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LUCIANO DE SAMÓSATA

El sueño de Luciano
Diálogos de los muertos

Versión de
Vicente Castro Rodríguez

EDICIONES CLÁSICAS
ÍNDICE

Edición 2003 ., .. · · · · · · · · · · · · · · · · .......... 7


Sobre esta vers10n

Guía didáctica . · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · . . . . 11
11
La obra .. ······················ o •• o o ••• o
12
A Patricia y al hijo que esperamos
Los personajes · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 14
La acción .. ·····························
¡;;¡ sueño de Luciano · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · 17
Prólogo ... ···················· • o •• o o. o •• 19
21
© Vicente Castro Rodriguez
Han colaborad() en la traducción:
Acto I .... · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · .... 25
Israel Muñoz Y Karlos Argumánez Acto II ... · · · · · · · · · · · · .................. 35
© EDICIONES ClÁSICAS, S.A. Acto III. · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · ... : 45
el San Máximo 31, 4° 8 Acto IV .. · · · · · · · · · · · · ·................ 52
Edificio 2000 Acto V ... ······························
28041 Madrid
Tlfs. 91-50031? 4 191-5003270
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Imprime: EDICLÁ~
e/ San M~ximo 31,4° 8
28041 M~drid
SOBRE ESTA VERSIÓN
La presente edición pretende mostrar el pensamien-
to y el humor de uno de los grandes literatos de la cul-
tura clásica, Luciano de Samósata. Lo primero que
saltará a la vista del ojo avezado en literatura clásica
es la inserción de este autor en el género teatral. Real-
mente no es ése el género al que se dedicó Luciano,
probablemente debido a que sus tiempos, el s. II d. C.,
no eran propicios para las artes teatrales y prefería otro
medio de difusión. Sin embargo, aprovechando el for-
nwto de sus obras, que son en su mayoría diálogos que
presentan escenas breves, se logra una verosímil es-
1ructura teatral y su plena adopción para la escenifica-
' ,,·111. Dada la recurrencia del autor en determinados
ll"rnas se logra la construcción de una sólida trama ar-
¡•rrrnental. Así, el núcleo fundamental de esta obra se
··rrt'llentra en los textos de Diálogos de los muertos,
llt'lllla cortos diálogos que tienen como marco el mun-
.¡,, dd Averno, y donde el autor pretende demostrar la
''''';ll'idad y vanidad de las ambiciones humanas. La
.. ¡,, ;r toma forma bajo esta idea del viaje o descenso a
¡,,., rnliernos, lo que en la antigüedad se conocía como
l·nliillmsiv, y que tiene ilustres precedentes en la mito-
'"'''" corno son Orfeo, Heracles, Teseo, Ulises o
lrwol:i.
7
En esta ocasión el protagonista es otro. En la obra transmitido la idea de que sufrió a los cuarenta años
hemos optado por aunar a los dos filósofos cínicos que una crisis filosófica que le hizo abandonar la oratoria Y
aparecen en los Diálogos de los muertos, Diógenes de dedicarse a la filosofía, y es éste el momento que reco-
Sínope y Menipo de Gádara, bajo el personaje de éste gemos. Los textos utilizados para ello proced~n de El
último. Ni más ni menos que Menipo, uno de los prin- Sueño o El gallo, de El Pescador o Los Resucztados, Y
cipales exponentes de la filosofía cínica, y creador de de Menipo o Necromancia, en los que la crítica cree
la llamada sátira menipea, de la que toma referencia entrever una manifestación autobiográfica del escritor.
Luciano para diversas obras. Las armas de este perso- Con naturalidad se entremezcla el mundo de realidad
naje para bajar a los infiernos son su mordacidad y su de Luciano, en su tarea de escritor, con el de ficción,
risa con las cuales atraviesa voluntariamente los um- en el que aparecen los personajes y diálogos que él
'
brales de la muerte. En su camino se encontrará no mismo ha creado, gracias a la mediación del sueño Y a
solo con todas las divinidades propias de la mitología su acción liberadora de la consciencia en el mundo
infernal, sino también con personajes históricos que ya onírico. Es mediante este juego de planos realidad/fic-
en época de Luciano eran lejanos y habían sucumbido ción que se consigue presentar en escena a personajes
bajo las páginas de la Historia. Utiliza Luciano este , il~ diferentes épocas que se manifiestan como dignos
contexto para satirizar sobre lo que el Eclesiastés lla- 1 L'presentantes de la tradición que la historia y el mito
ma "vanidad de vanidades", que no son más que los 11:111 transmitido.
anhelos que sobre el más allá alberga cada ser humano. Con la representación de Luciano tratamos de dar
En cuanto a la elección del título, El Sueño de Lu- 1111:1 perspectiva del mundo griego que nos lleva nada
ciano, encuentra su explicación en el esfuerzo por re- 11renos que hasta su momento final. Pasado el esplen-
crear, como parte de una ficción teatral, el proceso , ¡, ,, cultural de la Grecia clásica, perdida la sombra del
creador del escritor y su implicación con la obra que lwknismo que nació tras la muerte de Alejandro Mag-
nace de su entendimiento y poco a poco se va vertien- 11< '· solo quedaba en pie el Imperio Romano, bajo el
do en el papel en blanco. Nos da pie a ello la obra au- , 11.rl vivió nuestro autor. Es así, que se enfrenta al pa-
tobiográfica del autor El Sueño o Vida de Luciano, en .. u ¡,, glorioso con la vista escéptica que otorga el tiem-
la que narra cómo en su adolescencia conoció su voca- 1", ,., 11110 un juez implacable instalado en la Razón.
ción por las Letras a través de un sueño nocturno. El. · 1l¡·sdc Fabvlari no pretendemos la desmitificación
punto exacto de la presente obra se encuentra en otro ,¡, l11s héroes y mitos de la Antigüedad Clásica, m~s
momento decisivo de la vida del autor. Se nos ha 1""" ;d contrario, revividos dejándolos que se man1-

8 9
fiesten conviviendo con el pensamiento filosófico y
racional, como medio de otorgarles frescura y un nue-
vo esplendor en la recreación que le otorga la mirada
mordaz y critica de Luciano. GUÍA DIDÁCTICA
No queremos despedir este apartado sin agradecer
LA OBRA
al público su interés por ver obras clásicas que, aun-
., que pertenezcan al pasado, no dejan de tener fuerza y A. Los Espacios
vigencia en el presente. Asimismo queremos agrade- 1,a obra parece comenzar en un lugar indeterminado,
cer a Ediciones Clásicas su labor de difusión del teatro sin embargo, al término del prólogo vemos que se de-
grecolatino, y en especial a Alfonso Martínez, como sarrolla en el Averno. Utilizando el material de con-
impulsor y centinela de una tradición clásica viva. Es st~lta necesario, responder:
de justicia que haga aquí referencia a Enrie Comas, l. ¿Qué señalados lugares del Averno va atravesan-
que me animó a llevar a cabo la publicación de esta do el personaje en la obra?
obrita, así como a los integrantes del grupo Fabvlari, 2. ¿Aparece algún lugar que no sea el Averno?
que con energía y vitalidad defienden en escena la per- ¿Cuáles?
vivencia de este teatro. \. 1\. tu juicio, ¿cuál es el punto de enlace entre am-
bos espacios? ¿Cuál es ficción y cuál realidad?
Vicente Castro Rodriguez ·1 Relaciona el mundo de los infiernos aquí descrito
con el de otras culturas que conozcas.

11 Fl 'fi'empo
lt'llll'ndo en cuenta que la obra se sucede en mitad de
1111 ·;ud\o, y que existe un doble protagonista Meni-
1'"/l lll'Íano, responde justificadamente:
1 ..J·ntre qué horas se sucede el desarrollo de la his-
t•,na de Luciano? ¿Y la de Menipo?
• l·lnHJmento en que Luciano se encuentra con los
rv1untns, ¿es ficción o realidad?
11
10
Guía didáctica
Guía didáctica
C. El mito
la literatura, ¿sabrías decir qué personajes tuvie-
El tema del descendimiento a los infiernos o kata/ba- ron una existencia mítica?
siv es un locus communi repetido a lo largo de la mito- 2. ¿Crees que esos mitos pueden tener una base real?
logía clásica. Teniendo esto en cuenta y con material ¿Por qué?
de apoyo:
111 Históricos
l. Enumera los personajes mitológicos que realiza-
1. ·Podrías enumerar qué personajes se nos han
ron un viaje similar en la mitología.
2. ¿Qué tienen en común con el descenso de Meni-
t~ansmitido como históricos? . .
2. Comenta en qué se basa tu elección para atnbmr-
po? ¿En qué se diferencian?
les una categoría o la otra.
3. ¿Qué significado te parece que tiene este tipo de
viajes al mundo de los muertos? ¿Sabes si se da
en otras culturas o mitologías?
/i Símbolos
1 .1s !'unciones que cada uno cumple en la obra dan pie
LOS PERSONAJES . 1 111w segunda lectura simbólica. Teniendo en cuenta
1. 1·, características de cada personaje, responde a estas
A. Categorías
l''''!'.untas: .,
Documenta tus respuestas con libros de ayuda relacio- 1 Si pensamos que Cérbero es ~1 gu~d1an de las
nados. puertas de los infiernos en la m1tolog1a y que en la
1 Divinos 1 1hra es el portero, define en pocas palabras las

l. ¿Reconoces alguna divinidad de la mitología en- !unciones del resto de personajes divinos.
tre los personajes que aparecen? • 1.os person~es de los Muertos son repre,-
2. ¿Cuáles son las funciones según la mitología e ~;l'ntaciones visibles de símbolos absolutos. As1,
iconografía propia de dichas divinidades? 1'11 Helena de Troya encontramos la repre-
3. ¿Qué función cumplen dentro de la obra estos ·;l'ntación de la Belleza. Busca del mismo m~do
personajes? 1•11 los demás personajes la relación entre su v1da

11 Míticos 11 dtico-histórica y el símbolo que encaman en la

l. De algunos de los personajes no nos han quedado "' )J ;¡.


