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ETICA,
REALIDAD Y
BELLEZA
Yesica Grillo
INSTITUTO SUPERIOR DE CIENCIAS SAGRADAS SAN MIGUEL ARCANGEL
TEMA
El descenso del alma por la belleza de las criaturas, (tomado de “Descenso y Ascenso
del alma por la belleza” de Leopoldo Marechal), como uno de los causantes de la ética
voluntarista autónoma.
OBJETIVO PRINCIPAL
Determinar los aspectos que llevan a la promoción de una ética voluntarista
autónoma, dejando de lado la ética realista.
MARCO TEORICO
A la hora de encuadrar nuestro trabajo lo primero que debemos hacer es distinguir
entre dos tipos de posturas filosóficas que se encontraran a lo largo del mismo.
La primera postura a la que nos referimos es el realismo, en el cual ubicamos al filósofo
antiguo Aristóteles.
“Según Aristóteles, la realidad es este mundo de cosas concretas en que vivimos: como
esta casa, este árbol, aquel hombre singulares.”1
Esta afirmación intenta diferenciarse de Platón quien sostenía que existían dos
mundos, uno donde se encontraban las cosas en sí, las esencias separadas. Y este
mundo sensible donde la realidad es aparente, no hay cosas en sí.
Entonces Aristóteles se dedica a la filosofía primera o metafísica que es el estudio “del
ente en tanto que ente”. 2 El ente es todo lo que es y “se dice de muchas maneras”
por eso existe el modo de ser en sí y el modo de ser en otro. El modo de ser en si es la
ousia o esencia, es decir lo que la cosa es y el modo de ser en otro se refiere a los
accidentes.
“El modo de ser fundamental es el ser "en sí", la substancia, porque todos los demás
modos de ser, los accidentes, en última instancia se refieren a la substancia. (…) Desde
el punto de vista de su estructura, la ousía sensible es un compuesto o concreto
(συνολν [synolon]), es decir, no algo simple, sino constituido por dos factores o
principios, que Aristóteles llama materia (υλη) [hyle]) y forma (µορφη [morphé]) 3
El eje de la filosofía realista se remonta al hecho de que existe una realidad extra
mental que el hombre puede conocer, en otras palabras que existe aquello distinto del
hombre y que este lo conoce, pero existe más allá de ese carácter de “en tanto que
conocida” por el hombre. Pues la realidad misma está ahí y el ser humano la conoce, y
es capaz de conocer las esencias de las cosas, lo que las cosas son. De este modo el
hombre es capaz de abstraer la materia y llegar a formar un concepto que exprese lo
que es la cosa, un juicio y un razonamiento, lo que es propio del pensamiento
filosófico.
1
Adolfo Carpio. 2004. Principios de Filosofía. Ed. Glauco. Bs. As.
2
Rafael Gomez Perez. Introducción a la metafísica. Madrid. Ed. Rialp, S.A. 1990.
3
Adolfo Carpio. 2004. Principios de Filosofía. Ed. Glauco. Bs. As.
Por otro lado desde el pensamiento moderno se generó una constante contraposición
a esta filosofía. Es la época en la que comienza un descreimiento de la cosa en sí extra
mental, la determinación de su no existencia real o aquella idea desde Kant de que el
hombre no puede conocerla y solo se limita a construir él mismo un objeto de
conocimiento.
“En efecto, racionalismo y empirismo coinciden en ser formas del realismo. Este
término, como tantos otros en filosofía, tiene muchos sentidos; aquí se lo va a emplear
para designar la teoría que sostiene que en el acto de conocer lo determinante es el
objeto: que cuando se conoce, quien tiene la primera y última palabra no es el sujeto,
sino la cosa misma.
Sin embargo existe otro tipo de valoración antropológica que presupone que el
hombre no tiene una naturaleza dada, tal como se expresa ut supra, sino que va
construyendo su ser mismo, es decir no existe un modo de ser humano. Se trata del
existencialismo que dice algo así como:
4
Adolfo Carpio. 2004. Principios de Filosofía. Ed. Glauco. Bs. As
5
Boecio, cfr. De duabus naturis et una persona Christi, cap. 3; PL 64, 1343
6
Sto. Tomas de Aquino. De veritate, q.1, a 1.
7
Aristóteles. Ética a Nicómaco, I, c1, 1094ª 3
“¿qué es lo que hace que el hombre sea hombre? Su conciencia. Y continua, el ser
consciente esta pues separado de sí mismo, pero ¿Por qué? Por nada. La conciencia no
es más que la materia bruta, es falta de ser, es nada. Esto da al hombre la tarea de
construirse a sí mismo (…) que es lo que confiere su existencia, él se hace existir. Así la
existencia precede y condiciona la esencia.” 8
8
Roger Vernaeux. Lecciones sobre existencialismo. Club de Lectores. Parte 3era “Maestros Franceses”
Cap. I La Ontología Fenomenológica de Jean Paul Sartre.
9
Elio Sgreccia. Manual de Bioética
INTRODUCCION
En el presente trabajo se hará un abordaje que, por el hecho de ser filosófico, busca
una causa. Tomando como tema central, dos partes de la filosofía práctica, que son la
Ética y la Estética.
En este caso será la estética la que explique las causas de un tipo de ética
determinado.
Una vez aclarado esto en preciso entonces comenzar la tarea que nos hemos
propuesto, pues intentaremos establecer la causa de una ética actual que se centra en
el voluntarismo autónomo, lo que explicaremos más adelante. Dejando de lado teorías
que proceden de una ética realista.
Esta causa será abordada desde el ensayo del autor argentino, Leopoldo Marechal,
“Descenso y Ascenso del alma por la belleza”. Desde el mismo trataremos de focalizar
en lo que Marechal llama el “Descenso del alma por la belleza”. De aquí derivará la
causa de la que hablamos. Pero antes mostraremos las consecuencias del voluntarismo
autónomo y como se llegó hasta él, tomando como ejemplo la obra de F. Nietzsche “El
ocaso de los ídolos” desde su capítulo “Sobre como terminó convirtiéndose en fabula
el mundo verdadero”. Nietzsche va a representar en este caso el pensamiento
contemporáneo que adopta una nueva perspectiva del ser humano y del mundo,
olvidando el realismo y sus bases.
.
