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Historia: Éste término fue creado en 1984 por el psicoterapeuta estadounidense Craig
Brod, para denominar una enfermedad causada por la incapacidad al enfrentarse a las
tecnologías de un modo psicológicamente saludable.
En 1997 se hizo popular gracias a un libro de Larry Rosen y Michelle Well llamado “Como hacer
frente a la tecnología”, en donde definen el tecnoestrés como cualquier impacto negativo
directa o indirecta de la tecnología en las actitudes, comportamientos, pensamientos o fisiología
del individuo. Para ellos la forma más común y documentada de éste fenómeno es el exceso de
información, también conocida como “Infoxicación”
Las definiciones que presentamos anteriormente eran poco precisas para Marisa Salanova,
profesora de psicología en la Universidad Jaume I de Castellón, quien definió el tecnoestrés
de la siguiente manera: "El tecnoestrés es un estado psicológico negativo que se relaciona
con la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación o con la amenaza
de su uso en un futuro. Ese estado viene condicionado por la percepción de un desajuste
entre las demandas y los recursos relacionados con el uso de las TIC que provoca un alto
nivel de activación psicofisiológica, malestar y el desarrollo de actitudes negativas hacia las
TIC".
Actualmente vivimos en una era en donde estamos predispuestos a adquirir alguna adicción, ya
sea a las drogas, a internet, a la televisión, al sexo, a la comida y la falta de satisfacción de estos
deseos genera estrés, dolor y angustia en quienes se ven privados de su vicio. Ahora, un nuevo
mal aqueja a quienes viven sumergidos en el mundo de las actualizaciones: el tecno estrés. Tanto
es así, que el estrés laboral en general, está siendo considerado como el nuevo riesgo laboral
emergente del milenio. Según algunos expertos, el primer síntoma es la ansiedad que puede
manifestarse a través de episodios de irritabilidad o resistencia obstinada a recibir instrucciones
sobre el funcionamiento de cualquier elemento tecnológico.
IV. Efectos de las nuevas tecnologías sobre las condiciones de trabajo. Fuentes te
Tecnoestrés:
La inclusión de nuevas tecnologías en los puestos de trabajos no debería ser, por sí misma una
fuente generadora de tecnoestrés. Sin embargo los cambios que provoca al implantarlo en el
ámbito laboral, así como en la organización del trabajo, tienen un indiscutible impacto sobre los
sistemas de comunicación dentro de la empresa, las relaciones interpersonales, sobre el
contenido de las tareas y los ritmos de trabajo, influyen en las condiciones de trabajo y afecta la
salud física.
Todas estas modificaciones, provocadas por los nuevos sistemas de trabajo, actúan como fuente
potencial de estrés, y tienen una incidencia sobre nuestra seguridad y salud, pudiendo
afectarnos en mayor o menor medida
Demandas laborales: Hace referencia a las demandas laborales que estén asociadas al
uso de sistemas y/o herramientas tecnológicos de información y comunicación, cuando
hablamos de aspectos físicos, sociales y organizacionales del trabajo que nos someten,
a unos requerimientos continuados físicos y/o psicológicos, en relación a la sobrecarga
del trabajo o de información, lo rutinario en las tareas asignadas, aumento de la
dificultad del trabajo, puede generar síntomas de ansiedad, agobio, etc.
Estas demandas laborales por un lado nos indica, un incremento del esfuerzo mental
para realizar nuestra actividad y por otro lado requieren una capacidad específica de
adaptación que nos permite poner en práctica los nuevos métodos de trabajo. Es
importante identificar y evaluar los efecto que los cambios en los sistemas de trabajo
introducen las nuevas tecnologías a la hora de realizar tareas, respecto a cómo se
ejecutaban hasta implantarlas, con la finalidad de evitar o reducir los efectos nocivos y
del aumento del estrés que el uso de ordenadores, móviles, internet, puedan
generarnos, para así adaptar las nuevas demandas laborales a nuestros recursos como
trabajador. Es necesario resaltar los efectos negativos que el uso de las nuevas
tecnologías tienen sobre nuestra vida personal y las consecuencias que pueden tener,
como generadoras de conflictos trabajo-familia, impidiéndonos desconectarnos de la
actividad laboral, al abandonar el centro de trabajo, ya que en la actualidad, continúa
manteniendo un vínculo virtual a través de: móvil, correo electrónico.
