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LA INICIACIÓN

Plotino, el celebre filosofo de Alejandría cuya enseñanza en Roma constituyó una Doctrina
basada en la unión del Alma con Dios, mediante el éxtasis y la contemplación, decía en uno de
sus discursos: HE VISTO A LOS DIOSES Y DE ESA VISIÓN DISFRUTARE TODA LA VIDA…

Con profunda y serena verdad hablaba el Maestro. En tanto nosotros, glosando esta frase
lapidaria, podemos hoy decir como él: HEMOS RECIBIDO LA ALTA INICIACIÓN, DE ELLA HEMOS
DE DISFRUTAR POR TODA NUESTRA VIDA.

Quisiéramos hablar, Un impulso interno, como un imperativo, nos demanda, pero no nos es
posible. Seria necio decir lo que no se puede, lo que no tiene palabras para ser expresado, lo
que sería imposible concretar con humanos conceptos para lavar a los demás la comprensión
de tal Alteza… Sólo es dado exponer, que aún estamos embargados por expresiones tan altas y
que nuestro Espíritu, extasiado ante la sublimidad de lo más sublime, ha podido arrodillarse
prosternado en el Altar de la mas excelsa y divina felicidad…

INICIACIÓN… Quién adelanta su pie para hollar lo que no conoce? INICIACIÓN!... Un concepto y
una palabra bien discutida por todas las Escuelas, pero palabra y concepto de lo que solo
puede hablarse cuando se han vivido y realizado. No ha mucho la causa Editora en Barcelona
del Loto Blanco hubo de sostener, que se puede podía alcanzar la Iniciación lentamente, paso a
paso, mediante el estudio de las Ciencias Herméticas o deleitándose con la lectura de Obras
Teosóficas las que llegarían a proporcionar tales conocimientos que ellos equivaldrían a la
misma iniciación. Otras Escuelas creen, sin embargo que la Iniciación consiste en una
Ceremonia idéntica a la que simbólicamente y se realiza dentro de la Masonería en la que
operan unos como actores y otros en calidad de Neófitos desarrollando una especie de rito
que a nada conduce.

Los Neófitos van, observan, aprenden a ejecutar esta misma ceremonia y con su continuidad
se creen ya estar iniciados… Pobre en el concepto!

Hay en ello, no obstante, algo de verdad, de similitud, pero no es la cuestión de si mismo,


diáfana y desnuda… Ya hemos dicho anteriormente en esta misma Revista, que los Antiguos no
disponían de Universidades y Colegios en nuestro sentido actual, sino de una especie de
Escuelas o Templos Iniciáticos en donde se transmita el verdadero saber Gnóstico a los
Discípulos preparados a quienes llamaban Mystos, cuya palabra engendró el nombre de
Misterios, se colocaba al Neófito en una especie de trance o estado hipnótico durante el cual
experimentaba, practicaba y vivía las enseñanzas todas por las que luego, en estado de vigilia,
le era permitido saber y conocer tanto, que solo con el estudio continuado de años y años
hubiera podido conseguir tras penosos esfuerzos. Este último método no se ha perdido
totalmente para la generalidad de la humanidad y por todas partes no se emplea otro, ni se
utiliza otro sistema escolar, que el puramente materialista ya conocido. Sin embargo, las
verdaderas Sociedades Ocultas, conservan los antiguos procedimientos que ellos mismos
significan la INICIACIÓN… Y ello ha de ser así, mientras estamos en el mundo, sujetos a sus
condiciones y la imposición de las leyes de la materia.
Observad que la India, no ha tenido Misterios Iniciaticos. Conserva, en cambio, enseñanzas
filosóficas muy hermosas algunas y expuestas con verdadera maestría en los conocimientos
que ofrece la Sociedad Teosófica, pero se trata tan sólo del sistema materialista de que hemos
hablado el cual consiste en leer, releer y dejarse sugestionar por lecturas mas o menos
interesantes. Únicamente Egipto, Grecia y, mas tarde, Roma, tuvieron esos Misterios como los
tuvieron también los Toltecas y las Incas.

Mientras se viva en este planeta y aunque se este en condiciones de Guru o Mago, Mahatma o
maestro, sea cualquiera el poder que ostentemos, tenemos un límite cierto y regulado el cual
no es posible trascender. Por eso, y como los años que pasaron por Eleusis, Acrópolis, Egipto y
Palestina dejaron su huella, es preciso evocar esas entidades actuantes en los mismos lugares
donde tuvieron su asiento vivir con ellos allí precisamente, porque ellos pueden trasladarse
con toda su fuerza y poder a cualquier otro lugar donde sean llamadas.

