Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Il''
IFEA
Institut de recherd'le
pour le développement
1 de 20
Esta publicaci6n cuenta con el auspicio dei
Directorio General para la Cooperaci6n Internacional
dei Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia (DGIS),
el Instituto de Investigaci6n para el Desarrollo (IRD),
el Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA)
y la Embajada de Francia en Bolivia y la Cooperaci6n Regional
Francesa para los paises andinos
Producci6n:
Plural editores
cl Rosendo Gutiérrez N° 595 esquina Av. Ecuador
Teléfono 2411 018/Casilla 5097/La Paz, Bolivia
Email: plural@acelerate.com
Impreso en Bolivia
2 de 20
,
Indice
Presentaci6n 17
Bibliografia chiriguano de Thierry Saignes 25
Introducci6n 29
El malentendido inacabado 31
Fronteras 39
El sureste entre la conquista inca y la invasi6n chiriguano 41
El sur andino bajo la presi6n chiriguano 55
Mestizaje 183
Mestizos y salvajes: los desafios dei mestizaje
en la frontera chiriguano (1570-1620) 185
Po1fticas mestizas y etnogénesis fronteriza 207
3 de 20
6 Historia dei pueblo chiriguano
Inéditos 309
Reflexiones en tomo a la cuesti6n chiriguano . 311
Presentaci6n dellibro Ava y Karai.
Ensayos sobre la frontera chiriguano (siglos XVI-XX} 315
Glosario 319
Tabla de mapas
Tabla de cuadros
4 de 20
Îndice 7
Tabla de figuras
5 de 20
FRONTERAS
6 de 20
El sureste entre la conquista inca
y la invasion chiriguano'
(1986)
• Corresponde alprimer tomo, segunda parte, capitulo VI- 3 de L'Inca, l'Espagnol et les Sauvages,
obra escrita en colaboracion con France-Marie Renard-Casevitzy Anne-Christine 1àylor-Descola
(paris: Ed. Recherches sur les Civilisations, 1986). Utilizamos aqui la traduccion publicada en
1988 bajo el titulo Al este de los Andes (Quito: Abya-Yala/IFEA), con algunas correcciones
puntuales de edicion. Hemos suprimido, en particular, las referencias a otros capitulos de Al este
de los Andes, que no vienen al casa para nuestro presente proposito (N.d.E.).
En el imperio romano, el limes era una zona mas 0 menos continua de fortificaciones, como un
mura divisorio que marcaba el limite dei imperio (N.d.E.).
7 de 20
42 Historia dei puebla chiriguano
se divide esta faja limitrafe en tres sectores geognificos: Guapay al norte, Pilco-
mayo al centra, Bermejo al sur (ver mapa 1).
Mapa 1
El sureste inca desde Pocona hasta Omaguaca
(Corresponde al mapa 12 de AI este de los Andes)
o•
Fortaleza
Aldea 0 pueblo
+
CHARCA
Mina
Etnia andina
MOYO
TOBA
Etnia dei piede monte
Etnia de las tierras bajas ,,lDE
'\
ARIPUC
• POCONA
CHUT
MONTEPUCO
•
J
'/a~acan
OPOJO
~.
\
~
'f.
.. COLQUECHACA
+ SAYPURU
+
YURA
PI ayo
CONDOR HUASI CHURUMATA
TOMATA TOBA
KARANKA
OMAGUACA
8 de 20
Fronteras 43
Una cronica local describe con minucioso detalle el proceso de anexion de este
piedemonte y explicita sus mecanismos. En los afios 1500, un "pariente" de
Huayna Cipac, Guacane, quien ha dejado a su hermano Condori en el Cuzco
(en cierto modo coma "rehén") explora las riberas de los rios Mizque y Chun-
guri. Descubre la colina de Samaipata (altitud: 1.950 metros), ultima cresta an-
dina que domina la llanura deI Guapay. La fortifica, se instala en ella yempren-
de la explotacion agrfcola de las cabeceras de valle vecinas. Después de algunos
afios, decide emprender la conquista de la llanura vecina (actual region de Santa
Cruz), poblada de agricultores sujetos al jefe local Grigota:
Llevé> gran suma de preseas, de vestidos de cumbi, cocos y medias lunas de plata y
escoplos y hachuelas de cobre para presentar al gran cacique Grigota y a sus vasalios
con el fin de traerlos a su devocié>n (Alcaya, 1961 [co 1605]: 48; AGI Charcas 21).
