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Nos pareció oportuno, en el año en que se conmemoran diez de su muerte, reproducir este artículo del Dr.

Disandro, aparecido originariamente


en el Nº 29, marzo-abril de 1993, de la fraterna revista Ciudad de los Césares de Santiago de Chile. Le añadimos al pie de página notas
aclaratorias, muchas de ellas exclusivamente para traducir expresiones del autor en otras lenguas; pero téngase en cuenta que esas traducciones sólo
intentan facilitar una primera lectura. Pues el autor las dejaba en su lengua originaria entre otras cosas como incitación para que el lector piense,
evitando las obviedades inconducentes a que su traducción castellana da lugar.

GLOBAL INVASION Y DEFENSA CULTURAL, ETNICA, TELURICA


1 un cambio violento. Todos estos matices están ya en el
El mundialismo implica una tiranía planetaria, de con- horizonte, como una emersión del barro genésico, pro-
troles absolutos y masificación absoluta. La “gran aldea” movido y acrecentado como abismal lodo putrefacto por
de la esclavitud, la polución, el desconcierto y crimen esa o esas pulsiones aquerónticas a que conduce esta geopo-
multirracial. No interesa el crecimiento solar del hombre lítica del luxus, ofrecido y sustraído al mismo tiempo, tal
y la cultura. Interesa el dominio, la manipulación, el li- como lo entrevió W. Sombart2, entre otros.
bre mercado mundial para llenar la tierra de detritus, la La “Global Invasión” tiene como discurso táctico una
“aldea” de implementos descartables, tornados ya en inun- guerra civil planetaria, del terror, del despojo, la masacre,
dación de sólidos. ¿Qué se le puede oponer a la conduc- la destrucción (cuyo modelo observamos ya en Cercano
ción concertada UN+EE.UU.+NATO, brazo armado de Oriente y en Yugoslavia, destrabada por un solve crimi-
la nueva subversión, con la ex-Unión Soviética como gen- nal, contemplado con cinismo por el señor Bush3 y con-
darme de apoyo? Esta es una cuestión estratégica, es de- militones). Pero las líneas fundamentales del ensayo bio-
cir, geopolítica, en la relación de los espacios y los pue- político, psicopolítico, tecno-opresivo y conductivo, esas
blos. Esa cuestión estratégica debe reavivar una respues- líneas están confiadas a la explosión racial dentro de Esta-
ta, desde ya, sin esperar la implementación definitiva, que dos Unidos; a la expansión islámica, fruto del enfrenta-
procuran incansablemente las logias y lobbies mundialis- miento Irán-Irak y Estados Unidos, y de sus conflictos
tas, la sinarquía del poder judío, judeo-cristiano, ilumi- endógenos, que cubrirán inevitablemente espacios y pue-
nista, masónico, y que por comodidad denominaría eje blos colosales.
Washington-Roma-París. La “Global Invasión” es pues interna (racial y sustan-
Apartemos de momento el panorama del Lejano Oriente. cialmente negra) y externa (confrontación de Islamismo
Me refiero a China, Tibet, India, Indochina, etc. Por su y Judeo-cristianismo). Estas fases han comenzado ya, mien-
parte, Japón parece integrar el eje del hemisferio norte, tras América Románica, confundida y depredada, ofrece
ya aducido. Aunque resulta posible pensar según un tro- un espacio multiforme para multiformes operaciones ul-
camiento de la cabeza axial, puesta en lapsos imprecisos teriores a la guerra de bolsones, en curso de implementa-
en Tokio y su computación robótica. ción en Europa, Cercano oriente, ex-Conglomerado stali-
Se visualiza entonces el perfil de la siguiente geometría nista. La “Global Invasión” no considera parámetros ex-
del espacio geopolítico: Europa y Norteamérica, el mun- cluyentes, por razones de civilización, justicia, soberanía
do Arábigo-Coránico, América Románica, quizá con ex- o temperamento de los pueblos, de historia acontecida
clusión de México, integrado al bloque del norte, con en una línea sinuosa, pero en fin de cuentas vivida, desde
Canadá, etc. Napoleón a Gorbachev. Todas esas razones han perdido
Sin embargo, la primera pulsión de la estrategia sinár- entidad frente a la pulsión invasora de la New Age, Kali-
quica es lo que llamo “Global Invasión”.1 Esta tiene di- Yuga absoluta en manos de los esoteristas negros, “dei
mensión planetaria, pero afecta y afectará principalmente neri cherubini”, etc. Simplemente, esa “Global Invasión”
a Europa y América Románica. Corre el perfil de esa in- opera como universal masonismo-sionismo iluminista,
vasión a cuenta de la raza negra, de los pueblos indostáni- reduccionista y mundialista, según un sentido totalitario
cos, indochinos, de los árabes, coránicos o no, de todos estratégico. Ha comenzado además según un ritmo dina-
los conglomerados capaces de dinamizar el fenómeno mizado y potenciado por el poder ecuménico de la Roma
emulsivo multirracial, en dos fases, pacífica y violenta: de arriana, que correrá el frente Islámico-Judeo-cristiano más
instalación y de forzada ocupación y/o conquista; de re-
curso admitido y estimulado o de despojo destructivo en 2
Cfr. Werner Sombart, Lujo y capitalismo, Buenos Aires, G. Dávalos, 1958.
