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San Agustín (354-430 d.

C)
Proceso de Conversión

«El propio Agustín relata la prehistoria de so conversión a sus 19 años buscadores:

«Llegué a un libro de un tal Cicerón, cuyo lenguaje casi todos admiran, aunque no así su fondo.
Este libro contiene una exhortación suya a la Filosofía y se llama Hortensius. Semejante libro
cambió mis afectos y mudó hacia a ti, Señor, mis suplicas e hizo que mis votos y deseos fueran
otros. De repente, apareció a mis ojos viles toda esperanza, y con increíble ardor de mi corazón
suspiraba por la inmortalidad de la sabiduría, y comencé a levantarme para volver a ti». SAN
AGUSTÍN: Confesiones, III, 4. […]

«Y miré de paso -así lo confieso- aquella religión que siendo un niño, me había sido
profundamente impresa en mi ánimo y, si bien inconscientemente, me sentía arrebatado hacia
ella. Así titubeando, con prisa y ansiedad, cogí el libro del apóstol San Pablo. Y lo leí todo entero
con mucha atención y piedad. Entonces como rociado por esa feble luz se me mostró tan radiante
el semblante de la Filosofía, que me sentí capaz de mostrar su hermosura». SAN AGUSTIN,
Contra Académicos, II. 2.

A partir de entonces este buscador se sintió encontrado por Dios, a quien en adelante había de
consagrase por entero, antes y después de su conversión y de su posterior sacerdotal y episcopal.

« Quiero conocer a Dios y al mundo


- ¿Nada más?
- Nada más». SAN AGUSTIN : Soliloquios, 1, 2.

[…]

La vía de la interioridad iluminadora

Más, ¿qué hacer para llegar a Dios, al Amado? No es posible llegar a Dios si no es por medio de la
interiorización, de ahí su aserto:

«No vayas fuera, vuelve a ti mismo. En el hombre interior habita la verdad. Y si encontraras
mutable a tu propia naturaleza, trasciéndete también a ti mismo». SAN AGUSTIN: Acerca de la
verdadera religión, 39, 72.

Dios ilumina al hombre interior, aquel que profundiza tanto en sí mismo que encuentra en el fondo
de sí mismo a quien realmente es fondo de sí mismo. Dios mismo. Sólo volviendo sobre sí mismo
encuentra –quien busca- el fundamento de su amor. […]
El orden sociopolítico

Pero los hombres no siempre usan bien su libertad, con lo que introducen desorden en la ciudad de
los hombres, por contraposición al orden propio de la ciudad de Dios. Para San Agustín la libertad
humana se halla amenazada por la corrupción de la naturaleza que lo inclina hacia el mal, mientras
que la Gracia le lleva hacia una libertad orientada hacia el bien […] San Agustín entendía la
Historia como una lucha entre las dos ciudades. […]

«Dos amores fundaron, pues, dos ciudades, a saber: el amor propio hasta el desprecio de Dios, la
terrena, y el amor de Dios hasta el desprecio de sí propio, la celestial. La primera se gloria en sí
misma, y la segunda en Dios». SAN AGUSTIN: La ciudad de Dios, XIV, 28

[…]

ACTIVIDADES

1. Describe cómo te imaginas un mundo religioso, a diferencia de uno irreligioso.


2. ¿Crees que en el Occidente actual resulta fácil que se den convicciones religiosas? ¿ Por
qué?
3. ¿Tú te sientes responsable, copartícipe, o ajeno a cualquier situación de mal y de egoísmo
en «la ciudad de los hombres»?
[…]

4. ¿Cómo llegó San Agustín al cristianismo? ¿Fue una conversión racional o afectiva?
[…]

5. Según este filósofo ¿qué significa la libertad en los seres humanos? Relaciona el concepto
de libertad con el problema del mal.
COMENTA LA FRASE SIGUIENTE

«Ama y haz lo que quieras; porque si amas rectamente, cuanto hagas será bueno». SAN AGUSTIN

ANÁLISIS DE TEXTO

«No hubo, pues, tiempo alguno en que tú no hicieses nada, puesto que el mismo tiempo es obra
tuya. Mas ningún tiempo te puede ser coeterno, porque tú eres permanente, y éste, si
permaneciese, no sería tiempo. ¿Qué es, pues, el tiempo? ¿Quién podrá explicar esto fácil y
brevemente? ¿Quién podrá comprenderlo con el pensamiento, para hablar luego de él? Y sin
embargo, ¿qué cosa más familiar y conocida mentamos en nuestras conversaciones que el
tiempo? Y cuando hablamos de él sabemos sin duda qué es, como sabemos o entendemos lo que
es cuando lo oímos pronunciar a otro. ¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé;
pero si quiero explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé. Lo que sí digo sin vacilación es que sé
que si nada pasase no habría tiempo pasado; y si nada sucediese, no habría tiempo futuro; y si
nada existiese, no habría tiempo presente. Pero aquellos dos tiempos, pretérito y futuro, ¿cómo
pueden ser, si el pretérito ya no es él y el futuro todavía no es? Y en cuanto al presente, si fuese
siempre presente y no pasase a ser pretérito, ya no sería tiempo, sino eternidad. Si, pues el
presente, para ser tiempo es necesario que pase a ser pretérito, ¿cómo decimos que existe éste,
cuya causa o razón de ser están en dejar de ser, de tal modo que no podemos decir con verdad que
existe el tiempo, sino en cuanto tiende a no ser?» SAN AGUSTIN: Confesiones, XI, XIV

Cuestiones

a) Resume el contenido del fragmento que te presentamos señalando la intención principal


del autor.
b) Señala el significado que poseen en el texto las siguientes expresiones: «ningún tiempo
te puede ser coeterno», «el tiempo, si permaneciese, no sería tiempo», «sé que si nada
pasase no habría tiempo pasado».
c) Comenta el párrafo siguiente: «si, pues, el presente, para ser tiempo es necesario que
pase a ser pretérito, ¿cómo decimos que existe éste?
d) ¿Es el tiempo al que nos referimos familiarmente el mismo del que habla San Agustín?
[…]

IDEAS FUNDAMENTALES

1. La Edad Media no es túnel que sirve para pasar de la Antigüedad a la Edad Moderna.
2. En la Edad Media se da una fuerte preponderancia del hecho religioso, cuyos caracteres
básicos son: primacía del Misterio, sentimiento de finitud y de culpabilidad, preeminencia
incondicional de lo divino.
3. La identidad cristiana surgió ante el hecho de revelación de Dios en Cristo.
4. Los cristianos buscan dialogar con las corrientes platónicas y aristotélicas de la filosofía
griega.
5. La fe y la razón entablan una relación estrecha y no incompatible, frente a la opinión de
autores como [San Agustín] Max Scheler. De todos modos, hablar de Dios tiene sus
límites, como lo muestra la Teología negativa. Sin embargo, ello no impide intentar la
demostración de la existencia de Dios.
6. San Agustín, anterior a la Edad Media, prefigura en su preocupación por remodelar el
diálogo entre la fe y la razón, asumiendo categorías de corte platónico: primacía del amor,
búsqueda desde la interioridad iluminadora donde se muestra que toda iluminación viene en
última instancia de Dios, afirmación del innatismo de las ideas, exaltación del orden como
manifestación de paz, de moralidad y de cosmovisión sociopolítica que culmina en la
afirmación de la Ciudad de Dios.
(GARCIA, 1996, pp. 113-124)

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