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Abraham Valdelomar
Cesar Vallejo se dedicó a impartir clases en el colegio Nuestra Señora de
Guadalupe y, estando de visita en su pueblo natal, resultó involucrado en
unos violentos incidentes, siendo detenido junto a uno de sus hermanos
“por incendio, asalto, homicidio frustrado, robo y asonada…”. Esclarecida
la injusticia de su detención y encarcelamiento por cerca de cuatro meses,
el poeta encontró tiempo suficiente para cursar estudios de Filosofía y
Letras en la Universidad de San Marcos. En 1921 ganó el certamen
literario organizado por la Sociedad Cultural “Entre Nous”, con el
cuento titulado “Más allá de la vida y la muerte”. El premio le permitió
editar su segundo libro de poemas, Trilce (1922), trabajado en los talleres
de la cárcel donde estuvo preso. El título, al parecer, conjuga los vocablos
“triple” y “dulce”. En esta obra Cesar Vallejo canceló definitivamente la
herencia del modernismo, creando un lenguaje original, con experimentos
formales afines al creacionismo y al expresionismo. Trilce supone un hito
en la poesía de lengua española, por la fusión de elementos culturales
nativos y cosmopolitas; ha sido comparada por la crítica con La tierra
baldía. Residencia en la tierra y otros textos capitales.
Estancia en Europa
En 1923 publicó dos obras narrativas: Escalas melografiadas y Fabla
salvaje y ese mismo año abandonó el Perú con destino a París, atraído por
la cultura francesa; allí vivirá la bohemia del extranjero. Lo deslumbró el
Louvre y frecuentó los cafés de Montparnasse y el Barrio Latino. Jamás
retornaría a su patria. Conoció a Picasso, quien lo retrató en un célebre
boceto. Sin trabajo, agobiado por diversas dolencias y por la muerte de su
padre, escribió varios de los llamados “poemas en prosa” que figurarían
más tarde en Poemas humanos. Alternó hacia 1924 con los intelectuales
de la época y conoció a Huidobro, Desnos, Tzara y Marcel Aymé. Consiguió
un puesto de trabajo como corresponsal en la empresa de los Grandes
Periódicos Iberoamericanos(1925). Se dedicó a la creación literaria y,
paralelamente, a la profesión periodística, que lo convirtió en
prolífico articulista. Colaboró con la revista Mundial de Lima y viajó por
primera vez a España (1925). Fundó, en 1926, con el poeta español Juan
Larrea, la revista Favorables París Poemas y, en 1927, conoció a la que
habría de ser su esposa, Georgette Philippart. Cada vez más influido por el
marxismo, Cesar Vallejo visitó la Unión Soviética en 1928 y retornó un año
después, en compañía de Georgette, ya casado. La pareja recorrió Berlín,
Leningrado, Moscú, Praga, Viena, Budapest, Venecia, Florencia, Roma,
Génova y Niza. En 1930 el poeta fue expulsado de Francia por sus
actividades políticas, instalándose en Madrid, donde publicó la segunda
edición de Trilce, con prólogo de José Bergamín y un poema de Gerardo
Diego. Cesar Vallejo se afilió al Partido Comunista de España y
publicó su novela El tungsteno (1931), tributaria del realismo
socialista. Por tercera y última vez visitó la Unión Soviética, viaje que sería
el origen de su libro Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin.
Colaboró, desde 1933, en Germinal, de París, con artículos sobre la
situación social del Perú y con críticas a los surrealistas, a favor de un arte
comprometido y realista. Debido a la precariedad económica de la pareja,
Georgette vendió su piso. En 1936 el matrimonio se instaló definitivamente
en el hotel Du Maine.
Al estallar la guerra civil en España, Cesar Vallejo se consagró al apoyo
republicano. En diciembre de 1936 viajó a Madrid y Barcelona, y
tomó parte en el congreso de escritores antifascistas de
Valencia (1937), al que asistieron Pablo Neruda, André Malraux y Octavio
Paz, entre otras personalidades. De regreso a París, fundó el Comité
Iberoamericano para la Defensa de la República y participó en la
organización de Nuestra España, vocero del citado comité, junto con Pablo
Neruda. Cesar Vallejo, que durante diez años había abandonado la poesía,
incursionando en otros géneros como la crónica y el teatro, se dedicó a
escribir febrilmente, dando a las prensas España, aparta de mí este cáliz.
Algunos poemas suyos fueron publicados en la revista El mono azul, que
dirigía el poeta Rafael Alberti.