3
Se trata de Bush padre, puesto que el artículo es de 1992. ¿Pero acaso Bush hijo presenta
1
La globalización, por supuesto. una fisonomía diferente? Solve: Disolución, término alquímico.
El Pampero Americano 9
hacia el Rin y el Danubio; y de ello hay signos evidentes dora. En tal contexto planteo, para el caso identificable
en Italia, Francia, Austria y Alemania. en América Románica, la contraparte de “Defensa”, de
En Europa la conciencia de estas coyunturas catastrófi- “rechazo” como instancia de “Tercera posición”, no la
cas se ha agudizado. Diríamos que el planteo de una de- anuencia a la “global invasión” ni el recurso a la coyunda
fensa cultural étnico-telúrica es hoy un ingrediente deci- del sostén sinárquico.
sivo en el perfil de una Europa, desligada y libre total- Expreso los contenidos de tal acción operativa, como
mente de Estados Unidos y enfrentada totalmente tam- defensa cultural, étnica y telúrica, según precisiones que
bién al remanente que éste deja como “Global Invasión” paso a definir en sus perfiles fundamentales.
en sus fases iniciales, en su conducción sinárquica, israeli-
ta (Cf. Sergio Gozzoli, Europa ieri, oggi, domani. Confe- 2
renza tenuta a Roma, il 26 ottobre 1991, en L’ Uomo Defensa es arriscamiento, repliegue, autoconciencia, dis-
Libero, nº 34, Aprile 1992, importante texto que debe tinción del riesgo y del peligro novísimo, inminente; en
estudiar todo americano). La “Global Invasión” aquí con- fin recognición del asedio, insidia y acechanza del enemi-
siderada es un recurso más poderoso, más revulsivo y más go, del agente instrumento de la “Global invasión”. Y
eficaz que la disolución de la Unión Soviética. Pues esta debe subrayarse: aquí estamos frente a un hostis totalita-
disolución o colapso reconoce causas internas, étnicas y rio, excluyente, de nuestro ius comune, de nuestro ius soli
raigales, de la Europa pre-leninista, complementadas por et ius sanguinis5, e incluye sin concesión posible la preten-
estímulos externos de la gran Banca Mundial. La “Global sión de arrasarlo todo, seguro de nuestra impotencia e
Invasión” es una vía totalitaria de planificaciones zonales, indefensión. Exhibimos pues frente a la emulsión mun-
que no consideran las estructuras de los países, territorios dialista la dureza de un perfil que debe comenzar en el
o estados invadidos, su poblamiento, tradición o impos- lenguaje con que configuro el o los hostes inmisericordes,
tación histórica, sino el impulso final de dicha global in- perversos y devastadores. Y si no, preguntemos a los bos-
vasión o intervención, armada, narco-tecnocrática, perse- nios, croatas, eslovenos, etc.; a los libaneses, iraquíes, ira-
cutoria y genocida. níes. Al hostis es menester rechazarlo y aniquilarlo in ani-
Distinguimos de todas maneras la “global invasión” pa- mo et in sentencia6. Si no advertimos la diferencia geopo-
cífica –por ejemplo la teoría y la práctica del asilo en tiem- lítica de amicus, inimicus, hostis7 no podremos diseñar
pos de la guerra fría y post-guerra fría (1985-1992)–, y nunca una geopolítica americana, que se forja en todo
la “Global Invasión” de misiones bélico-raciales, cuyo pri- caso con la anuencia del amicus y hace replegar el hostis.
mer resumen propulsivo se identifica con el ecumenismo Más en este lapso histórico en que la hostilidad proviene
vaticanista, conciliar, apóstata de Europa: Roma Católi- de una coalición estratégica que impide accionar según
ca, es decir, el poder de Juan Pablo II, es una potencia los foedera pacta romanos.
arriana4, que esgrime un doble movimiento bélico-políti- Pero en todo caso, en estas perspectivas y en medio de
co-teológico: a) la destrucción de la “iglesia romana”; b) estas dificultades, hablo de Defensa, que significa ante
la impregnación multirracial y multicultural, que predi- todo una raíz de decisión política, un estricto arraigo a
can los actuales epíscopos vaticanistas y los poderes polí- un recurso bélico-político como el que forjó la I Guerra
ticos y financieros de las internacionales cristiana y/o so- de la Independencia, según se puede ver en numerosos
cialista: Francia, Alemania, Italia, para mencionar los ca- textos de Bolívar. El caso de este héroe americano resulta
sos más característicos. arquetípico en muchos pormenores. Sin reanudar la ener-
Aquí, en la estructura empírica, histórica, de estas ma- gía de un movimiento revolucionario nacional-americano
nipulaciones semánticas y fácticas mundialistas, y en sus encuentro imposible salir del caos político en las Patrias
trasfondos teológico-conceptuales, político-sinárquicos y Americanas. Y en ese horizonte convendría hiciéramos el
masónicos; en los efectos catastróficos de sus implemen- recuento desde la muerte de Bolívar y San Martín hasta
taciones zonales y/o geopolíticas integrativas, de espacios este fin de siglo XX, para saber lo que hemos perdido en
menores –la Argentina, por ejemplo–, en estas coordena- cuanto a la recurrencia de una geopolítica americana, siem-
das mundiales se juega el destino de la América Románi- pre frustrada. Pero esto presenta ahora capítulos previos
ca, que resulta, como es lógico, uno de los temas prefe- más complejos.
rentes en una política de alternativa creadora y pacifica- 5
Derecho común, derecho de la tierra y de la sangre
6
4
La herejía de Arrio devastó la Iglesia hacia los siglos IV y V, pero ahora ha vuelto para en el espíritu y el lenguaje.
