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Otra razón en contra ha sido el impacto ambiental negativo que las actividades
extractivas en el Arco Minero de Venezuela ocasionarían en las cuatro secciones
de Bolívar que forman parte de esta zona minera, pues todas ellas se superponen
con reservas ambientales y territorios indígenas protegidos legalmente.
Los venezolanos llegan de todos lados para trabajar extrayendo coltán, oro y
diamante en el Arco Minero de Venezuela.
Vista de los tepuis —mesetas con paredes verticales— que se encuentran en el sudeste de Venezuela,
zona donde se encuentra el Arco Minero de Venezuela.
En el estado de Bolívar hay 198 comunidades indígenas y varias de ellas se ubican en territorios de
grandes depósitos de coltán, como sucede en la region Parguaza.
En el Estado de Bolívar hay 198 comunidades indígenas, que se han se han visto
empujadas a dejar su estilo de vida tradicional para entrar al Arco Minero de
Venezuela, impulsadas en gran medida por el índice de inflación. Los hombres
trabajan en las explotaciones de oro, coltán y diamante.Las mujeres indígenas
también entran a las minas, pero además se les ve preparando y vendiendo
comida, limpiando alojamientos o trabajando en redes de prostitución.
Uno de los puntos más criticados por quienes se oponen a la minería es que las
comunidades indígenas dentro del Arco Minero de Venezuela no han sido
consultadas sobre el desarrollo de esta actividad en sus territorios. No se les ha
preguntado ni dado el derecho al consentimiento libre, previo e informado para los
proyectos de minería que afectan a sus territorios, como lo señala el Convenio 169
de la Organización Mundial del Trabajo, un acuerdo del que Venezuela forma
parte.
En el borde suroeste del Arco Minero, cerca de la frontera entre los Estados de
Bolívar y Amazonas, se encuentra Ikabarú. Las zonas indígenas habitadas
alrededor del pueblo están llenas de minas de oro ilegales. En septiembre de
2017, Lisa Henrito, responsable de seguridad indígena de esta zona, observaba
cómo eran invadidas las tierras indígenas por buscadores de oro ilegales
armados. Se vio obligada a crear una red de defensa indígena local para
desplazar por la fuerza a 170 mineros.
Henrito sostiene que las fuerzas militares del Estado suelen ser cómplices de los
proyectos de minería ilegales en su región. Liborio Guarulla, gobernador saliente
del estado de Amazonas e indígena, dice que 20 comunidades indígenas ya se
están viendo afectadas de forma negativa por la minería en su Estado.
4.- Entre el Ejército y los remanentes de las FARC
Las poblaciones indígenas, sin embargo, no se llevan bien con las guerrillas. Los
guerrilleros colombianos han amenazado repetidamente al grupo indígena,
sostienen varias fuentes, para que mantenga bajo el precio del coltán.
Cuando Maduro lanzó el Arco Minero de Venezuela el año pasado, también creó
una Zona Económica Militar para protegerlo, dando derecho a sus fuerzas
armadas a participar en todas las actividades mineras, mientras aumentaba sus
capacidades operativas dentro de la región.
Los ataques de las fuerzas militares venezolanas no son, según el diputado del
estado Bolívar, Américo de Grazia, conducidos principalmente para destruir redes
del crimen organizado, sino para eliminar pandillas que no están haciendo
negocios con el ejército y la Guardia Nacional.
Uno de ellos es Alejandro José Lanz Muñoz, presidente fundador del Centro de
Investigaciones Ecológicas de Venezuela (CIEV), una ONG dedicada a la
divulgación y denuncia socioambiental. Lanz, también exmilitar de inteligencia,
recibe mensajes acompañados de amenazas e insultos, le dicen que se cuide, que
deje de denunciar, que piense en su familia. En una ocasión mientras participaba
de una inspección junto a un militar en actividad, fue interceptado por mineros
ilegales y soldados. Al funcionario castrense lo hirieron de un disparo y a Lanz lo
subieron a una lancha y lo golpearon.
En septiembre pasado, la ONG que dirige fue atacada y a uno de sus automóviles
le cortaron los frenos, lo que provocó un accidente en el que casi muere uno de
sus hijos. “No salgo de noche, cambio las rutas para llegar a cada lugar, confirmó
reuniones minutos antes, apago los teléfonos por horas”, confiesa Lanz.
Varios cuerpos fueron encontrados en las bullas de la selva durante los últimos
años. La más conocida fue la Masacre de Tumeremo, una matanza de 17 mineros
cometida por una banda que disputaba el control de las minas. Los cuerpos fueron
hallados enterrados en minas improvisadas.
También se reportó el asesinato de otros 11 mineros por enfrentamientos entre
personas que controlan los yacimientos ilegales y militares que trataban de
encontrar a los responsables de la masacre anterior.
Bibliografia
https://es.mongabay.com