1 1.1 pvrsonaje del Político es el único q~e lleva el
más que reminiscencias a través de la mitología y
11 .. 111 hrL~ del símbolo que representa, ¿que nombres
12
13
Guía didáctica Guía didáctica

de oradores y políticos de la Antigüedad conoces? anteriormente citados valores simbólicos, ¿qué se


¿te parece que alguno de ellos se ajusta al perso- evidencia en estos diálogos? ¿Cuáles crees que
naje? ¿Qué nombre de éstos le pondrías? son los motivos de su disputa con Sócrates?
4. ¿Qué símbolo crees que representa Menipo en la
obra? ¿Y Luciano? H. Desarrollo
1. En el Acto II, Caronte abandona los infiernos.
C. Nombres ·Qué es lo que desea ver fuera de ellos? ¿Qué es
l. En ocasiones los nombres griegos son "parlan- to que le impide verlo? ¿Qué conclusión saca el
tes", es decir, que tienen su origen en términos personaje? ¿Qué te sugiere ese pasaje?
griegos traducibles, como es el caso de Alejandro 2. En determinado momento los Muertos aparecen
cuyo significado es "el defensor de los hombres". furiosos en la habitación de Luciano. En tu opi-
Busca el significado etimológico de otros nom- nión, ¿qué motiva que los personajes se rebelen
bres de la obra. contra el escritor? ¿Con qué razones se defiende
2. Los dioses y héroes griegos pasaron en muchos Luciano? ¿Te parece convincente?
casos al latín con otro nombre: ¿puedes citar el
nombre latino de los personajes que aparecen en
1· 1>es enlace
la obra?
1,legando al fmal de la obra, los Muertos llegan
ante la presencia de Hades, ¿qué personaje es cas-
I igado con mayor dureza? ¿Por qué razón? ¿Por
LA ACCIÓN
qu6 es tan terrible su castigo?
A. Trama • Al encontrarse Luciano con Menipo, ¿qué le
l. El personaje que lleva el hilo conductor de la l'tlenta sobre lo que ha visto en su viaje? Le cuen-
es Menipo, que manifestándose como alter ego tn algo al oído, ¿qué crees que le dice? Propón un
Luciano en el mundo onírico, realiza el viaje a los posible texto al respecto.
infiernos. ¿Cuál es el propósito de su viaje?
¿Crees que lo logra?
2. En la obra aparecen diversos diálogos entre Meni·
po y otros personajes, si tenemos en cuenta los
14 15
LUCIANO DE SAMOSATA

El Sueño de Luciano
Diálogos de los muertos
PERSONAJES
PRÓLOGO
Menipo MENIPO.- (Al público) Salud, tengo un encargo para
Cérbero vosotros, ya que vosotros sois, si no me equivoco,
Hennes los que en un rato resucitaréis. A los que lleguéis a
Caronte ver allá les decís de mi parte: el cínico Menipo te
Muertos: invita, si ya te has reído bastante de las cosas de la
Alejandro Magno tierra, a que bajes aquí dentro para reírte mucho
más aún; pues allí, todavía tu risa está contaminada
Heracles
por la duda y se dice mucho lo de "¿Y quién sabe
Sócrates
con certeza lo que hay tras la muerte?". Pero aquí,
Helena de Troya desde luego, te reirás sin parar como yo ahora, y
Político sobre todo cuando veas aquí a los ricos, sátrapas 1 y
Hades 1iranos, tan humildes y sin privilegios, que sólo se
Luciano ks reconoce por su llanto, débiles y acabados
1·¡liTIO están de tanto acordarse de lo de arriba.

Si os encontráis a algún filósofo, pues le decís,


que a ver si paran ya, él y los suyos, de decir estu-
La escena se sitúa en la entrada del Averno. Apa- pideces, de ponerse cuernos unos a otros, de inven-
rece Menipo en mitad de un parqje desolado, listo turse silogismos y de exhibirse con sus acertijos. Si
para comenzar su viaje a los infiernos. ulgo os reprocharan, decidles que se vengan aquí
nhajo a quejarse, a la Mansión de Hades.

' '•Mrnpn es el nombre que recibía el gobernador de una provincia en


h-totlfl

19
Luciano de Samósata

. ¿tended ~ momento más lo que quiero que les


d~gms a los neos: "¿Para qué guardáis el oro, imbé-
ciles? ¿Por qué os torturáis calculando intereses y
amontonan?o talento2 sobre talento, si dentro de ACTOI
~ada os vms a tener que venir con no más que un
obolo3?". ESCENA 1
Menipo y Cérbero
¡Ah, se me olvidaba! Decidles a esos tan guape-
tones y cachas de los gimnasios, que entre nosotros (El lugar que aparece son las puertas del Averno.
no hay melenas rubias, ni ojos azules o negros ni Frente a la puerta aparece Cérbero en actitud
c~ras saludables, ni músculos tensos ni hombros hierática y vigilante. Al principio Menipo no se
percata de su presencia pero, al mirar se sorpren-
ble~ defmidos, sino que aquí "todo es Jauja", como
de y se dirige a él para preguntar, aunque guar-
se dice, pero de cráneos desprovistos de belleza. dando las distancias.)
y a los pobres, que son muchos y aguantan lo
que les toca lloran~o su miseria, decidles que dejen MENIPO.- ¡Oh, Cérbero! Eres una auténtica perra del
de llorar y de gemir, que aquí hay completa igual- infierno, (gruñen a un tiempo las tres cabezas)
?ad, que van a ver que los ricos de allí no son me- ¡ups, perras perdón! Dime tú, canina portera, ya
Jores que ellos. que somos de la misma familia. Cuando llegó a la
En fin, dejémoslo así. Limitaos a comunicar mis laguna Estigia, ¿cómo se manejó Sócrates?
palabras a los que antes os dije. CÉRBERo- Chl.- Guau. Ch2.- Guau. Ch3 .- Guau.
MENIPO.- Ejem, es natural que tú, siendo divinidad, no
sólo ladres, sino también hables cuando quieras
como los hombres.
CÉRBERo- Chl.- Creo que sé quien dices.
Ch2.- Pero para que lo sepa con seguridad.
2 El talento es una moneda que en Grecia equivalía a 60 . Ch3.- Dime, ¿qué aspecto tiene?
Roma a 100 ases. mmas y en

3. El ?bolo es la moneda de menor valor usada en Grecia, 12.000 óbolos


MENIPO.- Es viejo y calvo, lleva una desgracia de
eqmvah.an a un talento. Era costumbre ponerla en la boca de 1 d'fi manto agujereado, abierto totalmente al viento y
como tnbuto al barquero Cm·onte. os t untos

