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Iglesia de cupilco

Las llanuras tabasqueñas

Aquí en Tabasco ya sabes que se hila muy delgado. Cuando vas a cortar una flor, se te va pues resultó ser
una mariposa, y viceversa. ¡Allá el sol! En el mismo predio estoy organizando un zoológico con las solas
especies tabasqueñas. Tenemos un pájaro que es como la paleta olvidada de un pintor joven. También el
tapir que es un proyecto descalificado de rinoceronte. Con muy poco esfuerzo completaré lo botánico y
desa (sic) manera los tres reinos estarán en mí porque ya toda esta negocia es parte de mi cuerpo."

En este párrafo dirigido al poeta y maestro Alfonso Reyes, Carlos Pellicer nos dibuja con su genio, la
atmósfera colorida y lujuriante del trópico húmedo tabasqueño.

UNA GEOGRAFÍA IMPOSIBLE

"Hay agua por todas partes" relata Melchor de Alfaro en el siglo XVI quien se encarga de la Relación de la
Provincia de Tabasco. Las imágenes de esta región geográfica de México descritas en este valioso
documento proyectan, aunque con algunas distorsiones, la presencia del mundo acuático como elemento
modelador del medio físico y de las poblaciones que lo habitan. El complejo sistema hidrológico con sus
múltiples corrientes que se unen para formar ríos caudalosos de recorridos irregulares antes de verter sus
aguas en el Golfo, se convierte en vastas lagunas rodeadas de manglares y vegetaciones cambiantes.

Otro documento de finales del periodo colonia¡ permite completar el cuadro para entender las premisas de
los actuales poblados de los llanos deltaicos tabasqueños y de su arquitectura: En la descripción de la
Provincia de Tabasco pedida por el Virrey Conde de Revillagigedo al Gobernador Don Miguel de Castro y
Araoz en el año de 1794" se dice que está situada "en el principio" de la Nueva España entre Yucatán y
Guatemala, que fue descubierta por Juan de Grijalva y conquistada por Hernán Cortés, y que se erigió a la
villa de Nuestra Señora de la Victoria como capital. Sin embargo esta capital se despobló en 1677 por las
múltiples incursiones de los piratas británicos que dominaron la región costera durante casi dos siglos. Así
se trasladó a la villa de Tacotalpa situada en el interior del territorio tabasqueño.

La provincia contaba en esa época con nueve partidos municipales cuyas cabeceras eran: Tacotalpa,
Villahermosa, Teapa, Jalapa, Cunduacán, Nacajuca, Macuspana, Usumacinta y Jonuta; además tenía 55
pueblos. "El número de almas de ambos sexos llega a 35 829 compuestos por 26 clérigos. 151 europeos, 4
europeas, 1 178 españoles, 1348 españolas, 9 870 indios, 9 568 5 535 pardos, 5 649 pardas, 1 155 hombres
de otras castas y 1 145 mujeres mismo." Lo que corresponde al 55% para los indígenas, el 38% mestizos,
y 7% para los blancos. En esa época no existían conventos, ningún colegio. hospital ni escuelas de
enseñanza pública; sólo nueve parroquias y las iglesias de indios.

En relación al medio geográfico se informa que "El territorio es anegad pantanoso en extremo. Las aguas
casi continuas experimentándose seca, de los meses de febrero, marzo, abril y mayo... en septiembre y
octubre casi todo el suelo . Toda la provincia se anda en bongos, y canoas por rios que la bañan, y
atraviesan (sic). El temperamento es cálido y húmedo las enfermedades regionales son terciarias sarna, y
tiña esto último lo padecen los indios más que otros. Abunda de mosquitos y varias especies que molestan
lo bastante. No memoria de que hayan experimentado variaciones la provincia sino es a referida
trasladándose la capital de esta villa de Tacotalpa, después de destruida la Villa de la Victoria de que
apenas hay vestigios. La población se compone de casas de guano levantadas sin orden y carece de cultura
toda ella .
La tierra es muy fértil y en rigor no se experimenta "escasez"; los productos principales son el cacao, con
tres cosechas al año, café, arroz, fríjol, tabaco, añil, zarzaparrilla, algodón, caña de azúcar, ixtle, cáñamo,
palo de tinte, todo genero de madera y pimienta malagueta, mejor conocida como de Tabasco. La provincia
comerciaba con Veracruz, Campeche y con las Chiapas por tierra