Luego:
Continuando su conquista, ya como rey y Seiior de los llanos, entré> a ver su gente, que
con firme fe le respetaban y servian sin ninguna condicié>n, porque este Seiior les hada
grandes dadivas, a fin de que su nombre corriese la tierra adentro entre las demas nacio-
nes, que toda ella estaba encadenada de diferentes provincias, y a cada paso hallaban
grandes poblaciones, toda gente bruta y desnuda y nada belicosa. El cual tuvo el suceso
deseado a medida suya. Y para mas atraerlos a su servidumbre, los ocupaba poco a poco
en labrar chacaras de maiz y de cosas de la tierra, cebandolos con las cazas de los vena-
dos y peseas en los caudalosos rios, porque no echasen de ver que los metia en trabajos
y nuevas labores, y acompaiiabalos en correr avestruces y en la caza de pavas y liebres a
aquellos que son bien inclinados (Alcaya, 1961 [co 1605]: 48; AGI Charcas 21).
Aqui notamos como los habitantes de las llanuras, seguramente unos tama-
coci emparentados a los chané-arawak, vieron que se les imponia una lenta y
progresiva conversion de sus actividades predadoras y agrfcolas en prestaciones
de trabajo en beneficio deI nuevo y "prodigo" amo. Puede admitirse que el Inca
se apropio de los campos de maiz y que rec1uto a la mano de obra local, ya en
situacion de deudora -no olvidemos los regalos iniciales a sus jefes-. El suminis-
tro de los alimentos ricos (en protefnas) que connotan el caracter festivo de las
labores para el Inca debia provenir de la actividad colectiva, bajo el aspecto de
una partida de caceria 0 de pesca, de estos mismos agricultores. Notemos la
polisemia del verbo cebar: "alimentar, tanto para hacer engordar coma para en-
gafiar".2 "Colmar", "engordar", "cebar": (no estamos aqui ante el origen mismo
2 Articulo Cebar en C. Oudin: Tesoro de las dos lenrr;uas espafiola y francesa (1675), ed. facsimile,
Paris, 1968: 246.
9 de 20
44 Historia dei puebio chiriguano
3 Alcaya, 1961 [e. 1605]: 51-56. El trayecto atribuido a los invasores guarani (par el Pil-
comayo, jllegando donde los xaraye dei Alto Paraguay!) es inverosimi1. Son mas plausi-
bles las tres rutas propuestas par R. Diaz de Guzman (1974 [1612]: 70-71). El envia de
chiriguano cautivos al Inca es sefialada también par Sarmiento de Gamboa (1947 [1572]:
248). La fecha de 1526 se deduce de la encuesta realizada par el adelantadoJ. de Ayolas,
poco después de la fundaci6n de Asunci6n (1537) en Paraguay: "y par las lunas que
cantaron pareci6 haber once afios que [los invasores guaranG mataron a esos Incas [=
Condori y Guacane]" (Alcaya, 1961 [co 1605]: 64). Esta importante cr6nica local dei
padre Alcaya parece haber sida escrita par su padre, el capitan Martin Sanchez Alcaya-
ga, una de los fundadores de Santa Cruz de la Sierra (1561) y compilada por el hijo, que
era entances parroco de Mataca, un valle cerca de Potosi, en los afias 1604-1607, la
expedici6n de 1608 a los majo no es sefialada, y el ingreso deI virrey Marqués de Mon-
tesclaros, al cual esta cr6nica esta dedicada, en su cargo, fue en 1607. Par atra parte, la
menci6n de una expedici6n deI gobernador crucefio Lorenzo Suarez de Figueroa reali-
zada en 1582 ("hace 22 afios", Ibid.: 59) nos da una indicaci6n de redacci6n de 1604.