20 21
Luciano de Samósata El sueño de Luciano

lleno de remiendos andrajosos; siempre está ron- ( 'h3.- Hasta la puerta, audaces y fuertes; dentro, la
dan~o Y burlándose de los pedantes y engreídos. prueba auténtica.
Un tipo chato. MENIPO.- Y yo, ¿qué impresión te causé al bajar?
CÉR~ERo:- Chl.- ¡Aaargh, de lejos, oh Menipo, pare- ('(;RBERO (Rodeando a Menipo)- Chl.-El único, Me-
~ta,sm duda alguna, que se acercaba con el rostro nipo, que llegó de un modo digno de tu jauria.
Imperturbable, demostrando que no temía a la
( ~h2.- Y antes que tú, Diógenes; pues no entrasteis
muerte!
forzados ni empujados sino por vuestro gusto.
Ch2.- Y queriendo darlo a entender así a los que esta-
<'h3.- Riéndoos y enviando a los demás a freírse.
ban fuera.
Ch3.-: Pero d~spués que se inclinó para penetrar en el
abismo y vio la oscuridad.
Chl.- Al morderle yo con mi veneno, porque aún se ESCENAII
demoraba. Luciano
Ch2.- Le arrastré hacia abajo cogiéndole por el pie.
(Habitación de Luciano: él aparece sentado en
Chl.- Gritaba como los niños pequeños. una silla junto a su cama y a su lado una mesita
Ch2.- Lloraba por sus hijos. con una vela apagada encima; un bastón está
apoyado en ella. Aparece dormido en un asiento
Ch3.- Mostraba mil sentimientos distintos. frente a su escritorio, con la cabeza hundida en
MENIPO.- (Sorprendido) ¿Entonces el tipo era un far- sus papeles. El estridente canto de un gallo pro-
sante Yno despreciaba de verdad la muerte? voca el repentino despertar de Luciano.)
CÉ~BER~ Chl.- No, al contrario; cuando vio que era
1,uciANO.- ¡Qué el mismo Zeus te devore, maldito ga-
melu~Ible, se animó como si, efectivamente, fuera
llo, que eres un envidioso y un gritón! Me había
a sufnr no de mala gana lo que tenéis que sufrir de convertido en rico sumido en un sueño placentero,
todas formas, para que de ese modo los espectado-
y gozaba de una felicidad prodigiosa, cuando he
res lo admiraran.
sido despertado de un sobresalto por ese ruido tala-
Ch2.- (Re.jiriéndos~ al público) En otras palabras: de drador y chirriante. ¡Es que ni de noche puedo eva-
todos estos lo mismo podría decir yo. dirme de la pobreza, más maldita que tú! (Se detie-

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El sueño de Luciano
Luciano de Samósata . b a dormir en una copa
(Prepara unas hwr. as par '1 motivos los
ne en mitad de la estancia aguzando los sentidos) l' la toma) De es~o mlsmo tom;;:a: como de las
Pero un momento, al parecer, todavía hay calma y
el frío matinal no me ha alcanzado, pues es esto lo ·~utore~ d~ ~~~~~~1~ :~~~:~~~e otro~ muchos. (Se
que sin lugar a dudas me anuncia el día naciente.
No es ni medianoche, y este insomne como si estu-
sagas e a
r
do la termina se mete den-
prepara la ca~a c~~nmales que se representan e~
tro.) La mayona e . , en la ignorancia, como Sl
viera vigilando aquel vellocino de oro ha cacareado escena basan su acClon d
ya antes de amanecer. ¡Pero no lo vas a disfrutar! .. . d' . ·dad lo que debe suce er.
dmglera cua1 lVllll
Te voy a dar tu recompensa, no te preocupes, en
cuanto llegue el día: una ración de bastonazos.
Ahora me ibas a ocasionar demasiado trabajo per-
siguiéndote en la oscuridad. ACTOII
(Enciende una vela. La pausa le hace reflexio- ESCENAI
nar) Pero qué digo; el frío, la pobreza. Como si no Hermes y Caronte
fuera también eso un sueño.
conformaban la ha-
(Luciano inquieto recorre toda la estancia) Te- (En escena los eleme~¡os qU:o en rocas y montes.
rrible cosa es la ignorancia y causa de innumera- hitación se han transJ'borma roca cuenta dinero.
bles males para los hombres. Pues cubriendo de ne- Hermes rec z·nado
e so re una .
¡0 como un c¡e-
Caronte entra tanteando co~ u~z:~ual no para de
grura las cosas, llena de sombras la verdad y escon- go y tropezando, a pesar e
de cada circunstancia de la vida. Así, parecemos to- reírse.)
dos errantes en la oscuridad. Más aún, sufrimos lo , te ríes Caronte? (Saliéndole al
mismo que los ciegos; en ocasiones tropezamos sin \lERMES.- ~De que l 'tropezar Caronte) ¿Cómo
llegarlo a entender, mientras que otras vamos mu-
paso evhltaasq~~a~~~~:d~ la barca para ascender al
cho más allá, sin pretenderlo. A menudo no vemos es que
lo que tenemos cerca, junto a los pies, y en cambio,
tememos lo que está lejos y tan distante que no
• tÍ enes de dos sagas míticas, por un !~do
puede resultamos inquietante. En definitiva, en 4 Se nos mencionan aqui los ~ ~ La que a su vez engendró a EdipO,
cada una de nuestras acciones no dejamos de dar 1"a'bdaco ' fue rey de Teba~ y p~dte e t yola'do Pe'lope hiJ'o de Tántalo, que
·da ¡ h tona Por o ro '
de quien es conoc1 a IS . · n Agamenón y Menelao.
resbalones. ~.ngendró a Atreo de qUien naciero

25
24
Luciano de Samósata
El sueño de Luciano
día no estando acostumbrado a frecuentar los asun-
tos de arriba? ? No estaría de más, hijo de Ma~a6'
ñero, camarada. .amás te mandé achicar
daras que nunca J d
CARONTE.- Lo deseaba ardientemente, Hermes. Cono- que re~or i ía Bien que roncas echa o so-
cer cuantas cosas hay en la vida y lo que hacen los agua ni estar de v g · hombres crueles Y
hombres, y qué dejan atrás para que lloren tanto b ·ert cuando traes a
bre la cu I a . s con un muerto habla-
cuando llegan a nosotros. Ninguno de ellos ha pa- pero SI te cruza .
poderosos, , toda la travesía. y yo con lo vie-
sado el río sin llorar. Así que le he pedido permiso dor charlas con el 1 de ambos remos. i Venga,
a Hades para que me permita dejarla por un solo jo que soy me ocu~~~ s? o Hermesín! No me dejes
día y salir a la luz, y me parece que he tenido suerte por tu padre, quen ISlffilo cosas que hay en la vida,
al verte. Quién mejor que tú me guiarás, y luego , 1 muéstrame as S·
aqm so, o Y e lo haya vis. t o me iré de vuelta.
. IL no
me puedes acompañar de regreso e irme enseñando despues qu distinguirá de un ciego. o
cada cosa pues las conoces bien. me guías en nada se me , tropezando en la oscuri-
HERMES.- No tengo tiempo, barquero. He de ir a pres- . ellos me caere d h
mismo que . tú dejo de ver cuan o ay
tar servicio arriba, al dios de los humanos. Tiene un dad, yo al contranocq~lenio7 y te deberé una de por
carácter cruel y me temo que como llegue con re- 1uz. Dame el gusto, I e '
traso me va a entregar por entero a tu compañía en
las sombras, o como le hizo un día a Hefestos5, qui-
vida. , . ~
Este asunto me va a costar
HERMES.- (Para Sl mm:',o d desde ya que la paga del
zás me arroje desde lo alto de la mansión divina unos palos. Estoy vien o d ningu'n modo. Bue-
para que me quede cojo y se burlen de mí cuando a compensarnos e
sirva el vino. viaje no va ha ue hacerlo. ¡Lo que hay que
no, igualmente, y q . o poco menos que le fuer-
CARONTE.- (Caronte deambula hablándole a Hermes, aguantar cuando un amig a poder ver todas las
sin llegar a verlo). ¿Entonces me verás tranquila- za! (A Caronte) No v~m?s t barquero para eso
cho detemmien o, , ,
mente mientras vago sobre la tierra amigo, compa- cosas con mu A causa de eso de mi se
N

harían falta muchos anos. do de Dios y de ti


pregonaría que me he escaquea '