Pero aún no es esto bastante. Se requiere que los que hagan de evocadores sean seres de los
más adelantados en el sendero. Este es el motivo de que al viaje recientemente realizado a
Egipto, acudiera lo más selecto y elevado que hay en el mundo como Maestros Iniciados
quienes, evocando y dando por momentos vida y poder a los Maestros Antiguos, verificaron
las Iniciaciones de Eleusis, Jerusalén y Egipto permitiéndosenos vivir y aprender LO QUE A
NINGÚN HUMANO LE PUEDE SER CONOCIDO.

Para poder nosotros asistir a este ceremonial y arribar a la alta Iniciación, se requiere la
demostración previa de haber hecho ciertos estudios, estar en posesión de la Iniciación en los
misterios menores y ser sometidos a ciertas pruebas imprescindibles. La prueba que a
nosotros bastó, fue nuestra labor como Soberano Comendador de España y América Latina por
la que recibimos plausible aprobación de todos, considerando nuestras publicaciones como el
fruto de la Iniciación en los Misterios Menores.

Nuestra labor de hoy, será la de publicar constantemente ya que con la Iniciación recibida, nos
sobra material para muchos años, aunque no nos sea posible describir todo lo aprendido tal
como es y ha llegado a nosotros.

Sin embargo, los que me están encomendados, sin discípulos, adelantarán considerablemente
si son aplicados y si no les falta la voluntad y el esfuerzo para continuar. Así llegará el día, que
también irán a aquellos sagrados lugares y asistirán a las mismas ceremonias por las que
hemos pasado.

Como acabamos de llegar de retorno de viaje al Templo de Berlín y no hay tiempo para mas en
este número de la revista, sean estas líneas como un preámbulo de las publicaciones que
constantemente daremos a la luz.

No debemos cerrar este artículo sin dar el voto de gratitud a la Hermana Weleda y al querido
hermano, Dr. Alvarez, que nos ha suplido durante la ausencia con toda su buena voluntad.

R+

EL EGOISMO
Primordialmente, y desde el punto de vista Rosa Cruz, cada esfuerzo del Discípulo, cada aporte
de material a la Obra, cada hecho volitivo que lleve a cabo con el mayor desinterés, solo por
amor al sendero y liberado de toda vanidad condenable, en una prueba cierta, firma y segura
de que su antorcha se va iluminando y la comprensión va entrando en su mente como el
caudal del río se adentra en el mar sorteando la hilera de los grandes obstáculos.

Para estos, que ya comienzan a percibir, no existe ese orgullo, esa superioridad, ese delirio, de
grandezas que invade a otros, cuando en el comienzo de la vía se les enseñan verdades o se les
abren puertas que no habían sospechado.

Aquello de que YO SE MÁS QUE LOS DEMÁS, pierde muchos y valiosos buscadores de la Luz
que quedan envueltos en la propia red de sus egoísmos, creyéndose únicos, solos, en la
cúspide de la montaña; ignorando que más arriba, mucho más arriba, donde no puede decirse,
los hay más sabios y mas buenos que el y más dispuestos para el Discipulado…

Porque este del Egoísmo, es un pecado capital dentro de nuestra ruta. Si los llevamos
atenuado, he hay nuestro adelanto. Pero si lo sentimos objetivamente, como sentiríamos el
reloj que marcha silencioso dentro de nuestro bolsillo, entonces, es forzoso, absolutamente
forzoso, irle combatiendo poco a poco con la virtud opuesta que solo ella es capaz de
desarmarle. No hay que ir al combate de una vez porque se esfuerce más. Hay que ir despacio;
lentamente, limándolo, reduciéndolo, separándoles lascas como lo haría un cincel, a golpe de
martillo sobre una piedra tosca. Hay que observar, que todos los entusiasmos, todos los
conocimientos, todo el saber mas o menos acentuado y consciente, quedarían en nada y
serían estériles y aún nocivos, si el discípulo no se sometiera a esa disciplina de suyo
imprescindible. Entre tanto, nada se conseguiría. El maestro huirá más y más para que retorne,
necesita, - porque la empresa es ardua – almas templadas para el sacrificio, para la
renunciación, para la abnegación y, a veces, es Obra de cobardes, de ánimo veleidoso, que no
sepan o puedan refrenar su propio corcel, sino para aquellos que sean decididos, osados,
valerosos y sepan decir con todo el vigor: QUIERO. No de otro modo se consigue la victoria.

Visitaba no a mucho uno de nuestros hermanos, todavía Discípulo probacionista, un grupo de


estudiantes. Bastó indicarles esta visita, para que en acto se aprestara el viaje no sin antes
solicitar un préstamo de un amigo.

