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Manejo de pollitos de 1 día

1. RECEPCIÓN DE LOS POLLITOS DE UN DÍA


En este punto se van a dar unas recomendaciones generales para la recepción de los pollitos de 1 día,
que podríamos hacer extensivas a otras fases productivas en las que se parta de aves recién nacidas.

Obviamente, como ya se comentó con anterioridad, el local deberá estar preparado con la suficiente
antelación para que los animales se encuentren a su llegada con el entorno adecuado que les permita un
buen arranque.

A su llegada a la granja, las cajas que contienen los pollitos deben descargarse inmediatamente y
distribuirse por el interior del criadero homogéneamente.

Se tomará al azar una muestra representativa de las cajas en que se transportan los pollitos, comprobando
los siguientes aspectos:

1. Vitalidad de los pollitos. Deberán estar secos, con los ojos limpios, vivos y brillantes. El pico estará
limpio y el ombligo, imperceptible.
2. Número de pollitos.
3. Peso de los pollitos.

Del resultado desfavorable de este examen cabrán las reclamaciones oportunas a la sala de incubación.
Si como es de esperar, todo es conforme, las cajas serán vaciadas rápidamente en el interior de los cercos
de crianza o bien en el espacio que hemos delimitado mediante una cortina de plástico, según hayamos
optado por uno u otro método. Cada vez es más frecuente arrancar en toda la nave (en la zona central,
más caliente), dado que existen sistemas de suministro de alimento y de agua que pueden utilizarse desde
el primer día de vida

El retraso en la instalación de los pollitos en el criadero puede acarrear consecuencias más o menos
graves (Cuadro 1), en función de:

1. El tiempo transcurrido desde el nacimiento;


2. Las condiciones de temperatura y humedad en que se han mantenido los animales.

Cuadro 1. Efectos del retraso en alojar a los pollos sobre su comportamiento. (tomado de Castelló,
1991)
Días que pasaron en las cajas 2 3 4 5 6
% de mortalidad  -  -  -  3,2  48,6
 5,0  6,6  5,0  29,4  91,2
 en las cajas
 a las 8 sem.

Peso vivo (g):  645  411  368  320  283

 1.361  1.324  1.293  1.225  1.165


 a las 4 sem.
 a las 8 sem.
Indice de conversión final 1,96 2,18 2,36 2,57 2,82

Para paliar de algún modo el posible retraso en la instalación de los pollitos y el estrés producido por
éste y el transporte, se puede recurrir a la administración de agua con azúcar (50 g/litro) o, mejor aún,
suero glucosado-salino, que cubre los aportes de glucosa y de electrolitos.

2.- NORMAS ESPECÍFICAS DE MANEJO

2.1. Ubicación de los animales


Dado que las aves, al iniciarse la cría, son muy pequeñas, no será preciso utilizar inicialmente toda la
superficie disponible. Para mantener a las aves en las proximidades de los focos de calor, con el
consiguiente ahorro de energía, es aconsejable limitar, en la primera fase, la superficie útil a usar (Figura
1):

1. Mediante unas cortinas o

2. Con la ayuda de cercos protectores.

A medida que las aves crezcan se aumentará la superficie útil disponible desplazando la cortina o
eliminando los cercos protectores a los 10-12 días, y se irá extendiendo la yacija, de acuerdo con las
necesidades. Cada vez es más habitual extender la yacija de una vez, antes de la llegada de los pollitos.

Estos cercos tienen una altura de 40-60 cm. y un diámetro de unos 3 metros, aunque también los hay
mayores. Pueden ser de diversos materiales (chapa, madera, fibrocemento, etc.). En cada uno de los
cercos se ubican entre 300 y 650 animales, según su diámetro (aproximadamente 40 pollitos/m2) y en su
centro, a una altura de unos 70 cm. del suelo, se coloca el foco calorífico, que se irá elevando a medida
que crecen los pollitos.
Figura 1. Disposición de la zona de cría en el centro de la nave al inicio de este período
2.2. Temperatura
Insistiendo nuevamente en lo ya indicado en este trabajo, durante las primeras semanas de vida las aves
necesitan un medio suficientemente caliente para su normal progreso (Figura 2), dado que no desarrollan
totalmente su capacidad de termorregulación hasta bien transcurridas las tres primeras semanas de vida.

Figura 2. Disposición de los elementos de crianza (comederos, bebederos, calefacción) en el


interior del cerco.
La gran variedad de equipos de calefacción de que se dispone en avicultura nos permite alcanzar los 36ºC
que vamos a necesitar durante los dos o tres primeros días de vida de los pollos.

Calefacción central. Es aquélla que, para conseguir la temperatura necesaria para las aves, calienta más
o menos por igual toda la parte del criadero donde éstas se hallan alojadas.
Entre los equipos comerciales de este grupo se encuentran:

 Las estufas de combustibles vegetales -leña, piñas, orujo, cáscara de almendra, serrín, etc.

 Los quemadores de petróleo, gasóleo y gallinaza, conectados, a veces, a conducciones metálicas que
transmiten calor por convección al aire del gallinero, o bien a tubos de plástico flexible que, a través
de unos orificios laterales regularmente distribuidos, reparten el aire caliente.

Calefacción local . Es aquélla que caldea el nivel necesario únicamente en el ambiente inmediato a los
pollitos, alojados en grupos pequeños en el interior de los cercos protectores.
Los equipos propios de este grupo son los calefactores infrarrojos a gas y las campanas calefactoras o
criadoras a gas o eléctricas.

Lógicamente, como el aire caliente es menos pesado que el frío, el calor proporcionado por estos equipos
asciende hacia la cúspide del criadero, aumentando la temperatura ambiental del mismo. Este sistema de
calefacción localizada presenta notables ventajas sobre el ambiental:

1. Ahorro importante de calefacción. Sólo se precisa calentar adecuadamente el interior de los


cercos.
2. Control más efectivo de los animales.

3. Mejor regulación de la temperatura por control del comportamiento de las aves (Figura 3). La
observación de la posición de las aves en los círculos debe hacerse por la noche, cuando éstas
reposan.
Figura 4. Comportamiento de los pollitos como signo de confort térmico
Recomendaciones prácticas. Con los sistemas descritos anteriormente y contando con que se dispone de
equipos calefactores de uno u otro tipo que den las potencias caloríficas necesarias, se han de alcanzar
en todo el período las temperaturas que se señalan en el Cuadro 2.
A partir de la tercera o cuarta semana de crianza, según la climatología de la zona, por regla general ya
no será necesaria la calefacción artificial o, a lo sumo, funcionará a su mínimo rendimiento, pues el calor
corporal de los propios animales y el necesario aislamiento de la nave conservarán las temperaturas
necesarias.

Cuadro 2. Recomendaciones de temperatura en criaderos


Cría y recría de futuras reproductoras
1. INTRODUCCIÓN

Los períodos de cría y recría marcan el futuro de los reproductores. El éxito o el fracaso en
la consecución de los objetivos que se fijan en este tipo de explotación dependen en gran
manera de la realización de una buena o mala crianza.

El hecho de no obtener un nivel de producción técnico-económico adecuado, a nivel de los


reproductores pesados, tiene una especial importancia, debido a que:

1. Se trata de un período de producción que, en avicultura, puede ser considerado


como largo: el período de puesta se prolonga durante unos 9-10 meses.
2. La producción global no es elevada; las reproductoras pesadas no suelen pasar de
los 150-160 huevos/ciclo. Consecuentemente, una baja en la puesta determina un
encarecimiento adicional del huevo incubable.
3. Los reproductores pesados son animales altamente seleccionados, producto de una
selección genética que exige procesos muy complejos y caros. Una cría y una recría
defectuosas determinarán una clara subutilización de su potencial.

Nosotros vamos a considerar el período de cría-recría el comprendido entre el nacimiento y


las 18-20 semanas de edad, momento a partir del cual ya puede iniciarse la madurez sexual,
que culminará con el comienzo de la puesta, sobre la 24ª-25ª semana. [1]

[1] El momento en que se alcanza la madurez sexual y, por tanto, el inicio de la puesta,
presenta variaciones entre las distintas estirpes, incluso entre líneas genéticas. Así, por
ejemplo, las reproductoras semipesadas ISABROWN® alcanzan un 5% de puesta a las 23
semanas, mientras que la reproductora pesada ISA® Vedette inicia la puesta a las 24
semanas. Más tempranamente empieza la puesta de las estirpes ligeras. La reproductora
LOHMANN® LSL inicia la puesta a las 21-22 semanas.

Finalmente, deberemos definir el objetivo final a conseguir en esta fase de cría y recría de
reproductoras, a cuya consecución deberemos adecuar todos los factores y técnicas de
explotación:

LOGRAR QUE LAS AVES ALCANCEN LA MADUREZ


SEXUAL:

 EN EL MOMENTO CORRECTO,
 CON EL PESO Y EL DESARROLLO ADECUADOS, Y
 DE FORMA HOMOGÉNEA
En efecto, en la actualidad se explotan aves de estirpes que poseen una reconocida
precocidad. Ello hace conveniente retrasar la edad a que alcanzan su madurez sexual, para
que puedan afrontar el período de puesta con la garantía suficiente. Es preciso que la relación
morfología-fisiología del ave haya alcanzado un nivel adecuado antes de que se inicie la
puesta.

Si se produce una puesta excesivamente temprana, los huevos iniciales serán demasiado
pequeños y tendrán un bajo índice de incubabilidad, dando un pollito poco viable. Al
contrario, un retraso excesivo en la madurez supondrá una disminución del número de huevos
por ave, para un período fijo de producción.

2. CRIANZA CONJUNTA O SEPARADA DE AMBOS SEXOS

Existen varias opciones:

1. Efectuar la cría-recría de ambos sexos por separado.


2. Criarlos separadamente hasta un momento determinado -variable entre 8 días y 10
semanas- y luego juntarlos.
3. Criar ambos sexos juntos ya desde el primer día.

La crianza conjunta con las pollitas permite que se establezca relativamente pronto el orden
jerárquico de los animales. El principal inconveniente es que el control de los machos es más
difícil y no se les puede proporcionar un manejo específico, sobre todo en lo que se refiere a
la alimentación.

La inmensa mayoría de las principales firmas proveedoras de aves pesadas se inclina, en sus
normas actuales de manejo, por la cría separada. Sin embargo, la cría-recría separada de
ambos sexos no significa la utilización de un local diferente, sino, a ser posible, el realizarla
dentro del mismo, aunque en un departamento distinto, separados por una simple tela
metálica. De este modo, el medio ambiente al que ambos sexos se han acostumbrado es el
mismo, minimizándose el estrés del cambio del local al llegar a la madurez sexual.

3. DENSIDAD

Tan importante es cuidar de una correcta densidad de población como del número y de la
distribución de comederos y bebederos. En otras palabras, la capacidad de un local no sólo
debe medirse por su superficie interior disponible, sino también por el espacio disponible
para las aves para comer y beber. Las cifras recomendadas se indican en los cuadros
siguientes:

Densidades recomendadas (aves/m2) durante la cría-recría


Hembras Machos Crianza conjunta
0-4 semana de edad 10,8 10,8 10,8
5-19 semana de edad

 climas templados  6,2  3,0  6,0


 climas cálidos  4,8  2,7  4,5

Espacios de comederos y bebederos (0-4 semanas de edad):

Hembras Machos
Comederos

 Cadena (cm./ave)  5,0  5,0


 Tolvas (aves/tolva)  20-30  20-30
 Platos (aves/plato, máximo)  30  30

Bebederos

 Canal (cm./ave, mínimo)  1,5  1,5


 Tetinas (aves/tetina)  10-15  10-15
 Campanas (aves/campana)  80-100  80

Espacio de comederos y bebederos durante el período de recría (5-19 semanas de edad):

Crianza
Hembras Machos
conjunta
Comederos

 Cadena (cm./ave)  15,0  20,0  15,0


 Tolvas (aves/tolva)  12  8-12  12
 Platos (aves/plato)  15  12  12-15

Bebederos

 Canal (cm./ave)  2,5  4,0  2,5


 Tetinas (aves/tetina)  10-12  8  10-12
 Campanas (aves/campana)  80  60-80  80
4. EL CORTE DE PICOS

Como se verá posteriormente, las restricciones en la alimentación de los pollitos, y también


de las aves adultas, son obligadas. A causa del estrés que provocan estas restricciones en las
aves, aparecen problemas de picaje y canibalismo. Para mitigar estos problemas, y para evitar
también el desperdicio de pienso, se hace imprescindible el corte de picos en los pollitos,
entre los 5 y 10 días de edad.

El corte de picos ha de ser de una gran perfección si se desea alcanzar los objetivos indicados,
amén de un desarrollo correcto y homogéneo de los animales.

Normalmente se utiliza una cuchilla convexa o recta (que debe ser nueva), con plantilla guía
con orificios de distintos diámetros, para utilizar según la edad del animal. A título indicativo,
son los siguientes:

 3,5 mm. para aves de cinco días;


 4 mm. para las de siete días;
 5 mm. para las de diez días.

Considerando al pico como la zona comprendida entre su extremo y el comienzo de los


orificios nasales, en las hembras debe cortarse de 1/2 a 2/3 del pico, mientras que a los
machos sólo se cortará de 1/2 a 1/3, para que no les afecte en su capacidad de aprehender a
la hembra por la nuca durante el apareamiento.

Si el corte se efectúa de forma correcta, es permanente. En caso contrario, debe revisarse a


las 17-19 semanas de edad, antes de que los animales entren en la nave de puesta, utilizando
una cuchilla plana.

Es aconsejable respetar las siguientes normas de manejo complementarias para facilitar la


operación de corte de picos:

1. Los días que se efectúe, y el inmediatamente anterior, suministrar vitamina K en el


agua de bebida (1,5 g/litro) para prevenir hemorragias; este suministro debe
acompañarse de glucosa, pues la vitamina K es muy amarga.
2. Los comederos han de tener un mínimo de 2 cm. de altura de pienso durante los días
del corte, para evitar que el pico choque con superficies duras, lo que provocaría
hemorragias.

