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En alguna parte distante del universo se encuentran los cinco seres Worman,

discutiendo el destino de la Tierra.

– Supremo, una bruja ha encontrado la semilla Destrucción – Informan cuatro de los


seres Worman. Dialogan todos al mismo tiempo, son cuatro seres que piensan y hablan
al mismo tiempo, una sola voz.

El ser Worman Supremo es el líder, es independiente y es mujer.

– ¿Cómo es posible? – Preguntó Supremo, sorprendida – Nadie excepto la Generación


Dorada conoce su existencia ¿Quién es la bruja?

– Se trata de una poseedora de la flor del agua – Explican los seres Worman – La bruja
se hace llamar, Gabriel.

– ¡Gabriel! ¿El vampiro Principal con sed de sangre? – Respondió Supremo, alterada.

– Si supremo, solo usted puede detenerla... – Añaden los seres Worman.

– No puedo – Lamentó Supremo – Dentro de poco finaliza mi ciclo de ochenta años...

– ¡Eliminemos el árbol de la Vida! – Interrumpen.

– ¡No! – Gritó aterrada – ¿Cómo se les ocurre semejante atrocidad?

– Supremo, se acercan tiempos oscuros para la Tierra... – Advierten los seres Worman.

– Permítanme continuar – Sentenció Supremo – No podemos eliminar al árbol de la


vida porque se perderían muchas vidas.

– Las hadas desaparecerían al igual que su mundo de origen, Lumines... – Explicó


Supremo – Los hombres lobos no recuperarían su forma humana debido al
desvanecimiento del mundo Anismal.

– Las sirenas se transformaran en peces por el desvanecimiento del mundo, Acuático –


Hace una pausa Supremo – No podemos intervenir hermanos y los humanos no
conseguirán destruir a un vampiro Principal.

– ¿Qué hacer? – Indagan los seres Worman, frustrados.

– Tranquilidad, hermanos – Sosiega Supremo con voz dulce – Destrucción es joven y


Vida posee muchos poderes.

– La primera Generación Dorada, ellos trasladaron sus poderes a varios objetos –


Recordó Supremo – ¡Voy a renacer como humano!

– Supremo... ¿Puede hacerlo? – Interrogan los seres Worman sorprendidos por la


decisión.

– Hermanos es un sacrificio, mi sacrificio por la humanidad – Añadió Supremo.


– Al nacer como humano perderá sus poderes y al crecer olvidara al Siclo de la Vida –
Explican los seres Worman – ¿Conoce las consecuencias?

– ¡Si! La inocencia y humildad de un ser Humano es la pieza clave para someter a


Destrucción – Determinó Supremo – El árbol de la vida me protegerá y a su debido
tiempo el mundo de los Portales restablecerá mis poderes.

1. Secretos

Los ojos reflejan la verdad. Y todo lo que conozco es una mentira.

Escucho el sacudir de unas alas. ¿Es media noche? Abro un ojo y luego el otro. ¡El
agotamiento me domina!

– ¿Quién envía un mensaje a estas horas? – Indago – ¿Por qué no esperar hasta
mañana?

Varios segundos después deduzco de donde proviene el mensaje. Me deshago de las


pesadas mantas. Hace frio a pesar del fuego encendido. Al colocar un pie en la fría
piedra un escalofrío me recorre el cuerpo, pero no me importa, mi atención se
encuentra en la ventana.

Precipitadamente me encamino a las ventanas. La sombra de una lechuza destella en


el cristal. Un suave tirón utilizó para abrir las ventanas y como concluí, me espera
una lechuza blanca y no cualquier lechuza, se trata de la lechuza de mi prometido el
príncipe heredero al trono de Altas Montañas.

– ¡Hola preciosa! ¿Que envió tu amo? –. Arrullo la cabeza de la bella ave y con la
otra mano, rebusco en su patas.

– ¡Gracias preciosa! – Agradezco al liberar una carta – Puedes irte.

Admiro la carta y percibo como las emociones se intensifican. ¡Sorpresa y


Felicidad! Me gusta ser cortejada por mi prometido. Me considero única y especial.
El vello de mis brazos se encuentra erizado, y no es por la sorpresa. ¡Qué frio!

Rápidamente cobijo mis hombros con una manta que descansa en una silla. Me
aproximo a la luz procedente de la chimenea, rompo la carta y leo:

¡Hola mi princesa!

¿Cómo estás? ¿Te gusto mi regalo?

Estoy en el castillo de Altas Montañas con mi amigo, el príncipe Miguel.

Llegamos ayer de nuestro viaje y él pobre desde entonces afronta los


berrinches de mi hermana ¿Es posible que una princesa de problemas por el
color de sus vestidos?
Sonrió, por sus cartas conozco el comportamiento de su hermana.

Conocí de una muy buena fuente que el día de mañana es tu cumpleaños


número dieciocho. Comunicaba la invitación que recibió mi padre el día de hoy
por parte del Reino Niebla.

– ¿Qué? – Vociferó de la sorpresa y continúo leyendo.

Indago que aún no lo sabes. ¿Cierto? Mañana podre conocerte mi princesa,


después de dos años de compromiso, mañana será el día de poder mirar a los
ojos a la atrevida princesa que suele retarme a través de sus cartas.

Espero felizmente el día de mañana.

Tuyo por Siempre.

Príncipe Daniel.

A pesar de la sorpresa no dejo de sonreír por las palabras del príncipe, ¡es
encantador!

Sin embargo. No lo puedo creer ¿Habitantes del reino Altas Montañas nos visitan?
¿Por qué no lo sabía?

Vuelvo a leer la carta. Una lechuza enviada del reino Altas Montañas tardaría doce
horas en llegar aquí. Deduzco que probablemente mis padres debieron de enviar esa
invitación hace dos días o más. ¿Por qué no me notificaron?

Es muy tarde para preguntar a mis padres. Se reducen mis opciones, pero existe una
persona que puede proporcionar respuestas. Busco unas zapatillas y me las coloco,
me envuelvo bien en mi manta, con la carta y una linterna en mis manos salgo de la
habitación.

Mi Nana Mauriel lee la carta en su cama, he interrumpido su descasar. Ella es morena


de cabellos negros y ojos cafés.

– ¿Y qué piensas? – Pregunto una vez que suelta la carta.

Me observa y en cuestión de segundos enrojece.

– ¿Desde cuando tienes comunicación con el príncipe Daniel? – Estalla en cólera.

Revelé mi secreto.

– Desde hace dos años –. Confieso con temor.

– ¡Desde hace dos años Rosalinda! – Gritó.

– Si Nana, pero no gruñas ¡Por favor!


– ¿Cómo has logrado mantener comunicación con el hijo del rey que amenaza con la
destrucción del reino Niebla? – Demandó respuestas a la vez que me señala con el dedo
índice.

– No entiendo tu enfado Nana – Añado con voz dulce – Nos casaremos en menos de
tres años...

– Eso es... - Hace una pausa pensativa - De igual forma ¿En que estabas pensando?
¿Tienes el consentimiento de sus majestades?

– ¡No! – Desvió la mirada al piso – No te molestes, y por favor guárdeme el secreto


¿Puedes? Prometo contarte todo.

Me observa dudosa por unos segundos, sus cejas están arqueadas.

– Muy bien, princesa pinocho por tu bien espero que confieses – Amenaza.

Sonrió por sus amenazas, ella nunca me traicionaría.

– Recuerdas la noche de mi cumpleaños dieciséis... – Mi Nana lo recuerda – Esa noche


mis Padres notificaron el compromiso... Comprendo que nací con privilegios y deberes
por cumplir, pero no deseo casarme con un desconocido y esa noche cuando el reino
descansaba escribí mi primera carta al príncipe... Y un mes después recibí la primera
respuesta – Explico.

