Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
pdf,
abierto a 1 de octubre de 2007. Acercamiento a la historiaglobal 1
Schelkle Waltraud (2006): "Comment on 'Original Sin' and Monetary Coopera-
tion';, en: Fritz, Barbara/Metzger, Martina (eds.): New Jssues in Regional Mo
Bernd Hausberger
netary Coordination: Understanding NorthSouth and SouthSouth Arrange
El Colegio de México
ments, London: Palgrave, págs. 36-41.
South African Reserve Bank (2006): Quarterly Bulletin 240 (junio).
Souza, Lúcio Vinhas de/Lombaerde, Philippe de (2006): The Periphery ofthe Euro. El origen de la "historia global" está relacionado con los fenómenos co-
Monetary and Exchange Rate Policy in CJS Countries, Hampshire: Ashgate. múnmente resumidos en el término de "globalización". No obstante, la
Stiglitz, Joseph E. (2002): Globalization and its Discontents, New York: Norton. historia global es más que la historia de la globalización. Comparte in-
Sturm, Michael/Siegfried, Nikolaus (2005): "Regional Monetary Integration in the quietudes con otras corrientes historiográficas que parten sobre todo de
Member States of the Gulf Cooperation Council". European Central Bank Estados Unidos, pero con importantes raíces en la historiografía francesa
Occasional Paper Series 31, en: http://www.ecb.int/pub/scientific/ops/date/html/ de la Escuela de los Anales, y buscan, con los lemas de la Global History,
ops2005.en.html, abierto a 1 de octubre de 2007. World History o Transnational History, superar los límites que la historia
Tovar, Camilo E. (2005): "International Government Debt Denominated in Lo.cal nacional, hegemónica desde el siglo XIX, ha impuesto a la comprensión, el
Currency: Recent Developments in Latin America", en: BIS Quarterly Review análisis y la interpretación de los procesos globalizadores que se han hecho
diciembre 2005, págs. 109-118. patentes hoy en día.
Wang, Jian-Ye/Masha, Iyabo/Shirono, Kazuko/Leighton, Harris (2007): "The Com-
mon Monetary Area in Southem Africa: Shocks, Adjustment and Policy Chan-
ges". IMF Working Paper WP/07/158, en: http://papers.ssm.com/sol3/papers. Enfoques y perspectivas
cfm?abstract_id=1007907, abierto a 1 de octubre de 2007.
Williarnson, John (2005): Curbing the BoomBust Cycle Stabilizing Capital Debe reconocerse que no hay acuerdo en cuanto a la definición de la histo-
Flows to Emerging Markets, Washington DC: Peterson Institute. ria global. Aunque hoy en día hay revistas prestigiosas que llevan el con-
Worrell, DeLisle (2003): "A Currency Union for the Caribbean". IMF Working cepto en su título2, no se ha conformado en una disciplina o, ni siquiera en
Paper WP/03/35, en: http://www.imf.org/extemal/pubs/cat/longres.aspx?sk= una subdisciplina, sino que es más bien una perspectiva. Esto no es poco,
16217 .O, abierto a 1 de octubre de 2007. porque abre a la investigación toda una gama de nuevos temas que amplían
Wyplosz, Charles (2004): "Regional Exchange Rate Arrangements: Lessons from y transforman nuestra visión de la historia. Para ello, no hay una metodo-
Europe for East Asia", en: http://www.mof.go.jp/jouhou/kokkin/tyousa/ logía ni una teoría común. Mas se puede resumir que la historia global ha
tyou056.pdf, abierto a 1 de octubre de 2007. usado sobre todo cuatro enfoques y que cada uno tiene su(s) método(s).
La primera corriente, y sin duda la más afianzada, sería una prolonga-
ción de los llamados Area Studies (Schabler 2007). Intentan poner la histo-
ria en un marco espacial más amplio que las historias nacionales, en el
espacio de las civilizaciones y de los continentes, así como se han definido
en la historiografía y en la geografía. Trataríamos de Europa, América
Agradezco a Solange Alberró, Roberto Breña, Luis Manuel Cuevas Quintero y Sandra
Kuntz sus valiosos comentarios a la primera versión de este texto.
Sobre todo el Joumal of Global History, editado desde 2006 por London School of
Economics and Political Science and CambridgeUniversity Press.
