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Obviamente, como ya se comentó con anterioridad, el local deberá estar preparado con la suficiente
antelación para que los animales se encuentren a su llegada con el entorno adecuado que les permita un
buen arranque.
A su llegada a la granja, las cajas que contienen los pollitos deben descargarse inmediatamente y
distribuirse por el interior del criadero homogéneamente.
Se tomará al azar una muestra representativa de las cajas en que se transportan los pollitos, comprobando
los siguientes aspectos:
1. Vitalidad de los pollitos. Deberán estar secos, con los ojos limpios, vivos y brillantes. El pico estará
limpio y el ombligo, imperceptible.
2. Número de pollitos.
3. Peso de los pollitos.
Del resultado desfavorable de este examen cabrán las reclamaciones oportunas a la sala de incubación.
Si como es de esperar, todo es conforme, las cajas serán vaciadas rápidamente en el interior de los cercos
de crianza o bien en el espacio que hemos delimitado mediante una cortina de plástico, según hayamos
optado por uno u otro método. Cada vez es más frecuente arrancar en toda la nave (en la zona central,
más caliente), dado que existen sistemas de suministro de alimento y de agua que pueden utilizarse desde
el primer día de vida
El retraso en la instalación de los pollitos en el criadero puede acarrear consecuencias más o menos
graves (Cuadro 1), en función de:
Cuadro 1. Efectos del retraso en alojar a los pollos sobre su comportamiento. (tomado de Castelló,
1991)
Días que pasaron en las cajas 2 3 4 5 6
% de mortalidad - - - 3,2 48,6
5,0 6,6 5,0 29,4 91,2
en las cajas
a las 8 sem.
Para paliar de algún modo el posible retraso en la instalación de los pollitos y el estrés producido por
éste y el transporte, se puede recurrir a la administración de agua con azúcar (50 g/litro) o, mejor aún,
suero glucosado-salino, que cubre los aportes de glucosa y de electrolitos.
A medida que las aves crezcan se aumentará la superficie útil disponible desplazando la cortina o
eliminando los cercos protectores a los 10-12 días, y se irá extendiendo la yacija, de acuerdo con las
necesidades. Cada vez es más habitual extender la yacija de una vez, antes de la llegada de los pollitos.
Estos cercos tienen una altura de 40-60 cm. y un diámetro de unos 3 metros, aunque también los hay
mayores. Pueden ser de diversos materiales (chapa, madera, fibrocemento, etc.). En cada uno de los
cercos se ubican entre 300 y 650 animales, según su diámetro (aproximadamente 40 pollitos/m2) y en su
centro, a una altura de unos 70 cm. del suelo, se coloca el foco calorífico, que se irá elevando a medida
que crecen los pollitos.
Figura 1. Disposición de la zona de cría en el centro de la nave al inicio de este período
2.2. Temperatura
Insistiendo nuevamente en lo ya indicado en este trabajo, durante las primeras semanas de vida las aves
necesitan un medio suficientemente caliente para su normal progreso (Figura 2), dado que no desarrollan
totalmente su capacidad de termorregulación hasta bien transcurridas las tres primeras semanas de vida.
Calefacción central. Es aquélla que, para conseguir la temperatura necesaria para las aves, calienta más
o menos por igual toda la parte del criadero donde éstas se hallan alojadas.
Entre los equipos comerciales de este grupo se encuentran:
Las estufas de combustibles vegetales -leña, piñas, orujo, cáscara de almendra, serrín, etc.
Los quemadores de petróleo, gasóleo y gallinaza, conectados, a veces, a conducciones metálicas que
transmiten calor por convección al aire del gallinero, o bien a tubos de plástico flexible que, a través
de unos orificios laterales regularmente distribuidos, reparten el aire caliente.
Calefacción local . Es aquélla que caldea el nivel necesario únicamente en el ambiente inmediato a los
pollitos, alojados en grupos pequeños en el interior de los cercos protectores.
Los equipos propios de este grupo son los calefactores infrarrojos a gas y las campanas calefactoras o
criadoras a gas o eléctricas.
Lógicamente, como el aire caliente es menos pesado que el frío, el calor proporcionado por estos equipos
asciende hacia la cúspide del criadero, aumentando la temperatura ambiental del mismo. Este sistema de
calefacción localizada presenta notables ventajas sobre el ambiental:
3. Mejor regulación de la temperatura por control del comportamiento de las aves (Figura 3). La
observación de la posición de las aves en los círculos debe hacerse por la noche, cuando éstas
reposan.
Figura 4. Comportamiento de los pollitos como signo de confort térmico
Recomendaciones prácticas. Con los sistemas descritos anteriormente y contando con que se dispone de
equipos calefactores de uno u otro tipo que den las potencias caloríficas necesarias, se han de alcanzar
en todo el período las temperaturas que se señalan en el Cuadro 2.
A partir de la tercera o cuarta semana de crianza, según la climatología de la zona, por regla general ya
no será necesaria la calefacción artificial o, a lo sumo, funcionará a su mínimo rendimiento, pues el calor
corporal de los propios animales y el necesario aislamiento de la nave conservarán las temperaturas
necesarias.
Los períodos de cría y recría marcan el futuro de los reproductores. El éxito o el fracaso en
la consecución de los objetivos que se fijan en este tipo de explotación dependen en gran
manera de la realización de una buena o mala crianza.
[1] El momento en que se alcanza la madurez sexual y, por tanto, el inicio de la puesta,
presenta variaciones entre las distintas estirpes, incluso entre líneas genéticas. Así, por
ejemplo, las reproductoras semipesadas ISABROWN® alcanzan un 5% de puesta a las 23
semanas, mientras que la reproductora pesada ISA® Vedette inicia la puesta a las 24
semanas. Más tempranamente empieza la puesta de las estirpes ligeras. La reproductora
LOHMANN® LSL inicia la puesta a las 21-22 semanas.
Finalmente, deberemos definir el objetivo final a conseguir en esta fase de cría y recría de
reproductoras, a cuya consecución deberemos adecuar todos los factores y técnicas de
explotación:
EN EL MOMENTO CORRECTO,
CON EL PESO Y EL DESARROLLO ADECUADOS, Y
DE FORMA HOMOGÉNEA
En efecto, en la actualidad se explotan aves de estirpes que poseen una reconocida
precocidad. Ello hace conveniente retrasar la edad a que alcanzan su madurez sexual, para
que puedan afrontar el período de puesta con la garantía suficiente. Es preciso que la relación
morfología-fisiología del ave haya alcanzado un nivel adecuado antes de que se inicie la
puesta.
Si se produce una puesta excesivamente temprana, los huevos iniciales serán demasiado
pequeños y tendrán un bajo índice de incubabilidad, dando un pollito poco viable. Al
contrario, un retraso excesivo en la madurez supondrá una disminución del número de huevos
por ave, para un período fijo de producción.
La crianza conjunta con las pollitas permite que se establezca relativamente pronto el orden
jerárquico de los animales. El principal inconveniente es que el control de los machos es más
difícil y no se les puede proporcionar un manejo específico, sobre todo en lo que se refiere a
la alimentación.
La inmensa mayoría de las principales firmas proveedoras de aves pesadas se inclina, en sus
normas actuales de manejo, por la cría separada. Sin embargo, la cría-recría separada de
ambos sexos no significa la utilización de un local diferente, sino, a ser posible, el realizarla
dentro del mismo, aunque en un departamento distinto, separados por una simple tela
metálica. De este modo, el medio ambiente al que ambos sexos se han acostumbrado es el
mismo, minimizándose el estrés del cambio del local al llegar a la madurez sexual.
