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La Metafísicadelas Costumbresocupa un puesto clave en el pro-

yecto kantiano referido a dos ámbitos: el del conocimiento


de la naturaleza y el de lo que es posible por la libertad. Si
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los Anfangsgründe constituyen el desarrollo sistemático de los
conceptos básicos descubiertos por la primera Critica, La
Metafísicadelas Costumbresdesarrolla los conceptos básicos de-
sentrañados por la Crítica dela Razónpráctica.De ahí que figure
La Metafísica
el sistema de la libertad. Precisamente porque esta idea pre-
senta dos dimensiones -externa e ínterna-, dos serán las
partes de la obra que presentamos: la DoctrinadelDerechoy la
de las Costumbres
DoctrinadelaVirtud.

La reflexión sobre el derecho, prefigurada en algunos aspec-


tos en el Gerneinspruch
y Lapazperpetua,cobra aquí fuerza siste-
mática al contemplar la articulación entre derecho privado,
político, de gentes y cosmopolita, así como las relaciones
entre derecho y moral; mientras que la Doctrinade la Virtud,
cuyo fundamento se encuentra en la Grundlegungy en la
segunda Crítica, examina la capacidad humana de proponer-
se fmes y adquirir virtudes, haciendo posible la encarnación
de la razón práctica.

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G,L~C('\ON
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ISBN 84-309-4342-0

9 788430 943425

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TITULO ORIGINAL:
Metaphysik der Sitten (1797)

Diseño de cubierta:
JV, Diseño gráfico, S.L.

INDICE
1.' edición, 1989
4.' edición, 2005
Reimpresión, 2012 ESTUDIO PRELIMINAR. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . .. . . . . . . ... . . . . . XV

LA METAFISICA DE LAS COSTUMBRES


PRIMERA PARTE. PRINCIPIOS METAFISICOS DE LA
DOCTRINA DEL DERECHO....................... 3
PRÓLOGO............................... 5

Reservados todos los derechos. El contenido de esta


obra está protegido por la Ley, que establece penas INTROOUCCIÓN A LA METAFÍSICA DE LAS COSTUMBRES . 13
de prisión y/o multas, además de las corr~spondlen-
r. Relación de las facultades del ánimo humano con las leyes
tes indemnizaciones por daños y perjuicros , para
morales . 13
quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren o co- Ir. Idea y necesidad de una metafisica de las costumbres . 18
municaren públicamente, en todo o en parte, una III. División de una metafisica de las costumbres . 23
obra literaria, artística o científica, o su transforma- IV. Conceptos preliminares de la metafisica de las costumbres
ción, interpretación o ejecución artística fija~a en (Philosophia practica universalis).... . . 26
cualquier tipo de soporte o comunicada a u:aves ,de
cualquier medio, sin la preceptiva autonzacion.
- . I
INTRODUCCIÓN A LA DOCTRINA DEL DERECHO . 37
§ A. ¿Qué es la doctrina del derecho? . 37
§ B. ¿Qué es el derecho? . 38
§ C. Principio universal del derecho . 39
Estudio preliminar © ADELACORTINAORTS, 1989 § D. El derecho está ligado a la facultad de coaccionar . 40
Notas © ADELA CORTINAORTS y JESÚSCONILLSANCHO,1989 § E. El derecho estricto puede representarse también como la
© EDITORIAL TECNOS (GRUPO ANA YA, S.A.), 2012 posibilidad de una coacción recíproca universal, concordante
Juan Iznacio Luca de Tena, 15 - 28027 Madrid con la libertad de cada uno según leyes universales . 4J
o ISBN: 978-84-309-4342-5 Apéndice a la Introducción a la Doctrina del Derecho . 43
Depósito legal: M. 21 .695-2012 El derecho equívoco . 43
r. La equidad (Aequitas ) . 44
Printed in Spain .. Il. El derecho de necesidad (1 us necessitatis ) . 45