– ¿Así que llevan intercambiando cartas desde hace dos años? – Preguntó perpleja –
¿Por qué no me lo dijiste?

– Son cartas personales y secretas – Reconozco con vergüenza – Lo siento...

– ¿Secretas? – Interroga con voz picara mientras miro hacia otra parte – ¿Porque me
despiertas a estas horas? – Insiste sin entender.

– ¿Por qué mis padres no me informaron que recibiremos visitas? – Manifiesto mis
preocupaciones con otra pregunta.

– Comprendo... – Manifiesta – Sospechaba que era una sorpresa y además no son los
únicos invitados.

– ¿No son los únicos? – Alzo la voz y demando respuestas.

– No mi niña, habitantes del reino Islas de Fuego vendrán

– ¡Valla sorpresa! – Me mofo.

– No te preocupes por nada mi niña, todo saldrá bien.

Gracias a las protecciones nunca fue posible ver. Los reyes de dos diferentes reinos, nos
visitaran y me entere por una carta. ¡Odio mi vida!
– Odio que se protejan de mí – Refunfuño – Primero mis padres y ahora todos los
habitantes del reino.

– ¿Qué esperabas? – Preguntó mi Nana – En este reino está prohibida la magia y la


tecnología moderna, y como princesa debes ser quien dé el ejemplo.

Permanezco en silencio por unos segundos y recuerdo que por largos años he usado
magia. Consiente que debo responder Añado:

– Pero... ¡Yo no uso magia! - Me defiendo - Además arrojaste al rio Churum ese aparato
moderno que recibí del príncipe.

La joven arquea una ceja y es cuando reflexiono que he vuelto a abrir mi gran boca.

– ¿No me habías dicho que lo recibiste por accidente? – Preguntó con una sonrisa
burlona.

– No nana... – Confieso – Ese celular me lo envió el príncipe para estar comunicados a


todo momento... ¡Es frustrante! Una lechuza tarda doce horas en llegar al reino Altas
Montañas.

– Como sea – Mi Nana agita las manos – ¿Que te preocupa?

– Mi don... – Susurro.

– Comprendo mi niña, posees un don muy extraño. – Añade – Eso lo heredaste de tu


abuela, la reina Emis Lorena.

Descanso en la cama pensativa, observo la lámpara y dejo escapar un suspiro.

– ¿Los reinos odiaran el poder de mi don? – Indago.

– No lo sé, quizás anhelan tu don... – Añade distraídamente mi Nana.

– ¿Quién anhela mi don? – Chillo.

– No debería decirte esto.... – Mi Nana temerosa recorre con la mirada la habitación –


¡Te quiero! eres la hermana pequeña que quizás tuve y jamás conocí, y me dolería en el
alma que algo te pasara, pues el día de Mañana es un día muy importante...

Estoy confundida, es palpable la seriedad de las palabras de mi Nana, Mauriel.

Siento nauseas debido a las mentiras que no puedo ver. Cierro los ojos y respiro. Cada
vez es más difícil sosegar mi poder.

– ¡Es mi cumpleaños! – Expreso.

– Déjame terminar – Regaña – El rey Baltazar, tu futuro suegro desde hace años ha
amenazado con destronar al rey Peter, afirmando que las decisiones de tu padre pueden
destruir a los reinos hermanos...
– ¿Qué dices? – Me asombra su confesión, la historia que conozco es diferente.

Se rumora que el rey Baltazar desea las riquezas del reino.

– El día de mañana se cumple el plazo mi niña... – Continuó – El día de mañana sabrás


toda la verdad y es por eso que los reinos hermanos deben reunirse.

¿Plazo? ¿Qué verdad?

Esas palabras han captado totalmente mi atención, mis manos están sudando, mi
corazón amenaza con salirse de mi pecho. Tengo la garganta reseca. Humedezco mis
labios con mi lengua y me obligo a responder:

-¿Nana de que estás hablando? - Logro preguntar aunque e arrastrado las palabras.

- Recuerdas que el día de tu nacimiento una neblina oscura obligo al Tepuy a cerrar la
entrada al reino Niebla, la única entrada – Recalca - La caída de agua más alta del
mundo.

El día de mi nacimiento una magia extraña surgió, desconozco el origen de esa magia.
Pero conozco el terror que produjo en los habitantes del reino. Ese día se celebraba la
presentación de los niños de Venezuela, de aquellos niños que heredaron la magia.

Esa extraña magia se exteriorizó como una espesa neblina oscura. Propagando a medida
que avanzaba el caos en la mente y corazones de los presentes. El Tepuy defendió al
reino, expulsando la neblina, sellando la entrada y marcando como habitantes del reino
Niebla a los visitantes.

– ¿Que paso ese día? –. No recuerdo haberme incorporado de la cama, pero ahora
mismo estoy a un lado de ella, sosteniendo su mano.

– Rosalinda... – Gime y se enjuaga unas lágrimas – No debería decirte esto...

Veo la preocupación en el rostro de mi nana, veo tristeza y la responsabilidad de decir la


verdad.

– ¡Por favor Nana! – Imploro y la miro a los ojos – Mis padres me han ocultado la
verdad y el miedo que envuelve mi nacimiento... El día que alcancé a ver la existencia
de la neblina oscura, ordenaron a todos usar las protecciones que mantendrían a mi don
ciego.

– Lo se mi niña, no deberíamos mantener esta conversación – En su voz hay tristeza.

– ¡Por favor! – Imploro una vez más.

Mi Nana me observa unos instantes, puedo sentir su miedo, puedo sentir el peso de la
verdad que esconde, gruesas lágrimas corren por sus mejillas.

Su mirada triste cambia en un instante... Está asustada ¿Por qué?


– ¡Rosalinda no deberías estar aquí! – Sentencia – Prométeme una cosa...

Sacudo mi cabeza confundida ante ese cambio de humor. ¿Qué le pasa?

– Promete que no dirás una palabra de lo que tuve a punto de decirte – Niego con la
cabeza – Promete por favor...

La mirada aterrada de mi Nana, me obligan a decir la palabras equivocadas.

– ¡Lo prometo! – Expreso e inmediatamente me arrepiento. Suspira de tranquilidad y


me obliga a ponerme de pie.

– ¡Gracias! Ahora debes irte – Toma mis manos – Nadie debe saber que estuviste aquí.

– Pero...

– Nadie Rosa, estuve a punto de cometer una locura – Insistió.

– Nunca diría ni una sola palabra – Añado e inmediatamente ella se tranquiliza.

– Ven... Dame un abrazo – Indicó en señal de despedida a la vez que me entrega la carta
arrugada que he olvidado en la almohada.

No quiero marcharme sin antes conocer la verdad.

Puedo recordar años atrás el día que conseguí ver, la existencia de la neblina oscura.
Puedo sentir en estos instantes el miedo ante la destrucción y lo desconocido.

Mi Nana extiende los brazos para abrazarme, ella usa un camisón que cubre poco más
abajo de las rodillas. Al levantar sus brazos deja al descubierto su cuello y una trencilla
negra que mantiene atadas las malditas protecciones que logran cegar mi don.

Ella me está abrazando fuertemente diciéndome al oído que me quiere, mientras que yo
no la escucho. No estoy pensando, procedo. Mi mano se encuentra muy cerca de su
cuello por encima de su hombro derecho. El tiempo se detiene, puedo sentir el cordón.
Respiro, no me había notado que contenía la respiración. Antes que sus brazos
abandonen mi cuerpo he tomado el cordón y lo he arrancado de su cuello.

Las malditas protecciones caen al suelo y ella grita de horror. Como he odiado con toda
mi alma las semillas del maíz y las semillas del cacao.

