Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
í ¿SUPERIOR CRÍTICA DE LAS RAZONES DE EDUCAR A manera de introducción: e l campo problemático de la filosofía de la educación 21
3 ( R | C C * a * . r > M S » . 51 I S C . I K A Í
Que para pensar la educación no sólo tengamos sus nombres desnudos analítica alcanza para criticar el positivismo, pero es insuficiente para
sino también su racionalidad “desfondada” no quiere decir que nostal- instaurar una crítica de las razones de educar.
giemos algún trasmundo, como diría Nietzsche, que nos revele el nombre
propio, el modelo originario. Las reacciones premodemas a la crisis de 5. Por otro lado, aceptado que la educación no tiene una razón única
la razón y del sujeto moderno (y su correspondiente ideología que defina su “objetividad", sí nos interesa analizar .críticamente su pre
neoconservadora) son buenos testigos de esta nostalgia, cada vez que sencia dispersa en las prácticas sociales, con la esperanza de encontrar su
lamentan la pérdida de la buena senda, la de las verdades esenciales, los poder productivo de subjetividad social, que nos permita comprendemos,
valores absolutos y la correcta concepción de la persona. presuponiendo que a esa presencia dispersa la determinan “razones de
En realidad, el hecho de que tengamos los sujetos desfondados quiere educar" que legitiman razones sociales, políticas, económicas, culturales,
decir que la racionalidad es más plural que lo que creíamos, más atrave y que llegados ahí sólo cabe la crítica y la resistencia. Este camino se
sada por el deseo y por el poder que lo que nos habíamos ilusionado. Con coloca en las huellas de Freire, Bourdieu-Passeron, Etablet, Snyders,
las razones de educar, desfondados sus sujetos, se inaugura en realidad Foucaull y, últimamente, Giroux, Bemstein, Apple, McLaren y otros.
el pensamiento crítico acerca de la educación. Y la cosa de la educación
no es tampoco un mero objeto de ciencia, neutralizado de- toda valora 6. Es que no nos podemos situar, al menos inocente o impunemente,
ción, un mero “h ed » ” sin sentido y sin construcción del sujeto mismo en presuponer que la educación se asemeja a un movimiento natural, a
que lo determina. La educación es un discurso o, mejor expresado, una un cambio, a un paso de la potencia al acto, a una mera cuestión de
práctica social discursiva. Es decir que en las razones de educar hay desarrollo. Pero tampoco podemos situamos en la presuposición de
conflicto de interpretaciones, lucha por la hegemonía, imposiciones ideo que la educación se asimila a la operación cultural, a un intercambio de sen
lógicas, construcción de subjetividad y de realidad social. tidos, a un paso de lo real a lo simbólico, a una mera cuestión de socia
lización.
3. Se trata de pensar la educación, pero no orientados por la pregunta
en tomo a sus presuntas propiedades esenciales, ni tampoco por la pregun 7. El hecho de que no exista el nombre propio de la educación como
ta enlofno a sus presuntas cualidades objetivas. Nos interesa en realidad una idea arquetípica o una esencia metafísica no quiere decir que se
su historicidad y su discursividad social. Y por eso, proponer una crítica reduzca a un mero fenótneno natural -el desarrollo de las potencialida
a las gazónes de educar. des-, por complejo que sea en su estractura, en su legalidad y en su
continuidad. Es la tentación de todas las visiones de tipo positivista, que
4. Aceptado que la educación no tiene un noinbre propio que defina tienden a reducir la educación al fenómeno “natural" del aprendizaje o
su “esencia”, tampoco nos interesa reducir el campo de la filosofía de la al “hecho” cultural de la socialización. Tratándose de educación, el po
educación al mero análisis del “uso” de palabras “pedagógicas” en el sitivismo no es una mera opción epistemológica sino claramente una
lenguaje cotidiano, con la esperanza de encontrar su sentido pragmático, toma de posición ético-política. No es lo mismo el positivismo progre
el que nos permite comunicamos presuponiendo que a ese uso lo deter sista, en historia de la educación, que fue crítico del dogmatismo meta-
mina una “forma de vida”, y que llegados ahí sólo cabe la descripción. físico, que el positivismo reaccionario en los tiempos que corren, que en
Este camino lo intentaron Peters5 y sus seguidores, y ha servido para nombre de la evidencia de los hechos pretende obturar todo pensamiento
“clarificar'’ nociones, pero no para pensar la educación. La filosofía crítico en el campo educativo.