1. TIPOS DE ÉTICA
1.1 NOCION DE ÉTICA:
La filosofía es la ciencia que estudia todas las cosas desde sus causas primeras o
ultimas con la luz natural de la razón. Las dos grandes partes de la filosofía son la
FILOSOFIA TEORICA, donde ubicamos la lógica, la metafísica, antropología, filosofía
de la naturaleza, gnoseología; y por otro lado la FILOSOFIA PRACTICA que se divide
a su vez en filosofía del hacer o del arte (estética, filosofía de la técnica) y la
filosofía del obrar o ÉTICA.
La ética como parte práctica de la filosofía es definida por Ángel Rodríguez Luño
en su obra “Ética General”, del siguiente modo:
“El estudio filosófico-practico de la conducta humana”10
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es qué significa que la filosofía
estudie la conducta humana y es aquí donde entra en juego la definición de
filosofía que mencionamos anteriormente.
Si la filosofía estudia todas las cosas, esto es “todo lo que es”, Entonces también
estudiará el obrar humano. Ahora bien ¿a qué nos referimos cuando hablamos de
conducta humana?:
Tal como afirma Santo Tomas es preciso distinguir entre los actos humanos y los
actos del hombre. Los actos humanos son los que proceden de la voluntad libre11,
mientras que los actos del hombre son las acciones no libres, como la circulación,
la respiración, etc.
El primer caso se refiere a todo aquello que el hombre realiza según el libre
arbitrio de la voluntad.
Entonces hablamos de conducta humana ya que estos actos a los que nos
referimos como propiamente humanos son lo que lo conducen a si mismo hacia
donde quiere dirigirse.
Por eso Rodríguez Luño afirma que “La Ética debe reflexionar, por tanto, acerca de
la bondad y de la maldad específica de las acciones libres” y que estas lo
conducirán o no a su fin.
Estamos refiriéndonos entonces a un abordaje del actuar humano desde la
filosofía. De esta forma podemos decir que al hablar de ética tenemos que tener
en cuenta desde qué postura filosófica nos centraremos. A decir verdad todas las
10
Ángel Rodríguez Luño, Ética General. Ed. EUNSA. 2010. España
11
Así lo afirma Rodríguez Luño en el texto nombrado ut supra: “El sujeto de lo moral y de lo inmoral es la
voluntad libre. Sólo los actos de la voluntad, y los actos de otras facultades humanas (pensamientos,
recuerdos, acción de alimentarse, etc.) en cuanto imperados o al menos consentidos por la voluntad,
pueden ser moralmente buenos o moralmente malos. Por eso la Ética se ocupa únicamente de las
acciones libres”
corrientes filosóficas tienen explícita o implícitamente una perspectiva ética,
incluso las que sostienen no tener ninguna. Es por ello que a continuación
presentaremos los dos grandes tipos de ética que a nuestro parecer representan
las dos posturas contrapuestas que presentaremos en este trabajo.
Para entender estas afirmaciones tenemos que saber los principales postulados de
la corriente filosófica a la que nos referimos:
EL ENTE:
Decimos que “lo que tiene ser puede denominarse con el nombre de ente” 14 o que
ente es todo lo que es. A su vez al decir la palabra “ente” estamos refiriéndonos al
participio presente del verbo ser (esse). Entonces el ente es “lo que”, es decir un
algo, que participa, (participio presente), del ser. Aquí vemos que la noción de la
que hablamos no es simple sino una composición metafísica en la que distinguimos
la esencia y el acto de ser.
La esencia es aquello por lo que una cosa es lo que es y no otra cosa y el acto de
ser es el acto que a través de la esencia hace ser al ente. Este último no debe
confundirse con existir que es en realidad el resultado de tener ser.
12
La realidad y el bien en Josef Pieper. Disponible en http://www.slideserve.co.uk/documents/pieper-la-
realidad-y-el-bien.
13
Aristóteles. Ética a Nicómaco I,6, 1097b
14
Rafael Gomez Perez. Introducción a la metafísica. 1990. Ed. Rialp. Madrid.
15
Aristóteles. Metafísica. Libro IV
decimos que SUBSTANCIA Y ACCIDENTE son dos modos de ser del ente. En la
observación del cambio se manifiesta esta distinción. La substancia es aquello a
cuya esencia le corresponde ser en sí, lo que subsiste. Mientras que el accidente es
aquello a cuya esencia le corresponde ser en otro. Así la primera es lo esencial, lo
central de una realidad, lo que hace que algo sea lo que es, es el sustrato de los
accidentes. Es decir que los accidentes se apoyan en la substancia.16
Los accidentes son determinaciones del ente y se dan, múltiples, en el sujeto. Hay
varios tipos de accidente según lo que predican de un sujeto:
Entonces tal como dice Gomez Perez: “la substancia realiza plenamente la noción
de ente.” Ahora bien, cuando algunos dicen que el principio substancial reside en la
materia y otros dicen que lo hace en la forma, Aristóteles diría que ambos están en
lo cierto pero de manera parcial, ya que se trata de las dos cosas a la vez. De este
modo “la forma, en la medida en que es el principio que determina, actualiza,
realiza la materia, constituye aquello que es cada cosa – su esencia- y por lo tanto
es substancia de pleno derecho”17
16
Los accidentes son aspectos a cuya naturaleza compete ser en otro, es decir, pertenecen
intrínsecamente-inhieren- a otra realidad que posee propiamente el ser y es su sujeto: la substancia.
Filosofía de la Naturaleza. Mariano Artigas y Juan José Sanguinetti. 3er edición. Ed. EUNSA. Pamplona
17
Giovanni Reale y Darío Antisieri. Historia del Pensamiento Científico y Filosófico. Tomo Primero-
Antigüedad y Edad Media. 1995. Ed. Herder. Barcelona.
Unidad: todo ente es uno porque tiene una cierta indivisión interior y una
cierta división con lo otro.
Alicuidad: todo ente es algo, quiere decir que se diferencia de la nada
Coseidad: todo ente es una cosa, es res. Apunta a que todo ente tiene una
esencia.
Verdad: todo ente por el hecho de ser ente es verdadero. Estoy aclarando
del ente que tiene cierta inteligibilidad fundada en cierta claridad interior.
Esto es en relación a una inteligencia.
Bondad: todo ente es bueno, tiene una cierta perfección interior que lo
hace amable, querible. Esto es en relación a una voluntad.
Belleza: todo ente por el hecho de ser ente es bello. Una belleza que surge
del esplendor de una claridad interior y la perfección interior.
Tal como afirma Ayllon en su obra “En torno al hombre”: la idea de verdad se
puede entender como la idea de inteligibilidad. El mundo es entendible porque
fue pensado antes de existir18. Y como afirma Santo Tomas, entonces “toda
cosa esta constituida entre dos entendimientos” (una que la crea y una que la
conoce). Siendo, las cosas manifiestan lo que son.