-82- -83-
Latina, África, etc., pero también se han definido con bastante éxito nue- 2003). Las razones, por ejemplo, por las cuales el gran empuje expansivo
vas áreas históricas, como el Atlántico y la Atlantic History. Esta amplia- del siglo XV y la industrialización a partir de finales del siglo XVIII partie-
ción de marco ha ayudado a entender mejor temas importantes como, por ron de Europa occidental y no de China o del mundo musulmán son un
ejemplo, el comercio de esclavos. Pero hay que preguntarse hasta dónde, a tema ampliamente discutido -y sólo parcialmente resuelto (p. ej. Pomeranz
base de qué y a partir de cuándo estos viejos y nuevos espacios realmente 2000). Queda vigente el enfoque eurocentrista, a veces ya manifiesto en el
constituyen espacios históricos colmados de lazos de interacción, con es- número de páginas que los autores dedican a las diferentes regiones que se
tructuras o con rasgos comunes que les den cohesión, o si no son en primer comparan.4 Sin embargo, en parte parece justificado por los hechos. El
lugar construcciones discursivas culturalistas. Hay que recordar que inde- creciente peso y el predominio del Occidente sin duda son de los fenóme-
pendientemente del famoso dictamen de Eric Hobsbawm y Emest Gellner nos que más saltan a la vista si se estudia la historia global de los últimos
de que las naciones son un invento, los Estados nacionales se han llenado 500 años. Sea cual fuera la explicación que se quisiera dar a este fenómeno
con estructuras propias de gran fuerza, convirtiéndose en actores históricos un punto tiene que quedar claro: el triunfo de los europeos no estaba asegu
y en el principio ordenador de nuestro mundo actual. No obstante, la histo- rado antes del despliegue de la revolución industrial y, además, ante el auge
ria nacional hoy en día es objeto de muchas dudas. Estas no se resolverán si de Japón, China, la India y los llamados tigres asiáticos, parece haber
sólo las fronteras geográficas de nuestros intereses se amplían a construc- llegado a su fin.
ciones discursivas más amplias.' La tercera forma de enfocar la historia global, igualmente macrohistóri-
Otro enfoque (construido a partir de los Area Studies) es la comparación ca, es el evolucionismo. Desde la época de la Ilustración, se impusieron
en el macronivel, entre civilizaciones, áreas culturales, etc. No es la prime- concepciones teleológicas de la historia que partían de la idea de un progre-
ra vez que se aplica tal método. A nivel global, tenemos a los misioneros so dirigido a una meta, posturas que a la vez parecen tener sus raíces en la
que ya a partir del siglo XVI comparaban las diferentes culturas y civiliza- escatología cristiana. En esta tradición hay que ubicar también a Schiller
ciones, calificándolas con los criterios de la religión cristiana y del derecho Marx o los representantes de la teoría de la modernización de la segunda
natural. Esta argumentación los ilustrados del siglo XVIII la sustituyeron mitad del siglo XX. Además, desde Edward Gibon hasta Oswald Spengler
por los parámetros de la razón identificada con el pensamiento europeo de o Amold J. Toynbee, no faltaron interpretaciones de la historia como una
su época y con una perspectiva de constante progreso. Por consiguiente, el continua sucesión de tipo cíclico de auge y decadencia de diferentes cultu-
escritor alemán Friedrich Schiller comparó las culturas extraeuropeas con ras. Con Charles Darwin y su formulación de la teoría de la evolución de
la infancia de la humanidad, tan primitiva e inculta que daba vergüenza. los organismos vivos, el evolucionismo histórico empezó a cambiar de
Así nació la idea de la simultaneidad de lo no simultáneo (Schiller 1789: 3; manera fundamental. Mientras que una variante biologista degeneró en la
Rothermund 2005: 13-15). La racionalización de este proceder llegó a un doctrina de la competencia entre las razas y la desigualdad de aquéllas
formidable progreso con Marx, quien midió el grado de desarrollo de las manifestada en esta lucha, una corriente enfocada no a las razas sino a las
sociedades por sus formas de producción. De esta manera pudo explicar civilizaciones, sociedades y culturas, ha experimentado un renacimiento en
las diferencias existentes, colocándolas en un esquema de evolución his- los últimos tiempos. El desarrollo de la humanidad se interpreta con cate-
tórica claramente estructurado. De nuevo, sin embargo, fue Europa, o el gorías como la innovación (equivalente a la mutación en la biología), la
Occidente, con su industrialización y su capitalismo, el ejemplo que debía competencia (análoga a la selección y la lucha por la existencia) o por las
seguir el mundo. condiciones geográfico-demográficas (adaptación, aislamiento) (p. ej. Dia-
La mayoría de las investigaciones comparativas dentro del campo de la mond 2005). Una característica de este enfoque es su concentración a la
historia global siguen versando alrededor de las causas y las características longue durée y la amplia dimensión espacial, pues un evolucionismo de
del camino peculiar del desarrollo europeo, el que a través del colonialis- este tipo parece poco adecuado para explicar diferencias locales y de corta
mo, la industrialización y el imperialismo llevó al predominio del Occiden- duración (Temin 1998). Los historiadores evolucionistas de este tipo pa-
te sobre el resto del mundo (p.ej. Landes 1998; Pomeranz 2000; Mitterauer recen, sin embargo, más ligados a las ideas de Lamarck que a las del gran
