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Vigilar el correcto desarrollo de los niños es fundamental para darnos cuenta de forma precoz

de aquellos trastornos que puedan tener una repercusión en su evolución. Tanto en lo que
hace referencia a su desarrollo motor, como en su escolarización y su adaptación social.

Los padres tienen un papel fundamental. Los signos que ellos notan en sus hijos, nos pueden
orientar a los pediatras para identificar problemas del desarrollo de sus hijos.

Desarrollo psicomotor grueso

En esta edad se inicia la bipedestación (se ponen de pie). También se inicia la deambulación
(andan). Primero con ayuda y luego sin ella. Manipula los objetos más grandes. - Sobre los 15
meses beben de una taza. Sobre los 16 meses suelen caminar solos. A los 18 meses algunos ya
corren. Y a los 24 meses suben y bajan escaleras.

- A partir de los 18 meses puede ayudar a desnudarse.

- No gatear o caminar de puntillas puede ser normal.

- Lanzan una pelota con la mano.

Desarrollo motor fino

- Con 12-13 meses ya toman el biberón solos. Empiezan a usar la cuchara y el tenedor.

- Con 15 meses los niños inician el uso del pulgar-índice. Es lo que se ll

ama la “pinza inteligente”. Hacen torres de cubos. A los 2 años ya son seis cubos los que
pueden apilar.

Si antes de los dos años usan una mano de forma preferente puede denotar un problema
motor en la mano que no usan. Hasta los dos años no se muestra la predominancia de una
mano sobre la otra.

Desarrollo visual

Los niños con 1 año ya tienen el fondo de ojo formado. Las lágrimas ya son normales. Y las
obstrucciones del lagrimal, frecuentes en el primer año de vida, se han resuelto. La agudeza
visual es casi completa a partir de los 18 meses.

Ambos ojos deben recibir por igual los estímulos visuales. De esta forma se evitará que un ojo
vea mejor que el otro. Así se puede prevenir lo que se llama “ojo vago”. Si el niño gira la
cabeza o desvía un ojo al mirar debe de comentarlo con su pediatra.

- A los 15-18 meses el niño mira las ilustraciones de los cuentos con interés. Puede reconocer
los objetos de los cuentos.

Desarrollo auditivo

La capacidad de oír funciona bien al nacer. Por lo tanto, si con 1 año no responde a los sonidos,
no se gira cuando se le llama o no inicia el lenguaje, son motivos para ir a su pediatra.
- A los 12 meses los niños ya saben el significado de muchas palabras y el nombre de sus
padres.

- A partir de los 12 meses dicen sus primeras palabras. Éstas van en aumento hasta los 2 años.

- Entre los 15 y los 18 meses ya señala las partes de su cuerpo cuando se le nombran.

- Y con 16 meses da los objetos que se le piden y ya identifica sonidos a distancia.

- Con 18 meses entiende preguntas sencillas. Ya contesta con si o no y entiende frases


completas. Cuando se les lee un cuento identifican y relacionan lo que oyen con las imágenes.

Desarrollo del lenguaje

Con 12 meses un niño dice palabras con significado como papá o mamá. Y con 13 meses
órdenes sencillas como “toma" o "ven”. Con los meses van aumentando el número de
palabras. Sobre los dos años pueden decir más de 10 palabras.

Inician el “pensamiento simbólico”. Ya entienden que las palabras sustituyen a cosas.

Se inicia el uso del “no”. Y con 18 meses combinan dos palabras. (Leer: Señales de alerta en el
desarrollo del lenguaje)

Desarrollo afectivo y social

Los niños de 12 meses ya vienen cuando les llaman. Pueden ayudar a vestirse solos con 13
meses. Juegan al escondite.

- A los 18 meses imitan a los adultos en acciones cotidianas como limpiar, barrer…¡

- A los 2 años inician el juego en paralelo con otros niños, pero aun no hacen un juego
compartido.

