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los textos de los sarcófagos y principalmente el Libro de los Muertos. Esta literatura se conoce con
el nombre de literatura sagrada, pero también existe la literatura filosófica o sapiencial como Las
Máximas de Ptahotep, en donde se exponen los principios de la sabiduría del mundo. Este filósofo
tuvo seguidores y así tenemos Los Proverbios de Gemni y Los Proverbiois de Duaf.
Hasta el siglo XIX se desconocía el significado de la escritura egipcia y los historiógrafos tenán que
basarse en Herodoto, en Manetón, en Diódoro de Sicilia, etc., pero cuando en 1799 Napoleón
Bonaparte realizó la campaña de Egipto, el comandante Boussard encontró en la población de
Roseta una piedra trilingüe, o sea, con tres inscripciones. Esta piedra pertenecía al siglo II A.C. y
era un decreto del faraón Ptolomeo Epífanes.
El primero que inició la transcripción fue el inglés Tomás Young y años después un profesor de la
Universidad de Grenoble llamado Juan Francisco Champollion descrifró la piedra de Roseta el 14
de Septiembre de 1822. Con este descubrimiento se inició la egiptología que luego continuarían
Mariette, Maspero y Meyer.
Se conoce como “Libro de los Muertos” una colección de sortilegios que se incluían en las tumbas
del Reino Nuevo, y pretendían ayudar al difunto en su difícil camino al Más Allá y en el juicio de
Osiris. Su título original podría traducirse como “La salida al día“. La muerte no era mas que un
renacimiento, al igual que el sol sale cada día, asi el difunto accedía a un nuevo renacer.
Su origen se encuentra en “Los Textos de las pirámides” del Reino Antiguo. Estos derivaron en
“Los textos de los sarcófagos” durante el Reino Medio. El papiro con las fórmulas adecuadas para
ayudar al alma del difunto se depositaba junto a la momia, en la tumba. También se escribían
pasajes del libro en los ushebtis. Pero el libro no sólo comprende fórmulas para superar el juicio de
Osiris, sino también pasajes para que el difunto reconozca a los dioses que le serán favorables o
para que pueda orientarse en su viaje por “las 12 Regiones de la Duat”. Eran los sacerdotes-lectores
los encargados de leer ciertos pasajes de el Libro vueltos hacia la momia.
El Libro consta de aproximadamente 200 capítulos o sortilegios. La versión más conocida y más
completa es el Papiro de Ani, un texto compuesto por 3 capas de hojas de papiro pegadas entre si y
dividido en 6 secciones con una longitud entre 1.5 y 8 metros cada una. La longitud total del texto
es de 23.6 metros. Fue adquirido por el Museo Británico en Tebas el año 1888 y actualmente está
registrado con el número 10470. El papiro fue realizado por 3 escribas diferentes, como puede
apreciarse en las diferentes grafías que en él aparecen, pero sólo uno realizó los dibujos.
Originalmente es posible que no fuese encargado por Ani, un escriba de hacia el año 1300 a.C., o al
menos no en su totalidad, pues su nombre aparece escrito con una escritura diferente. El papiro
contiene algunos errores derivados de la falta de atención. Existe una versión electrónica del Papiro
de Ani, según la traducción realizada por Sir Wallis Budge.
Los antiguos egipcios se hacían enterrar acompañados por una serie de fórmulas
mágicas para viajar por el Más Allá
El Libro de los muertos fue una obra fundamental de la cultura del antiguo Egipto. Era un
texto muy extenso: algunos ejemplares conservados en rollos de papiro alcanzan cuarenta
metros. También era un producto caro, por el que se podía pagar un deben de plata, la mitad
de la paga anual de un campesino. Pero, para los egipcios, el valor de este texto era
incalculable, ya que sus fórmulas permitían a los difuntos alcanzar el Más Allá.
Tales fórmulas se inscribían en rollos de papiro y en las vendas de lino de las momias, las
paredes de las tumbas, los sarcófagos y los elementos del ajuar funerario del difunto. Sin
ellas, la persona fallecida podía sufrir una segunda muerte que significaría su total
aniquilación.
Era el sacerdote quien recitaba las primeras fórmulas del Libro durante la ceremonia
funeraria, cuando se trasladaba el sarcófago a la tumba. Una vez allí, se practicaban rituales
para revitalizar los sentidos, entre los que se contaba el de la apertura de la boca, por el que
se abrían mágicamente los ojos, las orejas, la nariz y la boca del difunto, quien, una vez
recuperados los sentidos, emprendía su viaje por el Más Allá. Para los egipcios éste era un
momento de esperanza, como se expresa en la fórmula nueve delLibro de los muertos, que
los egipcios llamaban Libro para la salida al día: «He abierto los caminos que están en el
cielo y en la tierra, porque soy el bienamado de mi padre Osiris. Soy noble, soy un espíritu,
estoy bien pertrechado. ¡Oh, vosotros, todos los dioses y todos los espíritus, preparad un
camino para mí!».
