La conciencia, la auto comprensión en un entorno definido, es la
experiencia y los hechos, la memoria y las emociones, nuestro entorno. La experiencia mística referíamos, es una auto representación ideal, es la liberación temporal del yo. Nuestro cuerpo y mente, juegan un papel primordial, el aquí y el ahora. Despertamos esa conciencia capaz de dialogar consigo misma, que se responde y se observa, en ese preciso instante nace la mente consciente de si misma, o experiencia mística, y es ahí cuando podemos representarnos de manera diferente, experiencia propia ligada a una consciencia colectiva, reconocemos valores y los convertimos en modelos virtuales, nos disolvemos en un todo, no existe en ese momento el ego. El estado místico puede considerarse como una fuerza importante en el proceso de la autorrealización. Es un momento clave en la actualización del potencial del individuo que lo experimenta, digámoslo así, es de suma importancia en el desarrollo de cualquier persona sensata. Puede ser de mayor importancia dentro del marco de nuestra sociedad o cultura. Los estados místicos, comúnmente relacionados a experiencias religiosas, lo cual es un error, son totalmente hechos con un valor muy distinto, la experiencia mística tiene como apoyo fundamental la relación sistemática, ser parte de un todo, a través de una inteligencia superior, que nos permite integrar todo lo que nos envuelve en un solo organismo vivo, del cual somos parte. El crecimiento de nuestra sociedad de manera sistemática, predetermina valores y razonamientos por seguridad o que sea más conveniente para nosotros, es una representación virtual de tiempo y espacio, para organizar una realidad caótica en la que seamos capaces de movernos, evocando recuerdos para crear disposiciones de acuerdo a dicho modelo social o cultural. Aunque no lo comprendamos, reaccionamos de manera casi automática ante estas condicionantes. Este crecimiento desmedido fractaliza cada vez mas al individuo con respecto a su entorno, generando una perdida de valores personales donde no encontramos el lugar apropiado en este sistema, ocasionando un sinfín de enfermedades y desequilibrios psicológicos, ansiedad, depresión y muchos más. En la experiencia mística nuestra mente consciente, despierta un sentimiento de unidad con la naturaleza, deifica a ese todo en el que nos desarrollamos, desapego al interés propio y un aumento de la placidez y pasividad ante la adversidad, el éxtasis consciente, la fusión con su medio y los otros, de ahí que resulte hasta cierto punto agradable y liberador. Einstein refería que la ciencia nos enseña los hechos, pero que la meta final de la vida y su maravilloso alcance deben venir de una fuente muy diferente. La humanidad crece o desciende de acuerdo a un sistema de valores, lo vemos cada día en el aumento de enfermedades mentales, miedo, guerras terribles e incongruentes y muchos males más, por eso la experiencia mística cotidiana es un buen aliciente, adquiere valor cuando nos apropiamos de esos valores perdidos, ya no son valores abstractos, se han convertido en experiencia viva. Algunos afirman que la experiencia mística se encuentra por encima de la lógica, aunque esta lleva su propia afirmación, estos individuos se sienten unidos intensamente a la humanidad y buscan permanentemente la manera de transmitir a los demás las realidades que han descubierto. La experiencia mística 2… En el fenómeno de la experiencia mística podemos encontrar al pensador que nos invita a no ceder ante dicha realidad, y nos recuerda una realidad subjetiva, que sabe más a un bálsamo espiritual, pero capaz de reinventar nuestra realidad personal. Es importante recalcar, no confundamos la experiencia mística con fragilidad emocional o psicológica, aunque es muy ambiguo. Un ser consciente de su medio, despierta una iluminación intelectual, discursiva además de lógica. Son experiencias cortas, pero cargadas de una rica información, nutrida previamente por información y experiencias detonantes de dicho momento. En el contexto de nuestra era científica, esta experiencia da por bien recibida la ayuda de la ciencia, esta puede suministrar una explicación natural (ni supra natural, ni psicótica) de las revelaciones intuitivas. Aunque no todos los científicos lo aceptan, hay algunos que creen que puede ayudar en el proceso del conocimiento humano, otros lo ven simplemente aberrante. No solo el conocimiento científico o racional es valido, los valores humanos son profundos y estéticos, por ende se necesita de estas partes. Por ello, en la experiencia mística debemos considerar los hechos y observaciones probadas con el tiempo (la ciencia) y el conocimiento experimental del individuo que le da esos valores. El tiempo convierte la experiencia del místico (el testimonio de una vida) en testimonio como evidencia válida. La experiencia mística no es exclusiva, la puede lograr cualquier individuo, no importa el nivel social o académico, es un grado de conciencia superior, es en un sentido, una especie de servicio a los demás sin perder su valor individual o ego (su yo), puede conservar dichos valores personales, agregándoles un interés por los demás miembros y elementos de su realidad. Un poco de nuestra esencia humana primaria, donde el valor colectivo era mas importante al valor individual. Es común no apreciar este tipo de experiencias, estamos mas interesados en satisfacer nuestro ego, que deseamos vestir, hablar o poseer antes de disfrutar nuestra individualidad, antes de ser nosotros mismos. Ser consciente y poder aliviar un poco el dolor social, no demerita ni exhibe al ser humano, al contrario genera seres de luz, capaces de servir y motivar a otros a participar en un cambio social positivo, muy necesario en nuestra actualidad, comenzando por nuestro pequeño entorno personal, como semillas de mostaza, en silencio y con voluntad. La experiencia mística obedece a un ciclo interminable y siempre cambiante, que evoluciona al ritmo de la humanidad y de la sociedad, pero siempre con valores colectivos y sistemáticos, impregnados de emociones y de conocimiento práctico, alimentado por una inteligencia sublime que devuelve valores y reafirma a nuestro espíritu de una manera sutil pero deliciosa. Es hacer de nuestro aquí y ahora un espacio mas disfrutable y humano. La experiencia mística debemos entenderlo en nuestro sistema cultural como la relación en la eficacia de generar realidades así como generar expectativas distintas en las personas de acuerdo a los propios valores de la sociedad que los genera.