4
3 Mi crítica a la Historia Atlántica la he resumido en Hausberger 2007. Véase p. ej. Goldstone 1991.
-84- -85-
Darwin. Lamarck había pensado que el cuello de la jirafa se alargaba poco cultura, procesos de aculturación, hibridización y criollización), de la reli-
o poco al arrancar hojas de árboles muy altos y que esta cualidad se trans- gión (misión, conversión, sincretismo), de la comunicación (sólo piénsese
mitía a los hijos de esta jirafa. Tal capacidad de aprendizaje está ausente en en los nuevos medios de comunicación, pero también en la génesis, la
los genes, pero los hombres, tanto individualmente como colectivamente transformación y la desaparición de idiomas) o la demografia (migración,
sin duda la tienen. A raíz del descubrimiento de las leyes de la herencia y difusión de enfermedades y epidemias). Una historia global entendida de
de la genética, la teoría evolutiva moderna parte del principio de la casuali- esta manera, por lo tanto, no es tanto la historia de la globalización, sino
dad de las mutaciones, cuya adecuación debe demostrarse en las condicio- que ésta última constituye sólo una época de la historia global entre otras
nes concretas en las que se lleva a cabo la lucha de la selección. El resulta- más y, seguramente, no la-última, En todo esto, las innovaciones tecnoló-
do de este desarrollo es incierto y no permite pronóstico. Si el cuello de gicas en el campo del transporte y del tráfico, de los medios de comunica-
una jirafa accidentalmente salió más largo que el de sus semejantes, esto ción y de lo militar son de una importancia fundamental. Facilitaban rela-
puede resultar una ventaja o una desventaja, conforme a las condiciones ciones, interacciones y transferencias transgrediendo espacios y fronteras
concretas en que vive y a los cambios que esas experimentan. También cada vez más amplios. Tales fenómenos sólo pueden ser investigados en
fenómenos de este tipo pueden observarse en la historia. Una pregunta estrecho contacto con las fuentes. Estudios concretos de este tipo, los que
clásica sería, por ejemplo, ¿qué desarrollo autóctono, en el sentido de una recogen las experiencias de la historia regional, de la historia cotidiana, de
preadaptación, capacitó a la sociedad japonesa a traducir la influencia oc- la microhistoria y de los subaltern studies, deberían ser capaz de corregir y
cidental en el siglo XIX en una propia industrialización, sin caer como sus deconstruir las excesivas generalizaciones y abstracciones de la historia
vecinos en una dependencia colonial o sernicolonial? global macro. Un enfoque de este tipo naturalmente no dispensa la necesi-
Los enfoques macrohistóricos y las grandes comparaciones obligan a dad de llegar en algún momento a una síntesis (Stokes 2001: 524-525), y
concentrarse en los factores y procesos esenciales, lo que facilita la formu- por supuesto también estudios de casos concretos requieren de una refle-
lación de conclusiones e interpretaciones generales (O'Brien 2006: 5-6). xión teórica para que sean comunicables científicamente.
