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INTRODUCCION:
Ya el mismo Paul Ehrlich, al introducir por primera vez la quimioterapia en protozoos, se dio
cuenta (1907) de que algunas cepas desarrollaban resistencia a la droga durante el curso del
tratamiento.
Tras el optimismo inicial que acompañó a los éxitos de la introducción de las sulfamidas y
penicilinas (años 40 y 50), se constató igualmente un fenómeno de surgimiento de
resistencias bacterianas a estas drogas. Si bien la quimioterapia ha doblegado las grandes
epidemias bacterianas del pasado, las enfermedades infecciosas siguen con nosotros,
constituyendo un serio problema.
Con los nuevos ß-lactámicos también han empezado a surgir cepas bacterianas resistentes,
aunque aún con frecuencia relativamente baja.
Sin embargo, algunos quimioterápicos de última generación han vuelto a levantar esperanzas:
las fluoroquinolonas (véase epígrafe del cap. 20) están manteniendo e incluso incrementando
su efectividad. Por otro lado, hay que pensar en un dato de tipo evolutivo: la mayor parte de
las especies bacterianas han sido seleccionadas de modo natural con fenotipos sensibles a
antibióticos; los cambios genéticos mutacionales que las convierten en resistentes puede que
disminuyan su adaptación a otros factores ecológicos, de modo que probablemente la presión
de los antibióticos en realidad conduzca en muchos casos a un equilibrio entre cepas sensibles
y cepas resistentes. De hecho se ha comprobado un descenso en la frecuencia de cepas
resistentes a los antibióticos que se introdujeron hace más tiempo, lo que quizá indique que
para ellos se está alcanzando dicho equilibrio.
Aclaraciones de nomenclatura:
Llamamos cepa insensible a aquella cuyo fenotipo silvestre le permite "resistir" de modo
natural a un determinado antibiótico. La base de esta insensibilidad suele ser alguna
estructura de la bacteria que actúa como barrera (como por ejemplo, la membrana externa de
Gram-negativas, que dificulta el paso de muchos agentes antibacterianos).
Llamamos cepa resistente a una variante surgida por cambios genéticos a partir de un
fenotipo silvestre originalmente sensible.
Un medio por el que las bacterias pueden adquirir resistencia a los antibióticos es por la
transferencia horizontal de genes resistentes a los antibióticos. Esta transferencia de genes de
resistencia es frecuente (Gómez, 1998; Top et al., 2000), y da cuenta de muchos casos de
resistencia en las bacterias. Sin embargo, la transferencia horizontal involucra meramente la
transferencia de genes de resistencia que ya existen en el mundo de las bacterias.
Mutaciones
Las mutaciones, que se definen como cualquier cambio en la secuencia del ADN (Snyder y
Champness, 2003), proporcionan el único mecanismo genético conocido para la producción
de nuevas actividades y funciones genéticas en el mundo biológico. A la luz de esto, solo las
mutaciones tienen el potencial de proporcionar un mecanismo para la evolución que explique
el origen de la resistencia a los antibióticos. Así, solo aquella resistencia que resulte de una
mutación constituye un ejemplo potencial de «evolución en acción» (esto es, de
«descendencia común con modificación»).
De hecho, el nivel de resistencia a la rifampina que puede adquirir una bacteria de forma
espontánea puede ser sumamente elevado. En mi laboratorio obtenemos rutinariamente
estirpes mutantes con un nivel de resistencia varias magnitudes mayores que el de la estirpe
silvestre. Cuando hay rifampina presente, esta mutación proporciona una clara ventaja para
la supervivencia en comparación con las células que carecen de estas mutaciones específicas.
Pero cada una de estas mutaciones elimina la afinidad de la ARN-polimerasa por la
rifampina. Como tales, estas mutaciones no proporcionan un mecanismo que expliquen el
origen de la afinidad, sino solo su pérdida.
