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Jueves, 17 de septiembre de 2015 12:15
| Julieta Sanguino
Hay dos clases de locura. Una es la que las “Furias vengadoras vomitan
en los infiernos cuando lanzan sus serpientes para encender en el
corazón de los mortales, ya el ardor de la guerra, ya la sed insaciable del
oro, ya los amores criminales y vergonzosos, ya el parricidio, ya el
incesto, ya el sacrilegio, ya cualquier otro designio depravado, o cuando,
en fin, alumbran la conciencia del culpable con la terrible antorcha del
remordimiento. Pero hay otra locura muy distinta que es por todos
apetecida con la mayor ansiedad. Manifiéstase ordinariamente, por
cierto, alegre extravío de la razón, que a un mismo tiempo libra al alma
de angustiosos cuidados y la sumerge en un mar de delicias”. Para
Rotterdam aquél que sufre una enfermedad mental vive feliz y divertido,
no en la prisión cotidiana que nos encontramos todos los demás.
A Sebastian Brant le debemos el famoso libro La nave de los locos , en
el que critica la sociedad de su época, en la que la necedad se hacía cada
vez más presente, del mismo modo que la estupidez. En él, cuenta la
historia de un grupo de locos que deben de embarcarse a un nuevo sitio,
dejando la civilización y todo lo conocido, como si se tratara de un éxodo
obligado. Cada personaje del barco tiene aventuras entre sí. En su obra,
el loco muestra la sinrazón no sólo de los tripulantes sino del mundo. La
demencia se convierte en una señal de que el fin del mundo está cerca.
A lo largo de la literatura, existen más autores que tienen opiniones
sobre la locura, algunas coinciden, la mayoría de ellos quisieran estar
locos, locos de remate en un mundo en el que la razón es lo que
prevalece.
“Es cosa admirable que todos los grandes hombres tengan siempre
alguna ventolera, algún granito de locura mezclado con su ciencia”.
–Molière
“El amor y la locura son los motores que hacen andar la vida”.
–Marguerite Yourcenar
“En el amor siempre hay algo de locura, mas en la locura siempre hay
algo de razón”.
–Friedrich Nietzsche
“El loco se cree cuerdo, mientras que el cuerdo reconoce que no es sino
un loco”.
–William Shakespeare
9 escritores que se
volvieron completamente
locos
CULTURA GENERAL
By Alexia B
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#1 Friedrich Nietzsche
A lo largo de los años han surgido teorías sobre el filósofo alemán: algunos
sífilis. Los últimos años de su vida quizá fueron los peores: el gran filósofo
quizá eso fue lo que lo ayudo a crear tan maravillosas obras, el decía: “Los
Aquellos que sueñan de día son conocedores de muchas cosas que se les
#4 Jonathan Swift
El autor de “Los viajes de Gulliver” sufría de un trastorno mental no
discapacidad total.
#5 Franz Kafka
El escritor de “Metamorfosis” padecía neurosis y depresiones, por lo que
su humor era una montaña rusa: momentos de gran felicidad con otros
perseguido.
#8 HP Lovecraft
Padeció de un trastorno del sueño traumático, que ahora se piensa que
#9 El Marqués de Sade
Fue declarado loco y se coloca en el asilo de Charenton. Sin embargo, la
11
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POR
SERGIO PARRA
25 OCTUBRE 2016
Creatividad
alucinaciones
dickens
escritores
evelyn waugh
philip k dick
stevenson
virginia woolf
voces
S on muchos los autores que han oído voces en su cabeza, que
hablaban con seres imaginarios o que incluso interactuaban en sus sueños
de formas tan diversas que, finalmente, podían usar todo ese bagaje
psicopatológico para concebir obras mucho más sugerentes.
Tal vez, muchas personas con sensibilidad artística sufren algún tipo de
trastorno más o menos benigno, pero también acaso una empatía más
desarrollada de lo habitual, una habilidad innata para ponerse en la piel de
otras personas e imaginar cómo hablan. De hecho, a menudo las
alucinaciones de muchos autores son auditivas.
Como explicó él mismo, los sueños eran una especie de pequeño teatro
del cerebro que se mantenía intensamente iluminado por la noche. A los
personajes que aparecían en su teatro onírico los llamaba su brownies.
Estos personajes, por ejemplo, fueron la fuente de inspiración para
escribir El extraño caso del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, tal y como
explica Richard Wiseman en Escuela nocturna:
Con todo, era durante el sueño cuando las inspiraciones eran más
frecuentes. Le sucedía a Samuel Taylor Coleridge, que en 1797 soñó de
una sola tacada con 200 versos de un poema nuevo. Sin embargo, cuando
al despertar empezó a tomar nota de todos ellos, una visita le interrumpió.
