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En los mayores de 60 años es necesario destacar que las dos primeras causas de muerte en
1997 fueron la neumonía y las isquemias cardíacas, con 5.320 y 4.735 muertes,
respectivamente.
Las enfermedades no transmisibles (grupo II) son la principal causa de pérdida de AVISAS
en Chile para todas las edades y en ambos sexos, representando 73% del total de la carga.
Aunque los problemas de salud mental no impactan notablemente en los niveles de
mortalidad, ellos representan una proporción relevante de la carga de la enfermedad en Chile.
El segundo lugar lo ocupan los traumatismos y envenenamientos (grupo III) con 15% del
total; en tercer lugar están las enfermedades infecciosas, maternas y perinatales (grupo I) con
10% del total; el 2% restante de la carga se atribuye a las enfermedades mal definidas. Se
concluye que los problemas de salud más importantes de Chile son aquellos crónicos, de
larga evolución y de alto costo de atención.
Es evidente que la situación antes descrita va afectando cada vez más a los grupos de mayor
edad. Por ello, se describe a continuación el proceso de transición demográfica de Chile, con
el consecuente incremento de la población adulta mayor, y los principales riesgos de salud en
los grupos de mayor edad. También se presenta una descripción breve de la estrategia
seguida recientemente por el sector público de salud para enfrentar la situación.
La expectativa de vida aumentó de 57,6 años en 1960 a 75,2 años en el periodo 95-2000. Se
estima que la proporción de población mayor de 60 años actual, de 10%, aumentará a 16% en
el año 2020; es decir, desde 1.550.000 a 3.003.000 habitantes.
Para 1999 los mayores de 65 años fueron estimados en 7,1% ó 1.066.260 habitantes.
La población mundial crece actualmente con una tasa de 1,7% anual, mientras que el grupo
mayor de 60 años lo hace con una tasa de 2,5% anual. La población nacional crecerá entre
los años 1992 y 2005 en 19,1%. Se espera que este incremento poblacional será reducido en
los menores de 15 años llegando sólo a 6,4%, mientras que en los adultos mayores sería de
45,4%, lo que equivale a 395.164 personas.
En este grupo de edad se incrementarán los costos de atención, especialmente por neumonías
e isquemias cardíacas, que como ya se señaló anteriormente presentan los más altos índices
de muerte.
Tabla 1.
Tasas de mortalidad (defunciones por 100.000 habitantes)
por causas específicas para ciertos grupos de edad,
Chile y España, 1996 (Construida con datos de la
referencia 5)
60 a 65 a 70 a 75 a 80 y
Causas de muerte
64 69 74 79 más
evitable
años años años años años
GRUPO I A través de
prevención primaria
Cáncer hepático
Chile 18,03 32,68 48,28 46,15 80,12
España 12,34 19,31 29,24 29,32 24,32
Cáncer de vías
respiratorias
Chile 58,78 101,13 111,49 128,57 149,71
España 105,49 146,81 193,16 203,13 183,82
Cirrosis y otras
hepáticas
Chile 116,16 148,45 129,89 126,92 109,94
España 47,29 58,08 68,49 70,67 67,24
Enfermedad
hipertensiva
Chile 24,36 41,97 94,25 148,35 443,27
España 6,98 13,19 25,24 52,26 179,29
Cardiopatía isquémica
Chile 120,84 242,54 366,28 602,20 1507,02
España 24,45 47,40 84,07 159,74 477,97
Diabetes mellitus
Chile 56,67 107,61 149,81 208,24 325,15
España 5,50 5,71 5,84 7,68 16,26
En la Tabla 1 destacan las diferencias en las otras dos causas de muerte del grupo I entre
Chile y España. El cáncer hepático tiene diferencias crecientes con la edad entre los dos
países, sugiriendo que las medidas preventivas (inmunización contra el virus de la hepatitis B
y mejor saneamiento) están mejor implementadas en España. En el caso de las cirrosis
hepáticas se podría deducir el poco éxito de las estrategias existentes en Chile para reducir el
consumo de alcohol.
Las acciones preventivas tradicionales se han reforzado últimamente con una nueva
conceptualización sobre la promoción de la salud. Además de las causas biológicas, gran
parte de las enfermedades tiene componentes sociales, que están siendo revalorizados como
fuente y explicación de los problemas de salud; por ello, la promoción de la salud incluye la
movilización de los recursos sociales para enfrentar a los riesgos de enfermar. Esta estrategia
está siendo considerada por el Ministerio de Salud para enfrentar la creciente carga de
enfermedades crónicas.