7
conducir el Vaticano y la iglesia romana. Cf. el artículo del autor sobre teología y geopo- Los romanos distinguen 1. amigo, 2. no amigo, 3. hostis o enemigo total, a falta de
lítica en La Hostería Volante Nº 36, esp pp. 8-10. palabra castellana específica.

10 El Pampero Americano
Pero pasemos, en fin, al segundo parámetro de nuestro a este combate son llamadas las Patrias americanas, la
título y tema. Y diseñaremos consecuentemente un pri- América der Vaterländer, como suelo definir nuestra con-
mer gran ámbito de Geopolítica Americana, entiendo, dición de limes del Imperium. Pues más allá, desde luego
claro está, respecto de América Románica. En ese senti- un más allá conceptual y empírico, no se columbra, aquí
do, he comenzado por rescatar el horizonte de una De- en América, una regeneratio Imperii 9, pero esto no signi-
fensa en cuanto: 1) la civilización está puesta en peligro fica que no disputemos el Dominium congruente como lo
por un cerco de barbarie planetaria, esgrimida por una nuestro, y no del «otro» (judío, árabe, yanqui, coreano,
clase intelectual en el poder; 2) en cuanto la comunidad thailandés, etc.). Ese otro es una potencial amenaza, como
physica, crecida con la historia, es sustituida por una masa, proximus, como inimicus, como hostis. La utopía de las
obra fantasmagórica de la informática; 3) en cuanto un sectas bíblicas evangélicas, sin excluir ahora la secta ro-
equilibrio racial, sustancialmente abierto y estable en mana de extremada fuerza judeo-cristiana, es el mayor
nuestra América, vive amenazado por una política multi- desafío para este lapso próximo, en cuanto a las pulsiones
rracial, aplicada de modo coercitivo en la estrategia del caínicas contra el barro genésico.
poder planetario; 4) en cuanto al derrumbe de los pará- Despejemos sin embargo aspectos negativos. No hay
metros de libertad y de justicia, los cuales son abatidos Defensa como respuesta bélica, sino ante todo como res-
en nombre de la “aldea” mundialista y la utopía de una puesta espiritual, noética, estética. Además debe evitar
clase dirigente mundial que ostentará una suerte de man- dispersiones centrífugas que comprometen los recursos
dato incuestionable sobre la vasta población de la tierra, a humanos, en vías o programas sin finalidad (telos). Y por
la que supuestos “gobernantes” esclavizan, manipulan y último no puede acontecer tal Defensa sino en la Anfic-
derivan de fuentes intocables como la vida misma. En tionía (de Simón Bolívar), o en el Continentalismo (de
este capítulo el hemisferio del Norte (americano) y el Juan Perón). Pues geopolítica es también un saber empí-
hemisferio del Sur (americano) discrepan en trasfondos rico constructivo que redimensiona los parámetros de “Po-
decisivos. Sólo me interesa de momento una disyunción lítica” (la ciudad o el Estado Nacional, la res publica), el
conceptual y empírica para entender que para la América perfil cosmográfico en que la Historia herodótica o épica
austral la geopolítica de Defensa y Resistencia contra el nos ha ubicado, los espacios, las montañas, las llanuras y
mundialismo anglosajón, sionista, hebreo-masónico se los mares en un signo cosmográfico de longitud y latitud,
impone forzosamente para instaurar la primacía de una y en fin un saber que contempla en el kairos10 mundialis-
política de instauración continental, o subcontinental, si ta una secuencia combinatoria empírica en una physis
se quiere ser preciso en límites constructivos. Pero el pro- concreta.
blema radica también en la clase intelectual de América ¡Qué diferente es en esto América Románica, si la con-
Románica, en la dirigencia económica y sindicalista, como frontamos con el fenómeno de la Indonesia Insular, por
se ve perfectamente en el panorama argentino (1982- ejemplo, con el Africa Continental tribalista y multidia-
1992). lectal, o con Estados Unidos multirracial y proyectiva,
En el título del segundo tramo temático he elegido con como una radiación malsana que desgasta y destruye! Es-
precisión, en su semántica y en su disposición escrita, tas connotaciones negativas permiten subrayar con ma-
tres epítetos: cultural, étnica y telúrica. Conviene exami- yor nitidez lo que podría definirse como tarea geopolítica
nar con recurrencia analítica cada sello semántico, para para una generación renovada, mental, política y psíqui-
luego inteligir el totum de la realidad configurada y vivi- camente. Acotaremos otros pormenores en la expresión
da, según el significado que otorga Vico a las res factae8 de este discurso comprensivo y sentencioso al mismo tiem-
como verdad. En este sentido la geopolítica es un saber po.
de complejas resonancias que nadie puede omitir en tiem- Partimos de una concepción heráclica de la existencia
pos de servidumbre ecuménica judeo-cristiana, mundia- del hombre y en cuanto al horizonte de los Vaterländer
lista, videocrática, etc. americanos recuperarnos una distinción orientadora en-
tre Patria (Vaterland y Heimat), Nación y Estado, con-
3 fundidos en el nominalismo e iluminismo de los siglos
Hemos redefinido someramente el contenido de De- 9
Vaterländer (patrias), Imperium, regeneratio Imperii (Imperium que vuelve a
fensa; ella comporta una “ofensiva” de las raíces ónticas, manifestarse) son nociones que, según su Caída y trasiego del Imperio Romano,
vigentes en una historia concreta. Defensa es combate. Y Caput Anguli Nº 2, 1979, el autor toma del notable historiador alemán Johannes Straub,
Regeneratio Imperii, Darmstadt, Wissenchaftliche Buchgesellschaft, 1972.