Los versos finales jamás los pudo recordar, y esa es la razón de que su
poema más conocido, Kubla Khan, quedara incompleto. Y Walter Scotto
confiaba en los sueños para resolver cualquier atasco creativo en sus obras,
como él mismo señaló en Diario:
Otras mentes
El escritor y ocultista Aleister Crowley decía que escribía lo que le dictaba
una inteligencia no humana llamada Aiwass. Según palabras del propio
Crowley, este ser desplegaba «una inteligencia y unas facultades
inmensamente más sutiles y mayores que las de cualquier ser humano».
Tal y como lo explica el historiador John Higgs en su libro Historia
alternativa del siglo XX: Más extraño de lo que cabe imaginar:
Invadió mi mente, tomó el control de mis centros motores y pensaba por mí.
Era un espectador de lo que pasaba. (…) Esta mente, cuya identidad
desconocía absolutamente, estaba equipada con unos conocimientos
técnicos increíbles. De ingeniería, medicina, cosmogonía y filosofía. Tenía
recuerdos de más de dos mil años. Hablaba griego, hebreo, sánscrito. No
había nada que pareciera desconocer.
“El recuerdo de Burk del manuscrito fue que tenía alrededor de setenta mil palabras de largo y
comenzaba con una fábula sobre un
rey que reunió a todos los sabios y les ordenó que le trajeran toda la sabiduría del mundo en
quinientos libros. Luego les dijo
que fueran y condensaran la información en un centenar de libros. Cuando habían hecho eso,
quiso que la sabiduría fuera reducida
a un solo libro, y finalmente una sola palabra. Esa palabra era “sobrevivir”. Russell Miller
Así pues, se nos presentan dos formas distintas para llevar a cabo el cometido de vender
el alma humana a Satán de forma permanente. Estos rituales para pactar con el ángel
caído se realizan de manera individual y su resultado depende por tanto únicamente del
modo del que éste se lleve a cabo, que, cabe recordar quedaría anulado si la persona en
cuestión carece de fe en él o su fuerza vital, la cual es primordial para este tipo de
procesos (y más aún cuando es el alma lo que se va a ‘vender’).Se debe estar ante todo
espiritual y psicológicamente preparado si se quiere adquirir un resultado óptimo.
Después de haber recitado esto se procede a encender las velas y escribir con la sangre
extraída del dedo índice de la mano izquierda el nombre de la persona que realiza el ritual.
En este punto llegaría el momento de concentrarse y repetir la fórmula mentalmente,
acabando el proceso exclamando en voz alta y con convencimiento: <> después de haber
quemado la hoja donde se encontraba el trato en una de las velas negras.
En el nombre de Satán, Señor de la Tierra, Rey del Mundo, ordeno a las Fuerzas de la
Oscuridad que viertan su poder infernal en mí. Abrid las Puertas del Infierno de par en par
y salid del Abismo para recibirme como su hermano y amigo.
He tomado tu nombre para que haga parte mía. Vivo como las bestias del campo,
regocijándome en la “vida carnal”. Favorezco al justo y maldigo lo podrido.
Por todos los Dioses del Averno, ordeno que lo que yo digo ha de suceder….
(Da la vuelta hacia el sur) Satán, (voltea hacia el este) Lucifer, (mira al norte) Belial, (gira al
oeste) Leviatán.
Será ahora el momento de transmitirle a Satán los deseos del practicante del ritual por
medio de la concentración y la meditación proyectadas por la fuerza interior. Por último, se
pronunciarán las siguientes líneas:
Poderoso Satán, antiguo Señor del Mundo, esta noche estoy ante Ti para declarar y
confirmar mi alianza para contigo. De verdad he tomado Tu Nombre como parte de mí
mismo. Siempre ha sido así, pero he vivido mucho tiempo ignorante de mi naturaleza.
Estoy agradecido de saber quién y qué es lo que soy. Estoy orgulloso de ser uno de los
tuyos y de denominarme “satanista”.
Poderoso Satán, estoy ante Ti con todo lo que tengo. Te ofrezco mis dones y aptitudes,
mis talentos y capacidades, mis habilidades, mi vida (aquí deberá ofrecerle todo lo que le
haga destacar). Y aún así no tengo nada que ofrecer que no haya sido tuyo desde el
Principio, ahora soy consciente de toda esta circunstancia.
Oh, Poderoso Señor de las Tinieblas, dame inteligencia y razón satánicas, guíame, oh
Satán, al Sendero Siniestro. Quédate conmigo en todo lo que haga. Abre las Puertas de la
Magia Infernal y enséñame la Sabiduría Antigua.
¡Shemhamforash!
Mi alma a ti entrego, oh gran maestro de las tinieblas, por hoy y por siempre.
A cambio te pido (aquí nombra todo lo que desea obtener a cambio de haber entregado su
alma)
Salve Satán, salve Lucifer, salve Belial, salve Leviatán, salve todos los espíritus con
nombre o sin nombre de las Profundidades del Abismo que ahora están conmigo…
Así será
Finalmente, se hará sonar la campanilla nueve veces más para despedir a las fuerzas
demoníacas y así terminar con el ritual