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Este libro trata sobre la interacción entre el nacionalismo y

la política de la historia en la Argentina del sigló XX. Ambos


-:. conceptos, el de "nacioqalismo" y el de 1'política de la histo-
ria': son objeto de debate, pero el segundo es más sencillo de
definir. La mayoría de los historiadores coincidiría en afirmar
que el conociilliénto, incluido el conocimiento histórico, es un
medio fundamental ~n las luchas por el poder político. De alli
se sigue que, consciente o inconscientétnente, las interpreta-
ciones de la historia suelen producirs·e, difundirse, apropiarse ..... g·
y utilizarse para fines políticos. Con "política de la historia''
me refiero a las formas el} que se escr1be y moviliza la historia
con el objeto de afectar la distribución del poder polí~ico e~
...1 una sociedad. Desde luego,_las ideologías en cuyo nombre se
..... hace ello varían, pero como las narrativas, los mitos ylQS sím-
bolos históricos son la materia a p¡irtir de la cual se interpre-
tan las identidades nacionales, muchas políticas de la historia
se hallan integradás en los debates sobre qué constituyen los
rasgos esencial~s de un estado-nación determinado. Dicho de
otro modo, no toqá política de la historia es naóonalista, pe.ro ,
todos los nacionalismos profundizan en el pasado de la na-
ción como base de las reivindicaciones politi<JiS actuales.

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Michael Goebel

COLECCIÓ N HISTORIA ARGENTINA


La Argentina partida:
Director: Raúl O. Fradkin
Nacionalisinos y políticas
de la historia

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Goebel . t-.lichael
La Argentina p:irtida: nacionalismos )" políticas de la his1ori:i . - la
ed. - Buenos Aires: Prometeo Libros, 2013.
330 p. ; l 5x2 l cm.

Traducido por: rlo1iana Benediuo índice


ISBN 978-987-574-583--+

l. Historia Arge111 ina. l. BenecliLLO, Floriana, Lracl. ll. Titu lo


CDD 982
Prefacio y agradecimienLos .. ... ... ... .. .......... ... ... ..... .... ... .. ......... ......... ......... .... .. 9

Introducción ... .................................. ................. .. ... ... .................. ........... .. .. 11

Capítu lo 1
Los dos panteones de la Argentina: del milrismo al revisionismo ........... 37

Capítulo 2
Entre la cooptación y la oposición: el peronismo, el nacionalismo y la
políLica de la histo ria, 1943-1955 ... ..................... .. .. .......... ... ....... .... .... .. 87

Capítulo 3
Se pro fundiza la polarización : la proscripción del peronismo y su políLica
de la histo ria, 1955- 1966 .. ............. ......... ........ .............................. .. .... 139
Cuidado ele la edición: Magalí C. Álvarez Howlin
Corrección: Li liana Stengele Capítulo 4
Armado: María Victoria Ramírez El apogeo del revision ismo: el nacionalismo, la violencia política y la polí-
Director ele colección: Raúl O. Fraclkin tica de la historia, 1966-1976 ............................ .. ................................ 183
Esta traducción ele "Argentina's Partisan Past: Nationalism ancl the politics of
history" es publicada por acuerdo realizado con Liverpool University Press, CapíLulo 5
editor de la edición inglesa (2011). ¿Nuevas narralivas para una nueva era? Desplazamientos, decadencia y resur-
(c) Liverpool Universi ty Press.
gimiento de las construcciones nacionalisLas del pasado desde 1976 ......... 227
©De esta edición, Prometeo Libros, 2013
Pringles 52 l (Cll83AE1), Buenos Ai res, Argentina Conclusión ...... .... .. ....... ...... .... ........ ....... ....... ... .. .. ..... ...... ... ...... .... ...... ... .. ... 287
Tel. : (54- 11 ) 4862-6794 /Fax: (54- 11 ) 4864-3297
eclitorial@t rein tad iez .com Bibliografía ... .. .... ....... ...... ..... ........ ... ... .... ..... ... .. ........ .. ..... ...... ... ...... ... .. ... ... 305
www.p rometeoedit.orial.com
i
Hec ho el depósito que marca la Ley 11. 723
Prohibida su reproducción total o parcial
Derechos reservados
Prefacio y agradecimientos
El presen te estudio es una traducción al castellano de mi libro Argentina's
Parlisan Past: Nationalism and lhe Politics of Histo1y (Liverpool University
Press, 2011), el cual a su vez tiene su origen en mi tesis de doctorado en el
University College London (UCL). Ha transcunido un tiempo considerable
desde que escribí las primeras líneas de este trabajo y entretanto va1ios libros
y artículos sobre temas similares han visto la luz en la Argentina. Como
resaltó Mariano Plotkin en una reseña de la ve rsión inglesa, en el presente
se han reanimado (aún con mayor vigor) la mayoría de los debates histórico-
políticos analizados en estas páginas. Ni los nuevos trabajos académicos ni
los debates públicos actuales en la Argentina han recibido aquí la atención
que merecerían. Mi negligencia, si es que hay justificación, se debe a que
una vez vuelto al trabajo cotidiano de la universidad europea, me alejé de la
historia argentina para dedicarme a la historia ele otros temas y otros países.
Actualicé partes de la bibliografía cuando la mía me parecía más obviamente
anticuada, erradiqué algunos errores fácticos y cambié unas pocas formula-
ciones que me parecían engañosas, no obstante esta vez el grueso del trabajo
lo hizo mi traductora, Floriana Beneditto.
A pesar de que quizás el libro no esté suficientemente actualizado, estoy
convencido de que es un libro sumamente actual. Entre muchas otras ocasio-
nes, la fundación oficialista del llamado "Instituto Nacional de Revisionismo
Histó1ico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego", acompañada de una
visión característicamente conspirativa de la histo1ia argentina, demostró que
el nacionalismo que a través de mi investigación traté de comprender sigue
estando sorprendentemente a salvo. De hecho parece mucho más vivo que
en 2002, cuando empecé mi tesis de doctorado . Sin embargo, si pudiera
escribirla otra vez, sin duda hoy me plantearía muchas cuestiones de otro
modo. En la medida en que mi distancia del terna creció, mi paciencia con
aquellos escritos nacionalistas disminu jó, probablemente esto me hubiese
conducido a realizar juicios más severos sobre mis protagonistas principales.
Ante todo, prestaría mucha más atención a factores globales y transnacionales
y me interesaría más com parar el naci onalismo argentino con otros. A pesar
de lo dicho, releyendo el libro, esta vez en castellano, todavía me encuentro

9
Michael Goebel

de acuerdo con las líneas interpretativas centrales del trabajo. Y el resur-


gimiento reciente del revisionismo histórico nacionalista parece confirmar
que al menos el tema de mi investigación fue bien elegido.
Por último, me gusta1ía decir que el resultado final lejos está de ser
producto mío únicamente. Entre las muchas personas y entidades que me
ayudaron y me apoyaron durante la escritura de este libro quisiera resaltar
la contribución de mis dos directores de tesis, Nicola Miller y Chris Abel Introducción
(ambos profesores en UCL), sin cuya ayuda la obra no habría sido posib le.
De los historiadores argentinos que generosamente me ofrecieron su tiempo Este libro trata sobre la interacción entre el nacionalismo y la política de
para conversa r sobre mis ideas e inseguridades rreme a un tema y un país la historia en la Argentina del siglo xx. Ambos concep tos, el de "nacionalis-
cuya historia desconocía, merecen especial mención y agradecimiento Ale- mo" y el de "política ele la historia", son objeto de debate, pero el segundo
jandro Cattaruzza, Alejandro Eujanian y Luis Alberto Romero . Más allá ele es más sencillo ele definir. La mayoría de los hi storiadores coincidiría en
las becas que financiaron mi doctorado y el período posterior para transfor- afirmar que el conocimiento, incluido el conocimiento histórico , es un me-
marlo en libro, en el caso de esta traducción quiero resaltar la generosidad dio fundamental en las luchas por el poder político. 1 De allí se sigue que ,
de la Comisión Europea que me otorgó un Mari.e Curie Career lntegration consciente o inconscientemente, las interpretaciones de la hist01ia suelen
Grant, del cual provienen los fondos para esta traducción. Finalmente y producirse, difundirse, apropiarse y utilizarse para fines p olíticos. Con
ante todo, quisiera agradecerle a mi traductora Floriana Beneclitto, quien "política de la historia" me refiero a las formas en que se escnbe y moV1hza
durante medio año hizo un esfuerzo extraordinario por comprender las la historia con el objeto de afectar la distribución del poder político en una
largas, complicadas y a veces erróneas frases en inglés. Según mi limitada sociedad. Desde luego, las ideologías en cuyo nombre se hace ello varían,
capacidad de juzgar, logró producir un libro que es más bello y correcto pero como las narrativas, los mitos y los símbolos histó1icos son la materia
que el original. ¡Muchas gracias! Por fin, quisiera subrayar que los errores a partir de la cual se interpretan las identidades nacionales, muchas políticas
fácticos o las interpretaciones erróneas son responsabilidad mía. de la historia se hallan integradas en los debates sobre qué conslituyen los
rasgos esenciales de un estado-nación determinado. Dicho de otro modo,
París, agosto de 2012 no toda política ele la historia es nacionalista, pero todos los nacionalismos
profundizan en el pasado ele la nación como base de las reivindicaciones
políticas actuales . Eric Hobsbawm lo expresa así en la siguiente afirmación
muy citada y fácil de recordar:

[L]os historiadores somos al nacionalismo lo que los agricul tores de amapola


de PakisLán son a los heroinómanos: proveemos la mate1ia prima esencial para
el me rcado. Las naciones sin pasado son un conLrasenLido. Lo que hace a u na
nación es el pasado, lo que justifica a una nación frente a oL ras es el pasado , y
los historiadores somos quienes lo producimos.

Por lo tanto , la escritura de la historia se ha "mezclado con la política" y


se ha vuelto "un componente esencial cf'el nacionalismo".2
1 joan Wallach Scoll, Gcndcr and the polilics of hislo1y (Nueva York: Columb ia UniversiLy

Press , 1989), p. l.
2 Eric J. Hobsbawm, "Ethnicily and nationalism in Europe today", A111hropology Toe/ay,

vol. 8, Nº 1 (1992), pp. 3-8, p. 3.

