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Slavoj Žižek en el ámbito

psicológico: psicoanálisis,
neurociencias y la brecha
de paralaje
Juan José Riveros Repizo
Universidad Surcolombiana

Revista Légein N° 20, febrero - junio 2015: 89 - 115 ISSN 1794-5291


Juan José Riveros Repizo
Estudiante de psicología de la Universidad Surcolombiana. Adelanta trabajo
de grado en la misma Institución con la modalidad de ensayo en el área de
epistemología. Es miembro fundador del grupo de estudio Cátedras Alternas,
representante estudiantil al comité de currículo de programa, actor y
dramaturgo de la agrupación teatral Papagayo; realizó su práctica profesional
en el proyecto Concejo de Niños del semillero de investigación Crecer adscrito
a la Universidad Surcolombiana.
Correo electrónico: catedrasalternas@gmail.com
Slavoj Žižek en el ámbito psicológico:
Psicoanálisis, neurociencias
y la brecha de paralaje

Juan José Riveros Repizo


Universidad Surcolombiana

Resumen
Este ensayo se propone difundir y promover en el campo psicológico el trabajo
filosófico de Slavoj Žižek. Se toma como punto de referencia el debate entre el
Psicoanálisis y las Neurociencias –con la salvedad de que estas posturas no resumen
el ámbito psicológico– y se centra especialmente el concepto brecha de paralaje. La
brecha de paralaje consiste en la aplicación de lo que se conoce en la física como
efecto de paralaje en el análisis de los opuestos dicotómicos en la epistemología de
la ciencia: mente-cuerpo, particular-general, propio-ajeno, cuantitativo-cualitativo,
naturaleza-cultura, etc. El estudio crítico que ha hecho Žižek nos permite utilizar
un enfoque distinto capaz de definir adecuadamente la brecha que separa a los
discursos de la naturaleza y la cultura sin pretender integrarlos concluyendo que
“lo que falta –una especie de causa ausente de las explicaciones cognitivistas– no
es otra cosa que lo que el idealismo alemán llamó negatividad autorrelacionada y
lo que Freud llamó pulsión de muerte” (Žižek 2006: 220-221).
Palabras clave: Paralaje, Žižek, Psicoanálisis, Neurociencias, Ciencia.

Abstract
This paper intends to publish and promote the philosophical work of Slavoj
Žižek into the psychological field. The debate between psychoanalysis and
neuroscience is taken as reference point –keeping warning that these positions do
not include the entire psychological field–, specifically the Parallax Gap concept.
This concept involves the application of what is known in physics as Parallax
into the analysis of dichotomous opposites in epistemology of science like
mind-body, particularly-General, self-oblivious, quantitative-qualitative, nature-
culture, etc. The critical study made by Žižek allows us to use a different non-
inclusive approach, but able to properly define the gap between the discourse of
nature and culture, concluding that “what remains –a kind of cause absence in
the cognitivists explanations– is what the German idealism called auto-related
negativity and what Freud called death drive” (Žižek, 2006: 220-221).
Keywords: Parallax, Žižek, Psychoanalysis, Neurosciences, Sciences.
REVISTA LÉGEIN N° 20 • FEBRERO - JUNIO 2015

El presente ensayo expondrá la Brecha de Paralaje entre


Neurociencias y Psicoanálisis desde cuatro marcos de abordaje: 1) lo
Político: porque se asume que las dos posturas se disputan un privilegio
sobre el objeto de la psicología, 2) lo Cultural: atendiendo al hecho de
que estos enfoques deciden su suerte en el contexto amplio de la cultura
de masas con sus modos y particularidades, 3) lo Científico: ya que este
debate tiene consecuencias en la visión cosmológica del mundo y 4) lo
Filosófico: pues ambas posturas han querido desterrar a cierta filosofía
a la que han considerado supersticiosa, engañosa o débil, haciendo de
este rechazo conjunto el punto clave de su intersección.
Empezaremos abordando la tensión entre los enfoques dispuestos
a través del objeto paralaje desde el terreno de la política, donde
veremos tanto la familiaridad como la distancia entre ellos. Luego,
pasaremos a sondear el contexto cultural en que la tensión se desarrolla
y tomaremos como ejemplos la academia, el espectáculo y la ciencia
popular. Seguidamente, entraremos al escenario de la discusión
científica vanguardista para mostrar el potencial creativo de la visión
de paralaje, aterrizando por último en el suelo de las consideraciones
filosóficas.

1. La tensa política
1.1 La noción de paralaje y el otro reprimido
Una forma de ejemplificar el efecto de paralaje es recurriendo a un
ejercicio básico: ponemos un dedo frente a nuestros ojos y cerramos
y abrimos el ojo de la derecha y de la izquierda intermitentemente. Al
hacer esto, el dedo parece moverse de un lado a otro. Esta desviación
aparente de la posición del objeto es la paralaje. Žižek traslada esta noción
al análisis epistemológico, según sus palabras, para tomar la decisión
político-filosófica de designar con el nombre paralaje a la brecha que
separa al objeto de conocimiento del sujeto que conoce, recordando lo
que Hegel habría dicho sobre cómo los cambios epistemológicos siempre
reflejan cambios ontológicos y lo que Lacan llamaba la inscripción de la
mirada del sujeto en el objeto (Cfr. Žižek 2006: 17).
Para entender lo anterior, volvamos a nuestro ejemplo: entre un
ojo y otro hay dos ángulos distintos de observación. Cuando miramos
intermitentemente, experimentamos una competencia entre ambos

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modos de ver el objeto, lo que se nos presenta como un aparente


desplazamiento. Si asumimos que un posicionamiento epistémico
equivale a un posicionamiento físico de observación, podemos decir
que la cuestión funciona del mismo modo con los antagonismos
epistemológicos. Por ejemplo, si percibimos como una mente a lo que
suponemos una sustancia pensante y sintiente, veremos en ella un juego
de posibilidades activas problematizadas culturalmente, mientras que,
si la observamos como a un cerebro, veremos un complicado mecanismo
material de conexiones y flujos electroquímicos. Así, experimentaremos
un efecto de desplazamiento en la sustancia sentipensante que es
ilusorio en tanto el traslado se da en el modo de ver la sustancia y no en
la sustancia misma. Esa tensión presente cuando se cruzan los modos
de ver es la que se quiere explicar cuando se postula el concepto de
paralaje.
El psicoanálisis y las neurociencias son dos formas de concebir lo
psicológico. Sin embargo, se las puede ver como no contradictorias si,
por ejemplo, tenemos en cuenta que Freud insistió en un momento
de su vida en que los principios del psicoanálisis deberían encontrar
un soporte neuronal, o si, por otro lado, se considera al psicoanálisis
estrictamente como una práctica terapéutica y a las neurociencias como
a una cuestión meramente experimental de laboratorio. De cualquier
manera, ambas disciplinas se encuentran habitualmente en un campo
de tensión compartido y esto se evidencia, por ejemplo, en posturas
como la del filósofo de la ciencia Mario Bunge (Cfr. Bunge 2006:
200-205). Este filósofo ha emprendido una campaña para demostrar
que el psicoanálisis es una pseudociencia sin sustentos empíricos,
privilegiando a la neurobiología como autoridad sobre lo psicológico.
También, Noam Chomsky (Chomsky 2013), ha aportado a la tensión al
desacreditar el pensamiento del psicoanalista Jaques Lacan y acusarlo
de ser nada más que un charlatán.
Cuando no asumimos la visión de paralaje como constituyente del
objeto estamos reprimiendo simultáneamente otros infinitos modos
de verlo. En este sentido, cuando nos identificamos con el gremio
psicoanalista o el neurocientífico y nos acostumbramos a uno de
esos modos de ver lo psicológico, reprimimos al otro entre nosotros.
Indudablemente, identificarse con algún punto de vista también es un
modo de ver. Por ello la visión de paralaje se entenderá en este texto de
un modo más extenso, esto es, fluctuando entre las diversas miradas