"
LA METAFISICA DE LAS COSTUMBRES 165
164 IMMANUEL KANT

la voluntad universal del pueblo concuerde con esta minados en cuanto a la intensidad, convirtiéndose así
infundada prerrogativa; por lo tant~, tampoco el simplemente en súbdito (subiectus ), no en esclavo
soberano puede imponerla.- Ahora ble~, a~n cuan- (servus); pero esto no es sino una falsa apariencia.
do tal anomalía se introdujo en la maqumana de un Porque si el señor está legitimado para utilizar las
gobierno en épocas pasadas (en el siste~a feu~al, fuerzas del súbdito a su antojo, puede también (como
apoyado casi totalmente ,en la gu~rra), gracias a sub- es el caso de los negros en las islas del azúcar) explo-
ditos que quieren ser mas que cIUdadanos, es decir, tarlas hasta la muerte o la desesperación, en cuyo
funcionarios natos (como, por ejemplo, profesor por caso aquél se ha entregado a su señor efectivamente
herencia), el Estado no puede corregir este error - como propiedad; lo cual es imposible.- Por tanto,
cometido por él- de un privilegio heredltano otorga- sólo puede alquilarse para trabajos determinados en
do ilegalmente, sino suprimiendo las plazas pa~l~tma- cuanto a la cualidad y la intensidad: o bien como
mente y no cubriéndolas; por eso tJen~ prov~slO.nal- jornalero o bien como súbdito establecido; en este
mente el derecho de permitir que con~m~e la dlgn?d~d último caso, puede establecer un arrendamiento a
del título hasta que en la opinión p,ublIca la dIV,lSI~m plazo fijo o una enfiteusis, sea que preste servicios en
entre soberano, nobleza y pueblo de lugar a la umca el mismo suelo a cambio del uso de la tierra de su
natural: la división entre soberano y pueblo. señor en vez de percibir un jornal, sea que se compro-
No puede haber en el Estado ningún ho~bre que meta a determinadas contribuciones (una renta) por
carezca de toda dignidad, ya que al menos tiene la de usar el suelo, según un contrato de arrendamiento, sin
ciudadano; excepto si la ha perdido por su propIO convertirse con ello en siervo de la gleba (glebae
adscriptus), con lo que perdería su personalidad. Pero
330 crimen, porque entonces se l~ mant~ene en VIda Sin aunque se hubiera convertido por su propio crimen
duda, pero convertido en simple mstrume~to del
arbitrio de otro (sea del Estado, sea de otro clUda~a- en un súbdito personal, esta sumisión no puede cierta-
no). Quien se encuentra .et;I~l último caso (lo que solo mente sobrevenirle por herencia, ya que la ha contraí-
puede ocurrir mediante JUICIOY derecho) es un esclavo do por su culpa; y tampoco se puede reclamar a quien
(servus in sensu stricto) y pertenece a la pro¡;lledad ha sido engendrado por un esclavo los gastos de
(dominium) de otro que; por tant?, n? e~ solo su educación que haya ocasionado, porque la educación
señor (herus ), sino también su propIetario (dom~nus), ·es un deber natural absoluto de los padres y, en caso
y puede enajenarlo como si fuera. una cosa, utilizarlo de que los padres fueran esclavos, de los señores que,
a su antojo (aunque no para fines vergonzosos) y con la posesión de sus súbditos, han asumido también
disponer de sus fuerzas, pero no de su VIda m de los sus obligaciones.
miembros de su cuerpo. Nadie puede obligarse por
331 E
contrato a sufrir una dependencia de este tipo, por la
que deja de ser persona, ya que sólo como persona
El derecho penal y el derecho de gracia
puede sellar un contrato. Ciertamente, parece que ~n
hombre pueda comprometerse con otro (por salario, 1
alimentación o nutrición) mediante un ~ontrato d.e
alq uiler (Iocatio conductio) a pres~arle clerto.s servt- El derecho penal es el derecho que tiene el
cios, permitidos en cuanto a la cualidad, pero mdeter- soberano, con respecto a aquél que le está sometido,
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LA METAFISICA DE LAS COSTUMBRES 167
de imponerle una pena por su delito. El jefe supremo para encontrar algo que le exonere del castigo, o