¡Malditas protecciones que logran cegar parte de mi existencia!

Mi Nana se inclina al suelo quiere devolver a su cuello las protecciones. Pero es tarde,
la fuerza de mi don cegado por años golpea con todo su poder.

– Es tarde, ¡la verdad ha llegado a mis ojos! – Sentencio, pero de igual manera ella
devuelve el cordón a su cuello, mientras que yo soy transportada a años atrás por un
poder superior.
¡Mi poder!

Aquel que surge de mi interior.

Veo a una pequeña niña de cinco años de piel morena, ojos cafés, cabello negro y
rizado, llamada Mauriel. Vuela en un carruaje conducido por pegasos. Vuela junto
a siete niños bajo el cuidado de un brujo guardián responsable de su seguridad.

Veo felicidad en los hermosos ojos de esos niños al cruzar por primera vez la gran
caída de agua que conduce al interior del Tepuy.

Veo a la misma niña Mauriel de pie esperando su turno para ser presentada al
reino Niebla como bruja habitante de los reinos hermanos. Siento el orgullo de
Mauriel, en sus cabellos lleva una orquídea y en su mano una Bromelia, símbolos
representativos del reino Niebla.

Mauriel ha sido nombrada oficialmente habitante de los reinos hermanos, en los


últimos veinte días ha sido presentada al reino Altas Montañas y al reino Islas de
Fuego. La pequeña Mauriel llora de felicidad dentro de poco podrá regresar con
sus padres.

Veo a Mauriel, asombrada ante el sonido de las campanas que anuncian el


nacimiento de una nueva princesa.

Veo a través de los ojos de Mauriel el terror, aun las campanas no han dejado de
anunciar el nacimiento de la princesa, pero algo está ocurriendo sus compañeros
están aterrados.

– Los cultivos están muriendo debido a la neblina – Anuncia un anciano.

Una mujer grita de horror.

– ¡Que el gran Tepuy nos proteja! – Suplica alzando las manos al cielo – No
permitas que consuma la vida de todos.

Mauriel no comprende que ocurre pero puede ver el caos. El guardián les ordena a
los niños mantenerse unidos. Los brujos corren de uno lado a otro. La tierra ha
comenzado a temblar, el caos aumenta.

– Tranquilícense hermanos, el Tepuy nos protegerá – Anuncia un joven.

Pero su voz es silenciada y la de todos por una horrenda y escalofriante voz.

– Bienaventurada sea por siempre vuestra princesa – Hace una pausa mientras ríe
a carcajadas – Bienaventurados sean sus súbditos.

– ¿Gabriel eres tú? – Es el rey quien pregunta.

– Mi nombre no es Gabriel – Grita la mujer y el sonido de sus gritos hace daños a


los oídos de Mauriel – Mi nombre hoy y por siempre será Destrucción.
– ¿Qué deseas? – Pregunta con delicadeza el rey.

– Los poderes de vuestra recién nacida – Respondió la mujer.

– ¡Nunca te daré a mi pequeña! – Sentencia el rey – Y ahora sal de mi reino, ¡no


eres bienvenida aquí!

– ¡Me iré! pero antes... tendré la sangre de la princesa – Finalizan los gritos de la
mujer.

La tierra ha vuelto a temblar, puedo escuchar los gritos de los brujos. Fuertes
pisadas se escuchan, los Solfis han sido convocados para proteger el castillo.

Transcurren minutos que parecen horas. Y la bruja dice:

– Podrás detenerme ahora, pero el Tepuy no te protegerá por siempre – Mauriel


cubre con sus manos sus oídos – Esa pequeña a quien tanto proteges será tu ruina
Peter – Anuncia la mujer.

– ¡Largo de mi reino Gabriel! – Ordena el rey – El gran Tepuy te ha desterrado.

– No me iré sin antes decirte... – Ríe a carcajadas la mujer – Dentro de dieciocho


años volveré, la fuerza de tu pequeña será su ruina. Dieciocho años bastaran para
completar mi maldición.

– Nunca podrás volver a entrar al Tepuy, ¡yo mismo te matare! – Amenaza el rey.

– Claro que volveré Peter – Amenaza la mujer – Al cumplir tu pequeña los


dieciocho años, ¡su poder destruirá el Tepuy!

– ¡No! Lograre impedirlo – Respondió el rey furioso.

– ¡Jamás podrás impedirlo! Ella posee poderes que anhelo. Dentro de dieciocho
años vendrá el principio del fin, tu pequeña deberá responder por las tierras de los
reinos hermanos – Hace una pausa la bruja – Créeme que aquí estaré para
impedirlo, ¡estas tierras perecerán en hielo y agua!

– ¡Eso no ocurrirá! – El rey ruge.

– Peter querido... tu princesa será mía y también lo serán los reinos hermanos –
Ríe la bruja.

Rayos negros surcan el cielo azul. La tierra deja de temblar, los Solfis se
desvanecen. Y una marca dorada quema la planta de la mano de Mauriel. ¡La
marca del reino Niebla!

– ¡Deja de ver! – Ordenó mi Nana mientras me sacude por los hombros – No tenías
derecho a hacer lo que hiciste.
– ¿Por qué detuviste la visión? – Interrogo tambaleando y me arrojo al piso. Apoyo la
cabeza en mis rodillas esperando que las náuseas desaparezcan. Logro entrar y puedo
ser echada fácilmente de la mente de los brujos. Las náuseas, ansiedad y cansancio son
un síntoma inevitable por la interrupción de poder.

Después de unos minutos me levanto. Mi Nana ha permanecido en silencio. Está de pie


con gesto serio y los brazos cruzados en el pecho. Las lágrimas están secas en sus
mejillas.

Ella ha detenido la visión, pero los segundos sin esas protecciones han servido para ver.
Los fragmentos de la memoria de Mauriel me inquietan.

¿Existe más por ver?

Recuerdo haber visto por medio de un brujo anciano, la devastación de la neblina


oscura. Los cultivos tocados por la neblina se extinguían en cenizas. Los brujos tocados
por esa Neblina se extinguieron sin dejar rastro.

Sin embargo Mauriel no fue testigo de la devastación, fue testigo del caos y del miedo,
pero eso no hace insignificante los fragmentos de su memoria.

– ¡Mañana se cumple el plazo! – Susurro. Los dieciocho años han trascurrido.

– Así es ¡vete! – Ordenó – Mí cabeza colgara en la gran caída de agua por tu culpa.

Noto en su voz decepción y enfado.

– Nana yo...

– No quiero escucharte – Me interrumpe – Vete de mi habitación, si continuamos con


vida después del día de mañana hablaremos ¡Ahora vete!

– Nana...

– ¡Vete Rosalinda! – Sentenció con voz autoritaria – ¡Vete! No quiero verte.

– ¡Buenas Noches Mauriel! – Me despido.

Miro por última vez a mi Nana y salgo corriendo de su habitación.

Las lágrimas corren por mis mejillas, mi Nana jamás me había tratado así. ¿Qué he
hecho? Traicione la confianza de mi nana por una cruel verdad. ¡Una cruel verdad que
jamás debí conocer!

Esa verdad me destruirá pero no puedo quedarme de brazos cruzados, no después de


conocer esos acontecimientos.

Corro a través de los corredores del castillo. Me siento... Engañada y traicionada. ¡Mi
vida es una mentira!
No recuerdo haber parado de correr pero me encuentro sentada en la fría piedra del
suelo. Estoy hecha un desastre, mi cabello enredado. Seco mis lágrimas y nariz en mi
manta.

¿Quién es Gabriel? ¿Qué ocurrió en el interior del castillo? ¿Mi poder será mi ruina?
¡No poseo conocimientos de hechizos!

