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Derecho de Marcas, Patentes y Propiedad

Industrial.
Trabajo Práctico N°1.

Alumno:

 Oyarzún, Braian Ezequiel.

Matricula: 76565

Fecha de entrega: 08/04/2019.

Profesores:

 Spilotti, Diego Marcelo;


 Galera, Noelia Melina;
 Calderon Mai, Cintia Romina.
Lea detenidamente los siguientes artículos:

I. 6 bis del Convenio de París para la Protección de la Propiedad


Industrial,
II. 16.3 del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos dePropiedad
Intelectual relacionados con el Comercio
III. 9.5 y 9.6 del Protocolo de Armonización de Normas sobre Propiedad
Intelectual en el MERCOSUR, en Materia de Marcas, Indicaciones de
Procedencia y Denominaciones de Origen.

Resuelva a continuación el siguiente caso:

Una sociedad colombiana, dedicada al rubro calzados, solicitó en la Argentina


el registro de la marca Brahma para la clase 25 (calzados y botas).

La empresa cervecera homónima quiere oponerse invocando la titularidad de


ella en nuestro país.

1. ¿Puede oponerse la empresa brasilera a la registración de la marca


colombiana? ¿Con qué argumentos?

2. De acuerdo a lo visto en clase. ¿Qué principio de la ley de marcas


podría considerarse inaplicable en el caso?

3. ¿Cambiaría en algo la solución a la controversia si la empresa solicitante


de la marca fuera paraguaya y no colombiana? Justifique su respuesta.
RESPUESTAS

1) La empresa brasilera se encuentra legitimada para oponerse a la


solicitud de registro efectuada por la sociedad colombiana, aun
cuando esta última se dedica a un rubro totalmente diferente al que
lleva a cabo la empresa brasilera. Esto así, porque al realizar una
interpretación armónica de las diversas normas, convenios y
acuerdos, se puede afirmar que las marcas notorias (como en este
caso lo es “Brahma”) gozan de una protección especial, la cual es
más abarcativa y más rigurosa.

Dicha protección especial, tiene varios pilares en los cuales se funda.


Por un lado, están los derechos que le son conferidos a los titulares
de las marcas, los cuales facultan a estos a impedir que cualesquiera
terceros (sin su consentimiento), utilicen signos idénticos o similares
a los que ha registrado el titular de la marca. Inclusive, los titulares de
las marcas registradas gozan de dicha protección aun cuando
aquellos bienes o servicios que se pretendan registrar NO sean
similares a aquellos para los cuales una marca de fábrica o de
comercio ha sido registrada. Esto último podrá perseguirse, siempre
y cuando, resulte que por medio del uso de esa marca (en el
presente caso sería la marca utilizada por la sociedad colombiana)
indique una conexión entre dichos bienes o servicios y el titular de la
marca registrada (en nuestro caso, la empresa brasilera), y esa
similitud pueda ocasionar confusión y, por ende, lesione los intereses
del titular de la marca ya registrada.

Otro pilar fundamental, en el cual se funda esta protección


exorbitante antes mencionada, es el interés legítimo del titular de la
marca notoria. Cabe destacar que dicho interés lleva implícito la
prevalencia la unicidad de la marca, es decir, que no se produzca lo
que muchos autores denominan como la “dilución de una marca”. Es
Schechter quien define a la dilución como “el cercenamiento gradual
o la dispersión de la identidad y retención de la marca o nombre en la
mente del público, por su uso en productos no competitivos. Cuanto
más distintiva o única es la marca, más profunda es su impresión en
la conciencia del público, y mayor su necesidad de protección…”

Otamendi, complementa esta definición efectuada por el autor


recientemente mencionado agregando que la dilución genera el
debilitamiento de la fuerza distintiva de una marca, como así también
su valor publicitario y, consecuentemente, su venta. Lo que se busca
es evitar que la marca, por su repetición, ya no evoque un único
origen. Además, sostiene que lo que persigue el titular de la marca
registrada (la empresa brasilera) también es la preservación de un
valioso, aunque posiblemente invisible, eslabón entre él y su
consumidor. Eslabón que fue producto del carácter asociativo que
adquirió la marca, debido a su buena calidad o intensa publicidad o
ambas, y que permite al consumidor con la sola mención de la marca
establecer un único origen.

2) Considero que los principios que no son aplicables al caso son, por
un lado, el principio de origen, y por otro, el de especialidad marcaria.
El primer principio que no resulta aplicable (el de “origen”) responde
a la obligación que se les impone a los Estados Partes del
MERCOSUR de asegurar en su territorio la protección de las marcas
de los nacionales de los Estados Partes que hayan alcanzado un
grado de conocimiento excepcional contra su reproducción o
imitación, en cualquier ramo de actividad, siempre que haya
posibilidad de perjuicio. (art. 9.5 del Protocolo de Armonización de
Normas sobre Propiedad Intelectual en el MERCOSUR, en Materia
de Marcas, Indicaciones de Procedencia y Denominaciones de
Origen).

Dicho con otras palabras, el principio de origen (el cual les permite a
las marcas registrarse en otros países, aun cuando estos últimos no
regulen ciertas situaciones o, en principio se contrapongan) cede
ante la obligación impuesta a los Estados Partes de pregonar por la
protección de las marcas notorias.

El segundo principio inaplicable, el de especialidad marcaria (el cual


permite la coexistencia de signos idénticos o semejantes cuando se
aplican en sectores de productos o servicios que son diferentes
dentro de un área comercial determinada, siempre que estos sean lo
suficientemente distintos como para que no se suscite el riesgo de
confusión), ya que como me he expresado en el punto 1, la
existencia de marcas notorias justifican la exorbitación del registro,
es decir, la posibilidad de oponerse con éxito a marcas solicitadas en
otras clases.

3) Sostengo que independientemente de cual sea el país solicitante, la


controversia no hubiera cambiado ya que la protección que merecen
las marcas notorias, mencionado ya en reiteradas oportunidades,
trasciende a la “cualidad” de los Estados. Con esto quiero decir que,
a pesar de que Paraguay es un Estado Parte del MERCOSUR, y
Colombia es un Estado Asociado, ninguno goza de “beneficios o
excepciones” a lo legislado por el Protocolo de Armonización de
Normas sobre Propiedad Intelectual en el MERCOSUR, en Materia
de Marcas, Indicaciones de Procedencia y Denominaciones de
Origen.

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