5. CRIANZA DE LOS MACHOS

En este capítulo ya se comentó la posibilidad de criar a los machos junto o separadamente de


las hembras. La cría separada de sexos posibilita un mayor control sobre el peso de los
machos. Además, permite poder instalar y aclimatar a los machos a los gallineros de
reproducción antes de alojar a las hembras.
Lo ideal es que dispongan de una línea de comederos independiente. Sin embargo, es
corriente que esto no sea viable en la mayoría de las situaciones y los machos tengan acceso
a parte de las mismas líneas de comederos que las hembras, aunque estén en un departamento
independiente. En estos casos, la diferencia de cantidad a suministrar se añadirá
manualmente, si es que los comederos no pueden ser regulados individualmente para añadir
esa cantidad.

Los machos se reunirán con las hembras en la nave de puesta, entre las 17 y las 20 semanas
de edad, según la edad de traslado a dicha nave.

A las 24 semanas de edad, los machos deben ser un 30% más pesados que el peso estándar
de las hembras.

Deben eliminarse las aves sexadas incorrectamente y cualquier macho con defectos físicos.
En circunstancias normales, el número calculado de machos por cada 100 hembras debe ser
de:

 Al inicio: 12-15
 En reproducción: 10-11

6. LA ILUMINACIÓN

En un punto anterior se comentó la importancia que tiene el conseguir la madurez sexual en


el momento adecuado y sabido es que dicha madurez está regulada, principalmente, por los
estímulos lumínicos.

En el proceso de la madurez sexual influyen, entre otros factores, la intensidad lumínica, el


ritmo oscuridad-iluminación y, fundamentalmente, la duración de la iluminación; así, si se
somete a un grupo de pollitas a períodos crecientes de iluminación, se adelanta la madurez,
y si las sometemos a períodos decrecientes, se retrasa la edad de inicio de la puesta. El
mecanismo de actuación de la luz sobre el proceso de maduración sexual es de naturaleza
neuroendocrina.

6.1. Programas de iluminación

Los posibles programas de iluminación durante el período de cría dependerán básicamente


de dos factores:

a) La estirpe.

b) El tipo de alojamiento (con ventanas o sin ellas)

En cualquier caso, siempre debe respetarse la siguiente regla:


DURANTE LA FASE DE CRÍA-RECRÍA,

NUNCA SE APLICARÁN FOTOPERÍODOS CRECIENTES

Durante los primeros días es conveniente tener las luces encendidas durante todo el día,
aunque sea con baja intensidad, para permitir a las pollitas orientarse y conocer la disposición
de comederos y bebederos.

Los programas pueden ser de dos tipos:

1. Programas decrecientes: Se reduce paulatinamente la duración de la iluminación


hasta un determinado número de horas, que se mantiene hasta el momento en que se
desee iniciar el estímulo luminoso.
2. Programas constantes: El mencionado número de horas se aplica durante todo el
tiempo, hasta que se inicia el programa de estimulación lumínico, como en el caso
anterior.

La posibilidad de aplicar estos programas varía con el tipo de nave, según sea cerrada o con
ventanas.

A. Naves con ventanas:

En estas naves hemos de contar, obviamente, con la luz natural, que nos va a condicionar el
programa. En consecuencia, el programa variará con la fecha de nacimiento de las aves,
teniendo en cuenta, además, que el fotoperiodo en una misma fecha también varía con la
latitud. Con estas consideraciones queremos recalcar que cada lote necesita "su programa".

A.1. Programa decreciente. En primer lugar, se debe conocer el número de horas de luz
natural que va a tener el día cuando las aves alcancen las 19 semanas de edad (o cuatro
semanas antes del inicio previsto de la puesta).

Conocido este dato, se calculan las horas de luz que deben aplicarse la primera semana,
teniendo en cuenta que el tiempo de iluminación se irá disminuyendo semanalmente, siempre
en la misma cantidad, hasta alcanzar, en la semana 19, la duración de la iluminación natural,
pero sin bajar de las 8-10 horas a las 15-16 semanas.

Cuando el período de recría coincide inicialmente con un fotoperiodo natural creciente y


posteriormente es decreciente, hay que establecer cuál será el día más largo en el período de
recría. Se seguirá el programa del párrafo anterior, pero reduciendo las horas de luz para que
equivalga al día natural más largo. A partir de éste, se usará la luz natural, que estará
disminuyendo.

A.2. Programa constante. Como su propio nombre indica, consiste en suministrar, durante
todo el período de cría y recría, el mismo número de horas de luz, igual a la duración del día
natural cuando las aves alcancen esa edad. En naves con ventanas, este tipo de programa
puede plantear un grave problema:
Es prácticamente inaplicable cuando las aves nacen en una época tal que, en esta fecha, la
duración de la luz natural es mayor que en el día en que los animales cumplen 19 semanas
de edad.

No obstante, un programa decreciente de luz puede ser comprometido de aplicar, en el caso


de una nave con ventanas, cuando la luz natural a las 19 semanas de edad de las aves sea muy
elevada (caso de las aves nacidas en España en Febrero-Marzo). En este caso, surge el
problema del costo (hay que empezar el programa prácticamente con 24 horas diarias de luz),
e incluso el descenso semanal puede ser obligatoriamente pequeño.

B. Naves sin ventanas:

Lógicamente, naves de esta naturaleza tendrán un coste inicial mayor y también requerirán
una mayor atención de mantenimiento; aun así, son las aconsejables para esta delicada y
trascendental fase productiva. En este caso ya no se depende de la luz natural y, por tanto, se
puede actuar libremente.

B.1. Programa decreciente Un programa aplicable podría ser el siguiente:

Semana 1ª 2ª 3ª 4ª 5ª 6ª - 15ª
Horas luz 22 - 24 18 12 10 9 6-8

A partir de la 15ª semana, se aumenta progresivamente hasta las 10-12 horas diarias.

B.2. Programa constante. Se dan todos los días 6-8 horas diarias de luz, hasta las 15
semanas de edad, con lo que se asegura que las aves no alcancen la madurez antes de
tiempo.

Alimentación y control de peso en las


futuras ponedoras

1. SUMINISTRO DE ALIMENTO SÓLIDO

En la selección de los reproductores pesados se ha hecho mucho hincapié, pensando en el


pollo de carne, en los siguientes caracteres:

a.- Velocidad de crecimiento.

b.- Buen índice de transformación de pienso a carne.


c.- Conformación de la canal.

Estas características, que son las ideales para el producto final, el broiler, comportan,
paralelamente, un apetito voraz, que presenta problemas en los reproductores, a causa de su
tendencia al engrasamiento y a la presentación de una madurez precoz, que penaliza su
producción.

El sobrepeso debe evitarse porque las aves que llegan a la madurez con un exceso de grasa,
consiguen peores rendimientos que los que la alcanzan con el peso adecuado. Esta merma de
la efectividad productiva se traduce en varios puntos:

a. Menor tamaño del huevo.

b. Menor número de huevos incubables.

c. Mayor riesgo de muerte por prolapso del oviducto.

Para prevenir el sobrepeso, se ha de actuar restringiendo la alimentación desde la fase de cría-


recría. Con ello, además, se influye paralelamente en el retraso de la madurez sexual.

Por otro lado, los machos deben mantenerse también con un peso adecuado que les permita
desarrollar posteriormente el máximo de su poder fecundante y evitar los problemas de
locomoción.

Hay una gran variedad en cuanto a sistemas de alimentación y todos pueden ser válidos si el
doble fin que se busca se consigue, es decir, mantener los pesos recomendados y lograr la
mayor homogeneidad de las aves. Sea cual fuere la forma de alimentación que se vaya a
emplear, hay una premisa que siempre se debe tener en cuenta: EL PIENSO DEBE
PESARSE SIEMPRE, cada vez que se reparta.

También debe quedar muy claro que, para que cualquier sistema de restricción alimenticia
pueda emplearse con éxito, se debe contar con sistemas rápidos de distribución de pienso,
que permitan repartirlo en el menor tiempo posible (diez minutos) y debe haber los
suficientes comederos para que todas las aves puedan comer al mismo tiempo. Por supuesto,
el pico deberá estar correctamente cortado y las condiciones ambientales deben ser las
adecuadas.

El programa de restricción alimenticia tiene que comenzar pronto (en torno a las 4 semanas
de vida) para que sea efectivo. El crecimiento es más difícil de controlar si la restricción se
inicia después de las 12 semanas.

2. PROGRAMAS O SISTEMAS DE RESTRICCIÓN


Se pueden aplicar varios métodos de restricción alimenticia, con la finalidad de mantener a
las aves en el límite de su peso estándar:

a) Restricción de la cantidad de alimento a ingerir (es el único realmente eficaz).

b) Suministro de un pienso de inferior nivel proteico o con carencia de algún aminoácido


esencial. Disminuye la ingestión, pero afecta al desarrollo de las aves, especialmente
sensibles a la carencia de ciertos aminoácidos.

c) Restricción de la ingestión de agua, que es obligada, dado que, al carecer las aves durante
muchas horas de pienso, juegan con ella humedeciendo la cama. No obstante, una restricción
de agua demasiado rigurosa y/o cuando las temperaturas son muy elevadas puede ser
peligroso y originar problemas.

El método más lógico de aplicar durante esta fase es el de la restricción de la cantidad de


alimento a ingerir. Veamos algunos sistemas.

2.1. Alimentación diaria

Como su nombre indica, consiste en suministrar diariamente la cantidad restringida. Este


suministro debe hacerse:

 en una sola vez


 por la mañana
 siempre a la misma hora

Para la aplicación de este sistema se requiere que el departamento o la nave no sea muy
grande, ya que, sobre todo durante las primeras semanas de restricción, la cantidad de pienso
no es mucha y con departamentos grandes se corre el riesgo de que el pienso sólo alcance
hasta una parte del recorrido del circuito del comedero, con la consiguiente aglomeración de
los pollitos, dando lugar a una rápida desigualdad del lote.

2.2. Skip-A-Day

También llamado DIA SI, DIA NO. Consiste en dar la ración correspondientre a los dos días
en uno sólo y dejar el siguiente en ayuno. El objeto de este sistema es ofrecer una mayor
posibilidad de nutrirse a las pollitas que no poseen la misma capacidad de ingesta que el
resto.

El programa SKIP-A-DAY tiene el inconveniente de que, sobre todo en la segunda mitad de


la recría, la cantidad de pienso que se da el día de reparto es muy grande, superior incluso a
la que se va a dar en el pico de puesta, lo que puede dar lugar, en días calurosos, a problemas
de asfixia. El día de suministro, las aves están hambrientas y son capaces de consumir grandes
cantidades de pienso en poco tiempo. A causa de ello, se dilata el buche y éste puede ejercer
una presión excesiva sobre la tráquea. Por otro lado, la gran cantidad de pienso ingerido
aumenta el tamaño del tracto digestivo, con el efecto secundario de un incremento de la
sensación de hambre (apetito) durante el período de puesta.

Una vez que consumen el alimento en los días de alimentación, las aves se dedican a tomar
agua, seguido de un mayor consumo los días de ayuno, lo que da lugar a la producción de
unas heces más líquidas.

La recomendación general es que la cantidad de pienso que se dé el día que comen no sea
nunca mayor que la que van a consumir en el momento de máximo consumo de período de
producción.

Para tratar de evitar los problemas del Skip-A-Day, aparecieron otros sistemas que se pueden
considerar intermedios de los ya citados, que pretenden reunir las ventajas de ambos. Así, los
días en que se aporta pienso, se hace en mayor cantidad que en el método "pienso diario"
(menor peligro de heterogeneidad), pero en menor que en el Skip-A-Day (menor voracidad).

2.3. Dos días SI, un día No

El pienso de tres días se distribuye en sólo dos (mitad y mitad), y de una vez en cada ocasión.

2.4. Cuatro días SI, tres días No

Consiste en repartir el pienso de toda la semana en 4 días, dejando 3 de ayuno. Por ejemplo,
el pienso se suministra lunes, miércoles, viernes y sábado.

Normalmente, tanto este método como los dos anteriores se siguen hasta que las aves tienen
unas veinte semanas; entonces, se pasa a la alimentación diaria.

En cualquier caso, el objetivo es conseguir un correcto ritmo de crecimiento, adecuándose a


la evolución de pesos que recomienda la casa suministradora de los pollitos. Es necesario que
el crecimiento sea homogéneo y que a las 20-21 semanas se alcance, de manera uniforme, el
60% del peso deseado en el pico de producción (31-33 semanas).

Cuando las futuras reproductoras se recrían en alojamientos que no tienen ambiente


controlado, hay ligeras diferencias según la época de nacimiento. Así, las pollitas nacidas
entre Abril y Septiembre alcanzarán la madurez sexual más tarde que las nacidas entre
Octubre y Marzo (al revés en el Hemisferio Sur), puesto que la 2ª mitad de la recría coincide,
en el primer caso, con fotoperiodos decrecientes.

No debemos olvidar que las recomendaciones que dan las guías de manejo de cada tipo o
línea genética están elaboradas con carácter general, es decir, sin conocer las especificaciones
de cada granja ni el tipo de pienso que han de recibir las aves. Se comprende, pues, que no
haya que tomarlas más que como orientación, prevaleciendo siempre el criterio del técnico.
3. EL CONTROL DEL PESO

El pesaje de las aves es fundamental, ya que es la única fuente de datos que vamos a poseer
para controlar el suministro de pienso.

El control de peso debe iniciarse muy pronto, a las 3-4 semanas de edad, y llevarse a cabo
semanalmente durante toda la cría-recría. El número de aves a pesar debe ser como mínimo
de un 5% de la población.