Cuanto más perfecto es algo más apetecible es, algo es perfecto en la medida
en que está en acto. Y el primer acto de toda perfección es el ser, es la primera
18
José Ramón Ayllon. En torno al hombre. 1992 ed. Rialp. Madrid.
19
Aristóteles. Ética a Nicómaco, I, c1, 1094ª 3
perfección, es decir bondad ontológica. Entonces se dice que en la medida que
algo es, es apetecible. O del mismo modo en la medida que es, es bueno.
Como dijimos al hablar del trascendental “verdad”, las cosas tienen verdad
porque fueron prepensadas, vienen de una inteligencia, y en esta instancia las
cosas son buenas porque proceden de una bondad.
“en un sujeto determinado, la belleza y la bondad son una misma cosa, pues se
fundan en una misma realidad, que es la forma, y por eso lo bueno se considera
como bello”
Ahora bien, el bien se refiere al apetito pero la belleza hace referencia también
a lo cognoscitivo, de este modo lo bello no tiene ni solo que ver con la voluntad
ni solo que ver con la inteligencia, sino que se trata de ambas.
20
“Pulchrum est quod visum placet”
Así pues el Aquinante va a decir que la captación de la belleza está unida a
diferentes notas de la cosa:
De este modo decimos que unidad, verdad y bondad al ser captada por el
sujeto produce “la belleza”. Pues es propio del bien satisfacer el deseo. Bello es
el bien con una relación al conocimiento. Así lo bello es un bien con su ser visto
o conocido.
La participación:
Participar es lo mismo que decir tener parte (partem capere). Una vez que
definimos y expusimos al ente, su estructura y sus propiedades trascendentales
cabe aclarar que tanto estas últimas como el acto de ser mismo se dan al ente
por lo que denominamos la participación.
EL HOMBRE
Para entender la segunda afirmación que hemos seleccionado como base para explicar
este tipo de ética a la que nos referimos, es sumamente importante explicitar la
concepción antropológica de esta corriente.
Cuando Aristóteles habla acerca del alma va a decir que esta es la parte esencial de un
ente, es decir es la forma del mismo, lo que hace que sea lo que es y no otra cosa,21
por esa razón existe para cada tipo de ente un tipo de alma que recoge algunas
facultades distintivas. Para explicarlo brevemente diremos que existe el tipo de alma
“nutritiva” o “vegetativa”22 que es la que simplemente se nutre y desarrolla,
correspondiente a las plantas. En segundo lugar el alma “sensitiva” es la propia de los
animales, que a la facultad anterior de nutrirse le agrega lo sensible, la sensibilidad, lo
apetitivo, el deseo, el dolor, el placer23. Y por último y más acabada existe el alma
“racional” que es la que corresponde al hombre, quien además de las anteriores
facultades añade lo propio, es decir la razón.24
Teniendo en cuenta esto decimos por un lado que es capaz de inteligir, es decir de
separar la materia de la forma u abstraer la misma y conocer así las esencias, lo que las
cosas son. Y por otro que su voluntad es libre. Explicaremos a continuación cada una
de estas facultades del hombre.
Estas son denominadas por Jaques Maritain26 como las tres operaciones del espíritu,
lo cual desarrolla del siguiente modo:
Según la simple aprehensión, es decir “el acto por el cual la inteligencia capta o percibe
alguna cosa sin afirmar o negar nada”; es aquí donde el hombre capta una naturaleza o
esencia. De esta manera la persona humana es capaz, a partir de la abstracción, de
llegar a formar un concepto mental en el que aprehendemos una esencia o naturaleza.
La cual es designada por un “termino” o palabra que puede ser oral, la cual a la vez es
representada por un signo grafico o palabra escrita.
21
“Luego el alma es forma específica de un cuerpo natural”. Aristóteles, Acerca del alma I, 2
22
“la facultad nutritiva puede darse sin que se dé el tacto ni la totalidad de la sensación” Aristóteles,
Acerca del alma I, 2
23
“llamamos facultad nutritiva a aquella parte del alma de que participan las plantas. Salta a la vista que
los animales, a su vez, poseen todos la sensación”. Aristóteles, Acerca del alma I, 2
24
“A otros, en fin, les corresponde además la facultad discursiva y el intelecto: tal es el caso de los
hombres y de cualquier otro ser semejante o más excelso, suponiendo que lo haya. Los que poseen
razonamiento poseen también las demás facultades, mientras que no todos los que poseen cualquiera
de las otras potencias poseen además razonamiento” Aristóteles, Acerca del alma I, 3
25
Boecio, cfr. De duabus naturis et una persona Christi, cap. 3; PL 64, 1343
26
MARITAIN Jaques. El orden de los conceptos. Buenos Aires, Club de Lectores
Con la segunda operación o juicio se constituye el “acto del espíritu por el cual une al
afirmar o separa al negar”. Aquí se “construye” un conjunto de dos conceptos que son
el sujeto y el predicado, unidos por una copula afirmativa o negativa, respectivo a si
convienen o no. Formando así su signo oral que da lugar a la proposición pronunciada
u oración.
La tercera operación es el razonamiento: “el acto por el cual el espíritu, por medio de
lo que ya conoce, adquiere un conocimiento nuevo”. Aquí el espíritu aprehende dos
proposiciones percibidas como verdaderas de las cuales infiere la verdad de una
tercera proposición o consecuente. Esto constituye un conjunto de proposiciones
llamado argumentación, la cual tiene por signo oral la argumentación pronunciada.
Por otro lado dijimos que el hombre está dotado también de voluntad libre, la
voluntad es la facultad del mismo que lo conduce hacia un bien, por eso decimos que
tiene por objeto el bien. Para ello tiene como instrumento el libre albedrio, o libertad
que es la facultad que hace que el hombre se autodetermine a ese bien que
previamente la inteligencia le mostró a la voluntad28. El hombre es libre en su querer y
actuación, pero no lo es de forma absoluta, sin límites. Esta limitada con la limitación
de nuestra existencia finita y singular, de nuestro conocimiento finito e incompleto.