3. DENSIDAD
Tan importante es cuidar de una correcta densidad de población como del número y de la
distribución de comederos y bebederos. En otras palabras, la capacidad de un local no sólo
debe medirse por su superficie interior disponible, sino también por el espacio disponible
para las aves para comer y beber. Las cifras recomendadas se indican en los cuadros
siguientes:
Hembras Machos
Comederos
Bebederos
Crianza
Hembras Machos
conjunta
Comederos
Bebederos
El corte de picos ha de ser de una gran perfección si se desea alcanzar los objetivos indicados,
amén de un desarrollo correcto y homogéneo de los animales.
Normalmente se utiliza una cuchilla convexa o recta (que debe ser nueva), con plantilla guía
con orificios de distintos diámetros, para utilizar según la edad del animal. A título indicativo,
son los siguientes:
Los machos se reunirán con las hembras en la nave de puesta, entre las 17 y las 20 semanas
de edad, según la edad de traslado a dicha nave.
A las 24 semanas de edad, los machos deben ser un 30% más pesados que el peso estándar
de las hembras.
Deben eliminarse las aves sexadas incorrectamente y cualquier macho con defectos físicos.
En circunstancias normales, el número calculado de machos por cada 100 hembras debe ser
de:
Al inicio: 12-15
En reproducción: 10-11
6. LA ILUMINACIÓN
a) La estirpe.
Durante los primeros días es conveniente tener las luces encendidas durante todo el día,
aunque sea con baja intensidad, para permitir a las pollitas orientarse y conocer la disposición
de comederos y bebederos.
La posibilidad de aplicar estos programas varía con el tipo de nave, según sea cerrada o con
ventanas.
En estas naves hemos de contar, obviamente, con la luz natural, que nos va a condicionar el
programa. En consecuencia, el programa variará con la fecha de nacimiento de las aves,
teniendo en cuenta, además, que el fotoperiodo en una misma fecha también varía con la
latitud. Con estas consideraciones queremos recalcar que cada lote necesita "su programa".
A.1. Programa decreciente. En primer lugar, se debe conocer el número de horas de luz
natural que va a tener el día cuando las aves alcancen las 19 semanas de edad (o cuatro
semanas antes del inicio previsto de la puesta).
Conocido este dato, se calculan las horas de luz que deben aplicarse la primera semana,
teniendo en cuenta que el tiempo de iluminación se irá disminuyendo semanalmente, siempre
en la misma cantidad, hasta alcanzar, en la semana 19, la duración de la iluminación natural,
pero sin bajar de las 8-10 horas a las 15-16 semanas.
A.2. Programa constante. Como su propio nombre indica, consiste en suministrar, durante
todo el período de cría y recría, el mismo número de horas de luz, igual a la duración del día
natural cuando las aves alcancen esa edad. En naves con ventanas, este tipo de programa
puede plantear un grave problema:
Es prácticamente inaplicable cuando las aves nacen en una época tal que, en esta fecha, la
duración de la luz natural es mayor que en el día en que los animales cumplen 19 semanas
de edad.
Lógicamente, naves de esta naturaleza tendrán un coste inicial mayor y también requerirán
una mayor atención de mantenimiento; aun así, son las aconsejables para esta delicada y
trascendental fase productiva. En este caso ya no se depende de la luz natural y, por tanto, se
puede actuar libremente.
Semana 1ª 2ª 3ª 4ª 5ª 6ª - 15ª
Horas luz 22 - 24 18 12 10 9 6-8
A partir de la 15ª semana, se aumenta progresivamente hasta las 10-12 horas diarias.
B.2. Programa constante. Se dan todos los días 6-8 horas diarias de luz, hasta las 15
semanas de edad, con lo que se asegura que las aves no alcancen la madurez antes de
tiempo.
Estas características, que son las ideales para el producto final, el broiler, comportan,
paralelamente, un apetito voraz, que presenta problemas en los reproductores, a causa de su
tendencia al engrasamiento y a la presentación de una madurez precoz, que penaliza su
producción.
El sobrepeso debe evitarse porque las aves que llegan a la madurez con un exceso de grasa,
consiguen peores rendimientos que los que la alcanzan con el peso adecuado. Esta merma de
la efectividad productiva se traduce en varios puntos:
Por otro lado, los machos deben mantenerse también con un peso adecuado que les permita
desarrollar posteriormente el máximo de su poder fecundante y evitar los problemas de
locomoción.
Hay una gran variedad en cuanto a sistemas de alimentación y todos pueden ser válidos si el
doble fin que se busca se consigue, es decir, mantener los pesos recomendados y lograr la
mayor homogeneidad de las aves. Sea cual fuere la forma de alimentación que se vaya a
emplear, hay una premisa que siempre se debe tener en cuenta: EL PIENSO DEBE
PESARSE SIEMPRE, cada vez que se reparta.
También debe quedar muy claro que, para que cualquier sistema de restricción alimenticia
pueda emplearse con éxito, se debe contar con sistemas rápidos de distribución de pienso,
que permitan repartirlo en el menor tiempo posible (diez minutos) y debe haber los
suficientes comederos para que todas las aves puedan comer al mismo tiempo. Por supuesto,
el pico deberá estar correctamente cortado y las condiciones ambientales deben ser las
adecuadas.
El programa de restricción alimenticia tiene que comenzar pronto (en torno a las 4 semanas
de vida) para que sea efectivo. El crecimiento es más difícil de controlar si la restricción se
inicia después de las 12 semanas.
c) Restricción de la ingestión de agua, que es obligada, dado que, al carecer las aves durante
muchas horas de pienso, juegan con ella humedeciendo la cama. No obstante, una restricción
de agua demasiado rigurosa y/o cuando las temperaturas son muy elevadas puede ser
peligroso y originar problemas.
Para la aplicación de este sistema se requiere que el departamento o la nave no sea muy
grande, ya que, sobre todo durante las primeras semanas de restricción, la cantidad de pienso
no es mucha y con departamentos grandes se corre el riesgo de que el pienso sólo alcance
hasta una parte del recorrido del circuito del comedero, con la consiguiente aglomeración de
los pollitos, dando lugar a una rápida desigualdad del lote.
2.2. Skip-A-Day
También llamado DIA SI, DIA NO. Consiste en dar la ración correspondientre a los dos días
en uno sólo y dejar el siguiente en ayuno. El objeto de este sistema es ofrecer una mayor
posibilidad de nutrirse a las pollitas que no poseen la misma capacidad de ingesta que el
resto.
Una vez que consumen el alimento en los días de alimentación, las aves se dedican a tomar
agua, seguido de un mayor consumo los días de ayuno, lo que da lugar a la producción de
unas heces más líquidas.
La recomendación general es que la cantidad de pienso que se dé el día que comen no sea
nunca mayor que la que van a consumir en el momento de máximo consumo de período de
producción.
Para tratar de evitar los problemas del Skip-A-Day, aparecieron otros sistemas que se pueden
considerar intermedios de los ya citados, que pretenden reunir las ventajas de ambos. Así, los
días en que se aporta pienso, se hace en mayor cantidad que en el método "pienso diario"
(menor peligro de heterogeneidad), pero en menor que en el Skip-A-Day (menor voracidad).
El pienso de tres días se distribuye en sólo dos (mitad y mitad), y de una vez en cada ocasión.
Consiste en repartir el pienso de toda la semana en 4 días, dejando 3 de ayuno. Por ejemplo,
el pienso se suministra lunes, miércoles, viernes y sábado.
Normalmente, tanto este método como los dos anteriores se siguen hasta que las aves tienen
unas veinte semanas; entonces, se pasa a la alimentación diaria.