Uno de los objetivos más importantes durante la cría-recría de reproductores es el lograr


manadas homogéneas. Se considera que una manada es uniforme cuando el 80% de las aves
pesadas oscila dentro de una variación de ±10% respecto al peso medio de las aves
controladas.

No obstante, este concepto de homogeneidad, con ser importante, no es suficientemente


exigente, ya que no se relaciona con el peso estándar que deben tener las aves en un momento
determinado. Es decir, un lote puede ser muy homogéneo pero puede estar, por ejemplo, 200
g. por debajo del peso correcto. Si el margen del 10% antes citado no se toma sobre el peso
promedio, sino que se calcula sobre el peso estándar, y la relación de pesos se compara con
éste, ello quiere decir que si el 80% de las aves pesadas se encuentra en este intervalo, el lote
se encuentra homogéneo y en su peso.

Los pesos individuales tomados se pueden registrar en una tabla, a modo de histograma. Esto
permite juzgar la uniformidad de ese lote con una simple impresión visual, permitiendo así
alertar al personal en caso de existir problemas. No obstante, deberemos hacer algunos
cálculos para tener una idea más precisa del peso del lote:

a) Peso promedio del lote.

b) Rango de peso del lote. Se define como la diferencia de peso entre las aves más pesadas y
las más ligeras.

c) Distribución de peso de la manada.

d) Coeficiente de variación.

Todas las decisiones sobre las raciones estarán basadas en la desviación del peso medio
respecto del peso estándar. Se calculará el Coeficiente de Variación como una medida de la
distribución de pesos. La fórmula más simple es la que sigue:

CV (%) = (Rango del peso x 100)/(Peso medio x F) = (Desviación típica x 100)/Peso


promedio

El factor F depende del tamaño de la muestra:

Cantidad Factor Cantidad Factor


10 3,08 60 4,64
15 3,54 65 4,70
20 3,73 70 4,76
25 3,94 75 4,81
30 4,09 80 4,87
35 4,20 85 4,90
40 4,30 90 4,94
45 4,40 95 4,98
50 4,50 100 5,02
55 4,57 150 5,03

Si un lote muestra una uniformidad pobre, se pueden tomar las siguientes medidas:

1. Agrupar a las aves en categorías según el peso y alimentar a cada grupo dependiendo
de sus necesidades.
2. Reducir la densidad de población.
3. Aumentar la cantidad y/o cambiar la distribución de comederos y bebederos.
4. Comprobar si las condiciones ambientales son correctas.

El método de medir la uniformidad, expresando ésta en términos de porcentaje de las aves


dentro de ±10% del peso promedio, proporciona una precisa indicación del número de aves
incluidas dentro del peso promedio. Sin embargo, no toma en cuenta, a diferencia del CV
(%), las aves muy pesadas ni las muy ligeras. En el caso de los reproductores, son los
extremos de la población los que requieren una atención más cuidada y un especial manejo.
La tabla siguiente ilustra la relación entre un CV y el porcentaje de población incluida dentro
del ±10% del peso promedio, en poblaciones con una normal distribución de los pesos.

Coeficiente de variación y uniformidad

CV % % Uniformidad ± 10%
 5  95,4
 6  90,4
 7  84,7
 8  78,8
 9  73,3
 10  68,3
 11  63,7
 12  58,2
 13  55,8
 14  52,0
 15  49,5
 16  46,8

El objetivo durante el período de recría debería ser el tener el peso correcto para la edad con
un CV del 8% a los 140 días (80% de uniformidad, aproximadamente).
4. EL PROGRAMA DE ALIMENTACIÓN

Durante las 4 primeras semanas, la ingestión de pienso es fundamentalmente ad libitum. A


partir de ese momento, la cantidad de pienso a suministrar es función de la estirpe explotada
y, por ello, el programa a aplicar será el proporcionado por el productor de dicha estirpe.
También es aconsejable, como ya se ha indicado, iniciar el control del consumo a partir de la
4ª semana, de acuerdo con los pesos obtenidos.

Normalmente se utilizan dos tipos de pienso, el de cría y el de recría, aunque en ocasiones se


emplean tres y otras veces sólo uno. En el cuadro 1 se indican sus características principales

Cuadro 1. Características principales de los alimentos recomendados para hembras y


machos, futuros reproductores. (Guía de manejo Vedette ISA)

Arranque Crecimiento

(0-6 sem) (7-21 sem)


Machos y Hembras Machos Hembras (1)
 2.650-
 E.Met (Kcal/día)  2.800  2.700
2.750
 Proteína Bruta  18  15,5
 14-15
 Metionina  0,44  0,32
 0,32
 Met. + Cis.  0,75  0,62
 0,60
 Lisina  1,00  0,72
 0,70
 Treonina  0,72  0,65
 0,60
 Triptófano  0,20  0,16
 0,17
 Fibra Bruta  4  6
 7
 Grasa Bruta  5  5
 3
 Ac. Linoléico  1,3  1,3
 1,3
 Calcio  1,1  1,00
 0,45
 Fósforo disp.  0,5  0,45
 0,45

(1) Estas necesidades son también las de la fase de producción

Los valores de la tabla, excepto los de la energía, están expresados en %

Es importante señalar que el cambio de pienso de cría (arranque) al de recría (crecimiento)


debe realizarse de forma progresiva, de manera que las aves puedan irse habituando a dicho
cambio. Como mínimo, la transición de pienso debe efectuarse en cuatro días (mejor 7 u 8).
Dado que el efectuar un cambio de este tipo es sumamente engorroso, hay que prestar
especial atención a la mano de obra directa durante estos días. Cambios de pienso mal
efectuados tienen repercusiones importantes en la evolución de las aves.
5. EL CONSUMO DE AGUA

Al mismo tiempo que se restringe la alimentación, debe restringirse el consumo de agua,


porque de lo contrario éste será muy elevado y dará lugar a excrementos muy líquidos que
humedecerán excesivamente la yacija.

Un programa de restricción de agua podría ser el siguiente:

1. Día de alimentación. Se suministra el agua desde que se inicia el reparto de pienso


hasta aproximadamente una hora después de que lo hayan consumido, para luego
cortarla el resto del día.
2. Día de ayuno. Únicamente se suministra agua por un período de 2 horas durante el
día.

No obstante, es el propio avicultor el que debe marcar el programa de restricción de agua, de


acuerdo con el estado de la yacija, la humedad ambiental y el estado de las aves. En cualquier
caso, no se hará ninguna restricción de agua en casos de tratamientos medicamentosos o
cuando las temperaturas ambientales sean superiores a 26ºC.

6. ALIMENTACIÓN EN EL PERÍODO DE PREPUESTA

Es un período sumamente importante, porque se producen una serie de cambios críticos


(alojamiento, manejo, iluminación, alimentación) para el ave y su producción futura de
huevos.

El período de prepuesta suele abarcar desde las 18 hasta las 23 semanas de edad, aunque,
más que la edad, el criterio a seguir para todas las consideraciones es el porcentaje de puesta.
La base común suele establecerse en el 5% de puesta.

Durante este período, el programa de alimentación restringida seguido se suspende para pasar
a un suministro diario de alimento.

En estas semanas parece beneficioso el suministro de una dieta con alto contenido en proteína
(18%) y en aminoácidos esenciales, recomendándose además niveles de calcio de un 1,50-
1,75% y de un 0,42-0,45% de P-Disponible.

Al principio de la semana 24 de edad (5% de puesta) el lote debe alimentarse con una dieta
convencional de reproductoras de bajo contenido en proteínas (14-16%).

Tipos de alojamientos para reproductoras en fase de puesta


Autores: Antonio Callejo Ramos
1. INTRODUCCIÓN
Tras el período de cría y recría, que puede considerarse como un "período de inversión", las aves entran
en la fase de producción: la puesta.

Esta fase debe rentabilizar todo el proceso productivo y se suele prolongar, con las estirpes actuales en
explotación, hasta las 64-65 semanas de vida, aproximadamente. La edad a la que van a ser repuestas
las aves es función de un buen número de factores (nivel de puesta, calidad de la misma, % de
nacimientos, situación del mercado, etc.), pero todos estos factores se deben subordinar a un objetivo
muy definido: la obtención de un producto final en condiciones de coste adecuadas a las circunstancias.

Aunque la cría y la recría van a influir decisivamente en los rendimientos obtenidos durante el período de
puesta, esto no nos debe hacer olvidar la enorme importancia de los alojamientos, la alimentación y el
manejo durante la fase productiva.

2. TIPOS DE ALOJAMIENTOS
En principio, para la puesta en la explotación de reproductoras pueden utilizarse dos tipos de alojamientos:

1. Sobre suelo.

2. En batería (jaulas).

A su vez, cada uno de ellos admite variantes y ha ido evolucionando a lo largo del tiempo al exigir las
estirpes, cada vez más selectas, mejores y más eficaces condiciones de alojamiento.
2.1. Sobre suelo
Este sistema de explotación ha ido evolucionando a partir del modelo originario sobre yacija (igual que el
utilizado en cría y recría), presentando en la actualidad varias alternativas:
2.1.1. Sobre yacija exclusivamente
Es el más antiguo y aún bastante utilizado, pues es en el que las aves están más cómodas y en el que
mayor es la tasa de fertilidad (menos problemas de aplomos). Por contra, es el que menor densidad de
aves permite.
2.1.2. Mixto (yacija+slats)
Es el sistema que ha tenido mayor difusión en la última década. Una parte variable de la superficie de la
nave está cubierta por aseladeros, elevados sobre el suelo (Figura 1):

Figura 1. Esquema de una disposición de nidal central para una nave de reproductores pesados
con slat parcial
Sus principales ventajas sobre el modelo tradicional son:

1. Mayor densidad de aves (que aumenta según lo hace el porcentaje de superficie cubierta por los
aseladeros).
2. Menor número de huevos sucios (por mayor limpieza de las aves y por descenso del número de
huevos puestos en el suelo).
3. Ligera disminución de las necesidades nutritivas de las aves y de la mano de obra precisa.
4. Cierto aumento del tamaño medio del huevo.

5. Mejores condiciones para el descanso de los animales.

Como es lógico, también se dan ciertos inconvenientes:

 Mayor frecuencia de lesiones podales en los gallos, lo que plantea problemas para la cubrición, con la
consiguiente disminución de la fertilidad del lote, aunque el número de huevos incubables por unidad
de superficie es más elevado, dada la mayor densidad.
 Ligera disminución de la puesta (2-3 huevos menos).

 Sensible incremento de las inversiones iniciales.

Desde el punto de vista productivo, parece ser que lo más aconsejable es que los aseladeros ocupen las
2/3 partes de la superficie libre total.
2.1.3. Suelo de slats (total) (Figura 2)
Este modelo permite una densidad de aves mayor que los dos anteriores.
Al margen de la elevada inversión inicial, el principal inconveniente de este modelo es la fertilidad, al
dificultar la cubrición de las gallinas. Además, la incidencia de las lesiones podales puede llegar a ser muy
importante, especialmente en las estirpes más pesadas.
Figura 2. Nave con slat total y nidales en posición central

2.2. En jaulas
Aunque la inmensa mayoría de los reproductores pesados de todo el mundo se hallan instalados sobre
yacija (con o sin "slat"), éste no es el único medio de explotación, pues caben también estas otras
opciones.
2.2.1. Jaulas coloniales
Se realiza monta natural, teniendo a los gallos en grupos reducidos junto con las gallinas.

En comparación con la explotación clásica sobre yacija/"slats", tiene las siguientes ventajas:

 Permite casi triplicar la densidad de población de la nave.

 A falta de huevos sobre el suelo o en nidales sucios, se reduce drásticamente la producción de huevos
sucios, lo que representa un mayor porcentaje de huevos incubables.
 Se ahorra al menos un 10% en el consumo de pienso de los reproductores debido a la reducción de
sus necesidades energéticas por el menor ejercicio que hacen.

En cambio, tiene estos inconvenientes:

 Se reduce la fertilidad (de un 5 a un 12%), debido principalmente a que los machos se hallan sobre
un tipo de piso, los alambres de las jaulas, antinatural, de lo cual se resiente el estado de sus patas y
dedos, con el consiguiente perjuicio sobre las cubriciones.

 La oferta comercial de este tipo de jaulas es aún escasa.

 No puede practicarse un programa de alimentación separada por sexos.


2.2.2. La inseminación artificial
Se utilizan jaulas individuales, estando los gallos separados de las gallinas. La inseminación artificial (IA)
está muy extendida en la reproducción industrial del pavo, pero con una difusión mucho menor en gallinas.

Presenta las siguientes ventajas:

 Hay un verdadero ahorro de machos, al requerirse sólo un 2-3%, en lugar del habitual 10% de las
explotaciones sobre yacija.
 También hay un menor consumo de pienso, del orden de 5 kg/animal y año.

 Aumenta el peso del huevo en 1 ó 2 g., lo cual representa, a su vez, un ligero aumento en el peso final
del pollo.

 Se pueden utilizar aves con un marcado dimorfismo sexual, por ejemplo, machos superpesados y
reproductoras "enanas".

 Si se sigue una adecuada rotación de gallos, se puede tener una fertilidad mucho más elevada.
 Las gallinas pesan de 150 a 200 g. más en el momento de su venta.
 Se ahorra yacija, tanto en su adquisición como en su distribución.

 El pollito recién nacido resulta más barato a causa de todo ello.


 Se reducen posibles problemas de parásitos internos.

Estos cuatro últimos puntos constituyen ventajas que pueden hacerse extensivas al sistema que utiliza
jaulas coloniales.

Sin embargo, existen los siguientes inconvenientes:

 Hay que realizar una inversión elevada en instalaciones y no todos los locales ya existentes serían
aptos para instalar jaulas de reproductores.
 Hay que dominar perfectamente la técnica de la IA.

 El personal debe tener un alto grado de cualificación, con un mayor reconocimiento salarial.

