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Mª del
Carmen
Montero
Calasanz
TESIS DOCTORAL
Mª del Carmen Montero Calasanz
2011
Julio, 2011
Área de Producción Ecológica y Departamento de Microbiología
Recursos Naturales y Parasitología
IFAPA Centro Las Torres-Tomejil. Facultad de Farmacia
Consejería de Agricultura
TESIS DOCTORAL
Sevilla, 2011
Área de Producción Ecológica y Departamento de Microbiología
Recursos Naturales y Parasitología
IFAPA Centro Las Torres-Tomejil. Facultad de Farmacia
Consejería de Agricultura
Mayo, 2011.
Área de Producción Ecológica y Departamento de Microbiología
Recursos Naturales y Parasitología
IFAPA Centro Las Torres-Tomejil. Facultad de Farmacia
Consejería de Agricultura
La Directora: El Tutor:
La Doctoranda:
Sevilla, 2011
Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera
CONSEJERÍA DE AGRICULTURA Y PESCA
Parece mentira, pero hoy se cumple un sueño que tenía desde niña y que en
algún momento pensé que no realizaría. Hoy culminan 5 años y “pico” de trabajo en los
he disfrutado plenamente, con sus alegrías y sus penas, y la satisfacción que siento es
infinita. Sin embargo, este camino recorrido no hubiese sido posible sin las personas
que han estado a mi lado apoyándome incondicionalmente. Todos y cada uno de ellos
han aportado su granito de arena a esta Tesis y me gustaría mostrarles mi
agradecimiento, aunque un par de líneas se queden cortas.
En primer lugar, agradecer al Instituto Nacional de Investigación Agraria (INIA)
el haberme concedido una beca para la realización de esta Tesis Doctoral y al IFAPA
Centro Las Torres-Tomejil, de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de
Andalucía por poner a mi disposición todos los medios para su desarrollo.
Asimismo, me gustaría mostrar mi más profunda gratitud a mi directora de tesis,
a “mi jefa”, pero ante todo a una gran amiga, la Dra. María Camacho del IFAPA Centro
las Torres-Tomejil, por su dedicación a esta Tesis y la confianza que depositó en mí
desde el primer día, aquel 18 de enero de 2006. ¡No podría haber tenido una directora
mejor!. Muchísimas gracias María, de ti me llevo muchas cosas.
Al Dr. Manuel Megías, por aceptar la tutoría de este trabajo.
A los viveros Reypra, Plantas continental y A-92 por cedernos sus instalaciones
y cuidar nuestros ensayos. Gracias, especialmente, a Claudio, Víctor y Mario,
dispuestos siempre a echarnos una mano en el montaje de los ensayos.
Gracias al Prof. Bernie Glick de la Universidad de Waterloo (Waterloo, Canada)
y a todo su grupo, en especial a Jin, mi ángel de la guarda, por su cariñosa acogida y
haber puesto a mi disposición todos sus medios e instalaciones.
Igualmente, muchísimas gracias al Dr. Anton Hartmann y al Dr. Michael
Schmid por darme la oportunidad de trabajar durante unos meses dentro de su equipo en
el HelmholtzZentrum münchen (Munich, Alemania) y enseñarme tantas cosas. Gracias
al Dr. Mike Rothballer por toda su ayuda y dedicación.
A la Dra. Mery Jaizme-Vega del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias
(ICIA) por hacerme sentir como en casa durante la pequeña estancia que realicé en su
laboratorio.
Al Dr. Juan Luis Ribas del CITIUS por enseñarme el manejo del microscopio
confocal. ¡Qué infinita paciencia!.
A mis compañeros del Departamento de Inoculantes del IFAPA Centro Las
Torres-Tomejil. Gracias Carmen por tu cariño, tu sensatez y tu sabios consejos… y
porque sin ti, la finalización de esta Tesis hubiese sido mucho más tediosa; Dulce, por
tu cariño, por aportar tu visión crítica y tu interés a esta tesis… y por enseñarme a ser
ordenada en el laboratorio; Antonio, por mostrarme la realidad del mundo de la ciencia
y hacer plantearme las cosas desde una perspectiva más práctica; Paco, por tu increíble
memoria, por ser capaz de explicarme cualquier duda desde el principio de los tiempos;
Marta, por toda tu ayuda en mis inicios, tu compañía y tu comprensión…aún se te echa
de menos; Pedro, amigo y compañero de desdichas, gracias por esas charlas
interminables; Mª Jesús, por animarme en muchos momentos; Y también, a Inma que
aunque estuviste poco tiempo, llegaste a ser un gran apoyo.
A Mari Velasco y Toni por hacerme la búsqueda de la bibliografía más fácil.
A todas las personas que con su tiempo, su dedicación y la desinteresada
contribución de sus conocimientos y recursos permitieron enriquecer este trabajo. Al
Dr. Carlos Camacho, por su orientación y asesoramiento con la estadística; A la Dra.
Belén Rodelas, por su gran ayuda y por sacar tiempo en un día que había tanto que
celebrar. A la Dra. Charo Espuny, por la amabilidad, predisposición, entusiasmo y
ayuda que me ha brindado cada vez que me ha hecho falta. A la Dra. Encarna
Velázquez, por su inestimable ayuda y disposición para resolver todas mis dudas. Al Dr.
Manolo Chamber, por permitirme utilizar sus instalaciones para la preparación y
montaje de algunos ensayos.
A mi familia por quererme, comprenderme, apoyarme incondicionalmente,
soportar mis silencios y, en ocasiones, el mal humor que me ha aquejado estos últimos
meses. Gracias Papá y Mamá, Paco y Carmela, por todo cuanto me habéis dado, por
hacer de mí la persona que soy hoy y por enseñarme la grandeza que puede encerrar
hasta la más pequeña de las criaturas…los sueños se hacen realidad; A Mi, mi hermana,
por todo su ánimo, por sonsacarme tantas veces para salir, por todos los discursos sobre
la Tesis que ha tenido que aguantar y ser siempre mi principal directora de marketing; A
mis abuelos, Mamabela y Pacololo, por cuidarme siempre y transmitirme vuestros
valores. A mis niñas, Isabel Ángela y María Elena, por alegrarme cuando todo se veía
oscuro, ¡gracias por todas vuestras llamaditas de ánimo!. A mi tíos, Fernando e Isa, por
su ayuda en la toma de algunas fotos y en todo cuanto les pedí. Y por supuesto, a
Alfredo, mi marido, sé que no querías que te nombrara, pero esta Tesis también es tuya.
Gracias por hacerme tan feliz.
Finalmente, a todas y cada una de las personas que durante este camino tuvieron
alguna palabra de aliento… y soportaron más de un monólogo.
Y a Ti.
La niña del bello
rostro
sigue cogiendo
aceituna
con el brazo gris del
viento
ceñido por la cintura.
Arbolé, arbolé
seco y verde.
Federico García
Lorca
Figura simbólica de Arahal, según los grabados que ilustran la crónica de la visita de Felipe II a
Sevilla en 1570, de Juan de Mal-Lara.
Índices
ÍNDICE
Página
I. Introducción.................................................................. 1
Figura Página
Tabla Página
3D Tres dimensiones
α-kB α-cetobutirato
AA Agar agua
ACC 1-Aminociclopropano-1-carboxilato
AdoMet S-Adenosil-metionina
AE Agricultura Ecológica
AG Procedente de agua
Ap Ampicilina
AR Agua de riego
Ar Arbequina
ºC Grados centígrados
Cap. Capítulo
CAS Chrome Azurol S
Cm Cloranfenicol
cm Centímetro
CN Caldo nutritivo
CT Cepa tipo
Cv Cultivar
Da Dalton
dest. Destilada
DF Dworin y Foster
Dr. Doctor
et al. Y colaboradores
ed. Editor
eds. Editores
EDTA Ácido etilendiaminotetraacético
Fe Hierro
g Gramo
Gm Gentamicina
H Hojiblanca
h Hora
ha Hectárea
Hr Humedad relativa
+I Sitios invariables
IAAId Acetaldehido-3-Indol
IAM Acetamida-3-Indol
K Koroneiki
kb Kilobase
Km Kanamicina
λ Longitud de onda
L. Linneo
l Litro
LB Luria Bertani
Mg Miligramo
Mi Micosfera de P. pinaster
min Minuto
ML Máxima Verosimilitud
ml Mililitro
mM Milimolar
mm Milímetro
MS Usada para aceituna de mesa
Nº Número
n.d. No detectable
n.e. No evaluado
ng Nanogramo
nm Nanometro
nmol Nanomol
No Negativo
P. Principado
P Fósforo
p. Página
pb Pares de bases
pmol Picomol
p/v Peso/volumen
PVK Pikovskaya
R Resistencia a un antibiótico
R. Región
R Raíz
® Marca registrada
SAM S-Adenosil-1-Metionina
SD Desviación típica
Sí Positivo
sig. Significación
4.11.)
Sp. Especie
Subsp. Subespecie
Tm Tonelada métrica
Tª Temperatura
TAE Tris-Acetate-EDTA
Tc Tetraciclina
TEMED Tetramethylethylenediamine
Transl. Translúcida
Trp Triptófano
Try Triptófano
µg Microgramo
µm Micrometro
µmol Micromol
U Unidades
UE Unión Europea
v/v Volumen/volumen
V Voltio
X Media
(Apéndice)
% Porcentaje
Introducción
Introducción
1.1. El olivo
Montero-Calasanz, M.C. 3
Introducción
Las hojas del olivo son simples, de forma lanceolada y con bordes enteros, que
se disponen de dos en dos en cada nudo de forma opuesta y presentan grandes
adaptaciones a ambientes de alta transpiración (haz con gruesa cutícula verde oscuro
brillante y envés blanco cubierto con escamas peltadas formando una capa protectora).
La morfología del sistema radical del olivo depende del sistema de
multiplicación utilizado y de las condiciones del suelo. Actualmente, la mayoría de las
plantas de olivo comercializadas provienen de estaquillas que dan lugar a la formación
de múltiples raíces adventicias que se comportan, en su mayoría, como raíces
principales. La profundidad, la extensión lateral y el grado de ramificación de éstas
dependerán del tipo y estructura del suelo.
Cuando llega la primavera, las inflorescencias se desarrollan en forma de
panícula presentando flores pequeñas y actinomorfas con corola blanca o blanca-
amarillenta, llamadas esquilmo. La polinización de éstas da lugar a frutos pequeños tipo
drupa de forma elipsoidal a globosa, llamados aceitunas, que en la madurez adquieren
un color negro, negro-violáceo o rojizo. Estos frutos son recogidos entre los meses de
septiembre a diciembre.
Las aceitunas tradicionalmente han sido destinadas a la obtención de aceite (90
%) y al consumo directo como aceituna de mesa. De la presión ejercida sobre la
aceituna se extrae el aceite de oliva (del árabe “Az-zait”), un zumo oleoso que desde la
antigüedad ha tenido un uso principalmente culinario. Este “oro líquido” posee
excepcionales características de aspecto, fragancia y sabor, gozando de altos contenidos
en vitaminas, ácidos grasos esenciales y otras sustancias naturales de importancia
dietética, que lo atesoran para su consumo en crudo. El aceite de oliva también se ha
empleado con propósitos cosméticos, así como cotidianos (lámparas de aceite) y
medicinales, llegando incluso en el Medievo, a ser designado por los alquimistas como
una entidad química distinta a las conocidas. Paralelamente, el consumo directo de la
aceituna es un hecho conocido desde la antigua Grecia donde a priori reducían la
amargura de su sabor mediante la aplicación de diversos procesos de curado que han
llegado hasta nuestros días.
4 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
El olivo es una de las plantas cultivadas más antiguas junto con la vid, la higuera
y la palmera datilera, (Rallo, 1995). Los restos de endocarpio encontrados por Zohary y
Spiegel-Roy en 1975 en los yacimientos arqueológicos de Teleilat Ghassul (Valle del
Jordán) remontan su origen a los 4000-3000 años a.C. en la región geográfica que va
desde el sur del Cáucaso hasta las altiplanicies de Irán, Palestina y la zona costera de
Siria. Más tarde se extendió por Chipre hacia Anatolia y a través de Creta, hacia Egipto,
hasta poblar todos los países ribereños del mediterráneo, constituyéndose como la
especie autóctona más característica de la Cuenca Mediterránea y uno de los pilares
básicos de su agricultura y alimentación. La historia del olivo es, por tanto, la historia
del Mediterráneo.
Con el descubrimiento de America pasó y se extendió por el nuevo mundo
(California y Sudamérica) y en la actualidad se cultiva también en Sudáfrica, China,
Japón y Australia (Nico et al., 2002; Rallo, 2005).
A través de los tiempos, el olivo siempre ha estado vinculado con lo divino y lo
sobrenatural, aunque en permanente contacto con el ser humano, para beneficiarle en
todos los sentidos. Las referencias documentales y arqueológicas primigenias más
fiables acerca de la aparición y uso del aceite de oliva provienen de la época
correspondiente al Antiguo Egipto. Aquí, el árbol ya era empleado como un símbolo en
los sarcófagos y el aceite de oliva en los sacramentos, con tal importancia que, según su
mitología, es la misma diosa Isis quien enseña a los hombres el cultivo del olivo. Para la
civilización griega, éste había sido un regalo de la diosa Palas a la ciudad de Atenas y
estuvo relacionado con la vida, la paz, la victoria y la fertilidad, siendo junto a la
higuera los árboles del Paraíso Terrenal. En España, el cultivo del olivo, como tal, se
inició con la civilización fenicia (Rallo, 2005) fruto de las intensas relaciones
económicas entre fenicios y griegos, pero no fue hasta la ocupación romana de
Hispania, cuando la extensión olivarera empezó a cobrar cierta importancia,
especialmente en la Bética. Sin embargo, a pesar del enorme desarrollo del cultivo en
todo el Imperio Romano, reflejado en los restos arqueológicos hallados y en los tratados
de Catón, Columela, Plinio y Paladio, estos agrónomos clásicos no le dedicaron mucha
atención (Calero, 2006), ya que el olivar, a pesar de su importancia cuantitativa y
comercial, era considerado como un cultivo casi de relleno complementario a los otros
dos de la triada mediterránea (trigo y vid). Posteriormente, los árabes perfeccionaron las
Montero-Calasanz, M.C. 5
Introducción
Marruecos
Otros 5%
6% Jordania Argelia Siria
Portugal 1% 2% 7%
2% Túnez
4%
Italia
16% Turquía
5%
Grecia
11%
España
41%
6 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
Montero-Calasanz, M.C. 7
Introducción
Ceuta 0
Melilla 11
Galicia 10
Canarias 68
Andalucía
Extremadura 262.700 1.511.687
R. de Murcia 23.225
C. Valenciana 94.808
Castilla-La Mancha 334.653
Madrid 25.467
Castilla y León 7.909
Baleares 8.101
Cataluña 122.805
Aragón 47.920
La Rioja 5.086
Navarra 5.640
País Vasco 192
Cantabria 0
P. de Asturias 0
Figura 1.4: Superficie de olivar en España por comunidades. Año 2008 (MARM,
2009).
8 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
Montero-Calasanz, M.C. 9
Introducción
Superficie
Variedad Destino Difusión
( x 1000 ha)
Morisca AC 74 Badajoz
Zaragoza, Teruel,
Empeltre AC 72
Baleares
AC: Usada para obtención de aceite, MS: Usada para aceituna de mesa.
10 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
A pesar del gran auge que en estos momentos posee `Arbequina´, hoy por hoy,
la variedad picual (Figura 1.7.), cuya denominación hace referencia a la forma apuntada
que presentan sus frutos, continúa siendo la más importante de España. `Picual´ es
apreciada por su elevado rendimiento graso, por poseer un aceite con un alto índice de
estabilidad (resistencia al enranciado), un porcentaje de ácido oleico muy elevado y por
la facilidad de cultivo. Además, es una variedad de fácil propagación vegetativa con una
entrada en producción precoz y una productividad elevada y constante.
Montero-Calasanz, M.C. 11
Introducción
Por último, cabe resaltar la variedad griega `Koroneiki´ (Figura 1.9.) que aún sin
disponer de datos sobre su implantación en España, en un futuro cercano
previsiblemente será unas de las variedades más utilizadas debido a la tendencia actual a
emplear variedades con una entrada en producción precoz, productividad elevada
(durante los primeros años) y un reducido vigor (Barranco et al., 2008) que permiten la
plantación en seto y la mecanización. En Grecia, la variedad koroneiki abarca la mitad
de la superficie olivarera, destacando, además de por las características señaladas, por
presentar un alto rendimiento graso y un contenido en ácido oleico (gran estabilidad)
elevado, aunque una baja resistencia al frío.
El sistema tradicional de multiplicación del olivo más usado en España hasta los
años 70 ya se practicaba en la época romana (Cubero, 1993). Este método tradicional
consistía en el enraizamiento en suelo de grandes propágulos, estacas leñosas de 20-60
cm de longitud y de 5-10 cm de grosor, obtenidas de ramas de poda de olivares adultos.