Si bien es cierto el tecnoestrés afecta a todos los ámbitos de la vida, es en el entorno laboral
donde más se ha centrado la atención a este fenómeno. La visión de Salanova sobre el
tecnoestrés está relacionada con el paradigma “demandas-recursos” que ha dominado el
panorama organizacional de las últimas décadas. Es en el mundo laboral, y concretamente en
los departamentos de prevención de riesgos laborales, donde se empieza a tomar en serio este
fenómeno.
Según los datos recogidos por en la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo que se
realizó en 2011, un 25% de los trabajadores se sienten abrumados por su trabajo.
Principalmente, este malestar es causado por un ritmo rápido de trabajo, con presión sobre
plazos de entrega y la gestión simultanea de tareas, todos estos factores están relacionados
con las nuevas tecnologías. Los trabajadores más expuestos al cambio tecnológico, la
sobrecarga y la velocidad informativa (los trabajadores de sectores como la comunicación,
finanzas, administración o ciencia y tecnología) son los que más tecnoestrés padecen.
Dolores de espalda, brazos y ojos: son algunos de los efectos de estar muchas horas sentados
frente a una computadora.
Trastornos de sueño: la dependencia puede llevar al individuo a sacrificar horas de sueño por
atender las demandas tecnológicas.
Diseño del puesto de trabajo: Se trata de rediseñar los puestos de trabajo en los que
vayamos a establecer el uso de medios tecnológicos, generando puestos “sanos”.
La tecnología debe convertirse en un recurso para facilitar nuestras actividades y no en
un tecnoestresor.
El implantar tecnologías de información y comunicación, debe permitirnos conservar
nuestra autonomía y así fomentar un mayor y mejor acceso a la información sobre
nuestro aporte personal al trabajo, promoviendo el desarrollo y utilización de las
competencias personales y adaptando el puesto de trabajo a la persona.
Diseño tecnológico: la tecnología debe diseñarse teniendo en cuenta por lo menos tres
puntos básicos: diseño adaptado y adaptable a las características personales, facilidad
de acceso y comprensión de los sistemas y herramientas tecnológicos y fomentar el
acercamiento amigable de las tecnologías a los trabajadores “no técnicos”.
Los cambios tecnológicos que se demuestren más ineficaces, poco aceptados deberán
ser reemplazados o sustituidos.
Actitudes: Las actitudes del trabajador va a influir sobre la conducta en el uso de equipos
y sistemas tecnológicos. Para conseguir una mejor adaptación de estos sistemas es muy
importante que la empresa nos dé las facilidades para el conocimiento previo de los
sistemas que vamos a utilizar, así como motivar experiencias y reacciones positivas de
manera que podamos conseguir o generar actitudes que sean favorables y evitar
generar insatisfacciones.
Planificación preventiva:
La identificación de los factores de riesgos asociados al tecnoestrés, la evaluación de aquellos
riesgos que no se pudo evitar y la determinación de cuantas medidas preventivas sean
necesarias para reducir los daños que la exposición al tecnoestrés puede suponer, son los
primeros pasos que se deben tener en cuenta en materia preventiva, con el objetivo de
garantizar la seguridad y las adecuadas condiciones de trabajo. Sin embargo, de nada sirve
realizar una serie de medidas preventivas, si no se realiza una planificación adecuada de la
puesta en marcha de las mismas.
Es fundamental establecer, junto con las medidas preventivas, los plazos de ejecución de las
mismas, los recursos humanos, materiales y económicos que sea necesario, los responsables de
llevarlas a cabo y de controlar la efectividad de las mismas.
Consulta y participación:
La consulta y participación de los trabajadores y de los delegados de prevención, es fundamental
para que las medidas preventivas en materia de seguridad y salud, incluyendo los factores de
riesgo psicosocial, como el tecnoestrés, sean verdaderamente eficaces.
Los trabajadores deben conocer a profundidad las tareas que se va a desarrollar y somos las
personas más capacitadas para orientar, a los técnicos de prevención, en la identificación de los
riesgos que estén relacionados con el uso de las nuevas tecnologías y así poder determinar las
medidas preventivas necesarias, la elección de los equipos de trabajo más adecuados y los
posibles cambios en la metodología y organización del trabajo.
Nuestra participación en la prevención de los riesgos relacionados con el uso de los sistemas de
comunicación e información, es imprescindible, ya que por un lado permite una mejor y más
rápida asimilación de los cambios y por otro, favorece su implicación en la puesta en marcha de
las medidas preventivas consensuadas, incrementando la eficacia de su implantación y
consiguiendo, condiciones de trabajo más seguras y saludables para los trabajadores y una
mayor productividad dentro de la empresa y para ella misma.