No debemos olvidar que las recomendaciones que dan las guías de manejo de cada tipo o
línea genética están elaboradas con carácter general, es decir, sin conocer las especificaciones
de cada granja ni el tipo de pienso que han de recibir las aves. Se comprende, pues, que no
haya que tomarlas más que como orientación, prevaleciendo siempre el criterio del técnico.
3. EL CONTROL DEL PESO
El pesaje de las aves es fundamental, ya que es la única fuente de datos que vamos a poseer
para controlar el suministro de pienso.
El control de peso debe iniciarse muy pronto, a las 3-4 semanas de edad, y llevarse a cabo
semanalmente durante toda la cría-recría. El número de aves a pesar debe ser como mínimo
de un 5% de la población.
Los pesos individuales tomados se pueden registrar en una tabla, a modo de histograma. Esto
permite juzgar la uniformidad de ese lote con una simple impresión visual, permitiendo así
alertar al personal en caso de existir problemas. No obstante, deberemos hacer algunos
cálculos para tener una idea más precisa del peso del lote:
b) Rango de peso del lote. Se define como la diferencia de peso entre las aves más pesadas y
las más ligeras.
d) Coeficiente de variación.
Todas las decisiones sobre las raciones estarán basadas en la desviación del peso medio
respecto del peso estándar. Se calculará el Coeficiente de Variación como una medida de la
distribución de pesos. La fórmula más simple es la que sigue:
Si un lote muestra una uniformidad pobre, se pueden tomar las siguientes medidas:
1. Agrupar a las aves en categorías según el peso y alimentar a cada grupo dependiendo
de sus necesidades.
2. Reducir la densidad de población.
3. Aumentar la cantidad y/o cambiar la distribución de comederos y bebederos.
4. Comprobar si las condiciones ambientales son correctas.
CV % % Uniformidad ± 10%
5 95,4
6 90,4
7 84,7
8 78,8
9 73,3
10 68,3
11 63,7
12 58,2
13 55,8
14 52,0
15 49,5
16 46,8
El objetivo durante el período de recría debería ser el tener el peso correcto para la edad con
un CV del 8% a los 140 días (80% de uniformidad, aproximadamente).
4. EL PROGRAMA DE ALIMENTACIÓN
Arranque Crecimiento
El período de prepuesta suele abarcar desde las 18 hasta las 23 semanas de edad, aunque,
más que la edad, el criterio a seguir para todas las consideraciones es el porcentaje de puesta.
La base común suele establecerse en el 5% de puesta.
Durante este período, el programa de alimentación restringida seguido se suspende para pasar
a un suministro diario de alimento.
En estas semanas parece beneficioso el suministro de una dieta con alto contenido en proteína
(18%) y en aminoácidos esenciales, recomendándose además niveles de calcio de un 1,50-
1,75% y de un 0,42-0,45% de P-Disponible.
Al principio de la semana 24 de edad (5% de puesta) el lote debe alimentarse con una dieta
convencional de reproductoras de bajo contenido en proteínas (14-16%).
Esta fase debe rentabilizar todo el proceso productivo y se suele prolongar, con las estirpes actuales en
explotación, hasta las 64-65 semanas de vida, aproximadamente. La edad a la que van a ser repuestas
las aves es función de un buen número de factores (nivel de puesta, calidad de la misma, % de
nacimientos, situación del mercado, etc.), pero todos estos factores se deben subordinar a un objetivo
muy definido: la obtención de un producto final en condiciones de coste adecuadas a las circunstancias.
Aunque la cría y la recría van a influir decisivamente en los rendimientos obtenidos durante el período de
puesta, esto no nos debe hacer olvidar la enorme importancia de los alojamientos, la alimentación y el
manejo durante la fase productiva.
2. TIPOS DE ALOJAMIENTOS
En principio, para la puesta en la explotación de reproductoras pueden utilizarse dos tipos de alojamientos:
1. Sobre suelo.
2. En batería (jaulas).
A su vez, cada uno de ellos admite variantes y ha ido evolucionando a lo largo del tiempo al exigir las
estirpes, cada vez más selectas, mejores y más eficaces condiciones de alojamiento.
2.1. Sobre suelo
Este sistema de explotación ha ido evolucionando a partir del modelo originario sobre yacija (igual que el
utilizado en cría y recría), presentando en la actualidad varias alternativas:
2.1.1. Sobre yacija exclusivamente
Es el más antiguo y aún bastante utilizado, pues es en el que las aves están más cómodas y en el que
mayor es la tasa de fertilidad (menos problemas de aplomos). Por contra, es el que menor densidad de
aves permite.
2.1.2. Mixto (yacija+slats)
Es el sistema que ha tenido mayor difusión en la última década. Una parte variable de la superficie de la
nave está cubierta por aseladeros, elevados sobre el suelo (Figura 1):
Figura 1. Esquema de una disposición de nidal central para una nave de reproductores pesados
con slat parcial
Sus principales ventajas sobre el modelo tradicional son:
1. Mayor densidad de aves (que aumenta según lo hace el porcentaje de superficie cubierta por los
aseladeros).
2. Menor número de huevos sucios (por mayor limpieza de las aves y por descenso del número de
huevos puestos en el suelo).
3. Ligera disminución de las necesidades nutritivas de las aves y de la mano de obra precisa.
4. Cierto aumento del tamaño medio del huevo.
Mayor frecuencia de lesiones podales en los gallos, lo que plantea problemas para la cubrición, con la
consiguiente disminución de la fertilidad del lote, aunque el número de huevos incubables por unidad
de superficie es más elevado, dada la mayor densidad.
Ligera disminución de la puesta (2-3 huevos menos).
Desde el punto de vista productivo, parece ser que lo más aconsejable es que los aseladeros ocupen las
2/3 partes de la superficie libre total.
2.1.3. Suelo de slats (total) (Figura 2)
Este modelo permite una densidad de aves mayor que los dos anteriores.
Al margen de la elevada inversión inicial, el principal inconveniente de este modelo es la fertilidad, al
dificultar la cubrición de las gallinas. Además, la incidencia de las lesiones podales puede llegar a ser muy
importante, especialmente en las estirpes más pesadas.
Figura 2. Nave con slat total y nidales en posición central
2.2. En jaulas
Aunque la inmensa mayoría de los reproductores pesados de todo el mundo se hallan instalados sobre
yacija (con o sin "slat"), éste no es el único medio de explotación, pues caben también estas otras
opciones.
2.2.1. Jaulas coloniales
Se realiza monta natural, teniendo a los gallos en grupos reducidos junto con las gallinas.
En comparación con la explotación clásica sobre yacija/"slats", tiene las siguientes ventajas:
A falta de huevos sobre el suelo o en nidales sucios, se reduce drásticamente la producción de huevos
sucios, lo que representa un mayor porcentaje de huevos incubables.
Se ahorra al menos un 10% en el consumo de pienso de los reproductores debido a la reducción de
sus necesidades energéticas por el menor ejercicio que hacen.
Se reduce la fertilidad (de un 5 a un 12%), debido principalmente a que los machos se hallan sobre
un tipo de piso, los alambres de las jaulas, antinatural, de lo cual se resiente el estado de sus patas y
dedos, con el consiguiente perjuicio sobre las cubriciones.
Hay un verdadero ahorro de machos, al requerirse sólo un 2-3%, en lugar del habitual 10% de las
explotaciones sobre yacija.
También hay un menor consumo de pienso, del orden de 5 kg/animal y año.
Aumenta el peso del huevo en 1 ó 2 g., lo cual representa, a su vez, un ligero aumento en el peso final
del pollo.
Se pueden utilizar aves con un marcado dimorfismo sexual, por ejemplo, machos superpesados y
reproductoras "enanas".
