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H ≡ H0 + H′ , (3.41)
Los métodos que vamos a describir son de utilidad práctica sólo si la “perturbación” H′ es
débil comparada con H0 . Para ser un poco más precisos, escribimos
H ′ = λH ′ , (3.44)
está claro que para λ → 0, (3.46) se reduce a (3.42). A medida que aumentamos λ a partir de
0 (manteniendo H′ fijo) modificamos el espectro y los estados propios de H. Cada autovalor
(0)
En variará suavemente con λ siendo En (λ = 0) = En . Si el nivel no perturbado es N
veces degenerado, la perturbación puede desdoblarlo en varios (hasta N ) niveles perturbados
distintos.
1.3.1. Niveles no degenerados
(0)
Consideremos un nivel no perturbado En , que suponemos no degenerado. Como λ ≪ 1,
podemos desarrollar En y |φn i en serie de potencias de λ:
(0) (1) (2)
En = En + λ En + λ2 En + . . .
(3.47)
(0) (1) (2)
|φn i = |φn i + λ |φn i + λ2 |φn i + . . . .
(0)
Nótese que la normalización de |φn i es tal que, para λ = 0, hφn |φn i = 1 (es decir, en general
el estado perturbado no está normalizado a la unidad). Sustituyendo los desarrollos anteriores
en (3.46), tenemos
¢ ³ (0) (1) (2)
´
H0 + λH′ |φn i + λ |φn i + λ2 |φn i + . . .
¡
³
(0) (1) (2)
´³
(0) (1) (2)
´ (3.48)
= En + λ En + λ2 En + . . . |φn i + λ |φn i + λ2 |φn i + . . . .
Al igualar los coeficientes de λi en los dos miembros de esta identidad obtenemos relaciones
(i) (i)
que permiten determinar sucesivamente las correcciones En y φn de orden i a partir de
las correcciones de órdenes inferiores. Explı́citamente, para los órdenes 0, 1 y 2, resultan las
identidades ³ ´
H0 − En(0) |φ(0)
n i = 0, (3.49)
³ ´ ³ ´
H0 − En(0) |φ(1) ′
n i = − H − En
(1)
|φ(0)
n i (3.50)
y ³ ´ ³ ´
H0 − En(0) |φ(2)
n i = − H ′ − E (1) |φ(1) i + E (2) |φ(0) i,
n n n n (3.51)
respectivamente. La ecuación que se obtiene para orden i arbitrario es
³ ´ ³ ´
H0 − En(0) |φ(i) ′
n i = − H − En
(1)
|φ(i−1)
n i + En(2) |φ(i−2)
n i + · · · En(i) |φ(0)
n i. (3.52)
Está claro que la ec. (3.49) no es otra cosa que la ecuación de Schrödinger (3.42) para el sistema
no perturbado.
Para determinar las correcciones a primer orden partimos de la identidad (3.50). Multipli-
(0)
cando ambos miembros por el bra hφn | tenemos
hφ(0) (0) (1) (0) ′ (1) (0) (0) ′ (0) (1)
n |H0 − En |φn i = −hφn |H − En |φn i = −hφn |H |φn i + En .
y, utilizando (3.43),
³ ´
(0)
Em − En(0) hφ(0) (1) ′ (1)
m |φn i = −H mn + En δmn , (3.56)
H′ mn
hφ(0) (1)
m |φn i = (0) (0)
si m 6= n. (3.57)
En − Em
(0) (1)
Si m = n, la igualdad (3.56) se satisface independientemente del valor de hφn |φn i [recor-
dar el resultado (3.53)], de manera que podemos elegir este valor arbitrariamente. Tomando
(0) (1)
hφn |φn i = 0, podemos escribir (3.54) como
X H′ kn (0)
|φ(1)
n i= (0) (0)
|φk i. (3.58)
k6=n En − Ek
(1) (1)
Una vez conocidas las correcciones de primer orden, En y φn , la relación (3.51) per-
(1) (2)
mite obtener las correcciones de segundo orden. Desarrollando |φn i y |φn i en la base no
(0) (0)
perturbada |φk i y multiplicando por el bra hφm |, la ec. (3.51) da
(0) (0) (0) (2) (1) (0) (0) (1)
X X
hφ(0)
m |H0 − En |φk i hφk |φn i = − hφ(0) ′ (2) (0) (0)
m |H − En |φk i hφk |φn i + En hφm |φn i,
k k
es decir,
³ ´ X³ ´
(0) (0)
Em − En(0) hφ(0) (2)
m |φn i = − H′ mk − En(1) δmk hφk |φ(1) (2)
n i + En δmn . (3.59)
k
(0) (1)
Recordando que hemos tomado hφn |φn i = 0 y utilizando (3.57), tenemos
X (0)
X H′ kn
En(2) = hφk |φ(1) ′
n i H nk = (0) (0)
H′ nk .