10 11
p

Michael Goebel La Argent ina panida: nacionalismos y pollticas ele la historia

En el sen lido de que todos los nacionalismos contienen así una política periódicas de índole cultural y política. Sin embargo, para lograr una com-
de la historia, podría sostenerse que el subtítulo ele este estudio es casi una prensión más cabal de las motivaciones y consecuencias de sus discursos y
tautología. Si bien en este libro me centro en la política de la historia, lo hago de la relación cambiante entre ellos, el análisis ele los textos se corresponderá
a modo ele ejemplo, con miras a aprender algo acerca del nacionalismo. En con un examen ele fuentes que hagan inteligible su ubicación dentro de
consecuencia, es principalmente esa política ele la historia la que p lantea las instituciones políticas, intelectuales y culturales. Por lo tanto, recurrí a
en forma explícita una idea ele lo nacional que me resulta ele in terés . Desde artículos de periódicos, antecedentes penales sobre las actividades de gru-
luego, los relatos nacionalistas ele la historia pueden adoptar distintas fom1as. pos nacionalistas opositores, documentación ele instituciones educativas y
Como observó notablemente el pensador conservador francés Ernest Renan culturales y correspondencia diplomática del Ministerio de Asuntos Exte-
en 1882, los intentos ele fo1jar una identidad nacional cohesiva y de sojuzgar riores del Reino Unido, que, dados los agravios de1ivados de las relaciones
las otras visiones mediante los usos ele la historia requieren con frecuencia históricas estrechas pero asimétricas entre Gran Bretaña y la Argentina, ha
olvidar los episodios de lucha pasados que enfrentaron a antagonistas a resultado un agregado útil a las fuentes nacionales. Por último, realicé siete
quienes ahora se les pide que se reconozcan como hermanos. 3 Por otra par- entrevistas a escritores, editores y activistas polític.os que participaron en
te, los mismos sucesos y personajes históricos pueden citarse en pos ele un la producción y di fusión de interpretaciones de la historia manifiestamente
programa contrahegemónico, también fundaclo en un argumento sobre lo nacionalistas.
que constituye la esencia de la identidad nacional, que procura desestabillzar Desde luego, los debates sobre lo que significaba ser argentino y sobre
las opiniones dominantes. Esta obra es un análisis de la compleja interac- cuáles debían ser las inferen cias políticas a partir de este conocimiento
ción de esas dos tendencias en la Argentina del siglo xx. Aunque se trata del surgieron antes del siglo xx. Cabría esperar que el tema de la identidad na-
estudio de un único caso, mi propósito último es abrir sus conclusiones a cional sea especialmente apremiante en una sociedad inmigrante como la
cuestiones teóricas más generales sobre la naturaleza del nacionalismo y las argentina, cuya composició n obstacu liza las distinciones respecto ele otras
razones de su perdurabilidad como fenómeno que configura la cultura y la comunidades por motivos de orden étnico, culLUral o lingüístico. Un chiste
política contemporáneas. frecuente es que los mexicanos descendieron de los aztecas y los peruanos
Con ese fin , me ocupo fundamentalmente de las formas en que los inte- ele los incas, mientras que los argentinos descendieron ele los barcos. De
lectuales así como los actores políticos en sentido más estricto y el Estado han hecho, hay muy pocos lugares en la histo1ia mundial que, en relación con
producido y utilizado interpretaciones de la iclerniclacl nacional fomentando el tamaii.o ele la población preexistente, hayan recibido tantos inmigrantes
cooptando o reprimiendo narrativas histó1icas. Se hará especial hincapié e~ corno la Argentina entre 1870 y 1930. Ubicado en los márgenes del imperio
la interacción entre dos versiones de la historia argentina: en primer lugar, español , el territorio del Virreinato del Río ele la Plata estaba poco pobla-
un relato nacionalista opositor autodenominado "revisionismo histórico" do y, comparada con el esplendor de la ciudad de México o ele Lima, su
' capital, Buenos Aires, había sido un deslucido fortín periférico de menor
que p1imero surgió como parte del pensamiento autoritario y antilibera l del
período ele entreguerras pero luego fue apropiado por los grupos peronistas importancia antes de la Revolución de Mayo de 1810 y de la Declaración
ele izquierda y los movimientos ele "liberación nacional"; en segundo lugar, de la Independencia, en 1816. No es de extraii.ar que, durante el resto del
lo que los revisionistas apodaron de historia "o ficia l" o "liberal", es decir, las siglo x1x, en los debates políticos prevaleciera la cuestión ele cómo forjar
interpretaciones de la historia (y, por ende, la identidad) nacional promovidas "una nación para el desierto argentino", como reza el título ele un ensayo
desde el Estado. Si bien un análisis tan amplio se basa necesariamente en de Tulio Halperín Donghi. 4
más de un corpus de fuentes primarias, me centraré en primer lugar en los A vuelo de pájaro , el siglo posterior a la independencia puede resumirse
escriLOs y las declaraciones públicas ele intelectuales y políticos acerca de la como el auge del modelo de desarrollo liberal , que fue objeto ele ataque a
historia y su supuesto significado para la cuestión ele la identidad nacional, partir de la década ele 1910. Al corni€'f1zo , como en muchos otros países
que se hallan en libros publicados así como en numerosas publicaciones hispanoamericanos, la independencia al-gen tina solucionó menos problemas
de lo que h ubiera esperado su libertador, José ele San Martín. Las cuatro
3
Ernest Renan, "Whnt is a naLion?", rei mpreso en: Omar Dahbour y Micheli ne R. Jshay
(comps.), Thc Nalionalism Reader (Amhe rst, Nueva York: HumaniLy Books, 1999), pp. 4
Tulio Halperin Donghi, Una nación para el desierto argentino (Buenos Aires: Centro editor
143-159, aqulp. 145. de Arné1ica Latina, 2004).

12 13
Michael Goebel La Argentina partida: naci onalismos y políticas ele la historia

décadas posteriores a 1810 se caracterizaron por conflictos armados inter- el céleb re dictamen de SarmienLo de 1845 (que íue alabado o denosLado
nos y la política ele esa época estuvo dominada por caudillos patriarcales, según el punLo de vista), la población necesitaba que la guiaran para poder
figuras militares fuertes que gobernaban mediante métodos clientelistas y sortear el dilema entre "civilización y barbarie".6 La solución dual ele esta
~ menudo convocaban un gran apoyo popular. Solo después de que el más disyuntiva que propuso la Generación de 1837 consisLía en importar una
importante ele ellos, j uan Manuel de Rosas (gobernad or de la provincia más nación a través de la inmigración ele europeos "civil izados" y en consLruir
poderosa de la Argentina, Buenos Aires, durante los períodos 1829-1832 un aparato educativo para errad icar la "barbarie" residual. Dada la escasa
5
y 1835-1852), fuera derrotado en la batalla de Caseros se p lantearon con densidad social que sostenía este proyecto ele construcción de una nación, el
seriedad los interrogantes ele cómo organizar un estado-nación y cómo Estado siguió siendo un instrumento crucial para poner en práctica el ideal
dotarlo de una identidad nacional cohesiva . A partir de la década de 1850 de una nación argentin a "liberal". Y, a medida que buscaban inculcar una
la tarea de consLruir una nación quedó en manos de una nueva generación serie de valores cívicos, la historia - en calidad ele conjunto canonizado de
de líderes, llamada la Generación de 1837, muchos ele los cuales hab ían acontecimientos y héroes- comenzó a verse como un medio indispensable
esLaclo exiliados durante el régi men de Rosas. Escritores estadistas como para conferirle una identidad común.
Bartolorné Mitre o Domingo Faustino Sarmienlo argumentaban que Rosas Si bien en Lodo momento hubo voces disidentes, el consenso con respecto
era el paradigma del aLraso de la barbarie y que el caudillismo debía erra- a esta interpretación del liberalismo centrada en el Estado se mantuvo relati-
dicarse de la política argentina para dar cabida a un proyecto ilustrado de vamenLe firme durante varias décadas. Desde el punto de vista ele una elite
progreso y civilización inspirado en los avances de las naciones europeas y todavía limitada, parecía haber pocas alternativas convincentes frente a las
ele los EsLados Unidos. ideas dominantes y, en todo caso, los beneficios que prometían arrojar, en
Las ideas de la Generación de 1837 se relacionan en general con el término particular los materiales, eran harto satisfactorios para impedir un cuestio-
"liberalismo", pues sus pensadores se basaban en ciertas ideas liberales enton- namiento radical. De hecho, las perspectivas fueron buenas durante algunas
ces en boga en Europa (sobre todo en Francia) y en América del Norte. Desde décadas. Los terratenientes acumularon riquezas legendarias y la expresión
la perspectiva presente , el término no es completamente erróneo, aunque parisina riche comme un argentin envalentonó la aspiración de Buenos Aires
en algunos aspectos resulta engafloso. Por cierto, habia una profundísima de convertirse en la réplica en el hemisferio sur de la capital del siglo x1x.
brecha entre los encumbrados ideales y las prácLicas permanentes de exclu - Cien aüos después de la Revolución de Mayo, para muchos observadores la
sión política y social. Los pensadores y posteriores líderes de la Generación Argentina aún parecía una asombrosa historia triunfal, una tierra promisoria
argentina de 1837, de manera similar a los docLrinari os franceses solían que se había ganado un lugar entre las grandes, ricas y poderosas naciones
creer que las formas insti Lucionales del Estado debían inspirarse en lo~ rasgos del mundo . Había quienes ya abrigaban dudas por lo bajo y, sobre todo
esenciales del pueblo. Pero, al observar la "nación" argentina, comprobaron desde 1900, los efectos de la inmigración masiva y la búsqueda de la clase
que aún no exis tía o, al menos , no del modo en que ellos hubieran querido. media de participar en el proceso político comenzaron a verse como una
Pensadores corno Sarmiento quizás podían visualizar un Estado bien deli- amenaza a los ojos de algunos miembros de la elite. Con todo, solo durante
neado, pero no encontraban la nación a partir de la cual consLruirlo. Por lo la Depresión mundial se desmoronó para siempre la confianza hasta entonces
Lanto , el liberalismo del siglo x1x en la Argentina con frecuencia Lerminaba inquebrantable en el progreso perpetuo de la Argentina. Después de 1930,
limitando las libertades políLicas, aunque no tanto las civiles y económicas, y la mayoría ele los argentinos se convencieron de que el ideal decimonónico
finalmente le daba prioridad al Estado: el orden político no se concebía como de erigir una Europa ele ultramar no se materializaría nunca, y a partir de
ámbito ?ªra la libre expresión de una sociedad compuesta por ciudadanos entonces el estado-nación argentino se ha visto funclamemalmente como un
libres, smo más bien como un instrumento para la creación de una sociedad formidable fracaso. A medida que se deshizo el consenso liberal comenzaron
desde arriba. A los ojos eliListas de los esLadistas "liberales", el apoyo masivo Jª
a multiplicarse las explicaciones sobre causa de ese fracaso .
a los caudillos. era un indicio de lo poco confiable que resultaba un vulgo Después de 1930, el abismo en tre el mito del progreso continuo de la
amorfo d1semmaclo por el infinito terrilorio del interior. De acuerdo con Argentina y la realidad que se observaba en el país siguió profundizándose
5
La obra clásica sobre Rosas en inglés es john Lynch , Argcnlinc dictalor: juan Manuel de 6
Domingo Faustino Sarmiento, Fawndo: civilización y barbarie (Madrid: Cátedra,
Rosas 1829-1852 (Oxford : C larendon, 1981). 1990).