10 de 20
Fronteras 45
cual divergen los cronistas. Dos de ellos hacen remontar su presencia en este
linde desde la época de Tupak Inca Yupanqui. Santacruz Pachacuti evoca un
curioso incidente que opuso al Inca con el general del ejército kolla enviado a la
vertiente oriental contra los "salvajes" amaz6nicos: entenindose de su nombra-
miento, considerado coma un "exilio", en la frontera chiriguana, este ultimo
abandona precipitadamente su conquista y regresa al Cuzco para exigir explica-
ciones al Inca que, entonces, revoca la sanci6n (1968 [1613]: 304). ~C6mo inter-
pretar esta negativa a ir a defender el sureste andino? ~Era ya tan apremiante la
amenaza guarani? Garcilaso, a su vez, da cuenta de un intento deI mismo Tupak
Inca Yupanqui para someter la "provincia" de los chiriguano: sus exploradores
reportaron que los "naturales eran unos crasos brutos peores que las bestias
feroces" y durante dos afios el ejército imperial se bati6 en vano contra ellos. De
este episodio se dedujo que una primera invasi6n habia inducido a los chirigua-
no a establecerse en los contrafuertes andinos desde el ultimo tercio del siglo
XV. Sin embargo, la descripci6n de su territorio pantanoso y cubierto de espesu-
ras (montafia brava, pantanos y ciénagas), por 10 tanto dificilmente penetrable,
al que se imputa el fracaso inca, no corresponde a la ecologia de la vertiente
andinaj podria aplicarse, por el contrario, a la regi6n del Alto Paraguay, Ulla de
las vias privilegiadas por las expediciones guarani hacia el noroeste. 4 Pese a la
distancia (unos 500 kiI6metros), semejante intento inca, a partir del piedemonte
andino, no es inconcebible.
Si bien no puede indicarse, para esta época, el grado de proximidad geogni-
fica de las bases guarani, el peligro que representaban y el desencadenamiento
epis6dico de las incursiones relampago contra el mundo andino no eran menos
reales. Cuando el sucesor de Tupak Yupanqui vino en persona a colonizar el
valle de Cochabamba, puso a los "naturales [chui y cota] en las fronteras de los
indios chiriguano". Algunos cronistas afiaden que envi6 a unos capitanes contra
ellos, otros dicen que se neg6, considerandoles demasiado atrasados -este des-
precio podria encubrir Ull fracaso imperial-. s
4 Garcilaso de la Vega, 1960 [1609]: libro VII, cap. XVII, p. 354. Sin embargo, su des-
cripci6n deI habitat salvaje no es mas que una narraci6n convencional, porque en un
texto del mismo autor, a prop6sito de los Anti, se encuentra la evocaci6n de "maleza de
montes, ciénegas y pantanos" (Ibid.: libro IV, cap. XVI, XVII, p. 241). Sobre la regi6n
del Alto Paraguay, en particular las ciénegas de Xarayes, ver las descripciones de A.
N6iiez Cabeza de Vaca (1971 [1555]: cap. 59-71, pp. 185-207).
5 Sobre la nueva demarcaci6n fronteriza, ver las declaraciones de los caciques de Paria
(1556), publicadas por la Universidad San Sim6n de Cochabamba (1975) y analizadas
por Wachtel (1980). Las alusiones a una nueva expedici6n inca contra los chiriguano se
encuentran en Sarmiento de Gamboa (1947 [1572]: 248) y Cabello de Balboa (1951
[1586]: libro 3, cap. 21, p. 362). Murua describe también esta ofensiva de un capicin de
Huayna Capac (1962 [1613]: cap. 36, pp. 99-100), pero en un capitulo anterior de su
Historia deI Piru, habla del desprecio de los inca por estos salvajes, seguido por la negativa
11 de 20
46 Historia dei pueblo chiriguano
Podemos ver, por tanto, que entre el relato de la cronica local, partidaria de
una fecha tardia de la expansion inca y de los asaltos guarani (primer tercio deI
siglo XVI) y las aseveraciones de los cronistas andinos relativas a enfrentamien-
tos directos anteriores, es toda una interpretacion deI establecimiento chirigua-
no en el piedemonte andino la que esta en juego. Conviene examinar nuevas
piezas del expediente.
