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Un día una muchacha me contó sus dificultades para trabajar con su patrón.
Ella estaba convencida de que él injustificadamente criticaba y rechazaba sus
mejores esfuerzos. Al escuchar su historia, le expliqué que si ella pensaba que
él era injusto, era una señal segura de que ella misma estaba necesitada de
un nuevo tema de conversación. No había ninguna duda de que ella estaba
discutiendo mentalmente con su patrón, pues los demás sólo se hacen eco
de lo que nosotros les susurramos en secreto. Ella confesó que discutía
mentalmente con él durante todo el día. Cuando se dio cuenta de lo que
había estado haciendo, estuvo de acuerdo en cambiar sus conversaciones
internas con su patrón. Ella imaginó que él la había felicitado por su buen
trabajo, y que ella a su vez le había agradecido su elogio y amabilidad. Para
gran deleite suyo, pronto descubrió que su propia actitud era la causa de
todo lo que le acontecía. El comportamiento de su patrón se invirtió. Se hizo
eco, como siempre había hecho, de sus conversaciones mentales con él.
Yo raramente veo a una sola persona sin preguntarme “¿a qué tema de
conversación está atada? ¿En qué misterioso rastro está caminando?”
Debemos empezar a tomar la vida conscientemente, pues la solución de
todos los problemas reside justamente en esto: el Segundo Hombre, el Señor
del Cielo en todos nosotros, está tratando de hacerse autoconsciente en el
cuerpo, para que él pueda dedicarse a los asuntos de su Padre. ¿Cuáles son
sus labores? Imitar a su Padre, convertirse en dueño del Mundo, en dueño de
su hablar interno, para que pueda moldear este mundo nuestro a semejanza
del Reino de Amor.
El profeta dijo: “Sed imitadores de Dios como hijos queridos.” ¿Cómo imitaría
yo a Dios? Bueno, se nos ha dicho que Dios llama a las cosas que no son
vistas como si fueran vistas, y lo no visto se convierte en visto. Este es el
modo en que la muchacha reclamó elogio y amabilidad de su patrón. Ella
mantuvo una conversación imaginaria con su patrón desde la premisa de que
él había elogiado su trabajo, y él lo hizo.
¿Cuál es tu fin? ¿Tu hablar interno concuerda con él? Debe concordar, como
sabes, si quieres realizar tu fin. Pues como el profeta preguntó: “¿Pueden dos
caminar juntos excepto que estén de acuerdo?” Y por supuesto la respuesta
es: “No, no pueden.” Los dos que deben estar de acuerdo son tu
conversación interna y el estado deseado. Esto es, lo que tú deseas ver y oír
fuera, debes verlo y oírlo dentro. Cada etapa del progreso del hombre está
hecha por el ejercicio consciente de su imaginación haciendo concordar su
habla interna con su deseo cumplido. Cuando controlamos nuestro hablar
interno, haciéndolo concordar con nuestros deseos cumplidos, podemos
dejar de lado todos los demás procesos. Entonces simplemente actuamos
con una clara imaginación e intención: imaginamos el deseo cumplido y
mantenemos conversaciones desde esa premisa. El habla interna correcta es
el habla que sería la tuya si se realizara tu ideal. En otras palabras, es el habla
del deseo cumplido.
Ahora comprenderás cuán sabios eran los antiguos cuando nos decían en la
Hermética: “Hay dos regalos que Dios ha otorgado sólo al hombre y a
ninguna otra criatura mortal. Esos dos regalos son la Mente y el Habla, y el
regalo de la Mente y el Habla es equivalente al de la inmortalidad. Si un
hombre utiliza esos dos regalos correctamente, él no se diferenciará en nada
de los inmortales, y cuando él abandone su cuerpo, la Mente y el Habla serán
sus guías, y por ellas será llevado a la legión de los dioses y las almas que han
alcanzado la santidad.”
¿Ves ahí los campos? El sésamo fue sésamo, el maíz fue maíz.
El silencio y la oscuridad sabían. Así es la suerte de un hombre nacido.
(La Luz de Asia)
Pues los finales corresponden a los orígenes. Si quieres cosechar éxito, debes
plantar éxito. La idea en tu mente, que inicia que todo el proceso marche, es
la idea que tú aceptas como verdad. Este es un punto importante a captar,
pues la verdad depende de la intensidad de la imaginación, no de los
“hechos”. Cuando la muchacha imaginaba que su jefe era injusto, su
comportamiento confirmaba su imaginación. Cuando ella cambió su asunción
de él, su comportamiento reflejó el cambio, puesto que una asunción,
aunque sea falsa, si se persiste en ella se solidificará en hecho.
Todo en el mundo testimonia el uso o mal uso del hablar interno del hombre.
El hablar interno negativo, particularmente el hablar malévolo y envidioso, es
el caldo de cultivo de los futuros campos de batalla y prisiones del mundo. A
través del hábito, el hombre ha desarrollado una afición secreta por esas
conversaciones internas negativas. A través de ellas justifica el fracaso, critica
a sus vecinos, se deleita en el malestar de los demás y en general vierte su
veneno sobre todo. Tal mal uso de la Palabra perpetúa la violencia en el
mundo.
A través de los portales del presente debe pasar la totalidad del tiempo.
Imagina que otra parte es aquí, y que luego es ahora. Inténtalo y velo.
Siempre puedes decir si has conseguido hacer del sueño futuro un hecho
presente observando tu hablar interno. Si estás interiormente diciendo lo
que audiblemente dirías si estuvieras físicamente presente y físicamente
moviéndote por ahí en ese lugar, entonces lo has conseguido. Y puedes
profetizar, desde esas conversaciones internas y desde los estados de ánimo
que ellas despiertan dentro de ti, cuál será tu futuro. Pues sólo un poder hace
a un profeta: la imaginación, la visión divina. Todo lo que encontramos es
nuestra Palabra hecha visible. Y lo que ahora no comprendemos, está
relacionado por afinidad con las fuerzas no reconocidas de nuestras propias
conversaciones internas y los estados de ánimo que ellas despiertan dentro
de nosotros.
Si no nos gusta lo que nos está sucediendo, es una señal segura de que
necesitamos un cambio de dieta mental. Pues el hombre, se nos ha dicho, no
sólo vive de pan, sino de cada Palabra que procede de la boca de Dios. Y
habiendo descubierto que la boca de Dios es la mente del hombre, una
mente que vive de las Palabras o hablar interno, deberíamos alimentar a
nuestra mente sólo de nobles pensamientos amorosos. Pues con las Palabras
o hablar interno construimos nuestro mundo.
Deja que la mano señorial del amor aumente tu hambre y tu sed hacia todo
lo que es noble y de buena relación, y que tu mente pase hambre antes de
levantar tu mano hacia una copa que el amor no llenó o una taza que el amor
no bendijo. Que no puedas nunca tener que decir otra vez: “¿Qué he dicho?
¿Qué he hecho?, Oh todopoderosa Palabra humana?”
La conferencia original en inglés es MENTAL DIETS (Neville Goddard – 1955)