Uno de sus hitos fundamentales ha sido la carta de Ottawa en 1986, que propone una
combinación de estrategias específicas: acciones del estado (políticas públicas saludables), de
la comunidad (acción comunitaria), de los individuos (desarrollo de hábitos y capacidades
personales), del sistema de salud (reorientación de los sistemas de salud) y de acciones inter-
sectoriales.
De las cifras de la Tabla 1 se puede deducir que, para llegar a tasas similares a las de España,
se requiere un claro aumento de los recursos de los servicios de salud para enfrentar el cáncer
de cuello uterino, así como todas las del grupo III.
En la Tabla 2 se puede appreciar que los grupos adultos más pobres en Chile presentan una
mayor prevalencia de enfermedades. La tabla fue construida con datos tomados de la
referencia 7, utilizando la duración de la educación formal como indicador aproximado del
nivel socioeconómico. En ella también destaca que en los mayores de 65 años las diferencias
son más marcadas en las mujeres.
Tabla 2.
Tasas de mortalidad (defunciones por 100.000 habitantes)
según nivel educacional y edad; hombres y mujeres con
20 y
más años de edad. Chile, 1995 – 1997 (Construida con
datos de la referencia 7)
Sobre la base de las tablas presentadas es posible señalar que los grupos más pobres
requieren una mayor inversión de los servicios de salud en el sector público, aspecto que se
intenta solucionar por el Ministerio de Salud, como se explica más adelante. Por otra parte,
los grupos medios o acomodados también son afectados en el acceso a la atención de salud,
porque a medida que la edad aumenta también se incrementan las primas de los seguros
privados de salud en las ISAPRE (Instituciones de Salud Previsional), especialmente al
momento que los beneficiarios jubilan y sus ingresos disminuyen, lo que les obliga a ingresar
al Fondo Nacional de Salud (FONASA). Por ello se estima que 85% de los adultos mayores
de 65 años está ahora en el sector público.
Por lo antes señalado, se ha planteado desarrollar el Programa de Salud del Adulto Mayor del
Ministerio de Salud (MINSAL) sobre la base del tradicional programa del adulto, existente
desde que se han organizado servicios públicos de salud en el país.
Las nuevas acciones del MINSAL, orientadas específicamente al Adulto Mayor, existen
desde 1996, no obstante que el inicio oficial del Programa data de 1998. La cobertura
deseada de las acciones abarca a todos los beneficiarios del FONASA mayores de 65 años, la
que en 1998 era de 827.510 personas. No obstante, algunos componentes del Programa
tienen cobertura parcial por el carácter piloto de ellos o por motivos presupuestarios.
Este Programa tiene como propósito mantener o aumentar la condición de autovalencia del
adulto mayor beneficiario del FONASA. Para cumplir lo anterior se ha definido un conjunto
de servicios y actividades relacionadas con atenciones directas a los pacientes, capacitación
del personal, un subprograma de alimentación complementaria, un subprograma de
dispensación de medicamentos y el diseño de un modelo de atención para los adultos
mayores, los que a continuación se detallan.
Las acciones concretas efectuadas en el marco del programa han estado orientadas a la
recuperación de los pacientes y por lo tanto han ido a mejorar la condición de autovalencia.
Sin embargo, no ha habido evaluaciones que prueben o verifiquen esta situación.
Aspectos comunitarios
Un aspecto del Programa que constituye una innovación, se refiere a la evaluación de riesgo
funcional a realizarse en la comunidad. Consiste en la identificación de la población en
riesgo de pérdida de autonomía (frágiles), mediante la aplicación de un instrumento diseñado
para este efecto. Con ello se podría identificar a aquellas personas que presentan riesgo para
luego pesquisar enfermedades que deban ser tratadas en los niveles específicos. Esta tarea
todavía no se realiza masivamente y creemos de gran interés que se implemente.
Otras orientaciones interesantes de las políticas del Adulto Mayor son aquellas referidas
hacia la educación y prevención. Aunque los temas de desarrollo comunitario están
especialmente a cargo de otras instancias diferentes al Ministerio de Salud, como el Comité
Nacional del Adulto Mayor, es evidente que estas nuevas acciones tendrán impacto en evitar
o disminuir un número importante de enfermedades que son susceptibles de ser prevenidas
primariamente.
Refererencias escogidas
1. Ministerio de Salud. Ministerio de Salud. Información demográfica y de políticas de
salud presente en la tarjeta de presentación, página WEB. Santiago, 2000.