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y produciendo una brecha de desplazamiento. Dicha brecha no puede


estar enunciada más que como el corte ilusorio que se produce al pasar
de uno a otro modo epistémico. Tal es el efecto cognoscitivo que este
ensayo intenta producir.
Leer a Žižek de algún modo nos obliga a tener en cuenta la visión
de paralaje, puesto que el modo en que se hace presente en el mundo
cultural contemporáneo produce ambiguos modos de verlo y leerlo. En
el prefacio que Ernesto Laclau hace al primer gran título conocido en
español de Žižek, El sublime objeto de la ideología (1992), nos dice que
el libro –y esto aplica para todos los demás– “no lleva una estructura
sistemática en la que se desarrolle una argumentación con un plan
prefijado” (Laclau en Žižek 1992: 15), siempre vemos saltos entre tópicos
dicotómicos, y que se trata más bien de “una serie de intervenciones
teóricas que se alumbran unas a otras, no en función de la progresión de
una argumentación, sino en función de lo que podríamos denominar la
reiteración de esta última en diferentes contextos discursivos” (Laclau
en Žižek 1992: 15). La visión de paralaje, aunque trata de la tensión
entre dos puntos, se multiplica en la diversidad de objetos dicotómicos
que pueden ser abordados (Cfr. Laclau en Žižek 1992: 15).
Para describirlo teóricamente, hay que decir que Žižek es ante todo un
hegeliano-lacaniano, una diada que precisamente él mismo acuñó en su
tesis doctoral. Dicha postura implica que Žižek recurre frecuentemente
a realizar dos movimientos lógicos sucedáneos: 1) definir las tensiones
dialécticas a las que refiere y 2) analizarlas en términos de la lógica
del deseo (la lógica del inconsciente). El resultado es un pensamiento
que revitaliza y desenfada, pues despeja las ideas fantasmagóricas que
hacemos del otro en la relación dialéctica entre posturas y propicia un
modo para que nuestro deseo pueda abocarse a los desafíos políticos
que actualmente nos convocan.

1.2 Distantes y cercanas


La forma como Žižek habla de las neurociencias obedece a una
consecuente postura materialista. El capítulo dedicado a este tema
en Visión de Paralaje (Žižek 2006), titulado La curva de la libertad,
está lleno de descripciones detalladas de los trabajos del físico John
Taylor, el neurobiólogo Antonio Damasio y los filósofos de la mente
Daniel Dennet y Thomas Metzinger, entre otros. Un crítica de Žižek

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hacia los científicos y filósofos del cerebro es que, en el camino de


tomar una postura materialista, suelen recaer en un idealismo, pues
“el materialismo no está garantizado con abrazar la reducción de los
fenómenos a procesos físicos, sino que requiere aceptar la inclusión del
sujeto en esa misma realidad física observada, diciendo con esto que
la realidad nunca es total, no porque nos eluda sino porque contiene
una mancha que señala nuestra inclusión en ella” (Žižek 2006: 26).
Para solventar la dicotomía entre neurociencia y psicoanálisis, Žižek
propone “desarrollar un enfoque hasta el extremo, abstrayéndose
radicalmente del otro –por ejemplo desarrollar el aspecto más puro de
la lógica de la neurociencia–. En este punto hallaremos una brecha que
abre el espacio al otro enfoque” (Žižek 2006: 217).
Una forma de explicar lo anterior es remitirse a un ejemplo de Lacan
al que Žižek recurre con frecuencia (pues nos muestra cómo la mirada
ésta incluida en el objeto): la estructura de la cinta de Möbius. Esta
forma geométrica se puede construir si tomamos una tira de cinta y
unimos sus extremos por el reverso, así constará de una sola superficie
aunque a un primer vistazo parece que fueran dos. Lo que le da a la
figura su aspecto peculiar es una semitorsión que se presenta porque
los dos lados de la cinta están unidos de manera opuesta.

El punto a es donde la cinta fue adherida por


su lado opuesto, gracias a la semitorsión del
lado p

Cuando decíamos antes que existe un otro reprimido nos referíamos


al hecho de que, tanto para las neurociencias como para el psicoanálisis,
profundizar en un enfoque ha representado reprimir al otro. Por
ejemplo, Freud comenzó su carrera como neurólogo pero renunció a
los estudios estrictamente fisiológicos para enfatizar en lo psicológico
(Cfr. Freud 1966: 9). En el mismo sentido, los científicos del cerebro
se enfocan en el estudio experimental y detallado, evitando tópicos
especulativos como los del psicoanálisis. Reprimir al otro equivaldría a
dejarlo detrás como un modo oculto de ver. En efecto, si se asume que
los lados azul y blanco de la cinta representan los dos modos de ver los
fenómenos psíquicos, podría verse la intersección como el punto donde

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lo reprimido de cada uno coincide. En una cinta de Möbius perfecta no


hay nada pegado, solo existe la semitorsión.

Como se observa, los dos lados se cofunden según la perspectiva desde la que se mire. Ese
punto de la semitorsión representa el efecto de desplazamiento que se experimenta cuando, al
abstraernos a la pureza de un enfoque, nos encontramos con estar parados en el otro.

