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HIPATIA DE ALEJANDRIA ,SÍMBOLO DEL

PENSAMIENTO LIBRE

La leyenda de Hipatia de Alejandría nos muestra a una joven ,bella,


matemática y filósofa, cuya muerte violenta marca un punto de inflexión
entre la cultura del razonamiento griego y el oscurantismo del mundo
medieval. Pero éste es el mito; en realidad, se sabe muy poco de su
vida, y de su obra se conoce sólo una pequeña parte, gracias a los
escritos de algunos de sus discípulos. Es rememorada como una gran
maestra y respetada por la trascendencia de sus conocimientos. Fue
considerada como la mejor persona matemática viva del mundo greco-
romano. Enseñó matemáticas, astronomía y filosofía, escribió diversos
trabajos científicos, comentó las grandes obras de la matemática griega,
construyó instrumentos científicos... Vivió durante la época del Imperio
Romano en Alejandría , aunque por su formación podemos considerar
que era griega, por la ubicación de Alejandría, egipcia y por la época,
romana . El padre de Hipatia, Teón, fue también un ilustre matemático y
astrónomo cuya vida está asociada al Museo , del que puede haber sido
el último director. Fue la última científica pagana del mundo antiguo, y
su muerte coincidió con los últimos años del Imperio romano. Ha llegado
a simbolizar el fin de la ciencia antigua.
En el año 415, un crimen sacudió la ciudad de Alejandría: una
muchedumbre vociferante atacó a la respetada y sabia Hipatia, la
mató y se ensañó con sus restos. Los asesinos formaban parte de
"una multitud de creyentes en Dios", que "buscaron a la mujer
pagana que había entretenido a la gente de la ciudad y al prefecto
con sus encantamientos". Así habla de la filósofa (como de una bruja)
la crónica de Juan, obispo de Nikiu, una diócesis del delta del Nilo.
Escrita casi tres siglos después del asesinato de Hipatia, es el texto
que ofrece más detalles sobre su muerte, y también muestra una
clara animadversión hacia la estudiosa, cuyas hechicerías habrían
justificado su atroz final. Pero ¿quién fue en realidad Hipatia y por
qué murió?