SIGNOS DE ALARMA (importante: área de comunicación e interacción social)

http://www.familiaysalud.es/sites/default/files/alerta_un_ano_0.png

Desarrollo Psicomotor y Emocional de 0 a 2 años - Tu hijo

El desarrollo psicomotor y emocional está estrechamente relacionado con la adquisición de


habilidades. Los avances en la etapa infantil van lográndose poco a poco, siguiendo una
secuencia constante, lógica y progresiva. Hay grandes variaciones en la evolución de cada niño
o niña, por lo que no existe un esquema muy rígido o estricto a seguir.

De 0 a 6 meses

El primer signo apreciable del desarrollo psicomotor del niño o niña es la sonrisa automática,
que consiste en un esbozo de sonrisa que se dibuja en el rostro cuando se encuentra relajado,
dormido o después de comer. Habitualmente se observa a la cuarta semana de vida, aunque
en algunos niños o niñas puede detectarse antes. Más adelante, hacia el tercer o cuarto mes,
aparece una sonrisa verdadera, voluntaria y activa, sonrisa social.
A los dos meses el bebé comienza a sostener la cabeza por breves momentos, a partir del
tercer mes la mantiene de forma estable. Entre los seis y los ocho meses, ya pueden
mantenerse sentados sin apoyo.

La manipulación es muy importante, pues indica una buena coordinación visual y motora, así
como un aumento del interés por el entorno. A los cinco meses es habitual que el niño o niña
coja objetos de forma simultánea y los cambie de mano.

Es importante establecer una relación afectiva positiva entre el niño o niña y los padres.

Es muy importante el contacto físico, hablarle, cantarle, etc. Y según van cumpliendo meses,
llamar su atención buscando su respuesta y sonrisa, intentar que siga con la mirada objetos y
colores llamativos, darle cosas con diferentes texturas, incitarle a buscar objetos, ofrecerle
juegos con sonidos y colores intensos y sobre todo jugar mucho con ellos

De 6 a 12 meses

La edad en que los niños y niñas se ponen de pie y empiezan a andar sin apoyo es muy
variable. Hay algunos muy precoces que lo hacen a los nueve o diez meses y otros más lentos
entre los 14 y 16 meses.

En esta etapa descubre el entorno que le rodea y mantiene una relación afectiva muy fuerte
con los padres, por lo que necesitará sentirse cerca de ellos frecuentemente.

A lo largo de esta etapa se pueden ir haciendo las siguientes actividades: Estimular el apoyo de
los brazos, dar palmadas, hablarle, presentarle objetos nuevos y vistosos, contarle cuentos,
potenciar el gateo, juegos que fomenten su independencia como el cucu-trastras o
esconderse, estimular la coordinación de sus manos, ayudarle a iniciar la marcha e ir
estimulándole poco a poco, hacer torres de cubos, etc.

De 12 a 24 meses

Durante esta etapa el niño o niña continúa su desarrollo, adquiriendo las siguientes
habilidades:

12 meses: Recorre solo pequeños trayectos y con pequeños puntos de apoyo, escucha las
palabras con mayor atención y repite palabras familiares bajo la influencia de la imitación,
expresa claramente rasgos de miedo, afecto, celos, simpatía, etc.

18 meses: Puede ponerse de pie prescindiendo de toda ayuda, Puede trepar a una silla o sofá,
señala dibujos, arroja objetos, si se le pide verbalmente, señala la nariz, ojos, boca… Posee un
vocabulario de 10 palabras, empieza a reclamar (mío, tuyo). A esta edad no sirve la disciplina
severa ni la persuasión, ya que no existe el sentimiento de culpa.

24 meses: Es menos acaparador con su madre, su movilidad aumenta, sus juegos son en
solitario, resiste más en una actividad, tiene un gran sentido de posesión con objetos y
juguetes, los pronombres mío, tuyo, mí y yo se empiezan a usar en este orden, cuenta sus
experiencias convirtiendo el pasado en presente o futuro, progreso del control manual.

Es muy conveniente motivar al niño o niña, participando en todos sus juegos, conversar con
ellos y proporcionarles juegos y juguetes que estimulen su curiosidad y capacidad de
investigación.

Consejos para estimular el lenguaje.