– ¡No lo puedo creer! Ahora mismo lo entiendo. – Susurro aterrada.

Hace diecisiete años, mis padres desterraron del reino a los seres mágicos y prohibieron
el uso de la magia. A mi edad como mínimo debería de saber cómo invocar un hada,
encender una fogata, convocar una tormenta, petrificar un enemigo.

Sin embargo mis padres dejaron fuera de mi educación las instrucciones básicas de
magia, hechicería y pociones. Me han mantenido aislada del mundo, mantengo en mi
habitación un computador que necesita seis dígitos de acceso que solo mi profesor
conoce.

Me han convertido en prisionera, en mi reino. ¿Cómo pudieron hacerme esto? ¿Por qué
me ocultaron la verdad? No puedo permitir que mi hogar sea convertido en hielo y agua.
¡No puedo permitirlo!

Necesito ayuda y se quién puede ofrecérmela. Necesito al príncipe Daniel.

Por varios minutos he permanecido entumecida en el suelo, reducida a inseguridad y


miedo. Me duele muchísimo la cabeza, resultado de las lágrimas derramas. Estoy
pensando. Cuando de repente el aire se ve invadido por un olor putrefacto. Los Solfis
han notado mi ausencia. Noto su presencia al acercarse el vello de mis brazos se eriza.

– Majestad debemos escoltarla a la seguridad de su habitación – Informa con voz ronca


y escalofriante el Solfis.

– Entiendo. – Logro responder.

– ¿Necesita ayuda majestad? – Se ofrece otro Solfis.

Levanto la vista y reconozco a los dos Solfis que me escoltan a mi habitación durante la
noche cuando logró escapar.

– No gracias, puedo sola – Rechazo.

Me pongo de pie y me dirijo a mi habitación, pero antes agrego:

– ¡Que considerados mis padres conservar a tan maravillosos seres mágicos!

Mis padres pudieron conservar a los asquerosos Solfis, seres putrefactos de piel
escamosa y viscosa, ojos y legua de lagartos, y cabeza sin forma.

Pero fueron incapaces de ordenarle a un brujo, educarme.


Que considerados mis padres el no advertirme acerca de la maldición. El cumplimiento
es inevitable.

2. Sirenas
Los sueños muestran una realidad diferente. Una realidad desconocida.

Estoy caminando a orillas del rio Churum observando unas tortugas Arrau.
Llevo en mi mano una orquídea, todo está en silencio no se escuchan los pericos
y guacamayos.

Sin embargo el silencio se ve invadido por una melodiosa voz:

- Princesa ven aquí.

Busco el sonido de la voz.

Proviene del rio.

Me acerco y observo en medio del rio a una Sirena traslúcida, su cuerpo está
formado por agua.

- ¡Que hermosa eres! – Digo fascinada por su belleza - Lástima que no eres
real.

- ¿No soy real? – Preguntó la Sirena.

- Es solo un sueño – Certifico.

- Nuestro único medio de comunicación son los sueños – Respondió la Sirena


sonriendo.

- Nadie ha visto una Sirena, en mil años – Razono - ¿Cómo puedes ser real?

- Majestad... – La Sirena ignora mi pregunta - ¡Me has visto por años!

- ¡En sueños! – Sentencio.

- Estamos en un sueño pero... ¡soy real! – Explicó la Sirena – ¡Feliz Cumpleaños


majestad! Pronto nos veremos en el mar Caribe.

Quiero responder pero es tarde, he despertado.

¡Qué extraño sueño!

Un sueño que se repite más seguido.

Sin ninguna dificultad escucho el correr de las aguas del rio Churum.
¡Es imposible! El rio está muy lejos.

No puedo confesar que puedo oír el correr de las aguas desde muy lejos. No puedo
confesar que sueño con sirenas. No se me acercaría ni un Armadillo.

¡Qué extraña soy!

Pero mi sueño escapa de mis pensamientos.

¡Estoy cumpliendo dieciocho años!

¡Hoy terminó el plazo!

Los acontecimientos son un misterio para mí.

3. El Rey Peter y la Reina Sabrina


El tiempo pasa muy rápido... Y aun no conozco el mundo que me rodea.

Hace más de una hora que desperté y aun no me he levantado de mi cama. Después de
lo de anoche mi humor no está para celebraciones.

He dormido poco, estoy cansada y tengo mucho sueño. Cierro los ojos buscando
conciliar el sueño que las mentiras robaron. Pero es imposible no dejo de ver las
memorias de mi Nana Mauriel. Las puertas de mi dormitorio están siendo abiertas,
aparento estar dormida.

¡No quiero ser molestada!

- ¡Despierta mi niña! – Dice mi madre la reina Sabrina inclinada masajeando mi cabello


– Despierta preciosa, tenemos algo para ti.

¿Por qué tienen que ser mis padres?

Abro un ojo y luego el otro fingiendo despertar y me encuentro con la dulce y joven
mirada de mi madre. Ojos azules, piel blanca y suave como la seda, cabellos negros y
largos. En la actualidad mi madre tienes cuarenta y cinco años, pero luce de veintiuno.

Ambas físicamente somos muy parecidas, mientras que mi cuerpo es pura curvas ella es
envidiablemente alta, delgada y perfilada.

- ¡Hola madre! – Saludo perezosamente tratando de esconder mi resentimiento, escucho


un fuerte carraspeo al otro lado de la habitación – ¡Hola padre!

- ¡Feliz cumpleaños! – Añade mi padre y eso es todo lo que puedo esperar. Nada de
besos y abrazos. Con el tiempo he aprendido a vivir con su inexistente cariño.
¿Por qué son así?

- Mi pequeña, tu padre y yo queremos desearte ¡muchas felicidades! – Dice la reina con


lágrimas en los ojos – Para nosotros es un honor tenerte como hija después de tantos
infortunios.

¿Infortunios?

-¡Has crecido mucho! – Añade el rey Peter – Tenemos muchas sorpresas para ti, el día
de hoy.

Mi padre es un hombre guapo y valiente. Cabello rubio y ojos grises. Al igual que mi
madre luce de veintiún años cuando está cerca de cumplir los cincuenta.

¿Porque no envejecen?

No poseo la valentía para formular esa pregunta.

- Una de ellas... – Continuó la reina – Es informarte que sus majestades el rey Baltazar,
el rey Arturo, la reina Felicia y la reina Eleonor con sus respectivos hijos que pronto
tendrás el gusto de conocer llegaran en el transcurso de la mañana.

Aparento sorpresa...

- Y como estarás imaginando... – Prosiguió el rey – Durante la celebración de esta


noche tendré el honor de anunciar la fecha de tu boda con el príncipe Daniel.

- Si padre, será en unos tres años – Interrumpo.

Mi madre mira a mi padre expectante.

¿Ahora qué pasa?

¿Tendrán planeado contarme el misterio de mi compromiso?

- Me temo que no... – Explicó el rey – La boda se celebrara en un mes.

Siento como si me aventaran un recipiente de agua fría en la cara. Me pongo de pie y


comienzo a caminar por la habitación.

¿En un mes?

¿Casarme tan pronto?

Mi mente tarda dos segundos en poder procesar los pros y los contras de este
matrimonio. Si me caso en un mes, eso quiere decir que tendré que ir a vivir al reino
Altas Montañas.

¡Conseguiré mi libertad!
Pero... En unos meses el príncipe será coronado rey, pero yo no seré coronada reina de
ambos reinos, sino hasta tres años después. Lo que quiere decir que no me será posible
regresar a mi hogar hasta dentro de tres años.

¡No lo puedo creer!

-¿Es cierto? – Gruño.