2. Lo biopsicosocial más la cultura


2.1 El fantasma de la academia
Una de las tesis más provocadoras de Žižek es que la academia
occidental está rondada por el espectro de la subjetividad cartesiana,
ya que todos los grupos, incluso aquellos que se encuentran en disputa,
le hacen frente al tema del sujeto. Dos de estos grupos son, por un lado,
los oscurantistas New Age, quienes acusan al sujeto cartesiano de ser el
gestor de la ruptura de la unidad holística del hombre con la naturaleza,
mientras que, los científicos cognitivos se empeñan en demostrar
empíricamente que no hay una única escena del sí-mismo sino un
pandemónium de fuerzas competitivas (Cfr. Žižek 2001: 9). El sujeto
cartesiano en algún momento empezó a ser sinónimo del imperio de la
razón que desplegó su hegemonía en la Modernidad y que nos privó de
un acercamiento a nuestros instintos y a nuestros sentimientos, de una
comunión con la naturaleza, de una mejor interlocución y de muchas
otras calidades y potencialidades humanas que hoy con frecuencia nos
resultan carentes.
Contrario a lo anterior, Žižek quiere recordarnos que Descartes
fue el primer gran abogado de una razón sin prejuicios separada
de los modos escolásticos de ver el mundo. De este modo, el filósofo
esloveno pretende dar cuenta de que este rechazo mancomunado del
sujeto cartesiano no es un acertado diagnóstico del origen de nuestros
malestares, sino una respuesta que se acomoda perfectamente a la

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Slavoj Žižek en el ámbito psicológico: Psicoanálisis, neurociencias y la brecha de paralaje

necesidad de negar el hecho de que nunca hubo una época idílica en la


que sentido, cultura y naturaleza comulgaran.
Damasio y Dennet, los dos representantes de la ciencia cognitiva
antes mencionados, han hecho famosas dos posturas anti cartesianas
que Žižek hace objeto de críticas: la primera, refiere al famoso cogito
cartesiano (“pienso luego existo”) que Damasio rechaza para dar una
primacía a las emociones en el surgir de la actividad consciente. Lo que
refuta Žižek es que aquel que emerge como yo consciente de sí mismo
no se identifica nunca plenamente con el cuerpo (por más que así lo
quiera), sino que este le resulta siempre como un afuera, este yo es
sustancialmente vacío (Cfr. Žižek 2006: 295). Por otro lado, Damasio,
para poner un ejemplo de cómo las emociones están detrás de nuestros
comportamientos inconscientes, recurre a explicar que los prejuicios
raciales y culturales se basan en parte en la exhibición de emociones
evolutivamente destinadas a detectar diferencias en los demás. No
obstante, omite explicar los componentes claves del disgusto racista
hacia el otro diferente, “que se suele combinar con formas de placer
perverso, fascinación y envidia” (Cfr. Žižek 2006: 303). Con esto, Žižek
indica que la pulsión de muerte es aquello que no es tomado en cuenta
y es lo que siempre opera en la desadaptación en la que el humano se
encuentra permanentemente con respecto a su medio1 (Cfr. Žižek 2006:
299-303).
Por su parte, Dennet acuñó el término teatro cartesiano para referirse
a la noción falsa, según él, de que existe algún lugar privilegiado en
la mente desde el que se observan la totalidad de los fenómenos
proyectados por los sentidos. Según Dennet, lo que emerge como una
consciencia no es más que la percepción ganadora, la perla cerebral
(la celebridad), la victoria de las ideas que se imponen como centrales
sobre las demás ideas (Dennet 1995: 379). Lo que Žižek se pregunta
sobre esto es ¿en qué escenario aparece la celebridad? y ¿sí está la
consciencia realmente vinculada a la importancia, a la capacidad de
imponerse? Al respecto, nos recuerda que la noción de auto-consciencia
es originalmente pasiva: “en clara contradicción con la idea según la
cual la autopercepción se origina en la activa relación del sujeto con
su entorno, como el momento constitutivo de nuestra actividad de
concreción de algún objetivo, de lo que estoy al tanto originariamente

1
Lacan hace especial énfasis en este punto (Lacan 1955).

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es que no tengo el control, que mis disparos no tuvieron puntería, que


las cosas simplemente suceden” (Žižek 2006: 322).
Estas críticas al rechazo del sujeto cartesiano ejemplifican cómo
se suele incurrir en nuevas formas de idealización que mantienen
una posición inocente con respecto a cómo somos y actuamos. Žižek
plantea que fue en el idealismo alemán donde se intentó integrar ese
núcleo excesivo y perturbador de la personalidad humana que Freud
llamó pulsión de muerte2, esa especie de locura inherente a la condición
humana que Kant llamó el mal diabólico y Hegel, la noche del mundo.

2.2 Si Žižek leyera a Llinás


A manera de pastiche3 del estilo de Žižek, que es un poco lo que
viene siendo este ensayo, imaginemos qué impresión podría tener el
filósofo del famoso libro de divulgación El cerebro y el mito del yo del
neurocientífico colombiano Rodolfo Llinás (2003). Una de las ideas más
llamativas del texto de Llinás es la aseveración casi axiomática de que el
yo y el cerebro son una y la misma cosa (monismo radical). La tesis que
sostiene el autor, a grandes rasgos, es que el sistema nervioso, que es el
sustento de la mente, evolucionó debido a la necesidad de desplazamiento
de los animales multicelulares que instrumentamos y expresamos
movimientos translacionales activos, hasta llegar a una Centralización
de la Predicción. Para Llinás, de esto deriva que el sí mismo es el evento
coherente en el tiempo (producido por el sistema tálamo-cortical) que
unifica los componentes fraccionados tanto de la realidad externa como
de la interna en una estructura única (Cfr. Llinás 2003: 119).
La concepción de Llinás reposa sobre dos términos claves: predicción
y movimiento. Con lo anterior, tenemos una reducción a elementos
básicos: al primero lo podemos llamar el sentido cognitivo de nivel
cero, la intuición primaria, el primer sostenido Mnémico. Al segundo,
el movimiento, como el evento de nivel cero, el primer chispazo, el acto
primordial. La secuencia que Llinás propone es que lo que llamamos
predicción –un sistema complejo de anticipación– sólo apareció como

2
Un exceso más allá de nuestros instintos que se resiste a la simbolización-normaliza-
ción.
3
El pastiche es una técnica utilizada en literatura y otras artes, consistente en imitar
abiertamente diversos textos, estilos o autores, y combinarlos de forma que den la im-
presión de ser una creación independiente.