s Es el Vulcano romano, dios del fuego. Como resultado de una disputa


con su padre Júpiter por defender a su madre, éste lo arrojo desde lo alto 6 , te Pléyades, Se le atribuye junto a Júpiter la matemi-
Es una de 1as s!e
del Olimpo, y quedó cojo.
dad de Hennes. , do como cuna de Herrnes,
7 El monte Cileno es menciOna
26
27
Luciano de Samósata El sueño de Luciano
que has entorpecido el trab .
h.as causado pérdidas al Fis¿;o de la M~erte y que
1-IERMES.- Tienes razón. Veré qué hay que hacer y te
siado tiempo el t por descmdar dema- buscaré un mirador apropiado. ¿Será suficiente con
ransporte de , el Cáucaso y el Parnaso, o con el Olimpo9 que vale
aduanero, se va a eno. . muertos. Eacos, el
Así que para que vea;~~~ ~o.recauda ni un óbolo. por los otros dos? Desde luego no te vas a llevar
sucede, observa desde ya. as Importante de cuanto mal recuerdo si miras desde el Olimpo. Pero hace
falta que me eches una mano en las faenas.
CARONTE.- jÉse plan es el me·or H
tranjero y nada sé d 1 J , ennes! Yo soy ex- CARONTE.- ¡Estoy dispuesto! Ayudaré cuanto pueda.
H e as cosas de la tierra HERMES.- ¿Por qué no nos construimos entre los dos
ERMES.- Sobre todo C .
, aronte nos v
buscar un sitio elevado h una atalaya, haciendo desplazarse a los montes
d d, a a acer falta
pudiera hacer subir al . ;s e e1 qu~ ver todo. Si te como piedras, para que tengamos una visión pano-
visarías todo desde la ~!~o n? habna problema, di- rámica desde el punto más alto?
no está permitida la ent~a~nc~a sin problemas. Pero CARONTE.- ¿Tú crees, Hermes, que entre dos podre-
rrenos de Dios ech a ~ espectros en los te- mos mover el Pelión o el Osa 10? Me parece a mí
, emos un VIsta ·
tramos algún monte elevado. zo a ver SI encon- que el trabajo va a ser inmenso.
CARONTE.- jSabes Henn , HERMES.- (Empezando a mover los montes) Pareces
, es, como me
d o navegamos! Cuando so 1 ~ongo yo cuan- un idiota, Caronte, pero haces lo menos posible.
huracán y las 0 1 P a el VIento como un Nos va a tocar poner encima de los otros el Etna 11 ,
as se elevan t
mandáis arriar la vel ' y e~. onces vosotros barquero, y también el Parnaso.
giándoos del viento a, y os a~arrms los pies refu- CARONTE.- (Haciendo lo posible para no trabajar)
calma Lo · : y yo os msto a mantener la Hagámoslo entonces. Mira solo que no hagamos
. mismo, piensa tú ahor ,
En esta circunstancia tú haz 1 a que es lo mejor. más de lo necesario, no sea que nos pasemos y pro-
0
cer, eres el piloto Yio que tengas que ha- bemos en nuestros cráneos la obra de ingeniería.
. ' como está m d d
a sentar calladito haciend t d 1 an a o, me voy
o o o o que me ordenes.
9 Son tres conocidos montes. En el Cáucaso estuvo encadenado Prome-
teo; el Parnaso lo habitaban las Musas; el Olimpo es el monte que tradicio-
nalmente alberga a los dioses.
8 Junto a Radamantis M' 10 Son dos montes vecinos de Tesalia. Se dice que los pusieron los Gi-
los infiernos. Y mos es considerado uno de los t. . gantes para trepar por ellos hasta el Olimpo y derrotar a Júpiter.
1es JUeces de
11 Conocido volcán de Sicilia. Albergaba la fragua de Vulcano.

28 29
Luciano de Samósata
El sueño de Luciano
HERMES.- ¡Ánimo, que está todo bien seguro! (Colo-
-endido) ¿Por qué? 1
cando un monte sobre el otro) Retira el Etna; haga- III·RMES.- (Sorpn titud desde esta a tu-
d diviso con exac
mos rodar el Parnaso. Aquí está, subiré de nuevo. < 'ARONTE.- Na a . montes, pero no eomo
Ya está bien. Veo todo. Sube ya también tú. ra. Deseaba v~r cmdad~~~bres que los habitan, lo
CARONTE.- (Intentando subir a la cumbre) Tiéndeme en un mapa, Sl.no a los mo cuando antes me encon~
tu mano, Hennes. Pues me estás haciendo subir a
una estructura no pequeña. ~é contigo y me VIste ne~~taste
ue hacen y dicen.. Co . do or algo que escuche
que era e~ c?lmo, y me pr
cuál era el mo-
HERMEs.- ¡Si quieres verlo todo, Caronte, no es posi- tivo de ffil nsa.
ble que estemos ambos seguros y con una buena
vista! (Ayudando a subir a Caronte) Toma mi dies- 11 ERMES.- ¿y cuál era? un amigo había invita-
tra y cuida no sufras un resbalón. Bien, ya has as- ( ~ARONTE.- Para una c,en~, c::~te. "No faltaré", le dijo.
cendido también tú. El Parnaso tiene una doble do
a otro para el dla Slgu , encima una teja y no sé
Mientras esto ecl~
d ' le cayo
cima, cada uno tomemos asiento en un pico. Tú ya e le mató. Me eche, a reír
me puedes mirar en derredor todo. , movimiento hizo, qu nada Ahora me
que omesas no son ..
CARONTE.- Veo mucha tierra y una laguna muy grande al ver que las pr hí ara ver y oír meJor. .
gu
que la rodea, y montes y ríos mayores que el Cóci- staría descender a p ré de eso para tl,
. . Yomeocupa
HERMES.- Ten pa~Iencla., más aguda vista que men-
12
to y el Piriflegetonte y hombres diminutos, y al-
gunas de sus guaridas.
y en breve te mvo~are ~a un conjuro que, recuerda,
HERMES.- Ciudades son eso que tú crees guaridas. ciona Homero, recitaln ~ ta y te dejará ver todo con
no te nublará nunca a VIS
CARONTE.- Entonces, Hermes, ¿sabes que no hemos claridad.
hecho nada? Tan sólo hemos movido sin objeto el
CARONTE.- Sólo dilo.
montes. incluyendo Castalia , y el Etna y demás
Parnaso 13

12 Nombres de dos ríos que discurren por los infiernos.


13 Fuente que mana del monte Parnaso. A sus aguas se atribuye la virtud
de otorgar la inspiración poética a quien la bebiera.

30
31
Luciano de Samósata
El sueño de Luciano
ESCENA U
HERMES.- (Recitando) za y le hace temblar, pero la otra creciendo sobre la
cabeza cuando más crees que las vas a conseguir se
También te he quitado de lo .
marchan volando dejándoles abandonados. Si mi-
la niebla que los tapaba, s OJos
ras atentamente podrás ver también a las Moiras 14
Para que distingas bien lo .
que a un hombre. mTSmo a un dios entrelazando a cada uno al huso por lo que todos
penden de un fino hilo. ¿Ves como unas arañas que
(Tras lanzar el conjuro descienden del hilo de cada uno?
por los ojos de Caront/hhacer unos pases mágicos
empieza a ver que hace ejé~~~ una pausa, satisfecho < 'ARONTE.- Veo a cada uno pendiendo de un hilo del
¿Qué sucede? ¿Ves ya? entramado que se enreda con el de unos y otros.
¿Ves la muchedumbre e IIERMES.- Justamente, barquero.
gan, a los que hacen la ' aronte, a los que nave- < 'ARONTE.- Pero esto es totalmente ridículo, Hermes.
campesinos, los prestamfs:~al a los qu~ juzgan, los IIERMES.- No tendrías que decir eso, earonte. Hay
eARONTE.- Veo la f4 . . ' os que ptden dinero? muchos mensajeros de la muerte, como ves. Si des-
, orma dtstmta d
como llenan la vida de confu .~ pasar el tiempo y de el comienzo entendieran que son mortales, que
son semejantes a col swn, y sus ciudades van a habitar la vida por un corto espacio de tiem-
. menas en las .
su propto aguijón y la m , que todos tienen po, marchando como de un sueño tras dejar todo
d~más, y unos pocos co;~ona ~nda picando de los sobre la tierra, vivirían con más sensatez y se afli-
pnmordial. j y ese . babejas llevan y traen lo girían menos al morir. ¡Ves a los que disputan por
o
d es d e los sepulcros enJam re qu 1
., e es sobrevuela las fronteras, cuántos son, y a los que acumulan ri-
qmenes son?
H ERM ES.- Esperanzas e . quezas; antes de que las puedan disfrutar son lla-
, ' aronte temo d mados por los mensajeros y siervos que te decía!
gnas, codicia, emociones ' . res, udas, ale-
De éstas la duda qu 1 hy odw entre otras cosas. eARONTE.- Veo todo esto y tengo en mente qué es
· ' e es ace eq ·
btema
.
en coniunto p
~
z
· or eus y 1 d.
mvocarse, les go- aquello que les parece tan dulce de la vida y lo que
ClOnes, la envidia la i '. e o 10 y las emo-
ricia. El miedo y'l gnorancta, la pobreza la ava-
. a esperanza 1 '
enctma, el primero cuando 1 es sobrevuelan por 14 Conocidas también como las Parcas, son las divinidades que hilan en
go pea a uno le atemori- su rueca el destino de los hombres. Son tres hennanas: Cloto, la hilandera;
Láquesis, la que distribuye la suette; y Atropo, que cmta con sus tijeras el
hilo de la vida.
32
33