del Estado no puede, por tanto, ser castigado, sino incluso solamente de un grado del mismo, por la
que sólo es posible sustraerse a su dominio.- La ventaja que promete, siguiendo la divisa farisaica «es
transgresión de la ley pública que incapacita a quien 332 mejor que un hombre muera a que perezca todo el
la comete para ser ciudadano se llama crimen sin más pueblo»! Porque si perece la justicia, carece ya de
(crimen), pero también crimen público (crimen publi- valor que vivan hombres sobre la tierra.- ¿Qué
cum); por tanto, el primero 1 (el crimen privado) ha debemos pensar, pues, de la propuesta de conservar la
de llevarse ante la justicia civil, el otro, ante la justicia vida a un criminal condenado a muerte, si se prestara
criminal.- La defraudación, es decir, la sustracción de a someterse a experimentos de por sí peligrosos y
dinero o mercancías que han sido encomendadas fuera tan afortunado que saliera bien librado, con lo
para el comercio, el engaño en la compra y la venta a cual los médicos obtendrían nueva información, pro-
la vista de otro, son delitos privados. En cambio, son vechosa para la comunidad? Un tribunal rechazaría
delitos públicos fabricar o cambiar dinero falso, el con desprecio al colegio médico que hiciera esta pro-
hurto, la rapiña, etc., porque de este modo se pone en puesta, porque la justicia deja de serio cuando se
peligro a la comunidad y no sólo a una persona entrega por algún precio.
individual.- Estos delitos podrían dividirse en los de Pero ¿cuál es el tipo y el grado de castigo que la
carácter abyecto (indolis abiectae) y los de carácter justicia pública adopta como principio y como pa-
violento (indolis violentae). trón? Ninguno más que el principio de igualdad (en la
La pena judicial (poena forensis), distinta de la posición del fiel de la balanza de la justicia): no
natural (poena naturalis), por la que el vicio se castiga inclinarse más hacia un lado que hacia otro. Por
a sí mismo y que el legislador no tiene en cuenta en tanto, cualquier daño inmerecido que ocasionas a
absoluto, no puede nunca servir simplemente como otro en el pueblo, te lo haces a ti mismo. Si le injurias,
medio para fomentar otro bien, sea para el delincuen- te injurias a ti mismo; si le robas, te robas a ti mismo;
te mismo sea para la sociedad civil, sino que ha de' si le pegas, te pegas a ti mismo; si le matas, te matas a
imponérsele sólo porque ha delinquido; porque el ti mismo. Sólo la ley del talión (ius talionis) puede
hombre nunca puede ser manejado como medio para ofrecer con seguridad la cualidad y cantidad del casti-
los propósitos de otro ni confundido entre los objetos go, pero bien entendido que en el seno del tribunal
del derecho real (Sachenrecht); frente a esto le prote- (no en tu juicio privado); todos los demás fluctúan de
ge su personalidad innata, aunque pueda ciertamente un lado a otro y no pueden adecuarse al dictamen de
ser condenado a perder la personalidad civil. Antes de la pura y estricta justicia, porque se inmiscuyen otras
que se piense en sacar de esta pena algún provecho consideraciones.- Ahora bien, parece ciertamente
para él mismo o para sus conciudadanos tiene que que la diferencia entre las posiciones sociales no
haber sido juzgado digno de castigo. La ley penal es permite aplicar el principio del talión: lo mismo por lo
un imperativo categórico y ¡ay de aquél que se arras- mismo; pero aunque no sea posible literalmente, pue-
tra por las sinuosidades de la doctrina de la felicidad de seguir valiendo en cuanto a su efecto, respecto al
modo de sentir de los más nobles.- Así, por ejemplo,
la multa por una injuria verbal no guarda relación
1 Falta el antecedente de «el primero», como Natorp apunta. alguna con la ofensa, porque quien tiene mucho dine-
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ro puede permitírsela perfectamente por placer alguna vive en una isla), antes tendría que ser ejecutado hasta