Tomaremos como punto de partida para explicar una noción de la ética intelectualista
heterónoma todo lo expresado anteriormente acerca de la filosofía realista. Ya que
como hemos dicho es la base de la concepción ética a la que nos referimos. Así, el
hecho de que existan los entes con sus esencias determinadas, es decir aquello que
hace que las cosas sean lo que son y no otra cosa; y de que el hombre, a su modo de
ser humano, las pueda conocer y por consiguiente también pueda reconocer su
esencia misma donde lo racional es lo substancial a su ser, nos está diciendo el propio
tipo de perspectiva del aspecto ético en el ser humano. Lo que explicaremos a
continuación:
27
“El intelecto es capaz también entonces de inteligirse a sí mismo.” Aristóteles, III, 4
28
“en nuestra autorrealización somos libres. Y precisamente porque lo somos, necesitamos del
conocimiento como orientación; y desde luego un conocimiento espiritual e intelectual que, en el
horizonte infinito del ser, permite alcanzar la verdad y distinguir lo verdadero de lo falso.” Coreth
Emerich. ¿Qué es el hombre? Ed Herder
¿Por qué es intelectualista?
En primer lugar diremos brevemente que esta ética se funda en el intelecto, de ahí que
sea intelectualista. En el sentido que toma como facultad predominante del ser
humano, la inteligencia. Entonces también el libre obrar ético del hombre remite a la
razón, al intelecto. Como dice Santo Tomas "La razón práctica conoce la verdad como
la especulativa, pero ordenando la verdad conocida a la acción"29
La postura realista sostiene desde Aristóteles una moral teleológica o de fines, es decir,
que todo hombre tiende a un fin, y como último fin a la felicidad. Todas sus acciones se
dirigirán al mismo. Ahora bien esto se realiza en este caso con predominio de la razón,
ya que es lo propio del hombre. Este conoce la verdad de las cosas, las esencias y en
consecuencia actúa sobre ellas. De esta manera se reconoce que el modo de actuar
humano depende de aquello que le es más propio al hombre, es decir la inteligencia. A
partir de esto se puede decir que es moralmente bueno aquello que perfecciona al
hombre según su esencia y malo lo que no. Por ello es preciso que la facultad volitiva
este subordinada a la intelectiva.
Razón Práctica: el bien pasa a ser mirado como principio del obrar. La razón se hace
práctica en el dictamen imperativo de la synderesis: “debe amarse el bien y rechazarse
el mal”. Se trata de los principios prácticos.
29
Santo Tomas de Aquino. Suma Teológica, I, q. 79, a.
30
"Porque la voluntad sigue a la razón, el proceso de la voluntad corresponde al de la razón"
31
“Todo bien tiene razón de fin” Suma Teologica I-II,5,2 ad 2.
El consentimiento: la voluntad consiente a la totalidad de esos medios.
La ejecución: es el uso activo de las fuerzas del hombre para obedecer el mandato.
Al decir que la postura básica de esta ética no es ser autónomo decimos que por el
contrario es ser heterónoma.
Si ser autónomo es darse a sí mismo la propia ley –auto: propio, mismo. Nomos: ley-
heterónomo, al ser lo contrario significa que la ley viene de afuera, de lo otro, y no de
mí mismo. Así decimos que la “ley” viene del objeto y no del sujeto. Pues cuando yo
conozco la esencia de una cosa actúo en consecuencia a lo conocido, mi obrar
depende de otro. Es decir que intervienen las dos esencias, la propiamente humana
por un lado y las de “lo otro”.
Es por ello que se sostiene que existe más allá de las limitaciones del ser humano un
orden natural que no depende del hombre y que este puede conocer y actuar en
consecuencia a él. De modo que las cosas me presentan la manera de actuar, pues la
ley natural es la ley moral por excelencia.
Entonces del orden natural de la realidad, surge una ley natural y a su vez el derecho
natural. Este último, como dice Sacheri32 “es lo que se le debe al hombre en virtud de
su esencia, esto es, por el simple hecho de ser hombre.” Y continua “está integrado
por todos aquellos principios que los hombres conocen espontáneamente y con
seguridad aplicando su razón natural al conocimiento de su propio ser y de los bienes
que le son connaturales y necesarios”
De aquí surgen las principales leyes humanas, es decir que del orden natural surgen las
mismas leyes escritas o positivas. Por ejemplo de la primera tendencia se deduce que
estará prohibido acabar con una vida humana.
32
Carlos A. Sacheri. El Orden Natural. 2008. Buenos Aires. Ed. Vórtice
De estas tendencias también se deriva el modo de relacionarme con los demás entes
que se encuentran en la realidad, pues de alguna forma todo lo que realice será en
virtud de mis inclinaciones naturales.
Una vez descriptas cada una de las partes veremos como existe entre ellas una lógica
conjunción, pues dijimos que esta ética era intelectualista ya que se basa en que lo
primordial es la razón y no la voluntad. Y heterónoma porque la ley viene de la
contemplación de lo objetivo y no de uno mismo. Entonces se puede decir que cuando
el ser humano contempla la realidad y se conoce a sí mismo y a lo otro distinto de sí,
mediante la luz de la razón, (intelectualista), actúa según estas dos realidades
(heterónomo). Todo esto no quiere decir que la voluntad no tenga asidero en la acción
humana, por el contrario la voluntad libre es tan propio del hombre como la
inteligencia misma, pues son las dos facultades por excelencia, ahora bien una debe
regir sobre la otra, de este modo la voluntad libre estará “empapada” de razón, por
ello existe, como explicamos anteriormente, la razón práctica.
Entonces en este punto se nota que debe existir una apertura a la realidad de lo
natural y hacia sí mismo. Cuando el hombre se relaciona con las cosas y con otros
hombres va desarrollándose y haciendo un camino que lo lleve o no a su finalidad que
es alcanzar el bien que le es propio según su naturaleza. En este relacionarse con lo
otro se produce el crecimiento y perfeccionamiento. Por perfeccionamiento se
entiende la actualización, es decir llevar al acto la realidad plena de un ser, esto es lo
denominado “eidopoiesis” o hacer realidad o actual el propio eidos, la propia esencia.
Que en el hombre se trata de lo intelectivo, en todas sus dimensiones.
Por ello Aristóteles sostuvo que la felicidad o finalidad del hombre se encuentra en la
perfección de la actividad según la razón, perfección a la que llama virtud.
33
Adolfo Carpio. Principios de Filosofía. Buenos Aires. Glauco 2004
Entonces diremos que el deber se funda en el ser, mi actuar se adecua a la realidad de
las cosas. Y cuando el hombre se encuentra abierto a los demás seres se produce un
intercambio de dones, donde se perfecciona a si mismo y también a lo otro.
