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233969. . Primera Sala. Séptima Época. Semanario Judicial de la Federación. Volumen 217-228, Segunda Parte, Pág. 24.

DOLO EVENTUAL O INDIRECTO, CULPA CONSCIENTE Y


PRETERINTENCIONALIDAD. El dolo eventual o indirecto se ha definido como aquel en
que el autor se representa como posible un determinado resultado, a pesar de lo cual no
renuncia a la ejecución de la conducta, aceptando las consecuencias de ésta, o bien, cuando el
sujeto sin dirigir precisamente su comportamiento hacia el resultado, lo representa como
posible, como contingente, y aunque no lo desea de manera directa, por no constituir el fin de
su acción o de su omisión, sin embargo lo acepta, ratificándose en el mismo. Es dentro de
este marco, donde la hipótesis de la "ruleta rusa invertida" encuentra su perfecta adecuación,
pues no cabe duda de que al haber el activo tomado su pistola, dejando una bala en el cilindro
al que dio vuelta, para luego apuntar hacia su compañero, según ambos lo habían acordado, y
dispararle, en su mente se representaba la posibilidad de que el hoy occiso podría resultar
lesionado o muerto, como en efecto aconteció, sin que a pesar de ello desistiera de su
comportamiento. Es innegable que el resultado no lo deseaba, pero lo aceptó, e incluso
podríamos atrevernos a pensar que en lo íntimo de su mente hasta lo deseó, porque de no
haber acontecido el hecho en la forma en que se desarrolló, hubiera podido ser de manera
inversa y resultado lesionado o muerto el inculpado, hipótesis que definitivamente no
deseaba, pero cuya realización era factible, porque como se desenvolvía el "juego de ruleta
rusa invertido", era inevitable que cualesquiera de los dos participantes fuera dañado. No es
factible ubicar el presente caso en el ámbito de la culpa consciente, pues en ésta no hay
voluntad respecto al resultado que se representa, el cual no se quiere ni se acepta, a diferencia
del dolo eventual, en el que existe aceptación del resultado previsto como posible o probable.
Para incurrir en culpa es menester la violación del deber de cuidado, a lo que es totalmente
ajeno el actuar doloso, en cualquiera de las formas que concurra, de acuerdo a las diversas
clasificaciones de doctrina. El homicidio preterintencional se caracteriza por un resultado
consistente en la muerte, que se previó, con la esperanza de que no se realizaría, o que no
siendo previsto haya sido previsible, actuando el activo sólo con animus dañandi; por tanto,
el actuar del acusado no se ajustó a tales exigencias porque la preterintencionalidad requiere
que al inicio se obre de manera dolosa, en tanto que la conducta desplegada por el activo sea
dirigida a causar un daño al pasivo, esto es, que deseara sólo lesionarlo; sin embargo, en una
segunda fase, a virtud de la concurrencia de la culpa, se logra un resultado típico (muerte),
que sobrepasa al inicialmente querido.

Amparo directo 6858/86. José Luis Martín Sánchez Juárez. 3 de junio de 1987. Unanimidad
de cuatro votos. Ponente: Luis Fernández Doblado. Secretaria: María Edith Ramírez de
Vidal.

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