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“Año de la Consolidación

del Mar de Grau”

I.E. RAMON CASTILLA Y


MARQUESADO

LA ADMIRACION
ASIGNATURA : PERSONA FAMILIA Y RELACIONES
HUMANAS
DOCENTE :

INTEGRANTES : ENRIQUEZ TAIPE SORAYDA


SOTACURO SEDANO CARMEN ROSA

GRADO Y SECCION : 4to “F”

Huancavelica - Perú
2016

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I.E. RAMON CASTILLA Y MARQUESADO

AGRADECIMIENTO

El agradecimiento a nuestros padres;


quienes con sus sabios consejos
supieron hacer de nosotros (as) de bien
y vocación de servicio a la colectividad, a
mis compañeros gracias a ellos,
aprendimos y aun aprendemos ser un
mejor alumno (a).

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LA ADMIRACION
I.E. RAMON CASTILLA Y MARQUESADO

DEDICATORIA

Al Dios Supremo, por habernos dado la


vida, el conocimiento y estar rodeado de
las personas que más queremos

A todos los compañeros dignos de un


aprendizaje futurista y a los superiores
por guiarnos en el camino hacia el
futuro.

INDICE
INDICE ------------------------------------------------------------------------------------------------------ 3

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LA ADMIRACION
I.E. RAMON CASTILLA Y MARQUESADO

INTRODUCCION ----------------------------------------------------------------------------------------- 5
PARTE I ---------------------------------------------------------------------------------------------------- 6
LA ADMIRACION ------------------------------------------------------------------------------------- 6
1. Concepto ------------------------------------------------------------------------------------------ 6
2. La admiración en Platón ----------------------------------------------------------------------- 7
3. La admiración en Aristóteles ----------------------------------------------------------------- 8
4. La admiración en Descartes ------------------------------------------------------------------ 8
5. La admiración en Espinoza ------------------------------------------------------------------- 9
6. La admiración en Pascal -------------------------------------------------------------------- 10
CONCLUSIÓN ------------------------------------------------------------------------------------------ 11
BIBLIOGRAFÍA ----------------------------------------------------------------------------------------- 12

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LA ADMIRACION
I.E. RAMON CASTILLA Y MARQUESADO

INTRODUCCION
El presente trabajo habla acerca de la Admiración y como Aristóteles decía que
la filosofía nació de la admiración. Según el filósofo griego, lo que llevó a los
hombres a filosofar fue el hecho de advertir que la realidad tiene logos, sentido,
racionalidad. La realidad misma es admirable porque no es un caos, sino un
cosmos, es decir, un conjunto ordenado de seres que siguen leyes racionales.

La admiración expresa una postura contemplativa orientada hacia el


reconocimiento del misterio y de la grandeza del hombre y de toda la realidad.
Como en el caso de la contemplación estética, el asombro implica salir de uno
mismo y dejarse cautivar por la realidad. Muchas realidades (por no decir
todas) pueden suscitar nuestra admiración: podemos sentir admiración ante un
cielo repleto de estrellas, ante la belleza de una sonrisa, la complejidad del ojo
humano o la maldad de una venganza. Ahora bien, para la "admiración" no es
suficiente con "mirar", sino que hay que "saber mirar".

Un autor contemporáneo, A.J. Heschel, afirmaba que "con el avance de la


civilización declina el sentido de la admiración". Nuestra sociedad de masas y
de consumo muchas veces vive de acuerdo con una organización de la vida
que se asemeja mucho a la vida animal: agobiados por las prisas y el afán de
realizar el mayor número de cosas en el menor tiempo posible, vivimos en una
incesante actividad, únicamente encaminada a producir medios o útiles para
satisfacer determinadas necesidades de la vida.

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LA ADMIRACION
I.E. RAMON CASTILLA Y MARQUESADO

PARTE I
LA ADMIRACION
1. Concepto
¿Qué es la admiración? ¿Por qué la admiración? ¿Cómo explicar la
pérdida de la capacidad de admirarse? Estas preguntas, formuladas
desde los primeros filósofos griegos hasta los días de hoy, reciben
diferentes respuestas. Sin embargo, como algo propio de la naturaleza
de la filosofía, toda pregunta continúa indagando aún cuando
aparentemente silenciada por una respuesta. Además, la pregunta que
indaga que es la admiración busca una respuesta satisfactoria o una
explicación del fenómeno de la admiración, pero, en realidad, pretende
mucho más, pues quiere saber algo a respecto del propio ser humano.
Inicialmente, bajo el punto de vista del lenguaje común, la admiración
indica la acción o el efecto de admirar en la medida en que consiste en
un fuerte sentimiento de placer delante de alguien o de algo que no se
considera común o algo extraordinario. También se puede añadir que la
admiración es una disposición emocional que traduce respeto,
consideración, veneración por persona u obra, por ciertos aspectos de la
personalidad humana. En el último sentido, es posible traducir la
admiración como un sentimiento que exprime espanto, sorpresa, pasmo,
delante de algo que no se espera.
Estas nociones o características de la admiración en la historia de la
filosofía y de la ciencia ganan nuevos desdoblamientos conceptuales.
Por eso, desde este enfoque teórico, es posible mostrar la relevancia del
fenómeno de la admiración en relación, por ejemplo, al conocimiento
filosófico y a la comprensión del ser humano, del mundo y de los otros.