Mi SUPERIOR
2 2 ^ : '« r £ I O \ r , I M O A . D i ! « V l f l A 5 .
^ 22 CRÍTICA DE LAS RAZONES DE EDUCAR A manera de introducción: el campo problemático de la filosofía de la educación 23
los individuos y de los grupos-, por compleja y variada que sea en 12. Las razones de educar son, en realidad, razones para justificar una
su estructura, en su legalidad y en su continuidad. Es la tentación de práctica social, una acción humana. El esfuerzo por autonomizar el discur
los enfoques de tipo pragmatista de la educación, que tienden a confun so y la reflexión sobre la acción humana, en relación con los fenómenos
dir'educación con el fenómeno “cultural” de la adaptación al grupo y naturales o los meros objetos teóricos, enriquece la posibilidad de pensar la
de la inculturación. Tratándose de educación, el pragmatismo no es tam educación como un campo propio de la filosofía práctica.
poco una mera opción epistemológica sino que es claramente una toma de La educación no sólo tiene que ver con la historicidad y con la discur-
posición ético-política. No es lo mismo el pragmatismo democratizado!, en sividad, sino abiertamente con la normatividad, es decir con la ética y la
historia de la educación, que reaccionó frente a la soberbia iluminista del política. Y entonces la mediación del conocimiento enseñado, entre desarro
enciclopedismo elitista, que el actual pragmatismo neoconservador que, llo y socialización, es ella misma objeto de crítica. ¿Cómo se legitima el
en nombre del fin de las ideologías y de las utopías, pretende legitimar conocimiento que educa?
y profundizar una clara segmentación y una política de marginación y Es desde estas preocupaciones que ofrecemos este material reflexivo. Está
exclusión. escrito en los últimos años y siempre tratando de responder a estas preguntas
y desde estos enfoques.
9. No buscamos definir la educación ni como esencia metafísica ni La unidad de los textos viene dada fundamentalmente por el lugar
como objeto natural, pero tampoco nos interesa reducirla a un mero juego reflexivo desde donde fueron escritos: la filosofía de la educación como
de lenguaje o a una mera dispersión de prácticas sociales. Nos interesa más parte de la filosofía práctica, pero con todas las dificultades nanativas de
bien colaborar en la producción de una crítica de las razones de educar, su historicidad y todo el espesor epistemológico de su discursividad.
presentes en las formas de vida y en las mismas prácticas educativas. Nuestro punto de partida es hoy y aquí. La condición de posibilidad
para poder pensar es saber estar, meramente estar, para lo cual es nece
10. Mi propuesta es situamos en medio del debate, trayendo a la sario despojamos, desconstituimos de todo aquello que el “afán por ser”
“conversación”, como diría Rorty,6 algunas formas de preguntamos por nos exige y de todo aquello que el “mero acontecer” o “pasar” nos hace
la educación, que reconstruyen algunos caminos para pensar sus razones. resignar.
No estamos apelando a una duda metódica (que siempre presupone
11. Me parece central comenzar diciendo que la educación deja de ser una certeza) ni estamos postulando la necesidad de la tabula rasa o el
mero desarrollo y mera socialización, precisamente cuando aparece el
“animal salvaje” (que siempre suponen un desigual "lleno” de informa
pensamiento critico. El pensamiento crítico, que no sólo destrona las
ción o una desigual “riqueza" de las naciones). No se trata de despojar
“esencias”, sino que también limita el alcance de los “objetos”. Y enton
nos de los saberes previos. Se trata de no “instalamos” en lo que ya
ces obliga a privilegiar, en el estudio de la educación, los procesos
somos, que es un producto complejo de identidades asignadas y de lucha
mediadores de las relaciones entre desarrollo y socialización, que desen
cadenan las intenciones de enseñar, es decir de transmitir determinados por el reconocimiento. Se trata de saber estar con los nombres desnudos
conocimientos. Que entre el desarrollo “natural” y la socialización “cul y con ios sujetos desfondados y, desde ahí -donde es posible reconocer
tural” medien saberes enseñados es, nos parece, el gran tema de la edu nos como “otros”-, crear el mundo de vuelta.7
cación y el que funda una crítica de las razones de educar. Es injusto que la transmisión del saber y la producción de sujetos
sociales del conocimiento no alcance a todos, y no alcance para que las
6. M. Rorty, La filosofía, espejo de la naturaleza, Madrid. Cátedra. 1991. 7. R. Kusch (1965), América profunda, Buenos Aires, Bonum, 1972, 2a. ed.