Figura 12.1. La Provincia de Tabasco, mapa de Fray


Melchor de Alfaro de Santa Cruz, 1579. (Relaciones
Históricas y Geográficas .... Vol. U.)

Estos breves datos monográficos extraídos de las relaciones geográficas ordenadas por los borbones a los
gobernantes coloniales, traducen las condiciones de atraso, pobreza y olvido que sufrió la provincia
durante ese periodo.

Distante del centro del poder virreinal y dependiente de las autoridades religiosas de Yucatán, Tabasco
comenzó a recuperar parcialmente su protagonismo comercial del pasado prehispánico hasta el siglo XIX
La población de los tiempos precoloniales se volvió superior hasta después de los años treinta del presente
siglo.

La colonización de las franjas costeras tropicales de Mesoamérica se desde épocas preclásicas. Las llanuras
aluviales deltaicas de Tabasco. a pesar de su clima húmedo y cálido, parecen haber mantenido una
población relativamente densa; la presencia de unos 74 poblados aborígenes en el momento llegada de los
españoles nos dan cuenta de la importancia de la zona .

Las primeras crónicas de aquella región hablan de la prosperidad que la habitaba. Relatan que se cultivaba
una gran variedad de productos tropicales y que los mercaderes mantenían una intensa actividad con el
altiplano central, el área maya y otras regiones vecinas.

Borah sugiere la existencia de una población de unas 135 000 almas para esta zona en el momento de la
conquista; en 1579 cuando se realiza el censo español, la población apenas llegaba a 8 500 habitantes, y en
1639 la disminución representaba el 93% con sólo 4 630 personas, motivo suficiente entender el colapso
económico de la región.
PUEBLOS Y REGIONES

Patrones de asentamiento

Los patrones de asentamientos prehispánicos en las tierras bajas de Tabasco se clasifican de acuerdo al
sitio físico donde se ubican. Así se divide cuatro tipos diferentes:

1.- Aquellos que se encuentran en las zonas de los bordos de los de los ríos.
2.- Los que se encuentran en las orillas de las terrazas del pleistoceno.
3. Los asentamientos que se localizan a la orilla de las playas.
4. Los que se encuentran a la orilla de los lagos y manglares.

En el primer caso se encuentra el estrecho valle aluvial del Usumacinta que fue y sigue siendo uno de los
lugares más densamente poblados, así como ¿ región de la Chontalpa que distribuye los poblados en forma
lineal a lo largo de ríos que bañan el área. Las zonas de terrazas del pleistoceno que se encuentran de cinco
a diez metros arriba del plano deltaico, también fueron sitio privilegiado, para la habitación ya que
quedaban libres de inundaciones, los lagos pantanos próximos eran ricos en alimentos y cercanos a los
terrenos de caza la zona Macuspana.

El ambiente más interesante corresponde a los manglares, a pesar de su desventaja; las lagunas ofrecen una
rica reserva de ostras y peces de tipo. Por último los poblados en los bordos de playa proliferaron.

Los patrones de asentamiento aborígenes fueron "radicalmente" transformados por la conquista, no


obstante pueden identificarse vestigios de las antiguas disposiciones en las poblaciones lineales actuales.
Los colonos españoles y mestizos prefirieron las partes centrales y del sur tabasqueño, ya que las
incursiones piratas asolaron durante largos periodos los pocos poblados costeros que quedaron. Así, la
villa de Tacotalpa en el pie de la serranía, fue la capital provincial y el centro más dinámico de la economía
regional y Villahermosa era el, principal puerto, no obstante la desaprobación de la Corona.