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LA ADMIRACION
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En esta perspectiva, podemos reconstituir una historia del concepto


“admiración” y sus orígenes, como en muchos otros fenómenos, se
pueden localizar en Platón y Aristóteles. Fueron ellos, en sus escritos,
los primeros que apuntaron las relaciones entre el fenómeno de la
admiración y el origen del filosofar.
2. La admiración en Platón
Platón, en el Teeteto, diálogo sobre el conocimiento, al exponer la teoría
de Protágoras, apoyada en el pensamiento de Heráclito, de que “el
hombre es la medida de todas las cosas, de la existencia de las que
existen y de la no existencia de las que no existen” (152 a), después de
examinar las objeciones a la tesis sobre el saber cómo sensación, en un
determinado momento de la conversación, bajo la influencia de los
argumentos de Sócrates, declara: “¡Por los dioses, Sócrates! me causa
gran admiración lo que todo esto pueda ser, y sólo de considerarlo llego
a sentir vértigo” (155, c, d).
Sócrates, entonces, frente a esta declaración de Teeteto, comenta:
“Estoy viendo, amigo, que Teodoro no ajuició equivocadamente tu
naturaleza, pues la admiración es la verdadera característica del filósofo.
No existe otro origen para la filosofía. Por lo que parece, no fue mal
genealogista quien dijo que Iris era hija de Taumante (Admiración)”
(Teeteto, 155 d).
El amor de la sabiduría y de la filosofía es suscitado por el acto de
admirarse. Pero es propio del estilo de Platón jugar con las palabras. Él
saca provecho del término griego taumasein, o taumante, que Hesíodo,
en la Teogonía, verso 265, dice ser padre de Iris, mensajera de los
dioses entre los hombres. Ocurre que Iris también es identificada con la
filosofía. Así, en la visión de Hesíodo, Iris, hija de Taumante, es símbolo
de la filosofía que nace de la admiración.
Sócrates observa que Teeteto descubre la relación entre todo lo que se
dice y la proposición que es atribuida a Protágoras. Esta capacidad de
percepción causa admiración. Él se admira al descubrir las relaciones
entre el devenir de Heráclito y el relativismo de Protágoras.

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LA ADMIRACION
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3. La admiración en Aristóteles
Aristóteles escribe que la admiración motivó a los primeros filósofos a
pensar. En la Metafísica, libro I, 2, 10-20, escribe:
De hecho, los hombres comenzaron a filosofar, ahora como en el origen,
por causa de la admiración, en la medida en que, inicialmente, se
quedaban perplejos frente a las dificultades más sencillas; después,
progresando poco a poco, llegaron a enfrentar problemas siempre
mayores, por ejemplo los problemas relativos a los fenómenos de la luna
y, del sol y de los astros, o los problemas relacionados a la generación
de todo el universo. Ahora bien, quien experimenta una sensación de
duda y de admiración reconoce que no sabe; y es por esto que también
aquel que ama el mito es, de cierto modo, filósofo: el mito, en efecto, se
constituye de un conjunto de cosas admirables. De modo que los
hombres filosofaron para liberarse de la ignorancia, es evidente que
buscaban el conocimiento únicamente en vista del saber y no por alguna
utilidad práctica. Y el modo como las cosas se desarrollaron así lo
demuestra: cuando ya poseía prácticamente todo lo que necesitaba para
la vida y también para la comodidad y para el bienestar, entonces el ser
humano comenzó a buscar esta forma de conocimiento. Es evidente, por
lo tanto, que no la buscamos por ninguna ventaja que le sea extraña; y,
más aún, es evidente que, como llamamos libre el hombre que es fin
para sí mismo y no está sometido a otros, así sólo esta ciencia, dentro
de todas las otras, es llamada libre, pues sólo ella es fin para sí misma.
4. La admiración en Descartes
Descartes, en Las Pasiones del alma, en la segunda parte, art. 53,
afirma lo siguiente sobre la admiración:
Cuando el primer contacto con algún objeto nos sorprende, y cuando lo
juzgamos nuevo o muy diferente de lo que hasta entonces conocíamos o
de lo que suponíamos que debería ser, esto nos lleva a admirarlo y a
espantarnos con él; y como esto puede acontecer antes de que
sepamos de algún modo si este objeto nos es conveniente o no, parece
que la admiración es la primera de todas las pasiones; y ella no tiene