Con éstos se puede iniciar y desarrollar el debate. Al mismo tiempo se La historia global como historia de interacción, siempre y cuando se
transmiten con más facilidad que investigaciones empíricas particulares, tome en serio el concepto de la "interacción", parece más inmune a una·
tanto al público estudiantil como a un público no especialista. Cumplen así mirada eurocéntrica que la tradicional historia colonial o la vieja "historia
una función importante: impiden que la historia global no se pierda en la mundial de Europa". Los habitantes de los continentes extraeuropeos con
torre de marfil de los historiadores académicos. Pero con toda la brillantez sus variadas economías, formas de organización y culturas jamás fueron
y con todos los impulsos que con frecuencia emanan de tales trabajos, víctimas pasivas de los europeos enérgicos o superiores. Se oponían inclu-
padecen los mismos problemas que todas las otras macroconcepciones de so en situaciones de aplastante desigualdad de poder con medios e intere-
la historia: necesariamente elaboradas sin recurrir directamente a las fuen- ses propios y encadenaron, de esta manera, procesos de transformación que
tes, son propensas a la generalización y la simplificación, y sus resultados a ninguna potencia colonialista pudo dirigir a su antojo. Esto tuvo sus reper-
veces se muestran predeterminados y teleológicos. cusiones en los europeos mismos, sobre cuyo peso y alcance ciertamente
Pero la historia global no tiene que ser irremediablemente una Big His hay encarnizados debates. Sólo hay que pensar, para tomar un ejemplo de
tory del devenir de la humanidad, del Occidente o del mundo moderno. los tiempos actuales, en la inmensa influencia de países tan débiles como
Puede comprenderse también como la historia de relaciones, interacciones Afganistán, Irak o Somalía en la mayor superpotencia de toda la historia y
y transferencias de largo alcance que trascienden las fronteras existentes en la ec?nomía mundial. Una historia global de nuevo tipo no puede tratar
(en todas direcciones) (Schwentker 2005: 59). Estas pueden observarse en ª.Asia, Africa o América Latina sólo como apéndice de la historia europea,
el campo de la economía (comercio, transferencias de capitales y de tecno- sino que debe aspirar a una historia de interacción y de comunicación, en
logías, difusión de cultivos y de animales domésticos), de la política (for- la cual las diferentes sociedades, Estados, regiones, continentes y culturas
mación de imperios y de Estados, transformaciones de estructuras de do- sean analizados con el mismo nivel de importancia (Gruzinski 2004). 5 Las
minación locales y regionales, constitución de instituciones y organiza-
ciones supranacionales o supraestatales), de la cultura (transferencia de Véase también los artículos editados por Gruzinski, Subrabmanyam y Wong, 2001.
- 86- -87-
diferencias de poder siempre han existido, pero hay que analizarlas como Periodización
un factor que influye en la interacción.
Se puede entender, por lo tanto, la historia global como un conjunto de La historia global, como toda narración histórica (occidental), se escribe a
procesos de interacción y transformación de diferente alcance y no necesa- lo largo de un eje vertical de tiempo y un eje horizontal de espacio. En esto
riamente continuos. Éstos siempre han facilitado, desde las tempranas épo- el historiador se ve enfrentado a problemas propios de periodización y de
cas de la humanidad, nuevas y extensas formas de comunicación y de in- definición del espacio de análisis. Aquí sólo podemos tratar el tiempo.
tercambio cultural y económico, han aportado a la formación de identida- Intentamos entrar en esta materia a partir de la pregunta por los princi-
des colectivas y, no en último término, colocaron los cimientos del poste- pios de la historia global: ¿a, partir de qué época tienen sentido sus plan-
rior sistema de Estados. Tales procesos, que se dieron en todos los niveles, teamientos?6 Con buenas razones puede considerarse la difusión del horno
siempre se han expandido a nuevas fronteras, retándolas o destruyéndolas, sapiens por el globo como el inicio de la historia global (Manning 2006),
pero con frecuencia también construyendo nuevas. Los desarrollos econó- con no tan buenas en el origen del sistema planetario (Spier 1996; Chris-
micos, políticos, culturales, militares y religiosos le siguen con diferentes tian 2004). Esto, sin embargo, sólo nos dice que la historia de la humani-
dinámicas y sus alcances espaciales de ninguna manera deben ser idénticos. dad desde siempre ha estado caracterizada (al lado de fenómenos y pro-
Las consecuencias de estos procesos son diferenciadas y dependen del cesos locales y regionalmente demarcados) por tendencias de largo alcan-
lugar, del tiempo y de los grupos sociales que involucran. Por un lado, en ce, interculturales y por encima de fronteras existentes. Ya en la historia
muchos niveles fomentan tendencias de integración y de homogenización, temprana de la humanidad pueden comprobarse extensos movimientos
y por el otro, crean fuerzas contrarias de fragmentación y nuevas diferen- migratorios, relaciones comerciales y transferencias de cultura y tecnolo-
ciaciones. Identidades culturales o regionales particulares no son obliga- gía. Los representantes de los diversos difusionismos (de forma especial-
toriamente antagónicos con los esfuerzos integradores-homogeneizadores mente exagerada, por ejemplo, por la escuela etnológica vienesa) han re-
de algún poder central o hegemónico, sino que igualmente pueden deberse currido a relaciones de este tipo para construir su teoría sobe la evolución
a una política llevada a cabo justamente por este poder para fragmentar las de las culturas (Pellech 2000). Entre las tempranas civilizaciones antiguas
fuerzas opositoras (Hechter 1975). Las diferenciaciones étnico-culturales y estas relaciones se profundizaron. Los entrelazamientos y las interaccio-
la constitución de nuevas fronteras pueden servir tanto de resistencia como nes, sin embargo, no se multiplicaron a través de la historia de forma con-
de legitimación a la división cultural del trabajo. El auge de las diferentes tinua y pareja, sino que se desarrollaron con intervalos de intensificación y
global o world histories, de esta manera, no por casualidad está acompa- retrocesos. En estos movimientos pueden delimitarse diferentes y fluctuan-
ñado por el ascenso espectacular de muchas historias particulares étnicas, tes centros de gravedad.