Para responder a esta pregunta debemos trasladarnos a la Alejandría


de comienzos del siglo V. Por entonces, la espléndida metrópoli
fundada por Alejandro Magno, famosa por su Museo (un
extraordinario centro científico), su enorme Biblioteca y sus grandes
templos, aún mantenía una considerable población y era la capital de
Egipto. Como ciudad del Imperio romano de Oriente, la gobernaba un
prefecto enviado por el emperador de Constantinopla; pero, de modo
no oficial, gran parte de su gente obedecía los dictados de su obispo
y patriarca, quien velaba por la fe y la ortodoxia de la comunidad
cristiana.
Alejandría era un centro intelectual y comercial en el delta del Nilo y
el lugar donde se conservó la cultura griega. Era una ciudad
cosmopolita habitada en su mayoría por una población de origen
griego, y por egipcios, romanos, judíos y, en menor cantidad, etnias
árabes, sirias y persas. Fue durante siglos la metrópoli intelectual y
cultural del mundo. La creó Alejandro Magno, que planeó que fuese la
ciudad mejor del mundo. Tras la muerte de Alejandro (306 a. C.) su
imperio se dividió, Tolomeo I heredó Egipto y Alejandría fue la capital
de su reino. Tolomeo fundó allí el Museo.Durante el Imperio Romano
había tres niveles distintos de instrucción: el superior, con
conocimientos de matemáticas, literatura y oratoria, propio de la elite
de las ciudades, donde tanto hombres como mujeres tenían un alto
grado de formación; el segundo, con conocimientos aritméticos y
alfabetización que permitían trabajar en asuntos administrativos y el
tercero formado por la población rural y urbana. La mujer estaba
sometida a la autoridad paterna o del marido. Adquiría derechos por
herencia o por divorcio, pero bajo la tutela del estado que restringía
sus derechos públicos. Sin educación y sin independencia económica
era difícil realizar sus ambiciones intelectuales. En este entorno,
Hipatia es una excepción, favorecida por la inusual liberalidad de su
padre.
Desde que el emperador Teodosio I había proclamado el cristianismo
como religión única del Imperio, el poder eclesiástico se había
instalado en las ciudades e iba asfixiando los reductos del paganismo.
Y actuaba con una intolerancia feroz, no sólo contra los adeptos a los
antiguos cultos, sino contra los disidentes de todo tipo, ya fueran
herejes o judíos, muy numerosos en Alejandría. En esta ciudad, tanto
el clero como los monjes de los desiertos vecinos y los llamados
parabolanos (unos servidores de la Iglesia que también actuaban
como sus guardias) seguían los dictados del obispo, y en momentos
de conflicto no vacilaban en promover violentos disturbios para
demostrar su fuerza, destruir los templos de los infieles y acallar sus
voces.
Fue así como, instigados por el obispo Teófilo, estos fanáticos
causaron grandes destrozos en diversos santuarios paganos, y en el
año 391 saquearon e incendiaron el famoso Serapeo y su espléndida
biblioteca. El templo de Serapis, un emblema glorioso de la ciudad
durante siglos, fue convertido en iglesia cristiana, al igual que el
Cesareo, un antiguo templo dedicado al culto del emperador.
Quienes se negaban a convertirse a la fe dominante sufrían el asedio
cristiano. Resultaban vanos sus intentos de apelar en su socorro a la
corte imperial de Constantinopla, carcomida por las intrigas e
impotente para frenar los tumultos de la masa fanática.
En este contexto se sitúa el martirio de Hipatia. Su muerte resonó
como una campanada fúnebre en el ocaso de Alejandría, el antiguo
centro de la ciencia, la cultura y el arte helenísticos. Tanto los
truculentos detalles del crimen como la manifiesta impunidad de los
asesinos han hecho de la muerte de Hipatia un escándalo histórico
memorable. Los testimonios conservados sobre la figura de Hipatia y
su siniestro final proceden de dos historiadores eclesiásticos,
Filostorgio y Sócrates el Escolástico, que escribieron unos veinte años
después del crimen y no ocultan su reprobación ante lo espantoso de
aquel acto fanático. También del neoplatónico Damascio de Damasco,
que escribió medio siglo más tarde, recogiendo ecos y datos de tan
escandaloso suceso, y del obispo Juan de Nikiu, mucho más tardío.