Si se sigue una adecuada rotación de gallos, se puede tener una fertilidad mucho más elevada.
Las gallinas pesan de 150 a 200 g. más en el momento de su venta.
Se ahorra yacija, tanto en su adquisición como en su distribución.
Estos cuatro últimos puntos constituyen ventajas que pueden hacerse extensivas al sistema que utiliza
jaulas coloniales.
Hay que realizar una inversión elevada en instalaciones y no todos los locales ya existentes serían
aptos para instalar jaulas de reproductores.
Hay que dominar perfectamente la técnica de la IA.
El personal debe tener un alto grado de cualificación, con un mayor reconocimiento salarial.
Aunque el hecho de que los reproductores estén en batería permitiría reducir el trabajo, la IA lo
aumenta notablemente, pudiendo estimarse que para el conjunto de operaciones en una granja de
10.000 reproductoras se requieren dos personas.
Sin embargo, actualmente son muy pocas las instalaciones comerciales de este tipo. El personal supone
un grave "hándicap", tanto por la gran especialización que se requiere, con el coste de formación
correspondiente, como por la dependencia que hay que tener siempre de él. Además, la puesta en
práctica en los últimos años de sistemas de alimentación separada de los machos ha permitido
mejorar sustancialmente la productividad y, en especial, la fertilidad.
1. LA DENSIDAD
La densidad de las aves varía según haya o no aseladeros, según sea el tipo de ventilación
que tenga la nave y según se trate de estirpes pesadas, ligeras o semipesadas. En el cuadro
4.1 se reflejan las densidades aconsejadas.
2. LOS COMEDEROS
De los tipos de comederos que se explicaron en el capítulo 4, nos parece que los sistemas de
reparto en tolvas o platos son los más adecuados, puesto que las aves comienzan a comer
simultáneamente tan pronto se reparte el pienso. O también una variante del arrastre mediante
sinfín, recientemente introducido en el mercado, que es aquella en la cual el pienso circula
por un canal, es decir, cerrando un circuito, a diferencia del sinfín clásico con caída en tolvas.
El sinfín, en este caso, pasa por el fondo del canal y a tal velocidad que las aves no pueden
comer en tanto no se ha detenido.
Tolvas-Plato ( Ø 40 cm)
Canal (cm/ave)
(uds/100 aves)
Cría-
Producción Cría- recría Producción
recría
Pesadas 5-12 14-16 5-8 10
3. LOS BEBEDEROS
Es necesario señalar ciertos aspectos en el caso de aves pesadas: la restricción de agua que
se les práctica, al mismo tiempo que la de pienso, unida a su masa corporal, hace que se
trabaje con bebederos de tipo "campana" (Plasson®) suspendidos suela verterse una cierta
cantidad de líquido a su alrededor.
La solución a este problema pasa por la regulación de la altura del agua en el bebedero y por
asegurarse de que éste oscile lo menos posible, para lo cual es fundamental la colocación de
un contrapeso interior.
La tendencia actual es que los bebederos de copa estén sustituyendo con relativa rapidez a
estos modelos más clásicos de campana.
4. NIDALES O PONEDEROS
Los nidales son un elemento fundamental en la nave de reproductores y uno de los temas que
más controversia suscita, tanto por lo que respecta a su tipo como a su colocación en el
gallinero. Esto es fácil de comprender si se piensa que las prioridades de la gallina y del
avicultor son diametralmente opuestas y que no siempre son fáciles de compaginar. Pensando
en la gallina, los ponederos deberían ser:
Confortables y acogedores.
Fácilmente accesibles.
Seguros.
Económicos y duraderos.
De fácil recogida de huevos.
Higiénicos (huevos limpios).
Se puede hacer una clasificación de los distintos tipos de ponederos según múltiples criterios:
Número y dimensión.
Tipo de recogida.
Tipo de piso.
Material de construcción.
Actualmente, los nidales son, en general, metálicos o de material plástico. El nidal individual,
es decir, el que únicamente permite la permanencia de un ave en su interior, nos parece el
más aconsejable.
Aunque es preferible la recogida manual, por el mejor trato que se les da a los huevos, la
necesidad en muchos lugares de reducir la mano de obra (por su coste) en la granjas ha dado
lugar a que los ponederos de recogida mecánica o automática de los huevos se lo habitual
hoy día.
Se ensucian y contaminan.
Se pueden romper.
Se dificulta su recogida.
Favorecen la cloquez de las gallinas.
1. Deben colocarse en la nave con la suficiente antelación (1-1,5 semanas) antes del
inicio de la puesta.
2. Debe colocarse cama en su interior, la cual debe renovarse periódicamente para
mantenerlo siempre limpio y seco. En los ponederos de recogida automática, la cama
se suele sustituir por una alfombrilla que permita la retirada del huevo sin penalizar
la comodidad de la reproductora.
3. Todas las noches deben cerrarse los ponederos, para evitar que las aves duerman en
ellos. Con ello se logra:
o Que los nidales estén más limpios.
o Que no se favorezca la aparición de la cloquez.
4. Salvo causa de fuerza mayor, no es aconsejable cambiar su ubicación mientras un lote
permanezca en la nave de puesta.
En la presentación en Power Point insertada en este mismo Tema 6, se pueden ver algunas
de las disposiciones más habituales de los nidales en las naves, bien longitudinalmente o
transversalmente.
2. TRIAJES
Cualquier ave improductiva es una fuente de problemas y de gastos. Para evitar la presencia
de estas aves en la explotación, es preciso efectuar de forma periódica una selección y
eliminación.
En los triajes hay que eliminar tanto a las aves con defectos físicos como a las gallinas que
no pongan, las cuales se reconocen por:
la atrofia de su cresta.
la mayor coloración de sus patas.
la escasa separación de los huesos isquiáticos.
su aspecto enfermizo.
su delgadez.
3. LA CLOQUEZ
La presencia de gallinas cluecas (es decir, en fase de empollar) supone un serio problema por
tres motivos fundamentales:
a) Las gallinas cluecas no admiten al macho, con las consecuencias que ello tiene en la
fertilidad.
b) Las aves cluecas interrumpen la producción de huevos y sus ovarios y oviductos degeneran
por falta de actividad. El tiempo de regeneración de los mismos, necesario para reiniciar la
puesta, está directamente relacionado con la duración de la cloques.
c) Se produce un efecto de "imitación" de las demás gallinas y ello puede dar lugar a
importantes problemas en toda la nave.
Una vez que se han detectado las gallinas cluecas, se separan del resto del lote y se les somete
al siguiente tratamiento:
Dados los efectos negativos de la cloques, es preciso actuar a nivel preventivo. La cloques se
origina muchas veces por causas ligadas a errores de manejo, como:
En la fase de puesta, el número aconsejable de gallos activos es de 10 por cada 100 gallinas.
Un número más elevado da lugar a peleas entre ellos y a que, por tanto, no atiendan suficiente
o adecuadamente a su labor reproductiva.
Si en cría-recría se ha partido de un 15% de gallos, quiere decirse que habrá que ir eliminando
una tercera parte, con un criterio adecuado:
c) Al inicio de la puesta.
En algunas granjas se deja un mayor número de machos, con objeto de constituir una reserva
efectiva de machos, por si su utilización es necesaria. No debemos olvidar que:
La incorporación de los machos de renuevo a la manada debe hacerse de manera que sean
mínimas las peleas para establecer el nuevo orden jerárquico. Para ello es preciso que:
b) No sean excesivamente jóvenes respecto a los del lote, porque si no serán avasallados.