k6=n k6=n En − Ek
∗
Como H′ es hermı́tico, H′ nk = H′ kn y
X |H′ kn |2
En(2) = (0) (0)
. (3.61)
k6=n En − Ek
(2)
Si hacemos m = n en (3.59) y sustituı́mos En por la expresión (3.61), la igualdad se satisface
(0) (2) (0) (2)
independientemente del valor de hφn |φn i, de modo que podemos tomar hφn |φn i = 0, es
(2) (0)
decir, |φn i ortogonal a |φn i. Con ello, para m 6= n, usando las ecs. (3.53) y (3.57), la ec.
(3.59) toma la forma
³
(0)
´ X H′ kn H′ mn
Em − En(0) hφ(0) (2)
m |φn i = − H′ mk (0) (0)
+ H′ nn (0) (0)
.
k6=n En − Ek En − Em
Finalmente,
X
|φ(2)
n i = hφ(0) (2) (0)
m |φn i |φm i
m
X X H′ mk H′ kn H′ mn H′ nn (0)
=
(0) (0) (0) (0)
− (0) (0)
|φm i. (3.62)
m6=n k6=n En − Em En − Ek (En − Em )2
Las correcciones de órdenes superiores se pueden obtener de manera similar; aunque los cálculos
son cada vez más laboriosos. Obsérvese que si, como estamos haciendo, tomamos las correc-
(j) (0) (0)
ciones φn ortogonales a φn , multiplicando la ec. (3.52) por el bra hφn | resulta
En(i) = hφ(0)
¯ ¯ (i−1)
¯ ′¯
n H φn i. (3.63)
Las correcciones a primer y segundo orden [ecs. (3.53), (3.58), (3.61) y (3.62)] vienen dadas
por
′
Hkn (0)
X
En(1) = Hnn
′
, |φn(1) i = (0) (0)
|φk i, (3.65)
k6=n En − Ek
y
′ |2
|Hkn
(2)
X
En = (0) (0)
,
k6=n E
n − Ek
(3.66)
′
Hmk ′
Hkn ′ ′
X X Hmn Hnn
|φ(2)
n i =
(0) (0) (0) (0)
− (0) (0) 2
|φ(0)
m i,
m6=n k6=n En − Em En − Ek (En − Em )
′ (0) (0)
donde Hmn ≡ hφm |H′ |φn i. La ec. (3.63) se transforma en
En(i) = hφ(0)
¯ ′ ¯ (i−1)
n H φn i. (3.67)
¯ ¯
(0)
Recuérdese que los estados perturbados |φn i están normalizados de modo que hφn |φn i = 1, es
decir, su norma puede ser (y normalmente es) distinta de 1 (a cualquier orden de perturbación).
En la terminologı́a habitual, se dice que la perturbación H′ acopla o mezcla los estados
(0) (0) (0) (0)
|φm i y |φn i si el elemento de matriz hφm |H′ |φn i es no nulo. Conviene notar que en los
(0)
sumatorios (3.65) y (3.66), las únicas contribuciones no nulas son las de los estados |φk i que
(0)
están acoplados con el estado no perturbado |φn i.
(0)
Las fórmulas anteriores no son aplicables cuando el nivel En es degenerado, porque en
(0) (0)
este caso algunos de los denominadores En − Em son nulos. Para niveles degenerados es
necesario escoger adecuadamente la base de estados propios de H0 del nivel considerado para
evitar las divisiones por cero.