,._
Luciano de Samósata
El sueño de Luciano ¡
. cer mis recados, tú a la barca. En
les apena cuando la pierden. Si a sus reyes viera ,,,·incipw) Yo~ ha .1 frente de una partida de
guno, que parecen ser los más felices, fuera de liada, me veras abaJO a
seguridad, según dices, y juguetes del azar, muertos. H Te debo una
. 1 has hecho ermes. . .
briría que están más cerca de las desgracias que 1 \IH>NTE.- B len o d' frut d0 gracias a ti de la vtslta.
los goces; miedo, desorden, odio, ira, agitación ·
para s1emp re, he .ts a ara los pobres marta1es.·
adulaciones. Pues todos conviven con ellas. ( ~uántos son los dlsgustos p 1 luchas Pero de
tras la pena, la enfermedad y el sufrimiento les reyes, muros de oro , funera es Y ·
bierna por igual. Ya que estamos en lo alto, Caronte ... , ni una palabra.
gritarles para advertirles que se alejen de sus
fuerzas absurdos para que vivan siempre tentiertaQ
a la vista la muerte: "Insensatos, ¿por qué
el tiempo con esas cosas?, ¡dejad de preocuparos· ACTOIII
No viviréis para siempre. Nada de lo que ESCENA l
aquí es eterno, ni os podréis llevar nada cuando ha- • Hermes y Muertos
yáis muerto". . d en la laguna Estigia. Por
HERMES.- ¡Ay bendito! No sabes cómo la ignorancia y (Se ve una barca sltua ; él los muertos en nú-
el engaño se han propagado entre ellos, de ningún la izq. entra Hermes. rasde 'improviso el último
mero de cinco. Aparece
modo les llegará la razón aunque los taladres a vo-
Menipo)
ces. Pero hay unos pocos que se inclinan a la ver-
. dónde están los bellos y las
dad, son los que penetrando con agudeza los asun- MENIPO.- Oye Hermes,d 0 d cir que acabo de 11egar.7
tos de la vida conocen muy bien cómo son. Hay 7 . me lo pue es e
b e11as., .
0 . M . pero mira hac1a
bastantes con ellos. (Comienza a descender) Pero N t go tlempo empo, hí
HERMES.- 0 en ( _ 1' ndo entre los muertos) a
bajemos ya. allá, a la de~echa, sen.a a Nireo Aquiles, Tiro, He-
CARONTE.- (Sigue a Hermes, esta vez con vista y sin tienes a Jacmto, Narclsdo, b llez~s de la antigüedad.
ayuda) ¡Ay, cuánta ignorancia! lena, Ledais' y el resto e e
HERMES.- Así es. Nosotros bajando, coloquemos bajo
la tierra los montes de nuevo, ya debemos despe- . A olo· Narciso se ahogó enamo-
15Jacinto, fue transfonnad~ en fl1r ~f¡~s ~ H~lena son personajes de la
dirnos. (Organizan los montes como estaban al rado de su propia imagen. Nireo, q

35
34

, 1 ~0,10 1 ,1 !lil!l '" ' "'l.' 'i '!'"' '·' I I'! !I I~!I !I 'IJ!'!l\11 !1111l--··············
Luciano de Samósata El sueño de Luciano

MENIPO.- Pues yo no veo más que huesos y cráneos decir estafrase se reúne junto a los demás muertos
desnudos de carne, y todos se parecen entre sí. . dejando a Helena en el centro)
HE~Es.- Pues no te creas; son los huesos que han ad-
n;tirado todos los poetas los que tú pareces despre-
ciar.
ESCENA 11
MENIPO.- ~ueno, pues muéstrame a Helena, que yo no 1 Menipo y Helena de Troya
la consigo reconocer.
(El muerto que representa a Helena se acerca a
HERMES.- (Sacando del grupo de muertos a uno lo lle- Menipo.)
va al centro de escena) Este cráneo es Helena.
HELENA.- Mira, pues, Menipo. Dime, a quién tienes
MENIPO.- ~sí que por esto se equiparon naves de toda
por el muerto más hermoso. (Pausa. Menipo, mira
la Grecia, Y, perecieron tanto griegos como bárba-
ros, destruyendose tantas ciudades. a todos y se ríe a carcajadas.) A mí, naturalmente,
a la hija de Zeus y Leda 16, "la más bella mujer que
HERMES.~ Es qu~ no viste viva a la mujer, Menipo; si
hubo en Troya".
la hubieras ;;Isto. también dirías que no estaba nada
MENIPO.- Mas no el más hermoso cuerpo de los que
mal e~o de sufrir calamidades sin fin por semejan-
vinieron bajo tierra, me parece a mí. Tus huesos se
te muJer:'; además, si alguien ve las flores secas y
desco.londas, es normal que le parezcan feas, en parecen a los de todos lo demás, tu cráneo podría
can:b~o, cuando florecen y lucen sus colores son distinguirse del de Hércules tan solo en que el tuyo
belhstmas. ' es fácil de romper, frágil y nada masculino.
MENIPO.- Justo eso es lo que me admira, Hermes: que HELENA.- Pues pregunta a Homero cómo era yo cuan-
los aqueos no comprendiesen que luchaban por do fui raptada por los troyanos.
algo tan ef'tmero y que fácilmente se marchita. MENIPO.- Me hablas de sueños; yo veo lo que tú tienes
HERMES.- N~ .tengo tiempo para filosofar, Menipo. ahora. De lo que me dices sólo se acuerdan los de
Busca el SitiO que mejor te venga y descansa. (Tras aquellos tiempos.

16 Transfonnado Zeus en cisne hizo concebir a Leda dos huevos, de uno


llíada; Tiro, amante fenicia de He ¡ S · nace!Ían Cástor y Clitemnestra, y del otro Pólux y la misma Helena. A con-
dos estos personajes baste decir q:ecsuesb. lel na 1a:go relata~· las vidas de to-
, e eza e1 a proverb1 al. tinuación repite un epíteto homérico.

36 37
Luciano de Samósata El sueño de Luciano

HELENA - ·No soy, pues, aquí la más hermosa oh Me ·


• ?. & haya despojado de todo antes. Cuando estén listos
mpo. , - cxamínalos y recíbelos.
MENfPO .- Ni tú, m. nmgun
. ' otro es hermoso a uí· IIFRMES.- Bien dices, así lo haré. Veamos, ¿quién es el
que en el infierno hay igualdad de d'q· , por-. primero?
todos sois igua1es. con tetOnes y ,
MENIPO.- Yo, Menipo: mira como tiro mi alfmja y mi
HELENA.- Ya me has dicho bastante. bastón al lago, bien hice en no traer manto.
(Los muertos se colocan para subir en fila a la
barca, según van siendo llamados salen a centro
escena y se van despojando de todo lo que llevan.)
ESCENAili llERMES.- Así, mucho mejor. Sube Menipo, ocupa tu
Caronte, Hermes y Muertos lugar en lo alto. (A Helena) ¿Quién eres tú belle-
za?
(Entra Caronte por la derecha Al . .
muertos 1 d · Trrumptr los IIELENA.- Helena, la rompecorazones de Grecia; dos
sa en espavoridos intentando huir.) '
talentos por un beso, cariño. 1'

CAR~NTE.- ~scuchad cómo están las cosas: como veis HERMES.- Deja ahí en la orilla la hermosura de tus la-
mi barqUichuela es pequeña est, d' . ' bios con sus besos, la espesa cabellera, el color de
hace ' a me Io podnda y
a~as por todos los sitios además st' . 1' tus mejillas y la suavidad de tu piel. Ahora ya vas
na hac1 1 · 1 d ' , se tnc I-
a a gun a o acabará hund' · d . ligera, sube. (Al público) ¿Y éste, que va luciendo
vosotros · Ien ose, Y encima
' que sois tantos, me venís cada 11 el vestido real y la coronita? (A Alejandro) ¿Quién
~a~oes~n a~:~: de carga. A.sí..que, si su~~~ e:~ eres? ¿Y cómo te atreves a venir con tales cosas?
tod 1 , os arrepentirets después; sobre
o os que no saben nadar. ALEJANDRO.- Pero, ¿cómo Hermes? No iba a venir
HERMES- ·Q 'h desnudo un emperador.
• & ue acemos para tener buena travesía?
HERMES.- Un emperador no, un señor muerto. Así que
CARONTE.-
tod Os lo diré·
, . . es necesano
. que os despojéis de
quítate esas cosas, despójate de las riquezas, la mo-
o, y que subats en pelotas a la barca t d . licie y los placeres, no nos traigas las pompas fune-
todo en la orill A ' ras eJar
H , a. penas, aún así, aguantará. Tú rarias ni dignidades de los antepasados.
ermes, ocupate de que no suba nadie que no s~
ALEJANDRO.- Ya me he quedado sin blanca.