Estas estacas recibían el nombre de garrotes o bien zuecas, cuando eran trozos de raíces
(Figuras 1.10. y 1.11.). El método presentaba como ventaja fundamental, la obtención
de individuos que mostraban todas las características de la planta madre. Sin embargo,
éste requería de gran cantidad de material vegetal, lo que dificultaba el control genético
y sanitario, limitando la propagación únicamente a la época de poda (Porras-Piedra et
al., 1998), además de una poda de formación más costosa (Centeno et al., 2008), del
daño producido en la planta madre y el retraso en el desarrollo que suponía el trasplante
de las plantas a raíz desnuda (Barranco et al., 2008).
12 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
2.2.1. Antecedentes
Montero-Calasanz, M.C. 13
Introducción
I. Enraizamiento
Montero-Calasanz, M.C. 15
Introducción
16 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
II. Endurecimiento
III. Crianza
Montero-Calasanz, M.C. 17
Introducción
Material vegetal
Para asegurar el éxito del enraizamiento es necesario contar con material vegetal
proveniente de plantas con un buen estado fitosanitario, vigorosas, de características
productivas reconocidas, en activo crecimiento vegetativo, que no proceda ni de ramos
en descarga, ni de árboles en carga ni con inflorescencias o frutos (del Río et al., 1988).
Asimismo, a pesar de que mediante esta técnica es posible la multiplicación comercial
de casi todas las variedades de olivo (Barranco et al., 2008), en diversos estudios entre
cultivares se observaron importantes diferencias causadas por el particular equilibrio
endógeno que cada variedad tiene de fitohormonas (del Río y Caballero, 2005;
İsfendiyaroğlu et al., 2009).
18 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
A finales del siglo XIX, estudios realizados por Julios von Sachs y Charles
Darwin postularon la existencia de sustancias que se movían a través de la planta y que
eran responsables de la morfología definitiva de cada órgano y de la capacidad de
movimiento ante estímulos luminosos (tropismos). Este descubrimiento llevó a F.W.
Went en 1928 a establecer una relación entre la cantidad de estímulo aplicado y la
respuesta fisiológica observada. Admitida la existencia de una molécula estimuladora,
K.V. Timan en 1935, usando extractos de cultivos del hongo Rhizopus suinus, consiguió
obtener una sustancia a la que denominó auxina (del griego: hacer crecer, incrementar).
Las auxinas son hormonas vegetales (fitohormonas), señales químicas
sintetizadas en los tejidos meristemáticos que facilitan la comunicación entre las células
y coordinan sus actividades (Ali, 2009). Este control se realiza a través de cambios en la
concentración y la sensibilidad de los tejidos a éstas (Remans et al., 2008),
observándose mayor susceptibilidad en las raíces que en las yemas y en las segundas
que en los tallos, aunque esta respuesta puede variar con la edad de la planta o las
condiciones ambientales (Acosta Echevarría et al., 2008).
Las auxinas participan en muchos procesos del desarrollo vegetal como son el
crecimiento, la división celular del cambium, la diferenciación vascular, la dominancia
apical, el enraizamiento, la partenocarpia, los tropismos, la abscisión o el desarrollo de
frutos (Aloni et al., 2006). Éstas favorecen el desarrollo vegetal porque modifican la
expresión génica y producen una extensibilidad celular al inducir factores que
“ablandan” la pared de las células, siendo el principal factor la acidificación del espacio
apoplástico (hipótesis del crecimiento por acidificación) (Taiz y Zeiger, 2006). No
obstante, las funciones de las hormonas vegetales en el desarrollo de las plantas deben
contemplarse desde la perspectiva de una interacción entre distintos grupos de
hormonas (citoquinas, giberelinas, etileno y auxinas).
Las auxinas pueden dividirse en naturales y sintéticas. Entre las primeras
encontramos el ácido fenilacético, los cloro-indoles, el ácido indolbutírico (AIB) y la
más característica de todas, el ácido indolacético (AIA). Entre las auxinas sintéticas, con
naturaleza química muy diversa, localizamos ácidos indólicos, ácidos naftalénicos,
clorofenoxiácidos y derivados de los ácidos benzoico y picolínico (Figura 1.14.).
Montero-Calasanz, M.C. 19
Introducción
20 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
Nebulización
Montero-Calasanz, M.C. 21
Introducción
para la iniciación radical (Rallo y del Río, 1990; Barranco et al., 2008). Estos objetivos
se logran mediante la utilización de sistemas automáticos.
Temperatura
Sustrato
22 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
a b
c d
3. La agricultura ecológica
3.1. Antecedentes
Montero-Calasanz, M.C. 23
Introducción
3.2.1. Principios de la AE
24 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
3.2.2. La AE en España
1.800.000
1.600.000
1.400.000
Superficie (ha)
1.200.000
1.000.000
800.000
600.000
400.000
200.000
0
1998
2003
1991
1993
1994
1995
1996
1997
1999
2000
2001
2002
2004
2005
2006
2007
2008
2009
Montero-Calasanz, M.C. 25
Introducción
Galicia 14.238
Canarias 4.232
Andalucía 866.800
Extremadura 115.018
R. de Murcia 60.742
C. Valenciana 38.754
Castilla-La Mancha 246.076
Madrid 6.043
Castilla y León 22.154
Baleares 29.569
Cataluña 71.734
Aragón 66.730
La Rioja 8.634
Navarra 30.843
País Vasco 1.484
Cantabria 5.796
26 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
Extremadura (38.221 ha) (Figura 1.19.). Sin embargo, en términos relativos, esta forma
de producción olivícola es aún reducida, lo que convierte a esta comunidad en una
región con un importante potencial de desarrollo de la AE (MARM, 2009).
Galicia 12
Canarias 20
Andalucía 46.648
Extremadura 38.221
R. de Murcia 2.666
C. Valenciana 2.331
Castilla-La Mancha 27.862
Madrid 2.241
Castilla y León 115
Baleares 705
Cataluña 3.176
Aragón 2.154
La Rioja 573
Navarra 316
País Vasco 1
Cantabria 0
P. de Asturias 0
Montero-Calasanz, M.C. 27
Introducción
mismos procedentes de la producción ecológica solamente en los cultivos en los que los
usuarios de dicho material de reproducción, puedan demostrar a entera satisfacción de
la autoridad o de los organismos de control del estado miembro que no les es posible
obtener en el mercado comunitario un material de reproducción obtenido de forma
ecológica para una variedad determinada de la especie en cuestión. Es por ello que,
estudios encaminados a encontrar sistemas alternativos para el enraizamiento de
estaquillas de olivos y en general, para la sustitución de compuestos químicos de
síntesis (fertilizantes, pesticidas, etc.) para la agricultura, son de total necesidad.
Actualmente, no existen productos que puedan sustituir al AIB en el
enraizamiento de estaquillas semileñosas de olivo, según los métodos de producción
ecológica, de forma rentable y eficaz (Suárez et al., 2002; Centeno et al., 2008).
4.1. La rizosfera
El término rizosfera fue utilizado por primera vez a principios del siglo XX por
Hiltner, agrónomo alemán, que acuñó este vocablo para referirse al “efecto”, traducido
en términos de mayor actividad microbiana, que las raíces de las leguminosas producían
sobre el suelo circundante. Sin embargo, hasta finales del siglo XX, ese “efecto”, no
pasó a considerarse como un ecosistema (Lynch, 1990). Así, la rizosfera, en general, es
el ecosistema comprendido en la porción de suelo adyacente a las raíces de las plantas
vivas, donde las propiedades de éste son influenciadas por la presencia y actividad de la
raíz. Asimismo, los cambios en las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo
rizosférico van a tener una repercusión significativa sobre el crecimiento y la salud de
las plantas (Remans et al., 2008; Richardson et al., 2009).
La rizosfera se divide en endorizosfera, tejidos radicales que incluyen la
endodermis y las capas corticales, rizoplana, superficie de la raíz con la epidermis y las
capas de polisacáraridos mucilaginosos, y ectorizosfera, el suelo asociado (Ali, 2009).
Esta pluralidad de ambientes da lugar a una franja muy dinámica que alberga una
amplia y diversa comunidad de procariotas y eucariotas, microbios que interaccionan
unos con otros y con las raíces de las plantas (Albareda et al., 2006), resultando en
asociaciones endofíticas, simbióticas, asociativas o parasíticas.
28 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
Hace casi 75 años, A. van Luijk, aislaba especies de Pythium que provocaban la
podredumbre en césped, cuando observó que las semillas germinaban en un mayor
porcentaje cuando no estaban estériles, demostrando por primera vez que los
microorganismos de suelo podían promover el crecimiento. Más tarde encontró que,
junto con las especies patogénicas de Pythium, también estaban presentes otras no
patogénicas que contrarrestaban las acciones llevadas a cabo por las primeras (supresión
de la enfermedad). Estas primeras observaciones dieron lugar al estudio de bacterias de
suelo con propiedades similares y de otras, que promovían el crecimiento vegetal en
ausencia de microorganismos patógenos (van Loon, 2007).
La promoción del crecimiento por microorganismos de suelo es algo frecuente y
se considera como parte de un continuo en el cual, las interacciones entre plantas y
microorganismos van desde deletéreas (patógenos) a beneficiosas (van Loon, 2007).
Entre las interacciones beneficiosas cabe resaltar las llevadas a cabo por las bacterias de
suelo de vida libre, usualmente denominadas rizobacterias que promueven el
crecimiento vegetal o PGPR (Plant Growth Promoting Rhizobacteria) (Kloepper y
Schroth, 1978) (Figura 1.20.). Estas bacterias normalmente se localizan en la rizosfera,
Montero-Calasanz, M.C. 29
Introducción
asociadas a las raíces de las distintas plantas (Lucas García et al., 2001; Gutiérrez-
Mañero et al. 2002; Khalid et al., 2004; Ahmad et al., 2008; Ali, 2009). En el amplio
grupo de microorganismos denominados PGPR se incluyen aquellas bacterias
rizosféricas que inducen el crecimiento de la planta mejorando su nutrición y/o
alterando su balance hormonal, aquellas que previenen o evitan el efecto de
microorganismos patógenos y las que ayudan en el establecimiento de micorrizas o
rizobios (Adesemoye et al., 2008; Barriuso et al., 2008 b; Kannan y Sureendar, 2009;
Glick, 2010). Así, las PGPR son componentes esenciales de la biomasa viva del suelo y
juegan un papel clave en los ciclos biogeoquímicos (Brown, 1974; Rekha et al., 2007;
Ashrafuzzaman et al., 2009).
El uso de PGPR representa una tecnología emergente diseñada para mejorar la
productividad de los sistemas agrícolas (Abbas-Zadeh et al., 2010) a largo plazo y
alineada con los principios de agricultura sostenible (Banchio et al., 2008; Shaharoona
et al., 2008; Felici et al., 2008; Naiman et al., 2009; Ramos-Solano et al., 2010), ya que
puede contribuir al establecimiento de una microbiota beneficiosa en la rizosfera
(Rodríguez-Romero et al., 2008). Los beneficios obtenidos con su aplicación han sido
ampliamente constatados en los rendimientos de diferentes cultivos (Shankar et al.,
2008), entre los que destacan: trigo y lechuga (Ali et al., 2009 b), colza (Glick et al.,
1997; Sergeeva et al., 2006), soja (Dashti et al., 1997; 1998), claveles (Li et al., 2005),
soja verde (Mayak et al., 1999), tomate (Ramos-Solano et al., 2010) o maíz (Mehnaz y
Lazarovit, 2006), pero también se han descrito mejoras en el enraizamiento de
estaquillas e incluso en micropropagación (Rodríguez-Romero et al., 2008), por lo que
la utilización de microorganismos en la industria viverística (Burdman et al., 2000;
Glick et al., 2007) del olivo puede ser de enorme importancia. Sin embargo, esta
promoción del crecimiento implica no sólo un efecto directo de una única cepa
bacteriana sino también, un dialogo molecular entre los distintos microorganismos del
suelo y entre éstos y la planta (Barriuso et al., 2008 a). Por tanto, un buen entendimiento
de los mecanismos de acción de las PGPR es fundamental para el manejo de la
rizosfera.
30 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
Los mecanismos por los cuales las PGPR (Figura 1.20) pueden producir un
efecto positivo sobre el crecimiento de las plantas pueden clasificarse como directos e
indirectos (Glick et al., 1999; Lucy et al., 2004; Naveed et al., 2008 b; Ashrafuzzaman
et al., 2009), según se basen en procesos que ocurran dentro o fuera de la planta. No
obstante, la diferenciación entre ambos es, en ocasiones, difícil de establecer. Además,
una bacteria puede afectar al crecimiento y desarrollo vegetal usando uno o varios de
estos mecanismos y éstos, pueden ser utilizados en distintos tiempos del ciclo de vida de
Montero-Calasanz, M.C. 31
Introducción
una bacteria (Hontzeas et al., 2006; Cheng et al., 2007; Naveed et al., 2008 a; Kaymak
et al., 2009; Ali et al., 2009 b). Asimismo, el impacto de los mecanismos usados por las
bacterias varía considerablemente dependiendo de la composición del suelo y de las
condiciones ambientales (Penrose y Glick, 2003; Glick, 2010).
Las PGPR llevan a cabo una promoción indirecta del crecimiento por la acción
de una serie de mecanismos que, en última instancia, provocan una disminución o
prevención de los efectos adversos de los microorganismos patógenos (Kannan y
Sureendar, 2009). Entre estos mecanismos se incluyen: producción de antibióticos,
reducción de los niveles de hierro disponible en la rizosfera, inducción de la resistencia
sistémica (ISR, del inglés Induce Systemic Resistance; van Loon et al., 1998),
producción de enzimas líticas de la pared celular de hongos (quitinasas, β-1,3-
glucanasas, proteasas o lipasas), producción de ácido cianhídrico y competencia por
sitios de unión en la raíz (Glick et al., 2007; Ahmad et al., 2008; Ali et al., 2009 a).
32 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
SÍNTESIS DE AUXINAS
Montero-Calasanz, M.C. 33
Introducción
aplicación de altos niveles de AIA (Lambrecht et al., 2000; Patten y Glick, 2002;
Spaepen et al., 2007; Remans et al., 2008).
En conclusión, la biosíntesis de AIA es considerada crucial en el crecimiento y
desarrollo de la planta. Por tanto, el potencial de cepas microbianas para mejorar el
contenido de AIA en plantas, puede ser usado como criterio básico de selección de
PGPR efectivas (Ali et al., 2009 b).
SOLUBILIZACIÓN DE FOSFATOS
34 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
han sido aisladas por poseer la capacidad de solubilizar distintos fosfatos inorgánicos
(fosfatos tricálcicos, fosfatos dicálcicos, hidroxiapatitas y fosfatos de roca) (Güneç et
al., 2009). Esta solubilización se lleva a cabo por la excreción de ácidos orgánicos al
medio que disminuyen el pH, movilizando así, el fósforo (Abbas-Zadeh et al., 2010),
aunque también se ha encontrado producción de fosfatasas o fitasas extracelulares muy
eficientes en suelos básicos (Henri et al., 2008).
La utilización de PGPR solubilizadoras de fosfatos como biofertilizantes, mejora
la disponibilidad de fósforo en el suelo, promoviendo así, una alternativa ecológica (de
Freitas et al., 1997; Rodríguez y Fraga., 1999; Pradhan y sukla, 2005; Güneç et al.,
2009) y más económica que los fertilizantes químicos (Ali, 2009).
PRODUCCIÓN DE SIDEROFOROS
El hierro (Fe) es un nutriente esencial para todos los organismos vivos. A pesar
de que su concentración en los suelos suele ser alta, habitualmente se encuentra poco
accesible (Fe III), debido al pH neutro que normalmente acarrea un ambiente aeróbico
(Hider y Kong, 2010). En condiciones limitantes de Fe, las plantas desarrollan clorosis
en sus tejidos, una severa alteración metabólica, debido a su papel como cofactor en
enzimas esenciales de procesos fisiológicos tan importantes como la respiración o la
fotosíntesis (Barriuso, 2006). Con la evolución, las plantas han desarrollado distintas
estrategias para una absorción eficiente de hierro y al igual que éstas, las rizobacterias.
Así, muchas PGPR son capaces de sintetizar unos compuestos de bajo peso molecular
(500-1500 Da) que contienen grupos funcionales (hidroximatos, catecoles, α-
hidroxicarboxilatos,…) quelantes de hierro (Fe III) de forma reversible (Johnson y
Gehring, 2007) y con alta afinidad, llamados sideróforos (Alexander y Zuberer, 1991;
Abbas-Zadeh et al., 2010), similares a los sintetizados por la propia planta (Castignetti y
Smarrelli, 1986). Estos compuestos se excretan al medio y se anclan en el exterior de la
pared celular mediante receptores específicos. Tras la quelación son nuevamente
introducidos en el interior celular, a través de transportadores específicos, donde liberan
el hierro (Fe II).