Al sur deI rio Guapay, los grandes sefiorIos regionales habian fortificado su pe-
riferia oriental antes de su incorporacion al Tawantinsuyu. Los "sefiores" yam-
para y qara-qara indican el nombre de varios de estos fuertes y, a pedido de los
primeros, el Inca Huayna Capac "envia aIli a numerosos indios para defender-
los de los Chiriguano". La presion guarani -confirmacion de su vigor desde el
fin deI siglo xv- pudo influir para favorecer la alianza de las etnias meridionales
con el poderoso conquistador inca. Es asi camo sus dirigentes recibieron, en
retribucion, prestigiosos regalos en vestimentas. 6 Pero otras Fuentes evocan una
anexion mucho mas roda. Los opositores de todo el sur andino se atrinchera-
a conquistarles (ibid.: cap. 30, p. 77). La "relaci6n hist6rica (...) deI rfo de la Plata",
an6nima y sin fecha, habla, por el contrario, de Ulla vergonzosa retirada (AGI Pat. 28 r.
61: 1); ese documento es probablemente de los afios 1580; fue publicado en los Docu-
mentos relativos a la historia y geografia de la conquista y colonizaciôn dei Rio de la Plata,
Buenos Aires, 1941, t. v: p. 333). El dominico J. Meléndez habla en cambio de una
conquista abandonada por desprecio: "habiéndolos conquistado los reyes incas del Cuzco
los despreciaron coma a salvajes..." (Tesoro verdadero de las Indias, Roma, 1681: 564b-
565a). Estas simples variaciones sobre el mismo tema que -no 10 olvidemos- pueden
aludir a otros episodios del enfrentamiento entre chiriguano e inca, demuestran hasta
qué punto la historiografia incaica refleja, ante todo, la ideologfa cuzquefia.
6 Asf, los Ayrnoro "tenfan unas fortalezas en Dilava y otra en Conyrna y otra en Cuscoto-
ro". Otro testigo confirma: "tenfa unos pucaras en Conima y Cuscotoro y Lialia" (La
Plata, l.X. 1586, AGI Charcas 44). Cuzcotoro, mencionado por varios cronistas es
probablemente el actual Incahuasi, cuyas ruinas se encuentran en la cumbre de la cordi-
llera del mismo nombre, entre las ciudades de Monteagudo y Camiri, a plomo sobre las
ultimas pequefias estribaciones cerca dei Chaco (mis adelante, nota 10). Los presentes
a los "sefiores" regionales eran tres "camisas" (runicas) finamente bordadas con oro,
plata y plumas (Probanzas de los Colque Guarachi, La Plata, 1575-1577, AGI Quito
30). [Hoy sabemos que la fortaleza de Cuscotoro 0 Cuzcotoro no es la misma que la de Incahuasi;
fue localizada y estudiada a partir de 1993 por Martti Pdrssinen ("Cuzcotoro y el sistema
incaico de fortificaciones en Chuquisaca, Bolivia" en Martti Pdrssinen y Ari Siiridnen: Andes
orientales y Amazonfa occidental. Ensayos entre la historia y la arqueologfa de Bolivia,
Brasil y Peru, La Paz: Producciones CIMA, colecciôn "Maestria en historias andinas y
amazônicas" vol. 3, 2003) N.d.E.].
12 de 20
Fronteras 47
7 BN Madrid ms. 2010: 38v. Al parecer este relato, atribuido aJ. Bautista Salazar, repite
el Discurso de la sucession y gobierno de los Yngas (anônimo y sin fecha, misma ubicaciôn,
publicado por Maurtua, 1906: t. 8, p. 156).
8 Sobre las rebeliones, ver la crônica citada en la nota 5, los textos de J. v. Murra en
Annales (1978: 927-935) y de F. Pease (Del 7àwantinsuyu a la historia dei PerU, Lima,
1978, p. 95).
9 Un importante juicio sobre la atribuciôn de grupos moyo-moyo entre varios encomen-
deros de Charcas da muchas informaciones sobre estos pequefios grupos fronterizos
dispersados por las agresiones guaranî (véase AGIJusticia 658 y 1125). La instalaciôn
de mitmaqkuna fronterizos en el sureste es mencionada por muchos cronistas (por ej.