de género, generacionales o microhistóricas. Estas corrientes no deberían La pregunta que se plantea ahora sería si a partir de ahí es posible defi-
considerarse como contradictorias, sino que hay que analizar y compren- nir cortes y rupturas en el continuo milenario de la historia global, divi-
der la convergencia y la divergencia en su interacción y dialéctica. diéndolo de esta manera en períodos y épocas.
Lo que de todo esto sugiere es que se permita que los fenómenos inves- Las propuestas para una periodización de la historia global no faltan.
tigados definan los espacios en que se inscriben, lo que sería una solución Científicos sociales, los que relacionan la historia global sobre todo con la
pragmática a fin de enfrentar el reto que significa la historia global para la globalización, prefieren, por lo general, la idea de un cambio radical en la
investigación histórica. Por el contrario, la definición anticipada del espa- segunda mitad del siglo XX; los unos lo ubican en los años 50, los otros en
cio concreto en que se quiere realizar la investigación conlleva a la auto- los 70 y no pocos con el fin de la Guerra Fría y con la paralela revolución
delimitación, con lo que una de las grandes atracciones (pero también re- del internet en los años 90 (Beck 1998; Friedman 1999: IX-XIX). Historia-
tos) de la historia global se pierde. dores de la economía, por su parte, han descubierto una primera globaliza-
ción en el período que va de 1870 a 1914, aproximadamente, caracterizada
por un aumento dramático del comercio internacional, de los flujos de
-92- -93-
transculturación que hoy en día atrae tanto la atención y provoca tanta talidades de los conquistadores. Los deseos de riqueza y mejora social de
polémica, al ser consideradas como fenómenos nuevos y resultados de la los europeos que se trasladaron a América obedecían a conceptos occiden-
globalización cultural moderna.
tales. Pretendían ser señores a la usanza europea, aunque usaran tal o cual
El papel de la reivindicación universalista de la civilización occidental, símbolo de señorío y estatus indígena, algunos se casaran con princesas
bajo signos religiosos, estaba plenamente presente. Fue en Latinoamérica aztecas y les gustara rodearse de siervos indios. Les importaba, entre otras
donde triunfó por primera vez. En este contexto hay que destacar el papel cosas, vestirse con telas italianas o asiáticas, tomar vino, condimentar sus
de la religión. En América la Iglesia, basándose en experiencias antiguas platos con especias orientales, usar objetos de vidrio, festejar las misas en
medievales e impulsada por su universalismo, emprendió por primera vez iglesias adornadas con lienzos al óleo, escribir en papel, poseer -tal vez-
una empresa de conversión masiva fuera de Europa. Sin limitarse a la es- algún libro o armarse con hierro y tener armas de fuego. Había que efec-
tricta esfera de la religión, la misión fue una empresa de profunda trans- tuar la conquista y la manutención de los nuevos territorios con un núcleo
formación cultural; fue una misión civilizatoria, término que se ha usado de gente y armas traídas de Europa. Esto, para los conquistadores, signifi-
para definir ciertas políticas del imperialismo del siglo XIX (Barth/Oster- caba que tanto su seguridad como su riqueza y su estatus dependían de la
hammel 2005). De esta forma, la reivindicación universalista, bajo la ban- cantidad de productos que se pudieran adquirir e importar del Viejo Mun-
dera del laicismo y la modernidad, sigue vigente hasta hoy en día, en que do. En América empezaron a imponerse nuevas pautas de consumo, tanto
valores occidentales como el liberalismo, la democracia o los derechos por razones de prestigio como por su utilidad práctica, lo cual contribuyó
humanos reclaman, sin mucha tolerancia, su vigencia global. a que también amplios sectores de la población indígena, por ejemplo,
Otro tema importante serían los flujos de metales preciosos que partían usaran herramientas de hierro en sus labores cotidianas. Por consiguiente,