Aunque diferentes factores ambientales pueden influir en la cantidad de
sideróforos producidos (Johnson y Gehring, 2007; Hider y Kong, 2010), se ha
comprobado que las rizobacterias productoras de sideróforos mejoran la salud vegetal,
ya que fomentan la nutrición de hierro y dificultan el crecimiento de patógenos
Montero-Calasanz, M.C. 35
Introducción
36 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
desaminasa. Esto reduce los niveles de ACC fuera de la planta, con lo que la planta
exuda más ACC para mantener el equilibrio interno y externo. A causa de que los
niveles de ACC dentro de la planta son entonces más bajos, la concentración interna de
etileno se reduce dando lugar a una mayor elongación de raíces y tallos (Penrose y
Glick, 2003; Belimov et al., 2007; Naveed et al., 2008 a b), un incremento de la
biomasa (Cheng et al., 2007; Shaharoona et al., 2008) y protección de la planta frente a
los efectos inhibitorios producidos por el estrés. Es decir, la planta inoculada con PGPR
que contienen la enzima ACC desaminasa, presumiblemente, son más resistentes a
distintas situaciones ambientales, como un aumento de temperatura, salinidad o déficit
hídrico, entre otros (Glick, 2010).
Montero-Calasanz, M.C. 37
Introducción
4.3.1. Antecedentes
Para hacer uso de los efectos beneficiosos que las PGPR pueden proporcionar,
en primer lugar, se requiere comprobar que éstas posean una serie de características que
las hagan candidatas a constituir un buen inoculante microbiano. A continuación, se
requiere una selección preliminar de éstas en invernadero o cámara de cultivo en
condiciones bacteriológicamente controladas. Finalmente, se realizan ensayos de campo
y se determina su comportamiento en condiciones similares a las que van a estar
expuestos los inoculantes durante su empleo (Roughley, 1970; Somasegaran y Hoben,
1994; Albareda, 2007).
Así, una PGPR debe poseer la habilidad de sobrevivir (Rekha et al., 2007) y
multiplicarse (Albareda et al, 2006) en la rizosfera y la capacidad de colonizar
eficientemente las raíces de las plantas huésped, de lo que dependerá en gran medida su
38 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
eficacia (Kumar et al., 2007; Barriuso et al., 2008 a; Ahmad et al., 2008; Naiman et al.,
2009). Secundariamente, si la rizobacteria es móvil, podrá llevar a cabo una
colonización más profusa y una eliminación de rizobacterias deletéreas de la rizosfera
por exclusión del nicho (Ali, 2009). No obstante, la respuesta inmediata a su
inoculación en un suelo o sustrato va a variar considerablemente dependiendo de la
bacteria, la especie de planta, el tipo de suelo o sustrato, la densidad del inóculo y las
condiciones ambientales (Príncipe et al., 2007; Fisher et al., 2007).
Montero-Calasanz, M.C. 39
Introducción
40 Montero-Calasanz M.C.
Introducción
Montero-Calasanz, M.C. 41
Introducción
42 Montero-Calasanz M.C.
Objetivos
Objetivos
Montero-Calasanz, M.C. 45
Objetivos
46 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
Materiales y Métodos
1. Material biológico
1.1. Bacterias
Escherichia coli
Cepa derivada,
HB101 pRK2013 Ditta et al., 1980
movilizadora
Azospirillum brasilense
Montero-Calasanz, M.C. 49
Materiales y Métodos
50 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
Concentración de Concentración de la
Antibiótico
trabajo solución madre
Montero-Calasanz, M.C. 51
Materiales y Métodos
ERIC1R ATG TAA GCT CCT GGG GAT Versalovic et al., 1994
52 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
Montero-Calasanz, M.C. 53
Materiales y Métodos
3.2.1. Medio CAS (Chrome Azurol S) (Alexander y Zureber, 1991) (por litro)
Las dos primeras se mezclaron dando como resultado un color violeta oscuro.
Lentamente, se añadió la tercera, que dio lugar a una solución azul oscura que se
autoclavó y enfrío a 50 ºC. Esta solución se prepara inmediatamente antes de ser
incorporada al medio CAS.
KH2PO4 0,3 g
NaCl 0,5 g
NH4Cl 1g
Agar 15 g
54 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
Solución 3
Glucosa 2g
Manitol 2g
MgSO4.7H2O 493 mg
CaCl2 11 mg
MnSO4.H2O 1,17 mg
H3BO3 1,4 mg
CuSO4.5H2O 0,04 mg
ZnSO4.7H2O 1,2 mg
Na2MoO4.2H2O 1 mg
Agua destilada 70 ml
Solución 4
Casaminoácidos 3g
Agua destilada 30 ml
KH2PO4 4g
Na2HPO4 6g
MgSO4.7H2O 0,2 g
Montero-Calasanz, M.C. 55
Materiales y Métodos
Ácido glucónico 2g
Glucosa 2g
Ácido cítrico 2g
Agua destilada 1l
pH 7,2
(NH4)2SO4 2g
Solución de ACC 6 ml
*
Solución de microelementos A
H3BO3 10 mg
MnSO4.H2O 11,19 mg
ZnSO4.7H2O 124,6 mg
CuSO4.5H2O 78,22 mg
MoO3 10 mg
Se almacenó a 4 ºC.
56 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
**
Solución de microelementos B
FeSO4.7H2O 100 mg
Se almacenó a 4 ºC
Triptona 10 g
ClNa 5g
Extracto de levadura 5g
Agua destilada 1l
pH 6,8-7,0
K2HPO4 0,5 g
MgSO4.7H2O 0,2 g
NaCl 0,1 g
CaCl2 0,02 g
NH4Cl 0,5 g
Solución de microelementos* 2 ml
Biotina 0,1 mg
Agua destilada 1l
pH 6,8 ± 0,2
Montero-Calasanz, M.C. 57
Materiales y Métodos
*
Solución de microelementos
Na2MoO4.2H2O 0,2 g
MnSO4.H2O 1g
Se almacenó a 4 ºC.
La biotina se preparó en solución y se esterilizó mediante filtración. Se agregó al
medio una vez frío.
Glucosa 10 g
(NH4)2SO4 0,5 g
MgSO4.7H2O 0,1 g
KCl 0,2 g
NaCl 0,2 g
FeSO2.7H2O 0,002 g
MnSO4.H2O 0,002 g
Ca2(PO4)5 5,0 g
Agua destilada 1l
pH 7,0 ± 0,2
58 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
Citrato de Sodio 2g
NaCl 5g
K2HPO4 1g
KH2PO4 1g
MgSO4.7H2O 0,2 g
pH 6,9 ± 0,2
4. Soluciones y tampones
La composición de las soluciones y los distintos tampones empleados en este
trabajo se muestran a continuación. Las soluciones nutritivas de plantas y las de
dilución se esterilizaron a 120 ºC durante 20 min. Todas se conservaron a temperatura
ambiente.
Montero-Calasanz, M.C. 59
Materiales y Métodos
KH2PO4 100 mg
K2SO4 100 mg
MgSO4.7H2O 100 mg
CaCl2 50 mg
Agua destilada 1l
pH 7,0 ± 0,2
*
Solución de microelementos de Gibson (Turner y Gibson, 1980)
BH3O3 2,86 g
MnSO4.H2O 2,08 g
ZnSO4.7H2O 0,22 g
CuSO4.5H2O 0,08 g
Na2MoO4.H2O 0,13 g
Agua destilada 1l
60 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
Solución I 10 ml
Solución II 20 ml
Solución III 10 ml
Solución IV 10 ml
Solución V 1 ml
pH 7,0
Solución I
Solución II
Solución III
Solución IV
Solución V
Montero-Calasanz, M.C. 61
Materiales y Métodos
K2HPO4 0,50 g
MgSO4.7H2O 0,20 g
NaCl 0,10 g
CaCl2 0,05 g
Agua destilada 1l
NaCl 8,00 g
KCl 0,02 g
Na2HPO4 0,142 g
KH2PO4 0,027 g
Agua destilada 1l
pH 7,2 - 7,4
Tris-acetato 40 mM
EDTA, pH 8,0 1 mM
62 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
Glicerol (v/v) 30 %
Acrilamida 40 % 29,2 ml
TAE 50X 2 ml
Acrilamida 40 % 29,2 ml
TAE 50X 2 ml
H2O MiliQ 15 ml
Formamida 80 ml
Urea 84 g
Solución A
Cristal Violeta 10 g
Etanol 96 % 100 ml
Montero-Calasanz, M.C. 63
Materiales y Métodos
Solución B
Oxalato Amónico 1g
Agua destilada 1l
Safranina 2g
Etanol 96 % 100 ml
5. Reactivos
H2SO4 96 % 150 ml
64 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
6. Colección bacteriana
Figura 3.1. Parcela de Figura 3.2. Parcela con Figura 3.3. Parcela con
laboreo. cubierta dirigida. cubierta espontánea.
Montero-Calasanz, M.C. 65
Materiales y Métodos
tomando 10 colonias de cada muestra a las 72 h (crecimiento rápido) y otras 10, a los 5
días (crecimiento lento). Las cepas aisladas se sembraron por agotamiento en medio
TSA diluido al 10 % para comprobar su pureza y posteriormente, en un medio rico para
su conservación a largo plazo (Apartado 3.3.). La figura 3.4. muestra un esquema de la
recogida de muestras de suelo de olivar ecológico y del aislamiento bacteriano llevado a
cabo.
66 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
6.2. Nomenclatura
Las bacterias aisladas de las muestras de suelo y de agua se denominaron con las
siglas CT (Cepa Tipo) y AG, respectivamente, seguidas de un número que indicaba el
orden el que se congelaron.
7. Identificación bacteriana
Montero-Calasanz, M.C. 67
Materiales y Métodos
a b
Figura 3.5. Resultados obtenidos al realizar la tinción de Gram (a) y el test de KOH
(b) en una bacteria Gram negativa.
68 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
7.2.1. Antibiograma
Montero-Calasanz, M.C. 69
Materiales y Métodos
70 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
a una λ=540 nm. La cepa Enterobacter cloacae UW4 (Shah et al., 1998), poseedora de
esta enzima, se utilizó como control positivo.
La curva patrón de -cetobutirato se preparó, inmediatamente antes del análisis,
en un rango entre 0,1 y 1,0 mol a partir de una solución madre de -cetobutirato 100
mM en Tris-HCl 0,1 M, pH 8,5 almacenada a 4 ºC. Para cada punto de la curva se tomó
200 l de muestra, se mezcló con 300 l de reactivo y se incubó a 30 ºC durante 30 min,
tras los cuales se adicionó 2,0 ml de NaOH 2 M y se mezcló, midiendo seguidamente la
absorbancia. La cantidad de -cetobutirato producido por las distintas cepas bacterianas
se calculó por interpolación en la ecuación de la curva patrón calculada por el programa
de estadística SPSS v.11.0.
Montero-Calasanz, M.C. 71
Materiales y Métodos
72 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
Para la mayoría de las cepas se utilizó el par de cebadores 616F y 630R y sólo en
los casos de no amplificación de estos, el par 27F y 1492R (Tabla III.4).
La amplificación del ADNr 16S se llevó a cabo en un termiciclador MyiQTM
(Bio-rad) empleando una Master Mix de Qiagen (“Master Mix Top Taq PCR”) en un
volumen final de 50 l, según las concentraciones indicadas por el fabricante, y
añadiendo 0,5 l de cada cebador (10 M) y 1 l de ADN (aprox. 50 ng/ l). Las
condiciones de amplificación fueron 3 min a 94 ºC seguidos de 33 ciclos de: 45 s a 94
ºC, 45 s a 55,5 ºC y 1 min a 72 ºC, finalizando con 10 min a 72 ºC.
El producto de amplificación (aproximadamente 1,5 kb) se comprobó mediante
electroforesis en gel de agarosa, según las condiciones descritas en el epígrafe 7.3.3.
Tras la verificación, el producto amplificado se clonó en el vector de clonación
comercial “TOPO TA Cloning Kit 2.1.” de Invitrogen siguiendo las instrucciones del
fabricante, cuyas características se muestran en la figura 3.6. A continuación, el vector
se transformó usando el kit “One Shot TOP TEN” de Invitrogen, según las indicaciones
Montero-Calasanz, M.C. 73
Materiales y Métodos
Figura 3.6. Características del vector de clonación “TOPO TA Cloning Kit 2.1.” de
Invitrogen y secuencias cercadas al sitio de clonación.
74 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
Montero-Calasanz, M.C. 75
Materiales y Métodos
En una primera reacción de PCR se amplificó el ADNr 16S completo (1,5 kb) y
sobre el producto obtenido, se realizó una segunda amplificación de un fragmento
interno de aproximadamente 400 pb, al que se añadió una cola de nucleótidos GC para
poder separar la muestra por electroforesis en un gel de acrilamida con gradiente de
agentes desnaturalizantes (DGGE).
En la primera reacción (PCR1), para 50 l, se mezcló 37,8 l de agua MiliQ, 1,5
l de dNTPs (1,5 mM), 1,5 l de MgCl2 (50 mM), 5 l de tampón 10X, 1,5 l de
cebador fD1 (10 pmol/l), 1,5 l de cebador rD1 (10 pmol/l), 0,2 l de Taq polimerasa
(“BIOTAQ DNA polymerase” de Bioline; 5 U/ L) y 1 l de ADN (20 pmol/ l). El ciclo
del termociclador fue 2 min a 95 ºC seguidos de15 ciclos de: 15 s a 94 ºC, 45 s a 93 ºC,
45 s a 55 ºC, 2 min a 72 ºC.
En la segunda reacción (PCR2), para 25 l, se mezcló 17 l de agua MiliQ,
1,5 l de MgCl2 (50 mM), 1,5 l de dNTPs (1,5 mM), 2,5 l de tampón 10X, 0,5 l
de cebador F984 (10 pmol/ l), 0,5 l de cebador R1378 (10 pmol/ l), 0,5 l de Taq
polimerasa (5 U/ l) y 1 l del producto de la primera PCR. Las condiciones de
amplificación fueron: 2 min a 94 ºC, (30 s a 92 ºC, 1min a 65 ºC, 2 min a 68 ºC) x
2, (30 s a 92 ºC, 1 min a 63 ºC, 2 min a 68 ºC) x 2, (30s a 92 ºC, 1 min a 61 ºC, 2
min a 68 ºC) x 2, (30 s a 92 ºC, 1 min a 59 ºC, 2 min a 68 ºC) x 2, (30 s a 92 ºC, 1
min a 57 ºC, 2 min a 68 ºC) x 2, (30 s a 92 ºC, 1 min a 55 ºC, 1 min a 68 ºC ) x 25,
10 min a 68 ºC, 4 ºC. El producto de la segunda amplificación se comprobó en un
gel de agarosa 1 % (Apartado 7.3.3.) antes de ser corrido en la DGGE.
Los geles de acrilamida con gradiente de agentes desnaturalizantes (formamida y
urea) del ADN se prepararon usando dos soluciones de 65 % y 45 % de agentes
desnaturalizantes, preparadas a partir de las soluciones del epígrafe 4.4., a las que se
añadieron 90 l de APS (10 %) y 9 l de TEMED para producir la polimerización. Para
crear el gel en gradiente, las soluciones se añadieron mediante una bomba peristáltica a
una estructura vertical, consistente en dos cristales con una separación de 0,75 mm entre
los que se formó el gel.
Para la zona de los pocillos libre de agentes desnaturalizantes se tomaron 10 ml
de la solución al 0 % (Apartado 4.4.1.) y se adicionaron 90 l de APS y 9 l TEMED.
76 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
Montero-Calasanz, M.C. 77
Materiales y Métodos
78 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
Montero-Calasanz, M.C. 79
Materiales y Métodos
80 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
Para la observación de los cultivos puros de las cepas a las que se les había
introducido el plásmido GFP, se prepararon portas sobre los que se depositó una gota de
cultivo líquido o una gota de PBS 1X (Apartado 4.2.2.) estéril mezclada con la biomasa
procedente de una colonia. Posteriormente, cada preparación se tapó con un cubre y se
observó con el microscopio de epifluorescencia DM LB2 (Leica) con filtro 3.I3 y
objetivo de 40X ph2.
La visualización de la colonización radical producida por las bacterias marcadas
con fluorescencia se llevó a cabo cortando trozos de raíz de pequeño diámetro (máx. 20
m) con una longitud aproximada de 1 cm o bien realizando cortes longitudinales de
raíces de mayor grosor mediante el empleo de una cuchilla estéril sobre una base de
poliespan. Las muestras se lavaron ligeramente con PBS 1X, se secaron con papel de
filtro y se colocaron sobre un porta al que se le añadió el medio de montaje Citifluor
AF1 (Citifluor Ldt.). Las preparaciones se taparon con un cubre y se observaron
mediante microscopía confocal de escaneo láser (Confocal Laser Scanning Microscopy,
CLSM).