Lizârraga, 1968 [1603-1609]: cap. 108, p. 92); segûn Santacruz Pachacuti (1968 [1613]:
310), éstos provendrîan del Chinchaysuyu. Sarmiento dice que el capitân inca encarga-
do de reforzar la frontera reclutô numerosas tropas en el Collao (1947 [1572]: 248). La
lista de las aldeas que todavîa existîan a finales del siglo XVI revela la presencia de
mitmaqkuna lupaqa, cana y canchi, konde, kolla y karanka (véase cédulas de encomien-
da y censos parciales, AGI). Segûn los informantes, estos defensores de las fronteras
habrîan sido entre 1.000 mitmaqkuna (Alcaya, 1961 [co 1605]),2.000 (Polo de Ondegardo,
1574. AGI Pat. 235 r. 1),0 incluso 4.000 (P. de Segura, carta de 1582, AGI Pat. 235 r. 9,
publicada por Mujîa, 1914: t. 2, p. 630).
13 de 20
48 Historia dei puebla chiriguano
10 Los informadares guarani y chané (de origen arawak) contestan las preguntas de los
capitanes al mando de A. Nunez Cabeza de Vaca (1971 [1555J: cap. 54-60 y 70, pp. 179-
191,204,230). Las informaciones de los de 1558-1559, interrogados par Nuflo de
Chavez, fueron publicadas por Jiménez de la Espada 1965: t. l, pp. 96-101. Los copore
y corniche son mencionados en una lista de aIdeas indigenas presuntamente dadas en
encomienda par el capitan Andrés Manso (La Plata, 27.Iv.1563, ANB EP 5: 652, nota-
rio A.guila), matado poco después por los chané y chiriguano del Parapiti.
Il Sobre Pocona, reforzado por Huayna Capac, ver numerosos cronistas (Cieza de Leôn
en 1550; Polo en 1571; Sarmiento de Gamboa en 1572; Santacruz Pachacuti en 1613
y Cobo en 1653); sobre Samaipata, ver Alcaya (1961 [co 1605]: 48); sobre Cuzcotoro,
ver la probanza de Aymoro (1586, ver nota 4) y Diaz de Guznün (1974 [1612]: 68).
14 de 20
Fronteras 49
Las ubicaciones propuestas por F. Pease (1978: 95) son todas errôneas. El geôgrafo
Oscar Schmieder (1926), que recorriô el sureste boliviano en 1924, nombra varias for-
talezas que dominaban las arillas deI rio San Juan de Oro (Escapana, Taraya, Condar-
huasi, Palqui, Noquera). Erland Nardenskië>ld estudiô Inkallajta en un artlculo publi-
cado en 1915 (versiôn espafiola en la revista Khanan° 21-24, La Paz, 1956-1957: 6-22);
también 10 hizo J. Lara, en una obra publicada en 1927 y reeditada en 1967 en Cocha-
bamba. Sobre Samaipata, véase Leo Pucher (Sucre, 1945) y Ponce Sanjinés (Khana n°
39, La Paz, 1967). Seglin Cafiete y Domfnguez, estas cuatro grandes fartalezas fueron
probablemente destruidas por los chiriguano (1952 [1787]: cap. XIII).
12 Polo de Ondegardo, Relacùin..., 1574 (AGI Pat. 235 r. 2); y DIaz de Guzmfm, Relaciôn ... ,
1617 (BNParls ms. 175; 1979 [1617]: 72).
15 de 20
50 Historia dei puebla chiriguano
13 Ver los textos de B. Susnik (1975 Y 1978). Este conjunto de obras es bien infonnado,
aunque un poco difîcil de leer.
14 Ver las citas dadas en la nota 3. Sanniento de Gamboa en 1572, Cabello de Balboa en
1586 y Murua en 1613 hablan de una contraofensiva inca victoriosa, mientras que Cie-
za en 1553 Yla ya citada RelaciOn... dei Rio de la Plata (hacia 1570-1580) mencionan una
retirada humillante.