El periodo independiente transforma al país y Tabasco se sacude del atraso colonial reclamando la
autonomía del poder yucateco y erigiéndose de esta manera como estado soberano; ello no sin problemas y
litigios limítrofes con las nuevas entidades de Chiapas y Yucatán. La recuperación no se realiza al ritmo de
los propósitos y muchas de las causas del antiguo atraso persisten.

A partir de 1825 el territorio tabasqueño se estructura en tres grandes departamentos: 1. La Capital}


Nacajuca, Usumacinta y Villahermosa (capital). 2. La Chontalpa} Jalpa, Cunduacán (cabecera). 3 La
Sierra} Macuspana, Jalapa, Tacotalpa, Teapa (cabecera). La región de la Chontalpa era la más rica por sus
sitios de ganado, sus haciendas agrícolas y porque Cunduacán sobresalía en población. La prosperidad de
la Sierra se debla a Macuspana por el cultivo de caña y también a la cría ganadera. En el oriente del estado,
Jonuta y Usumacinta se dedicaban al corte del palo tintóreo.
Figura 12.4. Poblados de línea en la Chontalpa
Occidental, Tabasco. (S.R.H. Comisión de¡ Grijalva,
1961.)

Las primeras noticias de yacimientos de petróleo en el sureste se tienen en la zona de Macuspana desde
hace más de 130 años. En 1863 los primeros pozos petroleros se perforaron en esa área y ello modificó no
sólo la historia regional, sino también mi país.

Actualmente las regiones que integran a Tabasco son cuatro:

1.- La Chontalpa, con el 35% de superficie territorial y sus municipios son: Cárdenas, Comalcalco,
Cunduacán, Jalpa, Huimanguillo, Nacajuca y Paraíso.
2.- El Centro, con 7.16% de territorio y Villahermosa como ciudad capital y la más industrializada de¡
estado.
3.- La Sierra cuenta con el 16% de superficie, sus municipios son: Jalapa, Macuspana, Tacotalpa y Teapa.
4.- Los Ríos, 42% de¡ territorio, los municipios: Balancán, Centla, Emiliano Zapata, Jonuta y Tenosique.

Figura 12.5. Distribución de la


población en Tabasco, por pueblos
y villas, a fines de/ siglo XVIII
LA TRADICIÓN EN LA ARQUITECTURA TABASQUEÑA

Se señalaron algunos rasgos del medio físico y de la formación histórica de Tabasco, porque resultan
indispensables para entender la configuración de sus asentamientos humanos y el surgimiento de su actual
arquitectura doméstica, religiosa y de producción. No se describieron con detalle los cambios de patrones
de población en cada una de las regiones citadas anteriormente, porque sólo se subrayarán los rasgos
característicos más originales de algunos de ellos, en función de su emplazamiento en el territorio y de su
vocación tipológica. Sin embargo, el propósito de este capítulo es analizar el papel que tuvo la formación
histórica de Tabasco, ya que imprimió un carácter específico a la configuración de las arquitecturas
actuales tanto rurales como urbanas. Sin embargo, antes de abordar estos tópicos es necesario considerar
dos factores claves para su cabal comprensión: 1. El panorama evolutivo del crecimiento de población a
partir de la conquista española y 2. La evangelización de la región durante el periodo colonial:

1. La Provincia de Tabasco quedó aislada durante todo el periodo colonial y parte del siglo XIX, ya
que carecía de metales preciosos y se encontraba hundida en una región selvática, pantanosa y de difícil
acceso además de que tenía un desplome catastrófico de la población nativa. En 1850, la población
completa del estado, apenas se equiparaba al número de habitantes que tenían las ciudades de Guadalajara,
Puebla o Guanajuato, en ese mismo momento, y uno de los partidos municipales más poblados, (el de
Jalpa, en la región de la Chontalpa), contaba con sólo 8 746 habitantes.