En los ensayos de soja verde se usó el microscopio confocal de escaneo láser
LSM510-Meta (Zeiss), utilizando el modo de escaneo XYZ, los filtros Ch3-1: LP 650,
Ch3-2: LP560 y Ch3-3: BP 500-550 IR, el objetivo C-Apochromat 63X/1.2 W corr. y
tres líneas de láseres a 633 nm, 543 nm y 488 nm. En cambio para los ensayos de colza
y olivo se empleó el microscopio confocal de escaneo láser TCS-SP2 (Leica) usando el
modo de escaneo XYZ, el filtro sintonizable óptico-acústico AOTF, el objetivo PL APO
63X/1.32-0.6 OIL UV y tres líneas de láseres a 633 nm, 543 nm y 488 nm. Las
Montero-Calasanz, M.C. 81
Materiales y Métodos
82 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
Figura 3.9. Plantas y semillas de las especies de Soja verde utilizadas en los ensayos
de enraizamiento de estaquillas en condiciones gnotobióticas (Blanco, 1877).
Cámara de crecimiento
(1 semana)
Montero-Calasanz, M.C. 83
Materiales y Métodos
Para evaluar la capacidad de las cepas sobre la elongación de las raíces se utilizó
una planta modelo con alta sensibilidad a los cambios hormonales, la colza (Brassica
napus L.) y se aplicó el método de Lifshitz et al. (1987)
modificado por Patten y Glick (2002). La figura 3.11.
muestra la planta y las semillas de la colza.
Para cada tratamiento y repetición, se utilizaron 13
bolsas de crecimiento (seed-pack growth pouches) de
Northrup King Co. (USA) a las que se añadió 12 ml de
agua destilada. Cada grupo de 13 se envolvió con papel de
aluminio y se esterilizó en autoclave a 120 ºC durante 15
min. Una vez frías, las bolsas se dispusieron en una gradilla
especial (Northrup King Co., USA) que evitó que las
bolsas se tocasen unas con otras, colocando 2 bolsas en
cada extremo como protección frente a luz extrema y
corrientes de aire.
Se pesaron 0,2 g de semillas de colza para cada
tratamiento y repetición, se esterilizaron (Apartado 8.1.)
y se añadieron a 4 ml de la suspensión bacteriana Figura 3.11. Planta y
semillas de la colza.
preparada como se expone en el epígrafe 8.2., incubando (Watson y Dallwitz,
a temperatura ambiente durante 1 h. Para el control 1992).
negativo, las semillas se incubaron en MgSO4 0,03 M estéril. Tras la incubación, las
84 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
Figura 3.12. Esquema del método empleado en los ensayos de elongación radical
realizados en colza.
Montero-Calasanz, M.C. 85
Materiales y Métodos
86 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
enraizantes) vía foliar, cuya aplicación y frecuencia, en todos los casos, quedaron bajo
supervisión del viverista.
En los ensayos en los que se utilizó más de una variedad, se evitó que en una
misma bandeja coexistieran distintos tratamientos bacterianos. En los casos en los que
esto no fue posible, los distintos tratamientos bacterianos se separaron físicamente
dejando filas libres entre los mismos, con el fin de preservar la independencia de las
repeticiones.
Al finalizar los ensayos, se evaluó el porcentaje de enraizamiento obtenido en
los distintos tratamientos bacterianos.
De forma complementaria, en el Ensayo 11 se realizaron recuentos de bacterias
fluorescentes viables (Apartado 8.3.2.), confirmando la presencia de éstas bajo
microscopía de epifluorescencia (Epígrafe 8.3.3.).
Montero-Calasanz, M.C. 87
88
Materiales y Métodos
Características de los ensayos de vivero
Nº estaquillas/ Repeticiones/
Ensayos Fecha Vivero Variedad Método de inoculación Controles negativos
Repetición Tratamiento
Método 1
3 Junio 2006 Reypra Ar / H 126 1 AR / MC
Método 2: 24 h
Método 2: 24 h
4 Septiembre 2006 Reypra Ar / H / Pi 126 2 AR
Método 3
G3960’0’0’DH
Método 2: 24 h
5 Enero 2007 Reypra Ar / H / Pi 126 2 AR
Método 3
4 Método 2: 24 h
6 Junio 2007 Reypra Ar 273 AR
2 Método 3
Mayo y septiembre
9 y 10 Continental Ar / K 52 3 Método 2: 2 h
2009
39
Ar: arbequina, H: hojiblanca, Pi: picual, K: koroneiki, AR: agua de riego, MC: medios de cultivo, Método 1: inoculación mediante mezcla del cultivo bacteriano con el
sustrato, Método 2: inoculación a través de la inmersión del extremo de la estaquilla en caldo de cultivo, Método 3: inoculación mediante inmersión del extremo de la
33
Montero-Calasanz, M.C. 89
Materiales y Métodos
El ensayo de vivero tuvo lugar en las instalaciones de Viveros A-92, S.L. (La
Puebla de Cazalla, Sevilla). En este caso, las plantas se extrajeron de los alveolos, se
trasplantaron con cepellón a bolsas de polietileno negro de 3 l de capacidad que
90 Montero-Calasanz, M.C.
Materiales y Métodos
Para evaluar los efectos que la bacteria inoculada puede ejercer sobre las plantas
de olivo a lo largo del tiempo, se llevó a cabo un ensayo en el que se tomaron 25
estaquillas enraizadas procedentes de cada tratamiento bacteriano marcado con
fluorescencia del Ensayo 11, así como las correspondientes a los controles positivo y
negativo. Éstas se trasplantaron a macetas de 6,5 x 7 cm que contenían como sustrato
una turba comercial y se mantuvieron durante un año bajo umbráculo, según el manejo
del vivero Plantas Continental, S.A. Pasado este periodo, se realizaron recuentos de
bacterias fluorescentes viables de muestras radicales y rizosféricas, tal y como se
describe en el apartado 8.3.2. Asimismo, las plantas se extrajeron de las macetas con su
sistema radical intacto, se lavaron con abundante agua del grifo hasta eliminar todos los
restos de sustrato adherido y, tras su secado en estufa a 80 ºC durante 24 h, se
determinaron los parámetros biométricos (diámetro de cuello, longitud de la parte aérea,
longitud del sistema radical, peso seco de la parte aérea y peso seco del sistema radical).
Además, para complementar el ensayo anterior se dispusieron 15 plantas de un
año de las variedades arbequina y hojiblanca, procedentes de Viveros A-92, S.L, para
cada tratamiento bacteriano marcado con fluorescencia y el control negativo. Éstas se
inocularon y manejaron tal y como se ha descrito anteriormente para el ensayo de
persistencia en vivero (Apartado 8.5.2), pero se mantuvieron durante un periodo de un
año en el mismo. Transcurrido este tiempo, se determinó la longitud de la parte aérea de
las plantas y se realizó un recuento de bacterias fluorescentes viables de muestras
radicales y rizosféricas (Apartado 8.3.2.).
Montero-Calasanz, M.C. 91
Materiales y Métodos
9. Análisis estadístico
Los datos obtenidos en los diferentes ensayos se analizaron mediante el
programa SPSS v. 10.0 para Windows.
Los datos obtenidos en los ensayos de interacción planta-microorganismo se
analizaron siguiendo en cada caso un análisis de la varianza adecuado al modelo del
diseño experimental previamente establecido (Steel y torrie, 1980):
Para la comparación múltiple entre las medias de los tratamientos de los
ensayos de enraizamiento de estaquillas de Vigna sp. y olivo y de
persistencia en plantas de olivo, en base al alto número de tratamientos a
comparar, se aplicó el test de rango múltiple de Duncan, con un nivel de
significación para rechazar la independencia u homogeneidad de los
tratamientos del 5%.
Para analizar estadísticamente el efecto producido sobre las medias de las
distintas variables, entre las dos formas de aplicación de los tratamientos
bacterianos en los ensayos de enraizamiento de V. unguiculata, se usó un
ANOVA Factorial, utilizando el test de comparaciones múltiples de
Bonferroni con un nivel de significación del 5%. Para facilitar la
compresión de los efectos de las interacciones de las variables
comparadas por el análisis factorial de la varianza se representaron los
correspondientes gráficos de perfil.
La prueba t de Student para dos muestras independientes con un nivel de
significación del 5%, aplicando el contraste de Levene sobre la homogeneidad o
igualdad de las varianzas, se utilizó para comparar las medias de los efectos producidos
en las distintas especies vegetales por la inoculación de las cepas silvestres y las
marcadas con fluorescencia. Asimismo, esta prueba se empleó en los ensayos de
elongación radical realizados con colza, ya que cada tratamiento bacteriano se testó con
un control negativo independiente debido a la falta de espacio en condiciones
controladas para el montaje de cada ensayo completo.
En los ensayos de permanencia bacteriana en raíces de olivo, previa a la
realización del correspondiente análisis estadístico, las poblaciones de microorganismos
viables se transformaron a logaritmo decimal.
92 Montero-Calasanz, M.C.
Resultados
Resultados
1. Colección bacteriana
Montero-Calasanz, M.C. 95
Resultados
96 Montero-Calasanz, M.C.
Resultados
4,4% Coco
48,4%
82,6% Cocobacilo
13,0%
Bacilo
34,2%
Bacilo esporulantes
Montero-Calasanz, M.C. 97
Resultados
Cocos
8,6%
Coco-bacilos
10,8%
Bacilos
80,6%
98 Montero-Calasanz, M.C.
Resultados
120
100
Nº de aislamientos
80
60
40
20
0
Gram + Gram -
Teniendo en cuenta las distintas zonas de aislamiento (Figura 4.6.), se halló que
las cepas PGPR estudiadas se distribuían principalmente y con porcentajes similares, en
la zona de la rizoplana y la ectorizosfera (45,5 y 47,7 %, respectivamente) y, que sólo
un pequeño porcentaje (6,7 %) habían sido aisladas del suelo libre. No se encontraron
diferencias fenotípicas significativas entre la microflora aislada de las zonas
muestreadas. En función del manejo de cubiertas (Figura 4.7.), se observó que el 50 %
de los aislados con características PGP correspondían a la zona de laboreo. Asimismo,
tanto las cepas productoras de AIA y sideróforos, como las solubilizadoras de fosfatos,
se concentraron en esta zona, tanto en ectorizosfera como en rizoplana.
Montero-Calasanz, M.C. 99
Resultados
30
Porcentaje (%)
25 Laboreo
20
15 C. Espontánea
10
5 C. Dirigida
0
Rizoplana Ectorizosfera Suelo libre
Zonas de aislamiento
30
Porcentaje (%)
20
10
Laboreo
C. Espontánea
C. Dirigida
Manejo de cubiertas
1.1.2.1. ERIC-PCR
Las matrices de similaridad de los patrones de bandeo generados entre cada par
de cepas se calcularon a través de un modelo basado en bandas (Coeficiente de Dice) y
mediante un modelo basado en curvas (Coeficiente de Pearson) (Rademaker y de
Bruijn, 1997). Los resultados de similaridad obtenidos a través de estos coeficientes se
representaron gráficamente como un dendrograma de homologías a través del método
de agrupación por pares no ponderado, utilizando promedios (UPGMA) (Sneath y
Sokal, 1973). Este método es frecuentemente usado para el estudio de rep-PCR
(Donate-Correa et al., 2004) y asume que el número de diferencias entre dos secuencias
de ADN es idéntico para todas las cepas, dando lugar a un árbol “con raíz” (o punto de
partida) a partir del cual tienen lugar las divisiones. Asimismo, para medir la fiabilidad
de los agrupamientos se utilizó el coeficiente de correlación cofenética (CCC) (Rohlf y
Sokal, 1981), considerando un valor por encima de 50 % como estable (Coll, 2004).
Los dendrogramas obtenidos de la aplicación del coeficiente de correlación de
Pearson y el algoritmo UPGMA presentaron una desviación de la similitud en los
marcadores moleculares cercana al 10 % que imposibilitó un análisis fiable de la
biodiversidad bajo estos parámetros (Figura 4.8.). Debido a la dificultad encontrada para
obtener unas condiciones estandarizadas óptimas, que dieran lugar a intensidades de
banda reproducibles para la aplicación del coeficiente de Pearson, se optó por la
aplicación del coeficiente de Dice y el algoritmo UPGMA.
Los dendrogramas de las cepas Gram positivas y Gram negativas derivados de
los patrones electroforéticos, se muestran en las figuras 4.9. y 4.10. La amplificación
mediante ERIC-PCR de las cepas PGPR aisladas, dio lugar a la obtención de perfiles
complejos bien definidos con una buena distribución de bandas a lo largo de toda la
zona activa delimitada. Asimismo, este análisis reveló una alta discriminación por
debajo del nivel de especie y una alta reproducibilidad, permitiendo la eliminación de
11 cepas redundantes, 1 Gram positiva y 10 Gram negativas, que presentaban una
similaridad del 100 %, poniendo de manifiesto la alta diversidad genética presente en la
colección aislada de la rizosfera del olivo.
Los dendrogramas definidos presentaron una alta fiabilidad, expresada en
valores de CCC superiores o iguales al 50 %. Las cepas Gram positivas se segregaron,
por encima del 50 % de similitud, en 7 grupos distintos, distribuyéndose principalmente
en uno de ellos. Las bacterias Gram negativas, a pesar de ser el grupo más numeroso,
demostraron una menor dispersión, agrupándose solamente en 5 conjuntos por encima
del 50 %. A nivel particular, las cepas, salvo en contadas ocasiones y dentro de los
Resultados
100
10
20
30
40
50
60
70
80
90
CT87
grupos segregados, no se agruparon de acuerdo a su procedencia, encontrándose cepas
CT304 93
91 CT198
muy relacionadas e incluso idénticas aisladas de zonas de muestreo distintas. CT184
77
CT247
93
CT15
81
CT344
CT250
76
CT331
CT90
71
CT345
CT45
CTN3
ERIC1 ERIC1
81 CT50
CT276
76 CT241
81
CT207
82
CT137
100
CT18
10
20
30
40
50
60
70
80
90
CT87
M
93
CT304
M
91 CT198
M
72
CT184
M
80
77
73
CT247
M
93
CT15
M
81
CT344
M
CT250
M
92
76
CT331
M
68
86 CT90
M
71
CT345
M
76
CT45
M
CTN3
M
81 CT50
M
CT276
M
59 78
76 CT241
M
85
99 81
CT207
M
82
89
CT137
M
89 CT18
M
93
M
61 M
99
72 92
M
88
80
M
73 M
M
CT174
97 M
CT205
92
M
M
Figura 4.8. Dendrograma elaborado a partir de los perfiles electroforéticos de
86 M
los90 68
86
99 94
M
96 89
M
83 89
M
93
85 M
61 M
99
92
M
88 M
M
95
96 CT174
97 98 CT205
88
97
90
94
86
97 74
98
95
Montero-Calasanz, M.C.