Todos esperaban al que había de llegar. Habló, se expresó adecuadamente a los oyentes, les
enseñó, advirtió y orientó y cuando todos creían tener ante si un Maestro de elevada posición
espiritual, nuestro mismo hermano les hizo reconocer, con argumentos incontestables, que el
era tanto como ellos, idéntico, sin divisi´ñon, particular, como todos del Alma una que todo
invade, con solo la diferencia de que es chispa divina, dentro de su vehículo de materia, había
progresado más a través de gradas y escalas interminables.

Más que su enseñanza, de extraordinario valor para los circunstantes, fue su modestia la que
más les impresionó, y más que su modestia, pura y sincera, la argumentación y convención con
que le daba vida para no aparecer, despegado de los demás, sino uno, como todos, y acaso el
primero entre sus iguales.
Hay que convencerse. Unos vinieron para enseñar y otros para aprender. Estos, un día, estarán
en iguales condiciones que los primeros y enseñarán a otros, mas o menos rezagados en el
camino, para continuar la cadena sin fin de nuestra obra.

Despojaos de vuestro egoísmo, de la que creéis vuestra superioridad, de cuanto sospeches que
es vano y superfluo… Combatir todo esto con amor y fraternidad y ya veréis como un día no
sospechado, a la vuelta de un sendero; tras un recodo polvoriento. El, el mas fraterno de
todos, se abre los brazos diciendo: VENID, QUE YO OS ESPERO…

Dr. Gnóstico

MISTERIOS MEXICANOS

La Mujer

Son varias ya las solicitudes que tenemos recibidas de nuestras hermanas Rosa Cruz para que
incluyamos en los Misterios Mexicanos algo que se relacione con la Mujer. Así vamos a
hacerlo. Pero antes de emprender esta cuestión y de fijar la posición de la Mujer tal como era
considerada entre los Aborígenes Mexicanos, es forzoso que hagamos referencia al estado en
que se encuentra actualmente.

Comencemos diciendo, que la Mujer mexicana, desde el punto de vista actual, no tiene otra
consideración que el de Ama de la Casa Grande o Chica, ya que en México existe una especial y
acentuada diferencia entre las que se denominan Casas Grandes y Casas Chicas…

El Mexicano – y subrayamos este concepto como casa general – es polígamo y exige de la


mujer una fidelidad absoluta. De aquí que los Tribunales absuelvan o se abstengan de
condenar, por lo menos con duro castigo, al hombre que sorprendió a su mujer en in fraganti
delito de adulterio y hubo de dañarla como justo merecimiento a su falta quebrando
voluntariamente la recta fidelidad conyugal. El hombre, contrariamente, puede, como cosa
normal y admitida, tener varias mujeres y cuando el portamonedas se lo permite, le es lícito
sostener la Casa Grande donde habita Grande donde habita la legítima mujer, como Reina del
Hogar, manteniendo las relaciones sociales y la posición ciudadana y la Casa Chica donde vive
la Amante o querida constituyendo un Nido de amor… No es así la mujer Americana del Norte.

Esta, protesta constantemente de los oficios de su sexo y se rebela a ser rebela a ser Cocinera
de cuyo trabajo la ha liberado la Industria. Todo en los Estados Unidos, es mecánico en este
aspecto.

La mayor parte de los alimentos, se hacen en conserva, desde el Café con leche del desayuno y
las dos o tres viandas de medio día, hasta la cena. No hay pues más trabajo que buscar un
abridor que auxilie a estos menesteres y el matrimonio pueden sentarse placidamente a
comer. Los envases vacíos se van amontonando sobre un rincón hasta formar un promotorio
irresistible, pero como no pueden ser tirados mecánicamente, surge ahora el más grande de
los conflictos preguntándose ambos conyugues quien ha de ser de los dos el encargado de
hacer desaparecer esos envases. La mujer sostiene con palabras simplemente y añun con
ademanes, que aquello es denigrante para ella y se escuda, utilizando su arma más poderosa,
en no ceder a las caricias del marido mientras este no ejecute tan absurdo trabajo. Luego, se
hace necesario el acostumbrado paseo llevando el pequeñuelo en un cochecito que,
naturalmente, es empujado por el marido. La mujer americana del Norte, es verdaderamente
la tiranía concentrada dentro de lo que se llama hogar. La Alemana, ya está emancipada. Va
como representante del Pueblo Soberano al Reichstag y allí, la lengua, ese órgano tan difícil en
ellas de dominar, puede moverse con soltura y actuar a sus anchas. La Alemana o una Inglesa,
es casi imposible de contener. En el Congreso, lanzan sus discursos y dicen… lo que ellas
mismas no saben generalmente, pero se desahogan, mediante ese órgano, suelto a su libre
albedrío.