En el siglo en que se inicia el contacto con la cultura europea, se muestra el vertiginoso descenso de la
población y el punto más bajo se encuentra entre 1579 y 1630, mostrando una leve recuperación a finales
del siglo XVIII continúa la curva ascendente hasta 1879 cuando el estado alcanza los 100 000 habitantes,
en 1949 cuenta con 300 000 y entre 1930 y 1960 se mantiene una tasa de crecimiento del 3% gracias al
aumento natural. Quizás se deba señalar que los aumentos no fueron uniformes en todas las regiones, ya
que en los últimos decenios las migraciones internas favorecieron más la región central (Villahermosa), y
algunas zonas de la Nueva Chontalpa.

2. Al hacer el balance de la conquista religiosa se puede afirmar que la Provincia de Tabasco fue un
fracaso, ya que la administración eclesiástica dependía de la Diócesis de Yucatán y los dominicos y
franciscanos sólo construyeron una iglesia en Oxolotlán que luego abandonaron. Los jesuitas en el siglo
XVIII levantaron dos iglesias en Teapa y Tecomajiaca; a principios de¡ siglo siguiente, los franciscanos de
Orizaba se encargaron de la construcción de un Templó de tres naves en la villa de Jalpa.

Aunque en las postrimerías del siglo XIX la gran mayoría de la población se declaraba católica, prevalecía
un marcado anticlericalismo y para 1880 había llegado a tierras tabasqueñas el primer pastor protestante,
invitado a Comalcalco.

Figura 12.6. Tendencias de la población en


Tabasco, de 1520 a 1964.
La pequeña congregación ganó adeptos rápidamente y en Paraíso, San Juan Bautista (hoy Villahermosa),
Cárdenas, Frontera y Jalapa se establecieron escuelas primarias evangélicas. Para 1896 se constituye
también en la ciudad de Comalcalco el Presbiteriado del Golfo de México, institución que también
dominaba todo el sureste. Actualmente no se cuenta con cifras fidedignas del porcentaje de seguidores de
las numerosas vertientes del protestantismo, pero su presencia es notable tanto en el medio rural como en
las zonas urbanas.

Ambas situaciones provocaron entre otros fenómenos, los siguientes:

a) La ausencia de lenguajes constructivos vernáculos en materia religiosa. Si se compara la gran


empresa constructiva que las diferentes órdenes religiosas llevaron a cabo durante la colonia en las
provincias fronterizas de Yucatán y Chiapas, en Tabasco existió un gran vacío en ese sentido, a causa de
las disputas para su evangelización.

De esta forma se constata que los ejemplos de arquitectura actuales, dedicados al culto católico, carecen de
referencias históricas locales, lo que produce soluciones atípicas, insólitas y hasta graciosas en el campo
popular, y soluciones escenográficas y aberrantes cuando pretenden ser académicas. También es necesario
mencionar los cientos de iglesias protestantes que siembran lo largo de los caminos tabasqueños, ya que
son más modestas, variadas, estridentes y feas que las del culto católico.

b) En el ámbito de la arquitectura doméstica tradicional, la vivienda tabasqueña presenta otras


complejidades de acuerdo con su propia historicidad, . Sin embargo, es necesario resaltar dos aspectos que
pueden constituir un leit motiv de las casas de la región Chontalpa: los pretiles calados y las
especificidades cromáticas (Véanse figs. 12.38-12.43).

Figura 12.7. Iglesia Evangélica, uno de los


cientos de ejemplos aberrantes de construcciones
religiosas que se encuentran a orillas de los
caminos en las tierras bajas de la entidad.
Figura 12.8. Esta pequeña iglesia protestante trató de
obedecer a ciertos cánones constructivos de los parajes
fluviales tabasqueños.