ERIC1
ERIC1 ERIC1
ERIC1
100
100
30
40
50
60
70
80
90
30
40
50
60
70
80
90
MM
MM
MM
MM
MM
MM
MM
Leyenda MM
MM
MM
SL MM
MM
RL MM
MM
SOLIVL MM
MM
SCE MM
MM
RCE MM
100
100
MM
98
SOLIVE MM
98
100
MM
100100
MM
SCD 98 98 100
9898 98100
98
100100
100 MM
97
98 98 CT18
CT18
RCD 98 98
98 98
94 97
CT198
CT198
98 98 98 94
98
97 CT276
CT276
SOLIVD 97
98
98 98
98 98
94 97 97 CT205
CT205
97 97
98 98 94 94 CT304
98 97 97
94
97 97
CT304
Marcador molecular 97 98 98
98 98
94 94 CT166
CT166
94 94
94 97 97
97 CT345
CT345
94
97 97
97 97 78
CT133
CT133
78
94 CT157
CT157
94 78
94
94 CT31
CT31
78 78
94 94
94 94
78
78 CT20
CT20
78
78 CT250
CT250
78 78
78 78 78
78
78 CT117
CT117
90
90 78 78
78 78 100
CT9
CT484
CT484
100
CT9
87 CT404
CT285
CT285
90 87 CT404
90 68
CT274
CT9
CT462
CT462
100
90
68
CT274
CT9
90 100 CT9
CT182
CT404
CT344
CT344
87 100 CT9
CT182
90 90
90 90 87
100 CT404
CT404
62 87
100100
CT203
CT9
CT274
CT9
CT9
CT404
62 68 87
100100 CT203
CT274
90
90
68
68 87
87 87 CT402
CT274
CT404
CT340
CT182
CT404
CT404
CT274
CT340
68 CT182
CT182
56 62
68
CT274
CT6
CT203
CT274
CT274
CT182
56 62 68 68 CT6
CT203
90
62 CT203
CT182
CT340
CT184
CT182
CT182
62 CT203
CT184
90 CT340
90 56
62 62
62 CT340
CT203
CT6
CT247
CT203
90 100 CT340
CT247
56 100 CT6
90 90 56 CT6
CT340
CT184
CT15
CT340
90 56 CT6
CT15
89 CT184
56 56 CT184
CT6
CT247
CT174
CT6
89 56 100 CT184
CT174
CT247
100 CT247
CT184
CT15
CT34
CT184
100 CT247
CT34
89
100 CT15
CT15
CT247
CT174
CT325
CT247
89 100100
100 CT15
CT325
CT174
89
89 CT174
CT15
CT34
CT410
CT15
96 CT174
CT410
CT34
89 89
89 89 96
89 CT34
CT174
CT325
CT174
CT90
76
CT34
CT90
CT325
76 CT325
CT34
CT410
CT34
CT188
96 CT325
CT188
CT410
89 96
89 CT410
CT325
CT90
CT325
CT99
89 76
96
96
CT410
CT99
CT90
89 76 CT90
CT410
CT188
CT410
87 76 96 96
96 CT137
CT90
CT137
CT188
8987 76
89 89
CT188
CT90
CT99
CT90
76 76
76
CT50
CT188
CT50
CT99
87 CT99
CT188
CT137
CT188
87
CT12
CT99
CT12
CT137
87 CT137
CT99
CT50
CT99
87 CT379
CT137
CT379
CT50
82
87 87
86 82 CT50
CT137
CT12
CT137
87 86 CT50
CT193
CT12
CT193
CT12
CT50
CT379
CT50
82
CT12
CT7
CT379
CT7
86 82 CT379
CT12
CT193
CT12
86
82 CT379
CT353
CT193
CT353
86 82
86 CT193
CT379
CT7
CT379
86 86 82 82 CT193
CT73
CT7
CT73
86 86 82
86 80 80 CT7
CT193
CT353
CT193
CT7
CT241
CT353
CT241
CT353
CT7
CT73
CT7
86
86 80
CT353
CT331
CT73
CT331
86 80 CT73
CT353
CT241
CT353
87 87
86 80 CT73
CT491
CT241
CT491
80
86 86 CT241
CT73
CT331
CT73
86 80 80 CT241
CT331
CTN3
CTN3
80
CT331
CT241
CT491
CT241
87
87
CT331
CT491
CT207
CT207
87 CT491
CT331
CTN3
CT331
87 CT491
CTN3
CT45
CT45
100100
CTN3
CT491
CT207
CT491
87 87
87 87 CTN3
CT207
CT87
CT87
CT207
CTN3
CT45
CTN3
100
100
CT207
CT45
CT45
CT207
CT87
CT207
100
100
CT45
CT87
CT87
CT45
CT45
100100
100100 CT87
CT87
CT87
Figura 4.9. Dendrograma elaborado a partir de los perfiles electroforéticos obtenidos tras la amplificación con ERIC-PCR de las
cepas PGPR Gram positivas aisladas de las muestras de suelo de olivar ecológico de acuerdo a la aplicación del coeficiente de
correlación de Dice, el algoritmo UPGMA y CCC.
La barra superior muestra el porcentaje de similitud entre los perfiles de bandas. Los números de los nodos de las ramas representan el CCC. El color de la
rama indica la zona de donde fue aislada: ectorizosférica (verde) o rizoplánica (morado). El color del cuadro indica la zona de la que fue aislada. Leyenda:
SL, fracción ectorizosférica de la parcela de laboreo; RL, fracción rizoplánica de la parcela de laboreo; SOLIVL, suelo libre de la parcela de laboreo; SCD,
fracción ectorizosférica de la parcela con cubierta dirigida; RCD, fracción rizoplánica de la parcela con cubierta dirigida; SOLIVD, suelo libre de la parcela
con cubierta dirigida; SCE, fracción ectorizosférica de la parcela con cubierta espontánea; RCE, fracción rizoplánica de la parcela con cubierta espontánea;
SOLIVE, suelo libre de la parcela con cubierta espontánea. Errata: CT18 se aisló de SOLIVD.
Resultados
105
Montero-Calasanz, M.C.
ERIC1 ERIC1
ERIC1 ERIC1
ERIC1
ERIC1
ERIC1 ERIC1
ERIC1
ERIC1 ERIC1
ERIC1 84
ERIC1
ERIC1
84
84
84
84
84 100
84
84 100
84
84
84 100
100
70 100
100
70 100
100
84 100
70
70 84 100
100
84
84
20 20 20
30 30 30
40 40 40
50 50 50
60 60 60
70 70 70
80 80 80
90 90 90
70
70
100100
0 0 0
70
1010 10
2020 20
3030 30
4040 40
5050 50
6060 60
7070 70
8080 80
9090 90
70 84
84 100
00 0
70 100
100
70
70 100
100 CT341
100
100
100
70 100
100 CT341
10
20
30
40
50
60
70
80
90
70 84
73
84
0
73
70
7070
84
84
84
100
100
100 100
100 CT341
CT341
CT341
CT466
70 73
73 100
70
7070
70
100
100
100
CT341
CT466
CT341
70
70
7070
70
84
84
73
73
73
84
73
100
100 CT466
CT466
CT466
CT145
100
70
70 8473
73
73 100
100 CT466
CT145
CT466
70
70
84
84
84 100
100 CT145
CT145
CT145
CT41
100
100 100
70
70
70 84
84 100
100
100
CT145
CT41
CT145
70
70
70
70 73
73
73
73
100
100 100
100
CT41
CT41
CT41
CT60
70
70
70
7070
100
100
CT60
CT41
CT41
70 73
73 100 100
100 CT60
CT60
CT60
CT334
100
70
70
7070
70 73 9595 100
100 CT334
CT60
CT60
70
70
70
70 73
73
CT334
CT334
CT334
CT433
CT334
CT433
Leyenda 70
70
70
70 73
73 95
73
73 95
73
95
95
95
95
100
100
100
100
100
100
CT334
CT433
CT433
CT433
CT496
70 73 9595
95
100
100
CT496
CT433
CT433
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CT496
CT496
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CT416
CT496
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CT416
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60
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CT323
CT323
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CT403
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CT323
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CT403
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CT359
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65
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CT388
CT388
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65
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55
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60
60
65
65
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65
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CT329
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65
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65
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60
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M
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M
MM
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MM
MM
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M
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MM
87
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M
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M
MM
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MM
MM
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MM
MM
87
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MM
87
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MM
MM
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MM
87
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MM
87
87
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M
MM
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MM
87
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MM
87
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MM
M
MM
MM
MM
M
MM
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MM
86
M
MM
86
86 MM
MM
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95 86
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95
95
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86
86
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MM
95
95
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MM
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92
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95
95
MM
MM
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M
92
92
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M
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CT350
CT350
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CT186
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CT209
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CT210
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CT278
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CT42
CT411
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CT411
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CT411
CT411
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CT82
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CT284
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CT411
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CT167
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CT118
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CT195
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CT33
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CT424
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CT248
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CT314
CT424
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CT248
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CT248
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CT453
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CT453
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CT248
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CT402
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CT402
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CT277
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CT277
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68 89
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100
100
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CT367
CT367
CT367
CT36
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100
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CT36
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100
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CT36
CT432
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68
68
100 CT37
CT432
CT432
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100
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CT432
CT37
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CT37
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CT163
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CT393
CT393
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71
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68
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100
100 100
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CT393
CT271
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71
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CT271
CT271
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71
71
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CT271
CT465
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68
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CT465
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CT465
CT84
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CT84
CT84
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74
71
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CT84
CT168
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71
74 86
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CT169
74
74
86 CT169
CT168
CT168
74
71
71
86
86 100
100 71 100
100 CT168
CT168
CT169
76
74
74
76
86
86 100 82
82 71 CT169
CT127
71
71
71
71
74
100
100
100
100 CT127
CT169
CT169
74
76
76 86
86
86 82 71
71 CT169
CT169
CT127
86
86
82
71 CT127
CT243
76
76
71
71
71
76 82
71
71
71 100
100
100 CT243
CT127
CT127
77
74
74
71
76
71
77
76
86 82 100
100 CT127
CT127
CT243
71
76
8686 82
82 71 100 CT243
CT380
74
76
77
77
74 86 82
82 71
71
71 CT380
CT243
CT243
71
76
76
7771 71 100
100 CT243
CT243
CT380
77
71
77
74 82 71 100 CT380
CT59
74
77
77
82
82
82
82 71 CT59
CT380
CT380
74
74
77
76
77
76 71
71 CT380
CT380
CT59
74
74
77
82 CT59
76
77
76
74
82
82
82 CT59
CT59
CT59
74
74
74
74 CT59
76
77
76
77
74
76
76
74
77
76
7674
77
74
77
76
76
76
77
76
76
77
77
77
77
76
7676
76
77
77
77
77
Figura 4.10. Dendrograma elaborado a partir de los perfiles electroforéticos obtenidos tras la amplificación con ERIC-
77
77
7777
77
PCR de las cepas PGPR Gram negativas aisladas de las muestras de suelo de olivar ecológico de acuerdo a la aplicación
del coeficiente de correlación de Dice, el algoritmo UPGMA y CCC.
La barra superior muestra el porcentaje de similitud entre los perfiles de bandas. Los números de los nodos de las ramas representan el CCC. El
color de la rama indica la zona de donde fue aislada: ectorizosférica (verde) o rizoplánica (rojo). El color del cuadro indica la zona de la que fue
aislada. Leyenda: SL, Fracción ectorizosférica de la parcela de laboreo; RL, fracción rizoplánica de la parcela de laboreo; SOLIVL, suelo libre de la
parcela de laboreo; SCD, Fracción ectorizosférica de la parcela con cubierta dirigida; RCD, fracción rizoplánica de la parcela con cubierta dirigida;
SOLIVD, suelo libre de la parcela con cubierta dirigida; SCE, Fracción ectorizosférica de la parcela con cubierta espontánea; RCE, fracción
rizoplánica de la parcela con cubierta espontánea; SOLIVE, suelo libre de la parcela con cubierta espontánea.
Resultados
107
Resultados
1.1.2.2. DGGE
Cepa bacteriana
Acc desaminasa
Cepa Origen AIA (ppm) Fosfatos Sideróforos (nmol -cetobutirato/mg
de proteína/h)
AR: agua de riego. SL: Fracción ectorizosférica de la parcela de laboreo. RL: fracción rizoplánica
de la parcela de laboreo. SCD: Fracción ectrizosférica de la parcela con cubierta dirigida. Mi:
micosfera de P. pinaster. Ref. : cepa de referencia. Los valores de AIA y ACC son media de 3
repeticiones ± la desviación típica. Diámetro del halo de hidrólisis: + (1-3cm), ++ (4-6 cm), +++
(7-9 cm), ++++ (> 9cm). No: negativo.
(98,87 %) y M16 (99,43 %), aunque los valores de similitud alcanzados no pudieron
asegurar esta identidad.
Por último, en la familia Pseudomonadaceae se localizaron 5 de las estirpes
seleccionadas (Figura 4.16.). Analizándolas filogenéticamente, se observó que las cepas
CT357 y CT364 se relacionaban estrechamente con Pseudomonas koreensis, si bien los
valores de identidad con la cepa tipo fueron del 98,41 y del 99,31 %, respectivamente.
Asimismo, la estirpe CT42 se identificó con una similitud de 99,18 % con la especie
Pseudomonas reinekei. La especie P. brassicacearum subsp. neoaurantiaca resultó ser
la más próxima a la cepa CT387, con un valor de identidad de 99,11 %. Finalmente, la
cepa CT363 encontró la mayor homología con la especie Flavimonas oryzihabitans, con
un porcentaje de similitud de 99,19 %.
3. Interacción planta-microorganismo
Una evaluación adecuada de las cepas con potencial PGP implica un estudio en
varias etapas, ya que las actividades in vitro e in vivo no siempre se relacionan (Glick,
1995; Khalid et al., 2004; Fuentes-Ramírez y Caballero-Mellado, 2005; Barriuso et al.,
2008 a). En primer lugar, se debe valorar el efecto de sus mecanismos de acción frente a
la planta en condiciones axénicas y después, las bacterias deben demostrar sus
capacidades en experiencias de campo, en competencia con otros microorganismos. En
esta última etapa, será determinante la colonización con éxito de la rizosfera y el
mantenimiento de un equilibro estable de la bacteria en la superficie radical (Lugtenber
y Dekkers, 1999), debido a que la planta ejercerá un control, a través de los exudados,
seleccionando aquellas cepas bacterianas que le proporcionen más ventajas (Barriuso et
al., 2005).
fondo oscuro. Esta técnica resulta muy útil en la observación de cultivos bacterianos
puros, pero plantea dificultades en los análisis tisulares. La utilización del microscopio
de escaneo láser confocal (CLSM) soluciona estos problemas empleando un juego de
diafragmas que eliminan la luz proveniente de los planos superiores e inferiores al plano
focal así como, unas fuentes de iluminación de gran intensidad y sincrónicas y un
sistema de captación de imagen electrónico. Estas características permiten la obtención
de imágenes de secciones ópticas finas con una gran resolución que, captadas a
diferentes profundidades en una misma muestra de tejido y tratadas mediante una
aplicación informática, posibilitan la reconstrucción de imágenes tridimensionales. El
uso de esta técnica implica la adición de un aditivo de montaje que evita la pérdida de
fluorescencia (fluorescence fading) que se produce cuando se irradia luz de gran
intensidad durante largos periodos de tiempo.
Antes de llevar a cabo el marcaje de las cepas, se procedió a comprobar que
éstas no presentaban autofluorescencia a la longitud de onda de excitación de la proteína
fluorescente empleada mediante microscopía de epifluorescencia.
La estabilidad e intensidad de la fluorescencia de cada conjugado se comprobó,
después de varias siembras continuas en placa sin la presión del antibiótico, mediante
microscopía de epifluorescencia. Puesto que se ha descrito que la introducción de ADN
foráneo conlleva, en muchas ocasiones, modificaciones que afectan al comportamiento
bacteriano en cuanto a patogeneidad, expresión de genes o competitividad (Glick,
1995), tras esta verificación, en cada conjugado se analizaron las capacidades PGP in
vitro por las que fueron seleccionadas sus correspondientes cepas silvestres. En ningún
caso se produjeron cambios en los niveles de actividad mostrados en las cepas marcadas
para las distintas habilidades PGP con respecto a sus homólogas silvestres.
Longitud total de
Número de raíces/ Longitud
Tratamiento raíces(cm)/
Estaquilla radical media
Estaquilla
Los datos son media de 3 ensayos independientes de 10 estaquillas cada uno. Los tratamientos
que poseen un homólogo marcado incluyen los datos obtenidos con ambas cepas. Las cifras
seguidas por la misma letra, no difieren significativamente al nivel del 5%, usando el test de
rango múltiple de Duncan. Longitud radical media = longitud total de raíces/ número de raíces.
Control negativo
aplicación (sobrenadante y suspensión celular) y comparación de los efectos forma de aplicación y tratamiento bacteriano sobre las
variables número y longitud total de raíces y tasa de longitud radical media.
Métodos de aplicación
CT363 13,00 bcd A 12,38 cde B 0,95 bc B 10,89 bc A 19,02 bc A 1,74 abc A
Resultados
CT364 12,67 bcd A 20,55 b A 1,62 a B 9,67 bcd B 21,18 ab A 2,19 a A
Los datos son media de 3 ensayos independientes de 10 estaquillas. Las cifras seguidas por la misma letra en minúscula y dentro de cada columna, no difieren
significativamente al nivel del 5%, usando el test de rango múltiple de Duncan. Las cifras seguidas por la misma letra en mayúscula dentro de cada fila y comparando
las columnas del mismo parámetro indican que la diferencia de las medias es no significativa (Sig.) al nivel del 5 %, usando un modelo factorial de análisis de la
varianza y el ajuste para comparaciones múltiples de Bonferroni. Longitud radical = longitud total de raíces/ número de raíces. Nº: número.
Resultados
60
50
de raíces por estaquilla
40
Suspensión
bacteriana
30
Sobrenadante
20
10
0
AG9 AG13 CT42 CT276 CT348 CT363 CT364 M16
Tratamientos
25
Suspensión
20 bacteriana
15
Sobrenadante
10
0
AG9 AG13 CT42 CT276 CT348 CT363 CT364 M16
Tratamientos
2,5
longitud radical media
2
Suspensión
1,5 bacteriana
1 Sobrenadante
0,5
0
AG9 AG13 CT42 CT276 CT348 CT363 CT364 M16
Tratamientos
Las poblaciones bacterianas adheridas a las semillas al inicio del ensayo, así
como las que permanecieron adheridas a la raíz al final del mismo, se determinaron
mediante recuento de bacterias fluorescentes viables, confirmando éstas bajo
microscopía de epifluorescencia. Los resultados obtenidos (Tabla IV.9.) mostraron una
población bacteriana adherida a la raíz superior a la encontrada en las semillas, en los
tratamientos inoculados con las estirpes M16 y, fundamentalmente, AG9, donde se
incrementó en casi 4 órdenes. En el resto de los tratamientos, la colonización radical
determinada fue igual (cepa CT363) o inferior (cepas CT42 y CT364) a la encontrada
inicialmente en las semillas.