 Aunque el hecho de que los reproductores estén en batería permitiría reducir el trabajo, la IA lo
aumenta notablemente, pudiendo estimarse que para el conjunto de operaciones en una granja de
10.000 reproductoras se requieren dos personas.
Sin embargo, actualmente son muy pocas las instalaciones comerciales de este tipo. El personal supone
un grave "hándicap", tanto por la gran especialización que se requiere, con el coste de formación
correspondiente, como por la dependencia que hay que tener siempre de él. Además, la puesta en
práctica en los últimos años de sistemas de alimentación separada de los machos ha permitido
mejorar sustancialmente la productividad y, en especial, la fertilidad.

Condiciones y equipamientos de la nave de


puesta de reproductoras

1. LA DENSIDAD

La densidad de las aves varía según haya o no aseladeros, según sea el tipo de ventilación
que tenga la nave y según se trate de estirpes pesadas, ligeras o semipesadas. En el cuadro
4.1 se reflejan las densidades aconsejadas.

Cuadro 1. Densidad de animales en cría-recría y puesta de reproductoras (Sanz, 1997)

Nave abierta Nave cerrada

kg ave/m2 14-20 28-40


Número de aves/m2
Cría-
Producción Cría- recría Producción
recría
Pesadas 6-8 4.5-5.5 10-12 1 8-10

Semipesadas 9-10 6-8 8-20 10-14

Ligeras 14-15 8-10 25-28 14-18


 1º cifra: nave sin slat
 2º cifra: con slat
 En ambos casos, se incluye la parte proporcional de machos

2. LOS COMEDEROS

De los tipos de comederos que se explicaron en el capítulo 4, nos parece que los sistemas de
reparto en tolvas o platos son los más adecuados, puesto que las aves comienzan a comer
simultáneamente tan pronto se reparte el pienso. O también una variante del arrastre mediante
sinfín, recientemente introducido en el mercado, que es aquella en la cual el pienso circula
por un canal, es decir, cerrando un circuito, a diferencia del sinfín clásico con caída en tolvas.
El sinfín, en este caso, pasa por el fondo del canal y a tal velocidad que las aves no pueden
comer en tanto no se ha detenido.

El aspecto de la alimentación separada de los machos merece una atención particular,


pudiendo solucionarse de diversas formas. La más clásica es la de colocar una rejilla sobre
el comedero normal, a efectos de no permitirles acceder al pienso de éste, el cual queda
reservado a las gallinas. A los machos se les alimenta en tolvas o platos suspendidos más
altos, de tal forma que las gallinas no puedan alcanzarlos.

La separación de las varillas de la rejilla es crítica, debiendo hallarse entre 41 y 43 mm


(Figura 1). Sin embargo, se ha comprobado que con esta separación se producen, a veces,
irritaciones del área ocular en gallinas a partir de las 50-52 semanas de edad. Esto produce
una disminución de la producción, al no poder consumir la gallina la suficiente cantidad de
pienso. Por este motivo, algunos fabricantes de comederos recomiendan dar una separación
de 44 mm entre rejillas. Si bien es cierto que, en las primeras semanas, alrededor de un 10%
de los gallos pueden acceder al comedero de las hembras, también lo es que estos machos
probablemente son los más pequeños y puede incluso ser recomendable que ingieran una
mayor cantidad de pienso.

Figura 1. Esquemas de rejillas para comederos de reproductoras. Izquierda: sin


protección superior; derecha: con tubo de plástico superior (tomado de Castelló, 1991).

Cuadro 2. Necesidad de comederos en cría-recría y puesta de reproductoras (Sanz, 1997)

Tolvas-Plato ( Ø 40 cm)
Canal (cm/ave)
(uds/100 aves)
Cría-
Producción Cría- recría Producción
recría
Pesadas 5-12 14-16 5-8 10

Semipesadas 4-10 12-14 5-8 10

Ligeras 4-8 10-12 5-8 8


 1º cifra: nave sin slat
 2º cifra: con slat
 En ambos casos, se incluye la parte proporcional de machos

3. LOS BEBEDEROS

Es necesario señalar ciertos aspectos en el caso de aves pesadas: la restricción de agua que
se les práctica, al mismo tiempo que la de pienso, unida a su masa corporal, hace que se
trabaje con bebederos de tipo "campana" (Plasson®) suspendidos suela verterse una cierta
cantidad de líquido a su alrededor.

La solución a este problema pasa por la regulación de la altura del agua en el bebedero y por
asegurarse de que éste oscile lo menos posible, para lo cual es fundamental la colocación de
un contrapeso interior.

La tendencia actual es que los bebederos de copa estén sustituyendo con relativa rapidez a
estos modelos más clásicos de campana.

En el siguiente cuadro 3 se exponen las recomendaciones en relación con la cantidad de


bebederos para reproductores.

Cuadro 3. Necesidades de bebederos en cría-recría y puesta de reproductoras. (Sanz,


1997)

Canal Tetina Campana

(cm/ave) (nº aves/Ud,) (nº aves/Ud.)


Cría-recría 2 12-15 100-120
Pesadas
Producción 2,5 10-12 75-80

Cría-recría 2 12-16 125-130


Semipesadas
Producción 2,5 10-14 80-100
Cría-recría 1,5 15-18 125-150
Ligeras
Producción 2 12-15 100-110

4. NIDALES O PONEDEROS

Los nidales son un elemento fundamental en la nave de reproductores y uno de los temas que
más controversia suscita, tanto por lo que respecta a su tipo como a su colocación en el
gallinero. Esto es fácil de comprender si se piensa que las prioridades de la gallina y del
avicultor son diametralmente opuestas y que no siempre son fáciles de compaginar. Pensando
en la gallina, los ponederos deberían ser:

 Confortables y acogedores.
 Fácilmente accesibles.
 Seguros.

En cambio, pensando en los avicultores:

 Económicos y duraderos.
 De fácil recogida de huevos.
 Higiénicos (huevos limpios).

Se puede hacer una clasificación de los distintos tipos de ponederos según múltiples criterios:

 Número y dimensión.
 Tipo de recogida.
 Tipo de piso.
 Material de construcción.

Actualmente, los nidales son, en general, metálicos o de material plástico. El nidal individual,
es decir, el que únicamente permite la permanencia de un ave en su interior, nos parece el
más aconsejable.

El nidal individual posibilita un mejor control y en él el número de huevos rotos es menor, si


bien hay que evitar un número excesivo de nidales (lo recomendable es 1 nidal/4-5
ponedoras).

Aunque es preferible la recogida manual, por el mejor trato que se les da a los huevos, la
necesidad en muchos lugares de reducir la mano de obra (por su coste) en la granjas ha dado
lugar a que los ponederos de recogida mecánica o automática de los huevos se lo habitual
hoy día.

Otras características relacionadas con sus dimensiones se muestran en el cuadro 4.


Los nidales tienen la importantísima misión de colaborar a que la puesta en la yacija sea la
mínima posible. Los huevos depositados en el suelo ocasionan varios problemas:

 Se ensucian y contaminan.
 Se pueden romper.
 Se dificulta su recogida.
 Favorecen la cloquez de las gallinas.

Cuadro 4. Dimensiones de nidales individuales (en cm) (Sanz, 1997)

Ancho Largo Alto


Pesadas 30-45 30-35 35-45

Semipesadas 30-40 30 35-40

Ligeras 25-35 25-30 30-40

Es fundamental, por tanto, un adecuado manejo de los nidales:

1. Deben colocarse en la nave con la suficiente antelación (1-1,5 semanas) antes del
inicio de la puesta.
2. Debe colocarse cama en su interior, la cual debe renovarse periódicamente para
mantenerlo siempre limpio y seco. En los ponederos de recogida automática, la cama
se suele sustituir por una alfombrilla que permita la retirada del huevo sin penalizar
la comodidad de la reproductora.
3. Todas las noches deben cerrarse los ponederos, para evitar que las aves duerman en
ellos. Con ello se logra:
o Que los nidales estén más limpios.
o Que no se favorezca la aparición de la cloquez.
4. Salvo causa de fuerza mayor, no es aconsejable cambiar su ubicación mientras un lote
permanezca en la nave de puesta.

En la presentación en Power Point insertada en este mismo Tema 6, se pueden ver algunas
de las disposiciones más habituales de los nidales en las naves, bien longitudinalmente o
transversalmente.

Manejo y curva de puesta


Autores: Antonio Callejo Ramos
1. ILUMINACIÓN

Sabemos que la luz es el principal factor estimulante del complicado proceso de la


producción y puesta del huevo. Por ello, hay que garantizar el suficiente estímulo luminoso,
tanto en intensidad como en tiempo.

La intensidad luminosa aconsejable se sitúa entre 20 y 30 lux. Y, al contrario de lo indicado


para la cría y la recría,

DURANTE LA FASE DE PUESTA, NUNCA DEBE REDUCIRSE

LA DURACIÓN DEL FOTOPERÍODO

En los programas prácticos, se aumenta de forma gradual el tiempo de iluminación a partir


del que tenían al final de su estancia en la nave de cría y recría, hasta alcanzar las 14-16 horas
diarias de luz. Por encima de las 17 horas de luz, no se obtienen respuestas positivas.

2. TRIAJES

Cualquier ave improductiva es una fuente de problemas y de gastos. Para evitar la presencia
de estas aves en la explotación, es preciso efectuar de forma periódica una selección y
eliminación.

En los triajes hay que eliminar tanto a las aves con defectos físicos como a las gallinas que
no pongan, las cuales se reconocen por:

 la atrofia de su cresta.
 la mayor coloración de sus patas.
 la escasa separación de los huesos isquiáticos.
 su aspecto enfermizo.
 su delgadez.

3. LA CLOQUEZ

La presencia de gallinas cluecas (es decir, en fase de empollar) supone un serio problema por
tres motivos fundamentales:

a) Las gallinas cluecas no admiten al macho, con las consecuencias que ello tiene en la
fertilidad.
b) Las aves cluecas interrumpen la producción de huevos y sus ovarios y oviductos degeneran
por falta de actividad. El tiempo de regeneración de los mismos, necesario para reiniciar la
puesta, está directamente relacionado con la duración de la cloques.

c) Se produce un efecto de "imitación" de las demás gallinas y ello puede dar lugar a
importantes problemas en toda la nave.

La identificación de la clueca es sencilla:

 se resiste a salir del nidal


 eriza las plumas
 trata de picar
 emite un sonido ronco

Una vez que se han detectado las gallinas cluecas, se separan del resto del lote y se les somete
al siguiente tratamiento:

 Suministro de agua y alimento en mayor cantidad para que recuperen peso.


 Colocación de bombillas de alta potencia, para suministrar una iluminación intensa y
permanente, vigilando que la temperatura y la ventilación sean adecuadas.
 No prolongar esta situación más de 24-36 horas.

Dados los efectos negativos de la cloques, es preciso actuar a nivel preventivo. La cloques se
origina muchas veces por causas ligadas a errores de manejo, como:

a. Excesiva densidad de animales.

b. Insuficiente número de comederos y bebederos, o mala distribución de los mismos.

c. Insuficiente o inadecuada ventilación.

d. Escasa intensidad luminosa o falta de uniformidad en la iluminación.

e. Permanencia excesiva de los huevos en los nidales.

f. Peso insuficiente de las aves y/o heterogeneidad del lote.

g. Ponederos abiertos durante la noche.

h. Excesivo número de nidales.

i. Escaso o excesivo número de gallos activos.

j. Presencia de un proceso patológico subclínico.


4. NÚMERO DE GALLOS

En la fase de puesta, el número aconsejable de gallos activos es de 10 por cada 100 gallinas.
Un número más elevado da lugar a peleas entre ellos y a que, por tanto, no atiendan suficiente
o adecuadamente a su labor reproductiva.

Si en cría-recría se ha partido de un 15% de gallos, quiere decirse que habrá que ir eliminando
una tercera parte, con un criterio adecuado:

1. Machos que se desvíen en ± 15% del peso estándar.


2. Machos con defectos físicos (aspecto enfermizo, defectos en la columna, etc.).
3. Machos con problemas de aplomos: las patas y dedos deben ser fuertes y rectos. .

Este triaje debe hacerse, básicamente, en tres momentos:

a) A las 8 semanas de edad.

b) Al juntarlos con las hembras.

c) Al inicio de la puesta.

En algunas granjas se deja un mayor número de machos, con objeto de constituir una reserva
efectiva de machos, por si su utilización es necesaria. No debemos olvidar que:

 La mortalidad es significativamente superior en los machos.


 A una cierta edad (40 semanas) puede disminuir la fertilidad del lote por culpa de
los machos, bien por lesiones podales o bien por su excesivo engrasamiento.

La incorporación de los machos de renuevo a la manada debe hacerse de manera que sean
mínimas las peleas para establecer el nuevo orden jerárquico. Para ello es preciso que:

a) Los nuevos gallos estén bien seleccionados.

b) No sean excesivamente jóvenes respecto a los del lote, porque si no serán avasallados.

c) Se introduzcan por la noche, sin luz.

5. LA CURVA DE PUESTA

El objetivo fundamental de las explotaciones de reproductoras, sean éstas pesadas, ligeras o


semipesadas, es la de obtener el mayor número de huevos incubables por ave reproductora.

No es suficiente, pues, lograr una alta producción de huevos (condición necesaria), sino que
además hay que intentar reducir al mínimo el número de huevos no aptos para la incubación:
 Demasiado pequeño o demasiado grande;
 Con roturas o fisuras;
 Sucios;
 De forma atípica;
 Con dos yemas.

En consecuencia, deben controlarse tanto la curva de puesta como la incubabilidad de los


huevos producidos.