5. LA CURVA DE PUESTA
No es suficiente, pues, lograr una alta producción de huevos (condición necesaria), sino que
además hay que intentar reducir al mínimo el número de huevos no aptos para la incubación:
Demasiado pequeño o demasiado grande;
Con roturas o fisuras;
Sucios;
De forma atípica;
Con dos yemas.
La puesta suele iniciarse, en aves reproductoras pesadas, alrededor de las 24-25 semanas. La
puesta aumenta con gran rapidez y suele alcanzar su máximo a las 30-32 semanas. En este
momento, el pico de puesta, la intensidad de puesta, se sitúa entre el 81 y el 86%, según
estirpes. Una vez rebasado el máximo, la curva de puesta va descendiendo progresivamente
y, a las 40 semanas de puesta (64-65 semanas de edad), el porcentaje de puesta suele estar
entre el 40 y el 50%. El porcentaje de incubabilidad sigue una curva "paralela", aunque su
máximo lo alcanza con un cierto desfase respecto al pico de puesta. El valor máximo de
eclosión suele estar en el 90%, aunque alguna estirpe puede alcanzar cifras superiores.
(Figura 1).
A título meramente indicativo, pueden considerarse como válidas las siguientes cifras de
producción, referidas a estirpes explotadas en España y para el período productivo que se
refleja en el cuadro 1.
Cuadro 1. Rendimientos productivos medios de aves reproductoras. (Ovejero, 1992)
6. ALIMENTACIÓN
Todo ello tiene lugar en pollitas físicamente inmaduras, que necesitan seguir creciendo. Se
precisa, pues, un pienso formulado y suministrado con sumo cuidado.
A partir de las 30-32 semanas de vida, la puesta declina pero el huevo sigue aumentando de
tamaño. Más tarde, a las 37-39 semanas, la productividad global disminuye. El interés
prioritario es mantener a las reproductoras en buenas condiciones físicas, evitando el
engrasamiento y los problemas de aplomos y fertilidad.
El programa de alimentación de las reproductoras busca lograr altos índices de puesta, con
huevos de buena cáscara y tamaño aceptable. Igualmente importante es que estos huevos
produzcan un elevado número de pollitos vigorosos, lo que exige que sean fértiles e
incubables.
Cave (1984) observa una influencia positiva sobre la puesta de niveles proteicos altos durante
la prepuesta (Cuadro 3). Además, este pienso de prepuesta contiene cantidades extras de
ácido linoléico y fósforo disponible. Con ello se busca un buen tamaño del huevo y mejorar
la viabilidad del pollito recién nacido. Los niveles altos de fósforo ayudan a disminuir el
picaje y la mortalidad, sin afectar a estas edades a la calidad de la cáscara.
Control Prepuesta
EM, kcal/kg 2.780 2.780
Puede no ser necesario situar el calcio a niveles demasiado altos, ya que en estas primeras
fases las necesidades son menores, por ser menor el tamaño del huevo.
Durante el período de puesta, lo que debe determinar las cantidades de pienso a repartir,
siempre bajo una base de su restricción diaria, es el ritmo de puesta de la manada o, más
exactamente, la masa exportada de huevo.
En general, las cantidades máximas de pienso a suministrar que se recomiendan por gallina
y día varían entre 160 y 170 g. para el período en que se registra la máxima puesta, es decir,
entre las 27-28 y las 34-35 semanas de edad.
Los criterios nutricionales actuales se basan en las necesidades de las hembras para la
producción de huevos. En lotes con comedero único, los machos dominan a las hembras y
consumen proporcionalmente más que aquellas.
Sin embargo, sus necesidades energéticas son inferiores a 130 Kcal/día y, como
consecuencia, el macho tiende al engrasamiento. En los últimos años, empieza a ser práctica
habitual alimentar a los machos en comederos diferentes, usando un pienso distinto al de las
hembras. Esta práctica permite un mejor control del peso y del bienestar del macho y ha
mejorado drásticamente la fertilidad y el número de pollitos viables por lote.
La cantidad máxima de pienso debe ser aproximadamente de 125-130 g./macho y día, aunque
esta cantidad puede variar de acuerdo con los diferentes pesos estándar de las distintas
estirpes.
De igual modo que en la fase de cría y recría era necesario realizar un control de pesos, para
verificar que el ritmo de crecimiento y el peso alcanzado eran los idóneos en cada momento,
también en reproductoras en puesta es preciso controlar que el peso se ajusta a lo
recomendado por la casa suministradora y/o el criterio del técnico de la explotación.
Una rutina aconsejable a realizar , en el control de pesos, debe basarse en cuatro aspectos
fundamentales:
a) Periodicidad en el control
c) Desviación admisible. El peso medio de las aves debe estar dentro del intervalo del peso
estándar, más menos el 5% de dicho peso.
1. INTRODUCCIÓN
Para obtener el mayor número posible de pollitos viables de 1 día, no basta con obtener el
máximo número de huevos fértiles. Es preciso manejar éstos de forma adecuada para evitar
contratiempos al embrión, que afectarían a su posterior viabilidad.
Tampoco puede olvidarse el manejo adecuado del huevo durante el período de incubación,
ni las atenciones que requiere el pollito recién nacido.
Al estudio de esta fase fundamental del ciclo productivo dedicaremos el presente capítulo.
Básicamente, la ruta del huevo "fértil", desde "huevo hasta pollito", puede dividirse en 5
etapas:
En la práctica, hay que partir de la base de que un cierto porcentaje de los huevos puestos por
las reproductoras no son aptos para afrontar con garantías de éxito el período de incubación.
Por esta razón, hay que tener en cuenta un serie de aspectos para determinar cuáles, de todos
los huevos puestos, van a ser los que se introduzcan en las máquinas incubadoras.
Por otra parte, el huevo fértil es un elemento vivo, que debe ser manejado desde la propia
granja con sumo cuidado y conforme a unas rutinas que no perjudiquen al potencial de
incubabilidad inicial de este huevo.
En cualquier granja de reproducción los huevos deben ser recogidos como mínimo tres veces
al día. El objeto es triple:
evitar roturas.
reducir las posibilidades de contaminación.
evitar la aparición de la cloquez.
Si las temperaturas son bajas, al enfriarse el huevo su contenido sufre una retracción y se
forma la cámara de aire por aspiración a través de los poros de la cáscara. Cuando la
superficie de ésta se encuentra sucia, la penetración de gérmenes es elevada.
b) Las formas atípicas y roturas, así como las fisuras de la cáscara, que hacen inadecuados
a los huevos para la incubación (no llegan a buen fin o "explotan" durante el proceso).
Consecuentemente, se desecharán.
c) La limpieza . Los huevos sucios y los puestos en el suelo deben colocarse en bandejas
diferentes de los restantes huevos. Se desecharán, si son pocos los que presenten esta
condición. En caso contrario, se eliminarán los muy sucios y se someterá a los restantes a un
tratamiento diferenciado del de los huevos teóricamente limpios.
d) La edad de los reproductores . La incubabilidad de los huevos varía a lo largo del ciclo
productivo: es menor al inicio y al final de dicho período. Al inicio de la puesta, factores muy
importantes que afectan a la incubabilidad son:
El tratamiento de un huevo algo sucio (insistimos en que los muy sucios deben desecharse)
puede hacerse de dos formas:
Por raspado;
Por lavado.
El raspado tiene el inconveniente de que, si bien elimina la suciedad, también daña la cutícula
exterior del huevo, exponiendo el interior a una más fácil contaminación posterior, a un
mayor riesgo de "explosión" durante la incubación y a un descenso en la tasa de eclosión.