10
8
En traducción demasiado simplificadora, hechos históricos. oportunidad presente, precisa e irrepetible.

El Pampero Americano 11
XVIII-XX. Pero ha llegado la hora de repensarlo y conce- En la primera fase se cumplió la emersión democrática
birlos correcta y renovadamente en vista del desafío de los contra el trono y el altar. En la segunda están afectadas
poderes mundiales, ocultos o explícitos, sinárquicos o profundamente soberanía, justicia y libertad de los pue-
periféricos, esotéricos u ostensibles en sus correas de tras- blos, independientes hasta ahora con márgenes indeci-
misión informática y promotora. Son poderes reales por sos. La “global invasión” intenta precisamente anular esos
su operatio rerum humanarum11 , o sea, la manipulación márgenes y conducir la humanidad aglutinada: 1) por el
concreta, analítica y physica, de la sustancia humana, del terror; 2) la guerra policíaca; 3) el control informático; 4)
barro genésico. Por esto pues debemos concluir correcta- la división en dos grandes clases: (a) el jet-set técnico-
mente para América Románica, qué es lo que defende- burocrático beneficiario del luxus, que conduce con apro-
mos y/o creamos. Y cómo acontece esa defensa y crea- piados estamentos interpuestos en todos los países y sec-
ción. No se trata de un planteo xenófobo, ni tampoco tores, (b) la gran masa de sometidos, con zonas amplias y
una indistinción del otro, sino de la afirmación y madu- densas de pobreza, marginación, pestes espirituales, psí-
ración histórico-estética y política en una identidad no quicas y biológicas. Los acontecimientos emergentes y
intercambiable, ni emulsionable ni delegable; de un va- perfilados en diez años (1982-1992) preparan justamen-
lor adscripto por libre voluntad de hombres que nos pre- te el campo, dispuesto para una última fase del iluminis-
cedieron –la prisca gens mortaIium12 del poeta Horacio– mo: convencer a las masas que es más liviana la “existen-
la cual concentra y redimensiona por otra parte la entera cia” de la imagen videocrática (el soft-being13) y que en
realidad cósmica. Además repito ahora y aquí lo que en ella se cumple el “cielo prometido”. Todo lo demás es el
otra atmósfera y condicionamientos epocales he afirmado itinerario forzoso, que será menester cumplir según los
siempre y rotundamente: no hay nada que restaurar, hay cánones de una mystica intramundana. La suma doctri-
que crear. El primer acto creativo es una correcta defensa nal-política coercitiva de esta mystificación es precisamente
de lo “nuestro”, frente a la agresión de la global empresa el judeo-cristianismo que cumple una expansión sin prece-
invasora, de la emulsión alquímica judeo-cristiana, masó- dentes, por múltiples canales, dispuestos por las altas lo-
nica e iluminista, empresa proyectada y ejecutada con gias de los iluminados. En ellas por cierto no cesan ni
desembozo ya y con malicia aqueróntica por poderes si- cesarán los conflictos; pero éstos subsisten sin afectar las
niestros en una supuesta racionalidad del estado mundial grandes utopías estratégicas, que como he explicado en
planetario. Una utopía en fin de cuentas. otros textos, presuponen guerras de coerción y extermi-
nio, con el perfil táctico de evitar un “frente de endureci-
4 miento”, que se abre a un general conflicto no recomen-
Según estas clarificaciones conviene reubicar la “global dable por sus consecuencias imprevisibles en los pueblos
invasión” en parámetros sistemáticos e históricos para sometidos.
delinear el movimiento contra-heroico, contra-cultural y Recapitulemos nuestra primera curva expositiva. La vi-
contra-étnico telúrico en América –la nuestra– desposeí- sión de Arnold Toynbee, sobre una “civilización occiden-
da y desarticulada estéticamente. tal” expansiva e insumente de modo totalitario; la de
En síntesis, el movimiento revolucionario nacional-ame- Oswald Spengler, que desentraña la muerte (Untergang)
ricano que nosotros avizoramos y propugnamos se con- de sus valores constitutivos y el aglutinamiento de una
trapone a lo que considero movimiento contra-heroico. “imagen del mundo” cuyo deceso y emulsión preanun-
Los parámetros sistemáticos cubren dos siglos (1790- cian catástrofes varias; las intuiciones de G. Orwell14 te-
1992), en los cuales América frecuentemente engañada nidas por simples relatos de anticipación fantasmagórica
contra la voluntad instauradora de sus héroes (I Guerra de (Cf. en este sentido la valoración que encontrarnos en
la Independencia) y en los que el retroceso del reduccio- Manuel Bonilla Sauras, La trama oculta del P.S.O.E., Es-
nismo jesuita, desalojado por la geopolítica de Carlos III, paña, Ignis Renovatur, 1991, en particular, pp. 311 ss.),
cumplió una nefasta labor judeo-cristiana, cuyos resulta- todas ellas se han cumplido o se están cumpliendo en
dos están a la vista. Pues el “estado mundial” es la meta una etapa, anuncio de un fin catastrófico, y preludio de
(telos) de la segunda revolución iluminista, heredera y una mutación en el “soft-being” de las masas, involucio-
sucesora del iluminismo judeo-masónico del siglo XVIII. nadas, idiotizadas, siervos de crueles señores, soberbios
en la “pasión” y en el “poder”. Antes sin embargo deben
11
cumplirse los objetivos deconstructivos y emulsionantes
manejo de las realidades históricas.