38 39
Luciano de Samósata El sueño de Luciano

HERMES.-Ahora sube . Vt u'


/A nercu l esl . y tú? El ~ 11 NIPO.- Pero que también se quite la barba, Hermes,
rechonchote , c.,qmen
. · , eres? / 0 · cachas y
que es pesada y espesa. Debe pesarle unos treinta
HERACLES ·- El hé,.oe
• H,ercules. kilos lo menos.
HERMES.- Me suena tu cara de verte en . . IIFRMES.- Bien dices. Deja también eso.
Tú también desnudo d , el gnnnasto. SúcRATES .- (Desafiante) ¿Y quién me la va a cortar?
ahí. , e carnes y musculos, déjalos
MENIPO.- (Lanzándose, hacha en mano, a por el filó-
HERACLES.- Como ves sofo) Dame un hacha, o mejor una sierra, así será
nudo D , . . , ya estoy completamente des-
. ejame subtr. más divertido.
HE~~~~ ~= ~=jap!~s trofeos y las armas, pues en el llERMES.- Con el hacha basta. (Con la barba cortada)
h y no son necesarias E Bien, ahora pareces más hombre una vez has deja-
~e~~~ subed (Al Político) Tú, Político, deJa t~~a el~ do esa suciedad de cabra.
mos, t~:aret~dc:~a~~:\!~~ a:ltítesis, tus paralelis- MENIPO.- ¿Quieres que también le corte un poco las
sadeces de tu d" ' ansmos Y las demás pe- cejas?
rscurso. /
HERMES.- ¡Sí, que me incomoda cuando me mira con
PoLíTico-
· Observa que 1o d ejo
. todo en la orilla. ellas levantadas, poniendo cara de listillo! (Sócra-
HERMES.- Anda, deja la dem . . tes rompe a llorar) ¿Qué es esto? ¿Lloras, inmun-
en el Had ~gogra en la tierra, pues
tes) y ése ~u~o e~ necesana. (Fijándose en Sócra- do, sientes miedo de la muerte?
alta y frunce ~a ~e respetabl~, que lleva la cabeza MENIPO.- Aún oculta más matojo bajo el sobaco.
e ceno, como SI estuviera 1
b es, acariciándose la barba . ¿. Q men
. , será? en as nu- SócRATES.- (Se zafa y tiene una repentina pataleta in-
fantil) Bueno, Menipo, y tú deja tu libertad, tu ale-
MENIPO.- Algún filósofio d e esos
' Hermes , b· gría, tu falta de sufrimiento, tu violencia y tu risa.
un charlatán lleno de palab ', C ' O mas Ien
Sócrates. Que tambié , ;ena. r~o que se llama Sólo tú no paras de reírte de los demás.
cuántas y ridículas cos~ ::c~ns;e ~u~te todo, verás HERMES.- No, quédate con eso, pues son cosas ligeras
HERMES _ Tú d . . aJO SU manto. y sin duda cómodas de llevar. Estamos todos. Suel-
Aho;a~ t~~:~~~:~~;ar ese aire de supe-
rioridad. ta amarras, sube el ancla y despliega la vela. ¡Ten-
gamos buena travesía!
SóCRATES.- Bien, lo dejaré, pues ~sí lo mandas.

40 41

l.__________
Luciano de Samósata
El sueño de Luciano
ESCENA IV
Luciano y Muertos SócRATES.- (Al público) ¿Se os ocurre algo a voso-
tros? ¿Le echamos de cabeza a un volcán para que
(La habitación de Luciano El . aprenda a no burlarse de los que le pueden?
como de ensueño. En el e . a';lbzente es irreal,
quilo, a su lado aparee tntro el duerme intran- LuciANO.- De ningún modo. (Suplicando) Por favor,
tros de los muertos L en J as figuras de los espec- escuchadme.
. e rouean.)
SócRATEs.- Lanza lá SócRATES.- Está decidido. No te librarás.
A ,. ' nzale una oleada d .ed
ITOJale adoquines. Rodéele u . e PI ras. LUCIANO.- Bueno, como es ineludible que me aniqui-
Molámosle a palos. Mirad na lluvia de tejas. léis totalmente y no sé qué maquinar para huir,
Heracles. Unámonos todos ~ue no huya. Lanza tú dadme al menos respuesta a una pregunta: ¿quiénes
porque a ninguno de . sto a todos nos afecta sois o qué es lo que os he hecho sufrir para que
nosotros h d · . '
famia. Tú Políti.co . 1 a eJado hbre de in- amotinados contra mí busquéis mi muerte?
, , SI ya o has h h
agarra el palo. ¡No le soltéis' , ec o alguna vez, SócRATES.- Los infames males que nos has causado,
blasfemo ·Q , · Demosle el castigo al
· ¿ ue es esto? ·o h bé" pregúntatelos a ti mismo, malvado; aquellos bellos
na y Heracles? A lo ·. ¿ s a Is cansado, Hele- discursos tuyos en los que a la misma filosofía ata-
Alejandro, dé~on meJ?r es que no le hacía falta. cabas y te burlabas de nosotros, como si sacaras a
bien. Capturamos ~s ¡nsa~ Vamos rápido. Muy la venta en un mercado a hombres sabios, a los más
Al momento vas a sab era. . e atrapamos, maldito. bellos y libres. Sin aguantar más esto hemos pedi-
que tú insultas. (Pen e;. qUienes somos esos a los do un corto permiso a Hades para venir a visitarte.
bra) ¿De qué modo t:~ zv~d con expresión maca- Ése es Alejandro, el que está ahí es el Político, yo
ponemos de acuerdo e Iqui aremos? Tenemos que mismo soy Sócrates, más allá Helena, y este que no
todos nos complazca En ~a muerte artística que a dice ni palabra es Heracles. A todos nos has maltra-
, . · s JUsto que mu .
ces mmimo por cada d era Siete ve- tado en tus obras.
R uno e nosotros.
ERACLEs.- A mí me paree h , LUCIANO.- He de tomar aliento. No me liquidaréis
HELENA.- Por dios e que abna que empaJarle. cuando os muestre por qué yo he llegado a com-
A , pero antes que sea azotad
LEJANDRO.- Mucho antes le h ' o. portarme así con vosotros. Así que dejad caer las
PoLíTico.- La len , , abre sacado los ojos. piedras, o mejor guardadlas, pues nos van a hacer
gua mas aun mucho antes se la cortaré. falta contra los que son dignos de ellas.

42
43
1
El sueño de Luciano l
Luciano de Samósata
, Helena o a Alejandro, ni a 1
con tal ira a Socrates, a . que me pareció que la
HERACLES.- Desvarías. Vamos a acabar contigo pero . gun' otro de vosotros, smo d o me hagáis
ya mismo. nm . d t , A pesar de to o, n . . .
habíais deJa o a ras. . pasar por JUlClO.
LUCIANO.- Y sin embargo, mis buenos amigos, al úni- traños seres, sm .
desaparecer, ex . , ni con violencia m por
co de todos al que tendríais que felicitar honesta- Antes al me~os, no ,~ats ~~~ ue con justicia resol-
mente, como a uno de los vuestros, y dar el visto la fuerza os lmpomms, Sl ~ de palabras, dejando
bueno, si no es inoportuno decirlo, como a un guar- . ·ones y a traves d ñ
víais las d tscust . Tomad un juez, me e en-
dián de vuestro legado, a ése vais a matar, sabedlo defenderse al con~ano. Si se resuelve que soy cul-
bien, me mataréis habiendo sufrido tanto por vues- deré de mis acusa ores. da aceptaré sin amba-
tra causa. pable y el ~ribunal lo repren ,
HELENA.- ¡Vaya cinismo! ¿Encima te tenemos que ges mi casügo. d' embarquemos
agradecer los insultos? ¿Realmente crees que estás . da otro reme 10 ' 1
SócRATES.- St no que , dirá a cada uno 0
hablando con unos andrajosos? hacia el tribunal, alh el Juez nos
ALEJANDRO.- ¿O es un favor especial que lances insultos nuestro.
contra nosotros con tales injurias y chapurreas ebrios?
LuciANO.- ¿Pero dónde y cuando os he ofendido yo,
que siempre me he maravillado de vuestras vidas a
ACTO IV
lo largo de la mía, ensalzándoos a vosotros, y com-
portándome según vuestros preceptos? Además, las ESCENA 1
mismas cosas que yo digo, ¿de qué otro lugar sino Hermes, Menipo y Heracles
de vosotros lo iba yo a tomar, sacando ejemplo . en el centro, viajan l?s
para los hombres? (En la barca. s~tuada . Caronte al timan.
muertos con Hermes,.M~;:~Js olas de la Estig~.
PoLíTICO.- Eso, mi buen amigo, lo has dicho de una Unas telas Y hu~o s¡mu aronte que maneja el tl-
forma muy retórica, pero es contraproducente para Menipo sentado Junto a e¡ tocados [os muertos
lo que nos ocupa, y te va a poner las cosas aún más , A su alrededor estan co
mon.
difíciles, si añades. a la injusticia la ingratitud. yHermes) .
en silenc10.
LUCIANO.- ¿Veis? Escucháis con ira, y no admitís nin- . di te llora, yaces solo
HERMES.- Mempo, na: e
gún argumento justo. Y nunca había imaginado ver
45
44
Luciano de Samósata El sueño de Luciano
MENIPO.- De ningún mod
a los perros aullando ~~=sc~lcharás dentro de poco MENIPO.- Eso es verdad, eres tan parecido que yo creo
cuervos golpeándose e ra emlente por mí y a los que eres él mismo. ¡A ver si no se ha casado el su-
on sus a as en s 1 d N
puesto fantasma con la de los hermosos tobillos y
1o. ¿No es ése Heracl ? (Vi ena e due-
racles, abandona su els. zendo el ~~pectro de He- estás tú aquí en su lugar!
ugar Y se dzrwe ·¡n HERACLES.- (Molesto con lo que supone Menipo, pero
H eracles, que no es otro' ·Y /" a ey ¡Por
si eres hijo de Zeus? C. ~ por que estás muerto, aún socarrón) ¡Eres un deslenguado y un descara-
batallas, ¿en serio qu.e eut~ntame, vencedor en mil do! Me parece que vas a probar de qué dios soy
· s as muerto? E
vtda te ofrecía sacrificios . . s que yo en imagen.
como a un dtos
HERACLES.- y hacías bien· U •
MENIPO.- Me tienes a mano: pero, ¿por qué te iba a te-
cielo con los dioses " . p es ese Heracles está en el mer si estoy muerto? Sin embargo, ¡por Heracles!,
tobillos", pero yo n~ s~ pos~e a Hebe . de hermosos
17
el otro, dime: cuando él vivía cómo os lo monta-
y mas que una tmagen bais, ¿estabas entonces pegado a él como su sombra?
M ENIPO- ·C' ?
: ¿ omo. ¿Imagen del d' ? . ·
algUien ser mitad dios mt't d fi tosb. ¿Es que puede ¿O es que erais uno solo en vida y luego os habéis
' a tam re? desdoblado al morir, yendo uno para arriba con los
HERACLES.- Pues sí por ue h dioses, mientras que tú, que eras el mismo que él
que soy su espec~ro. q no a muerto él, sino yo,
antes, te has bajado al infierno, como es normal?
MENIPO.- Ya veo: te entre ó
por eso eres tú el muertogy :0~~~ton, en su lugar, y HERACLES.- (Enfadado pero aún controlando su enfa-
do) No debería responder a alguien como tú que
HERACLES.- Se puede decir así buscas enredarme con palabras, pero te voy a dejar
MENIPO.- Pero entonces . có . claro esto: cuanto había de humano en Heracles,
es tan diligente, no s~ ~a dm~ es que Cérbero, que eso está muerto, yo lo represento; y lo que de divi-
eras él, sino que le estaban ~ odcuenta de que tú no no había en él, está en el cielo junto al Dios.
HERACLES _ p °
an una mala copia?
. orque somos clavados. MENlPO.- No es fácil entenderlo, dos Heracles en uno,
como no sea que fuerais una especie de centauro,
consustanciales hombre y dios.
HERACLES.- (Socarrón) ¿Es que no te parece que están
17 Diosa de la juventud Ca , así todos compuestos, de dos partes, alma y cuer-
los inmOJtales. Está fonnul~do ~~~~n He~cles cuando éste ascendió entre
un epiteto homérico.