Debido a esto, es más conveniente el método de lavado [1] , siempre y cuando se respeten
las siguientes condiciones:
d) La temperatura de la solución siempre deberá estar entre los 38 y los 40ºC, siempre
superior a la temperatura del huevo.
g) La calidad del agua debe ser adecuada, desde el punto de vista bacteriológico y químico;
sobre todo, se ha de prestar atención a la concentración de hierro, ya que ésta nunca debe
exceder de 5 ppm.
Lógicamente, el tener que proceder a un lavado no sólo encarece el producto sino que,
además, aumenta el riesgo de dañar (por fisuras y roturas) la calidad intrínseca del huevo
para la incubación.
En cualquier caso, está perfectamente comprobado que los huevos sucios, incubados aparte
de los limpios, pueden llegar a dar hasta un 20% menos de nacimientos; y no sólo eso, la
viabilidad de los pollitos nacidos es muy baja, dando una mortalidad en la primera semana
de hasta un 15%.
2.4. Fumigación
Una fumigación eficaz de los huevos para incubar es un medio probado de reducir el número
de bacterias de la cáscara. Ello ayudará a que no contaminen la sala de incubación con
gérmenes patógenos potenciales, tales como salmonellas, evitando su penetración en el
interior del huevo.
Lo adecuado es realizar una primera fumigación en la granja, tan pronto como sea posible
después de su puesta, y de nuevo a la llegada a la planta incubadora.
a) Una mezcla de 60 ml. de formaldehído al 40% y 30 g. de MnO4K por cada metro cúbico
de la cámara. La temperatura ambiente deberá ser de 20-25ºC y la humedad entre el 70 y el
80% El tiempo del tratamiento será de 20 minutos.
Al acabar, el formol gaseoso puede ser neutralizado por amoníaco en 10-15 minutos (el
volumen de amoníaco necesario es igual a la mitad del de formol utilizado).
b) Paraformaldehído sólido con una riqueza mínima del 91%, a razón de 10 g./m3 de cámara.
La humedad será del 80% y el tiempo de 20 minutos.
Sin embargo, este tipo de tratamientos se ha empezado a cuestionar desde hace algunos años.
Incluso algunos países han prohibido su utilización en salas de incubación o están en vías de
hacerlo, por su posible efecto cancerígeno, además de por la efectividad de nuevos
desinfectantes, con menor producción de residuos y menor coste. Debido a todo ello, se ha
empezado a investigar y a trabajar con nuevos productos, como el ozono, agua oxigenada o,
incluso, con radiación ultravioleta.
Puede ser válido para impedir o, al menos, mitigar enfermedades producidas por
mycoplasmas, salmonellas o colibacilos, así como por algunos virus.
La inmersión tiene por objeto hacer penetrar un antibiótico en el interior del huevo (el más
frecuente es el tartrato de tilosina en solución al 2,5 por 1000). Este proceso sería imposible
de realizar sin un lavado previo de los huevos, que asegure que ningún germen puede penetrar
en el huevo a la vez que el antibiótico.
En esta desinfección con antibióticos, es preciso tener en cuenta dos puntos importantes:
3. ALMACENAMIENTO O CONSERVACIÓN
Está ampliamente demostrado que el almacenamiento de los huevos para incubar produce
una serie de efectos no deseables como:
a) La especie y tipo genético (los efectos mencionados se observan con mayor rapidez en
estirpes pesadas).
2.- Una menor velocidad de crecimiento del embrión durante las primeras 48 horas.
(Figura 3).
Los mecanismos por los que el almacenamiento del huevo para incubar afecta al desarrollo
embrionario sólo son parcialmente conocidos. Las modificaciones físico-químicas que tienen
lugar en el huevo después de la puesta juegan un papel indudable. Así,
Por otro lado, el alto nivel de dióxido de carbono contenido en el interior del huevo empieza
a descender tan pronto como éste es puesto, aumentando por consiguiente el pH del albumen.
Debido a que en el principio del desarrollo embrionario muchas actividades son enzimáticas
y dependen del valor del pH, el aumento de éste da lugar a que ciertas reacciones importantes
no puedan llegar a término. Por esto, los tratamientos en el almacenamiento de los huevos
para incubar tienen como fin minimizar esa pérdida del dióxido de carbono.
En cuanto a la humedad relativa del aire, debe ser lo más alta posible, pero sin permitir el
desarrollo de mohos. Debe estar comprendida entre el 70 y el 85%, incluso puede llegar hasta
el 90% cuando el tiempo de conservación es prolongado, lo que contribuirá a reducir la
pérdida de agua durante el período de conservación.
Cuadro 5.2. Condiciones de conservación de los huevos para incubar (Castelló y Solé,
1986).
4a7 14 - 17 75 - 80
8 a 14 * 11 - 14 80 - 85
* De 15 a 20 h. antes de la carga, iniciar un precalentamiento a 20ºC y 80%
de HR
Esto es importante, puesto que la pérdida de peso que experimenta el huevo durante la
incubación es similar tanto en huevos almacenados como en los que no lo son (Mayes, 1984),
por lo que se debe intentar prevenir aquélla durante el almacenamiento.
Otras hipótesis, en cambio, apuntan a que lo verdaderamente importante y lo que, por tanto,
hay que tratar de reducir es la pérdida de vapor de agua, siendo la de CO2 menos importante.
Incluso algunas experiencias han mostrado resultados de incubabilidad similares en huevos
almacenados sin envoltura (90-92% de HR) a 12,8ºC, durante 22-28 días, que en aquellos
protegidos.
Más de tres semanas de almacenamiento requieren envolver los huevos en bolsas de plástico
-"Cryovac"®- cerradas, impermeables al gas, y llenarlas con un gas inerte tal como el
nitrógeno.
3.2. Posición del huevo
Contra la tradicional creencia de que los huevos para incubar deben mantenerse con el polo
fino hacia abajo, Provelfert (1967, 1969) y Butler et al (1991) encontraron que la posición
inversa mejoraba la tasa de nacimientos, sobre todo para tiempos de almacenamiento
prolongados, siendo innecesario el volteo. Esta última operación resulta aconsejable cuando
los huevos se almacenan con el polo fino hacia abajo y durante más de dos semanas, aunque
otros autores no encuentran diferencias (Pinget et al., 1989).
Según se refleja en una revisión de Mayes (1984), parece ser que el almacenamiento con el
polo fino hacia arriba puede ser beneficioso debido a que la yema se mantiene cerca del
albumen y esto da al embrión latente una mayor protección contra la deshidratación y la
adherencia a la membrana de la cáscara (Figura 4).
Figura 4. Efecto de la posición del huevo sobre la situación del disco germinal
[2] En general, la mejora que se obtiene con esta práctica, respecto al caso de los huevos
almacenados sin esta protección, es del 5 al 10%. En estos casos, a partir de la 3ª semana
de almacén, puede incluso llegar a ser del 30 al 40%.
1. PRECALENTAMIENTO
Antes de cargar los huevos en las máquinas de incubación, deben pasar por un período de
precalentamiento, con objeto de evitar un cambio brusco de temperatura entre la mantenida
en la sala de conservación y la de las máquinas de incubación, lo que daría lugar al "sudado"
de los huevos. En el caso de incubadoras de carga continua, también se evita incorporar una
"masa fría" a la máquina.
Cuando esta técnica se aplica con mayor antelación -algunos autores como Sauveur la llaman
pre-incubación- lo que se pretende es anular los efectos del almacenamiento sobre la
velocidad de desarrollo del embrión. Asimismo, permite compensar las diferencias existentes
entre los distintos estados de desarrollo embrionario que se dan en el momento de la
oviposición, siendo más resistentes al estrés del almacenamiento los huevos que, en el
momento citado, contienen embriones en estado de gástrula que los que están en estado de
pre-gástrula. Además de ser una característica de tipo genético, el estado de desarrollo
embrionario en el momento de la oviposición parece estar también influenciado por la edad
de la gallina (Mathes y Laughlin, 1979), de forma que las gallinas de más edad ponen huevos
en un estado de desarrollo embrionario más avanzado que las más jóvenes.