La sonrisa de mi padre se borra en cuestión de segundos, su cuerpo esta tenso, tiene las
manos en puños y los nudillos blancos, la vena de su cuello palpita y amenaza con
explotar. Deja escapar un suspiro y dice:

- ¡Yo soy el rey! – Exclamó mi padre – Te casaras en un mes.

Esas palabras me hieren.

¡Quiero protestar!

¡Quiero decir lo que pienso!

- Esta noche anunciare la fecha de tu boda – Prosiguió mi padre más calmado al ver
sumisión en mi mirada – Y en cuanto los invitados se marchen, hablaremos.

¿Pretenderán contarme la verdad?

Mi padre se marchó a toda prisa enojado de la habitación. Unas lágrimas brotan de mis
ojos.

¡No puedo con todo esto!

¡Quiero que todo pare!

Me arrojo a los pies de mi madre buscando consuelo. Pero ella me mira en silencio.
Retira su cabello del cuello y deja al descubierto una fina cadena de oro que sostiene
una pequeña llave y lo que acabo siendo, un pequeño grano de maíz.

¡Malditas protecciones!

Libera una llave oro y la deja en la cama junto con un pequeño cofre de oro, adornado
con diamantes y rubíes.

- ¡Feliz cumpleaños! – Añade y sale de la habitación.

¡No puedo creerlo!

¡No les importo!

¿Qué hice para merecer su indiferencia?

Quisiera saber mi gran error, con gusto me disculparía.


Me levanto para averiguar que contiene el cofre. Inserto la llave y al abrirlo me
encuentro con una hermosa corona.

¡Mi primera corona!

Las riquezas no forjan la felicidad, un poco de amor marca la diferencia.

4. El reino Niebla
Y así es la Vida. ¡Quieres a quien no te quiere!

Levanto mi cabeza con orgullo.

¡Soy fuerte!

Tomó la corona y me dirijo al espejo más cercano. Libero mi cabello negro, es tan largo
que alcanza mis glúteos. Llevo la corona a mi cabeza y pienso: - Princesa a los
dieciocho y reina para toda la vida.

- ¡Buenos días! – Soy interrumpida por mi Nana – Majestad traigo su desayunó – Añade
mi Nana y entra a la habitación.

Permanezco en el espejo fingiendo juguetear con mi cabello, cuando en realidad estoy


vigilando a través del reflejo los movimientos de mi Nana.

Ella no ha dicho ni una palabra desde que se anunció. La bandeja que trajo reposa en
una pequeña mesa.

Con prontitud y eficacia, sacude y ordena mi cama. Una vez terminada mi cama se
dirige al otro lado de la habitación a preparar mi baño. Alcanzó de un baúl, toallas
limpias, jabón, champo y esencias. Luego se dirigió al guardarropas y dejó a la vista un
vestido y unas botas.

La observo dar un par de vueltas por la habitación, para cerciorarse que todo está en su
lugar. Una vez que comprueba sus tareas se dispone a abandonar la habitación.

¿Se marcha sin decir una palabra?

¡No me ha mirado ni una vez!

No puedo dejar que mi Nana se vaya molesta, no sin antes pedir disculpas. ¡Me merezco
su indiferencia! Devuelvo la corona al cofre.
- Nana espera... – Ella suelta el cerrojo de la puerta pero no se da la vuelta – De verdad
lo lamento... – Logro decir, al menos tengo que intentarlo.

Permanece unos segundos en silencio y dice:

- ¡Feliz cumpleaños majestad! - Y abandona con diligencia la habitación.

¡Estoy atónica!

Asombrada por su indiferencia.

Prepárate Mauriel mis disculpas están por empezar.

El reloj de pared señala las 8:45am. Mi habitación se encuentra en el tercer nivel del
castillo y puedo oír el bullicio de los preparativos de la celebración.

Hace cinco minutos oí las campanas por segunda vez esta mañana, eso quiere decir que
la caída de agua ha abierto sus puertas dos veces.

¡Los invitados están aquí!

Me miro en el espejo por sexta vez. Llevo un vestido floral de decoración ahuecar estilo
bohemia, con magas completas hasta la rodilla, es de cintura empire y escote cuello-O.
Llevo botines de seda en color negro. Es la ocasión perfecta para vestir a la moda.

Suplique a una criada ayuda para peinar mi cabello, no fui capaz de suplicar a mi Nana.
El trabajo es exquisito, mi cabello está perfectamente peinado en rizos que me cubren la
espalda, recogido al frente en una hermosa y complicada trenza.

Anhelo un poco de maquillaje, las chicas de hoy en día son muy liberales. Lo he visto
en las brujas de mi edad que habitan el reino.

Me he probado el joyero entero y todo es muy tradicional. Nada se asemeja a los


accesorios que he visto en el computador. Al final me he decidido por unas argollas de
oro y un colgante de diamante en forma de gota.

Me miro por última vez en el espejo. Respiro hondo y abandono la habitación.

Al acercarme a las escaleras un agradable aroma floral envolvió mis sentidos.

¿Acaso son rosas?

Pronto investigo que las escaleras están adornadas con preciosas orquídeas de varios
colores.

- Definitivamente tengo mal sentido del olfato – Murmuro.


Las alfombras de las escaleras fueron trasformadas para la ocasión al igual que los
tapices y cortinas.

Al llegar al salón principal no puedo creer los cambios. Las mesas para el banquete
están adornadas con hermosos ramos florales. Los candelabros, sillas y mesas fueron
pulidos, otros sustituidos.

Jamás pensé que mis padres planearían semejante celebración para mi cumpleaños.

Por unos instantes permanezco rígida de admiración en las escaleras, hasta que escucho
la voz de mi madre que irrumpe mi ensoñación.

-¿Te gusta cómo está quedando todo Rosa? – Pregunta mi madre sin dejar de dar
órdenes – Aún faltan muchas cosas pero aún tenemos tiempo.

- ¡Todo está perfecto! – Añado con asombro señalando a mí alrededor.

Mi madre dejó a un lado los tradicionales vestidos y está usando para la ocasión un
vestido largo casual, floral, de manga regular, cintura natural, en colores verde,
turquesa, rojo y negro.

- Descuida ve a divertirte – Ordena la reina – Por cierto ¡estás preciosa!

- ¡Gracias madre! – Añado e inmediatamente me dirijo a los establos.

Camino hacia la cocina, es el camino más corto a los establos.

Por el camino tropiezo con varios brujos y sus desinteresadas felicitaciones.

¡Soy la oveja negra del reino!

La cocina es un completo caos. Muchas brujas preparan comida humana.

Salgo de puntillas y las atosigadas brujas no han notado mi presencia.

El castillo fue construido en el año 1.200 D.C. y las últimas torres fueron construidas a
finales de los años 1.609 D.C. Solamente hay electricidad en el reino desde las 5: pm
hasta las 12: pm. La magia y los seres mágicos fueron desterrados hace diecisiete años.
Llevamos vida humana en el reino pero sin los lujos y comodines de los humanos.
Niebla es un reino tradicional que no ha evolucionado en tecnologías. La magia
solamente está permitida para la salud y para cuidado de los cultivos.

Es un día precioso para estar en los jardines, existe una flora muy heterogénea.
Permanezco de pie observando las maravillas del reino Niebla.

El castillo carece de murallas, el Tepuy nos ofrece protección, carece de almenas fue
construido en medio de bosques y selvas camuflado por el expendedor del Tepuy más
grande de las históricas formaciones rocosas del estado bolívar.
Para los habitantes, el reino se encuentra ubicado sobre una formación rocosa, la caída
de agua es la única entrada y salida, el agua del Salto Ángel viene en caída libre del rio
Churum que atraviesa el reino. Y para el resto del mundo no existe castillo, existe la
maravilla llamada Salto Ángel.