14 15
Michael Goebel La Argentina partida: nacionalismos y políticas ele la historia

mientras las circunsLancias alimentaban el Lemor de que la edad dorada la idemidad nacionales que había fomentado. Al principio argumentaron
se había esfumado para siempre con pruebas cada vez más contundentes. fundamentalmenLe desde una perspecLiva autoritaria y elitisLa pero luego ,
Los problemas económi cos causados por la Depresión mundial iban de la en particular tras la integración de la clase obrera a la vida política nacional
mano de lo esquivo que resultaba un orden político viable. Frente al poder por parte de Perón, surgió una corriente ele izquierda que proclamaba la
en decadencia de las clases dirigentes y al surgimiento de la clase media y necesidad de la "liberación nacional''. Sin perjuicio de la heterogeneidad de
más Larde de la popular, las fragmentadas elites de la Argentina demostraron esa coniente y de su naturaleza cambiante con el tiempo, el revisionismo fue
una absoluta incapacidad para diseñar un marco legítimo para la ex'µresión Lanto el síntoma como el promotor de una dicotomía semántica duradera
política de intereses grupales, lo que d io por resultado una inestabilidad emre "liberalismo" y "nacionalismo". Los principales argumentos de los
política endémica, que encontró su salida de escape en reiterados golpes revisionistas p ueden resumirse del siguiente modo: la nación "verdadera"
militares. A fa lta de una fuerte tradición de conservadurismo, el experimento se encontraba en el ime rior incom aminado del país, donde las tradiciones
populista encabezado por el presidente juan Domingo Perón (1946-1955) hispana y católica se habían fundido en una identidad criolla encarnada en
durante un tiem po logró convencer a porciones de la elite de que cooptar a el arquetipo del gaucho y sus milicias, llamadas montoneras. Sin embargo,
la clase obrera desde el Estado era la mejor garantía del orden social. Pero la durante la segunda mitad del siglo x1x, con la llegada de inmigrantes euro-
evocación peronista de una comunidad nacional armoniosa resultó falaz a la peos, una conspiración entre el imperialismo británico, la "oligarquía" y la
luz del agotamiento de las reservas monetarias desde la década de 1950 en clase cuila de Buenos Aires había subyugado la conciencia nacional de la
adelante, por lo cual su régimen fue finalmente derrocado por una alianza Argen tina. El "liberalismo" era una ideología foránea que habían importado
entre la Iglesia católica y partes de las fuerzas armadas. Los intentos que pensadores desleales como Sarmiemo y Mitre a fin de facilitar la degradación
siguieron de excluir al peronismo de la política resultaron ser aún menos de la Argentina. EsLas ideas foráneas habían generado un armazón vacío de
capaces de generar una solución satisfactoria a los aprietos en que se veía instituciones estatales que nada tenían que ver con la esencia cultural de la
el sistema político. Cuando en 1973 Perón volvió al poder, lo hizo en un nación. Los traidores esgrimían una hist01ia falsificada-denominada "liberal"
clima de intensa polarización y una espiral de violencia política que, dos u "oficial", en forma intercambiable- corno su arma ideológica más eficiente
aiios después de su fallecimiento, ocurrido en 1974, cu lminó en otro golpe para prolongar el ignominioso envilecimiento de la Argentina. Lo más ver-
militar. Los líderes ele la dictadura que sobrevino se fijaron el objetivo de gonzoso, en opinión de los revisionistas, era que la nación honraba en un
erradicar de una buena vez lo que llamaban la "subversión", para lo cual panteón de héroes a los responsab les de su oprobio. Así surgió la urgente
torturaron y asesinaron a miles de personas en una "guerra sucia''. Frente necesidad de reemplazar a figuras como Sarmiento o Mitre por aquellas que
al contexto de una mala administración económica y una creciente brecha personificaban auténticas costumbres populares y que se habían opuesto
social, los militares luego se embarcaron en una catastrófica guerra conven- heroicamente a la penetración extranjera, a saber, los caudillos como Rosas.
cional contra Gran Bretaña para recuperar las Islas Malvinas, en 1982. La En cuanto a las luchas análogas de la actualidad, el nuevo panteón inspira1ia
derrota en el Atlántico Sur desprestigió todavía más a las fuerzas armadas al pueblo a liberar a la Argentina de las cadenas de las potencias extranjeras.
corno institución y contribuyó al restablecimiento de la democracia al ali.o En resumen, los revisionisLas se lanzaron a revisar las ideas relacionadas con
siguiente. En suma, las cinco décadas anteriores a 1983 se caracterizaron el proyecto decimonónico de construir una nación liberal.
por una prolongada crisis de la democracia liberal, acompaliada de la bús- Quizá debido a que la narrativa básica de los revisionistas resultaba
queda desesperada de explicaciones de lo que se consideraba un estado insípida y repetiliva, los histo1iadores intelectuales, atraídos por ideas que
lamentable del país. consideran inspiradoras o indebidameme ignoradas, han prestado escasa
Entre la década de 1930 y la de 1980, un coro cada vez mayor (que en atención al discurso revisionista y a su utilidad práctica. Freme a los enormes
las décadas de 1980 y 1990 se desvaneció y en años recientes regresó) de éxüos de venta de algunos autores rtvisionistas - como Manuel Gálvez o
escriLores y activistas políticos que , entre otros, se autodefinieron como Arturo jauretche, cuya fama en la Argentina igualó la de célebres esc1itores
"revisionistas históricos" afirmaron tener la respuesta al interrogante so- como jorge Luis Borges-, la falta de eswdios académicos en idioma inglés
bre la causa del malestar de la Argentina: el "liberalismo" de inspiración sobre sus ob ras no deja de sorprender y merece repararse. Sin duda, al
"foránea" de la Generación de 1837 y la interpretación de la historia y de examinar la interacción de las interpreLaciones revisionistas de la identidad

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Michael Goebe l La Argentina partida: nacionalismos y políticas de la historia

y la historia nacionales con aquellas fomentadas por el Estado, este estudio lo tanto, lo que diferencia a esta obra de los estudios académicos existentes
no aborda un terreno totalmente inexplorado, en especial con relación a la no es tanto que halla un nuevo objeto o que refuta lo escrito hasta ahora,
primera mitad del siglo xx . Para comenzar, hay una monografía de Diana sino que traslada el énfasis de los debates sobre los orígenes y el contenido
Quattrocchi-Woisson que trata sobre el surgimiento de un culto en torno del revisionismo hacia cuestiones relativas a su naturaleza cambiante y sus
a la figura de Rosas y las formas en que se lo empleó para fines políticos usos políticos en un período posterior, con lo cual el análisis queda abierto
hasta 1955 , que acertadamente caracteriza a la corriente revisionista corno para arribar a una mejor comprensión del nacionalismo en la Argentina del
"contrahistoria". 7 Asimismo , hay varios artículos o breves tratamien tos siglo xx.
al pasar que han contemplado el revisionismo desde la perspectiva de la Sin embargo, esla curiosidad más general supone abrir la caja de Pandara.
historia de la historiogra fía, con especial atención también a las décadas de Como lo confirma el estudio más superficial de la historiografía existente,
1930 y 1940.8 Existen desacuerdos menores dentro ele esta bibliografía, por el nacionalismo en la Argentina no ha sido un fenómeno menos abigarrado
ejemplo acerca de hasta qué pun to, antes de 1955, los dos movimientos que en cualquier otra parte, y de inmediato desencadena el desorden ante
polí.ticos más importantes de la Argentina en el siglo xx, el radicalismo y el cualquier intento de lograr una definición inequívoca . Para dar solo algu-
peronismo, subscribían la ve rsión revisionista.9 Pero estos temas resultan en nos de los muchos ejemplos posibles a partir de la bibliografía académica
mayor medida de u na importancia acumulativa para mi propósito, por lo relacionada con el nacionalismo, hay estudios sobre "la invención de la
cual pueden relegarse a los capítulos individuales de este libro. El tema más Argentina" a través ele los textos de los principales escritores estadistas del
general es que esos estudios, escritos casi exclusivamente por historiadores siglo x1x: en especial sobre Sarmiento en calidad de "autor de una nación";
argentinos para un público argentino familiarizado con las polémicas auto- sobre reacciones nativistas ante la inmigración masiva; sobre el antisemitis-
rreferenciales sobre historia nacional, se han esforzado poco por vincular la mo ; sob re los esfuerzos de una generación de intelectuales de alrededor de
his toria del revisionismo con debates más amplios sobre el nacionalismo. Por 1910 por definir los at1ibutos culturales asociados con la argentinidad: sobre
la relación entre los recursos naturales, en especial el petróleo, y el nacio-
7 Diana Quallrocchi-Woisson, Un nalionalisme de déracinés: l'A rgenline, pays malade de sa nalismo económico; sobre los modos en que la educació n y la propaganda,
mémoire (París y Toulouse : CNRS, 1992).
especialmente durante el gobierno ele Perón, se emplearon para forjar ciertas
8 Tulio Halperín Donghi, El revisionismo histórico argentino (Buenos Aires y Ciudad de

México: Siglo XXI, 1971); Tu lio Halpe rín Donghi, "El revisionismo hisLórico como_visión
versiones de la identidad nacional; y, por último, sobre el nacionalismo en
decadentisLa ele la hisLoria nacional", Alternativas Qun io de 1984), pp. 72-93; Ale3anclro relación con el tema ele las Malvinas. 10 Además, hay vatios estudios acerca
Cauaruzza, "Algunas reflexio nes sobre el revisionismo histórico", en: Fernando]. Devoto de la ideología y la política del "movi miento nacionalista", corriente política
(co mp. ), La historiografía argentina en el siglo x.x, 2 tomos (Buenos Aires: CEAL, 1993), de derecha que surgió en la década de 1930 y dio origen al revisi onismo.
tom o 1, pp. 113-139; Maiistella Svampa, El dilema argentino: civilización o barbane: de
Sarmiento al revisionismo peronista (Buenos Aires: El Cielo por Asalto, 1994), pp. 171- A menudo denominado en inglés mediante el término castellano "nacio-
189 y pp. 269-281; Michael Riekenberg, "Zum politischen Geb rauch der Geschic? te nalismo" para diferenciarlo del nacionalismo en un sentido más amplio,
in Argentinien uncl Guatemala (1810-1955)" en: Michael Riekenberg (comp.), Polrtik fue considerado por algunos autores como un caso ele fascismo, por otros
und Geschichte in Argentinien und Guatemala (19.120. jahrlwndert) (Fráncfort del Meno: 10
Nicolas Shumway, Thc invcntio11 of Argentina (Berkeley: University of California Press,
Diesterweg, 1994), pp. 118-130; José Carlos Chiaramonte, "En torno a los orígenes
1991); Tulio Hal perín Donghi (com p.), Sarmienlo: author of a nation (Berkeley y Lon-
del revisionismo histórico", en: Ana Frega y Ariadna lslas (comps.), Nuevas miradas en
dres: Unive rsity of California Press, 1994); Car\ Solbe rg, Immigralion and nalionalism:
lomo al artiguismo (Momevicleo: Universidad ele la República, 200 1), pp. 29-61; Daniel
A1gcntina and Chile, 1890-191-+ (Austin: University of Texas Press, 1970) y Lilia Ana
Campione, Argentina: la esc1itura de su historia (Buenos Aires: Centro Cultural de la Coo-
Benon i, Pat1iotas, cosmopolitas y nacionalistas: la conslnicció11 de la nacionalidcrcl argentina
peración, 2002) , pp. 84-90; Alejandro Cattaruzza, "El revisionismo: itinerarios ele cuatro
a fines del siglo xix (Buenos Aires: Fondo ele Cultura Económica, 200 l ); Daniel Lvov ich,
décadas", en: Alejandro Cauaruzza y Alejandro Eujanian, Políticas de la histolia: Argentma
Nacionalismo y antisemitismo en la Argen tin a (Barcelo na : Javier Vergara, 2003) ; Fernando
1860-1960 (Buenos Aires: Alianza, 2003) , pp. 143-182; los artícu los correspondientes en
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(Stanforcl: Stanford Un iversi ty Press, l 979); Mariano Plotkin, Mafrana es San Pcrón: A
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wllt1ral histo1y of Perón's Argentina (Wi lmington: SR Books, 2003) y Mónica Esti Rein,
9Simplificando la cuestión , Quattrocchi-Woisson, Un nationalisme sostiene que lo h acían Polilics and cducation in Argentina 1946-1962, traducción de Martha Grenzeback (Am1onk
en una medida considerable, mientras que la mayoría ele los otros autores se muestran y Londres: M. E. Sharpe, 1998); Vice me Palermo, Sal en las heridas: las Malvinas en la
más escépticos. cultura argentina conlcmporá11ea (Buenos Aires: Sudamericana, 2007).