Una diversidad de bacterias, incluyendo la Escherichia coli, construyen una bomba de eflujo
de resistencia múltiple a los antibióticos (MAR) que proporciona a la bacteria una resistencia
a múltiples tipos de antibióticos, incluyendo la eritromicina, la tetraciclina, la ampicilina y el
ácido nalidíxico. Esta bomba expulsa el antibiótico del citoplasma de la célula, lo que ayuda
a mantener los niveles intracelulares por debajo de una concentración letal (Grkovic et al.,
2002; Okusu et al., 1996) (Figura 3). La bomba para MAR está compuesta de las proteínas
MarA y MarB, la síntesis de las cuales resulta inhibida por la proteína reguladora, MarR
(Alekshun y Levy, 1999; Poole, 2000) (Figura 3). Las mutaciones que reducen o eliminan el
control de la represión de MarR resultan en una sobreproducción de la bomba de eflujo
MarAB, lo que posibilita a la célula expulsar mayores concentraciones de antibióticos o de
otros agentes bactericidas (Oethinger et al., 1998; Poole, 2000; Zarantonelli et al., 1999).
La proteína MarA actúa también como un regulador positivo estimulando una mayor
producción de las proteínas MarA y MarB (Alekshun y Levy, 1999) [Figura 3]. Además, la
proteína MarA inhibe indirectamente la producción de la porina, OmpF, un canal en la
membrana que permite la entrada de algunos antibióticos en la célula (Cohen et al., 1988).
Por ello, la expresión aumentada de MarA aumenta la expulsión de antibióticos de la célula,
y reduce el transporte de algunos antibióticos al interior de la célula (Figura 3). Las
mutaciones de marR que reducen la expresión o la actividad de la proteína MarR posibilitarán
así una expresión excesiva de la bomba de eflujo MarAB (Linde et al., 2000; Okusu et al.,
1996), y proporcionarán una mayor resistencia de la bacteria a diversos antibióticos (Eaves
et al., 2004; Hans-Jorg et al., 2000; Notka et al., 2002) [Figura 3]. Los mutantes defectuosos
de MarR presentan también una mayor tolerancia bacteriana a algunos agentes químicos
orgánicos, como el ciclohexano (Aono et al., 1998).
Las mutaciones que aumentan la producción de esta bomba de eflujo hacen posible que estas
bacterias sobrevivan la exposición a diversos antibióticos. Como tal, esta es una mutación
beneficiosa cuando el antibiótico está presente en el medio. Sin embargo, una mutación que
es causa de una pérdida de control de regulación (en este caso de la proteína represora, MarR)
no ofrece un mecanismo genético que pueda dar cuenta del origen de este control regulador.
Estas mutaciones resistentes que se describen aquí llevan a la pérdida de un sistema biológico
preexistente, incluyendo la división celular y la fuerza motriz protónica. Aunque la
supervivencia frente al antibiótico sea un fenotipo «beneficioso», estas mutaciones no pueden
ser un ejemplo genético de cómo se originó cada uno de estos sistemas. Como tales, no
proporcionan ningún medio genético para cumplir las predicciones de «descendencia con
modificación».
Cada una de las resistencias que se describen en el párrafo anterior resulta de la reducción o
de la pérdida de un sistema de transporte. Sin embargo, los mecanismos genéticos necesarios
para la evolución tendrían que dar cuenta del origen de estos diversos sistemas de transporte.
Así, estas mutaciones originadoras de la resistencia a los antibióticos no proporcionan los
cambios genéticos precisos para la «descendencia común». Al contrario, son genéticamente
incongruentes con las necesidades de la evolución, siendo que cada una de ellas involucra la
pérdida de una actividad de transporte preexistente.
Como grupo, las mutaciones asociadas con la resistencia a los antibióticos involucran la
pérdida o reducción de una función o actividad celular preexistente, esto es, la molécula diana
ha perdido una afinidad hacia el antibiótico, el sistema de transporte de antibióticos ha
quedado reducido o eliminado, ha habido reducción o eliminación de un sistema regulador o
de una actividad enzimática, etc. (Tabla I). Estas no son mutaciones que puedan dar cuenta
del origen de dichos sistemas y actividades celulares. Aunque estas mutaciones pueden
ciertamente considerarse como «beneficiosas» para la supervivencia de la bacteria cuando
está presente un antibiótico en el medio ambiente, este beneficio tiene lugar a expensas de
una función previamente existente. Esto es análogo a eliminar una pared interior de una casa
para conseguir un comedor más grande. Aunque este comedor mayor pueda ser deseable
(esto es, beneficioso), el mecanismo de derribo de esta pared no puede ofrecerse de manera
legítima como un ejemplo de cómo se construyó originalmente esta pared interior.