46 47
Luciano de Samósata El sueño de Luciano
po? ¿Qué impide que el al , ESCENA II
proviene de Zeus· . ma este en el cielo si
, , mtentras que 1 ' Hermes, Menipo y Político
osease yo esté entre 1 a parte mortal
' os muertos? '
(Hermes cambia de sitio a Heracles, furioso con
MENIPO.- Pues tendrías razón . , .
Anfitrión's · fu ' quendtstmo hiio de Menipo. Ve al político lloriquear y le coloca en el
, st eras un cue ~ ···
eres una imagen sin e rp?, pero es que ahora lugar de Heracles.)
arriesgando a crear u uHerpo, last q~e todavía te estás HERMES.- ¿Por qué lloráis, imbéciles, y sobre todo tú,
n erac es tnple
HERACLES.- (Su erifado em . . el Político, que con justicia te has despojado de
el suelo, agitando a to~ez~ a ser _visible y golpea todo?
0
triple!? e pasa;e) ¿¡Cómo que PoLÍTICO.- Porque, Hermes, pensaba que el alma era
MENTPO.- Tal que así· si u ' inmortal.
eres la · · no esta en el cielo· tú
Imagen, entre nosotr . , , que MENIPO.- Miente, porque parece que otra cosa le afli-
polvo en tierra pues 1 os, y el cuerpo hecho
. ' sa en tres A ' . ge.
Anda, dtme, qué padre te va . . st que ptensa.
cuerpo. s a mventar para el otro HERMES.- ¿El qué?
MENIPO.- Que ya no volverá a devorar lujosas cenas;
HERACLES.- (Furioso se l ni por la noche a escondidillas de todos, con su
ciendo zozobrar la evanta repentinamente ha-
un sofista! nave) ¡Eres un desvergonzado y manto en la cabeza, rondará los lupanares; ni al
amanecer, tras engañar a algunos jóvenes, les roba-
rá el oro con sus promesas. Estas cosas le duelen.
POLÍTICO.- ¡¿Y a ti Menipo, no te importa haber muer-
to?!
MENIPO.- ¿Por qué? ¡A mí, que me apresuré a la muer-
te sin que nadie me llamara!
HERMES.- Eres noble, Menipo. (La barca toca la ori-
lla) Pero, ya hemos llegado a la otra orilla, vosotros
18 El . cuenta que · .t
id al tribunal de justicia. Yo y el barquero nos ire-
mtto 1upt er tuv H'
pasar por su marido, Anfitrión. o a ercules de Alcmena, haciéndose mos a por otros.

____________.............
48 49
Luciano de Samósata El sueño de Luciano

MENIPO.- Que os vaya bien el viaje. Nosotros vaya- MENIPO.- Que te pague por m1, H ermes, que !!le entre-
mos. ¿En qué pensáis? Es necesario que vayáis a gó a ti.
juicio, y dicen que las condenas son duras: ruedas, ,\, HERMES.- ¡Sí, vaya! ¿Qué saco yo s1· tamb·én t
tengo
piedras y buitres. La vida de cada uno saldrá a la que pagar por los muertos?
luz.
, que h ab'1a que traer un
CARONTE.- Y tú, ¿no sab1as
(Todos los muertos bajan y van saliendo tras en-
tregar a Caronte el óbolo correspondiente.) óbolo? Q ,
, ' p ero no 1o teoía. ¿ ue
MENIPO.- ¡Claro que 1o sab Ia.
pasa? ¿Debía no haber muerto por eso?
CARONTE.- Debes pagar un óbolo: es la ley.
ESCENAIII MENIPO.- Pues bien, entonces h azme regresa. r de nue-
Menipo, Caronte y Hermes vo a la vida.
(Caronte va recogiendo el óbolo. Ve que Menipo CARONT E _ Pero ¡de dónde me has traído a est~ pe:;o,
intenta irse sin pagar.) · '.., s1a nen-
Hermes? ¡Qué cosas decía durante la trave ', ,
· 1-ysooe
dose y mofándose de to d os 1os pasaJeros.? 1 1
CARONTE.- Págame, miserable, el dinero del pasaje.
cantaba mientras los demás se lamentabatl-·
MENIPO.- Grita, Caronte, si te apetece.
HERMES.- ¿No sabes a que, h ombre h as t.raosportado,
Nada le
CARONTE.- Que me pagues te digo, por haberte lleva- Caronte? Un hombre completamente libre·
do al otro lado de la laguna. importa. Ese tipo es Menipo.
MENIPO.- No puedes recibir nada de quien nada tiene.
CARONTE.- ¿Hay alguien que no tenga un óbolo?
MENIPO.- No sé si hay algún otro, pero yo no lo tengo.
CARONTE.- Pues te retorceré entero, ¡por Plutón!, si no
me pagas, caradura.
MENIPO.- Pues yo, te daré con ese palo y te partiré el
cráneo.
CARONTE.- ¿¡Pretendes hacer gratis un viaje tan largo!?

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El sueño de Luciano

bárbaros, poniéndote algunos entre los doce dioses


te construyeron templos y te dedicaron sacrificios
como hijo del Dragón. Pero cuéntame, ¿dónde te
ACTO V enterraron los tuyos?
...' ALEJANDRO.- Estoy enterrado en Babilonia aún, desde
ESCENA I
Menipo Y Alejandro Magno hará unos tres días, pero mi buen escudero Ptolo-
meo20, si puede abrirse paso entre mis adoradores,
(Se ilumina la escena y en el centro hay un t me va a llevar a Egipto donde me están esperando
fl_ades está .sen:ado en él. Los muertos van r;;~~ para enterrarme y hacerme uno de sus dioses.
hiendo audTencza. Menipo coge a Alejand l
lleva a parte.) ro Y o MENIPO.- ¿Y qué hago para no reírme, Alex, si veo
que hasta en el Hades deliras y esperas llegar a ser
ME~IPO.- ¿y esto, Alejandro? ¿También te has muerto Anubis u Osiris21 ? No cuentes con ello, divinísimo;
tu como todos nosotros? pues una vez que se cruza la laguna y se entra en la
ALEJANDRO.- Ya ves, Menipo; no es nada raro cueva, no se puede volver. Hades no es nada negli-
haya muerto, pues soy un hombre. que gente, y Cérbero no se anda con chiquitas. Dime
MENIPO.- Pues muchos se cagaban de miedo pensando algo: ¿cómo aguantas la idea de haber dejado tanta
~ue eras. tú un. dios. Pero bueno ... dime a quién de- felicidad? Guardaespaldas, poder, oro en cantidad,
Jaste un tmpeno tan Magno. pueblos sometidos, gloria, fama ... ¿Por qué lloras,
ALEJANDRO.- No lo sé, Menipo. Es que no llegué a idiota? ¿No te enseñó el sabio Aristóteles a no con-
siderar duradero lo que la suerte te ha dado?
oc~parme, d~ eso. Lo único que hice fue darle mi
anillo a Perdtcas:9 al morir. ¿De qué te ríes? ALEJANDRO.- ¿Sabio ése, el más vil de mis lameculos?
Déjame que me guarde lo que sé de Aristóteles: lo
MENIPO.- ¿~e que me voy a reír?, pues de que aún re-
que me pedía, lo que me escribía, cómo se aprove-
cuerdo como te adoraban los pueblos cuando to-
maste el poder, elig'ten
' dote guia,
, general contra los chó de mis inquietudes culturales, halagándome en