15 Esta es la idea que nos da el siempre bien informado Polo de Ondegardo (1916 [1571]:
162) quien, en otro escrito, aplaude esta intervenci6n deI Inca que supo evitar 10 peor
para el conjunto de gentes de la frontera deI Charcas meridional (AGI Pat. 235 r. 2,
publicado por Mujia, 1914: t. 2, p. 86).
16 de 20
Fronteras 51
16 Ver las diferentes declaraciones de este complejo litigio sobre la posesi6n en encomien-
da de moyo-moyo en AGI]usticia 1125. Sobre los karanqa, ver otra disputa de enco-
menderos en AGI Justicia 658. Esquila podria ser el antiguo nombre de Condorhuasi.
17 "The Inca had to fortify this frontier for protection rather than as a base for expansion"
(Schmieder, 1926: 90).
17 de 20
52 Historia deI puebla chirig;uano
18 Testimonio de! capitan Juan Rodriguez Duran (La Plata, 24.IX. 1604) en la probanza
de! capitan Luis de Fuentes (AGI Pat. 137 n° 1 r. 2: 96).
19 Ésta es la afirmaci6n de B. Susnik (1968: 174) "segûll algunas versiones" (?); ver Santa-
cmz Pachacuti, 1968 [1613]; 310). Una disposici6n real menciona al cacique "principal
de los indios tomatas copiapoie" (La Plata, 20.1. 1596, en el "Pleito sobre las tierras de
Canasmoro", ANB EC 1601/3: Sv.
20 Ver la "Relaci6n en suma de la tierra y poblaciones que don Ger6nimo 1. de Cabrera
gobernador de la provincia de 10sJuries..." (cerca de C6rdoba deI Tucuman, hacia 1573,
documento de! AGI publicado en Jiménez de la Espada, 1965: t. 1, pp. 388-389).
21 Ver las probanzas deI fundador de San Salvador de Jujuy (1592, AGI Charcas 98) y deI
corregidor de Atacama (1596, AGI Charcas 80). La historia de toda esta regi6n fronte-
riza es practicamente desconocida.
18 de 20
Fronteras 53
19 de 20
54 Historia deI puebla chiriguano
t'a). Por otra parte, los grupos locales no siempre disponen de excedentes agri-
colas, ya sea porque estan recientemente sometidos 0 bien debido a la ocupa-
cion de zonas ecologicamente poco favorables. En todos los casos, el cierre de
antiguos circuitos de intercambios interecologicos 0 la implementacion de nue-
vos mediante la insercion de mitmaqkuna multiétnicos merecen estudios mas
profundos a partir de documentos mas explicitos.
La relativa facilidad con la que centenares de guerreros llegados del este
vencieron las defensas fronterizas pone de relieve la fragilidad deI sistema impe-
rial. Recordemos que, si bien la amenaza guarani parece ser antigua -tal vez
remonte, mas alla deI siglo XV; a flujos migratorios iniciados en Paraguay desde
los siglos XIII 0 XN-, la verdadera ruptura, historicamente atestiguada, al me-
nos en el sector situado entre los rios Guapay y Pilcomayo, data de la tercera
década deI siglo XVI. Esta penetracion, se la atribuya 0 no a la intervencion
europea (la direccion de las operaciones por los naufragos portugueses habria
as! asegurado la cohesion de las tropas indigenas poco disciplinadas al mismo
tiempo que revelado la vulnerabilidad de las fronteras andinas), testimonia a la
vez de las debilidades estructurales y de la crisis de crecimiento de un Tawantin-
suyu preso de las luchas de facciones y llegado a los limites de sus capacidades
ecologicas, politicas y militares de control espacial. Por negligencia de las guar-
niciones 0 por incuria de los gobernadores, por cansancio de los mitmaqkuna 0
por pasividad de las poblaciones locales, el deterioro de las fronteras meridiona-
les muestra las contradicciones de una dominacion inca demasiado rapida y su-
perficial, donde los incesantes desplazamientos de poblaciones no aseguran ne-
cesariamente la mejor eficacia deI control estatal.
20 de 20