12 13
Epodo 2: la estirpe de los mortales primigenios, regidos por parámetros incompa- ser liviano.
rablemente mejores que los nuestros. 14
De Oswald Spengler, La decadencia de Occidente y de George Orwell, 1984.

12 El Pampero Americano
de la “Global Invasión”. En América se nos plantea preci- cristalizada, perfecta. No. Una gran confusión semántica
samente el empeño por una claridad humanística y una originada en el reduccionismo religioso del judeo-cristia-
tarea de empirismo constructivo, como si rehiciéramos el nismo es responsable de esta nociva desinteligencia her-
acto fundante de la civilización estética, religiosa, políti- menéutica.
ca. Debemos reconocer las vías fecundas, y apartar los Este es pues un primer dato fundamental para ejercer
senderos desconcertantes para América. Entre estos, creo, la Defensa, un contrafuerte inequívoco que repulsa la
se destacan los empeños esoteristas, impropios para la ta- “Global Invasión”. Así pues Defensa implica una reaco-
rea política de alternativa creadora. Esos empeños podrían modación psíquica previa, sostén de continuidad contra
resultar también no sólo un dispendio inútil, sino sobre la agresión mundialista. Esta reacomodación psíquica no
todo una confusión de márgenes espirituales insoslaya- es fácil, no asequible para muchos, trabajados por la plé-
bles. tora informática y videocrática. Sin embargo la misma
realidad compleja convivida despierta el ansia de un es-
5 pacio interior constructivo, autónomo y eficaz en la re-
Contraponemos a estos perfiles, ya bastantes acusados flexión y en el sentimiento. En este aspecto sólo una re-
en los acontecimientos de 1990-1992, la concepción y el serva generacional puede reanudar tal sentimiento de ins-
acto de la Defensa y Creación, que corresponderían como talación cósmica, como una consecuencia del mismo ser
líneas contrastantes, a las etapas de Iluminismo, breve- del hombre. Pero también en este sentido debe omitirse
mente consideradas. Pues para orientar a las generaciones la manipulación ecologista, y la nueva religión de la tie-
jóvenes es preciso el rigor empírico de trasponer en se- rra. Ambos parámetros afectan de una cierta manera la
mántica los facta et acta15, sin confundir ese ciclo de tra- memoria histórica, en que converge la memoria cósmica
siego como una señal de memoria puramente pasiva. Y y la vida de la tierra, que comporta la vida como dato
esta es, desde luego, una incuestionable dificultad, inser- inescindible en el tiempo.
ta en el ser del hombre y en el discernir de generaciones La Defensa, así concebida, profundiza la reconquista
reactualizables o no, en el giro constructivo de la memo- del hombre como entidad psíquica y noética, colmada
ria. Para América esta circunstancia o coyuntura (kairos) por una veneración de los antepasados y atenta al contor-
entraña una cuota más amplia de dificultades iniciales. no étnico y telúrico simultáneamente. Si el llamado “pro-
Pero en todo caso, Defensa y Creación se imponen como greso” según los iluministas potenciados por un horizon-
espacios sagrados de nuestra propia existencia, que renun- te de dominio absoluto, resulta ejercido por hombres so-
cia al «soft-being». Busca en cambio una emersión del bre hombres, el frenar ese ritmo no es un mero retroceso,
stärkeres Dasein 16 , como si adviniéramos en un mundo sino una creación nueva como reinicio de la virtud fun-
que nos sublima, por hallar en nosotros no un mero trozo dante del héroe noético y empírico. Tampoco comporta
mostrenco, sino un totum signado por un decus, consus- la custodia residual de lo valioso o regenerable: tal sería el
tancial con el cosmos. Sin embargo esta distancia entre contexto de “reaccionarios”, mero recodo de la physis, cuyo
trozo y/o decus exige el ejercicio de la virtud heráclica17 despliegue es la “restauración”. Caída ésta, las fuerzas aque-
que míticamente es anterior a la guerra heroica. rónticas del “progreso” retoman con mayor ímpetu y vio-
Hablo de Defensa cultural, étnica y telúrica contra la lencia el totalitarismo semántico de sus raíces espiritua-
“Global Invasión”; y los tres epítetos están proferidos en les, como puede advertirse entre 1830 y 1930, sin que el
consciente escala constructiva. límite de este lapso implique un juicio sobre todos los
En la dimensión cultural señalo el contenido lingüísti- acontecimientos. Pues “restauración” 19 coincide con el re-
co, estético, político que son las tres dimensiones funda- pliegue de las logias iluministas, que preparan un nuevo
mentales, que relacionan y cotejan los constitutivos exis- “trabajo práctico” de irrupción, masacre y aniquilamien-
tenciales de la cultura. Hablo de cultura in fieri, rescatan- to ético-político. En estos desembozos y embozos debe-
do el valor latino-romano del vocablo. No hablo princi- mos rescatar lo valioso de figuras como Benito Mussolini
palmente de cultura culturata 18 , transformando la desi- y Adolfo Hitler y su nacional-socialismo; pero también
nencia activa incoativa, perficiente, en desinencia pasiva, apartar sus equívocos, sus mentiras, las traiciones profun-
das que conlleva su contorno. Un “revisionismo histórico”
15 para América no puede consistir sólo en una relectura
entender el significado profundo de la historia ya dada y por hacer.