Q j U f c }J
C ^ T tT C A ££ Cí l y J U d L * ^
2*J
C R ÍT IC A DI2 LA S RAZONOS D li [¿LHJCAK
AH*m ,
necesarias relaciones entre desarrollo y socialización se pongan al servi Primera parte a ^
cio üc! bienestar de todos. Desde estos principios y desde estas convic
4
ciones, en distintos tiempos y circunstancias, fueron escritos estos traba
josos intentos de pensar la educación.
ED U C A C IÓ N Y C O N O C IM IEN T O t %f.4
? £
Q . (L u ll- e n
y (L / ¡\-¡C JK I a,J
1 •y 7 s h
f a y e t o
^ R e p a rtid o : 11G \
M c r te d a ; f Í L - J e ’ W ■ '
«ttM ^ / |
C . c o a ^ - . ^
C R ÍT IC A D E LAS R A Z O N E S D E ED U C A R
252
H ablar de “nuevas fronteras” es suponer que se han borrado o se están y juzgarlo! ¡Con que ligereza podem os encontrar la im agen ju sta para
honrando las “aniiguas”. Un ejemplo contundente: una economía globalizada identificar nuestros prejuicios! ¿N o es acaso im nuevo muro discrim ina
parece echar por ticiTa las viejas fronteras d e los estados nacionales, y lo torio la obligación de tener un cuerpo de m odelo, una sonrisa d e locutor,
que antes se estudiaba com o econom ía política hoy se lo plantea como un lenguaje de vidcoclip, un dram a de tclcnovcla, una seriedad frívola de
economía de modelos corporativos supnm acionalcs o do alta competitivi- invitados a un alm uerzo o a una frivolidad seria para construir “opinión
tíat/ in te r n a c io n a l. pública”?
Hablar de “nuevas fronteras” puede significar, por el contrario, cjuc Por otro lado, ¿cuántas “estaciones de peaje” tenem os que sortear para
algunas que creíamos definitivam ente borradas están siendo remarcadas poder circular p or las redes internacionales de la inform ación? ¿Cuántos
n u evam ente. O tro ejem p lo contundente: el d isp o sitiv o legitim ador diezm os y óbolos tenem os que pagar cada mes, o cada día, para saber
ncoconsewador, com o el que sostiene el modelo económ ico neoliberal cjuc tipo d e savia circula p or el tejido social, y co n que código podem os
hcgemónico, se caracteriza por una fuerte tendencia a rem arcar m uy viejas
entender su inform ación? Y si accedem os a Jas redes, ¿cuántos disposi
fronteras, generando verdaderos “muros” socioeconóm icos, culturales e,
tivos sofisticados de seguridad tendrem os que adquirir para salvaguardar
incluso, obscenamente raciales. Esta econom ía parece disociar el sentido
la "privacidad” de la inform ación, para protegernos de los piratas o de
político de Ja nación, el estado, del sentido cultural, los valores y las los corsarios?
legitimaciones. La econom ía se globaliza, pero los “otros” son considera
En la aldea global, y transitando por autopistas informáticas, estamos
dos ciudadanos de segunda o, sencillamente, se (os persigue y se los echa
construyendo la “gran muralla de la realidad virtual”, que scp;irn un tcni-
más allá de la frontera de lo propio. Por el momento, el precio de la
lorio sim ulado de un territorio efectivam ente transitado. ¿Que efectos
globalización de la economía no es solamente el ajuste, la desocupación y
la marginación, sino lisa y llanam ente Ja exclusión. Ls decir el forzudo discriminatorios produce esta suene de "narcisism o cultural”, consistente
en ilusionantes con que )K>dcmos -s in fronteras, viriualm cnlc-, agredir o
exilio de los circuitos de la producción y del consumo.