de América Latina, tan medulares para la constitución de los circuitos mer- desde el principio, la América conquistada desarrolló una demanda de
cantiles globales. Se han interpretado como expresión de una política co- productos de importación que iba a ser determinante. Para comprarlos se
lonialista y explotadora, y en fechas recientes como una consecuencia de necesitaba con qué pagar, en otras palabras, para poder importar, fue im-
la demanda insaciable de Asia. Obviamente, la llegada masiva de metales prescindible exportar. La economía interna hispanoamericana fue, de esta
preciosos también benefició a la Corona española, siempre necesitada de suerte, una economía construida alrededor de la exportación. Como las
dinero, pues a través de los impuestos cobrados, la plata aportó recursos al sociedades americanas no disponían de suficientes productos exportables,
financiamiento de la política imperial. Pero lo que hizo fluir los metales en los españoles mismos se vieron forzados a organizar una producción desti-
primer lugar, no fue el deseo de los españoles de llenarse las bolsas y nada a los mercados externos. Esto fue una tarea compleja y pudo resol-
llevárselos a Europa, ni la voluntad del rey español, del emperador de Chi- verse sólo mediante la minería. La exitosa inserción de los metales precio-
na o de los banqueros de Génova, Augsburgo o de Ámsterdam, sino la sos americanos en el nuevo comercio mundial dio un decisivo empuje al
demanda de los conquistadores (el núcleo de una nueva élite americana) y intercambio entre Asia y Europa y dejó profundas huellas en las econo-
pronto de sectores más amplios de productos europeos y asiáticos. Los mías internas tanto europeas como asiáticas.
monarcas sólo pudieron fomentar pero no gestionar la producción, y a su Resumiendo, creo que sería un error ver los procesos globalizadores en
vez esta gestión tampoco estuvo en manos de los chinos. La demanda América Latina limitados al siglo XIX o XX. Significaría perder de vista
china, sin embargo, aseguró que se estableciera un sistema estable de in- cómo el continente y sus habitantes, tanto indígenas como los de origen
tercambio intercontinental, pues, al absorber grandes cantidades de plata, europeo y africano, fueron transformados a partir de su inserción en una
impidió que se devaluara su precio y que los mercados americanos per- multitud de relaciones globales desde la conquista; significaría, además,
dieran su poder de compra. colocar a América Latina en la periferia de la historia global, cuando de
¿Cómo explicar esto? La toma de control sobre los nuevos territorios no hecho formó uno de sus centros en los momentos de arranque, y signifi-
había solucionado el aprovechamiento que se les iba a dar, en vista de la caría, por último, recortar la historicidad de la globalización.
imposibilidad de emprender un comercio con los territorios americanos
como se estaba haciendo con Asia. Se trataba de una cuestión económica
que sólo pudo resolverse dentro de los parámetros culturales y de las men-
- 94 - -95-
Bibliografía
Gruzinski, Serge/Subrahmanyam, Sanjay/Wong, R. Bin (2001): "Une histoire a
l'échelle globale", en: Annales 5611, págs. 3-4.
Abu-Lughod, Janet L. (1989): Befare European Hegemony. The World System A. D. Hausberger, Bemd (2007): "Reseña de Renate Pieper/Peer Schrnidt (eds.): Latin
12501350, New York: Oxford. America and the Atlantic World/ El mundo atlántico y América Latina (1500
Barth, Boris/Osterhammel, Jürgen (eds.) (2005): Zivilisierungsmissionen. Imperiale 1850), Koln/Weimar/Wien: Bóhlau 2003", en: Historia Mexicana 57/1=225,
Weltverbesserung seit dem 18. Jahrhundert, Konstanz: UVK. págs. 279-291.
Bayly, Christopher A. (2004): The Birth of the Modern World, 17801914. Global Hechter, Michael (1975): Interna! Colonialism. The Celtic Fringe in British Natio
Connections and Comparisons, Oxford: Blackwell Publishers. nal Development, 15361966, London: Routledge and Kegan Paul.