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Slavoj Žižek en el ámbito psicológico: Psicoanálisis, neurociencias y la brecha de paralaje

una necesidad del desplazamiento –el traslado propio de los organismos


no sésiles–; en últimas, que el sistema nervioso apareció en el momento
en el que la vida desarrolló seres capaces de realizar movimientos
intrínsecos que posibilitaran un cambio de medio (lo que comúnmente
llamamos acciones voluntarias4). Llinás estaría de acuerdo con Goethe,
que nos dijo: “en el principio fue la acción” (Goethe 1808: 54). Cuando
vemos el par acción-cognición, nos damos cuenta de que nos hace
falta el factor emoción. Llinás dice que éste representa la plataforma
premotora de la acción-cognición y que lo considera en la categoría de
PAF (patrón de acción fijo), acciones mecánicas plenamente arraigadas
(Cfr. Llinás 2003: 182).
Ahora, otro aspecto de la crítica de Žižek a Damasio podría ser de
utilidad para abordar a Llinás: “la angustia, el afecto primordial, es
correlativo a enfrentar el vacío que forma el núcleo del sujeto” (Žižek
2006: 296). De este modo, si organizamos la secuencia que Llinás nos
propone, e involucramos el papel de las emociones, el sí mismo que
surge de su concepción es el centro mismo de la ansiedad en tanto que
esta es la emoción que acompaña al cogito en su operar básico y, además,
que aquella conjunción es la que en psicoanálisis se llama Deseo5. Así,
podríamos decir que el sujeto que emerge en la postura de Llinás es un
proto-sujeto lacaniano.
Toda la diferencia entre deseo –lo que queremos que ocurra o no– y
predicción –lo que suponemos que ocurrirá o no– es de una estructura
similar a lo ya señalado sobre la cinta de Möbius, una diferencia
puramente topológica de estar parado en uno u otro lado de la cinta,
pues todo lo que suponemos acontecerá, lo suponemos en un contexto
en el que previamente elegimos suponer qué acontecerá y ésta elección
la hicimos porque apareció en el conjunto de nuestras posibilidades.
En ese sentido, los límites de nuestra predicción son los límites reales
de nuestro deseo y ambos están inscritos en el mismo abismo de
incertidumbre.
Al concebir lo anterior, emerge cierta inquietud respecto a aquello
que, aunque imposible (entendido como aquello que no aparece en
nuestro horizonte de predicción), es objeto de deseo; esto es algo
que ocurre frecuentemente, el momento de deseo-predicción, que

4
Generadas en sí mismas, no confundir con manifestaciones de libre albedrío.
5
El deseo es la metonimia del ser en el sujeto (Cfr. Lacan 1958).

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podríamos llamar de desesperación, siempre se encuentra ceñido por


un fuerte principio de realidad de tal manera que siempre tiene que
ser fantaseado. Recurriendo a un ejemplo de Llinás, cuando vemos que
viene un ladrillazo, anticipamos un golpe, simultáneamente deseamos
no ser golpeados y en el mismo instante nos fantaseamos esquivando el
ladrillazo, acto seguido lo esquivamos. Otra forma de decirlo sería que
la predicción ocurre en un escenario de simulación, o que el sí mismo
es el centro de la simulación. Esa primacía de la fantasía es lo que nos
explica por qué existe un mito del yo.

2.3 La paralaje audiovisual


Lacan llama registros a los tres constituyentes de su estructura
dinámica de la subjetividad: el real, el simbólico y el imaginario.
Si consideramos con detalle el nombre de registros y tratamos de
entenderlos desde una concepción cognitivista lo que nos viene como
sugerencia es plantear las formas o modos, tal vez los módulos, de
cómo la mente captura e interpreta diferentes tipos de información. En
primer lugar, el registro de lo real –que en Lacan refiere a lo que no se
puede expresar por el lenguaje (Cfr. Evans 1998: 163)– hace alusión a
la percepción de las impresiones brutas, tal cual las sentimos sin que
las hallamos nombrado: el calor sin llamarle calor, lo salado sin llamarle
salado; un input de sensaciones que se inscribirían en la mente en un
lenguaje propio de ella y al que no tenemos acceso directo. En segundo
lugar, el registro de lo simbólico6 nombra toda aquella semiótica y
semántica que el cerebro aprende y con la cual empieza a dar nombres
comunicables a sus sensaciones e impresiones; un stock de símbolos
propios de los contextos habitados y que da lugar al pensamiento
formal. Por último, lo imaginario que en Lacan es la forma primitiva de
pensamiento de la cual parten las identificaciones y a su vez la matriz
simbólica (Cfr. Evans 1998: 109), es el auto-registro, o el modo como se
consignan las ideas originales, suscitadas por las impresiones naturales
y simbólicas pero producto de lo que ocurre en nuestro particular
proceso de abstracción y creación.
Realizadas estas analogías, abordaremos ahora sí la paralaje
audiovisual. Una de las características de Žižek es su recurrencia al

6
Lo simbólico para Lacan es el lenguaje y es lo que inscribe al sujeto en la cultura (Cfr.
Evans 1998: 179).

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Slavoj Žižek en el ámbito psicológico: Psicoanálisis, neurociencias y la brecha de paralaje

cine, tanto para criticar severamente su funcionamiento como aparato


ideológico como para ejemplificar aspectos teóricos abordados en
sus propios textos. Además, él mismo es un personaje de pantallas.
Junto con Sophie Fienes ha realizado un par de innovadoras películas-
documentales7 en las que se vale de escenas de viejos y nuevos filmes
para ejemplificar aspectos de la teoría psicoanalítica y política. A modo
de intromisión, Žižek aparece en las escenas como si hubiera estado ahí
escenificándolas desde el principio o como un testigo fisgón. De esta
manera, irrumpe en el extraño registro de lo que él llama –acudiendo
a lo teorizado por Lacan– lo real-imaginario: un algo insondable que
permea las cosas con un trozo de lo sublime8.
Pensemos ahora en los términos involucrados en este real-
imaginario: lo real, dijimos, se trataba de la impresión pura que impacta
la percepción, por ejemplo, lo que da miedo en las películas de miedo.
Por otro lado lo imaginario es aquello que surge de nosotros mismos a
manera de idea. Cuando vemos cine nos enfrentamos a una proyección
de las fantasías con las que solemos establecer una identificación
imaginaria. Al introducirnos en estas escenas y desnudar las ideas
y emociones allí comprometidas, Žižek introduce el efecto paralaje,
pues yuxtapone a la imagen ficticia su imagen real, permeándonos con
algo sublime9 que demuestra los efectos reales de lo que se supone
puramente imaginario.
En las producciones audiovisuales contemporáneas están presentes
los lenguajes tanto del psicoanálisis como de las neurociencias.
Un ejemplo es la última película de David Cronenberg, titulada Un
método peligroso (2011), que trató directamente sobre los orígenes
del psicoanálisis. Tal película contó con la presencia de actores de
renombre interpretando los papeles de Freud, Jung, Sabina Spielrein y
Otto Gross. Así mismo, el director Christopher Nolan nos trajo Inception
(2010), una cinta taquillera que, de acuerdo con el neurocientífico
Jonah Lehrer, emula la experiencia del sueño y demuestra que la
actividad de soñar y la de ver películas son muy similares en términos
cerebrales “en tanto que la corteza visual es muy activa, mientras que

7
La perversa guía del cine (2006) y la guía perversa de la ideología (2012).
8
Videoconferencia Lo real de lo virtual, escrita y leída por el mismo Žižek.
9
Al ponerse imágenes sobre imágenes se produce una cascada de estímulos que no al-
canzan a ser procesados y que se registran como subliminalidad.