“Toda forma de vida necesita abrirse a su medio para recibir de él lo que le hace falta
para vivir. La semilla necesita entrar en comunión con el agua, la tierra, el calor, para
vivir su propia vida. Los seres se distinguen según el modo de su indigencia y sus
necesidades y les hace falta recibir de los demás los dones para superarlas. Mirado de
cerca el dinamismo de la vida podría describirse como un intercambio de dones y
necesidades. Las funciones vitales son intencionales. Necesitan salir de sí, entrar en
comunión con lo otro en tanto que otro, para poder desplegar su naturaleza. La vista
necesita de los colores, el oído de los sonidos, la inteligencia del sentido, el niño de la
ternura de la madre, el hambre del alimento. Sin hospitalidad, sin capacidad de
recepción de lo otro y donación de sí, no hay vida. Cuando la vida se cierra sobre sí y
transgrede el mandato de la hospitalidad, de la capacidad de acogimiento de los otros
se debilita y muere.
Abrir mis puertas al otro, darle espacio, es el gesto imprescindible para poder recibir
del otro lo que necesito para vivir en plenitud y viceversa. La vida necesita para su
propia salud ser hospitalaria”34
Como vemos este tipo de ética está abierta a lo trascendente e intenta la máxima
realización del individuo para alcanzar su felicidad.
34
Sextas Jornadas de Ética «No matarás» Una ética adversus el pensamiento único Filemón y Baucis.
Hospitalidad y vida. Por Marisa Mosto (UCA).
1.3 ETICA VOLUNTARISTA AUTONOMA:
En primer lugar diremos que todas las corrientes filosóficas contrarias al realismo van a
llevarnos indefectiblemente a, al menos, un aspecto de la ética en cuestión. Si negar la
ética intelectualista heterónoma, según todo lo expuesto hasta aquí, podría ser el
negar un orden natural dado y las consecuencias que esto conlleva, podemos decir que
existen tres grandes corrientes que se refieren desde algún aspecto a esta negación.
Estas son: el materialismo positivista, el relativismo y el existencialismo.
Materialismo positivista: sostiene que todo el universo, tanto físico como humano está
constituido por un único principio que es la materia. Afirma que la materia está en
movimiento y trata de justificar la variedad de seres de toda especie que existen en
nuestro planeta diciendo que las diversas partículas materiales van cambiando de
lugar y se asocian como consecuencias de fuerzas mecánicas que se irán combinando
por un azar gigantesco.
Según estas corrientes no existe un orden natural dado todo se reduce al azar, al
cambio, a lo meramente subjetivo. Si no existe un orden natural ni el hombre ni ningún
otro ente tienen un modo específico de ser, es decir una esencia. Por lo tanto todo
esta librado a la libertad de lo que desee o no hacer con su persona, incluso sin una
finalidad. Pues finalidad implicaría un orden. Vemos entonces implícita una moral
totalmente contrapuesta a la anterior. El hombre podía conocer las esencias aquí no
hay esencias, el hombre conocía su propia esencia que era ser según la razón, aquí no
hay lugar a esto, pues podría ser de este modo o no, ya que todo termina siendo
subjetivo (depende del sujeto). Aquí vemos entonces las bases de la ética a la que nos
referimos, es decir la ética autónoma, se hace su ley a sí mismo y voluntarista, ya que
no es mas según la razón, por el contrario se exalta lo apetecible, el deseo propio y la
libertad.
Kant
Kant nos presenta una estructura sólida en cuanto a lo cognoscitivo, como decía
Georgias en la antigüedad pero ahora ya desde otra perspectiva va a sostener que las
esencias no se pueden conocer y que es el hombre quien debe construir el objeto
mismo de conocimiento a través del fenómeno. Aquí el hombre si es “la medida de las
cosas”. No niega completamente que exista lo esencial o lo “en sí”, a lo que llamó
“noúmeno”, pero si sostuvo que esto no se podía conocer. Es una clara puerta de
entrada a la negación del ser mismo.
Todo este pensamiento sienta las bases de una ética autónoma. Pues si conozco la
esencia de las cosas tengo que respetarlas, limito mi libertad de acción. Para Kant
libertad es igual a autonomía. Ser libre es ser autónomo. No depender de nadie, ni de
Dios, ni de la esencia de las cosas. Si ser libre es no depender de nadie ni de nada
entonces para obrar bien no tengo que depender de nada. Se debe obrar el bien por el
deber mismo, sin nada que me condicione. Es por eso que se habla de que de algún
modo Kant intenta reprimir las pasiones. Por ejemplo, si obro de una forma
moralmente bien por amor, ya no soy libre, me condiciona el amor. Por el contrario
debe actuarse “como se debe” por el deber mismo. El deber es a priori por eso no
depende de nada.
Como un primer voluntarismo aquí la voluntad determina la forma del obrar sobre las
bases del imperativo categórico, es decir de la autonomía de la razón práctica que se
impone a sí mismo como deber.
Nietzsche
Otro de los pensadores que a mi parecer es eje de este tipo de ética, y en el cual nos
adentraremos a partir de ahora, es Friedrich Nietzsche.
En su obra “El ocaso de los ídolos” dice a diferencia de Kant que “matar las pasiones de
raíz equivale a atacar la vida de raíz”. Es el filósofo de la muerte de Dios. Él afirmó que
Dios estaba muerto y que los hombres lo habían matado. En última instancia está
diciendo que no hay realidad dada, no hay esencias, no hay fines, el hombre ahora es
responsable de todo lo que hace y dice “Es absurdo tratar de encaminar su ser hacia
un fin cualquiera. En realidad no hay finalidad alguna”.35
Entonces afirma que no hay Dios, si no hay Dios no hay una inteligencia ordenadora,
por tanto no hay orden natural dado, ni nada que me condicione la libertad. Y continua
su filosofía sosteniendo que lo propio del hombre es lo instintivo, lo apetitivo, ya no
más la razón.
“La autoafirmación -el egoísmo- no es un decir si a una realidad que nos trasciende,
sino un dar rienda suelta a nuestros instintos y tendencias fundamentales”
35
Friedrich Nietzsche. El Ocaso de los ídolos. 2008, Buenos Aires. Ed. Gradfico
Si la garantía de objetividad del discurso ético está dada por la idea de Dios como ídolo
por excelencia, solo la muerte de Dios permitirá al hombre liberarse de una moral
contraria a las exigencias de la vida. Para Nietzsche el Dios que ha muerto es el Dios
legislador y juez moral. La muerte de Dios implica también el fin de los postulados de la
razón práctica kantiana. De algún modo el dios del cielo ha muerto para que vivan los
dioses de la tierra.