Bayly, Christopher A. (2005): "From Archaic Globalization to Intemational Net- Hopkins, A. G. (2002): "Globalization, An Agenda for Historians", en: Hopkins,
works, circa 1600-2000", en: Bentley, Jerry H./Bridenthal, Renate/Yang, Anand A. G. (ed.): Globalization in World History, New York: Norton, págs. 1-12.
A. (eds.): Interactions. Transregional Perspectives on World History, Hono- James, Harold (2001): The End of Globalization: Lessonsfrom the Great Depres
lulu: University ofHawaii Press, págs. 14-29. sion, Cambridge, Mass.: Harvard University.
Beck; Ulrich (1998): Was ist Globalisierung? Irrtümer des Globalismus Antwor Komlosy, Andrea (2005): "Weltzeit - Ortszeit. Zur Periodisierung von Globalge-
ten auf die Globalisierung, Frankfurt a. M.: Suhrkamp. schichte", en: Grandner, Margarete/Rothermund, Dietmar/Schwentker, Wolf-
Bentley, Jerry H. (1998): "Hemispheric Integration 500-1500 C.E.", en: Journal of gang (eds.): Globalisierung und Globalgeschichte, Wien: Mandelbaum, págs.
World History 912, págs. 237-254. 84-91.
Braudel, Femand (1986): Aujbruch zur Weltwirtschaft (Sozialgeschichte des 15. bis Landes, David S. (1998): The Wealth and Poverty of Nations. Why Sorne Are so
18. Jahrhundert 3), München: Kindler. Rich and SorneAre so Poor, New York/London: W.W. Norton.
Chaudhuri, Kriti N. (1985): Trade and Civilisation in the Indian Ocean. An Econo Manning, Patrick (1996): "The Problem of Interactions in World History", en: The
mic History from the Rise of Islam to 1750, Cambridge: Cambridge University American Historical Review 101/3, págs. 771-782.
Pres s. Manning, Patrick (2006): "Hamo sapiens Populates the Earth: A Provisional Syn-
Christian, David (2004): Maps of Time. An Introduction to Big History, Berkeley, thesis, Privileging Linguistic Evidence", en: Journal of World History 17/2,
Los Angeles, London: University of California Press. págs. 115-158.
Cipolla, Cario M. (1962): The Economic History of World Population, Baltimore: McNeill, William H. (1963): The Rise of the West. A History of the Human Com
munity, Chicago: University ofChicago.
Penguin.
Diamond, Jared (2005): Collapse. How Societies Choose to Fell or Succeed, New Mitterauer, Michael (2003): Warum Europa? Mittelalterliche Grundlagen eines
Sonderwegs, München: C. H. Beck.
York: Viking.
Flynn, Dennis O./Giráldez, Arturo (2004): "Path dependence, time lags and the O'Brien, Patrick (2006): "Historiographical Traditions and Modero Imperatives for
birth of globalisation: A critique of O'Rourke and Williamson", en: European the Restoration ofGlobal History", en: Journal o/Global History 1, págs. 3-39.
Review of Economic History 8, págs. 81-108. O'Rourke, Kevin/Williamson, Jeffrey G. (2002): "When did globalisation begin?",
Flynn, Dennis O./Giráldez, Arturo (2008): "Born Again: Globalization's Sixteenth en: European Review of Economic History 6, págs. 23-50.
Century Origins (Asian/Global Versus European Dynamics)", en: Pacific Eco O'Rourke, Kevin/Williamson, Jeffrey G. (2004): "Once more: when did globalisa-
nomic Review 13/3, págs. 359-387. tion begin?", en: European Review of Economic History 8, págs. 109-117.
Friedman, Thomas L. (1999): The Lexus and the Olive Tree, New York: Parrar, Osterhammel, Jürgen (2009): Die Verwandlung der Welt. Eine Geschichte des 19.
Straus, Giroux. Jahrhunderts, München: C. H. Beck.
Goldstone, Jack A. (1991): Revolution and Rebellion in the Early Modern World, Pellech, Christine (ed.) (2000): Kulturdiffusionismus: Weiterführende Theorien,
Berkeley, Los Angeles, Oxford: University ofCalifornia. Wien: Stiglmayr.
Gruzinski, Serge (2004): Les quatre parties du monde. Histoire d'une mondialisa Pomeranz, Kenneth (2000): The Great Divergence. China, Europe, and the Making
tion, París: Martiniére, of the Modern World Economy, Princeton: Princeton University.
-96- -97-
Reinhard,Wolfgang (1997): Parasit oder Partner? Europdische Wirtschaft und
Neue Welt 15001800, Münster: LIT.