La puesta suele iniciarse, en aves reproductoras pesadas, alrededor de las 24-25 semanas. La
puesta aumenta con gran rapidez y suele alcanzar su máximo a las 30-32 semanas. En este
momento, el pico de puesta, la intensidad de puesta, se sitúa entre el 81 y el 86%, según
estirpes. Una vez rebasado el máximo, la curva de puesta va descendiendo progresivamente
y, a las 40 semanas de puesta (64-65 semanas de edad), el porcentaje de puesta suele estar
entre el 40 y el 50%. El porcentaje de incubabilidad sigue una curva "paralela", aunque su
máximo lo alcanza con un cierto desfase respecto al pico de puesta. El valor máximo de
eclosión suele estar en el 90%, aunque alguna estirpe puede alcanzar cifras superiores.
(Figura 1).

Figura 1. Curvas de puesta y de incubabilidad, (Cobb, guía de manejo).

A título meramente indicativo, pueden considerarse como válidas las siguientes cifras de
producción, referidas a estirpes explotadas en España y para el período productivo que se
refleja en el cuadro 1.
Cuadro 1. Rendimientos productivos medios de aves reproductoras. (Ovejero, 1992)

Estirpe Ligera Semipesada Pesada


Nº total de huevos/gallina alojada 244 - 250 235 - 240 162 - 182

Nº huevos incubables/gallina alojada 195 - 215 190 - 210 150 - 165

Tasa media de eclosión (%) 83 - 87 81,5 - 83 0 82 - 87

Nº pollitos obtenidos/gallina alojada 170 - 180 155 - 175 124 - 146

Mortalidad y triaje (% mensual) 0,5 - 1,0 0,5 - 1,0 0,5 - 1,0

6. ALIMENTACIÓN

El período comprendido entre el inicio de la fotosensibilización -final de la recría- (18-20


semanas) y la madurez sexual (24-25 semanas) es crítico en la vida del ave. La pollita sufre
una serie de cambios físicos y fisiológicos que van a incidir sobre su futura vida como
reproductora. El ave inicia el desarrollo de los órganos sexuales primarios y secundarios, con
el subsiguiente aumento de peso. Además, el hígado, bajo la acción de los estrógenos,
comienza su actividad de síntesis de componentes del huevo e incrementa igualmente su
tamaño. La puesta se inicia y, a partir de aquí, el huevo aumenta de tamaño cada día.

Todo ello tiene lugar en pollitas físicamente inmaduras, que necesitan seguir creciendo. Se
precisa, pues, un pienso formulado y suministrado con sumo cuidado.

A partir de las 30-32 semanas de vida, la puesta declina pero el huevo sigue aumentando de
tamaño. Más tarde, a las 37-39 semanas, la productividad global disminuye. El interés
prioritario es mantener a las reproductoras en buenas condiciones físicas, evitando el
engrasamiento y los problemas de aplomos y fertilidad.

El programa de alimentación de las reproductoras busca lograr altos índices de puesta, con
huevos de buena cáscara y tamaño aceptable. Igualmente importante es que estos huevos
produzcan un elevado número de pollitos vigorosos, lo que exige que sean fértiles e
incubables.

6.1. Alimentación en fases. Piensos de prepuesta

Tradicionalmente, un pienso de prepuesta establecía una fase de transición en relación con


los aportes de calcio, sin que ningún otro nutriente resultara modificado. Hoy en día se
centran más en la consecución de una buena puesta a edades tempranas, sin menoscabo de la
persistencia de la curva de producción.
El pienso de prepuesta debe ser manejado con precisión, debido a su alta concentración
nutritiva. Suministrado en exceso o por más tiempo del recomendado, engrasa a la pollitas,
incrementando los problemas de infertilidad, oviposiciones múltiples y escasa persistencia
de la curva de puesta.

En el cuadro 2. se exponen las recomendaciones nutritivas para gallinas y gallos


reproductores.

Cuadro 2. Recomendaciones nutricionales, (Mateos, 1993)

Prepuesta Puesta Machos

20 - 32 semanas 33 - 64 semanas 20 - 64 semanas


EM, kcal/kg 2.800 2.750 < 2720

Proteína bruta, % 16,2 15,0 12,5

Lisina, % 0,75 0,67 0,54

Metionina, % 0,35 0,31 0,24

Met + Cis, % 0,63 0,56 0,44

Calcio, % 2,8 3,2 0,8

Fósforo disp., % 0,38 0,32 0,31

Acido linoléico, % > 1,5 1,0 - 1,2 0,8

Cave (1984) observa una influencia positiva sobre la puesta de niveles proteicos altos durante
la prepuesta (Cuadro 3). Además, este pienso de prepuesta contiene cantidades extras de
ácido linoléico y fósforo disponible. Con ello se busca un buen tamaño del huevo y mejorar
la viabilidad del pollito recién nacido. Los niveles altos de fósforo ayudan a disminuir el
picaje y la mortalidad, sin afectar a estas edades a la calidad de la cáscara.

Cuadro 3. Recomendaciones nutricionales (Cave, 1984)

Control Prepuesta
EM, kcal/kg 2.780 2.780

PB, % 15,4 18,1

Lisina, % 0,60 0,80

Edad al 50% de puesta, días 192 193


Nº huevos/ave 101a 110b

Peso huevo, g 61,9 62,3

Puede no ser necesario situar el calcio a niveles demasiado altos, ya que en estas primeras
fases las necesidades son menores, por ser menor el tamaño del huevo.

Entre la entrada en puesta y el 45% de la misma, la cantidad de alimento debe aumentar en


unos 40 g. sobre la ración diaria que se consumía antes de iniciar la puesta.

Durante el período de puesta, lo que debe determinar las cantidades de pienso a repartir,
siempre bajo una base de su restricción diaria, es el ritmo de puesta de la manada o, más
exactamente, la masa exportada de huevo.

En general, las cantidades máximas de pienso a suministrar que se recomiendan por gallina
y día varían entre 160 y 170 g. para el período en que se registra la máxima puesta, es decir,
entre las 27-28 y las 34-35 semanas de edad.

Unas 4 ó 5 semanas después de haber sobrepasado el pico de puesta (un 3% inferior), ya se


puede comenzar a restringir el suministro diario de pienso. Una norma adecuada a seguir es
la de restar 1 g. de pienso por semana, siempre y cuando la producción descienda
normalmente, es decir, alrededor de un 1% semanal, hasta un mínimo de 140-150 g. por
gallina, cantidades de las que ya difícilmente se podrá descender.

6.2. Alimentación separada de machos

Los criterios nutricionales actuales se basan en las necesidades de las hembras para la
producción de huevos. En lotes con comedero único, los machos dominan a las hembras y
consumen proporcionalmente más que aquellas.

Sin embargo, sus necesidades energéticas son inferiores a 130 Kcal/día y, como
consecuencia, el macho tiende al engrasamiento. En los últimos años, empieza a ser práctica
habitual alimentar a los machos en comederos diferentes, usando un pienso distinto al de las
hembras. Esta práctica permite un mejor control del peso y del bienestar del macho y ha
mejorado drásticamente la fertilidad y el número de pollitos viables por lote.

Las recomendaciones nutritivas para los machos reproductores figuran en el cuadro 2.

La cantidad máxima de pienso debe ser aproximadamente de 125-130 g./macho y día, aunque
esta cantidad puede variar de acuerdo con los diferentes pesos estándar de las distintas
estirpes.

6.3. Control de peso

De igual modo que en la fase de cría y recría era necesario realizar un control de pesos, para
verificar que el ritmo de crecimiento y el peso alcanzado eran los idóneos en cada momento,
también en reproductoras en puesta es preciso controlar que el peso se ajusta a lo
recomendado por la casa suministradora y/o el criterio del técnico de la explotación.

Una rutina aconsejable a realizar , en el control de pesos, debe basarse en cuatro aspectos
fundamentales:

a) Periodicidad en el control

 Hasta el pico de puesta, el control ha de ser semanal.


 De las 32 a las 40 semanas, bisemanal.
 A partir de las 40 semanas, mensual.

b) Tamaño de las muestras

 Hasta las 32 semanas: 5% de las aves.


 De las 32 a las 40 semanas: del 2 al 3%.
 A partir de las 40 semanas: el 1%.

c) Desviación admisible. El peso medio de las aves debe estar dentro del intervalo del peso
estándar, más menos el 5% de dicho peso.

d) Homogeneidad deseable. El lote se puede considerar uniforme si, al menos, el 80% de


las aves se encuentra en el intervalo citado.

Manejo del huevo fertil antes de la


incubación
Autores: Antonio Callejo Ramos

1. INTRODUCCIÓN

En los actuales modelos de explotación de reproductoras se ha eliminado la incubación


natural. Desde una perspectiva económico-productiva, una incubación natural será
totalmente negativa, dado que el ave interrumpiría durante esta fase su puesta y disminuiría
con ello el número de huevos puestos por ciclo, que es precisamente la razón primera de su
explotación. Es preciso, por tanto, recurrir a la incubación artificial.

Para obtener el mayor número posible de pollitos viables de 1 día, no basta con obtener el
máximo número de huevos fértiles. Es preciso manejar éstos de forma adecuada para evitar
contratiempos al embrión, que afectarían a su posterior viabilidad.
Tampoco puede olvidarse el manejo adecuado del huevo durante el período de incubación,
ni las atenciones que requiere el pollito recién nacido.

Al estudio de esta fase fundamental del ciclo productivo dedicaremos el presente capítulo.

Básicamente, la ruta del huevo "fértil", desde "huevo hasta pollito", puede dividirse en 5
etapas:

1. Manejo del huevo


2. Incubación
3. Transferencia a la nacedora
4. Nacimiento de los pollitos (días 19 a 21)
5. Manejo del pollito de 1 día

2. MANEJO DEL HUEVO FÉRTIL

En la práctica, hay que partir de la base de que un cierto porcentaje de los huevos puestos por
las reproductoras no son aptos para afrontar con garantías de éxito el período de incubación.
Por esta razón, hay que tener en cuenta un serie de aspectos para determinar cuáles, de todos
los huevos puestos, van a ser los que se introduzcan en las máquinas incubadoras.

Por otra parte, el huevo fértil es un elemento vivo, que debe ser manejado desde la propia
granja con sumo cuidado y conforme a unas rutinas que no perjudiquen al potencial de
incubabilidad inicial de este huevo.

2.1. Recogida de los huevos

En cualquier granja de reproducción los huevos deben ser recogidos como mínimo tres veces
al día. El objeto es triple:

 evitar roturas.
 reducir las posibilidades de contaminación.
 evitar la aparición de la cloquez.

En épocas de temperaturas extremas (calor intenso o mucho frío), es aconsejable incrementar


la frecuencia de recogida a cinco. Si hace mucho calor y el huevo permanece excesivo tiempo
en el nidal, pueden tener lugar divisiones embrionarias, con consecuencias fatales para el
embrión, ya que luego el huevo se enfriará en el almacén.

Si las temperaturas son bajas, al enfriarse el huevo su contenido sufre una retracción y se
forma la cámara de aire por aspiración a través de los poros de la cáscara. Cuando la
superficie de ésta se encuentra sucia, la penetración de gérmenes es elevada.

2.2. Elección de huevos incubables


A la hora de proceder a la elección de los huevos puestos para ser enviados a la incubación,
habrá que tener presente las siguientes cuestiones:

a) El tamaño. No deben incubarse huevos de peso inferior a 52 g., ni superior a 69 g. En los


huevos pequeños, el desarrollo embrionario es difícil y los pollitos que nacen son más
pequeños y débiles de lo deseable (no deben pesar menos de 35 g.). Loshuevos
excesivamente grandes, más frecuentes al final del período de puesta, presentan dificultades
para su incubación, dado que:

 Se alarga su período de incubación.


 Aumenta el riesgo de deshidratación, porque suelen tener la cáscara más delgada de
lo normal, es decir, con una mayor conductividad a los gases.
 No caben en los alvéolos de las bandejas de incubación.

b) Las formas atípicas y roturas, así como las fisuras de la cáscara, que hacen inadecuados
a los huevos para la incubación (no llegan a buen fin o "explotan" durante el proceso).
Consecuentemente, se desecharán.

c) La limpieza . Los huevos sucios y los puestos en el suelo deben colocarse en bandejas
diferentes de los restantes huevos. Se desecharán, si son pocos los que presenten esta
condición. En caso contrario, se eliminarán los muy sucios y se someterá a los restantes a un
tratamiento diferenciado del de los huevos teóricamente limpios.

d) La edad de los reproductores . La incubabilidad de los huevos varía a lo largo del ciclo
productivo: es menor al inicio y al final de dicho período. Al inicio de la puesta, factores muy
importantes que afectan a la incubabilidad son:

 Una proporción demasiado baja de yema respecto al total del huevo.


 Tamaño reducido de los huevos.
 Porcentaje de huevos de dos yemas relativamente elevado.
 Abundancia de formas atípicas.
 Presencia relativamente frecuente de huevos no fecundados.

Al ir finalizando el ciclo de puesta, el porcentaje de huevos incubables también desciende:

 La calidad de la cáscara empeora.


 La "calidad intrínseca" de los huevos también es peor, como consecuencia del
agotamiento fisiológico de las reproductoras.
 Los machos envejecen más rápidamente, lo que puede llegar a constituir un problema
particularmente grave en muchas estirpes.

2.3. Lavado de huevos sucios

El tratamiento de un huevo algo sucio (insistimos en que los muy sucios deben desecharse)
puede hacerse de dos formas:
 Por raspado;
 Por lavado.

El raspado tiene el inconveniente de que, si bien elimina la suciedad, también daña la cutícula
exterior del huevo, exponiendo el interior a una más fácil contaminación posterior, a un
mayor riesgo de "explosión" durante la incubación y a un descenso en la tasa de eclosión.