16
existencia más fuerte, expresión de las Elegías de Duino de Rilke.
17
decus, culminación congruente; heráclica, como la del héroe griego Herakles. 19
Alude a la restauración tan exaltada por supuestos tradicionalistas y a la Santa
18
in fieri: en realización; culturata: ya acontecida y cristalizada. Alianza europea, que sucedió a Napoleón, habitualmente venerada también por ellos.

El Pampero Americano 13
empírica del pasado, cincuenta u ochenta años (1910- riesgos existen en el horizonte: a) preparar una guerra,
1992), sino en una compleja selección, para operar en la cuyo kairos no acontece ni alborea; b) supuesto que se
Historia como la tierra con las piedras y gemas20. Pues las entable, ser derrotados en ella. Pero en uno y otro caso se
razones profundas de los acta y facta de este siglo XX, ya cumple el Destino Heroico, un stärkeres Dasein y se asu-
colmado de insipiencia, exigen una conciencia cultural me la existencia heráclica. Pues en definitiva la decisión
de selección libre, pero physica, quiero decir operante y de la Defensa contra la “aldea” mundialista es una cues-
desembozante de otras energías que comporten el ciclo tión de existencia profunda para los pueblos románicos
ascendente. No se trata de una utopía, sino de una crea- de América, para las naciones que emergieron de una gue-
ción inspirada y congruente, estética y política. rra de medio siglo; para el Estado Político a configurarse
según parámetros contra-iluministas, desligado de la praxis
6 usurera del judeo-cristianismo, desligado también de una
De cualquier modo para América, Defensa frente a la “ética” religiosa, cuyo racionalismo reduccionista jesuita
Global Invasión, y contra su implantación subversiva, es ha otorgado el “poder” a los lobbies corruptos de la banca
capítulo prioritario en el planteo de una geopolítica ame- y de la incultura clerical.
ricana, pues como se infiere de los términos con que se
discrimina aquí la Global Invasión, sin esta preparación 7
psíquica, mental y hermenéutica de una Joven América Clarificada de este modo la semántica de Defensa, re-
es imposible acceder a otros parámetros de una geopolíti- pasemos los epítetos congruentes, pues ellos entreabren
ca americana. En este sentido entiendo un doble recurso zonas profundas del contexto histórico, del recurso re-
en este horizonte incoativo de geopolítica empírica y cons- flexivo, en fin de posibles propuestas creadoras, que sólo
tructiva: lo que llamo América Joven y el capítulo que pueden asignarse en los estratos recatados y fecundos del
despliega la II Guerra de la Independencia como ejecu- noein (pensar) en el conflicto de la Historia misma.
ción inmediata de un Movimiento Revolucionario Na- Tiene este capítulo una cierta relevancia para esclarecer
cional Americano y Heroico. Ahora los déspotas no son justamente la impostación de la Defensa, como vida y
los Borbones ni la rémora clerical-jesuita de la España del pensamiento, transformados en operatio aesthetica.21
siglo XIX. Ahora son la Alta Banca, la Sinarquía judeo- En primer término, en el epíteto cultural omnicom-
cristiana mundialista, el ecumenismo apátrida y anti-teán- prensivo, destacamos tres constitutivos: lingüístico, estéti-
drico o anti-hyperbóreo. co y político. En ellos se insumen e incardinan otras cons-
La Joven América debe construirse en una suma de re- tancias que cubren variados requerimientos physico-his-
cursos humanos, a cuya formación debemos consagrar tóricos, desde la conciencia cosmogónica, cosmográfica y
esfuerzos fundamentales y selectivos. Pues es en vano pen- continental –en breve cifra la conciencia territorial– has-
sar sin ese deslinde espiritual de pulsión renovadora –que ta la custodia de costumbres con ciertos valores míticos
yo diría destinado a formar el cuadro de oficiales para la y/o arcaicos. Pues debemos entender que los aconteci-
conducción de la guerra–, en vano pues elucubrar instan- mientos y sobre todo la conducción sinárquica desde 1945
cias teóricas y/o utópicas. ¿Pero es que acaso mi planteo consiste en impedir el diseño espiritual y la implementa-
de Geopolítica Americana no es, de suyo, una utopía, en ción empírica de toda res publica22, abolirla como res ex-
el marco concreto ya coagulado del “gobierno mundial” tensa23, quiero decir physica y congruente con el cosmos.
que nos incluye drásticamente en “sus” planes geopolíti- O dicho de otro modo, la “Global Invasión” procura la
cos y planetarios, raciales, religiosos, supertecnocráticos? extinción del acto libre político (a escala nacional, inter-
¿No es la “aldea multirracial y multiesclavista” la imposi- nacional y planetaria). Pues la “gran aldea” multirracial
bilidad real de todo “movimiento” revolucionario de In- no es una polis, ni un estado y mucho menos un Impe-
dependencia, Justicia y Libertad? rium. Tampoco tolera el dominium como articulación hu-
Sin cultura humanística y política no podremos en todo mana telúrica según variables instalaciones espaciales, so-
caso afrontar los prolegómenos posibles de esta II Guerra, ciales y/o políticas, en el sentido estrictamente empírico
pues los planes mundialistas no están exentos de peripe- de una posesión trocada en cultura.
cias inesperadas. Y en este sentido, la ocasión de la guerra
puede ser imprevista. En Historia la decisión siempre 21
humana realización de la belleza histórico-política concreta, congruente con la
ocurre en márgenes desacostumbrados e innovadores. Dos de la tierra.