"Allá arribay hacia lo alto":
Rothermund, Diethmar (2005): "Globalgeschichte und Geschichte der Globalisie-
rung", en: Margarete Grandner/Dietrnar Rothermund/Wolfgang Schwentker instituciones corporativasy redes de negociación
(eds.), Globalisierung und Globalgeschichte, Wien: Mandelbaum, págs. 12-35. en el imperio español en América
Schabler, Birgit (ed.) (2007): Area Studies und die Welt. Weltregionen und neue
Globalgeschichte, Wien: Mandelbaum. Antonio lbarra
Schiller, Friedrich (1789): Was heifJt und zu welchem Ende studiert man Universal Universidad Nacional Autónoma de México
geschichte?, págs. 3, en
http://gutenberg.spiegel.de/schiller/universl/universl.htm, abierto a 6 de abril de
2006. El trabajo se orienta a reproducir el sistema de tensiones y capilaridad po-
Schwentker, Wolfgang (2005): "Globalisierung und Geschichtswissenschaft. The- lítica que generó la política comercial de competencia corporativa, a través
rrien, Methoden und Kritik der Globalgeschichte", en: Margarete Grandner/ de los consulados de comercio periféricos al núcleo monopólico de México
Dietmar Rothermund/Wolfgang Schwentker (eds.): Globalisierung und Global y Lima. Mediante un análisis de redes de negociación se examina el tejido
geschichte, Wien: Mandelbaum, págs. 36-59.
que se generó en tomo a los consulados de Guadalajara (en la Nueva Es-
Spier, Fred (1996): The Structure of Big History: From the Big Bang Until Today, paña) y Buenos Aires (en el Río de la Plata), las formas de representación
Amsterdam: Amsterdam University. política y los vínculos financieros con el sistema global de financiamiento
Stokes, Gale (2001): "The Fates of Human Societies: A Review of Recent Macro- de la renta imperial española. Nos interesa comparar la horizontalidad de
histories", en: American Historical Review 106/2, págs. 508-525. los vínculos de negociación y la articulación vertical de los vínculos de
Temin, Peter (1998): "Evolutionary History", en: Journal of Jnterdisciplinary His representación política en los marcos del Antiguo régimen español. Toma-
tory 28/3, págs. 405-415. mos la analogía del dibujo de Paul K.lee "Allá arriba y hacia lo alto"
Torp, Comelius (2004): "Weltwirtschaft vor dem Weltkrieg. Die erste Welle oko- ( 1931 ), para jugar con los trazos explicativos del carácter cruzado de los
nomischer Globalisierung vor 1914", en: Historische Zeitschrift 279/3, págs. equilibrios imperiales.
561-609. En 1931 el pintor suizo-alemán Paul K.lee, protagonista de una vanguar-
Wallerstein, lmmanuel (1974-89): The Modern WorldSystem, 3 vols., New York: dia plástica que habría de convertir el color en forma de expresión no lineal
Academic Press. del espacio, realizó un pequeño dibujo que tituló "Allá arriba y hacia lo al-
Zermeño, Guillermo (2011), "Del mestizo al mestizaje: arqueología de un concep- to'". La pequeña pieza era un hipertexto de claves de ruptura y búsqueda de
to", en: Nikolaus Bottcher/Bemd Hausberger/Max Hering Torres (eds.): El peso una nueva expresión de línea y color en un vacío, pero que conforme se
de la sangre. Limpios, mestizos y nobles en el mundo hispánico, México: El combinan las formas -triangulares, cuadrangulares y poliangulares- se cons-
Colegio de México, págs. 283-318. truye una figura, que aspira a salir del espacio constituido por una línea, que
nace de la forma y se desdobla en líneas sin aparente canon geométrico".
El dibujo, "Allá arriba y hacia lo alto" (61,5 x 48,7 cm), apareció en la carpeta En la
búsqueda de un nuevo equilibrio de cosas, del que forma parte el célebre dibujo "El
equilibrista", que marca el alejamiento de Klee de la Bauhaus. Según W. Kersten, el
Juego de formas geométricas triangulares, cuadrangulares y poliangulares, de la que
nace la figura situada al borde de una línea imaginariaen un vacío, significa en el len-
guaje plástico de Klee una ironía autocrítica de los valores sostenidos en la Bauhaus.
Ver Kersten 1995: 27-28.
El dibujo puede consultarse en Paul-Klee-Stiftung/KunstmuseumBern 2001.
-98- -99-