Una vez expuestas las principales corrientes que determinan la ética voluntarista
autónoma, describiremos brevemente para unificar los conceptos de qué se trata la
misma:
Diremos que el voluntarismo es el término que describe las doctrinas filosóficas que
sitúan a la voluntad como la primordial de las facultades humanas, así lo volitivo es
superior a la razón en los criterios de moralidad.
Varios filósofos desde la modernidad han adoptado esta postura, como ya vimos desde
Kant con un voluntarismo ético, o el propio Schopenhauer que entendía a la voluntad
como un principio ontológico que explica la realidad, la voluntad aparece como una
cosa en sí que es totalmente irracional, hasta el mencionado Nietzsche que por
supuesto toma varias acepciones de Schopenhauer, pero desde otra perspectiva.
Nietzsche dio un gran impulso al voluntarismo, por eso nos abocaremos a partir de
ahora específicamente en su filosofía. Pues sostuvo que la fuerza motriz del desarrollo
y progreso del hombre es la voluntad de vivir y la voluntad de poder. En un mundo
donde lo primordial es lo instintivo, entonces “que gane el más fuerte”. Así se
considera lo bueno a todo aquello que eleve el sentimiento de poderío y todo cuanto
nace de la debilidad es lo malo. De esto surgen dos tipos de morales, la moral de los
señores, que consiste en la fuerza y el dominio del hombre que lucha, triunfa sobre
otros. Y por otro lado la moral del esclavo, que es todo lo contrario a ésta, es la moral
de todo cuanto se entendía hasta ahora como bueno, el amor al prójimo, la humildad,
etc.
En resumen, desde este punto de vista voluntarista, el hombre toma las decisiones de
acuerdo a aquello que le resulta agradable, apetecible y deseable en cada momento y
circunstancia, lo cual es más importante que aquello que es racional.
¿Por qué es autónoma?
Podemos ver como Nietzsche hace una inversión total de la filosofía realista, pues lo
propio del hombre no es ya lo racional, sino lo instintivo, lo animal por así decirlo. Y
dice que el mundo verdadero es falaz, es una mentira. Por eso para llegar a esta
inversión en el capítulo “Sobre como termino convirtiéndose en fabula el mundo
verdadero” de su obra “El ocaso de los ídolos”, hace un recorrido por la historia de la
humanidad hasta llegar a un tiempo donde se dé efectivamente esto que él mismo
“profetiza”, donde finalmente la razón no imperará, donde Dios muere y el hombre, el
“súper hombre”, triunfa y es finalmente medida de todo y totalmente libre. Lo expresa
de la siguiente forma:
(Mañana gris. Primer bostezo de la razón. Canto del gallo del positivismo.)
5. El «mundo verdadero» es una Idea que ya no sirve para nada, que ya ni
siquiera obliga, una Idea que se vuelto inútil, superflua; en consecuencia es una Idea
que ha sido refutada: eliminémosla.
(Día claro; desayuno, vuelta del sentido común y de la serenidad alegre; Platón
se pone rojo de vergüenza y todos los espíritus libres arman un ruido de mil demonios.)
Luego, la edad media donde el cristianismo adopta parte de la idea de los dos mundos
de Platón, donde se debe ser virtuoso para llegar a ese otro mundo donde está La
Verdad que es Dios, por eso dice que el cristianismo es un platonismo para el pueblo.
Más adelante aparece la modernidad con Kant quien sigue teniendo esta dicotomía
con lo inteligible y lo sensible, pero afirma que eso que creemos que está en otro
mundo no lo podemos conocer, así de algún modo le va quitando fuerza a ese otro
mundo invisible.
Luego aparece el positivismo de Comte quien toma enserio las afirmaciones de Kant y
no admite más conocimiento que el del mundo sensible por medio de la experiencia y
cada vez más el hombre se va librando de un mundo suprasensible.
Finalmente, arriba el propio Nietzsche que en definitiva nos va a decir que la idea de
un mundo verdadero y uno aparente, de una verdad o esencia ya no sirve para nada,
se deshace por completo del mundo verdadero y con el se deshace también de la
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Nietzsche, El Ocaso de los Ídolos.
verdad, de lo real, de la esencia propia tanto del hombre como de las cosas. El mundo
verdadero se convirtió definitivamente en una fábula, el hombre sale de la oscuridad e
ingresa al claro día.
Por último se anuncia ahora el comienzo de la filosofía de Nietzsche finaliza del todo lo
relacionado con el platonismo y comienza una nueva época en la historia. Por eso
afirma que es el mediodía de la humanidad, el momento de mayor luz.
En otro texto de Nietzsche, denominado “Así hablo Zaratustra” dedica unas páginas a
lo que llamó “De las tres transformaciones del espíritu”, donde se va a referir a ese
recorrido del que hablamos anteriormente, pero de un modo más preciso, desde
dentro del hombre mismo.
Por eso presenta al hombre primero como CAMELLO: este se agacha, con la joroba en
la que va cargando el peso, quiere la carga, quiere lo pesado, está hablando del
cristiano. Disfruta del dolor y se interna en su desierto. Desierto porque es vacío.
El existencialismo
Ahora bien esto no termina aquí, luego de Nietzsche podemos situar al existencialismo
que si seguimos una línea de razonamiento, es lo lógico luego de estos tipos de
filosofías que explicamos anteriormente. El existencialismo propone, como hasta ahora
se vino diciendo, que no existe una naturaleza dada, por lo tanto el hombre se crea, se
construye a sí mismo. Siguiendo la historia de Nietzsche se puede decir que ésta es
como si fuera la etapa de la transformación del león en niño. Donde la vida despliega
las ínfimas posibilidades y yo, individuo, creo nuevos valores, elimino todo lo anterior,
no hay nada dado. Entonces no tengo claramente un modo adecuado o no de actuar,
simplemente la libertad como máximo valor debe desarrollarse en su plenitud.
Consecuencias concretas:
Gilles Lipovetsky en su obra “El crepúsculo del deber”, hace una real descripción de la
ética moderna y posmoderna, consecuencia de este tipo de pensamientos. Afirma que
en la sociedad contemporánea la moral que predomina es la que proclama la
autoafirmación del individuo sin necesidad del deber. Aunque se busca encontrar
reglas para la vida individual y convivencia social justas y equilibradas. Las pautas
tienen que ser propuestas y sugeridas, no impuestas y que no exijan que uno tenga
que responder de tal modo que implique insatisfacción. Dice que en esta época el
deber esta anémico. Es una clara diferenciación con la época desde Kant en la cual el
deber lo era todo. No se exige a nadie un sacrificio. La sociedad “me debe brindar” las
distintas opciones para la realización de la satisfacción de los propios intereses. Así
surgen diversos factores que facilitan que esto suceda:
Aunque los valores mutaron, no se nota su ausencia pero, como naturalmente hay una
tendencia a ellos, se siente el vacío que dejaron y se tapa con otras cosas tales como el
materialismo y el consumismo.