18 19
Michael Goebel La Argentina partida: nacionalismos y políticas ele la historia

como una corriente ele pensamiento católico opuesta a la Ilustración. 11 Si- (1916-1922 y 1928-1 930) como de Perón, así como también el hecho de
guiendo esta terminología, el presente estudio distingue entre nacionalismo que "fascistas y comunistas del Tercer Mundo [sin especificar] llegarían a ser
o nacionalistas (en cursiva de aquí en adelante, pues se refiere al movimiento los nuevos paternalistas"Y Con ayuda de los estudios de Rock y Shumway,
nacionalista de derecha que surgió en la década de 1930) y el nacionalismo Oiane Taylor dedujo que "muchos de los mitos y males que asociamos con la
como discurso más general, adoptado también en otros ámbitos más allá Guerra Sucia pueden identificarse ya en el siglo x1x", por ejemplo los "valores
del propio movimiento nacionalista (el nacionalismo). católicos ejemplificados en las Cruzadas, la Inquisición y la Contrarreforma;
Hay tres ámbitos en los cuales los estudios académicos existentes podrían [... ] Ja desconfianza para con los extranjeros; [ ... ] la inclinación a recurrir
orienta rse hacia otro rumbo. En primer lugar, sobre todo la bibliografía aca- a la violencia"H
démica en idioma inglés acerca del movimiento nacionalista y, en el caso de Prácticamente todo en la historia argentina se ha interpretado en el marco
Shumway, acerca ele debates de mayor alcance sobre la identidad nacional de una escena ele autorita rismo firme e inmutable. Así, en una reseña ele
en la Argentina padece un esquematismo unidireccional que, ele manera un libro sobre la prostitución en Buenos Aires publicada en la American
análoga al revisionismo , observa la historia argentina a través del prisma Histo1ical Review, Marifran Carlson cita el esllldio de Shumway como prue-
ele la decadencia, con la salvedad de que esta bibliografía no responsabiliza ba ele que los debates sobre la atención médica de las prostitutas eran en
del ocaso al "liberalismo" sino al "nacionalismo" y al "autoritarismo" (que realidad un ejemplo de "los siniestros argumentos que siempre esgrimieron
en ocasiones se usan casi de manera intercambiable). Procurando explicar las poderosas clases d irigentes de la Argentina para justificar la represión
los golpes militares y las violaciones de los derechos humanos de la década de grupos que en forma directa o presunta ponen en jaque los controles
de i970 en sus escritos los historiadores han buscado con frecuencia los
l
sociales que se les imponen", pues, al fin y al cabo , "los argentinos tienen
"orígenes ideológicos" ele estos males, 12 que hallaron en una cultura polí- una larga trayecto1ia de recurrir a soluciones autoritarias ante problemas
tica de larga data descrita como particularmente autoritaria, militarista u sociales y políticos". 15 Esta especie de historiografía favorece la narración de
opuesta al consenso. En esos trabajos, las ideas se traducen sin esfuerzo en la historia argentina a partir de lugares comunes tornados de la antiquísima
prácticas, a veces con un retraso tan prolongado entre idea y ejecución que leyenda negra según la cual la cultura católica de los conquistadores españoles
resulta improbable. Para Shumway, por ejemplo, las "ficciones orientadoras" condenó al país a un eterno autoritarismo, violencia y ocaso, en implícito
inherentes a los últimos escritos del pensador ele principios del siglo x1x contraste con la historia de América del Norte, de progreso imparable bajo
Mariano Moreno (según Shumway, "una figura alarmantemente autoritaria, la égida de la democracia liberal. De manera similar a otros ejemplos del
qu e evocaba a Maquiavelo, al inquisidor general y a los jacobinos franceses") género de poscatástrofe, a este tipo de trabajos solo le interesa la cuestión
ya predecían el populismo tanto del presidente radical Hipólito Yrigoyen de "lo que falló". Con demasiada frecuencia, la respuesta se encuentra en
11 Respecto de la primera interpretación, véase Alberto Spektorowski, The oligins of
argumentos derivados de estereotipos sobre la identidad nacional que se
Argentinas revolulion of the right (Notre Dame, Indiana: Notre Dame University Press, 2003) originan en el propio discurso nacionalista. Más que desenmascarar mitos
y Federico FinchelsLein, Transatlantic fascism: ideology, violence, and the sacrcd in Argentina y lugares comunes, esta historiografía los reproduce bajo la apariencia de
and Ita/y, 1919-1945 (Durham, Carolina del Norte: Duke Uni versity Press, 2010); respecto terminologia ele moda, creyéndose la idea de una dicotomía irreconciliable
de la segunda, David Rock, Authorilarian Argentina: the Nationalist movement -its history
entre "liberalismo" y "nacionalismo", aun cuando en definitiva invierte la
ancl ils impact (Berkeley: University of California Press, 1993). En inglés véase también
Sandra McGee Deutsch y Ronald Dolkan (comps.), The Argentine right: its history and valoración positiva que el discurso nacionalista le atribuyó a una identidad
inlellcctual origins, 1910 to the present (WilmingLon: SR Books, 1993), y respecto de los esencializada. 16
orígenes del movimiemo en una perspecLiva comparada, Sandra McGee Deutsch, Las 11
Shumway, The invcntion, p. 28 (Maquiave lo, etc.), p. 40 (Yrigoyen) y p. 46 (los oLros
Derechas: the extreme righl in Argentina, Brazi/, ancl Chile, 1890-1939 (Stanford: SLanford
Lres).
University Press, 1999). Las obras clásicas sobre el tema en español son Marys_a Navarro
Gerassi, Los nacionalistas (Buenos Aires: jorge Álvarez, 1968), Enrique Zuleta Alvarez, El 1-1 Diane Taylor, Disappearing acts: spectaclcs ojgenclcr and nationalism in Argentinas "Dirty

nacionalismo argentino, 2 tomos (Buenos Aires: La Baslilla, 1975) y Cristián Buchrucker, Wa r" (Durham , Carolina del Norre, y Lo ndres: Duke Universi ty Press, 1997), p. 37.
Nacionalismo y pcronismo: la Argentina en la crisis ideológica mundial (192 7-1955) (Buenos 15
Marifran Carlson, reseña de Donna Guy, Scx and dangcr in Buenos Aires: prostiltltion,
Aires: Sudame1icana, 1987). Jamily, and nation in Argentina (Lincoln: U niversity of Nebraska Press, 1991), American
11 Alberto SpekLorowski, "The ideological origins oí 1ight and left nationalism in Argentina, Historical Review, vol. 98, Nº 3 (1993), pp. 986-987.
1930-43", j ourna/ of Contempora1y Histor y, vol. 29, Nº l (1994), pp. 155-184. 1
" Otro ejemplo al respecto es Colín MacLachlan, Argentina: what went wrong? (Nueva

20 21
>
Michael Goebel La Argenti na partida: nacionalismos y po lí ticas ele la historia