22
20
La tierra, concebida por los antiguos -por los estoicos y por Plinio especialmente- como en el vocabulario político moderno se traduce res publica por Estado político.
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una artista de cuya operación resultan piedras, gemas, etc. como manifiesta en la historia y el cosmos.

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Así pues la pérdida de la res publica, su destrucción es- generación que repudie la destrucción y la inmersión en
tratégica, como interioridad anímica y como res extensa, la revolución sexual, biológica, sodomita, impulsada por
quiero decir incorporada al nivel physico de la natura los amos del sexo y la pornografía y gratificada por el jet-
naturans23, esa extinción, crepúsculo y pérdida histórica set de los play-boys y clérigos apóstatas, anti-sociales, en
es el oculto sentido de la acción mundialista. cuanto defienden la contranatura, el mestizaje compulsi-
Nuestra guerra heráclica consiste en mantener, según el vo, la decadencia biotípica de la materia gris, la “raza in-
horizonte auroral y empírico, la res publica americana. ferior”, por subalimentación y drogas sin control. Estos
Parejas reflexiones corresponderían a la identidad lin- son términos absolutos tanto para el frente, que llamo
güística románica, hispánica, que nos entronca natural- por comodidad, del surrealismo sexual con el universo
mente con el Imperium. El “melting-pot” 24 linguístico yan- paranormal de la televisión, drogas y deportes hypertro-
qui es el modelo de la ruptura lingüística, rítmica y se- fiados; pero también términos absolutos para nuestro con-
mántica y por ende una puerta a la tiniebla del sensus y de trafuerte, considerado como el equilibrio heroico de las
la vida. energías divino-cósmicas y humanas en el acto de promo-
El surrealismo ha tenido en la promoción del mundia- ción de una cultura solar que combata ya sin demora la
lismo un significado de ruptura estética muy importan- aldea mundialista, la subaldea americana, dominadas por
te; sus efectos considerables han desviado las energías es- la informática de los talleres periodísticos y/o los “con-
pirituales por el ateísmo, la irreligión, el odio a la res pu- ductores” de opinión, impuesta por la sinarquía de los
blica; la caducidad del iluminismo racionalista a su vez se ocultos cenáculos altígrados. Ellos decidirán el rumbo de
potenció sustituido por un evolucionismo dialéctico des- las conciencias corruptas, nosotros la selección espiritual
enfrenado y antihyperbóreo. Se completó el trabajo que, o con la política empírica constructiva, o con la es-
práctico de los “talleres” luciferinos, y el desmontaje y re- pada fulminante de la guerra, liquida la global invasión
montaje subsecuente exhibieron la “revolución cultural”, del detritus y del barro, para decidir otros rumbos, ries-
la “revolución semántica” y la “revolución del sexo y la gosos es verdad, pero más limpios y más humanos.
violencia”.
América Románica ha sufrido por la coalición de estas 8
fuerzas un retroceso, saludado hoy con entusiasmo por Unas palabras requeriría el epíteto “étnica” –Defensa
los lobbies capitalistas y marxistas judeo-cristianos como étnica– por la confusión consolidada con la propaganda y
coyuntura de inflexión hacia una subaldea multirracial, la guerra semántica contra la claridad mental y conci-
que destruye para siempre la herencia, aquí y ahora, la piente, y con el peso de un odio del hombre por la cultu-
herencia de dos mil años. Y sobre todo la herencia próxi- ra. Pues si hay “poder del hombre sobre el hombre” hay
ma de cincuenta años de Peronismo, que articuló el hom- también, en consecuencia, “odio del hombre por el hom-
bre, la tierra, la Nación y la res publica tal como aquí la bre”. Es esto lo que cuadra distinguir con pericia, deslin-
consideramos. dando conceptos generales –de que usan y abusan los ilu-
Estos trasfondos deben ser considerados para entender ministas y su reduccionismo jesuita– y las concretas rea-
la geopolítica anglo-yanqui-vaticanista que presupone lidades physicas e históricas. En ellas la variable tiempo
culminar la fase destructiva, la emulsión racial y religiosa, opera de diverso modo, que no es oportuno analizar aquí.
la pobreza y confusión lingüísticas, la plétora de una ima- Es suficiente perfilar una diferencia entre el reduccionis-
gen videocrática, más profunda y más real según los gesto- mo, potenciado en tiranías nominalistas infecundas, y la
res del melting-pot que la natura sublime y el hombre physis omnigenética con la historia multiforme, pero que
limpio y misterioso. Nuestra Geopolítica, a la inversa, ha seguido un decurso no emulsivo o solvente, sino ana-
debe construir parámetros contrastantes, incluso en me- bático y espiritual.