Debido a esto, es más conveniente el método de lavado [1] , siempre y cuando se respeten
las siguientes condiciones:

a) Los huevos deben estar colocados en bandejas aparte.

b) El lavado debe efectuarse inmediatamente después de la recogida. No se debe esperar al


final de la jornada.

c) La solución a utilizar debe ser detergente e higienizante, a base de compuestos de cloro,


iodo o amonio cuaternario, en la proporción de 250 ppm. en el caso del cloro (5 ml. de lejía
comercial al 5% de cloro activo, por cada litro de agua) y de 200 ppm. en el caso de los otros
desinfectantes.

d) La temperatura de la solución siempre deberá estar entre los 38 y los 40ºC, siempre
superior a la temperatura del huevo.

e) El tiempo de lavado no deberá exceder de los tres minutos.

f) La solución debe renovarse con gran frecuencia (tras 3 ó 4 tandas de lavado).

g) La calidad del agua debe ser adecuada, desde el punto de vista bacteriológico y químico;
sobre todo, se ha de prestar atención a la concentración de hierro, ya que ésta nunca debe
exceder de 5 ppm.

Lógicamente, el tener que proceder a un lavado no sólo encarece el producto sino que,
además, aumenta el riesgo de dañar (por fisuras y roturas) la calidad intrínseca del huevo
para la incubación.

En cualquier caso, está perfectamente comprobado que los huevos sucios, incubados aparte
de los limpios, pueden llegar a dar hasta un 20% menos de nacimientos; y no sólo eso, la
viabilidad de los pollitos nacidos es muy baja, dando una mortalidad en la primera semana
de hasta un 15%.

2.4. Fumigación

Una fumigación eficaz de los huevos para incubar es un medio probado de reducir el número
de bacterias de la cáscara. Ello ayudará a que no contaminen la sala de incubación con
gérmenes patógenos potenciales, tales como salmonellas, evitando su penetración en el
interior del huevo.
Lo adecuado es realizar una primera fumigación en la granja, tan pronto como sea posible
después de su puesta, y de nuevo a la llegada a la planta incubadora.

Una fumigación eficaz puede ser obtenida con:

a) Una mezcla de 60 ml. de formaldehído al 40% y 30 g. de MnO4K por cada metro cúbico
de la cámara. La temperatura ambiente deberá ser de 20-25ºC y la humedad entre el 70 y el
80% El tiempo del tratamiento será de 20 minutos.

Al acabar, el formol gaseoso puede ser neutralizado por amoníaco en 10-15 minutos (el
volumen de amoníaco necesario es igual a la mitad del de formol utilizado).

Para usar formol hay que tomar una serie de precauciones:

1. El formol debe ser guardado a temperatura ambiente en un recipiente


herméticamente cerrado.
2. Nunca debe ser almacenado durante largos períodos de tiempo.
3. Debe añadirse el formol al permanganato, nunca a la inversa.
4. Debe utilizarse un recipiente de boca ancha.
5. En el caso de tener que estar expuesto a la acción del gas, es necesario llevar una
máscara, pues es muy irritante para ojos, nariz y garganta.

b) Paraformaldehído sólido con una riqueza mínima del 91%, a razón de 10 g./m3 de cámara.
La humedad será del 80% y el tiempo de 20 minutos.

Frecuentemente las concentraciones de gas no se logran, debido a:

1. Demasiada humedad: suelos mojados, en los cuales el gas se disuelve.


2. Una circulación inadecuada del gas.
3. Usar insuficiente cantidad de producto.
4. Fumigación de los huevos en los alvéolos de cartón, pues éstos absorben demasiado
gas. En su lugar, deben emplearse bandejas de plástico.

Cuando se realizan fumigaciones en la incubadora, las concentraciones utilizadas son


menores que las indicadas anteriormente: 5 g. de KMnO4 y 10 ml. de formol por m3 de
incubadora.

Sin embargo, este tipo de tratamientos se ha empezado a cuestionar desde hace algunos años.
Incluso algunos países han prohibido su utilización en salas de incubación o están en vías de
hacerlo, por su posible efecto cancerígeno, además de por la efectividad de nuevos
desinfectantes, con menor producción de residuos y menor coste. Debido a todo ello, se ha
empezado a investigar y a trabajar con nuevos productos, como el ozono, agua oxigenada o,
incluso, con radiación ultravioleta.

2.5. Inmersión en antibióticos


Este tratamiento, siempre posterior al lavado, se realiza con la finalidad de contener las
infecciones que puedan proceder del ovario, del oviducto y/o de la cloaca, así como del
ambiente, de la yacija y de la manipulación.

Puede ser válido para impedir o, al menos, mitigar enfermedades producidas por
mycoplasmas, salmonellas o colibacilos, así como por algunos virus.

La inmersión tiene por objeto hacer penetrar un antibiótico en el interior del huevo (el más
frecuente es el tartrato de tilosina en solución al 2,5 por 1000). Este proceso sería imposible
de realizar sin un lavado previo de los huevos, que asegure que ningún germen puede penetrar
en el huevo a la vez que el antibiótico.

Normalmente, la penetración del antibiótico se fundamenta en la diferencia de temperatura:


los huevos calientes sumergidos en una solución fría se contraen; como consecuencia de ello,
la solución es aspirada al interior del huevo, a través de los poros de la cáscara.

Las condiciones de este proceso deben ser:

a) Inmersión durante unos diez minutos.

b) Uso de soluciones de varios antibióticos, con lo que se consigue un espectro de actuación


más amplio.

En esta desinfección con antibióticos, es preciso tener en cuenta dos puntos importantes:

1. La posibilidad de antagonismo entre algunos productos empleados en el lavado y los


antibióticos utilizados. Debe cuidarse, por tanto, el realizar un correcto enjuagado
posterior al lavado.
2. El intervalo de tiempo que debe transcurrir entre esta inmersión en antibióticos y la
carga en las incubadoras. No ha de superar las 48 horas.

3. ALMACENAMIENTO O CONSERVACIÓN

El almacenamiento de los huevos a incubar es una parte de la incubación comercial.


Normalmente, el período de almacenamiento raramente sobrepasa los 7 días, pero
circunstancias comerciales hacen que algunas veces éste se alargue.

Está ampliamente demostrado que el almacenamiento de los huevos para incubar produce
una serie de efectos no deseables como:

 reducción de la tasa de eclosión. (Figura 1)


 prolongación del período de incubación.
 disminución de la calidad del pollito recién nacido.
 afecta negativamente al crecimiento posterior.
Sin embargo, estas consideraciones deben ser matizadas en función de:

a) La especie y tipo genético (los efectos mencionados se observan con mayor rapidez en
estirpes pesadas).

b) Las condiciones de conservación.

Figura 1. Evolución de los resultados, en huevos de gallinas ligeras o semipesadas, en


función del tiempo de conservación (Sauveur, 1988).

La mortalidad embrionaria originada por un tiempo de conservación demasiado largo afecta


especialmente a las primeras etapas del desarrollo del embrión, lo cual puede inducir al error
de pensar que ha habido una baja tasa de fecundación, en lugar de achacar el problema al
tiempo o condiciones de conservación.

Esta conservación también comporta un incremento de la duración total de la incubación


(Figura 2) (Cuadro 1), debido fundamentalmente a:

1.- Un retraso en el inicio del desarrollo embrionario

2.- Una menor velocidad de crecimiento del embrión durante las primeras 48 horas.
(Figura 3).

Figura 2. Efecto de la conservación del huevo antes de la incubación sobre la


distribución temporal de las eclosiones (Mather y Laughlin, 1976)
Esto justifica el empleo de diversas técnicas de pre-incubación, y también la práctica de
introducir primero en la incubadora los huevos de más edad o de aplicarles un
precalentamiento, técnicas de las que hablaremos más adelante.

Cuadro 1. Efecto del almacenamiento del huevo en la incubabilidad y el período de


incubación (Norton, 1986)

Días de % de incubabilidad Tiempo de nacimiento


almacenamiento de huevos fértiles con retraso sobre las
horas normales
 1  88  0
 4  87  0,7
 7  79  1,8
 10  68  3,2
 13  56  4,6
 16  44  6,3
 19  30  8,0
 22  26  9,7
 25  0  11,8
Figura 3. Efecto de la duración de la conservación del huevo sobre el desarrollo inicial
del embrión (Mather y Laughling, 1977).

3.1. Condiciones de conservación

Los mecanismos por los que el almacenamiento del huevo para incubar afecta al desarrollo
embrionario sólo son parcialmente conocidos. Las modificaciones físico-químicas que tienen
lugar en el huevo después de la puesta juegan un papel indudable. Así,

 la pérdida de glucosa libre de la clara,


 el aumento del contenido en calcio de la yema y
 las modificaciones de la presión osmótica

son mecanismos muy dependientes de las condiciones de conservación del huevo.

Por otro lado, el alto nivel de dióxido de carbono contenido en el interior del huevo empieza
a descender tan pronto como éste es puesto, aumentando por consiguiente el pH del albumen.
Debido a que en el principio del desarrollo embrionario muchas actividades son enzimáticas
y dependen del valor del pH, el aumento de éste da lugar a que ciertas reacciones importantes
no puedan llegar a término. Por esto, los tratamientos en el almacenamiento de los huevos
para incubar tienen como fin minimizar esa pérdida del dióxido de carbono.

Aunque la temperatura a la que comienza el desarrollo embrionario es diversa según distintos


investigadores, sí parecen coincidir en que el intervalo de temperaturas de 10-17ºC durante
el almacenamiento de los huevos es el que otorga los resultados más satisfactorios, existiendo
también un general acuerdo en que las temperaturas más bajas de ese intervalo son más
idóneas cuando el tiempo de conservación va a ser dilatado.

En cuanto a la humedad relativa del aire, debe ser lo más alta posible, pero sin permitir el
desarrollo de mohos. Debe estar comprendida entre el 70 y el 85%, incluso puede llegar hasta
el 90% cuando el tiempo de conservación es prolongado, lo que contribuirá a reducir la
pérdida de agua durante el período de conservación.

Cuadro 5.2. Condiciones de conservación de los huevos para incubar (Castelló y Solé,
1986).

Almacenamiento Temperatura HR (%)


(d) (ºC)
1a3 17 - 20 70 - 75

4a7 14 - 17 75 - 80

8 a 14 * 11 - 14 80 - 85
* De 15 a 20 h. antes de la carga, iniciar un precalentamiento a 20ºC y 80%
de HR

Esto es importante, puesto que la pérdida de peso que experimenta el huevo durante la
incubación es similar tanto en huevos almacenados como en los que no lo son (Mayes, 1984),
por lo que se debe intentar prevenir aquélla durante el almacenamiento.

En el caso de huevos almacenados durante 10 a 14 días, si se les envuelve con un plástico


poco permeable (polietileno), el porcentaje de nacimientos no baja tanto, posiblemente al
disminuir la difusión del CO2 y mantener el pH, como señalábamos con anterioridad. [2]

Otras hipótesis, en cambio, apuntan a que lo verdaderamente importante y lo que, por tanto,
hay que tratar de reducir es la pérdida de vapor de agua, siendo la de CO2 menos importante.
Incluso algunas experiencias han mostrado resultados de incubabilidad similares en huevos
almacenados sin envoltura (90-92% de HR) a 12,8ºC, durante 22-28 días, que en aquellos
protegidos.

Más de tres semanas de almacenamiento requieren envolver los huevos en bolsas de plástico
-"Cryovac"®- cerradas, impermeables al gas, y llenarlas con un gas inerte tal como el
nitrógeno.
3.2. Posición del huevo

Contra la tradicional creencia de que los huevos para incubar deben mantenerse con el polo
fino hacia abajo, Provelfert (1967, 1969) y Butler et al (1991) encontraron que la posición
inversa mejoraba la tasa de nacimientos, sobre todo para tiempos de almacenamiento
prolongados, siendo innecesario el volteo. Esta última operación resulta aconsejable cuando
los huevos se almacenan con el polo fino hacia abajo y durante más de dos semanas, aunque
otros autores no encuentran diferencias (Pinget et al., 1989).

Según se refleja en una revisión de Mayes (1984), parece ser que el almacenamiento con el
polo fino hacia arriba puede ser beneficioso debido a que la yema se mantiene cerca del
albumen y esto da al embrión latente una mayor protección contra la deshidratación y la
adherencia a la membrana de la cáscara (Figura 4).

Figura 4. Efecto de la posición del huevo sobre la situación del disco germinal

[1] En España no suele ser frecuente; se prefiere la fumigación directa.

[2] En general, la mejora que se obtiene con esta práctica, respecto al caso de los huevos
almacenados sin esta protección, es del 5 al 10%. En estos casos, a partir de la 3ª semana
de almacén, puede incluso llegar a ser del 30 al 40%.

Manejo del huevo en la incubadora


Autores: Antonio Callejo Ramos
Los huevos deben llegar a la planta ya clasificados, en las bandejas y carros de incubación.
Una vez descargados, se pasarán inmediatamente a la cámara de fumigación, donde se
realizará el proceso ya explicado anteriormente.

Atendiendo al peso, y suponiendo que los huevos no lleguen clasificados de la granja, no se


deben considerar como incubables los de menos de 52 g. y los de peso superior a 75 g.

1. PRECALENTAMIENTO

Antes de cargar los huevos en las máquinas de incubación, deben pasar por un período de
precalentamiento, con objeto de evitar un cambio brusco de temperatura entre la mantenida
en la sala de conservación y la de las máquinas de incubación, lo que daría lugar al "sudado"
de los huevos. En el caso de incubadoras de carga continua, también se evita incorporar una
"masa fría" a la máquina.

Cuando esta técnica se aplica con mayor antelación -algunos autores como Sauveur la llaman
pre-incubación- lo que se pretende es anular los efectos del almacenamiento sobre la
velocidad de desarrollo del embrión. Asimismo, permite compensar las diferencias existentes
entre los distintos estados de desarrollo embrionario que se dan en el momento de la
oviposición, siendo más resistentes al estrés del almacenamiento los huevos que, en el
momento citado, contienen embriones en estado de gástrula que los que están en estado de
pre-gástrula. Además de ser una característica de tipo genético, el estado de desarrollo
embrionario en el momento de la oviposición parece estar también influenciado por la edad
de la gallina (Mathes y Laughlin, 1979), de forma que las gallinas de más edad ponen huevos
en un estado de desarrollo embrionario más avanzado que las más jóvenes.