Si no se explicita el patrón según el cual juzgamos el supuesto autoritaris- En primer lugar, la influencia de la lglesia católica en la Argentina nunca
mo de la Argentina , ele nada nos servirá corno explicación de la decadencia igualó la ejercida en la mayoría de los otros países latinoamericanos. Asi-
económica, la violencia política, los golpes militares y las violaciones de mismo, los primeros intentos de construir un estado-nación en la década
los derechos humanos. Si el punto de referencia son los Estados Unidos, de 1820 estuvieron imbuidos de un fuerte anticlericalismo, personificado
las afirmaciones de que los argentinos eran menos liberales, más religiosos, en el líder liberal Bernardino Rivadavia. A diferencia del vecino país Chile,
"desconfiados" de los extranjeros y propensos a la violencia deben tomar- en la Argentina nunca surgió un potente contrapeso conservador frente
se con pinzas. Si la historia argentina se mide con la vara de otros países a este "liberalismo" fundacional. Por cierto, el tipo de "liberalismo" de la
latinoarneri.canos, ni las Cruzadas ni la Inquisición sirven para explicar el Argentina puede haber tenido todo tipo de defectos, pero ¿acaso no suce-
mayor grado de violencia perpetrado por la dictadura argentina a partir de dió lo mismo en Inglaterra, Alemania o Francia7 En todo caso, en lugar de
1976 en comparación con su par brasileña. Paradójicamente, e21..isten bue- presentar una teleología que explique el (supuesto) fracaso de la Argentina
n os motivos para calificar a la Argentin a, corno lo hace Halperín Donghi, señalando una (su puesta) falta perpetua de tolerancia y pluralismo, el reto
de "país que nació liberal".17 Por ejemplo, en cuanto a derechos electorales, de un estudio sobre el nacionalismo en la Argentina debería ser comprender
la legislación argentina fue notablemente más inclusiva que la de la mayo- las paradojas, las interacciones y las transformaciones de distintas corrientes
ría de las otras repúblicas hispanoamericanas, por no hablar de los países de ideas. El relato que surge de semejante intento es más desordenado que
europeos. En la provincia más importante, Buenos Aires, una ley de 1821 las historias que examinan solo ideas corno potencial factor explicativo de
autorizó el su fragio universal masculino sin restricciones en cuanto a alfa- la decadencia del país.
~etismo, ingresos, propiedades u origen étnico. Esto se extendió a todo el El segundo problema (emparentado con el anterior) de la bibliografía
tenitorio nacional mediante la Constitución de 1853 , en parte elaborada existente sobre el nacionalismo en la Argentina es que tiende a exagerar
a partir del modelo estadounidense. Si bien no siempre se lo respetó y en la importancia de las singularidades. 20 Si bien mi objetivo principal no es
repetidas ocasiones fue modificado, este documento sigue siendo la base del comparar a la Argentina con otros países ni rastrear los vínculos transna-
texto constitucional actual. 18 A partir de entonces jamás se impuso n inguna cionales que sirvieron de sostén al nacionalismo, corresponde no obstante
restricción electoral form al, aunque se introdujeron algunas nimiedades decir algo sobre estos temas. Los estudios sobre el nacionalismo corren el
de procedimiento con la llamada Ley Sáen z Peña de 1912, mientras que el riesgo de creerse el discurso que se proponen analizar, porque es sumamente
sufragio femenino no fue instaurado hasta 194 7, bajo el régimen peronista, autorreferencial en su énfasis de las idi.osincrasias nacionales. Desde luego, el
nacionalismo argentin o tuvo sus singularidades, pero además hubo muchas
que, paradójicamente, en muchos sentidos difícilmente pueda calificarse de
similitudes y conexiones con el nacionalismo de otras partes. En el contexto
"liberal". Como si sus razones y consecuencias fueran evidentes, el estudio
latinoamericano del período de entreguerras , la Argentina suele considerarse
de Rock menciona de pasada "la tendencia política dominante liberal y, por
un caso en el cual el nacionalismo autoritario gozó de especial importancia,
lo tanto, antinacionalista" de la Argentina, para luego dar a entender en su
y más tarde configuró en una medida excesiva el nacionalismo izquierdista
título - Authmitarian Argentina: the Na tionalist movement, its HisLory and its
de grupos armados como Montoneros (que se declararon peronistas pese a
Impact (traducido posteriormente al castellano como La Argentina autoritaria.
sublevarse en 1974 contra el gobierno peronista electo).2 1 En lugar de pa-
Los nacionalistas, su historia y su influencia)- que la Argentina era "autoritaria"
recerse al antiimperialismo revolucionario de México , por ejemplo, esto de
debido al "movimiento nacionalista".19
hecho puede haber asemejado más las ideas de los nacionalistas argentinos de
la década de 1930 a las de la extrema derecha de Francia y el sur europeo de
York: Praeger, 2006), que tras preguntar "¿ele quién es la culpa7" ele inmediato pone la entreguerras, en las cuales se inspiraron bastan te, por ejemplo, a partir del
m ira en "los nacionalistas" (pp. 18 1-185) .
17
líder de la proto fascista Acción France¡a, Charles Maurras, o el nacionalista
Tulio Ha lperín Donghi , "Argentina: liberalism in a coumry born liberal ", en: joseph L.
Love y Nils jacobsen (comps.), GL1iding the invisible ha11d: eco11omic liberalism and the state 20
Palermo , Sal en las he1idas, p . 3 7, por ejemplo, afirma la excepcionaliclacl del nacio-
in Latin American hislo1y (Nueva York y Londres : Praeger, 1988), pp. 99-116. nalismo en la Argentina.
18
Hi lcla Sabato, "On political citizenship in nineteenth-century Latin America", American 21
Por ejemplo, David Rock, "Argentina, 1930-46", en : Leslie Bethell (comp.), The Cam-
Hislorical Review, vol 106, Nº 4 (2001) , pp. 1290-13 15, aquí pp. 1298- 1299. b1idge Histo1y of Latín Amelica, tomo 8 (Cambridge: Cambridge University Press, 199 1),
19
Rock, Aulhorilarian Argentina, p. xvi. p . 35; Deutsch , Las Derechas, p . 3 15 .

22 23
Michael Goebel La Argenti na parti da: nacionalismos y políticas de la histori a

católico español Ramiro de Maeztu. Por otra parte, sin embargo, es fácil nal. El movimiento peronista, que hizo suyas muchas ideas nacionalistas
subestimar la medida en la que el nacionali smo de entreguerras de los países pero en la práctica chocaba con quienes las defendían, también era (y es)
latinoamericanos más comúnmente relacionados con el liberacionismo de la indudablemente un movimiento nacionalista. Si las ideas reaccionarias y
década de 1960 que la Argentina - como Cuba- estuvo teñido de ideas con- autoritaiias del período de en tregu erras constituyeron la forma más típica
servadoras y derechistas. 22 A su vez, después de 1959, la Revolución cubana de nacionalismo en la década de 1930, durante el período posterior a 1955
provocó tan ta fascinación e influyó tanto en el pensamiento nacionalista en la resulta aún más problemático identificar esas ideas con el nacionalismo. En
Argentina como en todo el resto de América Latina. Hubo además numerosos la década de 1960, las formas del período de entreguenas se vieron eclip-
vínculos y paralelos más lejanos. Un grupo juvenil nacionalista-peronista sadas por una combinación de tercerrnundismo antiimperialista, populismo
de la década de 1960, por ejemplo, eligió denominarse Guardia de Hierro , y marxismo .
como el movimiento fascista rumano. Al mismo tiempo , Argelia durante En cierta forma, parece más razonable identificar el revisionismo con
su guerra de independencia y el Egip to de Nasser se volvieron campos de el nacionalismo. Desde luego, su grado de superposición depende de la
entrenamiento para las guerrillas argentinas nacionalistas, algunas de las definición de revisionismo, que puede entenderse en sentid o amplio como
cuales apenas unos años antes habían integrado las filas de los m ovimientos "la corrosiva crítica al paradigma de nación liberal y [. .. ] la consiguiente
fascistas que veneraban al fundador de la Falange Española, José Antonio re-invención del pasado argentino que legitimara a la nación deseada". Ana
Primo de Rivera. Ignorado por los estudios académicos sobre el movimiento María Barletta y .Ylaría Dolores Béjar argumentan que estos son los "dos
nacionalista (de derecha), centrados en el período ante1ior a 1943, a gran- elementos que comparten todos los nacionalistas".24 Por cierto, aquellos
des rasgos el paso del nacionalismo de derecha al de izquierda entre 1930 a quienes desde la década de 1930 en adelan te se llamó "nacionalistas" (o
y 1970 (ambos antiliberales y antiimperialistas) fue paralelo a los sucesos intelectuales, pensadores, movimientos, grupos, etc. nacionalistas), incluidos
que tuvieron lugar en otros paises latinoamericanos.23 FORJA y más tarde movimientos guerrilleros corno Montoneros, también
La tercera y más grave deficiencia de los trabajos sobre el nacionalismo suscribieron una lectura más o menos "revisionista" de la historia y la iden-
en la Argentina es que no aclara la relación entre los distintos nacionalismos tidad argentinas. No sin razón, el revisionismo histórico se ha citado como
vinculándolos con cuestiones teóricas más amplias. Este problema resulta el nexo en tre el nacionalismo y las corrientes más izquierdistas y populistas
especialmen te grave en los estudios sobre el nacionalismo, que por lo general del nacionalismo. 25
tratan a su objeto como un movimiento político de derecha y no como un No obstante, por ahora convendría mantener el término "nacionalismo"
caso de nacionalismo. Aunque desde luego eso no es incorrecto, el supuesto abierto a una interpretación más amplia. Asimismo podría distinguirse,
implícito de que la relación entre el nacionalismo y el nacionalismo no requiere como lo hacen Vicente Palermo y Marcos Novaro , entre "el nacionalismo
un análisis más profundo ha dado lugar a una engañosa equiparación de de los nacionalistas" (que correspondería mejor al revisionismo) y "el na-
los dos. Si bien la cuasimonopolización del término castellano "nacionalis- cionalism o de los argentinos" (que comprendería temas que trascienden la
mo" por parte de la corriente ideológica epónima (el nacionalismo) puede separación liberal-revisionista, como el reclamo territorial ele las Malvinas o
interpretarse como una señal de la hegemonía temporaria de esta corriente, el apoyo a la selección nacional de fútbol, que por cierto no son exclusivos
no debería tentar al analista a dar por sentado que esa era la única form a ele la Argen tin a). 26 Aunque en definitiva no me convence esta distinción,
de nacionalismo en la Argentina con posteriori dad a 1930. Otros grupos
nacionalistas, como FORJA -una facción desprendida del Partido Radical 24
Ana María Barletta )' Ma1ia Dolores Béjar, "Nacionalismo , nacionalismos, nacionalistas:
a mediados de la década de 1930- , se diferenciaron de las corrientes más ... ¿un d ebate h istoriográfico?", Anuwio ele/ Instituto de Estudios Histórico-Sociales, tomo
3 (1988), pp. 357-383, p. 382.
autoritarias destacando los ingredientes populares de la comunidad nacio- 25
Spektorowski, Tllc origins, pp. 93-109. t
22Véase un argumento sim ilar en Nicola Mi ller, "The histoiiography of nationalism and 26
Marcos Novara y Vicente Pale rmo, La dictt.Ldura militw; 1976- 1983: del golpe de estado
national identity in Latin Ame rica", Nalions and Nationalism, vo l. 12, Nº 2 (2006), pp.
201-221 , p. 205 .
a la restauración democrática (Buenos Aires: Paiclós, 2003), p. 437. la d istinción se basa
probablemente en Pierre-André Taguieff, "Le nationalisme eles nationalistes: un probleme
23
Véase Michael Goebel, "A movement from right to left in Argentine nationalism? The pour l'histoire eles idées politiq ues en France", en: Gil Delann oi y Pierre-André Taguieff
Alianza Libertad ora Nacionalista and Tacuara as stages of militancy" , Bulletin of Latín (comps.), Théories e/u nationalisme: nation, nationalité, eth nicilé (París: Kimé, 199 1), pp .
Ameliwn Research, vol. 26, Nº 3 (2007), pp . 356-377. 47- 124.