Entiendo que es confuso pero no deja de ser maravilloso, podemos observar al mundo
pero el mundo no conoce nuestra existencia.

Es un reino mágico oculto del ojo humano.

5. El príncipe Daniel
Niebla es un sitio maravilloso para vivir.

La fauna es variada, mucha de la cual se halla en peligro de extinción. En los jardines


no sabes con que animal te puedes tropezar.

Camino por el sendero más cercano al establo y mis pies tropiezan con una Boa
esmeralda acechando a su presa, un Sapito minero. Chillo del sobresalto y continúo mi
camino.

A los cinco metros de distancia me detengo a admirar en un árbol de Apamate, a un


hermoso Mono viuda. Oigo la felicidad de los guacamayos al alimentarse de las hojas y
semillas del árbol de almendra. Oigo los rugidos del jaguar y oigo los ladridos de mi
perro Stuart.

¿Qué le pasara?

Me desvió del sendero y atravieso los naranjos.

Los ladridos se intensifican, detrás de unas plantas de Cayena localizo a mi perro y a


dos personas más.

- Eso es chico, ¡tranquilo! – Dice un chico queriendo acariciar a mi perro.

¿Quién es ese chico?

Es alto y de piel blanca. ¡Y musculoso!

- ¡Ven aquí pequeño! – Insiste el chico, se libra de una chaqueta negra de poliéster y se
la entrega a la chica.

El chico se inclina e insiste en coger a Stuart quien se resiste, pero después de un par de
halagos reparte lengüetazos al desconocido.

Mi Stuart es muy cariñoso es un Poodle pequeño de cinco años, cabello abundante,


blanco y liso.
- ¡Te lo dije! no muerde – Comentó el chico.

- Daniel... me ataco sin motivo alguno – Respondió la chica con voz chillona.

¿Stuart la ataco?

Eso es mentira, Stuart no la ha atacado.

- ¡Mientes! – Chillo e inmediatamente me arrepiento.

Ambos se han dado la vuelta.

El chico me observa fascinado y ella me observa con aburrimiento.

- ¿Qué dices? – Preguntó la chica.

Es un poco más baja que yo, de piel blanca, ojos azules, cabello largo de color rojo.

Al mirarla a los ojos deduzco que se trata de la princesa Wendy Montañas, princesa del
reino Altas Montañas. Además al mirarla me he enterado de un par de cosas más, no
lleva protecciones.

¡Es una persona grosera y arrogante!

- ¡Responde! No tengo todo el día – Agrega en voz altanera.

- ¡Mientes! Stuart no te ha atacado, tú lo has golpeado – Vocifero más fuerte que ella.

- ¿Te refieres al perro? – Preguntó la princesa Wendy aburrida a la vez que mira sus
uñas.

- ¡Si! me refiero al perro – Expreso – He visto lo que ocurrió...

- ¿Puedes callarte? - Interrumpe la princesa Wendy mientras mira sus uñas – ¡Eres una
mentirosa!

¿Qué dice?

- ¿Me crees descuidada? – Preguntó la princesa Wendy.

Sacudo la cabeza.

- Puedo sentir a las personas y tu querida acabas de aparecer corriendo – Aclaró la


princesa Wendy.

Deduzco que no he visto con mis ojos lo que ocurrió, la visión me mostro la verdad.

- Pero lo he visto...
- ¡Como sea! – Añade la princesa Wendy a la vez que extiende la mano para hacerme
callar, le arroja la chaqueta al chico que hasta ahora ha permanecido en un segundo
plano y agrega: – Me aburres niña, ¡me voy! tu perro acaba de ensuciar mi vestido.

Observo a la princesa Wendy. Luce un impecable mini vestido por encima de la rodilla,
de manta, casual, decorado con botones, cintura natural, mangas completas, en color
gris y fucsia. Sus sandalias están impecables además hermosas, son negras de correa y
cierre de tobillo.

- ¿Pero qué le pasa? – Gruño frustrada una vez que se ha ido.

- ¡Descuida! Mi hermana puede ser un poco tonta – Dice el chico.

Olvide por completo al guapo chico. Giro, miro su rostro y me pierdo en unos hermosos
ojos azules. Pero eso no es todo, este guapo chico es, el príncipe Daniel Montañas.

¡Mi prometido!

Estoy atónita, debo de parecer una tonta.

Lo observo en silencio por unos segundos más, aún no ha bajado a Stuart de sus brazos.

- ¡Esta bien! – Logro decir.

El me mira de una forma que me hace sonrojar.

Me arden las mejillas de vergüenza.

- ¡Feliz cumpleaños princesa! – Añade el príncipe Daniel y baja al perro sin dejar de
sonreír.

- ¡Gracias! – Expreso de manera automática.

Lleva una camiseta casual de algodón, de parches en azul y gris. Usa gyms azul claro y
zapatos deportivos negros. Pero eso no es lo que atrae mi atención, en su ropa hay
manchas de patas de perro.

- Lo siento, Stuart te ha manchado – Señalo su ropa.

- Con que su nombre es Stuart – Añade el príncipe Daniel.

¡Su boca es sensual!

-Así es... - Balbuceo y me siento tonta de nuevo.

El príncipe no deja de sonreír.

¿Cuál es su problema?

- ¿Qué te parece tan chistoso? – Pregunto y eso no borra su sonrisa.


- No es nada princesa – Explica a la vez que desvía la mirada a su ropa.

Pero es tarde ya he visto la verdad, disfruta el verme sonrojar.

Además me considera... ¡Hermosa!

Continuamos en silencio el tiempo que tarda en chasquear sus dedos un par de veces y
hacer desaparecer por medio de magia las manchas de barro.

- ¡Espero algún día poder hacer eso! – Indico fascinada.

- Personalmente te enseñare – Expresó el príncipe.

Es incomodo saber lo que piensa de mí.

¡Quiero escapar de su sonrisa!

- Debo irme... – Informo y señalo al perro – Es la hora de comer de este pequeñín...

Menciono la palabra "comer" y Stuart se pone de pie, ladra y corre al establo.

- Deberías apresurarte – Comenta el príncipe Daniel en tono juguetón.

- ¡Así es! – Afirmo – Nos vemos en otro momento príncipe.

Me despido, doy un par de pasos y el príncipe me detiene.

- ¡Espera! – Me detiene el príncipe reteniendo mi muñeca – Una cosa más...

¡Está muy cerca de mí!

Dejo de respirar.

Sus dedos acarician mi mejilla y se detienen a juguetear con unos de mis rizos, chasquea
los dedos y de su mano brota una rosa roja.

- Llámame Daniel – Ordena el príncipe a la vez que me entrega la rosa – Acéptala... no


la pongas en agua y cuídala de los caimanes.

Acepto la rosa y recupero mi brazo.

- Prometo cuidarla – Respondo

Observo al príncipe unos instantes, doy media vuelta y me encamino al establo. Pero me
detengo.

- Daniel...

-¿Si? – Respondió el príncipe curioso.


- ¿Puedes usar protecciones? - Solicito - Es vergonzoso saber lo que piensas de mí.

¿Lo he dicho?

Antes que pueda arrepentirme me marcho mientras escucho como el príncipe ríe a
carcajadas.

6. El reino Altas Montañas


El tiempo pasa y las oportunidades se van.

Diseñe un plan perfecto que abordaría después de conocer al príncipe Daniel.

¡Y fracase!

¿Cómo fui tan estúpida?

¡El príncipe Daniel no usa protecciones!

Estoy repasando mis errores debajo de un árbol de Araguaney. No hay Solfis a mí


alrededor, es hora de invocar el regalo de mi prometido.