El Sufragismo ha sido un grave error y sus frutos adversos lo apreciaran los pueblos venideros.
Pero antes de hablar sobre los Antiguos Mexicanos, no queremos guardar nuestra opinión
sobre la Mujer Española. Si el Exemperador dijo que la Mujer era para las tres K (Kirche, Iglesia
– Kuche, Cocina . Kinderstube, Niños), la Española se ha decidido por la Iglesia. Pero no en el
sentido recto, sano, de una confesión de fe, sino sometiéndose generalmente a la Cura o al
Fraile para que todo le sea inspirado mediante el Confesionario sin tener en cuenta que fue
esa misma Iglesia la que sostuvo que la Mujer era peor que una MULA y que no TENÍA ALMA…

Todo esto son generalidades, se que hay excepciones.

No olvidemos que la absoluta igualdad entre hombre y mujer, no puede existir, ya que no
somos iguales físicamente y esa es la causa que exista también una diferencia psiquica.

El hombre dispone pues, de las Glándulas Creadores de que carece la mujer haciéndole tomar
el papel de creador. En tanto que la Mujer solo es IMITADORA O INSPIRADORA.

Así lo reconocieron las Mujeres de los antiguos Mexicanos Mayas y aztecas. Imitar, siempre
imitar, pero no a los Hombres que son falibles e ignoran, sino a los Dioses para luego inspirar a
los hombres… Para este objeto, tenían Templos donde la Mujer era educada y encaminada a
ser la Intermediaria entre los Dioses y los Hombres. Ellas eran las únicas que podían ser
inspiradoras por las Entidades Superiores del Mundo Invisible y luego transmitían a los
Hombres esta inspiración recibida.

Todas las enseñanzas, incluso la guerrera, estaban a cargo de la Mujer, pues ella era el ANGEL
CONDUCTOR. Ningún hombre podía ejecutar acto alguno sin consultar antes a la Mujer. Por
este motivo, fue incomprensible para los Aztecas, ver llegar a los Españoles invasores sin
mujeres, como naves sin brújulas y abandonados solo a su propia orientación, hasta que
dedujeron que fueran Seres Superiores o Dioses. Sin embargo, Marina, la hija del poderoso
cacique de Painalla, creyó cumplir un deber sagrado haciéndose la Amante del Cortés para
conducirle. La buena fe de esa santa Mujer, fue objeto de abuso por parte del ambicioso
invasor haciéndola hábil y poderosa- auxiliar de los españoles a quienes traía, con pasmosa
inteligencia, los planes de los Indígenas.

El Hombre, dice una hermana nuestra, es y debe ser la Cabeza de la Casa y todo debe
resolverse mediante esa cabeza directora. Lo único que somos nosotros es el Cuello que
mueve esa Cabeza en el sentido conveniente.
Así era en realidad. El hombre Azteca era quien mandaba, pero solo lo hacía por indicación de
la Mujer que era a la vez, Ángel, Guía, Mediador y Semidiosa… Con abnegación y amor,
cumplía la antigua Mujer Mexicana su papel. Era el Médico, la que escuchaba, como Médium,
las indicaciones de los Dioses para curar al Guerrero caído en la batalla. Era el confesor, el todo
para el Hombre, y habría mirado con desprecio y orgullo a la mujer parlamentaria de hoy o a la
sometida al clero. Si ella se sometía, era respetada y amada por los hijos y el Hombre varón.

Ser mujer, era tanto como tener derecho a privilegios que desconoce a la Mujer actual: El
hombre, vivía solo para el servicio de los Dioses y el cuidar y considerar a su mujer, era hacer
servicio divino. No escucharla, era el pecado mayor. Lastimarla u ofenderla, era lastimar u
ofender a los Dioses. No guardarle las consideraciones necesarias, era olvidarse de la propia
estirpe divina y esto no lo hacía el Antiguo Mexicano. Era ella, la que ejercía la Justicia
consultando la voluntad sagrada y solo ella condenaba y perdonaba. Era la Sacerdotisa, de la
cual todo dependía y la Representante o símbolo de la Madre Tierra, prodiga y fértil, dadora de
todas las cosas. Finalmente. La Mujer Azteca, era la guardadora del Rito Sagrado, de la Magia
Religiosa Sagrada y era considerada como la SANTA ÚNICA, capaz de albergar tales Misterios.

Queda entendido el deseo de nuestras hermanas Rosa Cruz. Solo nos resta dejar en su oído,
que es llegada la hora de que la Mujer actual, deba reconquistar su Santidad perdida…

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