24 25
Michael Goebel La Argenüna pa n ida: nacionalismos y políticas de la h istoria

puede resultar útil desde un punto de vista analítico. Si. vemos el naciona- como un mero movimiento , el término debe ría denotar "el terreno en que
lismo como discurso más que como la ideología claramente circunscrita de compilen y negocian entre sí visiones muy distintas de la nación". Aunque
un movimiento identificable, un creciente número de fenómenos políticos con m ayor cautela al circunscribir el significado del términ o, Pierre-Anclré
puede caracterizarse entonces como nacionalista. Incluso grupos políticos Taguieff recomienda que "la historia ele las ideas políticas, aplicada al estudio
generalmente calificados de "liberales" (y, por ende , "anti.nacionalistas" por de un objeto como 'el nacionalismo', debería analizar como prioridad las
definición, según los revisionistas), por ejemplo el Partido Socialista, po- inLeracciones conflictivas constitutivas entre los '-ismos' y los 'anti-ismos',
drían describirse como nacionalistas. Después de todo, se caracterizaban a las trayecLorias, la circulación, las inversiones ele afirmaciones clefiniLorias
sí mismos como los guardianes de las "verdaderas" tradiciones republicanas y así sucesivamente". 3 1 Dicho ele otro modo , la cuestión es si privilegiar
de la Argentina personificadas en la Generación de 1837 y se esforzaron por analíticameme un gru po iclemificable y su ideología o el marco ideológico
"nacionalizar" las manifestaciones del 1° de Mayo enarbolando la bandera más general en el cual prosperan.
nacional, entonando el himno patrio o conmemorando la ConsLi.tuci.ón de Este tema se relaciona con un problema ele visibilidad. john Breuilly
185 3 .27 El interrogante es cómo relacionar entre sí esas distintas formas de sostiene que el nacionalismo "sigu e siendo distintivo únicamente mientras
nacionalismo. no logra sus fines" . Una vez logrado el objetivo ele la congruencia entre
La cuestión teórica que subyace a estos dilemas es cuán est1ictamente nación y esLado, el nacionalismo se debilitará , aunque en la práctica - pues
definir el término "nacionalismo". Una caracterización ampli.a y muy utili- esta finalidad rara vez se cumple para la satisfacción ele todos- continuará
zada es la que brinda Ernest Gellner, que toma el concepto en el sentido de existiendo o reaparecerá, sobre la base ele la afirmación ele que la estructura
"principio fundamentalmen te político, que sostiene que la unidad política y ele poder actual del Estado no representa la verdadera esencia de la nación.
nacional deben ser congruentes". 28 Anthony Smith prefiere limitar el uso del De acu erdo con Breuilly, el nacionalismo debería verse por lo tanto como
térmi.no para denotar un "movimiento ideológico para el logro y el manteni- una "forma de política" por oposición al "Estado moderno" .32 Por otra parte,
miento de la autonomía, la unidad y la identidad de una población humana, Michael Billig defiende el estudio de un "nacionalismo banal" subyacente, con
algunos de cuyos miembros la conciben como una 'nación' real o potencial".29 el cual se refiere a las prácticas y rituales cotidianos que sutilmente refuerzan
Esta diferencia entre una definición amplia, para la cual basta un principio, el sentido de pertenencia, que luego puede movilizarse para fines políticos. 33
y una estri cta , que exige la existencia de un "movimiento ideológico" com o A la hora ele abordar un estudio empírico del nacionalismo, estas distintas
umbral, se ha mani festad o en diversas formas. A partir del estudio de los posiciones quizá deban considerarse no irreconciliables sino complemen-
movimientos políticos de Europa central y oriental, Miroslav Hroch criticó tarias. En el caso concreto de este estudio, el tema p1incipal es la historia
la "monótona e irreflexiva repetición del término 'nacionalism o"' como de un grup o de individuos y de su ideología (o, m ejo r dicho, una serie de
un "estado de ánimo", con el argumento ele que "el término 'movimien to movimientos y sus ideas naci.onalistas cambiantes), que tiene como punto
nacional' tiene una importante ventaja con respecto a 'nacionalismo' en de partida la observación de Hroch sobre los "movimientos nacionales" y
el sentido de que se refiere a una actividad em píricamente observable de confirma algunas ele las tesis ele Breuilly. En el análisis final, empero, uno
individuos concretos". 30 Por el contrario, Beneclict Anderson lamenta que de mis argumentos es que la historia del movimienLo nacionalista (o de los
"se tiende inconscientemente a obj etivar la existencia del Nacionalismo con movimientos nacionalistas) ele la Argentina tiene sentido solo en el marco
mayúscula [ . .. ] y luego a clasificar 'eso' como una ideología". De manera
análoga, Prasenjit Duara sostiene que, más que definir el nacionalismo 31 Benedict Anclerson, Jmagined comnrnnities: rejleclions 011 lhe origin and spread of nalional-
ism, 2ª ed . (Londres: Verso, 199 1), p. 7; Prasenjit Duara, "Historicizin g national iden-
27
Véase Plotkin , Mahana es San Perón, pp. 4 1-42. tity, o r who imagines what and when", en: Geoff Ele y y Ronald Grigor Suny (comps.),
28
Ernest Gellner, Nalions and nationalism (Oxford: Blackwell , 1983), p. l. Becoming nalional: a rcader (Oxford: OxforcljUniversity Press, 1996), p. 152; Taguieff,
29 "Le nationalisrne d es nationalistes", en: Delannoi y Taguieff (comps.), Tliéories du na-
Anthony Smith, "The n ation: real or imagined?", Nations and Nalionalisrn, vol. 2, Nº
3 (1996), pp. 357-370, 359 . tionalismc, p. 49 .
32
30 j ohn Breuilly, Nationalism and the statc, 2ª ed. (Manchester: Manchester University
Miroslav Hroch , "Real and constructed: the nature of the nation", en: j ohn A. Hall
Press, 1993), pp. 390 y 15 .
(comp. ), The stale of th e nation: Ernest Gellne r and lhe lheory of nalionalism (Carnbridoe:
33
Cambridge University Press, 1998), pp. 93 y 95. b lvlichael Billig, Banal nationalism (Londres: Sage, 1995).

26 27
Michael Goebel La Argentina pa rtida: nacionalismos y políticas de la h istoria

más amplio del nacionalismo como terreno de contienda en el sentido que La nación cívica, según este modelo, se basa en la idea de una comunidad
le adjudica Duara. política de ciudadan os que se identifican con las normas y los símbolos de un
Estos temas definitorios se ven opacados por la distinción entre el peren- Estado, mientras que los nacionalismos étnicos hacen hincapié en la comuni-
nialismo y el modernismo en las temias del nacionalismo. Lisa y llanamente, dad de descendencia, repleta ele costumbres, mitos y recuerdos compartidos.
los teó1i cos perennialistas como Amhony Srnith señalan que por lo general "el La nación cívica se ria más accesible a los forasteros que la nación definida
núcleo étnico de un Estado conforma el carácter y los límites de la nación", étnicamente , cuyos rasgos particularistas resultan menos asequibles. Con
mientras que los modern istas (a veces llamados también constructivistas), frecuencia las tipologías cívico-étnicas se han utilizado en comparaciones
como Ernest Gellner, sostienen que el nacionalismo debe ve rse como un entre distintos países; Francia y los Estados Unidos (y a veces Ingl aterra) se
producto de la modernidad y que "es el nacionalismo lo que engendra las consideraron ejemplos del tipo cívico, mientras que Alem ania y la Europa
naciones y no al revés". 34 El paradigma de Eric Hobsbawm y Terence Ranger central y 01iental son regiones en las que supuestamente prevaleció el na-
del nacionalismo como la "invención de la Lradición" encierra esta perspec- cionalismo étnico. 37 La explicación de esta presuma diferencia depende de
tiva de que las identidades nacionales emanaron de un proceso creativo de la cuestión de si el Estado precedió a la formación de la nación o viceversa.
modern ización en lugar de haber sido el resurgimiento de costumbres pre- En opinión ele Rogers Brubaker, la incorporación de elementos del ius soli
rnodernas fundadas en vínculos éLnicos. Según Hobsbawm, una '"tradición en Francia (que representa el modelo cívico) tuvo sus raíces en un Estado
inventada' se considera una serie de prácticas [... ] que buscan inculcar ciertos de larga dala que dio pie a una interpretación de lo nacional mediante una
valores y normas de conducta por repetición, lo que automáticamente implica serie de instituciones políticas, a diferencia de la aplicación infalible del ius
la continuidad con el pasado. De hecho, cuando es posible, normalmente sangLtinis en Alemania (la versión étnica), a partir de una historia en la que,
procuran establecer la co ntinuidad de un pasado histórico conveniente". 35 hasta 1871 , las interpretaciones de la nacionalidad se configuraron sobre
Aunque los perennialistas más moderados como Smith no se oponen a que todo por oposición a los Estados existentes y, por lo tamo, sobre la base de
las tradiciones de las naciones puedan ser invemadas, difieren respecto de "si reivindicaciones de antepasados y costumbres en común. 38 Así, la distin-
las naciones que crea el nacionalismo son creaciones totalmente modernas ción entre cívico y étnico puede vincularse con o~ra dicotomía más, a saber,
ex nihilo". Así, Smith argumenta que los modernistas, demasiado ansiosos entre un nacionalismo dirigido desde el Estado y otro desde abajo. Estas
por refutar las tesis nacionalistas juzgándolas falsas, pasan por alto hasta qué se integran en el debate emre modernistas y perennialistas, pues el én fasis
punto están hechas de la materia prima que las constituye. 36 El debate en de los modernistas en Ja invención en pos de fi nes políticos se presta con
ocasiones áspero entre estos dos puntos de vista se centra en la cuestión de mayor facilidad al análisis de los símbolos cívicos diseñados para legitimar
si todas las naciones y los nacionalismos son fenómenos modernos, lo cual el estado-nación desde aniba que la exigencia de Srnith de una "mirada
reviste escasa importancia en el estudio de un caso del siglo xx. Con todo, etnosimbólica", más sen sible a la importancia perdurable de la etnicid ad
la división es impon ante, en cuanto que indica diferencias en la medida de como señal de identidad nacio nal en un nivel infe1ior al de la p ropaganda
libertad creativa que concedemos en nuestro análisis a los nacionalistas y a estatal y las interpretaciones provenientes de la elite. 39
la nacionalización de los Estados.
Por lo general, América Latina se cae del mapa de las teorías sobre el
La dicotomía entre modernistas y perennialistas se traza en una serie de n acionalismo. Corno sostiene Nicola Miller, el problema no es tanto que
otras distinciones. La más imponame es la diferenciación entre el n aciona- estas teorías carezcan de importancia para el estudio del nacionalismo y la
lismo cívico y el étnico, que a su vez se superpone con otras clasificaciones identidad nacional en América Latina (o que los conocimientos recogidos a
binarias corno voluntarista-orgánico, liberal-no liberal o político-cu ltural. partir de su análisis no puedan aportar a la construcción teóri ca), sino que