Igualmente, el beneficio de la supervivencia de una mutación es solo una parte de los rasgos
genéticos necesarios para que las mutaciones puedan dar la «evolución en una cápsula de
Petri». Estas mutaciones también pueden proporcionar la base genética para una
«descendencia común con modificación». Aunque esto contradice de forma directa las
pretensiones hechas por muchos proponentes de la evolución, los datos moleculares acerca
de la resistencia a los antibióticos son muy claros.
Este coste de la «capacidad relativa» parece variar considerablemente, dependiendo tanto del
organismo como del antibiótico. Pero muchos de los mutantes resistentes que han sido objeto
de estudio, incluyendo algunos de los que se han mencionado anteriormente, pueden
posteriormente eliminar algo o mucho del coste sobre la capacidad biológica mediante
retromutaciones o mutaciones supresoras, que también estabilizan la mutación (Andersson y
Levin, 1999; Lenski, 1998; Massey et al., 2001). El grado en que una retromutación restaura
la capacidad biológica depende probablemente del emplazamiento de la mutación y de si una
sola mutación puede restaurar algo o todo de la «capacidad» del tipo silvestre.
Es evidente que la capacidad de algunas estirpes mutantes queda reducida de forma
permanente (algunas veces de forma grave), y los evolucionistas, por lo general, han pasado
por alto estos efectos en su precipitación por promover la resistencia a los antibióticos como
«evolución en la cápsula de Petri». De hecho, a menudo someten a ensayo la capacidad
relativa de estos mutantes bajo unos parámetros de cultivo muy rigurosos, que minimizan la
pérdida detectable de capacidad para una mutación determinada. Por otra parte, la pérdida de
capacidad de algunos mutantes es despreciable (especialmente después de retromutaciones).
De modo que el efecto de la resistencia espontánea sobre la capacidad biológica bacteriana
parece variar de mutante en mutante. Sin embargo, las mutaciones resistentes imponen desde
luego un coste biológico por la pérdida de sistemas y actividades celulares preexistentes. Este
coste biológico no queda compensado por las retromutaciones o por las mutaciones
supresoras. Aunque dichas mutaciones no siempre presenten niveles detectables de reducción
de «capacidad», se levantan como la antítesis de la «descendencia común con modificación».
PROCEDIMIENTO:
MÉTODO DE DIFUSIÓN EN AGAR
Primer día
ANTIBIOGRAMA
AMIKACINA 0 mm
CEFALEXINA 0 mm
PENICILINA 2 mm
CEFTRIAXONA 8 mm
Primer día
Segundo día
Se observa la turbidez de los tubos comparándola con la del tubo control (Nº 9).
Los tubos que no presentan turbidez se debe a que la bacteria fue inhibida en su desarrollo.
Nº Pseudomona aureginosa
1 +
2 +
3 [-]
4 -
5 +
6 +
7 +
8 [+]
9 [+]
10 [-]
BIBLIOGRAFIA:
Brooks Geo F.; Butel, Janet. S., Morse Stephen. A.: Microbiología médica. 17a.
Edición. México, Editorial El Manual Moderno, S.A. de C.V. 2002.
Ramos Gorbeña Juan Carlos Sena Chumbes, Fernando Agurto Saenz Torres.
Microbiología básica Coloraciones de bacterias y la bioquímica en los medios de
cultivo 2004.
UNIVERSIDAD PRIVADA NORBERT
WIENER
ASIGNATURA: MICROBIOLOGIA
GRUPO: B
DOCENTE:
Mg. Jaramillo Briceño Marilú
ESTUDIANTE:
FECHA DE ENTREGA:
21-05-2015
LIMA - PERÚ
2015