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la corteza prefrontal, que se ocupa de la lógica, el análisis intencional y


la auto-consciencia, permanecen tranquilas” (Lehrer 2010: 1). Como
agregado, el filme hace una referencia directa sobre el origen edípico,
en este caso la relación padre-hijo, de los síntomas narcisistas.
Otro complemento cultural que se hace cada vez más popular son
los programas televisivos10 de divulgación científica. En ellos suele
explicarse el amor, la risa, la violencia, la suerte, el aprendizaje y un
sinfín de fenómenos desde un punto de vista neurofisiológico. Varios
de los científicos citados aquí (Pinker, Linás, Dennet, Damasio…) han
sido invitados a estos programas de la pantalla chica; sin embargo, con
filósofos como Žižek pasa todo lo contrario, es decir, son totalmente
dejados de lado. Es posible que las opiniones de Žižek no sean
presentadas en estos espacios por cuestiones políticas, pues él suele
recurrir a temas (el marxismo, el fundamentalismo, el ateísmo) que
resultan incómodos para los sectores más influyentes de la sociedad.
Sin embargo, él es de los pensadores políticos que, tal vez, está más
cerca de un diálogo con las posturas imperantes. Esto nos hace ver
que la recepción de estos programas televisivos, que se presentan para
el público general, se ubican en lo que anteriormente vimos como el
registro de lo simbólico (el mundo del lenguaje formal y reglamentado),
pero paradójicamente, el gesto de quien ve estos programas11 o se
dedica a estos temas suele ser el de la identificación escéptica, el de
quien privilegia lo real (lo real de las interacciones químicas, de los
determinismos genéticos, etc.) por encima de los conceptos comunes
y cotidianos sobre el amor, la libertad, la felicidad y demás cuestiones.
Un aspecto muy atractivo de la Paralaje es que su ejercicio nos
permite relacionarnos con un aspecto nuevo del pensar, suscitando
en nosotros un eco inspirador. Esta parte del ensayo es un ejemplo
de gestación de una renovada creatividad conceptual al realizar el
experimento paralaje. Las líneas siguientes exponen una propuesta de
reformulación del esquema real, simbólico e imaginario de Lacan, que
surge de la manera en que lo expone Žižek. Anteriormente hablamos

10
El programa de televisión española Redes y el programa A través del agujero de gusano
de SCI Chanell son dos buenos ejemplos de éstos.
11
Aquí se asume que quien prefiere ver estos programas y no otros más polémicos lo
hace por elección y no porque sea su única opción, el caso de quienes no encuentran
otra opción de televisión educativa no es aquí tratado.

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Slavoj Žižek en el ámbito psicológico: Psicoanálisis, neurociencias y la brecha de paralaje

del diálogo sobre lo Real en los programas de ciencia, que según los
registros de Lacan aún queda atrapado en lo simbólico y es lo que Žižek
llama lo real-Simbólico. ¿Qué tal si pudiéramos delimitar esta brecha
entre lo Real en la ciencia y lo Real en el psicoanálisis añadiendo a los
tres registros propuestos por Lacan uno más al que diéramos el nombre
de infra-real? La propuesta se basa en algo llanamente simple: alguna
vez Lacan dijo que el analista era el experto en lo Real, un estatus que
parece demasiado incómodo y difícil de soportar para aquellos que
no tienen el ribete de analistas y debe decirse que aunque ese es un
enunciado que soporta verdad, es estricta y lógicamente falso.
Ya habíamos dicho que el real lacaniano es inaprensible por el
lenguaje, que se trata de la experiencia bruta tal cual nos acontece: es
por esto que también es el real del trauma. Un infra-real tendría que
ser mucho más real que este y eso no sería posible, no hay forma de
concebir tal cosa. Por esto, lo infra-real sería incluido para reemplazar
a este Real. De este modo, se establecería que el Real es el de la realidad
científica y se asumiría –he aquí la diferencia– que las que conocemos
como nociones científicas (la relatividad, la selección natural, el
heliocentrismo, etc.) son para nosotros impactos que se sienten como
lo Real, así nos lleguen por medios simbólicos y no seamos capaces de
aprenderlos a menos que sea por una simbolización (matemática en la
mayoría de los casos). Este que se sienten como de lo Real es suficiente
para que las veamos como pertenecientes a un registro diferente,
que merece ser reconocido, para toda aquella ciencia que siempre ha
asumido que el Real profundo de los fenómenos (lo Infra-real) siempre
se encuentra un paso más allá de lo conocido.

3. Las repercusiones científicas


3.1 La Marea Eléctrica
En enero del 2014, Roger Penrose y Stuart Hameroff, dos entusiastas
de la teoría de la naturaleza cuántica de la consciencia, publicaron un
artículo donde exponen un reciente descubrimiento de vibraciones
cuánticas en microtúbulos celulares (Penrose & Hameroff 2014: 1).
Este descubrimiento demuestra un planteamiento que ellos defienden
desde hace 20 años al que llaman reducción objetiva orquestada. Su
postura consiste en entender la actividad consciente como un proceso

103
REVISTA LÉGEIN N° 20 • FEBRERO - JUNIO 2015

de coherencia cuántica originado en el comportamiento de estos


microtúbulos.
Penrose y Hameroff son para el siglo XXI lo que David Bohm y
Karl Pribram12 fueron para el siglo XX, es decir, son una colaboración
entre un físico teórico y un fisiólogo en pro de encontrar un modelo
unificado que le dé a la consciencia un asiento en el universo. La
mayoría de neurofisiólogos y científicos cognitivos son escépticos ante
estas propuestas. Por lo general, ellos piensan que los efectos cuánticos
deben quedar anulados en el tejido neural (Cfr. Pinker 1997:135-
136). Así no exista una mente cuántica (lo que todavía estaría en
discusión), sabemos que tenemos un cerebro eléctrico. Cuando Freud
hablaba de cargas y descargas de cantidades en las neuronas en su
Proyecto de Psicología para Neurólogos (Cfr. Freud 2010), parecía ya
estar rondando el concepto de potencial de acción también llamado de
impulso eléctrico, hoy crucial para entender la sinapsis.
Sin necesidad de una teoría cuántica de unificación a gran escala,
se sabe que el sistema nervioso es un cableado de redes que transmite
información química a través de impulsos eléctricos por todo el
organismo. Con sólo esta noción, podemos asegurar que la mente hace
parte de un circuito integrado donde estímulos de origen endógeno y
exógeno se procesan en esfuerzos coherentes. Lo que se haría relevante
para el psicoanálisis sería poder insertar conceptos cuasi-físicos
como lo son libido y pulsión en el esquema de fuerzas que se tejen
en el organismo. Para hacer una breve relación de esto tenemos que
tomar en cuenta cuestiones como la genética en el marco evolutivo y
la descripción de la relación de lo que se llama cerebro primitivo (el
sistema límbico13) y el córtex cerebral.
Si hacemos un intento de síntesis de las definiciones de libido y
pulsión que aparecen en el Diccionario de psicoanálisis de Laplanche
y Pontalis podemos resumir que la pulsión es una fuerza de empuje

12
David Bohm fue un físico teórico que incursionó en el campo de la neuropsicología y
que, junto a Karl Priban (neurocirujano), desarrolló el modelo holonómico del funcio-
namiento cerebral. Dicho modelo postula que el cerebro funciona de manera similar
a un holograma, de acuerdo con los principios matemáticos de la física cuántica y las
características de patrones de onda.
13
Pinker sostiene que en ningún sentido el córtex cerebral cabalga a lomos de un siste-
ma límbico más antiguo ni sirve de punto terminal para una corriente de procesamiento
que tenga origen en tal sistema (Cfr. Pinker 1997: 478).