H Anthony Sm ith, Naliona/ idenlily (Harmondswo nh: Penguin, 199 1), p. 39 y Gellner,
Nations and nalionalism, p. 55. 37
;
35
Un buen ejemplo d e este argumento es Liah Greenfeld , Natio11alis111: five roads to 1110-
Eric J. Hobsbawm, "lnLrod ucLion: inveming tradiLions", en: Eric J. Hobsbawrn y dernity (Cambridge, Massachuseus: Harvard University Press, 1992).
Terence Ranger (com ps.), Thc i11ve11tio11 <?f trae/ilion (Cambridge: Cambridge Universily 38
Rogers Brubaker, Cilizenship ancl 11alio11hoocl in France ancl Germany (Cambridge, Mas-
Press, 1983), p. l.
30
sachusetts: Ha rvarcl Universily Press, 1992), pp. 1-1 7.
Smith, "The nation: real or irnagined?", p. 374. 39
Smith , "The naLion: real or imagined ?'', p. 362.
28
29
Michael Goebel La Argentina partida: nacionalismos y políticas de la historia

todas resultan de aplicación parcial.-1º Desde luego, los distintos enfoques criterios étni.cos o lingüísticos capaces ele diferenciar la nación argentina
se presen tan como más o menos apropiados, según el país en cuestión. En de la mayoría de sus vecinos, los principales ingredientes de la iconografía
las pocas ocasiones en que se aplicaron teorías del nacionalismo a la histo- nacional producida p or la Generación de 1837 fueron de tipo notablemente
riografía de la Argentina moderna, los eruditos han op tado por un enfoque universalista más que particularista. Con inclinación a describir las cos-
modernista . La expresión vedetle de Hobsbawm y Ranger de "invención de la tumbres populares como un obstáculo, y no un vehículo, para construir la
tradición" ha estado muy presente en los análisis de Ja propaganda estatal y ele nación, los símbolos nacionales más destacados de fines del siglo XIX eran de
la educación durante el régimen peronista ele 1946-1 955 así como también carácter cívico: priorizaban la glo1ia militar de las guerras de independencia,
en la historiografía sobre las ideas ele escritores estadistas como Sarmiento.-1 1 las banderas, los nombres de líderes políticos y las fechas por en cima de
Las causas de esta preferencia por el modernismo resultan evidentes. Es más aspectos culturales como el idioma, la música, la vestimenta, la comida y
fácil aplicar la visión perennialista a paises como México o Perú, donde un los hábitos populares. Como observa Hobsbawm, "la gloria militar cumple
"núcleo étni co" indígena desempeñó un papel más obvio en las ideas sobre lo una función totalmente desmedida en los mitos nacionales" de América
nacional, que a un país en gran medida inmigrante como la Argentina, donde, Latin a. De acuerdo con esta visión , en el siglo XIX "'la nación ' era una invi-
para mencionar solo uno ele los incontables ejemplos posibles, la reivindi- tación abierta a entrar", por lo cual los nacionalismos de raigambre étnica y
cación del antepasado inca ele la joven nación en el himno patrio ele 1813 los conflictos que podrían h aber provocado quedaron tan subordinados en
significó una "invención" en el sentido más llano del término. El argumento América Latina com o los separatismos regionales.-13 Si hubiera que ubicar
ele que algunas naciones precedieron al nacionalism o y al estado-nación no a la fuerza a la Argentina en uno u otro ban do, la mayoría optaría por el
puede sostenerse particularmente respecto de la Argentina, donde el papel nacionalismo cívico más que el étnico.
fundamental del Estado modernizador para diseñar una serie de símbolos Pero el argumento de Miller sobre la aplicabilidad parcial ele las teorías del
y mitos nacionales durante el período convencionalmente denominado "ele nacionalismo en América Latina en su conjunto también es válido respecto
organización nacional" (1852 -1880) -pensados para una población cuyos de la Argen tina en particular. En p rimer lugar, pueden plantearse salvedades
antepasados, en una proporción creciente , ni siqu iera habían vivido en el teóricas sob re las maneras en que a veces se aplica el modernismo. Como
país que estos emblemas representaban- recomienda la aplicación ele una pun to de partida, debe tomarse en serio la adverten cia de Anderson con tra
óptica modernista. una interpretación demasiado simple de la "invención", que asemeja el
Correspondientemente, el modelo cívico se aplica mejor que el étnico. término a fabricación o artificio. H Las narrativas nacionalistas, com o quiera
jamás hubo un cuestionamiento serio del ius soli de la Argentina (salvo los que se hayan inventado, deben cumplir un mínim o de verosimilitud para
infru ctuosos intentos españoles e italian os de abolirlo para no perder a sus resu ltar eficaces . El Estado argentino puede haber tenido un rol protagónico
propi.o s ciudadanos emigrados a la Argentina) , cuya aplicación indiscrimina- en la generación de un sentido ele identidad compartida, pero las formas en
da a partir de 18 15 otorgó la ciudadanía a todos los nacidos en el territorio que esa identidad se "imaginó", para tomar el término más neutral de Ander-
de la República Argentina (incluidas las Malvin as, en teoría).-1 2 A falta ele son, estaban no obstante condicionadas por el material existente, que a su
40
Miller, "The historiograph y", p. 203. vez (según si uno se inclina hacia la opinión modernista o la perennialista)
41
Por ejemplo, Federico Neibu rg, Os intclcctLwis e a invcncclo do peronismo: cstudos de puede o no verse como una invención anterior en sí misma. Aun respecto
antropologia social e rnltL1ral (San Pablo: Editora da Universidade de Sao Paulo, 1997) , ele la historia ele la Argentina , se impone el argu mento de Smith de que los
en panicular pp. 85-88; Plotkin, Mai'lana es San Perón, p. 69; Viviana Postay y Natalia
Uanini, Un pasado heroico para la patlia peronisla: la constrncción polllica ele las versiones
de la historia, 1946-1955 (Córdoba: Ferreyra, 200 1), en pa rticul ar pp . 15-19. El título de leyes argentinas sobre nacionalid ad hasta 1929 en Richard W Flournoy y Manley Ottmer
Shumway, The invention ["la invención"], puede evocar a Hobsbawm , también, aunque Huclson, A collection of nationality lmvs of vmioL1s countries, as contain ecl in constilulions,
no se analiza su obra. statutes, a nd treaties (N ueva York: Oxford u~~versity Press, 1929), p p. 9- 13.
12 43
· Como demuestra Bertoni , Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas, desde la perspectiva Eric j. Hobsb awrn, "Nationalism and nationality in Latin America'', en: Boucla Etemacl ,
de los "patriotas" y, hasta cie no punto, los "naciona listas" argentinos, el problema era jean Batou y Thomas David (comps.), Pour Lin e hisloire économiqLte et socia/e intemationa-
la baja tasa ele n aturalización ele los inmigrantes. En algún sentid o, los "cosmopolitas", /e: melangcs offerts CI PaLtl Bairoch (Ginebra: Éditions Passé Présent, 1995), pp. 313-323
que en pa rte defendían el estatus ele los extranj eros co nforme a las leyes in ternacionales, (ci tas ele p. 3 15) .
eran por lo tanto más "étnicos" en su definición de n acion alidad. Véase un estudio de las 44
Ande rson, lmagincd commL1 nities , p . 6.

30 31
Michael Goebe l La Argenti na partida: nacional ismos y políticas de la historia

motivos ele la difusión del nacionalismo deben buscarse tanlo entre sus hegemónica a partir ele la década ele 1930 (iliberal-éLnica pero internamente
supuestos desLinaLarios como emre sus "inventores".45 más popular e inclusiva). Según Lilia Ana Benoni, la transición se produjo
Así , la cu ltura popular y la etnicidad de hecho fueron imponantes en la entre 1880 y 1900. -6 Aunque le resta importancia al papel de la etnicidad,
Argentina. La caracLerización simbólica ele dos Argentinas propagada por Hobsbawm propone un esquema similar de imerpretación del desarrollo a
los revisionistas (y otros) -una ciudad portuaria cosmopolita liberal, frenle largo plazo del nacionalismo en Loda América Latina.47
a un interior rural Lraclicional- fue sin duda una invención , y los límiLes De nuevo, sin embargo , el Lema es más complicado. Como reveló la re-
entre ambas siempre fueron imprecisos y objeLO de debate. Pero la dicoto- ferenci a simbólica a los incas en el h imno nacional , junto con la preferencia
mía no habría evocado nada si no h ubiera sido reconocible en la realidad por la inmigración provenieme del norte de Europa, la eLniciclad tuvo un
social a través de diferen cias, por ejemplo, en las actividades económicas, papel protagónico en la construcción de la nación durante el siglo x1x y las
la música, la vestimema, la alimentación y, hasta cierto puma, el 01igen interpretaciones de la nacionalidad no fueron tan neutrales desde el punto
étnico. Asimismo, la resonancia de las ideas auLOriLarias del sur de Europa de vista cultural como podría parecer a simple vista. 48 Tampoco la religión
durante los años ele emreguerras no puede explicarse sin hacer referen cia al quedó siempre excluida de las definiciones de nacionalidad. La Constitución
contexto de la inmigración masiva procedente ele Italia y España. Rara vez ele 1853 estipulaba que el presidente debía ser católico. Por otra parte, la
se ha estudiado la composición étnica del movimiento nacionalisLa, porque hisLoria del revisionismo, aunque refutó y en definitiva invirtió las imer-
el mito de la Argentina en cuamo crisol de razas esLá bastante generalizado. pretaciones "liberales" de Mitre, puede considerarse una confirmación de
Pero aunque la amplia aceptación de este mito reíleje una realidad social de la influencia cominua de las "tradiciones invemadas", con sus referencias
asimilación, no fue casualidad que los inmigranLes se viesen subrepresenta- a un "pasado histórico conveniente" y el co rrespondiente acen Lo en ciertos
dos en el movimiento nacion alista, dada su genealogía parcial en cuanto a emblemas republicanos, que culturalmente eran más bien neutrales. Los
nativismo o una franca xenofobia. A la luz de la importancia adjudicada por revisionistas y otros ensayistas siguieron obsesionados con los méritos de
los nacionalistas al catolicismo y a sus prejuicios antib1itánicos y en ocasiones los próceres -en cierto sentido, símbolos "cívicos"- como represemantes
antisemiLas, no fue accidental que a la segunda y tercera generaciones de de la nación.
ciertas comunidades de inmigrantes (españoles, italianos y, quizá, irlandeses, En relación con la cuestión de si el nacionalism o se ve corno una cons-
polacos y croatas) les resultara más fácil idemificarse con el movimiento trucción desde aniba o más bien como algo que viene desde abajo, un ú ltimo
nacionalista que a otras (sobre todo los judíos y armenios). tema Liene que vér con el papel de los intelectuales en el nacionalismo. La
También es problemática la clasificación del nacionalismo en la Argentina primera pregunta es quién puede considerarse un intelectual. A aquellos
como principalmente cívico. Como lo demuestra la hisLoria del arquetipo del que ven el nacionalism o como una ideología b urda y falsa que legitima las
gauch o, la importancia de los símbolos étnicos no debe desecharse demasiado estructuras de poder les resultará difícil conciliar esta interpretación con la
a la ligera. Al movilizar la caracte rización simbólica de los gauchos y sus definición a menudo normativa de un intelectual como alguien con acceso
montoneras-incorporada en una visión étnico-cultural de lo que constituía privilegiado al saber y una distancia crítica respecto del poder. En su obra
la auténtica identidad de la Argentina- en com ra del aparato estatal con - sobre los debates intelectuales en la ArgenLina de la década de 1960, Silvia
forme lo h abía concebido la Generación de 1837, el tipo de nacionalismo Sigal distingue enLre "intelectuales progresistas" e "ideólogos nacionalistas''.-19
represemado por el revisionismo estaba teñido de un alto grado de "etnosim- Una distinción n orn1ativa semejante se h alla en la actitud con respecto a
bolismo". En ciertos aspectos, la historia de la Argentina del siglo xx podría dichos términos de los propios escritores n acionalistas, muchos de los cuales
narrarse como un conflicto entre una rama cívica del nacionalismo y otra
éLnica, condensado en la oposición enLre un panteón de próceres "liberal" y 46
Bertoni , Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas.
otro "revisionista". O, si no , la historia del país a partir de la independencia 47
H obsbawm , "Nationalism and n ationality''. i
podría considerarse como la transición desde una forma de nacionalismo en 48
Rebecca Earle, Tlic rcwrn o{ Llic nalivc: Indians and myth-making in Spanish Amcrica
el siglo x1x (liberal-cívica pero internamente elitista) hacia otra que se volvió ( Durham , Carolina del Norte~ Duke Un ive rsity Press, 2007) bri nda un correctivo út il
del s upuesto ele que el o rigen étnico no tu vo u n papel protagónico.
45
Anthony SmiLh , Nalionalism and modernism: a o ilical SLirvey of recent thcories of nalions 49
Silvia Siga!, lnlelectuales y poder en Argenlina: la década del sesenta ( Bue nos Ai res: Siglo
and nalionalism (Londres y Nueva Yo rk: Roulledge, 1998). XXI, 2002), p . 63.