Figura 12.9. Una casa con


portal, en Cupilco, que sirve
de apeadero, protegiendo de/
sol tropical a los que esperan
el autobús.
Figuras 12.10 y 12.11. Los colores
brillantes en la arquitectura de la
llanura mutan cada año, cada ciclo,
por no decir cada estación, pues
pensamos que esta noción no existe
en los habitantes de estas latitudes.
Un año el manto de Juan Diego es
rosa, el fondo es blanco y la cornisa
azul, el siguiente el sayal es rojo, con
fondo azul y la comisa se pintó de
amarillo. Lo importante en el
colorido es que los muros vibren ante
la gran luminosidad del firmamento.
Iglesia de Cupilco.
Figura 12.12. Los capiteles
de las columnas al interior
de/ templo, se encuentran
profusamente adomadas
con todas las alegorías
religiosas; flores,
guirnaldas, mariposas,
coloreadas todas como los
plumajes de las aves que
abundan en el trópico
caliente.

Figura 12.13. En
Comalcalco, la ceiba, las
buganvilias, los mirtos, las
palmas y la feracidad de la
tierra regocijan la vida
cotidiana y la morada.
Figura 12.14. Por fortuna
no todas las construcciones
recientes adoptan "la
modernidad" de/ cemento y
el Modulor de Le
Corbusier, mucha gente
permanece fiel a sus
tradiciones y los resultados
son gratificantes.

El crecimiento de los poblados en esta región comenzó a ser significativo a partir de los años treinta. Los
núcleos de los pueblos históricos en esta parte del trópico mexicano son muy pequeños. Algunos de ellos
transformaron completamente sus trazas y vestigios originales y apenas se reconocen, dado que la
expansión económica de la región produjo cambios irreversibles en la sociedad, y rupturas en los patrones
de vida cotidiana. No obstante, a la par que surgen modas y gustos efímeros en los estilos de construcción
tanto en la ciudad, como en las fincas agrícolas, también surgieron propuestas interesantes que adoptaron y
adaptaron las construcciones populares de modelos históricos con el devenir del tiempo.

Ya se había señalado con anterioridad que a pesar de los cambios introducidos por los españoles en los
patrones de asentamiento de las poblaciones tabasqueñas, organizándolas principalmente en pueblos
compactos, las tierras bajas conservaban herencias prehispánicas importantes en la disposición de sus
asentamientos: La población campesina de estas zonas se encuentra dispersa a lo largo de las orillas de los
ríos, veredas y caminos, formando verdaderas hileras de construcciones. Es decir "pueblos de línea"
similares a los bayús del sur de la Luisiana y al patrón de colonización de las llanuras deltaicas, donde los
terrenos útiles se limitan a las zonas más elevadas de los bordos de los cauces fluviales, o de las lagunas de
manglares. Las construcciones ubicadas en estos sitios se denominan ranchos, fincas, pequeños ejidos o
simplemente casas habitación, que varían de dimensiones de acuerdo con sus posibilidades económicas o
actividades agropecuarias.
Figura 12.15. Mapa de los pueblos aglomerados de la Chontalpa Central (donde realizamos la mayoría
de nuestros recorridos).

TIPOLOGÍAS DOMÉSTICAS

Compartiendo, en términos generales, las soluciones constructivas y funcionales de la arquitectura del


trópico húmedo, las casas tabasqueñas se pueden clasificar de acuerdo con su origen y de acuerdo con su
medio.

Carrillo Salazar y González Lobo proponen la división de tres grupos de gente para la vivienda rural de
Tabasco. 1. La indígena, 2. La criolla y 3. La mestiza. El primer grupo lo dividen en vivienda agrícola y
pesquera. El segundo en vivienda de dos ojos (dos crujías hacia el frente), tres ojos (tres crujías o ejes
hacia el frente) y peristila. El tercer grupo, la vivienda mestiza, lo dividen en tres categorías: a) Medio
pórtico en fachada. b) Vivienda indígena construida con materiales de la vivienda criolla. c) Vivienda
criolla con crecimientos propios de la vivienda indígena.