104
Slavoj Žižek en el ámbito psicológico: Psicoanálisis, neurociencias y la brecha de paralaje

motorizada por una energía llamada libido, ejercida hacia múltiples


fines, tanto a la vida como a la muerte. Desde un enfoque evolutivo,
se entiende que nuestras diferentes disposiciones motoras se han ido
forjando en la lucha por sobrevivir de todos los organismos que nos
preceden y que son los genes quienes vienen dotándonos de estas
capacidades con el fin de poder replicarse (Cfr. Pinker 1997: 67-68).
Así mismo, los genes nos han venido capacitando con un complejo staff
emocional que ayuda “al cuerpo a hacer frente a los desafíos que supone
vivir y reproducirse en un nicho cognitivo” (Pinker 1997: 481). En
ese sentido, el sistema límbico, el córtex y otros apartados cerebrales
estarían trabajando siempre en conjunto. Esto nos lleva a plantear que
los directos responsables de las pulsiones son los genes, pues son ellos,
por ejemplo, los que a propósito de multiplicar las probabilidades de
variación y replicación nos dotaron de una reproducción sexual. Los
genes programaron a los seres humanos para que las células nerviosas
reaccionaran ante los estímulos sensoriales en modos de alerta que se
nos manifiestan como excitación y a este empuje ansioso es a lo que
llamamos pulsión.
En este punto podemos incluir la cuestión problemática de la pulsión
de muerte que Žižek tanto recalca. Son muchos los intentos del filósofo
por aclararlo y de hecho, la problematización de este concepto aparece
en casi todos sus libros y siempre con nuevos ejemplos y alusiones
que intentan dilucidarlo mejor. Inesperadamente, la que resultó ser
la dilucidación más clara fue la que expuso en la charla ofrecida en
Princeton University, en octubre de 2010. Allí Žižek afirmó que la
pulsión de muerte es aquello a lo que Kant se refería cuando dijo que
el humano, a diferencia del animal que está perfectamente regulado
por sus instintos, está poseído por un tipo de desenfreno explosivo,
loco y radicalmente excesivo (Cfr. Žižek 2010: Min: 70). Vemos pues
que el concepto de pulsión refiere a la relación de paralaje que existe
entre lo voluntario y lo determinista, somos máquinas creadas por los
genes pero nuestras acciones pueden controvertirlos. Steven Pinker
quien defiende un cuasi-determinismo genético frente a la mayoría de
comportamientos humanos, nos muestra cómo la contracepción resulta
una señal clara de ésto exponiéndose como ejemplo, contándonos
que no tiene hijos y que no desea tenerlos a pesar de lo que sus genes
quieran (Cfr. Pinker, 1997: 78). En Žižek la pulsión de muerte, diferente

105
REVISTA LÉGEIN N° 20 • FEBRERO - JUNIO 2015

a la pulsión de la homeostasis de la vida14, es aquella que implica la


inevitabilidad de nuestra libertad, ese estrecho y paradójico margen
donde experimentamos independizarnos del determinismo biológico.

3.2 El histérico legado


Tanto neurociencias como psicoanálisis han sido protagonistas en
los cambios socioculturales del siglo XX que, a modo paulatino, fueron
transformando los roles de hombres y mujeres en la cotidianidad y en
la sociedad. Después de años de discusiones y enfrentamientos, hemos
visto el fortalecimiento de los movimientos feministas y homosexuales,
al tiempo que emergen sectas reaccionarias y conservadoras. Por esta
razón, es menester dar cuenta del estado actual en que se encuentran
ideológicamente posicionados los discursos sobre género que se
soportan en estas disciplinas y que todavía hacen parte del modo como
se libran las luchas.
Hace unos años se estrenaron un par de películas que viajaron al
tiempo y espacio en el que se teorizó sobre el fenómeno histérico: una es
Hysteria (2011) de Tanya Wexler, que trata la historia del Dr. Mortimer
Granville, quien fue el inventor del consolador vibratorio. La otra fue
la ya mencionada Un método peligroso (2011), de David Cronenberg,
donde se cuenta la historia del famoso enfrentamiento entre Freud y
Jung junto a la no tan conocida Sabina Spielrein15. Estas dos cintas, fieles
o no a la historia real, ponen de manifiesto dos de las formas en que
las mujeres irrumpieron en el mundo masculino con lo que antes había
sido un veto: la verdad de su vivo deseo.
Estos eventos fílmicos nos dicen mucho sobre la posición que
ha tomado la cultura de vanguardias con respecto a lo acontecido.
Por ejemplo, se dejan ver deseos de reivindicar a quienes fueran los
pioneros en desentrañar los entresijos de la sexualidad y también se
muestra de un modo desenfadado cómo se abordan actualmente los
temas que antes suscitaban polémica. Más adelante, Lacan conjuraría

14
Se puede considerar pulsión de homeostasis de la vida a la tendencia regulatoria que
tienen los organismos biológicos de mantener una condición energéticamente estable.
15
Ella fue paciente de ambos y la psicoanalista que introdujo el concepto de pulsión
destructiva y sádica, precursora del concepto de pulsión de muerte.