Darle tiempo para expresarse, Aprovechar todas las ocasiones para hablarle y comentar lo que
hace o presencia, utilizar un lenguaje apropiado, no hablarle con demasiada rapidez sino
alargando un poco las sílabas, respetando la puntuación y acompañándolo siempre con los
gestos.

Comportamiento de los padres ante caprichos y desobediencias

No proteger demasiado al niño o niña para que pueda experimentar sus frustraciones.
Enseñarle a distinguir entre necesidad y capricho.

Los niños y niñas deben aprender a jugar sólos o con amigos y amigas.

Las normas de comportamiento deben ser consensuadas por ambos progenitores, evitando las
actuaciones contradictorias.

Mantener con el niño o niña una actitud positiva, con frases de apreciación y valoración
cuando corresponda, sin críticas continuas que le trasmitan inseguridad.

No imponer las cosas a través de castigos corporales o chantajes. Hay que explicar y tratar de
convencer y si el niño no razona, debe mantenerse la posición tomada con firmeza y sin perder
la calma.

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Cada niño lleva su ritmo de aprendizaje y debemos respetarlo, pero podemos ayudarle a
desarrollar ciertas habilidades. Estos ejercicios deben realizarse trabajando ambas partes del
cuerpo por igual. Todos los ejercicios deben hacerse con mucho cuidado, sin forzar al bebé y
eligiendo con cuidado el momento en el que el bebé esté más descansado o dispuesto para
prestar atención.
Ideas de ejercicios de estimulación y psicomotricidad para el bebé

1. Fortalecer el tronco. Coloca al bebé boca abajo en una pelota grande (de Pilates o una
pelota de playa hinchada) y la balancearemos a los lados para que fortalezca el tronco.

2. Mantener el equilibrio. Boca abajo pondremos un rodillo debajo de su pecho y le


sujetaremos de las piernas hacia delante, y hacia detrás como jugando a la carretilla.
Podremos colocar un juguete delante para que quiera cogerlo.

3. Fortalecer el cuello. Colocaremos al bebé sobre una cuña boca abajo y mientras juega con
algún juguete le pasaremos la mano por la espalda, ya que los estímulos en la espalda les
hacen levantar la cabeza. Aprovecharemos el juguete que tenga para llevárselo de lado a lado
para que se sujete con las manos en la cuña y pueda levantar más la cabeza para seguir el
juguete, intentará cogerlo con una mano sosteniéndose con la otra. Repetir el ejercicio con el
otro lado del cuerpo.

Bebés de 3 meses

1. Ejercicios de rodado. Tumbaremos al bebé boca arriba y levantaremos el brazo sobre el que
se va a girar, después de haberlo practicado varias veces con un juguete podremos estimularle
para que sea él solito quien voltee para coger el juguete.

Bebés de 4 meses

1. Fortalecer la espalda. Sobre una cuña boca arriba le sujetaremos de las manos y le
ayudaremos a sentarse, dejando que el bebé haga fuerza para subir. Comprobaremos que
sujete bien la cabeza al levantarse, cuando le cueste menos lo haremos sin cuña, directamente
tumbado en una superficie plana. Para qué coja fuerza en las manos podemos darle un aro
para que lo coja y nosotros moveremos el aro para levantarle (sujetándole de sus manitas).

2. Aprender a sentarse. Este ejercicio consiste en sostener el brazo sobre el que se va a inclinar
un poco doblado y ayudarle a sentarse apoyando el codo en el suelo y voltearle un poco hasta
sentarle.

Bebés de 6 meses

1. Favorecer el arrastre. Colocarmos un juguete cercano al bebé y le impulsaremos un poco


empujándole de las nalgas para que se acerque a cogerlo.

Bebés de 7 meses

1. Estimular el gateo. Estableceremos un patrón cruzado entre dos personas (una delante y
otra detrás) y haremos el movimiento de gateo, siempre moviendo el brazo y la pierna
contraria como si gateáramos.

Bebés de más de 7 meses


1. Reforzar el gateo. Cuando ya gateen, podemos jugar con túneles (si no tenemos un túnel lo
podemos hacer con sillas o sabanas) a pasar por dentro y empezar a poner obstáculos como
juguetes o almohadones.