Existen dos métodos principales de precalentamiento:

1. Aumentar la temperatura durante ciertos períodos de tiempo en varias ocasiones a lo


largo del almacenamiento (Cuadro 1).
2. Incrementar la temperatura durante unas horas inmediatamente antes de ponerlos a
incubar (Cuadro 2).

Cuadro 1. Efectos de un precalentamiento diario de 1 hora durante el almacenamiento


sobre la incubabilidad (Kosin, 1956; cit. por Buxadé, 1985).

Días de Con Sin


almacenamiento precalentamiento precalentamiento
1a7 78 74

8 a 14 70 64
Cuadro 2. Incubabilidad de los huevos precalentados a 23 ºC durante las 18 horas
anteriores a su carga y después de un almacenaje a 11 ºC (Proudfoot, 1966; cit. por
Buxadé, 1985).

Con Sin
Días de almacenamiento
precalentamiento precalentamiento
14 74,3 77,5

21 68,8 62,6

28 53,2 41,6

Quizás el primer método sea el más seguro, pero también el más pesado de realizar. Además,
salvo en alguna especie como el pato de Berberia, esta práctica no tiene ningún efecto visible
si el período de almacenamiento es corto.

2. LA CARGA DE LA INCUBADORA

Una vez hecho el precalentamiento, se procederá a cargar las máquinas, que ya deben de estar
atemperadas horas antes. Aquí, los huevos de gallina van a permanecer durante 18 días,
momento en el cual se efectuará su transferencia a las nacedoras, donde estarán otros 3 días.

Hay varios factores a tener en cuenta a la hora de cargar los huevos en las máquinas:

 La edad del huevo . Cuanto más tiempo estén almacenados los huevos, mayor será el
tiempo de incubación. En general, la incubación se alarga en 45 minutos por cada día
de almacenamiento. Esto debe tenerse en cuenta para cargar estos huevos en primer
lugar.
 El peso del huevo . Los huevos más grandes tardan más tiempo en incubar que los de
menor peso: huevos de 64 g. de promedio pueden tardar 2,5 horas más en incubarse
que huevos de 52 g. La regla es dejar 30 minutos adicionales de incubación por cada
2,5 g. por encima de los 50 g.
 La estación del año . En la práctica, se observa que, en algunas salas de incubación
donde se reciben huevos mal almacenados en granja, los huevos se incuban más
deprisa en los meses de verano. Probablemente, esto es debido a que la temperatura
ambiental de la granja produce un precalentamiento anticipado y, en consecuencia,
una pre-incubación.

3. TIPOS DE INCUBADORAS

Las máquinas incubadoras pueden ser de dos tipos:


 de carga única.
 de carga escalonada.

En las de carga única, todos los huevos se introducen al mismo tiempo, quedando totalmente
vacías el día de la transferencia. Es decir, se aplica el sistema "todo dentro-todo fuera",
pudiéndose limpiar perfectamente cuando quedan vacías.

En contraposición, las incubadoras de carga escalonada son máquinas de mayores


dimensiones, en las que se van introduciendo cargas sucesivas de huevos, ocupándose el
espacio que deja vacío una tanda transferida a las nacedoras con la siguiente. Estas máquinas
no se vacían nunca, habiendo en ellas embriones en diferentes fases de desarrollo.

Las máquinas de carga única presentan las siguientes ventajas:

1. Se pueden mantener las condiciones precisas de temperatura, humedad y ventilación


que requieren los embriones en cada momento.
2. El vaciado de la máquina cada 18 días permite la limpieza y desinfección de la misma
a fondo, con lo cual las operaciones de mantenimiento y reparaciones se agilizan.
3. Si se desea fumigar en las incubadoras, la operación se simplifica, al ser todos los
embriones de la misma edad.

En contrapartida, las máquinas de carga escalonada presentan estas otras ventajas:

a) Los huevos alcanzan sus condiciones óptimas de temperatura y humedad al cabo de muy
poco tiempo de haber sido introducidas en la máquina.

b) Al estar permanentemente en funcionamiento, el consumo de energía es menor que con el


funcionamiento más discontinuo (parar y arrancar) de las de carga única.

4. CONDICIONES DURANTE LA INCUBACIÓN

Además de los aspectos ya reseñados, los resultados de incubación dependen también de un


conjunto de parámetros, entre los que podemos destacar los siguientes:

 Temperatura.
 Humedad relativa.
 Ventilación (contenidos del aire en oxígeno y anhídrido carbónico).
 Presión barométrica.
 Volteo de los huevos.

Un error en cualquiera de ellos puede dar al traste con la mencionada incubación.

4.1. Control de la temperatura


La temperatura de incubación de las especies domésticas se sitúa en un estrecho margen,
entre los 37 y los 38ºC. Para las gallinas en concreto, la temperatura ideal de incubación es
de 37,7 a 37,8ºC (Sauveur, 1988). También parece que el valor térmico ideal es diferente
según se trate de incubadoras de carga continua o de carga única (todo dentro-todo fuera),
puesto que en´estas últimas la temperatura se puede ajustar al valor adecuado al estado de
desarrollo embrionario.

La temperatura existente en cada momento es la resultante, lógicamente, del equilibrio entre


las pérdidas y las ganancias de calor:

Ganancias de calor = Pérdidas de calor

Producido por los huevos Por las paredes.

Sistema de calefacción Por la ventilación.

Sistema de refrigeración.

La importante necesidad de calor para incrementar inicialmente la temperatura de los huevos,


dada además la escasísima producción de calor del embrión durante la primera semana,
justificaban la generalización de la práctica de una carga continua (por tercios) de las
incubadoras; los huevos que llevan más de una semana de incubación proveen de calorías a
los más jóvenes. Ello no es óbice para que la carga de huevos origine siempre una
perturbación en el "equilibrio interno" de la incubadora, ni para la ya mencionada necesidad
de calentar adecuadamente los huevos antes de introducirlos en la incubadora. La mínima
precaución que se debe tomar es que la temperatura de los huevos destinados a ser
introducidos en la máquina se iguale con la que hay en la sala de incubación (23ºC).

Cuando se efectúa una carga única de la incubadora es preciso, lógicamente, forzar el


calentamiento de los huevos durante la primera semana; por esta razón, algunas plantas de
incubación trabajan esa semana a 38ºC.

Otras circunstancias que pueden alterar la temperatura de la incubadora son:

a.- las aperturas intempestivas de las puertas de las máquinas.

b. - la realización de mirajes (cuando se practica).

c.- la temperatura ambiente de la sala de incubación, que condiciona las pérdidas de calor a
través de las paredes, así como la temperatura de admisión del aire.

d.- las regulaciones de ventilación.

En principio, la regulación térmica está garantizada por:

1. Una calefacción mediante resistencias eléctricas.


2. Un sistema de refrigeración (por serpentín con circulación de agua o por
pulverización).
3. Un sistema de ventilación interna, que garantiza la homogeneidad de la distribución
de calor en la máquina.
4. Un elemento de seguridad que ponga en funcionamiento un sistema de alarma.

Cada uno de estos sistemas está controlado por termostatos o por termosondas. Los elementos
de control de la temperatura han evolucionado mucho hasta los actuales sensores
electrónicos, gracias a los cuales se puede conseguir una precisión en la temperatura del orden
de 0,05ºC y aún menos.

Manteniendo una correcta temperatura del embrión durante la incubación, se consegue:

1. Menor número de pollitos de desecho


2. Reducir las lesiones embrionarias en cráneos y ombligos
3. Reducir la mortalidad embrionaria
4. Mejorar la calidad del pollito de 1 día
5. Reducir la mortalidad durante la primera semana
6. Mejorar el peso del pollito a su nacimiento
7. Mejorar los índices productivos durante la 1ª semana de vida
8. Mejorar el arranque del pollito

4.2. Regulación de la humedad relativa

La humedad del espacio en el que se desarrolla la incubación requiere un riguroso control,


en aras a obtener una óptima tasa de eclosión y un tamaño correcto del polluelo, ya que ambos
parámetros están afectados por la pérdida de peso que sufre el huevo durante la incubación.

El procedimiento habitual es regular la humedad en la incubadora de modo que dicha pérdida


de peso se sitúe entre el 12 y el 14% (Visschedik, 1991). Esta pérdida de peso se debe
únicamente a la pérdida de agua, puesto que el intercambio respiratorio del embrión no
implica cambios en la masa del huevo. Esta pérdida de agua depende de:

 La humedad de la incubadora.
 La conductividad de la cáscara.

La humedad relativa durante el proceso de incubación debe situarse entre el 50 y el 55%

Para conseguir la humedad necesaria se suelen emplear o bien boquillas nebulizadoras o bien
palas móviles. Las primeras operan reguladas mediante una válvula solenoide, aunque tienen
el inconveniente de que pueden obturarse con aguas muy duras. De ahí que sean preferibles
los sistemas basados en unas palas móviles, accionadas automáticamente y situadas sobre
una cubeta llena de agua, la que proyectan en el interior de las máquinas cuando ello se
requiere.
Quedan olvidadas ya las antiguas bandejas de evaporación, de manejo engorroso y control
lento.

En cuanto a los elementos de control de la humedad, los antiguos higrómetros de cabello ya


hace años dejaron paso a los termómetros de mercurio de ampolla húmeda y más tarde a los
de fibra de algodón. Hoy día, son electrónicos. Al igual que con el control de la temperatura,
el de la humedad también se puede realizar a distancia, desde un ordenador central, si en la
incubadora se instalan los sensores adecuados.

Las regulaciones de humedad en la nacedora deben tener en cuenta las distintas exigencias
del embrión a lo largo de estos últimos 3 días: así, en un primer momento, la humedad debe
aumentar para favorecer la rotura de la cáscara y, una vez nacido el pollito, debe disminuir
para garantizar su secado (40%).

4.3. Ventilación

La ventilación es necesaria durante la incubación para proporcionar el oxígeno que el


embrión va consumiendo y para eliminar el CO2, el vapor de agua y exceso de temperatura
que se produce en su interior; además de lograr una correcta distribución del aire una vez
llena la máquina y que todos los embriones alcancen la temperatura adecuada y, en
consecuencia, también el aire tenga la misma HR en todo el volumen de la incubadora.

Durante la 1ª semana de incubación, el embrión es particularmente sensible a un incremento


en la concentración de CO2 en la atmósfera de la incubadora. En general, esta proporción de
CO2 no debe superar el 0,5%, admitiéndose hasta el 1% durante la eclosión. La falta de
oxígeno también es crucial durante la última semana del desarrollo embrionario, provocando
el agotamiento del embrión ya formado. El pollito muere si no puede romper la cáscara.

El sistema de ventilación de las máquinas debe ser independiente del sistema de la sala,
aunque éste es un hecho todavía infrecuente en un gran número de salas de incubación. En
cualquier caso, lo que sí es imprescindible para el buen funcionamiento de las máquinas y,
en suma, de la incubación, es que el aire llegue a las máquinas atemperado a 23ºC, por lo que
deberá ser caldeado o refrigerado, según la época del año.

Partiendo de un contenido de O2 en el aire del 21%, el Cuadro 3 muestra los niveles


adecuados de ventilación que se requieren, así como el CO2 expulsado por los embriones.

Cuadro 3. Intercambios gaseosos durante la incubación, por mil huevos (Martínez-


Alesón, 2003)

Día de incubación 1 5 10 15 18 21
3
Aire (m /día) 0,07 0,16 0,51 3,06 4,04 6,12
CO2 (m3/día) 0,008 0,016 0,054 0,325 0,436 0,651

Por cuanto la respiración pulmonar del embrión se inicia el 19º día, el control de los
intercambios gaseosos se hace especialmente importante en la nacedora.
4.4. Otros parámetros de la incubación

a) Posición. Durante la fase de incubación, los huevos de gallina deben estar colocados
imprescindiblemente con el polo fino hacia abajo. En caso contrario, se dificulta la
orientación de la cabeza del embrión hacia la cámara de aire (Sauveur, 1988), en el 16º día.

b) Volteo. El volteo de los huevos constituye una de las principales operaciones a efectuar
durante el período de incubación para asegurar unos buenos resultados. La ausencia de volteo
lleva aparejada la adherencia del embrión y de las membranas embrionarias a la membrana
de la cáscara, a la yema o a otras membranas, además de una mayor incidencia de
malposiciones. Parece ser que los huevos de gallinas más viejas sufren más daños por un
volteo insuficiente durante la incubación ya que, al ser la cáscara más delgada, hay mayores
posibilidades de adherencias debido a la mayor pérdida de agua. No obstante, de estudios
recientes (Deeming, 1989; et al Pullet, 1991) se desprende que no son éstas las principales
causas de problemas embrionarios por una falta de volteo. Parece ser que las peores
consecuencias se dan por:

 una menor utilización del albumen,


 una deficiencia de fluido embrionario,
 una menor superficie de intercambio de oxígeno del corioalantoide
 un desarrollo vascular más lento.

En la práctica, el volteo es útil hasta el 14º día de incubación, en el caso de la gallina. Una
frecuencia alta, cada hora o cada dos horas, hace mejorar los resultados de incubación.

El volteo, automático, se hace entre las dos posiciones posibles del huevo a 45º con respecto
a la vertical y alrededor del eje corto del huevo.

c) Miraje . En otro tiempo era práctica habitual, con el fin de detectar los huevos claros y los
embriones muertos precozmente, efectuar un miraje el 5º día de incubación. No obstante,
teniendo en cuenta:

1. La mano de obra que esta operación requiere y, sobre todo


2. Los riesgos que comporta en ese momento de la incubación (entre un 1 y un 3% de
mortalidad adicional),

en la actualidad este manejo, en la mayoría de los casos, ha dejado de practicarse.