Cierro los ojos, mantengo la mente en blanco para canalizar mi energía. Al sentirme
preparada pronuncio en la lengua de los brujos:

- ¡Es nuestro secreto! – Fuerte y en voz alta e inmediatamente la hermosa rosa se


transforma es un celular.

Decidida a conocer la verdad le escribo un texto al príncipe Daniel.

Rosalinda: ¡Gracias por el celular! Prometo cuidarlo.

Espero unos minutos y la respuesta llega.

Príncipe Daniel: No es nada, Rosalinda... ¿Ya almorzaste?

¿Me está preguntando si almorcé?

Rosalinda: Aun no, estoy fuera del castillo.

Esta vez la respuesta llega enseguida.

Príncipe Daniel: ¿Dónde estás?

Rosalinda: Junto al establo.

Príncipe Daniel: ¡Espera! Voy enseguida.


Rápidamente me coloco de pie.

¡Quiero huir!

El próximo plan consiste en interrogarlo por textos.

¿Y ahora qué hago?

¿Por qué me pone tan nerviosa?

Respiro y me obligo a calmarme.

Es solo un príncipe además, nos casaremos en un mes.

Diez minutos después observo al príncipe Daniel aproximarse, trae una mochila.
Camina con pasos fuertes y seguros. Se detiene pensativo y observa a su alrededor.
Lleva una de sus manos a su cabeza, observa su entorno más despacio y me localiza.

El príncipe camina sonriente hasta donde estoy. Estoy sentada en el césped y el sin
dudar se sienta a mi lado.

- ¡Hola! – Saludó el príncipe al sentarse con sus piernas flexionadas.

- ¡Hola! – Correspondo el saludo de manera automática.

- ¿Vas a decirme que le ocurrió al otro celular? – Preguntó el príncipe después de unos
segundos en silencio, mientras se frota las manos.

¡No quiero decirle la verdad!

- Daniel... - Hago una pausa ordenando mis ideas – Recuerdo haber escrito las noticias
en una carta.

- ¡Así es! – Afirmó el príncipe Daniel - ¡Por las auroras! Esa historia de caimanes
hambrientos fue fascínate – Añadió riendo a carcajadas - ¡Vamos! ¿Dime que le ocurrió
al celular?

Su sonrisa es contagiosa. Sonrío y decido contarle la verdad.

- Bien... Pero – Lo señalo con un dedo – Promete no enfadarte.

Daniel retiene mi mano y junto a la suya la traslada a su pecho.

¡Por las auroras!

Puedo sentir los latidos de su corazón.

- ¡Lo prometo por Montañas! – Daniel hace el juramento y antes de soltar mi mano la
besa.
¡Qué lindo!

- El celular no fue comido por caimanes – Reconozco y desvió la mirada a mis rizos –
Una noche mi Nana lo descubrió...

- ¿Y? – Preguntó Daniel.

- ¡Enloqueció! – Continúo - Fue aterrador para ella descubrir semejante bestia en mi


habitación – Hago una pausa para reír – Suplique para que no presentara el celular a mis
padres. Por suerte conserve el paquete y le hice creer que lo recibí esa misma tarde por
error...

Lo observo y reúno toda la valentía que poseo para contar la peor parte.

- Mi Nana confió en mi palabra pero... - Observo al príncipe de nuevo y el mediante


señas me ánima a continuar – La mañana siguiente juntas lo arrojamos al Churum.

¬¬El rostro del príncipe es todo un poema.

- ¿Al Churum? – Preguntó con voz suave el príncipe - ¿Estas segura?

- Si... Lo lamento – Confirmó apenada era un celular bellísimo, tarde semanas para
asimilar su funcionamiento.

- ¡Es una lástima!... Era el modelo más reciente – Añade el príncipe sin perder la
sonrisa.

- ¿No estas enfadado? – Preguntó al notar serenidad en el príncipe.

- ¿Debería? – Respondió el príncipe fingiendo inocencia – Por suerte no fue tu padre


quien lo arrojo.

- ¡No quiero imaginar esa posibilidad! – Añado aliviada sin querer imaginar semejante
atrocidad.

- He arrojado un poderoso hechizo – Explica el príncipe al ver mi desconcierto añade: -


El celular está encantado, solamente ambos podremos verlo.

- Por cierto, ¡es muy hermoso el reino! – Añade el príncipe a la vez que saca un mantel
de la mochila y lo extiende – Tus palabras describieron a la perfección tu hogar.

- ¡Gracias! – Agradezco mientras lo observo sacar comida humana de la mochila.

- Espero que no te moleste comer comida humana – Añade el príncipe y continua


sacando comida de la mochila - Comencé a comerla con mis compañeros de universidad
y desde entonces es adictiva.

Comprendo muy bien a lo que se refiere, en Niebla acostumbran a cocinarla cuatro días
al mes.
- Daniel...

¬- ¿Si? – Levanta la vista, curioso.

- ¿Cómo es el reino Altas Montañas? – En Venezuela existen tres reinos ocultos uno de
ellos es Niebla y los otros dos desconozco su ubicación.

- Primero respóndeme una cosa... - Añade el príncipe titubea unos segundos y dice: -
¿Cómo funciona tu don? -

¡Es la primera vez que alguien lo pregunta!

- Bueno, es difícil de explicar... - Pienso unos segundos y continúo: - Mi don no tiene


límites, tus actos, tus recuerdos no están seguros – Lo miro con seriedad a los ojos y
agrego: - ¡Puedo sentir tus emociones Daniel! ¬– Daniel me observa asustado y debería
estarlo, es un libro fácil de leer – ¡Si Daniel! Tus ojos te delatan... – Respondo a una de
las muchas preguntas que formula su conciencia. - Te miro a los ojos y puedo sentir
como propios tus nervios, tu ansiedad y fascinación...

- ¿Debería cerrar mis ojos? – Indagó el príncipe en tono burlón.

- ¡Descuida! respecto la privacidad pero... - Añado – Si dices una mentira la verdad


llegara a mí inmediatamente, sin necesidad de mirarte a los ojos.

-¿Qué quieres decir? – Preguntó el príncipe y aun nos vemos a los ojos cada vez más
cerca. Le permito a mi don surgir y sin dificultad puedo ver con exactitud lo que piensa
Daniel.

- ¡Si! Los rumores son ciertos, puedo sentir las mentiras no importa cuando y donde
hayas mentido ¡lo sabré! – Desvió la mirada a mis manos – Mi don es una maldición...

- ¿Pero qué dices? – Interrumpe confundido me sujeta el rostro con sus manos -
¡Mírame! – Ordena - ¡Tu don es maravilloso!

- ¡No lo es! – Desvió la mirada no quiero sentir sus emociones – Los brujos del reino
me temen – Chillo desesperada – Los miedos, recuerdos olvidados, mentiras, secretos,
dudas y desesperación... ¡Todo! Nada escapa de mi poder. Las semillas del maíz y del
cacao logran cegar mi don, y aun así puedo sentir las emociones... – Lo miro de nuevo a
los ojos - ¿Quién quiere revelar sus secretos? Los brujos del reino ellos...

- Oh Rosalinda... Ellos no le temen a tu don – Aseguró el príncipe.

¿Qué ha dicho?

- ¿A que le temen? – Interrogo a la vez que miro sus recuerdos.

¿Qué pasa?

Me esfuerzo por ver... pero una barrera lo impide.


¡Es increíble! Nunca me había pasado algo semejante.

- ¡No es nada! ¬– Respondió disimulando – Quiero que veas Altas Montañas, quiero
que uses tu don para conocer tu futuro hogar.

¿Quiere qué?

- ¿Estás seguro? – Corroboro lo que acabo de oír.

¿Daniel me ofrece sus recuerdos?

¡Voluntariamente!