Tabla IV.9. Cuantificación de las bacterias adheridas a las semillas y a las raíces en
los ensayos de elongación radical en B. napus.
Los datos son media de 2 repeticiones formadas por 10 semillas o 100 mg de raíz en 3 ensayos
independientes ± la desviación típica. UFC: Unidades Formadoras de Colonias.
4.23.d.), aunque se observó una alta población bacteriana debido a una colonización por
células individuales de las zonas cercanas a los pelos radicales (Figura 4.23.a.). En
ningún caso se encontraron indicios de colonización endófita.
3.3.1. Antibiograma
Cepa bacteriana
Antibiótico
CT42 CT363 CT364 AG9 M16
Ap (50 µg/ml) R R R R R
Gm (25 µg/ml) - - - - -
Cm (30 µg/ml) R - R - -
Tc (12,5 µg/ml) R - R R R
Para determinar las cepas bacterianas más aptas en el enraizamiento del olivo y
la forma de inoculación más adecuada, se realizaron 11 ensayos de enraizamiento de
estaquillas de olivo en viveros comerciales entre noviembre de 2005 y septiembre de
2009.
En estos estudios se utilizaron estaquillas comerciales provenientes de 4
variedades de olivo (`Arbequina´, `Hojiblanca´, `Picual ´y `Koroneiki´) y se probaron
tres métodos de inoculación:
Método 1: mezcla del sustrato con el caldo de cultivo de la bacteria 24 h
antes del estaquillado.
Método 2: inmersión del extremo de la estaquilla en un cultivo
bacteriano durante 24 h, 2 h o 1 h.
Método 3: introducción del extremo de la estaquilla en una mezcla de
inoculante sólido (turba) y agua destilada estéril durante unos segundos.
Todas las cepas bacterianas testadas se multiplicaron en el medio apropiado en
presencia de Try hasta alcanzar concentraciones de 109 UFC/ml y fueron utilizadas, si
las concentraciones de auxinas producidas eran óptimas.
En todos los ensayos se dispuso un control positivo formado por estaquillas que
previamente se sumergieron en una solución de AIB. Asimismo, se usaron controles
negativos donde las estaquillas fueron clavadas en sustratos humedecidos con agua de
riego y en su caso, con medio de cultivo (Ensayos 1 a 3).
Las estaquillas se mantuvieron durante un periodo de dos meses en el túnel de
nebulización, a excepción de los ensayos realizados en los meses de verano, en los que
el enraizamiento se produjo en seis semanas.
3.3.2.1. Ensayo 1
Tratamiento
Variedad de olivo
AR NFb CN Cd Sp7 M16
3.3.2.2. Ensayo 2
Variedad Tratamiento
de olivo
AG1 AG2 AG3 AG4 AG5 AG6 AG7 AG8 AG9 AG10
Arbequina 14,1 6,0 57,6 54,3 18,1 16,8 39,1 35,0 81,3 41,2
(%) (10,1) (1,1) (14,4) (14,7) (7,3) (15,8) (4,3) (45,2) (6,5) (1,1)
Hojiblanca 1,5 2,3 1,5 3,0 2,2 3,6 1,7 1,3 5,5 6,1
(%) (6,1) (19,6) (22,2) (26,4) (21,0) (20,7) (10,4) (18,1) (21,3) (25,6)
Variedad Tratamiento
de olivo
AG11 AG12 AG13 Cd Sp7 M16 CN NFb AR AIB
Arbequina 22,3 62,0 70,1 21,5 20,0,0 43,3 62,1,0 54,4 29,7 90,2
(%) (24,1) (10,4) (15,1) (30,4) (25,4) (21,3) (13) (29,3) (61,1)
Hojiblanca 1,4 2,7 2,4 5,2 0,0 24,1 3,9 11,5 11,7 80,0
(%) (15,5) (1,1) (24,3) (38,6) (54,4) (23,1) (9,5) (57,4) (57,3)
3.3.2.3. Ensayo 3
Figura 4.29. Enraizamiento de las bandejas inoculadas con las cepas M16 y Sp7 en
la variedad arbequina.
Variedad de olivo
CN 82,1 26,1
AR 44,0 5,5
Datos correspondientes a una repetición de 126 estaquillas. Método 1: mezcla del sustrato con el
caldo de cultivo de la bacteria 24 h antes del estaquillado. Método 2: inmersión del extremo de la
estaquilla en un cultivo bacteriano durante 24 h. La inoculación de la cepa Cd mediante el Método 2
en la variedad hojiblanca no pudo evaluarse por causas ajenas al ensayo. AR: Agua de riego. n.e.: no
evaluado.
3.3.2.4. Ensayo 4
Variedad de olivo
Los datos son media de 2 repeticiones de 126 estaquillas. Las cifras seguidas por la misma letra, no
difieren significativamente al nivel del 5%, usando el test de rango múltiple de Duncan. AR: Agua
de riego.
3.3.2.5. Ensayo 5
Durante los meses de enero a marzo del 2007 se efectuó un ensayo en el que se
testaron además de las cepas inoculadas en el ensayo anterior, las bacterias CT348,
CT363, CT364 y CT387, seleccionadas por sus características PGP de la rizosfera de un
olivar ecológico.
Con la idea de obtener, tras el enraizamiento de las estaquillas, cepellones más
compactos que facilitaran el trasplante y mejoraran la supervivencia de la planta, las
estaquillas de olivo de las variedades arbequina, picual y hojiblanca se introdujeron en
un sustrato formado únicamente por fibra de coco.
El estudio de los porcentajes de enraizamiento (Tabla IV.15.) alcanzados en la
variedad arbequina reveló unos valores similares o superiores a los encontrados en el
control con AIB en la mayoría de los tratamientos bacterianos inoculados por inmersión
y en algunos de los llevados a cabo mediante introducción de la estaquilla en el
inoculante sólido. Los mejores resultados los obtuvieron las bacterias CT348 (en ambos
Variedad de olivo
Los datos son media de 2 repeticiones de 126 estaquillas. Las cifras seguidas por la misma letra, no
difieren significativamente al nivel del 5%, usando el test de rango múltiple de Duncan. AR: Agua
de riego.
3.3.2.6. Ensayo 6
Como se observa en la tabla IV.16., las cepas CT364, AG9, CT276, CT42 y
CT363 mostraron valores de enraizamiento significativamente superiores o iguales al
control con IBA mediante ambas formas de inoculación mientras que, las cepas CT348
y Cd, sólo alcanzaron estos valores al ser inoculadas con el Método 2.
Variedad de olivo
Método 2 Método 3
AR 31,1 hij
3.3.2.7. Ensayo 7
Este ensayo tuvo lugar durante los meses de septiembre a noviembre de 2007.
En él, la inoculación de las cepas AG9, M16, CT42, CT276, CT348, CT363, CT364 y
Cd en las estaquillas de `Arbequina´, `Picual´ y `Hojiblanca´, se realizó aplicando el
Método 2.
El análisis de los resultados (Tabla IV.17.) mostró a las cepas AG9, CT363 y
M16, como unas bacterias versátiles capaces de producir un enraizamiento similar o
significativamente superior al tratamiento con AIB en las tres variedades de olivo
inoculadas. Asimismo, cabe resaltar los porcentajes logrados con las bacterias CT364
(38,0 %) y CT276 (26,5 %) en `Arbequina´, CT42 (51,8 %), CT348 (48,3 %), M16 (40
%) y CT364 (39 %) en `Picual´ y Cd (40 %) y M16 (40,5 %) en `Hojiblanca.
Los datos son media de 3 repeticiones de 78 estaquillas. Las cifras seguidas por la
misma letra, no difieren significativamente al nivel del 5%, usando el test de rango
múltiple de Duncan. AR: Agua de riego.
3.3.2.8. Ensayo 8
CT276 45,7 ab
Los datos son media de 3 repeticiones de 78 estaquillas. Las cifras seguidas por la misma
letra, no difieren significativamente al nivel del 5%, usando el test de rango múltiple de
Duncan. AR: Agua de riego.
3.3.2.9. Ensayos 9 y 10
Variedad de olivo
Los datos son media de 3 repeticiones de 52 estaquillas. Las cifras seguidas por la misma letra, no
difieren significativamente al nivel del 5%, usando el test de rango múltiple de Duncan.
3.3.2.10. Ensayo 11
Tabla IV.20. Comparación del efecto producido por los tratamientos bacterianos
silvestres y sus homólogos marcados con fluorescencia sobre el enraizamiento de
estaquillas de olivo de la variedad arbequina en el Ensayo 11.
Porcentaje de
Sig.
Tratamiento enraizamiento
(bilateral)
(%)
Variedad de olivo
Tratamiento
Arbequina (%)
AG9 69,7 a
CT42 53,8 bc
CT363 41,1 c
CT364 42,8 c
M16 79,2 a
AR 47,1 c
AIB 67,8 ab
viables presentes en las raíces del olivo y en la ectorizosfera, verificando estos datos
mediante microscopía de epifluorescencia. Asimismo, la identificación bacteriana se
confirmó a través del análisis de los perfiles electroforéticos obtenidos de la
amplificación con ERIC-PCR. El seguimiento de la colonización bacteriana in situ
mediante microscopía confocal se realizó durante la primera quincena del ensayo de
invernadero.
3.3.3.1. En invernadero
8 9
7 8
6 7
Log nº bacterias/g
Log nº bacterias/g
5 6
4 5
3 4
2 3
1 2
0 1
0
3 7 15 30 60 90 120 150
3 7 15 30 60 90 120 150
Días Días
CT42r CT42s CT363r CT363s
8 9
7 8
Log nº bacterias/g
6 7
Log nº bacterias/g
5 6
4 5
3 4
2 3
1 2
0 1
0
3 7 15 30 60 90 120 150
Días 3 7 15 30 60 90 120 150
Días
CT364r CT364s
M16r M16s
10
9
8
Log nº bacterias/g
7
6
5
4
3
2
1
0
3 7 15 30 60 90 120 150
Días
AG9r AG9s
Figura 4.31. Permanencia de las cepas CT42, CT363, CT364, M16 y AG9
inoculadas en olivos de la variedad hojiblanca en condiciones de invernadero en
ectorizosfera y raíz.
Los valores son media de dos repeticiones independientes. Las letras r (raíz) y s (ectorizosfera)
indican la procedencia de las muestras en los recuentos de viables.
radicales con las raíces. La invasión de los pelos radicales no pareció variar con
respecto al punto de análisis anterior, pero no se observaron indicios de colonización en
los espacios intercelulares de las células del córtex. Los tratamientos inoculados con las
bacterias CT42, CT363 y CT364 mostraron en general una colonización dispersa y
escasa de la superficie radical, localizándose ésta principalmente en depresiones (Figura
4.32.d) e invadiendo numerosos pelos radicales, especialmente la cepa CT364.
En las muestras analizadas 15 días después de la inoculación no se detectó un
descenso visual de la colonización ni cambios en los patrones de comportamiento, con
respecto al anterior punto de muestreo en las cepas AG9, CT42 CT363 y CT364. Sin
embargo, las plantas inoculadas con la bacteria M16 mostraron una escasa colonización
de la superficie radical, aunque se mantuvo visualmente el mismo número de pelos
radicales infectados observados previamente. En ningún caso se encontraron indicios de
colonización bacteriana en los espacios intercelulares del córtex radical.
Figura 4.33. Observación in situ de la cepa AG9 infectando un pelo radical de olivo
mediante CLSM a distintas profundidades ópticas.
Las imágenes (2,07X) se crearon en modo de escaneo XYZ y superposición de canales.
3.3.3.2. En vivero
9
7
Log nº bacterias/g . 8
6
Log nº bacterias/g
7
5 6
4 5
3 4
2 3
2
1
1
0 0
7 15 30 60 90 120 7 15 30 60 90 120
Días Días
CT42r CT42s CT363r CT363s
8
6
Log nº bacterias/g 7
5
Log nº bacterias/g
6
4 5
4
3
3
2 2
1 1
0
0
7 15 30 60 90 120
7 15 30 60 90 120
Días
Días
CT364r CT364s M16r M16s
7
6
Log nº bacterias/g
5
4
3
2
1
0
7 15 30 60 90 120
Días
AG9r AG9s
Parámetros biométricos
Los datos son media de 25 plantas. Las cifras seguidas por la misma letra, no difieren significativamente
al nivel del 5%, usando el test de rango múltiple de Duncan. Dcuello: Diámetro de cuello. PSPA: peso
seco de la parte aérea. LongPA: longitud de la parte aérea. PSR: peso seco del sistema radical. LongR:
longitud del sistema radical.
Tratamiento Variedad
Hojiblanca Arbequina
1. Colección bacteriana
Planteado el objetivo principal de este trabajo se realizó el aislamiento de cepas
bacterianas procedentes de la rizosfera de un olivar ecológico, sitio adecuado para aislar
este tipo de microorganismos debido a la riqueza de nutrientes (Ahmad et al., 2006), así
como del agua de riego de un vivero comercial. Como criterios determinantes para la
elección del lugar se consideraron la alta presión selectiva que produce en la rizosfera la
planta de estudio a través de sus exudados (Botelho y Mendoça-Hagler, 2006; Príncipe
et al., 2007), cuya composición y cantidad varían dependiendo de la especie y las
condiciones ambientales (Kumar et al., 2007) y el aislamiento de bacterias nativas,
según sus características PGP en el rango de ambientes donde iban a ser usadas (Ross et
al., 2000; Fisher et al., 2007). Sobre la base de estos hechos, se llevó a cabo el
aislamiento de dichas cepas y se plantearon una serie de experimentos orientados a
conocer los mecanismos mediante los cuales, las bacterias interaccionan con las plantas
alterando su fisiología.
El muestreo realizado en un olivar en producción ecológica, que presentaba tres
parcelas diferenciadas por su manejo de cubiertas, mostró que independientemente del
manejo de éstas, las muestras rizosféricas revelaban una diferencia de un orden de
magnitud entre la población bacteriana ectorizosférica (10 6 UFC/ g de suelo) y la
rizoplánica (107 UFC/ g de raíces), reflejando la existencia de un gradiente creciente de
microorganismos desde el suelo no rizosférico hacia la raíz, también observado por
autores como Yeates y Darrah (1991) y García-Galavís (2007). La ausencia de
diferencias significativas entre las poblaciones bacterianas viables encontrada en las
encontrada durante el periodo primaveral puede no estar asociada con una mejor
funcionalidad en términos de necesidades del cultivo. La diversidad por tanto, puede ser
opuesta a la funcionalidad.
La gran cantidad de bandas coincidentes entre los tres manejos agrícolas, y más
especialmente entre la zona de laboreo y la cubierta espontánea, pone de manifiesto lo
anteriormente descrito en cuanto a la naturaleza de los exudados durante la época del
año en la que se realizó el muestreo. Asimismo, revela que el manejo de cubiertas en el
cultivo no es determinante desde el punto de vista de diversidad microbiológica en este
periodo estacional, encontrando imposible asegurar qué manejo del cultivo es más
sostenible. Resultados similares fueron encontrados por Kaschuk et al. (2006) en otra
especie vegetal para el mismo periodo estacional.
Expuesta la alta diversidad encontrada en los patrones de DGGE, puede
precisarse que estas bandas representan solamente las especies cultivables
numéricamente dominantes (Muyzer y de Waal, 1994) aisladas de la rizosfera del olivo,
por lo que cabría esperar una mayor biodiversidad de la colección que la observada en
estos geles. Diversos estudios han constatado que a través de esta metodología, sólo se
es capaz de detectar poblaciones que constituyan, como mínimo un 1 % de la
comunidad total (Muyzer y Smalla, 1998; Asakawa y Kimura, 2007; Zhang et al.,
2007). Este umbral limita la detección de ADN amplificado a partir de poblaciones poco
numerosas, por lo que se ha de considerar que las bandas presentes en los perfiles de
DGGE obtenidos son representantes de las poblaciones mayoritarias crecidas en las
placas, cuyos genes ARNr 16S se encuentran en las concentraciones más altas. Por
tanto, hay que admitir que esta técnica tiene limitaciones que impiden el conocimiento
de la diversidad completa de la colección PGPR aislada, como también comentó
Sánchez Peinado (2007). Además, la DGGE es una técnica que está influenciada por la
reacción de PCR. De este modo, las variaciones en intensidad que se encuentran de una
misma banda en las tres zonas de muestreo, podrían estar directamente relacionadas con
cambios de abundancia relativa en la composición de la comunidad bacteriana
(Brüggemann et al., 2000; Stamper et al., 2003; Lin et al., 2005). Asimismo, dado que
estos perfiles moleculares se generaron mediante la amplificación con cebadores
universales, se puede afirmar que las bandas sencillas pueden estar compuestas a su vez
por varias secuencias diferentes solapadas entre sí con la misma concentración de G+C.
