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Neuropatías por atrapamiento

Las neuropatías por atrapamiento de las extremidades inferiores pueden ocurrir


por procesos benignos (por ejemplo, estiramiento del nervio peroneo por el
arrodillamiento prolongado) o, por problemas médicos extremos (por ej.,
compresión del nervio femoral después de una hemorragia retroperitoneal).
Como tal, los síntomas y signos del atrapamiento del nervio se pueden hallar en
cualquier entorno médico.
Dado el dolor significativo, la pérdida de la sensibilidad, la falta de coordinación,
la debilidad y discapacidad funcional que pueden resultar, esta condición puede
ser atendida por internistas, clínicos y cirujanos por igual, que estén
familiarizados con el síndrome de compresión y atrapamiento del nervio.
Neuropatías por atrapamiento de las extremidades inferiores
> Neuropatía femoral
La neuropatía femoral es una condición rara que se manifiesta por la debilidad
de la flexión de la cadera y la extensión de la rodilla, con pérdida sensitiva, e
involucra al muslo anterior y medial y la parte medial inferior de la pierna.
El nervio femoral se forma dentro del músculo psoas a partir de las porciones de
las raíces nerviosas L2, L3 y L4, para seguir un trayecto hacia abajo entre el
psoas y los músculos ilíacos, debajo de la fascia iliaca, en el espacio
retroperitoneal. La inervación motora de los músculos psoas e ilíacos proviene
del nervio femoral en su trayecto a través del abdomen.
Luego, el nervio emerge en el muslo al pasar profundamente por el ligamento
inguinal, lateral a la arteria femoral. Aquí se divide en una rama anterior, que
brinda inervación motora los músculos sartorio y pectíneo, e información
sensorial a la piel del muslo anterior y medial. La otra rama lateral da inervación
motora a cuádriceps y luego continúa como nervio safeno sensitivo puro, que
proporciona sensibilidad a la piel de la parte medial inferior de la pierna.

La lesión del nervio femoral puede ocurrir en el espacio retroperitoneal o,


cuando cruza profundamente por el ligamento inguinal. La posición sostenida
durante la litotomía en, los procedimientos selectivos urológicos o ginecológicos
o, durante el parto, puede provocar estiramiento o compresión excesivos del
nervio femoral, en el ligamento inguinal.
La hemorragia retroperitoneal puede comprimir el nervio debajo de la fascia
ilíaca poco complaciente; es muy importante si el paciente se queja de dolor
abdominal concomitante o está anticoagulado.
La lesión femoral también puede ocurrir después de una cirugía o procedimiento
en el triángulo femoral, como el cateterismo vascular. El diagnóstico de
neuropatía femoral se basa en gran medida en el examen clínico, que muestra
déficit sensitivo y motor en el territorio inervado por este nervio.
La debilidad de la flexión de la cadera es un hallazgo clave del examen para su
localización; las lesiones por encima del ligamento inguinal en el espacio
retroperitoneal pueden afectar la flexión de la cadera, mientras que las que están
por debajo del ligamento inguinal no lo hacen.
Es importante considerar los trastornos del plexo lumbar o la radiculopatía
lumbar (L2-L4) en el diagnóstico diferencial; el examen neurológico puede
ayudar a diferenciarlas.
El déficit sensitivo en la parte medial proximal del muslo (inervada por el nervio
obturador) o lateral del muslo (inervada por el nervio femorocutáneo) debe hacer
sospechar otro diagnóstico. Del mismo modo, la debilidad del aductor de
cadera (inervado por el nervio obturador) o de la dorsiflexión del tobillo (inervado
por el nervio peroneo) sería inconsistente con una neuropatía femoral.

Los estudios de conducción nerviosa tienen un papel limitado para confirmar el


atrapamiento del nervio femoral. La evaluación del nervio está restringida a su
segmento distal al ligamento inguinal; la compresión del nervio en el abdomen o
en el ligamento inguinal no puede ser demostrada en forma directa. Después de
la lesión femoral unilateral, los estudios de conducción nerviosa ayudan a estimar
el pronóstico.

Los pacientes con una reducción >50% de la amplitud de la respuesta motora en


el lado afectado, en comparación con el lado no afectado (que se correlaciona
con la pérdida del axón) más probablemente tendrán una recuperación
incompleta o retrasada.
En casos de diagnóstico etiológico dudoso, puede ser útil la ecografía
neuromuscular. El nervio femoral se puede visualizar en la ecografía desde 10
cm por encima hasta 5 cm por debajo del ligamento inguinal y, por lo tanto, el
nervio puede ser visualizado en un sitio de atrapamiento conocido.

Las anormalidades en la forma del nervio, el área de sección transversal o la


contextura pueden reforzar una sospecha clínica de atrapamiento y lesión
nerviosa. Ante la sospecha de que una masa intraabdominal o hematoma son la
causa de la compresión del nervio femoral, es esencial solicitar estudios de
imagen, como la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética
(RM).

La identificación de un hematoma es importante, porque la intervención


temprana, como la suspensión de la anticoagulación, y la posible descompresión
quirúrgica, pueden ser críticas para la recuperación del paciente y el grado de
discapacidad de por vida.

Aunque la descompresión quirúrgica en todos los casos es controvertida, la


evidencia de inestabilidad hemodinámica y empeoramiento de la disfunción
neurológica son indicaciones apropiados para la decisión quirúrgica.

El tratamiento de la mononeuropatía femoral implica eliminar o limitar los


factores que conducen a la compresión nerviosa. El tratamiento es sintomático y
puede incluir fisioterapia, fortalecimiento y ortesis. En general, el pronóstico es
favorable; dos tercios de los pacientes muestran evidencia de mejoría funcional
dentro de los 2 años del inicio de los síntomas.

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