Independientemente de estar de acuerdo o no con estas propuestas tipológicas se considera necesario


rescatar la intención que existe en resaltar los rasgos característicos, en dos categorías mejor diferenciadas.
La primera constituye la vivienda indígena -Chontal en este caso preciso- cuya matriz es preponderante
mente prehispánica. La segunda, integrarla la vivienda criolla y mestiza, ya que los matices y variantes van
de un extremo al otro sin poder determinar tajantemente cuáles son los limites entre cada grupo. No sólo se
encontraron dificultades en marcar estas diferencias, sino también entre la vivienda rural y urbana, sobre
todo en el caso particular de Tabasco, donde los lenguajes constructivos urbanos han irrumpido en medios
de naturaleza eminentemente rurales

Figuras 12.16, 12.17 y 12.18. La producción


cacaotera y coprera son base fundamental de
la actividad económica en la zona de la
Chontalpa. En las fincas rurales se pone a
secar el coco y el grano de cacao,
extendiéndolos en grandes explanadas
situadas al frente o en la parte trasera de la
casa principal.

Fig 12.17

Fig. 12.18
Figura 12.19. Plano de una propiedad
privada en el área de Río Seco, en la
Chontalpa. Esta franja es de una
caballería, equivalente a 42 hectáreas
de extensión total. (A.A.A.C. exp.
70428.)

Fígura 12.20. Uso de tierras, porción


del área de Río Seco, cerca de
Comalcalco (1939).

Como se menciona en la introducción general de esta obra, los préstamos existentes entre los elementos
que el campo y la ciudad generan no son siempre unívocos, sino que constituyen la realidad de un
complejo dar y recibir entre la cultura rural y la cultura urbana. la variedad de ejemplos populares que se
muestran sobre los pretiles calados, característicos de la zona de la Chontalpa, ya sea de las casas urbanas
o las rurales, comprueba que las clasificaciones tan definitivas, fracasan cuando no consideran las
invariantes que convierten en imaginarias las fronteras ente un grupo y otro.
Elemento Zona geográfica
Constructivo Chontalpa Sierra Ríos Costas
Tatúan Tatuán Cocoite
Mangle prieto
Estructura Cocoite Cocoite Tinto
Botoncillo
Tinto Macuilí Pichilco
Guano redondo Guano redondo Guano redondo
Techumbre Guano largo
Guano largo Guano largo Guano largo
Costera palma real
Costera palma real
Costera palma real Costera palma real Hueso de palapa
Marcos exteriores Mangle
Caña brava Tablones de pino Taciste
Caña brava
Mangle
Caña brava
Tablones de Hueso de palapa Mangle blanco
Caña brava
Muros interiores madera Caña brava Mangle colorado
Cortina de tela
Fibracel Fibracel Hueso de palapa
Cortina de tela
Cemento pulido
Piso Cemento pulido Cemento pulido Cemento pulido
Mangle colorado

Figura 12.21. Materiales vegetales utilizados en la vivienda tabasqueña, de acuerdo con las diferentes
regiones geográficas de la entidad federativa en que se producen.(Gonzáles Lobo et. al,)
Figura 12.22. Planta arquitectónica de vivienda
con pórtico hacia el frente, este ejemplo
correspondería a la vivienda criolla, aquella que
se identifica primordialmente a las fincas
cacaoteras y copreras.
Figura 12.23. La vivienda sin
Pórtico, generalmente se ubica en
las zonas urbanas centrales y son
aquellas que a menudo se
adoman con pretiles catados.

Figura 12.24. La vivienda con portales


perimetrales o peristila, se halla
generalmente en las zonas rurales.
Figura 12.25. A pesar de los embates
modemizadores y el auge petrolero
en los llanos deltaicos de Tabasco, la
vivienda indígena Chontal pervive,
demostrando su validez, su vigencia y
su magnífica adecuación al medio
físico selvático.

Figura 12.26. Casa tradicional de


los Doblados de línea de la
Chontalpa.
417

Figura 12.27. En las ciudades oe Palizada, Balancán o Tenosique, situadas en la región orienta¡ de¡
estado, las casas urbanas suelen tener mayor altura, la pendiente de sus tejados es más acusada y
generalmente están hechos con teja plana o de "Marsella" material que se usa con mucha frecuencia en la
península yucateca. Las construcciones ubicadas en los extremos de las manzanas, suelen redondear las
esquinas de los muros.