Los egipcios creían que el difunto emprendía un viaje subterráneo desde el oeste hacia el
este, como Re, el sol, que tras ponerse vuelve a su punto de partida. Durante ese trayecto el
fallecido, montado en la barca de Re, se enfrentaría a seres peligrosos que intentarían
impedir su salida por el este y su renacimiento. El peor de ellos era Apofis, una serpiente
que trataba de impedir el avance de la barca solar con el objeto de romper el Maat, la
justicia y el orden cósmico, y forzar el caos. Apofis cada día amenazaba a Re durante su
viaje subterráneo. Una fórmula del Libro de los muertos se refiere al encuentro con el
temible reptil: «Que seas sumergido en el lago del Nun, en el lugar establecido por tu padre
para tu destrucción. […] ¡Retrocede! ¡Se destroza tu
veneno!». El fallecido podía adquirir las propiedades de
varias divinidades y luchar contra los enemigos, como
muestra un pasaje de la fórmula 179: «Me ha sido
concedida la gran Corona Roja y salgo al día contra mi
enemigo, para capturarlo, porque tengo poder sobre él. [...]
Me lo comeré en el Gran Campo, sobre el altar de Wadjet,
porque tengo poder sobre él, como Sekhmet, la grande».
Los Textos de las pirámides están considerados como el conjunto más antiguo de escritos religiosos
de la historia de la civilización.
El objeto de este “libro” era permitir al difunto salvar los peligros que se le presentaban después
de la muerte, instruyéndolo en las palabras que le permitían ingresar a los diversos estados del
inframundo, le aseguraba la protección de los dioses y proclamaba asimismo su identidad con
muchos de ellos.
Estos textos se les conoce como “Textos de las Pirámides” y están escritos enteramente en
jeroglíficos y muchos de sus “Capítulos “ son copias de una colección más antigua, por lo que no se
pude precisar su origen, edad y autor. Pero podemos suponer que los Capítulos copiados en las
paredes de las tumbas de los reyes mencionados, en esencia, representan las creencias de los
egipcios de tales dinastías con respecto a los muertos y, la continuidad del pensamiento religioso
entre las clases más altas de Egipto.
El Libro de los Muertos Egipcio es una colección de textos de innovaciones, conjuros, oraciones,
himnos, letanías y fórmulas mágicas, escritos generalmente en rollos de papiro con ilustraciones o
viñetas.
Fueron colocados en las tumbas de los egipcios que podían permitirse tal lujo a partir del Imperio
Nuevo. No obstante, la colección más antigua que se conoce, está inscrita en las paredes de las
cámaras y corredores de las pirámides de Unas, Teti, Pepi I, Nemty-En-Saf I y Pepi II, reyes de la V
y VI dinastía en Sakkara.
Etimología
Los antiguos egipcios conservaron los rasgos más notables de su religión, compleja en extremo,
pero no abandonaron sus viejas ideas,
dioses y mitos. Aún cuando adoptaran a
otros, al contrario, trataron de alguna
manera de reconciliarlos y armonizarlos.
En épocas diferentes, los sacerdotes de
cada uno de los principales centros de
culto: Heliópolis, Menfis, Tebas y
Hermópolis, trataron de poner algún orden
a las creencias. Las selecciones del “Libro
de los Muertos” contenidas en lospapiros
de Ani, Hunefer y Anhai, reflejan la
confusión de los Capítulos. El número total
de los Capítulos hasta ahora conocidos es
de ciento noventa y su extensión es muy
desigual aunque no existe un solo papiro
que los contenga a todos.
Algunos de estos capítulos son derivados directamente de los “Textos de las Pirámides”, algunos
son versiones de los Capítulos hallados entre los textos del Imperio Medio y el resto son de origen
Tebano. De hecho, la palabra “Capítulo”, aplicada al trabajo de los escribas, no sería correcta, ya
que sugiere unidad y coherencia, quizá sería más apropiado llamarles “Invocaciones” o “Hechizos
mágicos”.
La versión más conocida y más completa es el Papiro de Ani, un texto compuesto por 3 capas de
hojas de papiro pegadas
entre si y dividido en 6
secciones con una longitud
entre 1.5 y 8 metros cada
una. La longitud total del
texto es de 23.6 metros. Fue
adquirido por el Museo
Británico en Tebas el año
1888 y actualmente está
registrado con el número
10470.