Bebés de más de 9 meses

1. Ejercicios de marcha. Podemos usar una hilera de sillas para que se apoye, un banco o un
mueble bajito para que se sostenga, también puede sostenerse en una pared para dar sus
primeros pasos.

2. Ejercicios para caminar. Podemos coger una sábana y pasarla por su pecho para favorecer la
marcha.

Bebés de más de 12 meses

1. Camina en equilibrio. Cuando ya anden solos podemos hacer circuitos para que anden
esquivando juguetes o almohadones.

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Sally Goddard

Cuando un niño nace, deja el entorno protector blando del útero para entrar a un
mundo donde se ve asaltado por una cantidad abrumadora de estímulos sensoriales.

Para sobrevivir, está dotado de un conjunto de reflejos primarios diseñados para


asegurar la respuesta inmediata al nuevo entorno y a sus necesidades cambiantes. Los
reflejos primarios son movimientos automáticos, estereotipados, dirigidos desde el
tronco del encéfalo y ejecutados sin implicación cortical.

Son esenciales para la supervivencia del bebé en sus primeras semanas de vida y le
aporta el entrenamiento rudimentario en muchas de las habilidades voluntarias
posteriores. No obstante, los reflejos primarios deberían tener una vida limitada y
después de haber ayudado al bebé a sobrevivir en sus “arriesgados” primeros meses
de vida deberían inhibirse o ser controlados por centros superiores del cerebro. Esto
permite que se desarrollen estructuras neurológicas más sofisticadas, que permiten a
su vez que el niño tenga control sobre sus respuestas voluntarias.

Si estos reflejos primarios permanecen activos después de los 6 – 12 meses de vida, se


les denomina aberrantes y pasan a ser la evidencia de una debilidad o inmadurez
estructural en el sistema nervioso central. Si la actividad de los reflejos primarios
continúa también puede impedir el desarrollo de reflejos posturales posteriores, que
deberían surgir para capacitar la madurez del niño a interactuar eficazmente con el
entorno. Los reflejos primarios activos después de los seis meses de edad pueden dar
como resultado patrones de comportamiento inmaduros o pueden provocar que
permanezcan sistemas inmaduros, a pesar de la adquisición de habilidades
posteriores.
El equipo fundamentalmente esencial para el aprendizaje será ineficiente o erróneo, a
pesar de una capacidad intelectual adecuada. Es como si las habilidades posteriores
permanecieran atrapadas en un estado de desarrollo anterior y en lugar de pasar a ser
automáticas, sólo pudieran controlarlas a través de un esfuerzo consciente continuo.

Los reflejos primarios surgen en el útero, están presentes en el nacimiento y deberían


haberse inhibido a los seis meses de edad, a los doce meses a mucho tardar.

La inhibición de un reflejo frecuentemente se relaciona a la adquisición de una nueva


habilidad. Los reflejos aberrantes individuales nos pueden dar pistas de qué es lo que
está activamente dificultando el desarrollo de habilidades posteriores.

Niños con un grado moderado de anormalidad refleja se pueden beneficiar de una


combinación de formas de enseñar especializadas y algunos ejercicios diseñados para
mejorar el equilibrio y la coordinación. Sin embargo, si hay un grupo de reflejos
aberrantes presentes, se dice que existe un retraso del desarrollo neural. En tales
casos, el niño sólo será capaz de mantener una mejoría a largo plazo después de seguir
un programa de estimulación/inhibición de reflejos, hecho específicamente para él
que pueda tratar los reflejos aberrantes todavía presentes.

Un programa de estimulación/inhibición de reflejos consiste en movimientos


estereotipados y específicamente físicos practicados aproximadamente durante cinco
o diez minutos al día, a lo largo de un período de nueve a doce meses. Los
movimientos implicados están basados en el conocimiento detallado de la cronología
de los reflejos y el desarrollo “normal” del niño.

Extractos del libro “Reflejos, aprendizaje y comportamiento” de Sally Goddard, N.D.T.,


coordinadora del Institute for NeuroPhysiological Psychology.