vez; pero la ofensa inferida al .pu~donor de uno puede el último asesino que se encuentre en la cárcel, para
llegar a equipararse al ~año infringido al orgullo del que cada cual reciba lo que merecen sus actos y el
otro si se obligara a este, por JUICIOY derecho, no homicidio no recaiga sobre el pueblo que no ha
sólo' a retractarse públicamente, sino también, por exigido este castigo: porque puede considerársele co-
ejemplo, a besar la n:ano de aquél, aun cuando s~a mo cómplice de esta violación pública de la justicia.
inferior. Asimismo, SI se condenara a un personaje Esta igualdad de las penas, que sólo es posible por
distinguido Y violent~), por los golpes que ha pro?ina- la condena a muerte por parte del juez, según la
do a un ciudadano inferior, pero Inocente, no solo a estricta ley del talión, se manifiesta en el hecho de que
que se retracte, sino tambié~ a un ar.resto. aislado 1 sólo de este modo la sentencia de muerte se pronun-
cia sobre todos de forma proporcionada a la maldad
333 doloroso, porque así, ademas de sufnr la incornodi-
dad quedaría dolorosamente afectada la vanidad del interna de los criminales (aunque no se tratara de un
aut~r y de este modo -mediante la vergü~nza- se homicidio, sino de otro crimen de Estado que sólo la
pagaría con la misma ~~neda~ c?mo es debido. Pero muerte puede borrar).- Supongamos que, como en el
¿qué significa la afirmación: .«Sltu le robas, te robas a caso de la última rebelión escocesa, puesto que dife-
ti mismo»? Significa que quien roba hace Insegura la rentes participantes en ella (como Balmerino 1 y otros)
propiedad de todos los demás;. por lo tanto, seyriva a no creían cumplir sublevándose más que un deber
sí mismo (según la ley del talión) de la segundad de para con la casa Estuardo, mientras que otros perse-
toda posible propiedad; nada tiene y. tamI?~co puede guían propósitos privados, el tribunal supremo hubie-
adquirir nada, pero, sin embargo, quiere VIVIr,lo c.ual ra pronunciado la siguiente sentencia: cada uno tiene
es imposible si otros no le sU,stenta~. Ahora ~Ien, la libertad de elegir entre la muerte y los trabajos
puesto que el Estado no lo hara gr~tUltame~te, tiene forzados; yo digo que el hombre de honor elige la
que cederle sus fuerzas para cualqu~er trabajo c¡.~~se 334 muerte, pero el bellaco elige los trabajos forzados;
le antoje (trabajos forzados o trabajos en la prisión), esto es consecuencia de la naturaleza del ánimo hu-
con lo cual cae en estado de esclavitud durante un mano. Porque el primero conoce algo que aprecia
cierto tiempo o, según las circunstancias, taI?bién todavía más que la vida misma: es decir, el honor;
para siempre.- Pero si ha ,comet~do un asesinato, pero el otro prefiere una vida ignominiosa a no existir
tiene que morir. No hay ningun eq.Ulvalente que satis- (animam praeferre pudori. Juvenal)", Ahora bien, el
faga a la justicia. No existe equivalencia entre una primero es indiscutiblemente menos digno de castigo
vida, por penosa que sea, y la. muerte, por tant.o, que el otro y por ello, imponiendo a todos la muerte
tam poco ha y igualdad entre el cn~en Y.I~,re~re~aha, por igual, se les castiga de una manera proporciona-
si no es matando al culpable por disposición jUdlcl.al, da: a aquél suavemente, según su sensibilidad pecu-
aunque ciertamente con una muerte l.ibre de cualquier
ultraje que convierta en un espantajo la humamdad
1 A. Balmerino (1688-1746) participó en el desafortunado levantamiento
en la persona del que la sufre.- Aun ~u~ndo se
de C.~. E. Estuardo, nieto de Jacobo Il, y fue condenado a muerte por alta
disolviera la sociedad civil con el consentimiento de traicron.
todos sus miembros (por ejemplo, decidiera disgregar- 2 Juvenal (58-138), Sat. 11I 8. 83. Citado también en V, pp. 158 s.; VI, p.
se y diseminarse por todo el mundo el pueblo que 4927,