20 General de Alejandro, gobemó en Egipto a su muerte.


19 General de Alejandro gobemó su lm .
nado poco tiempo después.' peno a su muerte, pero fue asesi- 21 Divinidades egipcias. Osiris era el padre de Anubis al cual se repre-
senta bajo la imagen de un chacal.

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Luciano de Samósata
El sueño de Luciano
lo ~efere~te a la belleza, y en lo referente a mis ha-
PoLÍTICO.- Escúchame, Hades, a ver si te parece que
zana~ y nquez.as. Pues consideraba él que también
hablo con justicia.
s~n estas un bien, y así no se avergonzaba de reci-
brrlas en su bolsillo. Un charlatán y un enredador. HADES.- ¿Qué te vuelva a escuchar, siendo un malva-
En resumen, esto he sacado de su sabiduría: lamen- do y habiendo matado a tantos con tus decisiones?
t~nne de perd~r lo que has enumerado antes como ¿No estás convencido de tu castigo?
SI fueran los bienes más grandes. PoLíTICO.- Sí que estoy convencido, pero mira si eres
realmente justo. ¿Puedo hacerte una pregunta?
HADES.- Habla pero no te alargues para que pueda juz-
gar como se merecen a los demás también.
ESCENAII PoLíTICO.- Cuanto yo hacía en vida, ¿lo hacía volunta-
Hades, Político y Menipo riamente, o bien estaba hilado por el Destino?
(Irrumpe erifadado Hades, que había permaneci- HADES.- Por el Destino, naturalmente.
do en segundo plano con los otros muertos.) PoLíTICO.- Por consiguiente, todos nosotros, los bue-
HADES.- (~efiriéndose al Político) Que este bandido nos y los que parecemos malos, hacíamos esas co-
sea arroJado al Piriflegetonte, (A Sócrates) el sacrí- sas obedeciéndola a ella, ¿no? ¿Qué es lo que vas a
lego s.ea destrozado por la Quimera, (A Alejandro) hacer, Hades, si nos castigas a nosotros que fuimos
y al tirano le sea roído el hígado por los buitres simples actores de lo que ordenaba el Destino?
Hennes, lleváoslos junto a Ticio22. Pero retirao~ Porque no puede decir nadie que podía oponerse a
cuanto antes. lo ordenado por esto.
(Van saliendo
¡¡, , todos los muertos d'mgz
. 'dos por HADES.- Maldito, muchas otras cosas podrás ver que
ermes, solo se queda en escena el Po/íti no se hacen según la razón si lo examinas bien.
oculto, Menipo.) co y,
Pero, vas a sacar finalmente provecho de tu pre-
gunta, porque pareces ser no solo un ladrón, sino
también un sofista. Suéltalo, Hermes, y que no se
lo castigue más. Aíslalo y déjalo vagar solo para
que no corrompa a los demás muertos con sus pre-
guntas.

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'""'~
Luciano de Samósata El sueño de Luciano

HADES.- (Consciente de la presencia de Menipo ocul- MENIPO.- (Cantando)


to, le. ~a ce una seña para que acuda a su lado.) SoyMenipo,
Tambwn yo me voy ya, no sea que alguno de los y he visto a los muertos bajo la tierra,
mue~os huya ,sin saberlo nosotros. En otra ocasión soyMenipo,
sabras lo demas, Menipo. me he librado del Hades y las tinieblas.
MENIPO.- Vete, Hades, porque lo que he visto ya basta. LuciANO.- Por Heracles, Menipo, ¿no nos habíamos
(Se marcha Hades. Menipo escucha una voz que dado cuenta de que habías muerto y ahora has resu-
parece venir de todas partes.) citado de nuevo?
MENIPO.- No, es que Hades me cogió estando aún
vivo.
ESCENA III LuciANO.- ¿Cuál diablos será la razón para esta nueva
Menipo y Luciano y alucinante visita?
(Aparece la habitación de Luciano En la cam MENIPO.- (Cantando)
agita L . . . a se Me empujó la novedad y más las ganas que la cor-
ucwno m9uieto. Entra Menipo. Al oírle,
asustado, se desp 1erta Luciano.) dura.
MENIPO.- (Cantando) LuciANO.- Déjate de tonadas, bienaventurado, y hábla-
Saludo al tejado mío nos sin tonterías de versos. ¿Qué disfraz es ése?
Saludos puertas de casa, ¿Por qué había necesidad de una travesía hacia
os veo a todos cantando abajo? Porque el viajecito no es agradable ni alegre
cantando a la luz del alba. en ninguno de los casos.
M EN! PO.- (Cantando)
LUCJANO.- ¿No es éste Menipo, el perro? Si no veo
Y me marché,
mal, ~o es otro. En una palabra, es Menipo. ¿Pero
a los sabios fui allí a consultar,
de que va con e~a pinta tan rara, con traje fino, un
en el Hades pregunté,
cetro y una pelliza
,
de león? Pero '1·venga va'., h ay
que acercarse a el Salud y me vine después corriendo para acá.
. ? H · , Menipo · ¿. De don
, d e nos
~lenes. . ace mucho tiempo que no se hablaba de LUCIANO.- Tú, ¿es que no vas a parar? No sigas cantu-
ti en la cmdad. rreando parodias a gente que son amigos tuyos.

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El sueño de Luciano
Luciano de Samósata
(Le susurra al oído. Luciano atento parece. :ener
ME~I~O.- No ~e asustes, compañero. Pero venga, dime,
cada vez más cara de sorprendido, acaban nendo-
t,Como estan las cosas por la parte de arriba de la
se de la historia narrada a carcajadas) Así dijo al
tierra y que hacen nuestros paisanos?
parecer Calaverio, el hijo de Esqueletión Difúnti-
LucJANO.- Nada nuevo, lo mismo de antes. Roban, hacen
des de la familia de los Buenatumba.
promesas, mafias y acumulan millón sobre millón.
LUCIANO.- ¡Espera! Para un poco, que me pierdo.
MENIPO.- ¡Qué miserables y desgraciados! Pues no
Cuéntamelo desde el principio.
han visto qué medidas han aprobado los de abajo,
MENIPO.- ¡Vale, llevas razón! Pero, no es momento, ya
los decreto-ley que se han votado contra la clase
está empezando a rayar el alba: vayámonos. El res-
pudiente; por Cérbero, ningún recurso les permitirá
escaparse. to, lo verás en otra ocasión Luciano.
LucJANO.- ¿Qué me cuentas? ¿Han decidido algo nue-
vo los de abajo para los de aquí?
MENIPO.-. Vaya que sí, por Zeus, y mucho más, pero ESCENA IV
no es JUSto contar esto a todo el mundo, ni explicar Luciano
los secretos, para que nadie vaya a cargamos con la
culpa ante el juez Radamantis 23 por impiedad. (Al llegar el alba canta el gallo. Lucian? despie~­
ta, con pluma y papel en mano, en ~a ~¡sma posi-
LuciANO.- De eso nada, Menipo, por Zeus, no denie- ción que al principio, en el que habw s1do el trono
gues a un buen amigo lo que sabes. Pues se lo dirás de Hades, tiene echada por encima la túnica de
a uno que sabe estar en silencio y es un místico.
Menipo.)
MENIPO.- Me das una orden imposible y no del todo
religiosa. Pero he de atreverme, por ser tú: han de- Voz EN oFF.- Luciano. Luciano. Luciano.
cidido que todos estos ricachones y multimillona- (Se oscurece la escena con la voz aún resonando)
rios que guardan el oro encofrado como Dánae24 •••

23 Preside el tribunal en los infiernos e imparte justicia. Véase nota 7


24 Júpiter la poseyó convertido en lluvia de oro. Su padre, Acrisio al sa-
Fin
ber de su embarazo la encen·ó en un cofre y la an·ojó al mar. Ella se ;alvó y
d10 a luz a Perseo.

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