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SEMINARIO DE DANZA CONTEMPORÁNEA I

William Delgado Lozano


Cód.20161102433

Travestismo y web-performance

Si entendemos el género como una construcción social (De Beauvoir, Foucault,


Butler), es decir, como un concepto mediado por una serie de dispositivos. El cuerpo
y sus expresiones, el conocimiento y la experiencia del mismo. Todo en cuanto
consideramos como ‘natural’ en la noción de cuerpo, se nos presenta mediante el
lenguaje. En un entramado de significados en disputa, donde la heteronormatividad
es un orden social que tiene la capacidad de nombrar, de regir políticamente al cuerpo
y establecer las normas que regulan sus relaciones.

El travestismo es una expresión de la disputa que otras experiencias del cuerpo y,


con ello del género, se plantean en resistencia a la heteronormatividad. La cual, sólo
establece una relación sexo-genérica posible, considerando a las otras experiencias
y corporalidades en juego como ‘anormales’.

El travestismo se diferencia a otras expresiones del género, por su flexibilidad, por


sus matices y sus prácticas sociales. En este orden, el travestismo no es una identidad
fija permanentemente y no conlleva necesariamente una orientación sexual
determinada. Tiene grados de mimetización de las expresiones del género, puede ser
estereotipación o posibilidad disruptiva, por ejemplo, una travesti que asemeja un
arquetipo de feminidad como una miss universe muy famosa o una posibilidad
cercana a la masculinidad como una mujer barbuda.

Estas prácticas sociales del travestismo, como subalternas y en resistencia, son


realizadas en los espacios socialmente asignados a las prácticas marginales. En la
frontera de lo público y lo privado. Históricamente las prácticas sociales hegemónicas
han establecido su dominio en lo público, por el contrario, lo privado ha sido el
escenario más diverso, en este caso, donde el dominio de la heteronormatividad se
permite ciertas licencias.

Para Islas, la posibilidad del hombre de crear ‘otra naturaleza’, siguiendo a Hegel,
mediante las relaciones sociales que modifican su entorno, permitieron modificar las
experiencias sensoriales. La tecnología emerge de esta manera para borrar las
fronteras de las capacidades de nuestros sentidos, haciendo que nuestras
experiencias y relaciones sociales también vayan más allá.

Los sentidos completos, que no requieren de un contacto directo entres los sujetos
(oído y vista), como lo define Juan Acha, han sido pensados por la tecnología para
facilitar las relaciones y prácticas sociales. El desarrollo de las herramientas
tecnológicas, permiten ampliar el rango de percepción sensorial de estos sentidos,
por ejemplo, la cámara web capta imágenes en vivo de los sujetos, y el monitor las proyecta;
el micrófono permite el uso del habla, y los altavoces permiten la reproducción de los sonidos.
Cuando alguno de estos falla, el teclado da la posibilidad de escribir un mensaje garantizando
el acto comunicativo.

Por ende, vale la pena preguntar en nuestro caso ¿Acaso las prácticas sociales del
travestismo no se han visto modificadas con ello? El travestismo sigue apareciendo en las
periferias de lo socialmente aceptado, pero ya que la tecnología ha ampliado las posibilidades
sensoriales, en cuanto al escenario de lo privado también emergieron nuevas formas de
relación.

Para Islas, un texto performativo: “no es transmisible porque su ser inmanente son las
acciones mismas. Su legibilidad se centra en la vivencia; el vehículo es la simultaneidad”.
(P.133) Si comprendemos este nuevo escenario de lo privado mediado por la tecnología, y
las prácticas sociales del travestismo en el mismo sentido, nos encontramos con un oficio
muy común en la actualidad: el web-performance. Que es fuente de entretenimiento para
clientes que buscan en el anonimato de lo virtual, escapar a los mandatos de la
heteronormatividad.

El travestismo con las características que hemos enunciado antes, permite que muchos
modelos que trabajan en el web-performance burlen los mandatos del género y accedan a
públicos que buscan encuentros sexuales mediados por la tecnología, el sexcam. Según
estimaciones del Congreso de la República, en Colombia esta industria de entretenimiento
mueve 50 mil millones de pesos al año. Ocupando el segundo lugar del mundo en este rubro.

Es muy recurrente que modelos hombres cis género vean más rentable la práctica del
travestismo, dado que las modelos travestis ganan hasta tres veces más. Significando una
apuesta hacia el ejercicio de una corporeidad que va más allá del simple uso de prendas
femeninas, escenificando una forma de comportamiento ante la webcam y sus clientes. Es
decir, podemos decir que el web-performance y el travestismo se relacionan artísticamente a
partir de la vivencia del cuerpo y su expresión.

BIBLIOGRAFÍA
- Islas, Hilda (1995) Tecnologías corporales: danza, cuerpo e historia. Instituto Nacional de
Bellas Artes. México.

-De Beauvoir, Simone (2017) El segundo género. Editorial Cátedra. Madrid.

-Foucault, Michel (2008) Historia de la sexualidad. Editorial Siglo XXI. México.

-Narezo, Facundo (2015) La noción de performatividad en Judith Butler, ver:


https://www.redalyc.org/jatsRepo/4355/435543383002/html/index.html

El negocio webcam en Colombia, ver:

https://www.elcolombiano.com/colombia/negocio-de-modelos-webcam-en-colombia-DK9936
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El negocio de las chicas webcam, ver:

https://www.finanzaspersonales.co/trabajo-y-educacion/articulo/el-negocio-de-las-chicas-
webcam/60755

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