. - ..,. _. - I
·._~ .
170 IMMANUEL KANT LA METAFISICA DE LAS COSTUMBRES 171

liar, a éste severamente, según la suya; por el contra- dad, es decir, por un acto del derecho de majestad,
rio, si todos fueran condenados a trabajos forzados, que, como gracia, sólo puede ejercerse en casos aisla-
se castigaría al primero con demasiada severidad, dos.
pero al otro se le castigaría por su infamia con dema- 335 En cambio, el marqués de Beccaria 1, por el senti-
siada indulgencia. Y de este modo, también en el caso mentalismo compasivo de un humanitarismo afectado
de una sentencia dictada contra un conjunto de crimi- (compassibilitas), ha sostenido que toda pena de
nales, unidos en un complot, el mejor igualador ante muerte es ilegal, porque no podría estar contenida en
la justicia pública es la muerte-s- Además, jamás se ha el contrato civil originario; pues en ese caso cada uno
oído decir que un condenado a muerte por asesinato en el pueblo hubiera tenido que estar de acuerdo en
se haya quejado de que con ello le está sucediendo perder su vida si matara a otro (del pueblo); pero este
algo excesivo y, por tanto, injusto; cualquiera se le consentimiento es imposible porque nadie puede dis-
reiría en la cara si hablara en este sentido.- En caso poner de su vida. Todo esto es sofistería y rabulismo.
contrario, tendríamos que admitir que aunque, según . Nadie sufre un castigo porque 10 haya querido,
la ley, no se hace injusticia alguna al criminal, sin SIDO porque ha querido una acción punible; en efecto,
embargo, el poder legislativo del Estado no está facul- cuando a alguien le sucede 10 que quiere, no hay
tado para imponer esta clase de penas y, si lo hace, castigo alguno, y es imposible querer ser castigado.-
entra en contradicción consigo tnismo. Decir que quiero ser castigado si asesino a 'alguien no
Por consiguiente, todos los criminales que han significa sino decir que me someto junto con todos los
cometido el asesinato, o también los que lo han demás a las leyes que de un modo natural serán
ordenado o han estado implicados en él, han de sufrir también leyes penales, en caso de que haya criminales
también la muerte; así lo quiere la justicia como idea en el pueblo. Yo, como colegislador que decreta la ley
del poder judicial, según leyes universales, fundamen- penal, no puedo ser la misma persona que, como
tadas a priori.- Pero si el número de cómplices súbdito, es castigada según la ley; porque como tal, es
(correi) de tal acción fuera tan grande que el Estado, decir, como criminal, no puedo tener un voto en la
para librarse de semejantes criminales, tuviera que legislación (el legislador es santo). Por tanto, cuando
llegar casi al extremo de no tener ya ningún súbdito yo formulo una ley penal contra mí, como criminal, es
más y, sin embargo, no quisiera disolverse, es decir, la razón pura jurídico-legisladora en mí (homo nou-
pasar al estado de naturaleza, que es todavía peor menon) la que me somete a la ley penal a mí, como
porque carece de toda justicia exterior (no quisiera capaz de cometer crímenes, por consiguiente, como
ante todo embotar el sentimiento del pueblo con el otra persona (homo phaenomenon) junto con todas
espectáculo de un matadero), entonces el soberano las demás en una asociación civil. Con otras palabras:
tiene que tener también poder en este caso extremo no es el pueblo (cada individuo en el mismo) quien
(casus necessitatis) para hacer él mismo de juez (re- dicta la condena de muerte, sino el tribunal (la justicia
presentarlo) y pronunciar una sentencia que imponga
a los criminales otra pena en vez de la pena de
1 C. B. Beccaria (1738-1794), Dei delitti e delle pene (1764). En la
muerte, que conserve la vida del conjunto del pueblo,
Vorlesung es citado Beccaria en el mismo asunto en contraposición a
como es la deportación; pero esto no lo haría por Rousseau que, a partir del mismo presupuesto del contrato social sacó la
medio de una ley pública, sino por un acto de autori- conclusión contraria. '