dio de las ruinas, como en el caso concreto de Argentina, Una etnia no es una raza, no en el sentido biológico-
Bolivia y Perú. Avanzan las fuerzas oscuras, reordenando evolucionista, ni en el sentido nacional-socialista, ni en el
y restringiendo la conciencia racial, política y religiosa sentido de la historia positivista. En su base biológica sí
con consecuencias catastróficas para los próximos cincuenta hay una “raza”, una estirpe biológica, acompañada de un
años, no digamos nada en un siglo. Nuestra geopolítica destino histórico concreto. Dicho en forma más simple
supone salvar y rescatar lo que sugiere la semántica del ni raza equivale a etnia ni ésta a raza. Trascendiendo las
término complejo, e instalar los canales concretos de una razas biológicas, las etnias presuponen un principio espi-
23
La naturaleza como actividad creadora, cfr. nota 20. ritual multiplicador. Nosotros argentinos somos hasta
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mezcolanza caótica. ahora una etnia, en proceso de destrucción por la Global
El Pampero Americano 15
Invasión. Y ésta, como planificación geopolítica planeta- tianismo para retornar a un espacio de Tercera Posición
ria, incluye la destrucción de las etnias constituidas y/o internacional, fundada en estrictos parámetros geopolíti-
advenidas en un decurso histórico-espiritual. La disolu- cos americanos y en trasfondos teológicos que desalojen
ción del poder centralista soviético ha puesto al descu- la confusión de los lobbies judíos, pro-judíos y sionistas.
bierto en Europa el vigor de las etnias, y la respuesta si- Es necesario asimismo una severa recognición de la pseu-
nárquica es la guerra del bolsón yugoslavo. Pero ¿por qué? do cultura modernosa; un espíritu selectivo con libros,
Apliquemos estas someras nociones a nuestro caso. La espectáculos y mensaje, que baten los espacios de la “al-
etnia americana, argentina, ha tenido o había tenido des- dea mundialista”. En principio es mejor potenciar la me-
de 1930 a 1980 –para poner lindes claros– una anábasis moria del pasado lejano y/o próximo, indagar e interpre-
histórica que retoma su conciencia en la Revolución de 1943 tar los ciclos catastróficos, pues la geopolítica mundialis-
y luego en la obra estratégica de Juan Perón hasta su muerte. ta incluye por un tiempo al menos la reapertura de una
De forma sumaria pues hablemos de una etnia criolla- memoria empírica global, para inundar luego el mercado
argentina que en su identidad compleja y abierta es fe- con hermeneúticas confusas y contradictorias, sobre todo
cunda e imprevista. Este es un recurso biológico-históri- para los más jóvenes. Caso Alemania actual, en relación
co-espiritual que posibilita concentración y despliegue. con la gran Alemania nacional-socialista, que apenas duró
Es esto lo que ha destruido la Global Invasión. Nuestra 15 años. ¿Por qué?
Defensa es reencontrar su expresión y sus caminos más Me doy cuenta perfectamente que estos perfiles de con-
profundos que un síntoma folklórico, pues es un anima tra-acción geopolítica americana no son simples ni fáciles
genética, como el anima mundi de los estoicos. Es el ani- de cumplir. Pero es el margen que tenemos antes del hun-
ma argentinae, cuya muerte es una catástrofe de la tierra. dimiento de la Atlántida.
El mismo folklore podría invalidarla, caso A. Yupanqui. La reasunción de la II Guerra de la Independencia exige
Y con este pensamiento relaciono el tercer epíteto: De- reconocer y redimensionar el lapso de nuestros héroes
fensa telúrica que se impone hoy como el resultado alquí- heráclicos, y proceder a limpiar la conciencia histórica de
mico espiritual de un despertar por la cultura, étnico, lin- la drogadicción judeo-cristiana. Un solo camino tenemos:
güístico, estético. A eso nos encaminamos probablemente desplegar la guerra semántica, y preparar el conflicto de
en lo que he llamado siempre la II Guerra de la Indepen- la revolución nacional americana contra los déspotas del
dencia, ahora frente a la Global Invasión que nos inunda Norte (eje Washington-Londres-Roma) y contra los leni-
y nos esclaviza. Es un poder oscuro y trágico, diabólico, nistas del Este (Yeltsin, Gorbachev y caciques menores de
aqueróntico, de sombras ominosas y de presagios crueles Polonia, Checoslovaquia, Hungría, etc.). Para nosotros
por el sacrificio humano que comporta; contra este poder rioplatenses, refundar el Ejército Argentino en dos cuadros
deben reasumir los argentinos la lumbre, el ritmo apolí- estratégico-políticos: el Ejército del Norte, que llamare-
neo e hyperbóreo de anábasis solar; contra este poder de- mos Columna “San Martín”, y el Ejército del Sur, que
ben reservar la tierra y rehacer la cultura y el pensamien- llamaremos Columna “Juan Perón”.
to. Es ésta la tarea que nos hemos propuesto bajo el lema
Soberanía, Fidelidad y Virtud Heroica, como signos polí-
Dr. Carlos A. Disandro
ticos, éticos y estéticos de una Joven América. Debe ese La Plata - República Argentina - 17 de Octubre de 1992.
empeño recuperar su propio margen frente al judeo-cris-

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