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EXCURSIÓN A LA ANTENA DEL CERRO DE LA SILLA, MONTERREY, NUEVO LEÓN, MÉXICO.

Hace ya tiempo que tenía pensado hacer una caminata exclusivamente a la Antena y recordar aquellos tiempos en los
que no conocía ningun otro destino. . . En aquel entonces solía incursionar sobre las laderas de la brecha buscando
"atajos" que hicieran más interesante la ruta, pues caminar siempre por la brecha empezó a resultarme algo tedioso. . .
No obstante que siempre que lo hice de esa manera salía todo "rasguñado" por las enredaderas de "uña de gato" y las
"bravas" espinas del zotol y la lechugilla, disfruté siempre esas "caricias de la montaña".

Por eso hoy fue inevitable experimentar una nostalgia muy parecida a cuando regresamos a aquellos lugares en los que
jugábamos cuando niños y aunque las calles, casas y rostros han cambiado en nuestra mente se recrea aquella imagen
que quedó grabada en nuestros recuerdos infantiles. . .

En esta ocasión accedí a la cumbre por la ruta de la Virgen que está justo en la última curva de ascenso, en donde
empieza una larga recta que llega directo a la puerta de las instalaciones de la Antena. . . Hace muchos años que no
andaba esta ruta y me sorprendió verla bastante definida, muy andada, como que mucha gente camina por allí. Por esta
ruta se camina POR DETRÁS de las instalaciones de la Antena y a mi me parece que es una ruta con mayor riesgo que la
tradicional; además nos a tocado encontrarnos víboras de cascabel sobre la estrecha vereda.

Tuve la oportunidad de saludar a varios compañeros y amigos. . . al primero que encontré -como suele sudeder cuando
camino el Cerro de la Silla- fue a Elias II y al vernos nos fundimos en un sincero y afectuoso abrazo después del cual Elias
me obsequió unas deliciosas galletas hechas en casa que me desayuné al llegar a la Antena. Rato después, ya de bajada,
saludé a Lulú -7 segundos- quien con un sobrino iba hacia la antena. . . Y durante todo el trayecto fui viendo rostros
familiares e intercambiando breves saludos; de bajada disfruté de la música que traigo en mi celular, así que me pareció
que la bajada fue muy rápida.
Al llegar al Nicho de la Virgen de Guadalupe que está a la altura de los 700 metros, me quité los tenis y bajé descalzo
para relajar los piés en un helado piso. . . esto lo he venido haciendo todas las veces que en este año e visitado el Cerro
de la Silla y me he sentido muy bien.

Gracias a Dios todo bien. . .

Juan Enrique…

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