8 a 14 70 64
Cuadro 2. Incubabilidad de los huevos precalentados a 23 ºC durante las 18 horas
anteriores a su carga y después de un almacenaje a 11 ºC (Proudfoot, 1966; cit. por
Buxadé, 1985).
Con Sin
Días de almacenamiento
precalentamiento precalentamiento
14 74,3 77,5
21 68,8 62,6
28 53,2 41,6
Quizás el primer método sea el más seguro, pero también el más pesado de realizar. Además,
salvo en alguna especie como el pato de Berberia, esta práctica no tiene ningún efecto visible
si el período de almacenamiento es corto.
2. LA CARGA DE LA INCUBADORA
Una vez hecho el precalentamiento, se procederá a cargar las máquinas, que ya deben de estar
atemperadas horas antes. Aquí, los huevos de gallina van a permanecer durante 18 días,
momento en el cual se efectuará su transferencia a las nacedoras, donde estarán otros 3 días.
Hay varios factores a tener en cuenta a la hora de cargar los huevos en las máquinas:
La edad del huevo . Cuanto más tiempo estén almacenados los huevos, mayor será el
tiempo de incubación. En general, la incubación se alarga en 45 minutos por cada día
de almacenamiento. Esto debe tenerse en cuenta para cargar estos huevos en primer
lugar.
El peso del huevo . Los huevos más grandes tardan más tiempo en incubar que los de
menor peso: huevos de 64 g. de promedio pueden tardar 2,5 horas más en incubarse
que huevos de 52 g. La regla es dejar 30 minutos adicionales de incubación por cada
2,5 g. por encima de los 50 g.
La estación del año . En la práctica, se observa que, en algunas salas de incubación
donde se reciben huevos mal almacenados en granja, los huevos se incuban más
deprisa en los meses de verano. Probablemente, esto es debido a que la temperatura
ambiental de la granja produce un precalentamiento anticipado y, en consecuencia,
una pre-incubación.
3. TIPOS DE INCUBADORAS
En las de carga única, todos los huevos se introducen al mismo tiempo, quedando totalmente
vacías el día de la transferencia. Es decir, se aplica el sistema "todo dentro-todo fuera",
pudiéndose limpiar perfectamente cuando quedan vacías.
a) Los huevos alcanzan sus condiciones óptimas de temperatura y humedad al cabo de muy
poco tiempo de haber sido introducidas en la máquina.
Temperatura.
Humedad relativa.
Ventilación (contenidos del aire en oxígeno y anhídrido carbónico).
Presión barométrica.
Volteo de los huevos.
Sistema de refrigeración.
c.- la temperatura ambiente de la sala de incubación, que condiciona las pérdidas de calor a
través de las paredes, así como la temperatura de admisión del aire.
Cada uno de estos sistemas está controlado por termostatos o por termosondas. Los elementos
de control de la temperatura han evolucionado mucho hasta los actuales sensores
electrónicos, gracias a los cuales se puede conseguir una precisión en la temperatura del orden
de 0,05ºC y aún menos.
La humedad de la incubadora.
La conductividad de la cáscara.
Para conseguir la humedad necesaria se suelen emplear o bien boquillas nebulizadoras o bien
palas móviles. Las primeras operan reguladas mediante una válvula solenoide, aunque tienen
el inconveniente de que pueden obturarse con aguas muy duras. De ahí que sean preferibles
los sistemas basados en unas palas móviles, accionadas automáticamente y situadas sobre
una cubeta llena de agua, la que proyectan en el interior de las máquinas cuando ello se
requiere.
Quedan olvidadas ya las antiguas bandejas de evaporación, de manejo engorroso y control
lento.
Las regulaciones de humedad en la nacedora deben tener en cuenta las distintas exigencias
del embrión a lo largo de estos últimos 3 días: así, en un primer momento, la humedad debe
aumentar para favorecer la rotura de la cáscara y, una vez nacido el pollito, debe disminuir
para garantizar su secado (40%).
4.3. Ventilación
El sistema de ventilación de las máquinas debe ser independiente del sistema de la sala,
aunque éste es un hecho todavía infrecuente en un gran número de salas de incubación. En
cualquier caso, lo que sí es imprescindible para el buen funcionamiento de las máquinas y,
en suma, de la incubación, es que el aire llegue a las máquinas atemperado a 23ºC, por lo que
deberá ser caldeado o refrigerado, según la época del año.
Día de incubación 1 5 10 15 18 21
3
Aire (m /día) 0,07 0,16 0,51 3,06 4,04 6,12
CO2 (m3/día) 0,008 0,016 0,054 0,325 0,436 0,651
Por cuanto la respiración pulmonar del embrión se inicia el 19º día, el control de los
intercambios gaseosos se hace especialmente importante en la nacedora.
4.4. Otros parámetros de la incubación
a) Posición. Durante la fase de incubación, los huevos de gallina deben estar colocados
imprescindiblemente con el polo fino hacia abajo. En caso contrario, se dificulta la
orientación de la cabeza del embrión hacia la cámara de aire (Sauveur, 1988), en el 16º día.
b) Volteo. El volteo de los huevos constituye una de las principales operaciones a efectuar
durante el período de incubación para asegurar unos buenos resultados. La ausencia de volteo
lleva aparejada la adherencia del embrión y de las membranas embrionarias a la membrana
de la cáscara, a la yema o a otras membranas, además de una mayor incidencia de
malposiciones. Parece ser que los huevos de gallinas más viejas sufren más daños por un
volteo insuficiente durante la incubación ya que, al ser la cáscara más delgada, hay mayores
posibilidades de adherencias debido a la mayor pérdida de agua. No obstante, de estudios
recientes (Deeming, 1989; et al Pullet, 1991) se desprende que no son éstas las principales
causas de problemas embrionarios por una falta de volteo. Parece ser que las peores
consecuencias se dan por:
En la práctica, el volteo es útil hasta el 14º día de incubación, en el caso de la gallina. Una
frecuencia alta, cada hora o cada dos horas, hace mejorar los resultados de incubación.
El volteo, automático, se hace entre las dos posiciones posibles del huevo a 45º con respecto
a la vertical y alrededor del eje corto del huevo.
c) Miraje . En otro tiempo era práctica habitual, con el fin de detectar los huevos claros y los
embriones muertos precozmente, efectuar un miraje el 5º día de incubación. No obstante,
teniendo en cuenta:
El miraje al 18º día tiene como objetivo principal evitar una acumulación excesiva en las
nacedoras, así como controlar la buena marcha de la incubación, aunque también presenta el
inconveniente de su elevado coste en mano de obra. Cuando se efectúa, debe realizarse sin
brusquedades y con rapidez, para evitar, dentro de lo posible, el enfriamiento de los huevos.
Una iluminación con fluorescentes parece tener un efecto de aceleración del desarrollo
embrionario y este efecto es mayor en las estirpes de aptitud puesta que en las de aptitud
carne. El adelanto de la eclosión llega a ser, en ciertas estirpes, de 24 a 48 horas y, en todos
los casos, se observa una mejoría de la homogeneidad de la eclosión.
Es posible que esta práctica de manejo sea particularmente interesante para los huevos que
han sido conservados más de una semana antes de ser colocados en la incubadora.
Este proceso es necesario para que el pollito, al nacer, tenga más libertad de movimientos y pueda salir
del cascarón en una bandeja y no en el alveolo inclinado en que está colocado en la incubadora.