- ¡Si Rosalinda! – Confirmó – Para que contarte algo que puedes ver.

- ¡Esta bien! – Sonrío como niña pequeña. Doblo las rodillas en una posición cómoda –
Daniel piensa en tu reino me será más fácil localizar los recuerdos relacionados y... – Lo
señaló con el dedo – La visión puede desconectarme del mundo por unos minutos...

- ¿Qué quieres decir? – Interrumpió preocupado.

- ¡Oye tranquilo! – Exclamó y el me obsequia una tranquila sonrisa – Ya lo veras ¿de


acuerdo? No detengas la visión.

- ¡Esta bien! – Respondió resignado el príncipe.

Cierro los ojos y respiro profundo. Después de unos segundos abro los ojos y conecto la
mirada con el príncipe. El me observa asustado y curioso. Mis poderes surgen con
agilidad y después de dos segundos estoy en la mente del príncipe, observando y
seleccionando recuerdos. Y fácilmente entre muchos recuerdos localizo lo que me
interesa.

Veo la cordillera más larga del mundo, la cordillera de los andes.

Veo una hermosa ciudad rodeada por montañas, con un centro colonial de gran
belleza. Veo a brujos amantes de la fiesta y de trato cordial, amable y hospitalario.
Veo por primera vez el estado de Mérida.

Veo hermosos edificios coloniales como; el Palacio Arzobispal, el Palacio de


Gobierno y la sede de la Universidad de los Andes.

Veo hermosas plazas, como, la Plaza Bolívar, que cuenta con el busto más antiguo
del Libertador en el país y la Plaza Beethoven, en honor al gran compositor
alemán.

Veo que los brujos se mezclan con los humanos y llevan vidas como tales. Los
brujos son magníficos artesanos, agricultores, preparan deliciosos dulces, helados
y comidas.

Por varios segundos observo las atracciones de Mérida.


Un recuerdo en particular capta mi atención.

Veo el parque nacional Sierra Nevada la máxima elevación del territorio


venezolano. Estoy fascinada por el relieve con pendientes abruptas con
características alpinas y cumbres nevadas todo el año. Veo el Bompland, el
Humboldt y el Pico Bolívar.

Veo en el Pico Bolívar a los 3.000 msnm. Un castillo medieval, el hogar de Daniel.

¡Es hermoso!

Abandono los recuerdos, he mirado lo necesario y rápidamente busco recuerdos


relacionados con la bruja Gabriel. Localizo recuerdos de la noche anterior pero no
puedo verlos están borrosos ¿Es posible? Intento verlos una vez más y nada, no puedo
verlos. Frustrada y enojada salgo de la mente de Daniel, he visto mucho y nada.

- ¡Me das miedo! – La cara del príncipe es todo un poema – ¿Siempre eres así? –
Preguntó el príncipe refiriéndose a mi mirada perdida mientras uso mi don.

- ¡Si! – Ratifico.

- ¿Qué has visto? – Cambió de tema el príncipe, la curiosidad lo domina.

- Daniel, ¡fue maravilloso!... – Expreso – ¡Mérida es bellísima!

- ¿Solamente viste el estado Mérida? – Preguntó confundido.

- ¡No!... Pude ver el parque Sierra Nevada – Suspiro fascinada – ¡Observe el castillo
localizado en el Pico Bolívar!

- El territorio de altas Montañas está conformado por la cordillera de los andes –


Explicó Daniel mientras me entrega un plato con comida - ¿Viste los demás estados?

¬- ¡Gracias! – Agradezco y observo la comida – Observe el estado Trujillo, Barinas y


Apure y parte del estado Lara - ¿Qué es esto? – Preguntó refiriéndome a la comida.

- Eso es Asado negro, puré de papa y ensalada del campo – Explicó encantado.

- ¡Esta bien! Tengo un par de preguntas más...

- Para después – Interrumpió con seriedad – ¡Come! Luego charlamos.

Daniel es quien distribuye la comida e insiste en hacerme probar desde, pastel de


plátano, guacamole, brochetas de queso, lasaña, entre otros bocados. Sin embargo no
hemos esperado a terminar la comida, le pregunto por el castillo y sus alrededores. Él
me cuenta más sobre la cultura, el clima y la vegetación del reino.

El príncipe y yo conectamos muy bien.


Le pregunto por la universidad, sus amigos, sus deportes. Me presenta a varios
cantantes musicales, me habla de sus viajes y sueños. ¡Es maravilloso! gracias al poder
de mi don he conocido por medio de las memorias de Daniel a las pirámides de Egipto,
París la ciudad del amor, los castillos de Escocia, las antiguas civilizaciones de México
y Perú, China y su gran muralla, y muchísimos más lugares.

- Si te pregunto una cosa... ¿prometes responder con la verdad? – Demando en un


momento de descuido –

Daniel me observa y sonríe.

- Te hice una promesa ¿Recuerdas? Prometí no usar protecciones, prometí no silenciar


tu don.

Lo recuerdo, hace un año le escribí lo frustrada que me sentía al no poder liberar mi


poder, describí los síntomas que empeoran cada día.

- ¿Quién es Gabriel? – Suelto de inmediato.

- ¿Dónde escuchaste el nombre de esa bruja? – Preguntó alterado a la vez que mira
alrededor.

- Me entere de su existencia ayer-Noche, tuve un sueño – Miento - ¿Quién es?

Miro a los ojos de Daniel y no puedo ver nada.

¿Cómo es posible? ¿Qué me impide ver?

- Al venir aquí mi padre puso un hechizo en mi – Confiesa – No podrás ver nada, lo


siento es por tu seguridad.

Ahora comprendo el porqué de los recuerdos borrosos. ¿Cómo puede ser por mi
seguridad?

- ¡No pueden hacerme esto! – Me altero – ¿Ella vendrá por mí? – Interrogo frustrada.

- ¡Guarda silencio! – Ordena – Nos están vigilando.

- ¿Quiénes? – Demando saber.

- Auroras... - Susurra.

Son hadas, capaces de ver el futuro.

- Mi padre, el rey Arturo y el rey Peter se encuentran en este momento arrojando


hechizos para fortalecer las defensas del Tepuy – Explicó - Estarás bien, ella no vendrá
por ti. – Expresa a la vez que sujeta mi mano - El día de mañana... ¡prometo contarte
todo!

- ¿Lo prometes? – ¡Una persona se preocupa por mí! lo veo en sus ojos.
- Si mi princesa... ¡lo prometo! – Promete con una de sus sonrisas, esas que me han
arrancado suspiros el resto de la tarde – Dime una cosa ¿Qué sabes del cumplimiento de
la maldición?

- No mucho... – Añado.

¡No saber la verdad me está matando!

- Rosalinda... Puede ser que en estos momentos te sientas confundida – Añade


dulcemente - Todo lo que el rey ha hecho es por tu seguridad.

- Esta noche se anunciara nuestro compromiso ¿Lo sabes? – Me desvió del tema al
saber que no obtendré respuestas.

- ¡Si Rosalinda! mi padre insiste, la boda se celebrara en Niebla – Respondió con


serenidad.

- ¿Porque tu padre? ¿Aquel quien amenaza con la destrucción de mi reino? – Susurro


consciente de la presencia de las auroras.

- Te han ocultado muchas cosas mi princesa – Dice mirando alrededor – Las auroras nos
vigilan puedo sentirlas... ¡regresemos al castillo!

Daniel se pone de pie de un salto, extiende su mano para ayudarme a levantar y se lo


agradezco me siento entumecida. Sin embargo se niega a soltarme la mano.

- El día de mañana prometo aclarar tus dudas – Añade en mi oído - ¿Podrás ser
paciente?

- Prometo intentar...

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