De realizarse, el miraje debe hacerse en una habitación previamente calentada y tomando


todas las precauciones posibles. Actualmente no es posible comercializar los huevos claros
como huevos de la categoría C para la industria alimentaria, lo que es un motivo más para
quitar interés al miraje a los 5 días de incubación.

El miraje al 18º día tiene como objetivo principal evitar una acumulación excesiva en las
nacedoras, así como controlar la buena marcha de la incubación, aunque también presenta el
inconveniente de su elevado coste en mano de obra. Cuando se efectúa, debe realizarse sin
brusquedades y con rapidez, para evitar, dentro de lo posible, el enfriamiento de los huevos.

d) Iluminación de los huevos Las experiencias llevadas a cabo con lámparas de


incandescencia no deben ser tenidas en cuenta, porque en los efectos observados es
prácticamente imposible separar la parte atribuible a la iluminación en sí y la que es
consecuencia del aporte de calorías por las lámparas.

Una iluminación con fluorescentes parece tener un efecto de aceleración del desarrollo
embrionario y este efecto es mayor en las estirpes de aptitud puesta que en las de aptitud
carne. El adelanto de la eclosión llega a ser, en ciertas estirpes, de 24 a 48 horas y, en todos
los casos, se observa una mejoría de la homogeneidad de la eclosión.

Es posible que esta práctica de manejo sea particularmente interesante para los huevos que
han sido conservados más de una semana antes de ser colocados en la incubadora.

Transferencia del huevo a la nacedora


Autores: Antonio Callejo Ramos
1. LA TRANSFERENCIA
Los huevos son transferidos de las máquinas de incubar a las máquinas nacedoras (en bandejas o cestas
de nacimientos) entre los días 18 y 19 de incubación, ajustando esto al correcto manejo de la sala, en
cuanto a horarios, disponibilidad de personal, etc.

Este proceso es necesario para que el pollito, al nacer, tenga más libertad de movimientos y pueda salir
del cascarón en una bandeja y no en el alveolo inclinado en que está colocado en la incubadora.

El empleo de máquinas nacedoras distintas a las incubadoras facilita el poder cargar un amáquina
completa, permitiendo que nazcan todos los pollos a la vez y poder llevar un programa "todo dentro-todo
fuera", con una limpieza y desinfección profunda después de cada nacimiento y antes de la neuva carga

Transferir los huevos demasiado pronto o demasiado tarde da lugar a embriones mantenidos en
condiciones sub-óptimas, provocando una menor tasa de eclosión.

La operación de transferencia debe hacerse suave y rápidamente, para evitar roturas y evitar que los
huevos se enfríen y retrasen su nacimiento. Actualmente, existen máquinas automáticas o
semiautomáticas capaces de realizar esta transferencia desde los alveolos o bandejas de incubación a
las cestas de las nacedoras.

2. EL MIRAJE
En este momento se puede aprovechar para hacer el miraje de los huevos, eliminando los huevos "claros",
que incluirán los infértiles y los abortados de primeros días, ya que son indiferenciables en esta operación,
así como los huevos en los que se detecte que el embrión está muerto. Actualmente, ya hay máquinas
electrónicas que realizan el miraje, con el consiguiente ahorro de mano de obra y con índices de
efectividad muy altos. De esta forma se puede optimizar la capacidad de las nacedoras y reducir el nivel
de contaminación de éstas, al haberse retirado los huevos abortados y contaminados que pudieran
producir en explosiones en la nacedora.

Es importante analizar los huevos retirados, sobre todo si suponen un porcentaje alto. En el caso de
embriones muertos, será preciso extraerlos para determinar el momento de la muerte y estimar las causas
de la misma. (Cuadro 1).

Cuadro 1. Resumen de causas de fallos en la incubación (Pas Reform, Incubation Guide)


Problema Causa probable
Huevos infértiles y muertes tempranas  Deficiente fertilidad de machos y/ hembras

 Condiciones de almacenamiento deficientes

 Almacenamiento prolongado
Muerte en estadío de anillo sanguíneo (12 h)  Tª de incubación muy alta o muy baja

 Almacenamiento inadecuado
Muerte en estadío de ojo (24 h)  Reproductores viejos
 Almacenamiento inadecuado
Muerte entre los días 5 y 17  Tª demasiado alta

 Enfriamiento del huevo


 Volteo inadecuado

 Humidificación excesiva o escasa

 Ventilación inadecuada

 Problemas nutricionales en reproductores

 Infección

3. LA VACUNACIÓN "IN OVO"


Es una práctica cada vez más extendida durante la transferencia. Permite la aplicación de vacunas frente
a determinadas enfermedades (Marek, Gumboro, etc.) e incluso la de otras sustancias necesarias para el
embrión, como antimicrobianos, inductores inmunitarios, nutrientes, vitaminas, etc.
Se realiza habitualmente el día 18 de incubación, en el momento de transferencia a las nacedoras. La
inyección se realiza debajo de la membrana corioalantoidea.

Este sistema no es aplicable por su mayor coste en incubadoras donde se obtienen pollitas comerciales
o en las plantas de reproductores, donde alguno de los sexos de algunas de las líneas no tienen valor
comercial.

No todos los embriones están colocados en la misma posición, por lo que un cierto número de ellos (2-6
%) son pinchados en un lugar inadecuado, provocándose mortalidad por esta causa.

Frecuentemente, en las bandejas de nacimientos se colocan láminas de papel que reducen el riesgo de
daños en las patas y evitan que las bandejas se ensucien demasiado, facilitando su limpieza posterior.
No obstante, se usarán siempre que no interrumpan el movimiento del aire.

Manejo de la nacedora
Autores: Antonio Callejo Ramos
Es en la nacedora donde termina el período de incubación, finalizando el desarrollo embrionario.

En esta fase es cuando el embrión pica la cámara de aire, produciéndose el estímulo del sistema nervioso
para que comience la respiración pulmonar. Por ello, la ventilación es uno de los parámetros importantes
a controlar en la nacedora, ya que los requerimientos de oxígeno son elevados, con la consiguiente
eliminación del anhídrido carbónico.

También es primordial el control de la Humedad Relativa, ya que conseguir la ventilación y temperatura


deseadas repercute directamente sobre la humedad del huevo, del embrión y de sus membranas y anejos.
La HR en la nacedora ha de ser superior a la de la incubadora, de 55-60%. Una de las causas más
frecuentes de mortalidad embrionaria tardía y/o nacimientos problemáticos es la deshidratación del
embrión y de las membranas de la cáscara. Esto dificulta de forma considerable la eclosión y la vitalidad
del pollito durante las primeras horas de vida ya que éste puede llegar a agotarse si encuentra una
resistencia excesiva al romper las membranas del huevo (de la cáscara) durante la eclosión
Al producirse la eclosión la humedad aumentará de forma espontánea en el interior de la máquina,
llegando a alcanzar hasta el 90% y el sistema de humidificación de la hacedora ha de mantener unos
niveles cercanos al 75-80% hasta el momento de sacar los pollitos.

La humedad de la nacedora sirve para:

 Ayudar al pollito a romper la membrana y la cáscara

 Que el pollito no se quede con el pico pegado a la cáscara o a la membrana interna del huevo
 Que no se deshidraten los primeros pollitos que nacen

La Temperatura en la nacedora ha de ser algo inferior a la de la incubadora, fundamentalmente para


evitar el fenómeno de “sobre-calentamiento” del embrión. El material de las cestas de nacimiento, por su
conductividad y capacidad de retención del calor, se ha de tener en cuenta a la hora de fijar la temperatura
de la misma. Así, en las nacedoras con bandejas metálicas la temperatura óptima ha de ser de 37,1 ºC,
mientras que en las provistas de bandejas de plástico será de 36,8 ºC.
La retirada en mirajes previos de los huevos no fecundados o conteniendo embriones muertos facilita fijar
la temperatura de la nacedora y mejorar la uniformidad del nacimiento, pues al estar fríos, los embriones
muertos no viables originan una temperatura desigual en el interior de la nacedora.
Análisis de huevos no eclosionados
Muertos en nacedora  Sobrecalentamiento en incubadora o en nacedora
 Ventilación escasa

 HR muy alta o muy baja


 Extracción temprana de los pollitos

Duración de la incubación
El tiempo normal de incubación de huevos fecundados procedentes de reproductoras pesadas jóvenes
es de veintiún días y 6 horas (510 horas).

El tiempo de incubación puede variar bastante tratándose de huevos del mismo origen (Cuadro 1)., incluso
más cuando se produce la mezcla de huevos de diferentes pesos y procedencias, lo cual puede afectar a
la calidad del pollito.

Cuadro 1. Variación en el tiempo de la incubación de un mismo lote de huevos (Hodgets, 1980)


Horas después del % de pollitos que
nacimiento nacen
 0-3  2

 3.6  8

 6-9  15
 9-12  25

 12-15  25

 15-18  15
 18-21  8

 21-24  2
Uno de los puntos críticos en toda nacedora es determinar el momento idóneo para sacar los pollitos de
la hacedora, ya que el tiempo total de incubación está en función de los siguientes factores:

1. El tamaño del huevo incubable (edad de la reproductora): a mayor edad de la gallina, más tamaño
de huevo y más tiempo de incubación. (30’ más por cada 2,5 g que exceda de 50 g el peso del
huevo).
2. La edad de los huevos (tiempo de almacenamiento) también tiene incidencia en el tiempo de
incubación. Si el tiempo de almacenamiento previo a la incubación excede los 5 días, por cada día
más en el almacén ha de añadirse una hora más al período de incubación, lo que también tiene una
incidencia negativa en la incubabilidad.
3. La raza: los huevos procedentes de gallinas Leghorn (estirpes ligeras) tienen un período de
incubación más corto que los de estirpes pesadas.
4. La época del año: los huevos producidos en estaciones más cálidas tienen un período de
incubación más corto (como consecuencia de un inicio temprano de la incubación, debida a la falta
de control de la temperatura)
5. El precalentamiento: los huevos que han pasado por éste antes de introducirse en las máquinas
requieren un período de incubación más corto.
6. El inicio real de la incubación: la edad de los huevos
7. La temperatura media de incubación: de ser muy elevada, se acelera el proceso.
8. Los procesos infecciosos de las reproductoras que afectan al embrión, retrasando su desarrollo.
Una vez transcurrido el tiempo de incubación, se sacarán los carros de las hacedoras cuando la mayoría
de los pollitos estén secos, quedando al menos de un 8 a 10% de los pollitos con el cuello humedecido.
Mantener los pollitos un tiempo excesivo en la hacedora provoca deshidratación, originándose problemas
de mortalidad por esta causa.

Los pollitos recién nacidos son extraídos de la nacedora en sus carros y cestas, pasando a la sala de
selección, manipulación, sexaje (si procede) y vacunaciones, para su posterior expedición.
Acciones de Documento

Manejo del pollito recién nacido
Autores: Antonio Callejo Ramos
1. UNIFORMIDAD EN EL NACIMIENTO
Si todos los procedimientos se han realizado correctamente, el nacimiento va a ser uniforme, lo que
constituye una de las prioridades y propiedades más importantes. Como se comentó en el tema 7.4.
(Manejo en la nacedora), un dato de referencia para realizar la extracción de los carros de la nacedora es
cuando el 10% de los pollitos tengan la cabeza y cuellos aún húmedos.

Desde el momento en que se extraen los carros con las bandejas de las nacedoras hasta que los pollitos
son colocados en las mesas para su manipulación, van a ir secándose y perdiendo humedad de la
superficie corporal. De ahí la importancia de evitar cambios bruscos de temperatura y corrientes de aire
así como la HR de la sala donde se realicen estas operaciones para evitar en todo momento que los
pollitos se enfríen y/o se deshidraten.
Los politos han de ser seleccionados, eliminándose los inviables o no vendibles. Los criterios de selección,
y el que ésta sea más o menos estricta, estarán en función de diferentes factores: el valor de las aves, el
destino de los pollitos, las exigencias del mercado, etc. Los criterios de selección más frecuentes son:

 El peso

 La vitalidad

 La conformación

 La ausencia de defectos

 La ausencia de lesiones

Una vez seleccionados y contados los pollitos, éstos se colocan en cajas de cartón o de plástico y son
enviados a las granjas de destino.

2. VACUNACIONES
La sala de incubación es el lugar idóneo para la aplicación de vacunas a los pollitos recién nacidos, en
función de la epidemiología de la zona a donde vayan a ser destinadas las aves y del tipo de ave de que
se trate (reproductora, ponedora, broiler, etc.). Esto se puede hacer de forma individual o colectiva (en
masa).

Vacunas de aplicación general en salas de incubación:

 Enfermedad de Marek

 Bronquitis infecciosa aviar


Sólo en casos aislados (zonas endémicas):

 Enfermedad de Newcastle

 Enfermedad de Gumboro

 Reovirosis
 Viruela aviar

Más recientemente, es obligatorio vacunar a las gallinas ponedoras contra Salmonella.


También se puede vacunar frente a coccidiosis.

Las formas de aplicación de las vacunas son diversas:

 Vacunación embrionaria, in ovo, ya comentada, realizada en el momento de la transferencia de los


huevos a la nacedora.
 Vacunación por aerosol o por nebulización, lo que permite vacunar a los pollitos de forma colectiva,
siendo este método eficaz, cómodo y económico para la aplicación de vacunas vivas atenuadas que
pretenden la replicación del antígeno vacunal en el epitelio de las vías respiratorias altas. Este método
permite la aplicación de la vacuna con “gota gruesa”, que es la más recomendada, o con “gota fina”,
para determinadas vacunas. Esta segunda permite que la vacuna llegue a los bronquios y alvéolos
pulmonares.
 Vacunación por instilación óculo-nasal: la vacuna se aplica en el ojo o en el orificio nasal a cada
una de las aves.

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