En(0) = n + 12 ~ω,
¡ ¢ p
ω≡ K/m, (3.69)
(0)
y los estados |φn i se pueden representar o bien en la forma abstracta (1.254) o por medio de
las funciones de onda (1.216) (ver la sección 1.8). Supongamos que modificamos el oscilador
aumentando ligeramente su constante recuperadora, de manera que la energı́a potencial vale
1 2
2 (K + b)x y, en consecuencia, los niveles de energı́a exactos son
r
b2 b3
µ ¶
¡ 1
¢ K +b (0) b
En = n + 2 ~ ≃ En 1+ − + − ··· . (3.70)
m 2K 8K 2 16K 3
Alternativamente, podemos determinar los niveles de energı́a del oscilador reforzado tratando
la diferencia
H′ = 12 (K + b)x2 − 12 Kx2 = 12 bx2 (3.71)
como una perturbación. Para ello sólo necesitamos los elementos de matriz del operador x2
(0)
entre los distintos estados no degenerados |φn i. Estos elementos de matriz se pueden obtener
o bien a partir las propiedades de los polinomios de Hermite o, más fácilmente, utilizando la
relación (1.255) y las representaciones matriciales (1.257) y (1.258). Resulta que
p
(n + 1)(n + 2) si k = n + 2,
2n + 1 si k = n,
(0) ~
hφk |x2 |φ(0)
n i= p (3.72)
2mω n(n − 1)
si k = n − 2,
0 en otro caso.
b2
µ ¶
¡ 1
¢ b
= n+ 2 ~ω 1 + − , (3.73)
2K 8K 2
y difieren del valor exacto (3.70) en términos del orden de (b/K)3 , como era de esperar.
1.3.2. Niveles degenerados
(0) (0)
Supongamos ahora que el nivel En es Nn veces degenerado (Nn > 1) y designemos por Ln
el subespacio de estados de dicho nivel. Cuando existen niveles degenerados, no basta con el
ı́ndice n para designar los estados propios de H0 . Introducimos otro ı́ndice α, que identifique
completamente los estados de una base ortonormal de cada nivel, de modo que
y, además,
(0)
hφmβ |φ(0)
nα i = δmn δβα . (3.75)
(0)
siendo Anαγ la matriz unitaria Nn × Nn que describe el cambio de base en Ln . Suponemos
(0)
que los estados a orden cero de perturbación |ψnα i están normalizados a la unidad. Como en
el caso de los niveles no degenerados, la normalización del estado perturbado se elige de modo
(0)
que la componente de |ψnα i en la dirección de |ψnα i es igual a 1.
Sustituyendo (3.77) en (3.76), haciendo H = H0 + λH′ , e igualando los coeficientes de λ0 ,
λ1 y λ2 a ambos lados de la igualdad, resultan las ecuaciones
³ ´
H0 − En(0) |ψnα(0)
i = 0,
³ ´ ³ ´
H0 − En(0) |ψnα
(1) (1)
i = − H′ − Enα (0)
|ψnα i
y ³ ´ ³ ´
H0 − En(0) |ψnα
(2) (1)
i = − H′ − Enα (1)
|ψnα (2)
i + Enα (0)
|ψnα i,
Obsérvese que ahora las correcciones de primer y segundo orden satisfacen las ecuaciones
³ ´ ³ ´
H0 − En(0) |ψnα
(1) (1)
i = − H′ − Enα (0)
|ψnα i (3.80)
y ³ ´ ³ ´
H0 − En(0) |ψnα
(2) (1)
i = − H′ − Enα (1)
|ψnα (2)
i + Enα (0)
|ψnα i. (3.81)
(1)
Para resolver la ecuación de primer orden (3.80), desarrollamos |ψnα i en la base no per-
(0)
turbada |φnα i (que es la única que conocemos):
X (0) (0)
(1) (1)
|ψnα i= hφmβ |ψnα i|φmβ i. (3.82)
mβ
X³ ´ Nn ³ ´
(0) (0)
X
H0 − En(0) hφmβ |ψnα
(1)
i |φmβ i = − (1)
Anαγ H′ − Enα |φ(0)
nγ i,
mβ γ=1
(0)
que multiplicada por el bra hφkτ | da
³ ´ Nn ³ ´
(0) (0) (1) (0)
X
Ek − En(0) hφkτ |ψnα i=− Anαγ hφkτ |H′ |φ(0)
nγ i − E (1)
nα kn τ γ .