El empleo de máquinas nacedoras distintas a las incubadoras facilita el poder cargar un amáquina
completa, permitiendo que nazcan todos los pollos a la vez y poder llevar un programa "todo dentro-todo
fuera", con una limpieza y desinfección profunda después de cada nacimiento y antes de la neuva carga
Transferir los huevos demasiado pronto o demasiado tarde da lugar a embriones mantenidos en
condiciones sub-óptimas, provocando una menor tasa de eclosión.
La operación de transferencia debe hacerse suave y rápidamente, para evitar roturas y evitar que los
huevos se enfríen y retrasen su nacimiento. Actualmente, existen máquinas automáticas o
semiautomáticas capaces de realizar esta transferencia desde los alveolos o bandejas de incubación a
las cestas de las nacedoras.
2. EL MIRAJE
En este momento se puede aprovechar para hacer el miraje de los huevos, eliminando los huevos "claros",
que incluirán los infértiles y los abortados de primeros días, ya que son indiferenciables en esta operación,
así como los huevos en los que se detecte que el embrión está muerto. Actualmente, ya hay máquinas
electrónicas que realizan el miraje, con el consiguiente ahorro de mano de obra y con índices de
efectividad muy altos. De esta forma se puede optimizar la capacidad de las nacedoras y reducir el nivel
de contaminación de éstas, al haberse retirado los huevos abortados y contaminados que pudieran
producir en explosiones en la nacedora.
Es importante analizar los huevos retirados, sobre todo si suponen un porcentaje alto. En el caso de
embriones muertos, será preciso extraerlos para determinar el momento de la muerte y estimar las causas
de la misma. (Cuadro 1).
Almacenamiento prolongado
Muerte en estadío de anillo sanguíneo (12 h) Tª de incubación muy alta o muy baja
Almacenamiento inadecuado
Muerte en estadío de ojo (24 h) Reproductores viejos
Almacenamiento inadecuado
Muerte entre los días 5 y 17 Tª demasiado alta
Ventilación inadecuada
Infección
Este sistema no es aplicable por su mayor coste en incubadoras donde se obtienen pollitas comerciales
o en las plantas de reproductores, donde alguno de los sexos de algunas de las líneas no tienen valor
comercial.
No todos los embriones están colocados en la misma posición, por lo que un cierto número de ellos (2-6
%) son pinchados en un lugar inadecuado, provocándose mortalidad por esta causa.
Frecuentemente, en las bandejas de nacimientos se colocan láminas de papel que reducen el riesgo de
daños en las patas y evitan que las bandejas se ensucien demasiado, facilitando su limpieza posterior.
No obstante, se usarán siempre que no interrumpan el movimiento del aire.
Manejo de la nacedora
Autores: Antonio Callejo Ramos
Es en la nacedora donde termina el período de incubación, finalizando el desarrollo embrionario.
En esta fase es cuando el embrión pica la cámara de aire, produciéndose el estímulo del sistema nervioso
para que comience la respiración pulmonar. Por ello, la ventilación es uno de los parámetros importantes
a controlar en la nacedora, ya que los requerimientos de oxígeno son elevados, con la consiguiente
eliminación del anhídrido carbónico.
Que el pollito no se quede con el pico pegado a la cáscara o a la membrana interna del huevo
Que no se deshidraten los primeros pollitos que nacen
Duración de la incubación
El tiempo normal de incubación de huevos fecundados procedentes de reproductoras pesadas jóvenes
es de veintiún días y 6 horas (510 horas).
El tiempo de incubación puede variar bastante tratándose de huevos del mismo origen (Cuadro 1)., incluso
más cuando se produce la mezcla de huevos de diferentes pesos y procedencias, lo cual puede afectar a
la calidad del pollito.
3.6 8
6-9 15
9-12 25
12-15 25
15-18 15
18-21 8
21-24 2
Uno de los puntos críticos en toda nacedora es determinar el momento idóneo para sacar los pollitos de
la hacedora, ya que el tiempo total de incubación está en función de los siguientes factores:
1. El tamaño del huevo incubable (edad de la reproductora): a mayor edad de la gallina, más tamaño
de huevo y más tiempo de incubación. (30’ más por cada 2,5 g que exceda de 50 g el peso del
huevo).
2. La edad de los huevos (tiempo de almacenamiento) también tiene incidencia en el tiempo de
incubación. Si el tiempo de almacenamiento previo a la incubación excede los 5 días, por cada día
más en el almacén ha de añadirse una hora más al período de incubación, lo que también tiene una
incidencia negativa en la incubabilidad.
3. La raza: los huevos procedentes de gallinas Leghorn (estirpes ligeras) tienen un período de
incubación más corto que los de estirpes pesadas.
4. La época del año: los huevos producidos en estaciones más cálidas tienen un período de
incubación más corto (como consecuencia de un inicio temprano de la incubación, debida a la falta
de control de la temperatura)
5. El precalentamiento: los huevos que han pasado por éste antes de introducirse en las máquinas
requieren un período de incubación más corto.
6. El inicio real de la incubación: la edad de los huevos
7. La temperatura media de incubación: de ser muy elevada, se acelera el proceso.
8. Los procesos infecciosos de las reproductoras que afectan al embrión, retrasando su desarrollo.
Una vez transcurrido el tiempo de incubación, se sacarán los carros de las hacedoras cuando la mayoría
de los pollitos estén secos, quedando al menos de un 8 a 10% de los pollitos con el cuello humedecido.
Mantener los pollitos un tiempo excesivo en la hacedora provoca deshidratación, originándose problemas
de mortalidad por esta causa.
Los pollitos recién nacidos son extraídos de la nacedora en sus carros y cestas, pasando a la sala de
selección, manipulación, sexaje (si procede) y vacunaciones, para su posterior expedición.
Acciones de Documento
Manejo del pollito recién nacido
Autores: Antonio Callejo Ramos
1. UNIFORMIDAD EN EL NACIMIENTO
Si todos los procedimientos se han realizado correctamente, el nacimiento va a ser uniforme, lo que
constituye una de las prioridades y propiedades más importantes. Como se comentó en el tema 7.4.
(Manejo en la nacedora), un dato de referencia para realizar la extracción de los carros de la nacedora es
cuando el 10% de los pollitos tengan la cabeza y cuellos aún húmedos.
Desde el momento en que se extraen los carros con las bandejas de las nacedoras hasta que los pollitos
son colocados en las mesas para su manipulación, van a ir secándose y perdiendo humedad de la
superficie corporal. De ahí la importancia de evitar cambios bruscos de temperatura y corrientes de aire
así como la HR de la sala donde se realicen estas operaciones para evitar en todo momento que los
pollitos se enfríen y/o se deshidraten.
Los politos han de ser seleccionados, eliminándose los inviables o no vendibles. Los criterios de selección,
y el que ésta sea más o menos estricta, estarán en función de diferentes factores: el valor de las aves, el
destino de los pollitos, las exigencias del mercado, etc. Los criterios de selección más frecuentes son:
El peso
La vitalidad
La conformación
La ausencia de defectos
La ausencia de lesiones
Una vez seleccionados y contados los pollitos, éstos se colocan en cajas de cartón o de plástico y son
enviados a las granjas de destino.
2. VACUNACIONES
La sala de incubación es el lugar idóneo para la aplicación de vacunas a los pollitos recién nacidos, en
función de la epidemiología de la zona a donde vayan a ser destinadas las aves y del tipo de ave de que
se trate (reproductora, ponedora, broiler, etc.). Esto se puede hacer de forma individual o colectiva (en
masa).
Enfermedad de Marek
Enfermedad de Newcastle
Enfermedad de Gumboro
Reovirosis
Viruela aviar