106
Slavoj Žižek en el ámbito psicológico: Psicoanálisis, neurociencias y la brecha de paralaje

aquella máxima de la mujer no existe16 que muchas y algunos feministas


agradecimos porque vimos en esta sencilla sentencia el movimiento
liberador que podía desprendernos del estereotipo que enmarcaba a
las mujeres en un modo de ser idealizado, que las separaba de todas sus
características de animal-humano.
El paso hacia el hombre no existe, que es la sentencia que
previsiblemente se sucedía de la anterior, no se dio inmediatamente
y no se postuló del mismo modo. Fue a Foucault a quien se le adjudicó
haber anunciado la muerte del hombre, pero las palabras usadas fueron
estas: “el hombre no es el problema más antiguo ni el más constante que
se haya planteado el saber humano” (Foucault 1968: 375). Cabe notar
que allí la palabra hombre designó tanto a hombres como a mujeres.
Quedaba aparentemente claro que el concepto mismo de humano con
todas sus taxonomías era una construcción histórica susceptible de
revaluación. De todas maneras, quedamos tentados a reformular la
frase de Lacan en términos de Foucault, lo que nos arroja este resultado:
la mujer no es el problema más antiguo ni más constante que se haya
planteado el saber humano.
Cuando un biólogo escucha la frase la mujer no existe, es probable
que piense que esto no necesariamente implica que la hembra no existe.
Parece claro que aunque mujer es un concepto socialmente construido,
hembra es una categorización de diferencial biológico en la naturaleza
que designa características específicas. Pero, ¿cuáles son estas
características? El hipocampo (caballo de mar) arroja una hermosa
paradoja sobre el tema: en esta especie se ha definido que son los
machos quienes se embarazan (llevan la bolsa incubadora), mientras
que las hembras inseminan. Entonces ¿qué los hace hembras o machos?
Resulta que en el caso del caballo de mar quien insemina no posee el
tradicional órgano en forma de tubo (el falo), lo posee el inseminado,
pero se trata de un tubo succionador que extrae el material genético del
aportante, lo que quiere decir que no hay inseminación sino extracción.
Lo estereotipado es que de las dos características –poseer un tubo

El significante mujer desde la lógica lacaniana es un vacío que no expresa nada más
16

que la necesidad masculina de un todo idealizado.

107
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externo y servir de huésped17–sea la primera la que haya definido la


diferencia entre hembra y macho.
Siendo más rigurosos, definamos a una hembra como al organismo
con reproducción sexuada que sirve de huésped de incubación.
Con esta definición nos vemos enfrentados a un hecho estadístico
de grandes dimensiones: la reproducción sexual existe desde hace
aproximadamente 500 millones de años y desde ese momento en el
cámbrico se cultivó toda una especialización de características entre los
individuos que servían de huéspedes y los que no. De esta forma, hoy
tenemos una serie de estereotipos sexuales fuertemente arraigados
en nuestros cuerpos que demarcan un gran número de distinciones
entre la mayoría de hombres y mujeres (un pequeño pero significativo
número de personas entra en la categoría de intersexuales). Steven
Pinker ha hecho un listado de algunos de los estereotipos más fuertes
(Cfr. Pinker 1997: 590-609):
• Los hombres compiten sexualmente entre sí mucho más que
las mujeres: se debe principalmente al hecho de que, al no ser
huéspedes, tienen una probabilidad menor de éxito reproductivo.
• Las mujeres están más preocupadas por el consentimiento y la
capacidad de su pareja para invertir en los hijos que los hombres:
principalmente porque son las que hacen la mayor inversión
biológica en la reproducción.
• Las mujeres son menos promiscuas: los machos lo son más
para poder incrementar sus probabilidades de reproducción,
las hembras tienen un porcentaje de éxito reproductivo mucho
mayor.
• Los hombres son más propensos a hacerse los sementales y las
mujeres a no ser consideradas fáciles: derivado de lo anterior.
• Los hombres son más proclives a la pornografía y las mujeres a
las novelas románticas: por las mismas razones.
Esta serie de estereotipos, verificados en estudios estadísticos de
la década de los 90, se ha reducido drásticamente en los últimos años
debido, seguramente, a una resistencia que nace al hacerlos conscientes.

Esta palabra ha generado confusiones, pues en el uso común designa a quien se hos-
17

peda, mientras que en biología designa a quien hospeda.

108
Slavoj Žižek en el ámbito psicológico: Psicoanálisis, neurociencias y la brecha de paralaje

Tanto mujeres como hombres luchan hoy para no terminar presos


de estas descripciones. Žižek enfatiza en lo planteado por Lacan y es
que “lo real de la diferencia sexual nunca puede ser adecuadamente
simbolizado, transpuesto/traducido a una norma simbólica que fije
la identidad sexual del sujeto” (Žižek 2001: 291). Si pensamos desde
esta óptica la historia evolutiva de la reproducción sexual, teniendo en
cuenta una de las hipótesis que expone la bióloga Olivia Judson para la
forma más primitiva de sexo18, podemos concluir que la tensión entre
los sexos está inscrita en la misma brecha que produjo a la reproducción
sexual como un desarrollo evolutivo.

4. El caso filosófico
4.1 La Nada que todo es
Al considerar el planteamiento de Žižek de que el sujeto como tal
es el sujeto del cogito, se presiente una inconsistencia con respecto al
pensamiento lacaniano. De manera más precisa, la inconsistencia se
hace presente al contrastar tal afirmación con aquella frase famosa del
francés: soy donde no pienso (Lacan 1966: 2). Esta aserción se enfila con
toda la crítica al pensamiento cartesiano de la correspondencia entre ser
y razón, y no hay manera de decir que así no sea. Sin embargo, podríamos
ver lo planteado por Žižek como un paso más allá de Lacan. En este caso,
Žižek estaría formulando un soy donde apenas pienso y no soy donde
no pienso19, esto es, no es que se aleje entre ser o pensar, sino entre el
pensar ya elaborado y la pura capacidad de pensar, entre el stock de
pensamientos y el vacío del cogito. En ese sentido, la experiencia de ser
no es aquella que se consigue en el esfuerzo meditativo de acallar nuestra

18
Un organismo con ADN dañado replicando una hebra sin dañar de un organismo simi-
lar para repararse a sí mismo (Cfr. Judson 2002: 233-234)
19
El soy donde no pienso de Lacan puede ser interpretado dentro de la lógica de lo que
algunos cognitivistas defienden como el Mi, esto es, un yo más que yo mismo que explica
la precisión de muchos de mis actos espontáneos (como hacer un buen toque de balón
jugando futbol sin ser consciente de ello). Tal noción coincide con la máxima cotidiana
“sin mente” que se utiliza para referir a una actitud arrojada. Žižek se opone a lo an-
terior pues lo ve como una manera de evadir las consecuencias más temerarias de la
concepción de Lacan: el hecho de que no hay un yo detrás de nada, de que el cogito es un
lugar sustancialmente vacío (Cfr. Žižek 2006: 275-276).

