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ANIMACIÓN BÍBLICA DE LA PASTORAL

DIÓCESIS DE GIRARDOTA

LECTIO DIVINA DOMINGO IV “LAETARE” CUARESMA CICLO C


Texto: LUCAS 15,1-3.11-32
Pbro. Gabriel Jaime Gómez G. (Lic. en Teología Bíblica PUG, doctorando en teología UPB)
“Quien quiera predicar, primero debe estar dispuesto a dejarse conmover por la Palabra y a
hacerla carne en su existencia concreta” (Evangelii Gaudium 150)

PREPARACIÓN
Oh Espíritu Santo, Amor del Padre y del Hijo, capacidad para retener, método y facultad para
Inspírame siempre lo que debo pensar, aprender,
lo que debo decir, cómo debo decirlo, sutileza para interpretar, gracia y eficacia para
lo que debo callar, cómo debo actuar, hablar.
lo que debo hacer, para gloria de Dios, Dame acierto al empezar, dirección al
bien de las almas y mi propia Santificación. progresar,
Espíritu Santo, dame agudeza para entender, y perfección al acabar.
Amén.

I. LECTIO: ¿Qué dice el texto?


1 Solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharle. 2 Y los fariseos y los escribas
murmuraban diciendo: «Ese acoge a los pecadores y come con ellos».
3 Jesús les dijo esta parábola: 11…: «Un hombre tenía dos hijos; 12 el menor de ellos dijo a su padre: “Padre,
dame la parte que me toca de la fortuna”. El padre les repartió los bienes. 13 No muchos días después, el hijo
menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.
14 Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad.
15 Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a
apacentar cerdos. 16 Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.
17 Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo
aquí me muero de hambre. 18 Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre,
he pecado contra el cielo y contra ti; 19 ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus
jornaleros”. 20 Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le
conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. 21 Su hijo le dijo:
“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”.
22 Pero el padre dijo a sus criados: “Saquen enseguida la mejor túnica y vístansela; pónganle un anillo en la
mano y sandalias en los pies; 23 traigan el ternero cebado y sacrifíquenlo; comamos y celebremos un
banquete, 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”. Y
empezaron a celebrar el banquete. 25 Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la
casa, oyó la música y la danza, 26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 Este le
contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con
salud”. 28 Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. 29 Entonces él
respondió a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca
me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; 30 en cambio, cuando ha venido ese hijo
tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”. 31 Él le dijo: “Hijo, tú estás
siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; 32 pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este
hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”».
Preguntas para reconstruir el texto:
1. ¿Por qué propuso Jesús la parábola?
2. ¿Cuántos eran los hijos del padre?
3. ¿Qué le dijo el hijo menor al Padre? ¿Qué hizo este hijo?
4. ¿Qué reflexionó el hijo menor cuando se vio mal? ¿Qué hizo?
5. ¿Cuál fue la actitud del Padre al regreso? ¿Qué hizo el Padre?
6. ¿Qué sucedió con el hijo mayor? ¿Qué le recriminó al Padre?
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DIÓCESIS DE GIRARDOTA

7. ¿Qué le responde el Padre al hijo mayor?


El Evangelio de hoy se ubica en el corazón del evangelio de Lucas, que en el capítulo 15 nos presenta
las parábolas de la misericordia: La de la oveja y la moneda encontrados (1-10) y el hijo encontrado
(11-32). Lucas continúa en las parábolas sobre lo cotidiano de una familia, pero aquí ya el centro
no está en el buscar (como ocurre en 1-10) sino en el dejarse encontrar o regresar.
La parábola tiene dos grandes escenas: el hijo menor (11-24) y el hijo mayor (25-32).
El hijo menor: ha matado al padre en su corazón al pedir la herencia o al menos ha decidido romper
con la familia. la ruptura tiene sus consecuencias: llega al mundo de lo que no es de su pueblo (los
cerdos son impuros), llenarse de si lleva a despilfarrar y a sentir vacío.
Cuando regresa la actitud del padre es de acogida y misericordia, le devuelve la dignidad de hijo
representada en el anillo y los vestidos y hace fiesta matando el animal de las fiestas importantes y
aquí aparece un binomio de expresiones muerto – perdido y vivo – encontrado.
El hijo mayor es el que olvida que el don siempre estuvo en sus manos y se compara con el hermano
y por eso hace reclamos al padre.
La parábola queda abierta y cada lector debe buscar cómo finalizarla.
Este domingo IV de cuaresma es un llamado a la alegría: el mal y el pecado no tienen la última
palabra, pues no somos hijos del pecado sino hijos de Dios que nos llama y nos espera.
Otros textos: Josué 5, 9a.10-12/ Sal 34 (33), 2-3. 4-5. 6-7/ 2 Corintios 5, 17-21.

II. MEDITATIO: ¿Qué me dice el texto?


1. ¿En qué momentos concretos de mi vida me he sentido hijo menor?
2. ¿Qué situaciones, personas o cosas me han hecho reflexionar para la conversión?
3. ¿Me he sentido hijo mayor? ¿En qué casos concretos he actuado como el hijo mayor?
4. ¿He sido capaz de ser Padre para acoger al que vuelve sin recriminar ni hacer reclamos?
5. ¿Siento que la cuaresma me ayuda a sentir nostalgia de la casa, de la familia, de ser hijo de Dios?
6. ¿Qué he hecho con mis hermanos de comunidad cuando veo su proceso de conversión?

III. ORATIO: ¿Qué le digo a Dios a partir del texto?


Oremos con un trozo del Salmo 34 (33)

Bendigo al Señor en todo momento, Yo consulté al Señor, y me respondió,


su alabanza está siempre en mi boca; me libró de todas mis ansias.
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor, El afligido invocó al Señor,
ensalcemos juntos su nombre. él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.

IV. CONTEMPLATIO: ¿Cómo interiorizo el mensaje?


Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo de la Palabra de Dios
para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
«Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido»

V. ACTIO: ¿A qué me comprometo?


¿A qué acciones concretas me lleva este evangelio?
Daré gracias a Dios por el perdón que siempre me ofrece.
¿Qué elementos puedo dar a mi comunidad o en mi entorno a partir del texto?
Interesante hacer procesos grupales de reconciliación y acogida de los que se han alejado de las
comunidades y grupos.

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