Entonces la moral contemporánea es una moral con una base netamente autónoma y
niega claramente lo heterónomo, porque así el sujeto se limitaría, estaría condicionado
lo cual no es compatible con estar satisfechos y libremente plenos simplemente
respecto al deseo y el placer. Cambiaron los valores o, a decir verdad, el hombre
cambió su concepción de la realidad del mundo y de sí mismo y esto trajo sus
consecuencias.
Las relaciones de los hombres están menos valorizadas que las relaciones de los
hombres con las cosas. No podría haber sido de otro modo ya que uno de los pilares
fundamentales de esta ética es la famosa soberanía individual que se da en la
satisfacción. No ha hecho más que encerrar al hombre en la búsqueda de lo que a él le
satisface y todo va a ser considerado como objeto, incluso las demás personas, que
sirven o no para la satisfacción personal.
Para concluir esta parte donde expusimos la ética voluntarista autónoma y su asidero
en la realidad contemporánea, tendremos en cuenta lo dicho por Antonio Rosmini que
afirma que el hombre yerra de dos maneras
1. Al atribuir al sujeto lo que es del objeto (orden, verdad de las cosas). Aquí el
sujeto se establece con pretensión de las características del objeto. Es la etapa
de la modernidad. El orden se lo pone el hombre a la realidad. Emancipación
del orden natural. Una emancipación del pasado y de la realidad. Se cree que
esto traerá el progreso. Se asume la tarea de hacer al mundo y a nosotros
mismos. Como este progreso tiene una meta, una finalidad, se lograra el orden.
2. Al atribuir al objeto lo que es del sujeto. Es la última consecuencia de la ética
voluntarista autónoma, se trata de la etapa contemporánea. Como el progreso
nunca llegó a la meta, se invierte la situación. Más autonomía, mas
emancipación no tiene que ser todo de una forma determinada ni tener una
finalidad (Nietzsche). No hay fin, si lo hubiera no nos da la posibilidad de seguir
progresando. Se debe entender que si el hombre hace al mundo y a si mismo lo
hace como quiere, no de una forma determinada. No hay nada definido, ni
pautas, ni valores que tengan solidez.
3. CAUSA DE LA ETICA VOLUNTARISTA AUTONOMA
Una vez expuesto todo lo relacionado con los dos tipos de ética, estamos en
condiciones de adentrarnos en lo que nos hemos propuesto que es establecer la causa
del paso del predominio de la ética intelectualista heterónoma al predominio de la
ética voluntarista autónoma.
Al principio de su ensayo Marechal toma una frase de San Isidoro de Sevilla que dice lo
siguiente:
“Por la belleza de las cosas creadas nos da Dios a entender su belleza increada que no
puede circunscribirse, para que vuelva el hombre a Dios por los mismos vestigios que lo
apartaron de Él; en modo tal que, al que por amar la belleza de la criatura se hubiese
privado de la forma del Creador, le sirva la misma belleza terrenal para elevarse otra
vez a la hermosura divina”
A partir de aquí comienza a desglosarla, vemos que hay dos movimientos uno de
descenso por la belleza y otro de ascenso. Nosotros nos centraremos en el momento
en el cual el hombre desciende a las criaturas por su belleza. El autor se pregunta
entonces:
“¿Qué cosa es la hermosura de los cuerpos? ¿Qué cosa es ella, que así atrae la
mirada de los espectadores y les hace gustar el deleite de su contemplación?”
En la primer parte del presente trabajo cuando explicamos las principales posturas de
la filosofía realista encontramos a la belleza como una propiedad trascendental del ser.
y propusimos la definición que da Santo Tomas entendiendo la belleza como “aquello
que a la vista place”. Marechal toma esta misma definición para comenzar y nos dice
que:
“el término de vista o visión trae aparejada la idea de un conocimiento, y sugiere, por
añadidura, una manera de conocer; lo cual vale decir que, al contemplar lo bello,
conozco algo, y que lo conozco mediante una vía especial de la intelección. A su vez, el
término place o gusta nos dice que se trata de un conocimiento deleitable”
Ahora bien, ¿por qué sucede esto? ¿Por qué el conocimiento en la belleza se da de
esta forma? Como decían los antiguos la belleza se dice también que es un esplendor y
así continua Marechal:
Si dijimos que por la belleza se conoce un algo de modo deleitable, encontramos así las
dos facultades propias de la persona humana que son la inteligencia y la voluntad, si la
inteligencia se dirige a la verdad, la voluntad lo hace hacia el bien, hacia lo bueno. Lo
propio del hombre al estar frente a algo bello es deleitarse, (voluntad-bien), de aquella
verdad que está conociendo allí, (verdad intelecto). Ahora bien, nadie amaría
verdaderamente lo bueno si no lo conociera primero, pues como dijimos, no se ama lo
que no se conoce. Lo bello da entonces a la inteligencia el esplendor de lo verdadero y
a la voluntad el esplendor de lo bueno.
“Y se nos manifiesta en la hermosura, la cual, según dijo Tomás, “añade al Bien algún
carácter perteneciente a la facultad cognoscitiva”. Por eso enseña Dionisio que “el Bien
es alabado como hermoso”. Y afirma Plotino que “la hermosura está colocada delante
del bien”
El autor continúa y se pregunta cómo es posible que lo bello, siendo así, introduzca al
hombre en un tipo de descenso.
Y sostiene entonces que el hombre tiende a un fin. Busca, como decía San Agustín, la
felicidad. Tal como dijimos en la primer parte. Todos los hombres quieren ser felices,
incluso aunque no sean conscientes de ello, todo su actuar es en miras a esa vocación.
“la vocación del alma es la de una dicha perpetua lograda en el descanso que da la
posesión infinita del bien, y de un bien que necesariamente debemos concebir como
Uno y Eterno”
En esa búsqueda lo primero que hace el hombre es mirar hacia su alrededor y hacia sí
mismo, ambas cosas tienen algo en común, esto es: ser algo que no es por sí mismo, es
decir ni el hombre ni la naturaleza se dan a sí mismos el propio ser. Tal como
expusimos los entes son compuestos de esencia y acto de ser, el cual es participado. El
hombre no puede darse a sí mismo el ser aunque lo quisiera.