172 IMMANUEL KANT
LA METAFISICA DE LAS COSTUMBRES 173
pública), por tanto, ot:o distin~o del criminal, y en el
el poder supremo con la muerte. El niño venido al
contrato social no esta contemda en modo alguno la
mundo fuera del matrimonio ha nacido fuera de la ley
promesa de permitir s~r c~stigado, disp<?niendo así de
(que es el matrimonio), por tanto, también fuera de su
sí mismo y de la propia vida. Porque SI a la facultad
protección. Se ha introducido en la comunidad de
de castigar tuviera que subyacer la 'promes~ del cn~l-
una forma --digamos- furtiva (como mercancía pro-
nal de querer dejarse castigar, a el tendría también
hibida), de modo que ésta puede ignorar su existencia
que encomen~ar~e la ta,rea de co~si~erarse digno de
(puesto que legalmente no hubiese debido existir de
castigo y el criminal sena su propio Juez.- El punto
este modo) y con ella también su eliminación, y nin-
clave del error (1tp&toV "'¡;ü80C;) de este sofisma es el
gún decreto puede borrar la deshonra de la madre si
siguiente: que el propio juicio del ~rir~J.Ínal de te~er
se conoce su alumbramiento fuera del matrimonio. El
que perder la vida (que ha de atribuirse ne.c~~ana-
militar colocado como subalterno, que recibe un in-
mente a su razón) se considera como una decisión de
sulto, se ve también obligado por la opinión pública
la voluntad de quitársela a sí mismo, y de este modo
de sus compañeros de status a vengarse y a castigar al
se representan como unidos en una y la misma perso-
ofensor como en el estado de naturaleza, no mediante
na la ejecución y el juicio jurídicos. ,
la ley, ante un tribunal, sino por medio de un duelo,
Sin embargo, con respecto a dos crimenes que
en el que él mismo arriesga su vida para probar su
merecen la muerte, es todavía dudoso si la legislación
valor militar, sobre el que se basa esencialmente el
336 tiene también derecho a imponerles la pena de muer-
honor de su status; si al duelo se une también el
te. A ellos conduce el sentimiento del honor. Uno es
homicidio del adversario, que en este enfrentamiento
el sentimiento del honor del sexo, el otro, el del honor
se produce públicamente y con el consentimiento de
militar, y ciertamente se trata del auténtico honor que
ambas partes, aunque a su pesar, no se le puede
corresponde como deber a cada una de. estas. ~~s
llamar asesinato (homicidium dolosum) propiamente
clases de hombres. El primer crimen es el infanticídio
hablando.- ¿Qué es, pues, de derecho en ambos
materno (infanticidium maternale); el .o.tro,.e.l ~sesina-
casos (pertenecientes a la justicia criminal)? En este
to de un compañero de armas (commilitonicidíum ), el
punto la justicia penal se encuentra en un grave
duelo.- Puesto que la legislación no pue?e borrar la
aprieto: o bien declara nulo por ley el concepto de
deshonra de un nacimiento bastardo y aun menos la
honor (que aquí no es nada ilusorio) y entonces
mancha que, por la sospecha de cobardía, cae 1 sobre
castiga con la muerte, o bien priva al crimen de la
un jefe militar subalterno que no opone a una afrenta
pena de muerte correspondiente, siendo de este modo
una fuerza personal que supera el temor a la muerte,
o bien cruel o bien indulgente. La solución de este
parece que los hombres en estos casos .s~ ~ncuentra~
nudo es la siguiente: el imperativo categórico de la
en el estado de naturaleza y que el homicidio (homici-
337 justicia penal (ha de castigarse con la muerte el homi-
dium ), que entonces ni siquiera ten?ría. que llamars.e
cidio ilegal de otro) permanece, pero la legislación
asesinato (homicidium dolosum), sena sm duda pum-
misma (por tanto, también la constitución civil),
ble en ambos casos, pero no puede ser castigado por
mientras siga siendo bárbara y rudimentaria, es res-
ponsable de que los móviles del honor en el pueblo
(subjetivamente) no coincidan con las reglas que (ob-
, Aceptamos la sugerencia de Vorlander, que suprime «der».
jetivamente) son adecuadas a su propósito, de tal