δ δ (3.83)
γ=1
(0) (0)
con Hτ′ γ ≡ hφnτ |H′ |φnγ i. Si consideramos el estado [véase la ec. (3.78)]
Anα ≡ ... ,
AnαNn
podemos escribir (3.84) en la forma matricial
(1) n
(H′ ) Anα = Enα Aα , (3.85)
donde (H′ ) representa la matriz Nn × Nn cuyos elementos son las cantidades Hτ′ γ .
A la vista de la ec. (3.85), resulta evidente que para determinar los desplazamientos del nivel
(1) (0)
a primer orden de perturbación, Enα , y los estados a orden cero, |ψnα i, debemos diagonalizar
(0)
la matriz de la perturbación H′ en el subespacio Ln de estados propios de H0 correspondientes
(0) (1)
al valor propio no perturbado En . Los autovalores Enα (α=1, . . . , Nn ) se obtienen resolviendo
la ecuación secular
¯ H′ − E (1)
¯ ¯
H12 ′ ··· ′
H1N ¯
¯ 11 nα n ¯
′ ′ −E (1) ′
H H · · · H
¯ ¯
nα
h i ¯
(1) 21 22 2Nn
det (H′ ) − Enα
¯
INn = ¯¯ .. .. .. ..
¯ = 0, (3.86)
. . . .
¯
¯ ¯
¯
¯ H′ ′ ′ (1) ¯¯
Nn 1 HN n 2 · · · HN N
n n
− Enα
donde INn es la matriz identidad Nn × Nn . Si todas las raı́ces de (3.86) son distintas (es decir,
(1)
si los Nn desplazamientos a primer orden Enα son todos distintos) la perturbación elimina
completamente la degeneración. Si algunas de las raı́ces de (3.86) son iguales, la degeneración
subsiste, al menos parcialmente. La degeneración residual puede o bien eliminarse en un orden
superior de perturbación o persistir indefinidamente. Esto último sucede cuando H0 y H′ tienen
simetrı́as comunes.
Para cada α (=1, ..., Nn ), las componentes Anαγ del vector Anα se obtienen resolviendo
el sistema (3.85) (que es indeterminado) en términos de una o varias de estas componentes,
que se determinarán posteriormente por ortonormalización; el número de componentes in-
(1)
determinadas es igual a la degeneración del autovalor Enα . Si H′ elimina completamente la
(0)
degeneración a primer orden, la base de estados |ψnα i a orden cero de perturbación queda
completamente determinada (salvo factores de fase arbitrarios que son irrelevantes). Por el
(0)
contrario, si H′ no elimina completamente la degeneración a primer orden, la base |ψnα i no
es única (es decir, existen distintas bases cuyos estados difieren en algo más que en la fase).
Obsérvese que los cálculos de orden superior que describiremos a continuación presuponen que
(0)
conocemos la base |ψnα i; cuando existe degeneración residual, esta base se debe determinar
utilizando el método que describimos en la sección siguiente.
Una vez fijados los coeficientes Anαγ , las ecs. (3.83) con k 6= n,
Nn
(0) (1) 1 X (0) 1 (0)
hφkτ |ψnα i = (0) (0)
Anαγ hφkτ |H′ |φ(0)
nγ i = (0) (0)
(0)
hφkτ |H′ |ψnα i, (3.87)
En − Ek γ=1 En − Ek
(0) (0)
Haciendo m = n y β = α, y recordando que hψmβ |φkτ i = 0 si m 6= n, resulta
(0) ¯2
¯ ¯
¯ (0)
X (0) ′ (0)
(0) hφ |H |ψnα i
X ¯hφkτ |H′ |ψnα i¯
(2) (0)
Enα = hψnα |H′ |φkτ i kτ(0) (0)
= (0) (0)
. (3.89)
k6=n,τ En − Ek k6=n,τ En − Ek
Nótese la analogı́a entre esta expresión y la correspondiente para el caso no degenerado, ec.
(0) (0)
(3.66). La forma de la ec. (3.89) muestra que los niveles Ek que están por debajo de En dan
(2) (0) (0)
contribuciones positivas a Enα , mientras que las contribuciones de los niveles con Ek > En
son negativas. De una forma gráfica, podemos decir que la perturbación hace que los niveles
se repelan mutuamente en la escala de energı́a.
Si un observable R satisface las condiciones de conmutación