Tras haber recibido enseñanza en filosofía y matemáticas en el


Museo, Hipatia viajó por Italia y Atenas, donde siguió los cursos de la
Escuela Filosófica dirigida por Temistius, Plutarco el Joven y por su
hija Asclepigenia. Al regresar a Alejandría, se dedicó a enseñar
matemáticas, astronomía, filosofía y mecánica a personas de todas
las religiones, procedencias y razas, convirtiéndose su casa en un
gran centro intelectual. Era amiga y consejera de Orestes, el prefecto
del Imperio Romano de Oriente. Fue respetada como una eminente
oradora y excepcional maestra, explicando las doctrinas de Plotino y
de Iamblichus, un platonismo con estrecha relación con el
neopitagorismo, tradición en la que las matemáticas formaban parte
de la formación filosófica. Se conocen varios de sus discípulos, siendo
el más importante Sinesio de Cirene, filósofo y cristiano, de familia
ilustre, que llegó a ser nombrado Obispo de Temópolis.
Todos coinciden en destacar que Hipatia sobresalió como estudiosa de
las ciencias y la filosofía, materias a las que se dedicó desde joven. Era
hija de Teón, un ilustre matemático del Museo y astrónomo notable.
Hipatia, pues, era una digna heredera de la gran tradición científica del
Museo, pero a la vez se convirtió en una renombrada profesora que daba
lecciones públicas sobre las ideas de Platón, y seguramente de
Aristóteles, atrayendo numeroso público. Esto lo sabemos también por
las cartas muy afectuosas que escribió uno de sus más fieles discípulos,
Sinesio de Cirene.
Hipatia, pues, formaba parte de la élite pagana fiel a sus antiguas
ideas y creencias, y velaba por el legado clásico en un ambiente que
se iba volviendo más y más hostil hacia la herencia ilustrada del
helenismo. Respecto del saber de Hipatia, Sócrates el Escolástico
escribe: "Llegó a tal grado de cultura que superó a todos los filósofos
contemporáneos, heredó la escuela platónica que había sido renovada
en tiempos de Plotino, y explicaba todas las ciencias filosóficas a
quienes lo deseaban. Por eso quienes deseaban pensar de modo
filosófico acudían hacia ella de todas partes".
Por otra parte, tanto Filostorgio como Damascio señalan que Hipatia
aventajó a su padre en saber, en astronomía y en su dedicación a la
filosofía. Dice Filostorgio: "Aprendió de su padre las ciencias
matemáticas, pero resultó mucho mejor que el maestro, sobre todo
en el arte de la observación de los astros".
Y Damascio: "De naturaleza más noble que su padre, no se contentó
con el saber que viene a través de las ciencias matemáticas a las que
él la había introducido, sino que, no sin altura de espíritu, se dedicó
también a las otras enseñanzas filosóficas". Es decir, Hipatia siguió
las enseñanzas del padre matemático, pero fue más allá en sus
estudios de los movimientos de los astros y, sobre todo, al ampliar el
horizonte de sus investigaciones desde la ciencia hacia la filosofía.
Eso la hizo famosa y atrajo hacia ella a muchos oyentes y discípulos.
Damascio continúa: "Puesto que era así la naturaleza de Hipatia, es
decir, tan atractiva y dialéctica en sus discursos, dispuesta y política
en sus actuaciones, el resto de la ciudad con buen criterio la amaba y
la obsequiaba generosamente, y los notables, cada vez que hacían
frente a muchas cuestiones públicas, solían aproximarse a ella Si
bien el estado real de la filosofía estaba ya en una completa ruina, su
nombre parecía ser magnífico y digno de admiración para aquellos
que administraban los asuntos más importantes del gobierno".
Hipatia, pues, era una figura extraordinaria: mujer, pagana y sabia,
influyente y con numerosos discípulos, muy admirada en la ciudad.
Todo esto hizo que su eliminación por parte de cristianos fanáticos
tuviera un carácter ejemplar.
El siniestro suceso ocurrió en el año 415, y fue oscuramente instigado
por el obispo Cirilo, sucesor y sobrino de aquel patriarca Teófilo que
había impulsado a las masas devotas a destruir el Serapeo. Como su
tío, Cirilo era un patriarca con mucho poder, intrigante y taimado. Sin
embargo, tras su muerte no tardaría en ser santificado por sus
servicios y méritos. No sabemos bien qué desencadenó la furia de
Cirilo contra Hipatia, quien ni siquiera era una intelectual combativa y
hostil al cristianismo. De hecho, tenía discípulos cristianos como aquel
Sinesio que le escribió tantas cartas y que llegó a ser obispo de
Tolemaida.
Damascio ofrece una acusación clara contra el patriarca y explica las
causas de su hostilidad hacia la filósofa: "Ocurrió un día que Cirilo,
obispo del grupo opuesto, pasaba por delante de casa de Hipatia y vio
una gran multitud de gente y de caballos a su puerta. Había quienes
llegaban, quienes se marchaban y quienes esperaban. Cuando Cirilo
preguntó por el significado de aquella reunión y los motivos del
revuelo, sus criados le explicaron que era la casa de la filósofa Hipatia
y que ella estaba saludándoles. Cuando Cirilo oyó esto le entró tal
ataque de envidia que inmediatamente empezó a conspirar su
asesinato de la manera más detestable". La envidia, pues, habría sido
el desencadenante de los hechos.
Pero queda otro motivo que pudo influir en la inquina del obispo: las
buenas relaciones de Hipatia con Orestes, el prefecto de la ciudad,
que años antes había sido objeto de otro ataque callejero de los
mismos fanáticos, uno de los cuales lo había herido en la cabeza con
una piedra. El agresor, un monje llamado Amonio, fue sometido a
tortura y falleció, tras lo cual Cirilo depositó sus restos en una iglesia
y le rindió el culto que se daba a los mártires. Las relaciones entre el
poder eclesiástico y el poder civil se habían tensado hasta el extremo,
e Hipatia reunía la doble condición de pagana y próxima a Orestes, lo
que no podía menos que concitar el odio del patriarca. Cuando
Damascio califica a Cirilo de "obispo del grupo opuesto" quizá tenga
en mente a quienes se enfrentaban a él, con Orestes e Hipatia como
cabezas visibles.