¡;¡ t
174 IMMANUEL KANT LA METAFISICA DE LAS COSTUMBRES 175

modo que la justicia pública que procede del Estado tra~ :in que se. cumpla esta condición, es el extranjero,
se convierte en injusticia con respecto a la que' proce- y SI este constituye una parte de la soberanía territo-
de del pueblo, rial, se llama provincia (en el sentido que los romanos
daban a esta p~labra); ésta, puesto que no constituye
un~ par.te coahgada ~on el imperio (imperii) como
r~~ldencla de los con~lUda?anos, sino sólo una pose-
II SlOn suya como residencia secundaria 1, tiene que
venerar el suelo del Estado dominante como metrópo-
li (regio domina).
El derecho de gracia (ius aggratiandi) para el crimi-
nal, sea suavizando el castigo sea eximiéndole total-
mente de él es el más equívoco de los derechos del 338 1) ~l súbdito (incluso considerado como ciudadano)
soberano, pues si bien prueba la magnifi~e.ncia de su tIe,ne derecho a emigrar, porque el Estado no po-
grandeza, permite, sin embargo, obrar Injustamente d?a retenerlo como propiedad suya. Sin embargo,
en alto grado.- En lo que respecta a los crímenes de ~olo puede llevarse sus bienes muebles, no los
los súbditos entre sí no le corresponde en modo algu- inrnuebles; cosa que sucedería si estuviera autori-
no ejercer tal derecho; porqu~ ~q~í .la impunidad zado a vender la tierra que poseía hasta el momen-
(impunitas criminis) es la suma injusticia contra ellos. to y llevarse el dinero de la venta.
Por tanto, sólo puede hacer uso de este derecho en el 2) El príncipe gobernante tiene el derecho de favorecer
caso de que él mismo sea lesionado (crimen laesae la inmigración y el asentamiento de extranjeros
maiestatis). Pero ni siquiera entonces puede hacerlo si (colonos), aunque los indígenas no lo vean con
la impunidad pudiera poner en peligro la seguridad buenos ojos, siempre que éstos no vean reducida
del pueblo. Este es el único derecho que merece el su propiedad territorial privada.
nombre de derecho de majestad. 3) El príncipe gobernante, en el caso de que un súbdi-
to cometa un crim~n que hace perniciosa para el
Estado toda comunidad de los conciudadanos con
él, tiene también el derecho a desterrarlo a una
La relación jurídica del ciudadano con su patria provincia en el e~tranjero, donde no participe de
y con el extranjero mngun derecho CIUdadano, es decir, tiene derecho
a deportar/o.
4) Tam?ién ti.e~e el derecho de proscripción en gene-
§ 50 ral (IUS exilii), el derecho de enviarlo a un lugar
remoto, o sea, al extranjero en general (llamado
El territorio (territorium) cuyos habitantes son
conciudadanos de la misma comunidad en virtud de
la constitución misma, es decir, sin necesidad d.e 1 Mellin porpone ~ustituir este término por «Unterthan» (súbdito). Sin
realizar un acto jurídico especial (por tanto, por naci- embargo, la sustitución es controvertida, como muestra Natorp pormeno-
miento), es la patria; el territorio en el que se encuen- nzadamente.

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