De esta manera, las bandas de gran intensidad pueden no estar causadas por
concentraciones elevadas de un solo gen en el ADN molde, sino por contribuciones de
más de una población, dando también una idea sobre la biodiversidad que podría
encerrar en realidad la colección, tal y como expusieron otros investigadores
previamente (Schmalenberger y Tebbe, 2003; Sánchez Peinado, 2007).
Loon et al., 2008; del Castillo, 2010). Asimismo, la capacidad de solubilizar fosfatos
que poseen los aislados seleccionados apoya un incremento del crecimiento vegetal,
actuando estas bacterias como biofertilizantes (Rogríguez y Fraga, 1999). No obstante,
es de resaltar el papel crítico que tiene en la promoción del crecimiento vegetal y en este
trabajo la producción microbiana de fitohormonas como el AIA, no sólo en un papel
sinérgico junto a las habilidades ya mencionadas, sino también desde el punto de vista
individual. De hecho, se seleccionaron cepas que poseían únicamente esta actividad o
principalmente destacaban por ella. Además, también se escogieron las bacterias
adaptadas a las condiciones de vivero con alguna característica PGP aisladas del agua
de riego (AG9 y AG13) y otras previamente descritas como PGPR (cepa M16) o
utilizadas por otros autores como inductoras de enraizamiento (cepas Sp7 y Cd).
La fitoestimulacion a través de ciertas hormonas como el AIA ha sido
demostrada en numerosas ocasiones (Dobbelaere et al., 1999; Rodríguez-Romero et al.,
2008). De este modo, la síntesis de AIA es una de las características más importante que
una bacteria PGP puede poseer (Okon y Vanderleyden, 1997; Mehnaz y Lazarovits,
2006; Matsukawa et al., 2007). Aunque las actividades in vitro e in vivo no siempre se
relacionan, se ha comprobado que cepas con una alta producción in vitro de auxinas
también producen una alta promoción del crecimiento in vivo (Fuentes-Ramírez y
Caballero Mellado, 2005; Aslantas et al., 2007). No obstante, esto no siempre es cierto,
ya que en estudios realizados con mutantes sobreproductores de AIA se demostró que si
los niveles de AIA sintetizados eran demasiado altos, el crecimiento de la raíz se inhibía
y no existía esta relación directa (Spaepen et al., 2007).
El etileno es otra hormona producida endógenamente por la mayoría de las
plantas, que regula el crecimiento vegetal a través de múltiples mecanismos y participa
en una gran cantidad de actividades fisiológicas, como la formación de raíces
adventicias, la diferenciación de raíces y tallos, la floración o la maduración de los
frutos, pero también actúa como hormona del estrés. A altas concentraciones, el etileno
tiene efecto inhibidor del crecimiento de las raíces y puede conducir a un desarrollo
anormal de las plantas (Saleem et al., 2007). En los microorganismos de suelo se
encuentra muy extendida la presencia de la enzima ACC desaminasa (Glick et al.,
2007), implicada en la degradación de la molécula ACC, inmediato precursor del etileno
y por tanto, en el crecimiento de las raíces (Penrose y Glick, 2001; Sergeeva et al.,
2006). Dada la importancia de esta otra hormona, se decidió comprobar la presencia de
relacionados con las plantas (Park et al., 2005; Tsavkelova et al., 2007). Entre ellos se
localizan miembros descritos como PGPR en los géneros Citrobacter (Nguyen et al.,
2003), Enterobacter (Shoebitz et al., 2009), Erwinia (Reiter et al., 2002), Klebsiella
(Chelius y Triplet, 2000), Kluyvera (Ma et al., 2001), Pantoea (Verma et al., 2004),
Serratia (Franco, 2008), Pseudomonas (Cheng et al., 2007), Flavimonas (Gutiérrez
Bustos et al., 2009) o Azotobacter (Rodelas et al., 1999). Dentro de esta clase se
incluyeron la mayoría de las cepas seleccionadas, ratificando el papel fundamental que
la planta realiza a través de sus exudados en la determinación de la composición de la
comunidad rizosférica. De modo particular, a pesar de haberse encontrado algunas
especies patógenas (Gray y Smith, 2005), el género Pseudomonas es uno de los más
importantes como PGPR y en él se han descrito cepas solubilizadoras de fosfatos muy
eficientes, grandes promotoras del crecimiento, eficaces colonizadoras rizosféricas
(Patten y Glick, 2002; Donate-Correa et al., 2004) y efectivas controladoras de
fitopatógenos (Prieto y Mercado-Blanco, 2008). En este género se englobaron cuatro de
las cepas que se identificaron como P. koreensis (cepas CT357 y CT364), P. reinekei
(Cepa CT42) y P. brassicacearum subsp. neoaurantiaca (CT387). Sin embargo, al
analizar los porcentajes de similitud obtenidos por comparación de las cepas tipo
descritas, se encontró que estos valores variaban entre 98,41 % para la cepa CT357 y
entre 99,11 % y 99,31 % para las restantes. En las cuatro secuencias analizadas se
obtuvieron valores de similaridad menores a los observados entre las especies P.
koreensis y P. reinekei (99,6 %) que a priori, según la bibliografía, deberían
corresponder a la misma especie, demostrándose que las cuatro cepas aisladas y en
especial la estirpe CT357 podrían ser propuestas como nuevas especies. La cepa CT363
presentó una similitud de 99,11 % con Flavimonas oryzihabitans, encontrando una
diferencia de 12 nucleótidos entre ellas. El alineamiento de las secuencias de las
especies F. oryzihabitans y su inmediatamente cercana, P. putida, encontró entre ellas
un porcentaje de similitud equivalente al encontrado entre la estirpe CT363 y su más
próxima, siendo la diferencia entre ambas secuencias de 14 nucleótidos. De esta
manera, la cepa CT363 podría ser sugerida para constituir también una nueva especie.
Asimismo, el género Enterobacter englobó a dos de las estirpes seleccionadas, CT33 y
M16, identificándolas como E. asburidae cuya similitud con las especies descritas fue
de un 98,87 % y 99,43 %, respectivamente. Realizando el mismo razonamiento anterior,
se encontró que el alineamiento de secuencias de las especies descritas más cercanas, E.
asburidae y E. cancerogenus mostraban una semejanza entre ellas de 99,6 %, arrojando
indicios de otras dos posibles nuevas especies. Finalmente, el género Erwinia englobó
dos cepas, CT194 (99,92 %) y AG9 (99,85 %), que se identificaron sin lugar a dudas
como E. eucrina.
En el filo Actinobacteria aparecen géneros de PGPR tan comunes como
Frankia, una pionera en la colonización de suelos pobres o contaminados, capaz de
establecer simbiosis con plantas no leguminosas (Venssey et al., 2005), Streptomyces
(Siddiqui y Mahmood, 1999) o Arthrobacter (Gray y Smith, 2005). Las cepas CT285 y
CT402 se identificaron como A. globiformis, mostrando ambas porcentajes superiores al
99 % que verificaron la identidad de las cepas. No obstante, para este género autores
como Stackebrandt y Ebers (2006) han descrito la necesidad de confirmar la identidad
de las cepas mediante otros métodos.
Por último, dentro del filo Bacteroidetes se localiza la familia Flavobacteriaceae
que incluye los géneros Flavobacterium, donde casi todas sus especies de comportan
como PGPR (Soltani, 2010), y Chryseobacterium (Dardanelli et al., 2010) en el que se
agruparon con C. defluvii, la cepa AG13 con una identidad del 97,09 %, y con C.
vrystaatense, la estirpe CT348 con un 97,80 %, presentándose ambos casos como
propuestas para nuevas especies, a expensas de confirmación a través de otras técnicas.
Como se ha discutido el método de identificación basado en la secuenciación del
ARNr 16S sólo sirve como una aproximación en la asignación taxonómica de un
microorganismo que es útil y muchas veces aceptable según los estudios que se estén
llevando a cabo. No obstante, cuando este método revela indicios que indican la
aparición de nuevas especies, se hace necesario la utilización de otro tipo de estudios
complementarios. Actualmente, los métodos para distinguir entre géneros y para definir
nuevas especies se basan en la taxonomía polifásica, en la cual se incluyen todos los
datos genotípicos, fenotípicos, bioquímicos y quimiotaxonómicos disponibles en una
clasificación conjunta que las diferencien de las ya descritas (Alonso de la Vega, 2010).
3. Interacción planta-microorganismo
Las cepas seleccionadas por sus características PGP in vitro se testaron, en
primer lugar, en ensayos de interacción planta-microorganismo en condiciones
axénicas, usando plantas modelo. El planteamiento y la ejecución de experimentos con
plantas modelo proporciona una serie herramientas metodológicas que permiten
auxina sintética equivocada en el vivero puede dar lugar, y como de hecho a veces
ocurre, a la pérdida de toda una producción de olivos, tanto por exceso como por
defecto. De forma independiente, en estos ensayos se corroboraron los resultados
mostrados anteriormente en la otra especie de Vigna al inocular mediante la suspensión
de bacterias. En este caso, los mejores resultados se observaron en las cepas CT276 y
M16 para ambos parámetros, aunque, nuevamente, la cepa CT364 alcanzó en esta
especie, junto con la estirpe M16, los valores más equilibrados en cuanto al número de
raíces y longitud de las mismas. La comparación entre ambas formas de inoculación
reveló diferencias significativas, encontrándose que casi todas las cepas promovían un
mayor número de raíces tras la aplicación de los sobrenadantes, y una mayor elongación
radical al emplear la suspensión bacteriana. El análisis de la tasa de elongación radical
media confirmó que la aplicación de una suspensión bacteriana produce, en general,
unas raíces más largas pero menor número, proponiendo que esto puede ser debido a
que a priori están sometidas a una menor concentración de auxinas o a que éstas son
constantes durante todo el ensayo, ocurriendo justamente lo contrario en los
tratamientos con sobrenadante.
Las diferencias en comportamiento observadas entre las dos especies de Vigna
tras la aplicación de la suspensión bacteriana, subraya la variabilidad existente entre las
dos especies y la estrecha relación que se produce entre la cepa bacteriana aplicada y la
planta diana, que puede dar lugar a que ciertas bacterias, como la cepa AG9, alcancen
mejores resultados con una planta que con otra. Esto ha sido ampliamente descrito por
otros autores, afirmando que diferentes factores como la especificidad del huésped, la
distribución geográfica, la edad de la planta o la variedad pueden dar lugar a variaciones
significativas en las actividades de las bacterias inoculadas (Aslantas et al., 2007; Ali,
2009). Estos factores promoverían diferencias en la composición de los exudados
radicales (Mehnaz y Lazarovits, 2006), pero también en la estructura y capacidad de
absorción del sistema radical (Lucas-García et al., 2003).
como el corcho (Albareda, 2007) hasta lograr poner a punto este método con las cepas
seleccionadas y para las diferentes variedades de olivo.
Otro factor importante es el sustrato usado en las bandejas donde se realiza el
estaquillado, considerándose a éste como una parte integral del sistema de propagación
(Loach, 1988). En este trabajo se optó por la utilización de una mezcla de fibra de coco
y perlita (Fabbri et al., 2004) en todos los ensayos, salvo en el Ensayo 5 donde se
empleó únicamente fibra de coco. La eliminación en el sustrato de la perlita y la
realización del ensayo en época invernal, trajo consigo un aumento de la humedad en el
sustrato que afectó negativamente al enraizamiento de las estaquillas, siendo la variedad
picual la más perjudicada. Estos datos concuerdan con İsfendiyaroğlu et al. (2009) que
tras la utilización de un total de 25 sustratos de enraizamiento en la variedad de olivo
ayvalik, describieron que, los mejores resultados se lograban cuando el sustrato poseía
una buena aireación y una reducida capacidad de retención de agua. Sin embargo, la
idoneidad del sustrato depende de otros factores como la variedad de olivo, el tipo de
estaquilla, la estación del año, el sistema de propagación usado, el coste y la
disponibilidad de los componentes del sustrato (Hartmann et al., 2002), así como de la
calidad del agua de riego. De este modo, una forma de incrementar el éxito en la
propagación viverística del olivo sería, adecuando el medio de propagación a cada
variedad (İsfendiyaroğlu et al., 2009).
Se ha descrito que la variedad juega un papel determinante en el enraizamiento
de las estaquillas de olivo (Cimato y Fiorino, 1980; Rallo, 2005), debido al particular
equilibrio endógeno que cada variedad tiene entre auxinas y cofactores de
enraizamiento, tanto promotores como inhibidores del proceso (del Río et al., 1988;
Rallo, 2005). De este modo, del Río y Caballero (2005) clasificaron las variedades,
según su potencial enraizador a través del método de estaquillado semileñoso bajo
nebulización y estimulación con AIB en: altas enraizantes (> 60 % de estaquillas
enraizadas) como las variedades arbequina y picual, medias (60-40 % de estaquillas
enraizadas) como `Hojiblanca´ o bajas (< 40 % de estaquillas enraizadas). La variedad
koroneiki no se encuentra recogida en este estudio pero se considera de enraizamiento
bajo, según la percepción personal del viverista. En un trabajo realizado por Guzmán
Álvarez (2005) se determinó que hasta un 60 % de la variación que se obtiene en el
enraizamiento se debe a la variedad de olivo utilizada. En los ensayos realizados en este
trabajo se encontraron diferencias que avalan esta hipótesis, aunque en estos casos las
variaciones nunca llegaron a alcanzar un valor superior al 20 por ciento. Asimismo, la
inclusión de la variedad hojiblanca como “enraizante media” puede discutirse por los
datos obtenidos en los ensayos antes mencionados, ya que en ellos siempre se observó
que las estaquillas de esta variedad enraizaban de forma más lenta que el resto de
variedades, pero no de una forma menos eficaz. Sin embargo, tanto en ésta como en la
variedad koroneiki se observó una relación directa entre la aparición de callo en la base
de la estaquilla y su enraizamiento posterior, algo solamente descrito por Hartmann et
al. (2002) en las variedades difíciles de enraizar.
Igualmente, se ha expuesto que la propagación vegetativa del olivo puede estar
fuertemente influenciada por la estación del año (Hartmann y Loreti, 1965). Los
estudios de Guzmán Álvarez (2005) pusieron de manifiesto que la mejor época para el
estaquillado es primavera-verano ya que, desde el comienzo de la brotación, el
porcentaje de enraizamiento se incrementa progresivamente hasta alcanzar el máximo a
final del verano, en el momento de la recolección para verdeo (septiembre). Por otro
lado, Rallo (2005) señaló que los mejores niveles de enraizamiento se presentaban en
verano y los peores en invierno, alcanzando valores intermedios en primavera y en
otoño, pero que este comportamiento no era la pauta seguida en todas las variedades
ensayadas. En los ensayos se observó que `Picual´ y `Arbequina´ siempre alcanzaban
valores aceptables en cualquier época del año y que otras como `Hojiblanca´ enraizaban
mejor en primavera que en verano. Asimismo, la experiencia del viverista indicó que los
mejores resultados de enraizamiento se obtenían con estaquilla recogidas tras el reposo
invernal, antes de la floración o después de la misma, y tras la descarga del fruto
(septiembre-octubre). Dadas estas discrepancias, se dispusieron ensayos a lo largo de
todo el ciclo vegetativo del árbol, centrando su establecimiento en septiembre (4
ensayos) y primavera, antes de la floración, (3 ensayos), pero también en verano (2
ensayos) y en invierno (2 ensayos). Los resultados demostraron que, efectivamente, en
las variedades picual y koroneiki, se obtenían mejores porcentajes de enraizamiento si
las estaquillas eran recogidas en la época del verdeo, mientras que `Hojiblanca´ también
podría preferir una época primaveral anterior a la floración y el verano, aunque sin lugar
a dudas `Arbequina´, presente en todos los ensayos realizados, mostró unos porcentajes
de enraizamiento aceptables en cualquier época del año, corroborando lo descrito por
del Río et al.,1991 y Guzmán Álvarez, 2005. Estas diferencias de enraizamiento,
debidas a la estación en la que se realizó la recogida del material vegetal, dentro de una
misma variedad y un mismo tratamiento y entre años, se ha visto que pueden deberse a
diferentes estatus de los carbohidratos endógenos (Özkaya y Çelik, 1999; İsfendiyaroğlu
refrigeración y una óptima calefacción del sustrato (Porras-Piedra et al., 1997). Cuando
se emplea hormona sintética, la temperatura sólo influye en la fisiología de la planta,
mientras que en la aplicación de cultivos bacterianos, éste sería otro factor
determinantes a tener en cuenta, ya que un descenso en la temperatura de la mesa puede
suponer una ralentización en el crecimiento y en la colonización bacteriana y por tanto,
en la producción hormonal. Así, en los ensayos realizados en verano (Ensayo 3 y 6),
donde la temperatura no descendió de 25 ºC, los porcentajes de enraizamiento fueron
altos y se obtuvieron raíces en un periodo inferior (sólo seis semanas) al requerido en
otra época del año (8 semanas). Cuando la temperatura no es la óptima, los tratamientos
bacterianos necesitan más tiempo para inducir el enraizamiento que los tratados con
hormona sintética (en general, 1-2 semanas más). Resultados similares han sido
descritos por Porras-Piedra et al. (2005) en la inoculación de plantones de olivo con otro
tipo de microorganismo (micorrizas) donde, en periodos invernales no se muestran
diferencias significativas entre los tratamientos control y los inoculados.