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LA ADMIRACION
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contrario, pues si el objeto que se presenta nada tiene en sí que nos


sorprenda, no somos de manera alguna afectados por él y lo
consideramos sin pasión.
En la primera parte de Las pasiones del alma, Descartes define la
pasión: “[...] todo cuanto se hace o acontece de nuevo es generalmente
llamado por los filósofos una pasión con relación al sujeto a quien
acontece, y una acción con respecto a aquel que hace con que
acontezca”.
Descartes, al enumerar las pasiones, después de la admiración,
menciona la estima o el desprecio, la generosidad o el orgullo y la
humildad o la bajeza. Continúa relacionando la veneración y el desdén,
el amor y el odio, el deseo, la esperanza, el temor, el celo, la seguridad y
el desespero; la indecisión, el coraje, la osadía, la emulación, la cobardía
y el pavor; el remordimiento; la alegría y la tristeza, la broma, la envidia,
la piedad; la satisfacción de sí mismo y el arrepentimiento, y otras más.
Finalmente, en el art. 70 define y apunta la causa de la admiración. Dice:
La admiración es una repentina sorpresa del alma, que la lleva a
considerar con atención los objetos que le parecen raros y
extraordinarios. Así, es causada en primer lugar por la impresión que se
tiene en el cerebro, que representa el objeto como raro y por
consiguiente digno de ser muy considerado; en seguida, por el
movimiento de los espíritus, que están dispuestos por esta presión para
tender con gran fuerza al lugar del cerebro donde ella se encuentra, a fin
de fortalecerla y conservarla allí; como también están dispuestas por ella
a pasar de ahí a los músculos destinados a retener los órganos de los
sentidos en la misma situación en que se encuentran, a fin de que sea
aún mantenida por ellos, si por ellos fue formada.
Más adelante, Descartes, en el art. 73, afirma que el espanto es un
exceso de admiración.

5. La admiración en Espinoza

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Espinosa, en la Ética, al escribir sobre el origen y la naturaleza de las


afecciones, después de definir el deseo como “la propia esencia del
hombre, mientras esta se concibe como determinada a hacer algo por
una afección cualquiera en ella verificada”, presenta la admiración
(admiratio) como “la imaginación de una cosa cualquiera a la que el
alma permanece fijada, porque esta imaginación singular no tiene
ninguna conexión con las otras
(ver la proposición 52 de esta parte y su nota)”.
De hecho, para Espinosa, solamente la alegría, la tristeza y el deseo son
afecciones primarias o primitivas. Menciona la admiración porque se
introdujo este uso, pues ella deriva de las tres afecciones referidas.
También es necesario recordar que Espinosa considera una afección
como “pasión del alma” aunque, según él, tenemos de la afección una
idea confusa. Las expresiones "fuerza de existir” y la afirmación de que
el alma “está determinada a pensar tal cosa de preferencia a tal otra” no
son aclaratorias
6. La admiración en Pascal
Pascal, en los Pensamientos, fragmento 401, dice:
Los animales no se admiran. Un caballo no admira a su compañero. No
es que no haya entre ellos emulación en la carrera, pero es sin
consecuencia; pues, estando en el establo, el más pesado, el más mal
tallado no cede su avena al otro, como los hombres quieren que se les
haga. Su virtud se satisface por sí misma.
En los fragmentos 347 y 348, Pascal hace sus famosas afirmaciones
sobre el hombre como una caña débil, pero pensante. Para él, toda
dignidad humana consiste en el poder pensar. La admiración, en este
caso, es un impulso para pensar.

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CONCLUSIÓN

1. Este breve panorama de diferentes concepciones del acto de admirarse


ofrece un ejemplo de como la historia de la filosofía y de la ciencia se
constituye de cambios conceptuales. Los conceptos elaborados en las
teorías están firmados, es decir, tienen autoría, y son reflejos de las
redes conceptuales de una época, de un sistema, de una teoría.
2. Explicar si el hombre perdió o no la capacidad de admirarse no es fácil.
Lo que parece ser verdadero es el hecho de que muchas personas, por
un motivo u otro, ya no se admiran. Por esto Millôr Fernandes, con su
espíritu crítico e irónico, que aún nos causa admiración, afirma con
agudeza: “¡Cómo son admirables aquellas personas que consiguen
atravesar toda la vida sin hacer nada de admirable!” Y, con acentuada
malicia, añade: “¡Cómo son admirables las personas que no conocemos
muy bien!” (2007, p. 13). Quiere decir, en última instancia, que la
admiración tiene relación con el conocimiento, y que es suficiente
conocer algo o alguien para no admirarnos más. Uno de los caminos
directos al conocimiento, sin duda, es el de la admiración.

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BIBLIOGRAFÍA

 Ciberteologia - Revista de Teologia & Cultura - Ano VI, n. 30 66


 ARISTÓTELES. Metafísica. São Paulo: Loyola, 2002.
 BORNHEIM, G. A. Introdução ao filosofar. Porto Alegre: Globo, 1970.
DESCARTES, R. Obra escolhida. São Paulo: Difusão Europeia do Livro,
1962. ESPINOSA, B. Ética. São Paulo: Abril Cultural, 1973.

ANEXOS

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LA ADMIRACION

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