“el alma que nos ha propuesto Isidoro de Sevilla desciende a las criaturas. ¿Por qué
desciende? me dirás. Desciende porque las cosas creadas la están llamando con esa
fuerte voz de su hermosura. ¿Y a qué la llaman? Dijimos que la llaman a cierta verdad
con la intención de cierto bien. Y el alma, respondiendo a ese llamado sabroso,
desciende a las criaturas en descenso de amor, porque necesita ser feliz en la posesión
de lo bueno. Y aunque su sed es legítima, comete un error. ¡Es un error de proporciones
el suyo! Pues entre el bien relativo que le ofrece la criatura y el bien absoluto con que
sueña el alma existe una desproporción infinita.”
Ahora bien si frente a la bello no me dirijo de este modo, sino solamente con un amor
ciego, “voluntad irracional”, me pierdo en ellas.
“El alma descendente que nos propone Isidoro no estaría en descenso si ejerciera su
intelección amorosa: del amor ella practica solo el movimiento, y no la inteligencia del
fin que la mueve; por eso está vagando ahora en el laberinto de los amores engañosos.
Nos preguntamos entonces, ¿Por qué si el hombre no se comporta de ese modo frente
a la belleza, cambia su forma?
“Los antiguos enseñaban que amar no es tan solo poseer lo amado, sino también ser
poseído: no tendría el amor la virtud unificante que se le atribuye, si no exigiera una
reciprocidad unitiva. El amante verdadero trata de asemejarse al amado; y tiende a
substituir su forma por la forma de lo que ama, en un abandono de sí mismo por el cual
el amante se convierte al amado. Ahora bien, el alma posee mediante la inteligencia, y
es poseída merced al amor. De ahí que le sea dable descender a lo inferior, por la
inteligencia, sin comprometer su forma en el descenso; pero la comprometerá si, por
amor, desciende a las cosas inferiores, porque amar es convertirse a lo amado.
¿En que se convierte nuestro personaje al abandonar su forma y enajenarse de sí
mismo? Ese hombre asume la forma de lo que ama. Por eso dice Agustín: “Si amas
tierra, tierra eres; si cielo, cielo eres; si a Dios, Dios eres”. Al jugar con su forma, nuestro
personaje mucho se juega en verdad: la criatura le ofrece un bien relativo, y el alma
reposa en él sólo un instante; porque no hay proporción entre su sed y el agua que se le
brinda, y porque bien conoce la sed cuándo el agua no alcanza. Y lo que no le da un
amor lo busca en otro; y el alma está como dividida en la multiplicidad de sus amores,
con lo cual malogra su vocación de la Unidad; y corre de un amor al otro, y se
desasosiega tras ellos, con lo cual malogra su vocación de la paz o el reposo”
Si esto sucede, si uno pierde su forma al amar la belleza de las cosas sin tener presente
lo intelectivo, el hombre se destruye a sí mismo. Y tiene que ser otra cosa. Hasta este
punto llego Nietzsche. Pues él propuso la destrucción, de algún modo, de la esencia del
hombre, nos dijo que no hay esencia, y para llegar a eso debía suceder un proceso
desde dentro del hombre que a nuestro entender se da en este movimiento. En este
perderse en la realidad de las cosas que al dirigirse con un amor ciego me transformo
en aquello que amo, pero de la peor manera. Si vemos el recorrido a través de la
historia de la humanidad que hace Nietzsche podremos decir también que en un
primer momento de descenso el hombre se pierde por este tipo de “amor voluntarista
autónomo”, en la más acabada de las criaturas, por así decirlo, que es el hombre
mismo, en ese momento todavía tiene en claro que su propia esencia es la razón por
eso esta misma es exaltada. Pero a medida que sigue este camino Nietzsche nos va a
proponer una transformación radical desde dentro, diciendo que lo más propio del
hombre es lo apetitivo, lo instintivo, es decir lo animal. A media que esto es acatado
por el hombre real y no solo una corriente filosófica, el hombre sigue descendiendo y
tal como dice Rosmini atribuye al sujeto lo que es del objeto. Pues el hombre se
cosifica. Termina pensando que su ser es como un objeto, es aquí donde se dan
aquellas consecuencias de las que hablaba Lipovetsky y Bauman en el capítulo
anterior. El hombre se destruye a si mismo.
El sujeto, ante la belleza de las cosas que esplenden una verdad y un bien, se pierde en
las cosas, por amor desciende a ellas y se transforma en lo que ama, olvidando su
propia esencia y finalmente cosificándose.
Se invierte el orden natural del que mencionábamos con Sacheri, y cada vez que
alguien invierte un orden se produce un caos, incluso una muerte.
“La Creación fue haciéndose para él un intrincado enigma que sólo se aclara mediante
un trabajo penitencial del intelecto. Y debe cultivar ahora, no un fácil paraíso de
delicias, sino una tierra dura que le reclama el sudor de su frente, vale decir la fatiga de
su entendimiento en trabajosas especulaciones”
La vida ya no tiene un sentido, ya no tiene una finalidad, o esta no está clara. Así se ve
la angustia propia del hombre contemporáneo que encuentra un vacío en su
existencia.
Si al descender a las criaturas por la belleza se logra este conocimiento deleitable del
que hablábamos, podríamos si resolver el enigma de lo real.
“Y el alma, respondiendo a ese llamado sabroso, desciende a las criaturas en descenso
de amor, porque necesita ser feliz en la posesión de lo bueno. Y aunque su sed es
legítima, comete un error. ¡Es un error de proporciones el suyo! Pues entre el bien
relativo que le ofrece la criatura y el bien absoluto con que sueña el alma existe una
desproporción infinita.”
“Al revelarnos esa desproporción, las criaturas no hacen sino confirmar en cada prueba
nuestra infinita sed; y como dicha sed es el secreto del hombre, me animo a decir ahora
que la Creación (sea Esfinge o Libro), amorosamente interrogada o leída, nos revela, no
su secreto, sino nuestro secreto”
Pues todo es un singo para el hombre. Las cosas nos revelan, al buscarlas y en ellas no
encontrar la paz que anhela el alma, el hecho de que existe algo más, algo que nos
trasciende.
CONCLUSION:
En la tarea que nos hemos propuesto, encontramos que la causa de la ética
voluntarista autónoma del hombre es descender por la belleza a las criaturas y
cerrarse en sí mismo, sin poder ver la trascendencia, que justamente no hallamos
cuando nos “perdemos” en las criaturas, por un movimiento de amor ciego hacia su
belleza.
Como hemos visto las cosas son bellas, porque participan de La belleza.