32 33
La Argentina panicla: nacionalismos y políticas ele la historia
Michael Goebel

"tradiciones inventadas". 53 No obstante, cabría sostener que el papel de estos


negaron ser intelectuales. El término era anatema para los nacionalistas de tiende a se r más trascendental en los países en desarrollo, donde la brecha
derecha p.orqt~e recor~aba a liberalismo, democracia , marxismo y, para más social entre la elite y el resto de la población los convierte en mediadores
de uno, a JUda1smo , mientras que los de tendencia más izquierdista sostenían entre el Estado y una frágil sociedad civil. Alain Touraine afirma que en
que, en el marco de lo que denominaban (siguiendo a Lenin) las condiciones América Latina "la autonomía ele la producción ideológica en relación con
"semicoloniales" de la Argentina, los intelectuales eran instrumentos del los intereses económicos y las fuerzas políticas" hizo de los intelectuales los
aparato opresivo del imperialismo. voceros ele un "mito central de la nacionalidad" que posterionneme aconsejó
Sin embargo, a menos que aceptemos las categorías empleadas en sus "revoluciones nacionales".5 ~ Respecto ele Latinoamé1ica, estudios recienLes
autorretratos, no se me ocurre ninguna buena razón sociológica para excluir ponen en duda la idea ele que los intelectuales fue ran actores poderosos
a los pensadores nacionalistas (corno los revisionistas argentinos) ele la ca- por derecho propio, y en cambio sefi.alan que estos dependían del Estado,
teg01ia de intelectuales , corno quiera que se conciba el término. Si en una que en definitiva desempeñó un papel más decisivo en la difusión de ideas
tónica gramsciana, los intelectuales se comprenden a través de su rela~ión con acerca de la identidad nacional. 55 Este estudio en gran medida con firma
el poder P?lítico y su función en la sociedad, el argumento queda bastame esa perspectiva escéptica en el caso ele la Argentina, si bien fueron ideas
ben defirndo y la noción misma del "ideólogo" se Loma una mera variante producidas por intelectuales de las que el Estado y otros actores políticos
del intelectual. Si se cornete lo que Gramsci denominó el "error generali- se apropiaron y utilizaron para sus propios fines, que a su vez repercutieron
zado [... J de [buscar] este cliterio ele distinción en la naturaleza intrínseca en la producción intelectual. Sostengo que esta influencia recíproca emre
de la actividad intelectual", los esc1itores nacionalistas aparecen de todos el "campo intelecwal" y el ámbito de la política puede ayudarnos a captar
modos como intelecLUales porque escribían ensayos, libros y artículos. 5º
mejor la dinámica del nacionalismo.
En este punto, una definición basada en la socio logía del conocimiento de Sobre la base de estas consideraciones, este libro propone varios argu-
Mannheim o un modelo webe1iano es sin duda más difícil. 51 Con todo al mentos. Un primer hallazgo es que en la Argentina del siglo xx, quizá más
interpreta~· relaws de lo que constituía la autenticidad nacional, los pen~a­ que en cualquiera otra parte, las demarcaciones entre "lo nacional" y "lo
~ores nacwnahstas de la Argentina generaron, formularon y comunicaron
extranjero" estaban en gran medida internalizadas . Lo que los nacionalistas
ideas acerca de la realidad social. Más aún, también procuraron autorizar apodaron de fuerzas "antinacionales" generalmente estaban identificadas con
sus explicaciones demostrando que poseían capital cultural (conocimiento un cosmopolitismo "liberal" centrado en la ciudad ele Buenos Aires; es decir,
co~pete.ncia: .educativas o familiaiidad con textos literarios) y el tipo d~ en rigor, un "enemigo" interno , aunque se suponía vinculado con intereses
:apnal s1mbohco que, de acuerdo con Pierre Bourdieu, es propio de lo que "extranjeros". En segundo lugar, esta división debe comprenderse como una
el Hama el "campo intelectual" (por ejemplo, distinciones con feridas por matriz interpretativa más que como una separación entre dos tradiciones
mst1tuc10nes culturales ele prestigio). s2 politicas claramente identificables, una liberal y la otra nacionalista. El nacio-
Por lo tanto, considerar intelectuales a los escritores nacionalistas analiza- nalismo en el sentido restringido de movimiento antiliberal (ya se trate del
dos en este estudio vincula esta obra con investigaciones sobre el papel de los nacionalismo o ele las corrientes izquierdistas de la década de 1960) puede
mtelectuales en el nacionalismo en general. Los perennialisLas como Smith entenderse únicamente por su interacción con el nacionalismo en un sentido
con su énfasis en la cultura popular, critican las perspectivas modernista~ mucho más amplio, esto es, como discurso que articula reclamos políticos
por atribuir demasiada importancia a los intelectuales en la formación de a partir ele una supuesta cultura nacional y de ciertos símbolos nacionales,
5<) Ant~nio Gramsci, .sclcclions from lhe p,.ison notcboohs, traducción ele Quintin Hoare y 53 Srnith, Nationalism and 111odcr11is111, p. 116.
Geoff1ey Nowell Srntth (Nueva York: lnternational Publishers, 1971 ), p. 8. "1 Alain To uraine, Lc1 paro/e et le sang: poliliquc et socidé en Amériquc lalin c (París: Odile
51
V~anse descripciones generales en: Karl Mannheim, ldcologic t111d Utopic, 7ª ed. (Frán- jacob, 1988), pp. l3 7 y 141. La persona más f 'mosa por subrayar la importancia ele los
do1tdel Meno: Klostermann, 1985) }' Max Weber, Wisscnschafl als Bcruf¡ Politih als Bcnif intelectuales en el nacionalismo, Elie L<eclourie, también fue un estudioso del mundo
(Tubmga: Moh r, 1994). · · en desarrollo, principalmente África y Oriente Medio. Véase Elie L<eclourie, Nalional ism
52
Acerca del capital cultural, véase Pierre Bourdieu, "Les trois états du capital culture!" (Lond res: Hutchinson, 1960).
A~lc~ de /~1
Rcclm:chc en Scirnccs Sociales, Nº 30 (1979), pp. 3-6. Acerca del capital sim~ 55 Nicola Miller, in Lhc shadow of thc swtc: i11LellecLuals and thc qt1
cstfor 11alio11al identily in
bol1co, vease P1e1 re Bourd1eu, Ot!lltnc o.fa theo1y of praclicc, traducción de Richard Nice twcntielh-ccnlwy Spcinisli Amcrirn (Lond res y Nueva York: Verso, 1999).
(Cambndge: Cambndge University Press, 1977), pp. l 71-183.
35
34
Michael Goebel

en los cuales también participaron los "liberales". En tercer lugar, resulta


igualmente problemática una clara distinción entre un tipo de nacionalismo
que define la pertenencia a la comunidad según criterios étnico-culturales y
otro que regula el acceso con fundamenLo en meros p1incipios chricos. Antes
bien, es la continua interacción entre estas definiciones de la que siguen
nutriéndose los discursos nacionalistas.
De manera cronológica, los siguientes cinco capítulos describen el de- Capítulo 1
sarrollo del nacionalismo y de las narrativas sobre la identidad nacional en
la Argentina del siglo xx, con[orrne se expresan en la política de la historia. Los dos panteones de la Argentina: del
El primer capítulo es una cartografía, que se centra en el surgimiento de
u.n campo mtelectual, en la historia como disciplina académica y su rela- mitrismo al revisionismo
ción con la política, partiendo ele las formas en que los líderes del período
de "organización nacional" utilizaron la historia para construir la nación
hasta llegar a la aparición del revisionismo como contranarrativa. El prime; Introducción
capítulo establece así el contexto ele los cuatro siguientes, que examinan el
desarrollo y los usos ele esas versiones ele la historia nacional por parte de Los nacionalistas suelen caracterizar a su nación como un todo indi-
mtelectuales y actores políticos. La conclusión sintetiza los hallazgos y los visible, anclado en un origen común. En consecuencia, muchos relatos
relaciona con los temas teóricos planteados antes. nacionalistas ele la historia pasan por alto los fratricidios pasados y apuntan
hacia un futuro compartido. Desde la perspectiva nacionalista, una histo-
riografía demasiado corrosiva parece poner en peligro los cimientos de una
identidad nacional aceptable para todos. El pensador conservador francés
Ernest Renan argumentó de manera notable en 1882 que sus compatriotas
debían dejar atrás las divisiones del pasado y olvidar la matanza del Día ele
San Bartolorné porque "el olvido y [ ... ] el error histó1ico son factores esen-
ciales en la creación de una nación , y es así corno el progreso ele los estudios
históricos es a menudo un peligro para la nacionalidacl". 56 Como observa
Craig Calhoun, las corrientes domin antes de la historiografía nacionalista
en países tan distintos como la India y los Estados Unidos han obedecido
esta máxima ele restar importancia a las rivalidades y conflictos entre grupos
ele una misma nacionalidad. 57 Ese modo ele encarar la historia ele la nación
correspondería a un tipo ele nacionalismo que se propone sobre todo atenuar
los antagonismos internos de carácter político, cultural o étnico, ya sea para
oponerse a un enemigo externo o a fin de neutralizar las crisis originadas
po r conflictos internos. Por lo tan to, esta forma de nacion alismo busca
legitimar el poder y, en consecuencia, es la más susceptible ele ganarse el
favor del Estado.
;
56 Ernest Renan, "What is a nation?", reimpreso en: Dahbour e Ishay (comps.), The
nationalism rcadcr, pp. 143-159, aquí p. 145.
57Craig Calh ou n, Natíonalism (Minneapolis y Londres: Un iversity of Mi nnesota Press,
1997) , pp. 5 1-54.
36 37

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