CALIDADÉS CROMÁTICAS EN LA
ARQUITECTURA TABASQUEÑA

Jack Berthelot y Martine Gaumé en la introducción de un libro sobre tectura popular M Caribe 12 dice lo
siguiente: "Las Antillas. Con sólo Cpalabra los colores surgen y se ordenan por sí solos, azul arriba, azu
r_------ac blanco por la playa, verde por las palmas cocoteras, y el oro de¡ sol que todo; a esta paleta, las
siguientes páginas agregan los colores y los ma-.,z:~H la vida de un pueblo descubierto a través de sus
casas", y prosigue: "A ez- Zr--f usión de cuadros renovados sin cesar, coloreados e inolvidables se y nen
las imágenes de un paisaje de sueño, las emociones de la vida cofic

Este paisaje en eastmancolor responde a la necesidad de huir que centenares y miles de ciudadanos que
viven en el anonimato de los cc, habitacionales de las ciudades del primer mundo. Es una imagen que se en
el estampado de la ropa veraniega de los escaparates. Aunque ahí , -un rayo de sol, que se promociona por
medio de los folletos de las agerz 7-s 31--viajes, sí son imágenes idílicas que penetran por los ojos del
paseante z: percibe a través de las vitrinas los carteles de playas turísticas: "idesc-~,zl-r-- a
Fig. Una antigua construcción
porticada en Nacajuca

dulzura de vivifl, el sol tropical a su alcance". Esos y otros eslóganes acompañan las escenas exóticas para
el nuevo consumo, sin faltar obviamente, toda clase de productos y cremas bronceadoras, así como
ungüentos contra los mosquitos, porque ¡claro está!, desgraciadamente tales bichitos abundan en esas
latitudes.

El turista sale con la idea de conocer la pureza vigorosa de las razas primitivas y la ingenuidad no
mancillaha. Matár la urbe para reencontrar la naturaleza salvaje, es la consigna para regresar nuevamente
"negros» a la grisura oficinesca. Una de las paradojas de esta situación es el antagonismo existente entre
los riesgos de la aventura inquietante y el regreso a los hábitos que reconfortan. Llevando esto al extremo,
el viajero quisiera llevar su apartamento de la periferia urbana, a la orilla M mar exótico.

¿Qué dirian los artistas románticos de este gusto por los colores brillantes y por el color bronceado de las
doncellas de¡ Jet-set? Seguramente se escandalizarían, y manifestarían su espanto ante las preferencias
exóticas; la estética ruskiniana despreciarla profundamente los colores impresos de las casas tabasqueñas
actuales o de los cromatismos chillantes impresos en los tubos y escaleras de¡ centro Pompidou o de las
casas de¡ arquitecto Barragán.

Desiré Charnay en 1880 describe el puerto de Frontera, en Tabasco, como un pueblecillo aduanero de¡
trópico, con mísera población de casas bajas y de clima húmedo cálido y malsano. Sobre otros poblados de
la misma región siempre se refiere a aldeas inundadas periódicamente, vida monótona y aburrida, casas
tristes y pobres.

¿Por qué las antípodas en las apreciaciones de Berthelot-Gaumé y Desiré Charnay? El descubrimiento M
color en los grupos escultóricos del Partenón,
Figura 12.33 Una casa en
Balancán

como el rojo carmesí en los labios o el- azul de los ojos de las esculturas de mármol de mujeres griegas,
fue un verdadero escándalo ante el canon de la belleza clasicista.

El azul significaba integridad en la antigüedad helénica. Los atributos de este color resurgieron también en
la imaginería primitiva cristiana; el blanco, sinónimo de virginidad, era básico en el Partenón y de Atenea
la diosa. Hoy perdura en lo trajes inmaculados de las novias occidentales.