Definidos todos los parámetros a tener en cuenta cuando se realiza el
estaquillado semileñoso bajo nebulización, es el momento de especificar detalladamente
la acción llevada a cabo por cada tratamiento bacteriano en los ensayos. En primera
instancia, cabe resaltar el papel protagonizado por la cepa bacteriana AG9, identificada
provisionalmente como Pantoea eucrina, y aislada del agua de riego del propio vivero
comercial. El aval de esta cepa no es sólo su potencial enraizador, sino también su
versatilidad, alcanzando en los todos los ensayos realizados un porcentaje igual, y en
muchos casos superior, al control con AIB, en cualquier época del año,
independientemente de la forma de inoculación (inmersión de estaquillas en caldo de
cultivo o en inoculante sólido), en los dos viveros comerciales utilizados y en distintas
variedades de olivo, incluso en `Koroneiki´. Bien es cierto que esta bacteria no presenta
in vitro una de las mayores producciones de AIA, ni de sideróforos, ni posee un valor
alto de actividad ACC desaminasa, sin embargo, este conjunto de actividades ensayadas
añadidas a la adaptabilidad al medio que esta bacteria puede poseer frente al resto de
seleccionadas, la convierten en la más efectiva de este trabajo.
Ya se ha descrito que la actividad ACC desaminasa por parte de las bacterias las
hace altamente efectivas como PGPR, debido al hecho de que pueden reducir la
cantidad de etileno producido por la planta y por tanto, promover la elongación radical
(Penrose y Glick, 2001; Glick et al., 2007). Sin embargo, otra de las cepas
seleccionadas, M16, a pesar de poseer, a priori, incluso mejores características que la
usando plásmidos similares (Wang et al., 2007) y en estudios análogos (Bacilio et al.,
2004; Roesti, 2005).
de dicho patrón de colonización aún no están claros, pero se propone que podría ser
debido a variaciones en los nutrientes, la disponibilidad de agua, la prevención o
tolerancia a estreses ambientales y a la presencia de otros microorganismos (McGrath et
al., 2007). La habilidad de las cepas para colonizar a lo largo de las distintas regiones
radicales muestra así, la capacidad para moverse a través de los gradientes de nutrientes
y oxígeno, un factor de vital importancia para asegurar el éxito de una colonización
rizosférica a largo plazo (Naureen et al., 2005).
Las diferencias de colonización superficial encontradas entre raíces dentro de
una misma planta y tratamiento bacteriano fueron observadas frecuentemente en los
ensayos de V. radiata y olivo, encontrando resultados similares en los estudios llevados
a cabo por Unge y Jansson (2001) y McGrath et al. (2007). Prieto y Mercado-Blanco
(2008) sugirieren que la colonización en ciertas raíces, podría deberse, bien a que las
bacterias una vez que se adhieren a la raíz en una zona definida, éstas se multiplican y
aparentemente no se trasladan o bien a que la presencia de competidores nativos en las
raíces no permitan la colonización del inoculante, pudiendo entonces únicamente
colonizar raíces de nueva formación. Estas hipótesis podrían explicar los resultados
obtenidos en los ensayos realizados con plantones enraizados, pero no los obtenidos en
los ensayos en condiciones gnotobióticas, donde inicialmente se partió de estaquillas de
soja verde sin enraizar. Esto hace pensar en la posible existencia de un mecanismo de
regulación en la planta para limitar el número de colonizadores en su sistema radical, de
la misma manera que las leguminosas limitan el número de nódulos formados por las
cepas fijadoras de nitrógeno (Perigio y Akao, 1993).
Algunos estudios han demostrado que hay bacterias beneficiosas que no sólo
colonizan la superficie radical, sino que penetran en el interior de la raíz e incluso son
capaces de colonizar la planta de forma sistémica (Kutter et al., 2006) sin causar
enfermedades (Germaine et al., 2006), llegándose a establecer como bacterias
beneficiosas endófitas (Prieto y Mercado-Blanco, 2008). Entre ellas podemos
mencionar Azoarcus sp. BH72 (Reinhold-Hurek y Hurek, 1998), Herbaspirillum spp.
(James y Olivares, 1998) o Gluconacetobacter spp. (Sevilla et al., 2001). Ahora bien,
no hay que confundir una colonización endófita con una colonización llevada a cabo por
bacterias que quedan resguardadas en grietas o embebidas en la capa de mucílago
radical y que pueden sobrevivir tras una esterilización superficial de la raíz e imitar una
verdadera colonización endófita (Kutter et al., 2006). En este trabajo se han llevado a
cabo estudios, en condiciones axénicas y no axénicas, que demuestran que algunas
cepas pueden colonizar de forma endófita las raíces de las plantas utilizadas, sin
producir ningún efecto patógeno a lo largo del tiempo. La verificación de esta
colonización endófita se realizó mediante el análisis de las imágenes en tres
dimensiones producidas por el CLSM en cortes radicales longitudinales de un grosor
inferior a 20 µm que permitieron la acceso a las capas internas de las células del córtex
radical, preservando la estructura en 3D de la raíz (Prieto y Mercado-Blanco, 2008). Las
cepas, M16 y CT364 en soja verde y AG9, M16 y CT364 en olivo, colonizaron
endófitamente los espacios intercelulares, formando microcolonias en disposición de
cordón, en las zonas de elongación y diferenciación celular, pero nunca en el área de
división. Una pauta similar a ésta fue encontrada para otras cepas en distintos estudios
(Lucas-García et al., 2003; Albareda et al., 2006). Diversos autores creen que la
colonización interna tiene lugar donde se produjo la colonización superficial (Reinhold-
Hurek y Hurek, 1998; Prieto y Mercado-Blanco, 2008). No obstante, la entrada masiva
de las bacterias marcadas a través de los pelos radicales de las plantas de olivo,
observada en este trabajo, ha sido corroborada por autores como Mattos et al. (2008).
Asimismo, también se ha descrito que la colonización interna puede producirse a través
de heridas o, como en algunas bacterias patógenas del género Salmonella, directamente
entre los puntos de unión del tallo con las raíces adventicias (Kutter et al., 2006). Sin
embargo, este afluencia de microorganismos puede verse regulada dependiendo de las
variables ambientales, de la edad del cultivo y del propio cultivar que dará lugar a
estructuras radicales diferentes (Kutter et al., 2006). De esta manera, la colonización
llevada a cabo por cepas endófitas nativas puede inducir unos efectos positivos mayores
en ambos organismos que los obtenidos por estirpes que únicamente colonicen de forma
superficial. La bacteria se encontraría dentro de la planta, protegida frente a los estreses
bióticos y abióticos (Roesti, 2005), compitiendo en menor medida por los nutrientes
(Reiter et al., 2002), e inducirían una mayor promoción del crecimiento (Govindarajan
et al., 2008; Khan y Doty, 2009) y/o, en su caso, protección frente a fitopatógenos y
plagas (Ji et al., 2008), ofreciendo así, un gran potencial de explotación en agricultura
(Prieto y Mercado-Blanco, 2008). Estos beneficios ya se han observado en distintas
especies de bacterianas (Mercado-Blanco y Bakker, 2007; Ali, 2009), que se han aislado
de diferentes plantas como la colza, el tomate (Nejad y Johnson 2000), el arroz
(Adhikari et al., 2001) o la soja (Kuklinsky-Sobral et al., 2004) y recientemente en el
olivo, detectando Pseudomonas endófitas en diversos tejidos vegetales y su efecto
contra el hongo Verticillium (Prieto y Mercado-Blanco, 2008). En este sentido y con la
finalidad de aprovechar los beneficios que podrían proporcionar el uso de las bacterias
endófitas descritas en este trabajo, se deberían realizar estudios posteriores que
cuantificasen su promoción vegetal y su permanencia endófita a lo largo de periodos de
tiempo mayores.
Analizando detalladamente el proceso de colonización radical y la persistencia
en el tiempo del inóculo en los plantones de olivo, en condiciones de invernadero y de
vivero, se observó la semejanza ya comentada en los modelos de colonización, donde el
incremento del número de bacterias colonizadoras se efectúa desde la zona de división
radical hacia la de diferenciación, tres días después de la inoculación. Ahora bien, en
estos tres primeros días la colonización es principalmente dispersa, aunque ya se
encuentran numerosos pelos infectados por la cepa AG9 y, en menor medida, por la
estirpe M16 y una colonización de los espacios intercelulares de las dos anteriores y de
la cepa CT364. Esto puede sugerir que los mecanismos bacterianos que inducen la
colonización endófita, actúan de una forma más rápida y eficaz que los encargados en
organizar la colonización superficial formando microcolonias. En este corto espacio de
tiempo las microcolonias son escasas, pareciendo en un principio más importante la
infección radical interna de forma masiva que la propia colonización externa de la raíz.
Sin embargo, tras una semana, se observó una colonización superficial, localizada
principalmente en los puntos de unión de los pelos radicales con las raíces adventicias y
en las depresiones originadas por las células epiteliales de la raíz, donde forman
microcolonias en disposición de cordón. No obstante, en este punto, cabe resaltar el alto
número de pelos infectados que también presentan las cepas CT42 y CT363 que no se
habían mostrado como endófitas en las otras especies vegetales. Esto sugiere
reiteradamente que ésta zona es un sitio preferente para la entrada de microorganismos
endófitos. En cuando a la colonización superficial llevada a cabo por la cepa AG9, ésta
aún se muestra dispersa sin la formación de agrupamientos, a pesar del alto número de
pelos radicales infectados, no observándose colonización en los espacios intercelulares.
Estas circunstancias proponen que las bacterias que antes invadían esos espacios, hayan
podido emigrar hacia otras partes de la planta (Kutter et al., 2006; del Castillo, 2009),
aunque no de una forma masiva, dada la alta localización y distribución de las bacterias
en las raíces muestreadas. Finalmente, tras 15 días, visualmente no se observó descenso
en la colonización, aunque en la cepa M16 las bacterias se agruparon en mayor medida
junto o en el interior de los pelos radicales.
2. Las cepas CT33, CT42, CT348, CT357, CT363, CT364, CT387, AG13, M16 y,
en menor grado, CT285 y CT402, identificadas mediante el análisis del ARNr
16S pueden constituir nuevas especies bacterianas.
7. Las cepas bacterianas CT42, CT363, CT364, AG9 y M16 colonizan de forma
endófita y no patógena las raíces del olivo.
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AIA
Cepa Origen Crecimiento Gram Morfología Esporas Color Colonia Fósforo Sideróforos ACC*
(ppm)
CT1 RCD Rápido - Bacilo largo No Rosa 0,0 + + n.e.
Apéndice
CT31 SL Rápido + Bacilo Sí Blanca 4,2 ± 3,4 + No n.e.
Apéndice
CT33 SL Rápido - Bacilo largo No Blanca 72,8 + 11,7 ++ ++++ 1325 ± 176,8
Apéndice
CT84 RL Rápido - Bacilo No Blanca 2,2 ± 1,8 + + n.e.
Apéndice
CT90 RCE Rápido + Bacilo grande Sí Blanca 3,5 ± 1,2 No No n.e.
CT157
AIA
Cepa Origen Crecimiento Gram Morfología Esporas Color Colonia Fósforo Sideróforos ACC*
(ppm)
CT166 RL Rápido + Bacilo No Beige 1,3 ± 0,3 No + n.e.
Apéndice
CT193 SOLIVD Rápido + Bacilo pequeño No Amarilla 3,0 ± 2,1 No No n.e.
AIA
Cepa Origen Crecimiento Gram Morfología Esporas Color Colonia Fósforo Sideróforos ACC*
(ppm)
Apéndice
CT198 SOLIVD Rápido + Bacilo Sí Blanca 0,0 + No n.e.
CT214 RCD Rápido - Bacilo pequeño No Blanca 1,9 ± 0,3 + ++++ n.e.
AIA
Cepa Origen Crecimiento Gram Morfología Esporas Color Colonia Fósforo Sideróforos ACC*
(ppm)
CT242 SCD Rápido - Bacilo No Beige 14,4 ± 3,7 ++ ++++ n.e.
Bacilo n.e.
CT246 SL Rápido - No Blanca 3,3 ± 1,7 + ++
Bacilo n.e.
CT247 SL Rápido + Sí Beige 2,0 ± 1,1 No No
0,0 n.e.
CT277 RL Rápido - Bacilo No Beige + +
0,0 n.e.
CT278 RCE Rápido - Bacilo No Blanca No +
Apéndice
0,0 n.e.
CT280 RL Rápido - Bacilo No Blanca + +
Bacilo 0,0 n.e.
CT283 RL Rápido - No Blanca + No
257
258
AIA
Cepa Origen Crecimiento Gram Morfología Esporas Color Colonia Fósforo Sideróforos ACC*
(ppm)
Apéndice
Bacilo n.e.
CT284 RL Rápido - No Blanca 3,4 ± 1,7 No ++
0,0 n.e.
CT304 SOLIVD Rápido + Coco No Rosa + No
0,0
Montero-Calasanz, M.C.
0,0 n.e.
CT323 SCD Rápido - Bacilo No Amarilla + ++++
AIA
Cepa Origen Crecimiento Gram Morfología Esporas Color Colonia Fósforo Sideróforos ACC*
(ppm)
CT328 SCE Rápido - Cocobacilo No Amarilla 0,0 + ++ n.e.
CT333 SCD Rápido - Bacilo pequeño No Amarilla 7,4 ± 3,4 + ++++ n.e.
Apéndice
Bacilo 0,0 n.e.
CT350 SCE Rápido - No Blanca transl. ++ +
AIA
Cepa Origen Crecimiento Gram Morfología Esporas Color Colonia Fósforo Sideróforos ACC*
Apéndice
(ppm)
CT353 RCE Rápido + Bacilo No Beige 5,2 ± 4,1 + ++ n.e.
Bacilo 0,0
CT357 RL Rápido - No Beige 25,4 ± 10,8 + ++
Bacilo + n.e.
CT358 RL Rápido - No Beige 4,0 ± 1,3 +
Bacilo n.e.
CT359 RL Rápido - No Amarilla 3,8 ± 1,9 No No
CT364 RL Rápido - Bacilo largo No Blanca transl. 45,2 ± 13,1 + +++ 0,0
AIA
Cepa Origen Crecimiento Gram Morfología Esporas Color Colonia Fósforo Sideróforos ACC*
(ppm)
Bacilo 0,0
CT387 SL Rápido - No Blanca 20,5 ± 1,5 ++ +++
Apéndice
CT414 RCD Rápido - Bacilo No Amarilla 0,0 + ++++ n.e.
AIA
Apéndice
Cepa Origen Crecimiento Gram Morfología Esporas Color Colonia Fósforo Sideróforos ACC*
Montero-Calasanz, M.C.
(ppm)
CT416 RCE Lento - Coco No Blanca 20,0 ± 8,3 + No n.e.
AIA
Cepa Origen Crecimiento Gram Morfología Esporas Color Colonia Fósforo Sideróforos ACC*
(ppm)
CT483 RCD Rápido - Bacilo No Beige 0,0 + + n.e.
Bacilo n.e.
CT484 SL Rápido + No Blanca 11,5 ± 6,1 No +
AR: agua de riego. SL: suelo rizosférico de la parcela de laboreo. RL: fracción rizoplánica de la parcela de laboreo. SOLIVL: suelo libre de la parcela de laboreo.
SCD: suelo rizosférico de la parcela con cubierta dirigida. RCD: fracción rizoplánica de la pacerla con cubierta dirigida. SOLIVD: suelo libre de la parcela con
cubierta dirigida SCE: suelo rizosférico de la parcela con cubierta espontánea. RCE: fracción rizoplánica de la parcela con cubierta espontánea. SOLIVE: suelo libre
de la parcela con cubierta espontánea. Los valores son media de 3 repeticiones ± la desviación típica. Diámetro del halo de hidrólisis: + (1-3cm), ++ (4-6 cm), +++
(7-9 cm), ++++ (> 9 cm). No: negativo. Sí: positivo. n.e.: no evaluado. Transl.: Transl. * nmol α-cetobutirato/mg de proteína/h.
Apéndice
263