaciones sucesivas de las creencias”. A partir de estas
afirmaciones surgen dos problemas. En primer lugar, es necesario considerar que descubrir que la
diferencia de los sexos sea insoportable, es ya imaginario. Que la diferencia tenga que ser pensada como
igualdad deficitaria (pene amputado) es una significación colectiva. De aquí surgen distintas
construcciones como la interiorización de la mujer. El segundo de los problemas se refiere a la cuestión del
origen. Buscar el origen es develar lo esencial. Al mismo tiempo, el origen esencial supone que en sus
comienzos las cosas estaban en su perfección. Esto coloca al origen en un lugar de verdad. Entonces, se
transforma en esencial aquello que no es otra cosa que producción histórica de las significaciones
imaginarias que instituyen lo propio de hombres y mujeres.
Sería más pertinente afirmar que el psicoanálisis permite entender las condiciones por las cuales el
sujeto de deseo puede construir creencias que desmientan la realidad. Para pensar la producción de
esperanzas colectivas se ha destacado el aporte del psicoanálisis que establece la capacidad de la
dimensión deseante de desmentir realidades insoportables produciendo creencias colectivas. Un modo de
organización de la potencialidad de invención imaginante de creencias ha sido la creación de utopías.
¿Qué es lo que insiste en las amalgamas utópicas, como en las religiosas? La capacidad de la dimensión
deseante de los colectivos de desmentir realidades insoportables, la tendencia a la producción colectiva y
anónima de encarnar esa capacidad en producciones míticas que fundamenten a las acciones, las
permanentes transformaciones históricas.
Segunda Parte - Capítulo II: Un modo de lectura que rodea sin decir
Algo insiste en las escenas. Para instituir sentido esa insistencia debe conectar con algún elemento. Un
dispositivo como la multiplicación dramática no hace posible la comprensión, se hace imposible leer un
solo sentido. El trazado de distinciones y de puntuaciones permitirán demarcar insistencias. En algunos
casos lo que insiste en un gesto, en otros una acción, una palabra. Rehusar la comprensión es hacer
posible la interpretación. La multiplicación nos “rodea sin decir”.
Se hace alusión al término de LACAN “interpretaciones placage”. Por esto se supone un sujeto del ICC
que con intención oculta el verdadero sentido al sujeto de CC, que entonces necesita de representaciones
para pasar de un registro a otro.
Por lo tanto operan 3 reducciones para lograr un efecto de verdad. Una primera instituye un solo sentido
posible. En la segunda opera una traducción de un registro ICC a otro CC. Una tercera acciona a un salto
de un registro singular (molecular) a una traducción general (molar). Podemos encontrar una cuarta
cuando quien interpreta de este modo es un psicoanalista, que involucra la simbolización del mito edípico.