Por otro lado, en la “ aldea global” , aquella que describía M eL uhan,' seducir, m alar o amar, sentir o pensar, m andar u obedecer, crear o elim i
nar?
pareciera que las “barreras” com unicacionalcs (fronteras lingüísticas,
culturales, axiológicas) han desaparecido. En las “autopistas inform áti ¿Q ué quiere decir una “política educativa**, con estas contradicciones
cas” , pareciera que las “aduanas” y los “pasaportes”, para circular por el del estado, en las actuales formas de la economía, en las ambigüedades de
flujo de la inform ación m undial, han desaparecido. A sí expresa su entu la aldea global, en las telarañas de las redes inform áticas, en las dim ensio
siasm o Bill G ates: “Al igual que ocurre con los vaqueros, la adaptación nes de la realidad virtual?
del aprendizaje al cliente será posible porque las com putadoras 'ajusta La metáfora de las “nuevas fronteras”, para describir lo que pasa en el
rán' el producto, en cslc caso la ‘enseñanza’, para perm itir a los alum nos espacio educativo en este contradictorio espacio social, m e d a qué pensar,
seguir cam inos ligeram ente distintos y aprender de acuerdo con su s pro jjor lo menos, en tres sentidos posibles:
pios ritm os... La educación se convertirá en algo muy individual” .'1
Sin em bargo, ¡cuántos "m uros del silencio" atraviesan la aldea global! 1.Que hablem os de nuevas fronteras puede querer decir que se ha
¡Cuántos “ formatos com unicacionalcs": géneros televisivos, periodísti am pliado el territorio, la jurisdicción, el espacio de la educación.
cos, publicitarios, segm entan el diálogo, levantan “burdos y sutiles muros 2. Q ue hablem os de nuevas fronteras puede querer decir, inversa
de la discrim inación” ! ¡Con que facilidad podem os rechazar lo diferente, mente, algo así com o el achicam iento del espacio social de la
educación, particularm ente d e la escuela.
3. Cfr. H. M. MeLuhan, La comprensión de los medios, México, Diana. 1969. 3. “Nuevas fronteras”, entonces, puede significar necesidad de vol
4. Cfr. Ditl Gales. Cantina a l futuro^ Madrid, McGr.uv lliIMntcrnitici'jcaiin. 1995. ver a m arcar el territorio menta!, conquistar una comprensión y
C R ÍT IC A D E LA S R A Z O N E S DE EDU CAR Ím x razones de e d u car y ios nu evas fronteros en educación 257
256
una m anera de ver las cosas que nos perm ítan, entre otras cuestio ruínenle nos hace am pliar las fronteras históricas de la escuela, pero no
nes, saber pensar lúcidam ente esta presionante contradicción: para abandonar el espacio de lo público en la enseñanza sino para reafir
- nunca, com o hoy, la escuela ha tenido que ocupar laníos terre marlo y resignificarlo.
nos; Lo público, en la econom ía globalizada, no puede ser sino la justicia
- nunca, com o hoy, el espacio social, la significación social de com o equidad; en la aldea global deben ser la igualdad de oportunidades
la esc u d a ha estado más rcducido c, incluso, desvalorizado. y la libertad en la comunicación; en las redes de la inform ación debe ser
la producción aulónoma y crítica de sentidos. Mi tesis es que la escuela
debe enseñar lo público y públicamente. Y nótese que insisto en un carác
/. El. PROBLEMA EDUCATIVO MÁS ALLÁ ter nom iativo, es decir ético.
DE LOS MUROS DE LA ESCUELA
tír desde las políticas públicas a las presiones corporativas, vengan de J. NUEVAS M ONTERAS EN LAS RELACIONES
donde vengan y cueste lo que cueste. Claro, para quienes entienden así DEL DOCENTE CON EL CONOCIMtENI O
las nuevas fronieras de la educación, las utopías no existen y no hay otra
forma de hacer políticas "públicas” que el clicnlclism o, la corrupción y Frente a esta contradicción, cnirc la ampliación y la reducción, entre lo
el cínico pragm atism o de la conveniencia. abierto y lo cerrado, sugiero pensar las nuevas fronteras en educación
¿Desde dónde resistir a cslc ‘'achicam iento”, "ajuste”, “reducción”? com o una cuestión mental. O, más precisamente, com o una cuestión que
Nuevamente no encuentro otra respuesta: desde una política educativa, pasa por las relaciones que, com o docentes, tenemos con el conocimiento.
