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Uno de los primeros términos a los que se vincula la ética es la libertad, el autor
ejemplifica con algunos casos de animales en los que se evidencia el instinto y el
deber de estor para realizar actividades propias de su naturaleza, expone que los
seres humanos, a comparación de los animales, poseemos la capacidad de elegir
entre una cosa y otra, pero no significa que el hombre pueda actuar a su antojo.
Las personas no somos libres de elegir los hechos que nos pueden suceder, pero
si lo somos para responder de alguna forma lo que nos pasa. A raíz de esta
libertad de elección, se permite la conceptualización de “lo bueno y lo malo”
dependiendo de sí es conveniente o no. De esta forma, para decidir acerca de si
es favorable o no, es necesario adquirir el “saber vivir” o ética para tomar las
decisiones correctas y moldear una parte de nuestras vidas.
El autor menciona distintos tipos de imbéciles: Los que no quieren nada y todo les
da igual, el que cree que lo quiere todo, el que no sabe lo que quiere, aquel que
tiene claro lo que quiere pero no tiene las intenciones de hacerlo hoy y el que
desea las cosas con tanta fuerza y veracidad, pero por conseguirlas se engaña y
confunde la buena vida con lo que lo destroza. Para evitarlo, es necesario tener
conciencia que no todo da igual, fijarnos en que se hace, es lo que se quiere
realmente y renunciar a la excusas para entregar la libertad, y así tomar la
responsabilidad de nuestros actos.
Ante la discusión ente lo moral y lo inmoral surge la perspectiva del sexo, este se
entiende para la mayoría de las personas como algo inmoral ya que el miedo al
pacer es una de los principales temores sociales del hombre. Los puritanos son
caracterizados como calumniadores profesionales del placer dado que disfrutan el
no dejar disfrutar, son temerosos de lo que pueda provocarles el placer, aseguran
que tiene más mérito sufrir que gozar, creen que cuando uno vive bien debe sufrir
y cuando sufre es porque está viviendo bien, se consideran como guardianes de la
moralidad. El puritanismo es lo más opuesto a la ética. También se indica que lo
correcto es usar los placeres porque se enriquece la vida, y no abusar de ellos que
provoca que la vid se empobrezca y solo tenga valor el placer del cual se abusa.