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REVISTA LÉGEIN N° 20 • FEBRERO - JUNIO 2015

mente y entregarnos a una calmada sensación, sino la que emerge cuando


nos entregamos a un acto deliberado, algo que no es para nada común.
Žižek nos invita a no hacer nada como una forma de resistencia y
demostración de pensamiento activo y para esto nos da el ejemplo
de Bartleby, el personaje de Melville que ante las órdenes contestaba:
“preferiría no hacerlo” (Cfr. Žižek 2006: 466). Pero se trata de decidir no
hacer nada, no de dejarse arrastrar por la inactividad acomodada del
trascurrir social, una activa negación, la negatividad como constancia
de la existencia del sujeto. El neurocientífico Scott Grafton, dedicado al
estudio del comportamiento automático, sostiene que en un día somos
97 por ciento zombis, lo que quiere decir que la mayoría de las acciones
que realizamos son de carácter meramente mecánico (Cfr. Garfton
2014). Teniendo esto en consideración podríamos pensar que Žižek
no es un nihilista, ya que aboga por lo actos que rompen la inercia de
lo cotidiano (por ejemplo negarse a realizar las tareas domésticas).
Además, Žižek señaló que este sujeto vacío del cógito no está
precisamente privado de emociones, sino que en el “despegue mismo
de la inmersión inmediata en la experiencia de la vida da surgimiento
ya no a emociones o sentimientos, sino en realidad a nuevos afectos:
angustia y horror” (Žižek 2006: 296). Sin embargo, añade como pie de
página a este párrafo una nota en la que dice que concuerda con Alain
Badiou en que el entusiasmo (o fidelidad al acontecimiento) es también
un afecto que da una señal de nuestro acceso a lo Real.
Acá se hace necesario mencionar que Žižek considera que el vacío
y la nada pueden tomarse como sinónimos. En este sentido, en el libro
Órganos sin Cuerpo (206), Žižek señala que:
hay que descartar el temor de que una vez que advertimos que la
realidad es lo infinitamente divisible, vacío sin sustancia dentro
de un vacío, la –materia desaparecerá [...]. Dado que la posición
materialista radical postula que no hay Mundo, que el Mundo
en su totalidad es Nada, el materialismo no tiene nada que ver
con la presencia de una materia densa e inerte; sus figuras
propias son, más bien, constelaciones en que la materia parece
“desaparecer”, como las puras oscilaciones de las supercuerdas o
de las vibraciones cuánticas (Žižek 2006: 42).

De este modo vemos que el vacío que el filósofo anuncia es el de


la incompletitud de lo Real, pero aludiendo a Kurt Gödel y su célebre

110
Slavoj Žižek en el ámbito psicológico: Psicoanálisis, neurociencias y la brecha de paralaje

teorema, nos recuerda que los sistemas en su naturaleza incompletos


pueden ser completados desde fuera (Cfr. Žižek 2006: 285). Por tanto,
este anuncio de la Nada es en Žižek, como lo fue en Nietzsche, una
apertura al campo de las posibilidades, o dicho en términos informáticos:
una disposición al código abierto20 de la realidad.

4.2 El verdadero asunto


En 1996, Giacomo Rizzolatti junto con dos colegas neurobiólogos
realizó una investigación titulada Understanding motor events: a
neurophysiological study, publicada en la revista Experimental Brain
Research con simios macacos que tenían electrodos instalados en
una sola de sus neuronas21. El científico detectó activaciones en dicha
neurona provocadas por la observación de acciones realizadas por
sujetos ajenos a los que miraban los primates. Después de múltiples
pruebas, los científicos concluyeron que en el cerebro existen neuronas
Espejo, las cuales reaccionan imitativamente ante las acciones de otros
sujetos. A partir de este descubrimiento, es muy difícil pensar que las
teorías del estadio del espejo en Lacan y de la proyección en Freud no
están siendo corroboradas. Hallazgos como éste conllevan a pensar que
la relación entre psicoanálisis y neurociencias es análoga a la relación
entre física teórica y experimental: la una intuye y formula posibles
eventos, objetos, relaciones y estructuras que la otra termina por
corroborarlos o desecharlos en sus experimentos de observación.
No obstante, éste no es el modo en que realmente se dan las cosas. Por
un lado, la neurociencia no se ve para nada como un campo experimental
en función de demostrar las teorías del psicoanálisis. Por otro lado, al
gremio de analistas suele tenerles sin cuidado lo que los experimentos
cerebrales puedan demostrar, pues los sienten como llegadas tardías
hacia lo evidente, es decir, hacia los efectos de los que habla la teoría. En
el campo de la divulgación intelectual es donde se emparentan los datos
empíricos y teóricos que ambas disciplinas ofrecen, ya que el público
en general no tiene claras las demarcaciones entre una y otra forma
de abordar la mente. Por ejemplo en los diccionarios de psicoanálisis
no aparece la palabra empatía (que es más bien un patrimonio de las

20
Alude a los programas que permiten el acceso a su código fuente para hacer modifi-
caciones.
21
De entre todas las millones de neuronas cerebrales se seleccionaba nada más una,
para así poder especular sobre su posible función particular.

111
neurociencias), pero la idea que muchos tienen es que lo que ocurre en
un análisis es un proceso empático.
Para tener una idea más clara de lo que hoy es la relación entre
neurociencias y psicoanálisis, se debe realizar un trabajo historiográfico
que excede por mucho los alcances de este ensayo. Desde que estas
disciplinas se conocen, han entablado diálogos y discusiones que se
evidencian en miles los artículos, entrevistas, conferencias y libros
que existen al respecto. La tarea aún queda pendiente y tendría gran
valor realizarla; no obstante, el propósito de trabajos como el de Žižek
no demeritan este empeño, pues funcionan como disipadores de las
brumas que se tejen en el mar de información y de prejuicios.
El ejercicio de la Paralaje, en ese sentido, no debe tomarse tanto como
la asunción de un modo epistémico sino como un esfuerzo meditativo que
provoca una forma distinta de aprendizaje, un razonamiento abductivo22,
como lo llama Charles Pierce (Drae, 2014) que se gesta en un esfuerzo del
instinto y la imaginación por saltar encima de la inducción y deducción
tradicionales, dándole paso a la inspiración cognitiva. Entonces, tenemos
que Žižek hace una apuesta por la verdad, pero no lo hace corriendo tras
la verdad objetiva, sino abrazando la verdad de la propia posición desde
la que se habla (Cfr. Žižek 2011: 9). Así traer la presencia de Žižek al
ámbito psicológico se revela como la inclusión de una voz lúcida, y sobre
todo sincera, al centro del debate académico.

22
Es un razonamiento que construye una conjetura a partir de las premisas obtenidas
en la descripción de un hecho para explicar el fenómeno al que corresponde.
Slavoj Žižek en el ámbito psicológico: Psicoanálisis, neurociencias y la brecha de paralaje

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dirigida por Ben Wright.
(2005) Žižek! (Estados Unidos- Canadá, duración 71 minutos), dirigida por
Astra Taylor.
(2006) La perversa guía del cine (Reino Unido- Austria- Holanda, duración
150 minutos), dirigida por Sophie Fiennes.
(2010) Incepción (Estados Unidos, duración 148 minutos), dirigida por
Christopher Nolan.
(2011) Un método peligroso (Alemania- Reino Unido-Canadá, duración 98
minutos), dirigida por David Cronenberg.
(2011) Hysteria (Reino Unido, duración 95 minutos), dirigida por Tanya
Wexler
(2012) La perversa guía de la ideología (Reino Unido, duración 136
minutos), dirigida por Sophie Fiennes.
(2014) A través del agujero de gusano (Estados Unidos, duración 44
minutos), cadena Science Channel.

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