La filósofa murió durante el cuarto año del obispado de Cirilo. Una


turba de monjes venidos de los yermos próximos rodeó en pleno día
a Hipatia en la misma puerta de su casa. La arrastraron a golpes
hasta el interior de una iglesia, y allí la desnudaron y la
descuartizaron, desgarrando sus carnes con conchas y tejas, y
después de muerta quemaron sus restos en una hoguera para borrar
su recuerdo. La brutal escena semejaba un sacrificio humano en un
ritual de inaudita ferocidad, como si inmolaran una víctima a un dios
bárbaro. Anotemos de paso que, ya que era una famosa profesora
unos veinte años antes, Hipatia no murió tan joven como creían
algunos pintores románticos, imaginándola como una bellísima
muchacha desnuda y sacrificada en un altar por los furiosos monjes.
Debía tener cincuenta años o más cuando fue tan cruelmente
asesinada.

Charles William Mitchell, un pintor prerrafaelita de Newcastle,


representó a Hipatia de Alejandría, una mujer de gran belleza y
sabiduría, justo antes de ser atacada brutalmente por una turba de
cristianos. Hipatia, quien fue acusada injustamente por un grupo de
fanáticos religiosos en la tumultuosa Alejandría de comienzos del
siglo V, aparece aquí junto al altar de un templo cristiano, cubriendo
su cuerpo desnudo con su cabello largo y rojizo, más propio de la
pintura prerrafaelita. Por su rostro lívido y desencajado se nota que
intuye su trágica muerte. Hipatia fue una maestra brillante que se
negó a traicionar sus conocimientos científicos para convertirse al
cristianismo, pese a que se mostró tolerante con todas las religiones.
Pero fue víctima de una conspiración, según parece por motivos
políticos, en una época de luchas internas y de intolerancia hacia el
paganismo y el neoplatonismo.

Como tenía frecuentes entrevistas con Orestes (el prefecto imperial


de Alejandría) se informó de forma calumniosa entre el pueblo
cristiano que fue por su influencia que él fue prevenido de
reconciliarse con Cirilo (el Patriarca de Alejandría). Por lo tanto,
algunos de ellos, cuyo cabecilla era un lector llamado Pedro, se
apresuraron movidos por un entusiasmo feroz y fanático y
emprendieron una conspiración contra ella.Después de despedazarla,
se llevaron sus miembros destrozados a un lugar llamado Cinarón y
los quemaron, relata el historiador Sócrates Escolástico, coetáneo de
Hipatia. La filósofa y maestra neoplatónica murió en el año 415 (o
puede que 416), es decir, hace mas de 1.600 años.

https://www.google.es/search?q=templo+de+serapis+alejandria&sa=X
&ved=0ahUKEwjG-
6GmmajQAhUHthQKHV9vCYgQvQ4IHSgD&biw=1536&bih=740&dpr=1.2
5

https://www.elpensante.com/la-verdadera-historia-de-hipatia-de-
alejandria/

http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/grandes_rep
ortajes/10797/hipatia.html

http://www.muyhistoria.es/h-antigua/articulo/hipatia-de-alejandria

http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/grandes_rep
ortajes/10797/hipatia.html?_page=2

http://www.ehu.eus/~mtwmastm/HIPATIA.pdf

http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/actualidad/10
078/hipatia_alejandria_fue_asesinada_hace_1600_anos.html

http://1.bp.blogspot.com/-
XqfJBW0Uric/VjzPn4XQoGI/AAAAAAAALPw/PJgFugpv-
aQ/s1600/HIPATIA%2BFRASE%2B1.jpg

https://www.google.es/search?q=hipatia+de+alejandria+muerte&sa
=X&ved=0ahUKEwj24IizoajQAhVHVBQKHW48DIsQvQ4IGigA&biw=15
36&bih=740

http://tirant.edu.gva.es/1_contingut_html/astrodones/hipathia_an_Al
exandria.jpg

http://www.ehu.eus/~mtwmastm/HIPATIA.pdf

https://twitter.com/lex_od/status/477907623636115456?lang=es

https://es.scribd.com/document/250871226/Hipatia-de-Alejandria

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