Dichos atributos son comunes a muchas de las culturas antiguas, Los usos simbólicos de¡ color
funcionaban en todas las esferas de la vida religiosa, mitológica, ceremonial y cotidiana; jerarquizaba las
razas, los grupos sociales, los planetas. Todos los astros tenían asignado un color.

En la arquitectura occidental el color simbólico desapareció co n la crítica Reformista, con el objeto de


librar a los edificios de sus características sensitivas y paganas. A este respecto algunas investigaciones
recientes 14 demuestran que el uso de diferentes colores en el interior de las iglesias primitivas, respondia
a la necesidad de separar el espacio esclusivamente sagrado, de¡ espacio pagano donde se encontraban los
feligreses.

En el pensamiento cosmológico de los antiguos mexicanos, el espacio cardinal estaba representado por el
dios Quetzalcóatl que aparece rodeado por cuatro divinidades: una roja, una negra, una blanca y una azul,
unidas por una línea roja, es decir por sangre. Las ideas precolombinas asociadas a los colores, así como
los motivos ornamentales presentan sorprendentes semejanzas con los pueblos de¡ sur americano y de¡
sudeste asiático; las correspondencias formales, las coincidencias en el simbolismo, funciones y posiciones
iconográficas demuestran que los usos de¡ color simbólico funcionaban como acuerdos tácitos en todas las
civilizaciones.
El uso de¡ color en cada una de ellas, no era pues, resultado de la arbitrariedad, sino que respondía a
códigos y sistemas establecidos previamente. Aunque hoy día esta situación ha cambiado -para ello se
señaló que no existen conceptos inmutables de belleza-, ésta aún se encuentra condicionada por las
diversas épocas para atribuir a cada una de ellas las expresiones, en este caso en la arquitectura, un valor
cuya evolución está dominada por las transformaciones de moda, de cultura y de gusto.

Se considera que dentro de esta libertad de juicio crítico existen algunas normas, que deben considerarse
para una lectura de los poblados históricos, Hasta hoy, mucha gente opina de¡ "mal gusto" y la estridencia
de¡ color de los pueblos tropicales que se encuentran tan lejos de los tonos matizados M posmodernismo.
No se dan cuenta de que la percepción de la luz influye de manera definitiva ante la selección de los
colores y la luminosidad que existe en el trópico mexicano no es la misma que la de las regiones
septentrionales. Las ciudades prehispánicas eran ciudades plenas de color, los palacios, las residencias, los
templos estaban profusamente coloreados. Los frescos manifestaban ese gusto por crear un balance entre la
figura y el fondo en la arquitectura.

La atención que se le da a las calidades cromáticas de la vivienda en el trópico húmedo, intenta tan sólo
proponer una óptica diferente para la valoración justa sobre el uso de¡ color. Se llegó a la conclusión de
que forma parte integral de su factura y que la larga tradición que tienen estos pueblos en pintar y repintar
sus construcciones, ciclo con ciclo y de colores diferentes debe mantenerse.

El uso de vegetales y tierras locales para obtener el color y aplicarlo en la arquitectura producía ambientes
de armonía visual. El color respondía a los valores intrínsecos de una sociedad específica.

En 1800 por ejemplo, la ciudad de Turín establece por medio de su Consejo de Constructores, un proyecto
de las reglas ambientales con sorpresivas especificaciones, para dar a sus calles y plazas principales la
unidad arquitectónica entendida más bien como armonía. Para ello idearon una seriede gamas cromáticas
inspiradas en los colores populares más usados en la ciudad. Así se definieron las rutas procesionales,
interconectadas con el resto de la red viaria y los espacios públicos y de "respeto", lo que daba una
organización precisa al funcionamiento visual de la ciudad. El esquema básico era muy variado y rico en el
uso de¡ color, actualmente se trata de recuperar ante la invasión de¡ gusto monocromo que imperó
posteriormente.

Ahora existe una diversidad de estudios sobre los antiguos vocabularios cromáticos en diferentes países, no
obstante aún hay mucho camino por recorrer en lo concerniente a la aplicación y normatividad de¡ color en
la arquitectura vernácula.

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