pero regida por principios de justicia que deben norm ar la acción de edu Es decir, desde dónde enseñam os. Porque lo que nos hace afirm ar que la
car. La escuela no es un m ero rito d e iniciación para j>oder vivir en la aldea escuela es el esp acio d e vig en cia d e lo pú b lico no os p en sarla com o
o navegar en la red o com petir en r.I mercado. Es el espacio de la ludia la responsable de las injusticias del modelo, sino entenderla com o produc
p o r e l reconocimiento, de que lo "m ás íntimo d e lo m ás intim o nuasiro es to de una política educativa -p arte de las políticas públicas, responsabili
lo más com ún y lo m ás digno de todos” : la igualdad en la libertad para dad del estado com o garante del espacio público- cuya función social
crear y para gozar, para pensar y para com unicam os, para participar y para específica es enseñar conocimientos, legitimados públicamente.
compartir, para vivir disponiendo de los bienes necesarios en la realización ¿En que fronieras tenem os “encerrado” o “reducido” el conocim iento
de los proyectos que se elijan. que enseñam os? ¿Q ué conciencia tenem os de nuestros propios estereoti
Sin fronteras discriminatorias, éste es el espacio abierto, el de lo público pos m entales, de nuestra ignorancia, d e las resistencias o los obstáculos,
y lo común; es el único que permite reconocernos iguales en la libertad, para a v a n z a r en lo q u e sab e m o s, p a ra a rg u m e n ta r n u e stra s d ife re n
de elegir las identidades difcrcntes%sin que esta elección implique avasallar cia s, para am pliar nuestros puntos de v ista?'S i no revisam os a fondo
la igualdad y la libertad de nadie. La escuela es el espacio de lo público, estas relaciones que entablam os con el conocim iento, si no som os capa
pero en tanto regido por el principie úe equidad. Es lo público en el estricto ces nosotros m ism os de pensar públicam ente sin restringir de manera
sentido ético-norm ativo de 1a palabra, es decir ei w pacio de lo justo. arbitraria los destinatarios d e nuestra enseñanza, sin censurar porque sí
P or eso, esta tendencia de reducir las escuelas a meros espacios institu las producciones de sentido, nuestras o de nuestros alum nos, sin controlar
cionales descentralizados, casi a sociedades de fomento barriales o vecina autoritariamente las participaciones y los cm prendimícntos comunes, ¿cómo,
les, puede estar indicando el abandono d e Jo público, com o ese espacio
me pregunto, seremos capaces de educar para la no discrim inación, y cómo
para el principio de equidad. Si por el contrario, la escuela trabaja jx>r
tendremos la lucidez suficiente para saber qué hacer frente a las contradic
proyectos institucionales y dcscentralizadam cntc, com o una forma d e rede-
ciones de la demanda que sentim os de am pliar las fronteras, por un lado,
finir- y re v ita liza r lo público, las nuevas fronteras no significarán
y de reducirlas por el otro?
achicamiento y ajuste sino profundización d e la función social de Ja escue
Porque ni la aldea global ni la autopista inform ática ni m ucho m enos la
la de enseñar el “ingreso ciudadano” ,5 construyendo un sujeto social del
economía globalizada son espacios públicos, en el estricto sentido norma
conocimiento, autónomo y solidario, que aprenda a diferenciar las relacio
tivo de la justa distribución de las oportunidades de comunicación, de
nes hum anas justas de las injustas, aprenda a discernir dónde y cuándo los
disposición de la información, de trabajo, consum o y goce.
derechos hum anos son respetados, y dónde y cuándo son violados.
Una últim a reflexión. O, m ejor, casi un deseo. Am pliem os las fronte
ras de nuestra autoestim a, derribem os Jos m uros de nuestros propios
m iedos. Pero no desde actitudes voluntaristas u om nipotentes. M ás bien
en Ifi reflexión conjunta, escuchándonos, respetándonos en nuestras d i
5. Cfr. Rubén Lo Vuolo (conip.). C ontra la exclusión. Im propuesto d e l tn ^ tv s o
ferencias, yendo los "unos a las escuelas de los otros”, com o dice
ciudadano, Buenos Aires, M iño y Dávila. 1995.
260 C R ÍT IC A DIZ LA S R A Z O N E S DIZ EDUCAR