Reflejos primarios y secundarios en el bebé


Reflejos primarios
Son los que manifiestan el bebé en el momento de su nacimiento y que algunos
pueden desaparecer en algunos meses. Por ejemplo:

– Movimiento de los pies. Cuando se sostiene al bebé por las axilas y en posición
vertical, se consigue que el bebé mueva los pies como si estuviera queriendo caminar.
Este reflejo suele mantenerse por unos cuatro meses.

– Giro de cabeza. Cuando se acuesta al bebé sobre su espalda, se consigue que el bebé
gire la cabeza hacia un lado, a la vez que mantiene sus brazos estirados hacia arriba.
Dura unos tres meses.

– Presión en las manos o reflejo Prensil. Cuando se coloca un objeto en una mano del
bebé, él intentará cerrarla. El contacto que se establece entre la persona y el bebé
favorece al vínculo afectivo. Suele desaparecer a los 6 meses.
– Presión en la boca o reflejo de Succión. Cuando se coloca o se roza suavemente un
objeto en los labios del bebé se le provoca la succión. Puede durar hasta el cuarto mes.

– Presión en los pies. Cuando se roza la parte de arriba del dedo pulgar del pie de los
bebés, ellos flexionarán automáticamente todos los dedos. Dura hasta los nueve o
doce meses

– Reflejo de los lados o de equilibrio. Cuando el médico, al levantar al bebé alzándolo


de un costado, éste encogerá la pierna de arriba mientras que estira la otra dejándola
“colgar”. Se comprueba así su sentido de equilibrio.

Reflejos secundarios
Son los que se manifiestan a lo largo de los primeros meses de vida del bebé y que
también pueden desaparecer con el tiempo. Por ejemplo:

– Reflejo de Galant. Cuando al pasar la mano por la parte baja de la espalda y hacia los
lados del bebé, se observa que él arquea ligeramente el cuerpo hacia arriba y hacia los
lados. Puede durar hasta el año de nacido.

– Reflejo del Moro. Cuando se pone el bebé tumbado sobre una superficie blanda y se
le sostiene y tira por las muñecas, separándolas un poco, y dejándole caer hacia atrás.
El bebé abrirá los brazos y los echará hacia delante como si de un impulso quisiera dar
un abrazo. Luego llora. Dura hasta el cuarto mes de vida.

– Reflejo de Búsqueda. Cuando se toca o acaricia los labios de la boca del bebé, él
vuelve la cabeza y abre la boca para seguir o buscar en la dirección del contacto. Eso
ayudará al bebé a encontrar el pecho o el biberón para alimentarse. Al primer mes el
bebé puede girar la cabeza en busca de lo que ha sido puesto en sus labios.

– Reflejo de Arrastre. Cuando el bebé, colocado boca abajo, intentará mover sus
piernas para avanzar gateando. Se puede ayudarlo colocando los pulgares bajo los pies
del bebé. Le servirán de apoyo. Este reflejo suele mantenerse hasta los tres meses de
vida.

– Reflejo de Landau: Cuando al suspender al bebé en posición ventral, su tronco se


endereza, la cabeza se eleva y los pies y brazos se estiran. Suele aparecer por el cuarto
mes y desaparecer por el décimo mes.

– Reflejo del Paracaídas: Cuando se sujeta al bebé por los costados boca abajo y se lo
inclina hacia delante, él reaccionará extendiendo los brazos y abriendo las manos.
Aparece por los seis meses y desaparece por los nueve.
– Reflejo del Gateo: Cuando al poner el bebé acostado sobre su barriguita y en una
base sólida y segura, se puede notar que automáticamente él se pondrá en posición de
gateo. Suele aparecer por los 6 o 7 meses hasta que empieza a caminar.

– Reflejo del Paso: Cuando al tomar el bebé alrededor de su barriga, sujetándolo por
debajo de sus axilas y tratando de ponerlo de pie, el bebé empezará a realizar
movimiento como si estuviera dando sus primeros pasos, al tocar sus pies a una base
sólida. Así empieza el proceso para que el bebé aprenda a caminar.

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