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DERECHO
DE LAS
SOCIEDADES
COMERCIALES
COMENTARIO AL TEXTO ORDENADO
DE LA LEY 19.550 - REFORMADA POR LA LEY 22.903 -
SEGUN DECRETO 841/84
DOCTRINA - JURISPRUDENCIA
DERECHO COMPARADO
JOINT VENTURES
SOCIEDADES EXTRANJERAS
NOMINATIVIDAD DE ACCIONES
ASEGURADORAS DE RIESGOS DEL TRABAJO
SOCIEDADES DE GARANTÍA RECÍPROCA
ABELEDO - PERROT
CAPÍTULO IX
TRANSFORMACION, FUSION Y ESCISION
A) DE LA TRANSFORM4CJON
La ley 22.903 modificó también la regulación de los requisitos necesarios a cumplir para el trámite de transformación.
Se requiere:
1) acuerdo unánime de los socios o las mayorías estatutarias previstas;
2) confección de un balance especial que debe haber sido cerrado a no más de un mes de la fecha en
que se tome la resolución social de transformación; debiendo estar a disposición de
todos lOS socios por lo menos quince días antes de la reunión o asamblea que considere la
transformación. Para la aprobación de este balance se exige la misma mayoría que para aprobar el
balance general. Se ha eliminado el requisito de poner ese balance a disposición de los acreedores,
como preveía la ley 19.550, en razón de que la modificación del tipo social no los perjudica;
3) instrumentación de la transformación, concurriendo los representantes sociales de la
sociedad transformada y de los nuevos representantes. Debe dejarse constancia de los socios
recedentes que se retiran de la sociedad y del capital que representan. Deben cumplirse las
formalidades que correspondan de acuerdo al nuevo tipo social adoptado: por ejemplo si una sociedad
colectiva se transforma en anónima, deberá celebrarse el acto por escritura pública;
4) publicación por un día en el Boletín Oficial o el diario respectivo de publicaciones
legales correspondientes a la sede social y sus sucursales. El plazo de publicación se redujo a un solo
día en vez de los tres que preveía la ley 19.550. Esa publicación deberá contener:
- fecha de la resolución social que dispuso la transformació n;
- fecha del instrumento de transformación, a que hace referencia el punto 3);
- la razón social o denominación social anterior y la nueva. Se exige que la nueva
denominación o razón social no deje dudas de la identidad con la sociedad transformada, requisito o
previsión no contemplado en la ley 19.550;
- los socios que se retiran de la sociedad y de los que se incomoran y el capital que
representan;
- determinar las modificaciones del contrato social, en cuanto al capital, duración,
objeto social, organización de la administración y otras reglas.
5) inscnpción de la transformación, acompañando el instrumento (punto 3) y el balance
(punto 2), en el Registro Público de Comercio y en los registros que correspondan conforme el tipo de
la sociedad. También se deberá inscribir la transformación en el Registro de la Propiedad Inmueble y
del Automotor, si hubiera bienes inmuebles o automotores o gravámenes de los que deba tomarse
razón. Todas estas inscripciones las ordenará el juez o la autoridad administrativa a cargo del Registro
Público de Comercio. La transformación no tiene efectos frente
a terceros mientras no se inscriba, siguiendo el criterio general establecido en los artículos 5Q,
7Q y 12, L.S.
a) Concepto
El derecho de receso es el derecho del socio a retirarse de la sociedad y obtener el reembolso
de su parte de capital.
La ley prevé el derecho de los socios disconformes con la transformación a retirarse de la
sociedad.
Lógicamente que ello será procedente cuando no se requiere unanimidad para el cambio de
tipo social.
1) los socios que votaron en contra de la transformación. Esto elimina a los que votaron a
favor y también a los que se abstuvieron; y
2) los socios ausentes, que no concurrieron a la reunión social o asamblea donde se
resolvió la transformación de la sociedad.
La ley 19.550 concedía el derecho de receso a los socios disidentes y a los ausentes. Disidente
es el que se opone a algo, de modo que la expresión sería equivalente a "socios que votaron en contra",
porque el que se abstiene, nada dice, luego no se opone. Pero, de todos modos, la expresión es, con la
reforma, muy clara y sin margen para las dudas.
En principio rige el plazo que se hubiera fijado en el contrato o estatuto social. Si nada se hubiera
previsto allí,'el plazo será de quince dlas corridos, contados desde la fecha de la reunión o asamblea que
resolvió la transformación.
El artículo 245 L.S. sobre el receso en las sociedades anónimas, aplicable a las sociedades en
comandita por acciones (art. 316), fija para los ausentes un plazo de quince días contados a partir de las
publicaciones que deben efectuarse; pero los accionistas que votaron en contra tienen sólo un plazo de cinco
días.
Vimos ya que el artículo 77, inciso 2º) exige la confección de un balance especial como
requisito de la transformación. Es en base a este balance que se deberá liquidar la parte del socio
recedente.
Se discute la naturaleza recepticia o no del receso, en el sentido de que el mismo sólo surte
efectos desde el momento en que la sociedad toma conocimiento de la voluntad de receder
•1
del socio
Art. 79. - La transformación no afecta las preferencias de los socios, salvo pacto en contrario.
Este artículo, modificado por la reforma (ley 22.903), mantiene en su redacción el párrafo primero
de la ley 19.550 y suprime el segundo párrafo, que remitía a la aplicación del artículo 245 L.S.
Supresión justificada por cuanto la forma de reembolso de su parte al socio recedeñte se rige por la
norma del artículo 78, ya referido.
1
Ver el comentario al artículo 245, L.S. en el Capítulo XVII, nro. 283. Ver además: DASSO, Ariel A., "El derecho de receso, su
naturaleza y forma de ejercicio", L.L., 9-IX-1982, págs. 1 a 4; en contra SCUTI, Ignacio A. (h.), "La ley 22.903 y el receso en las sociedades
anónimas", R.D.C. O., 1983, pág. 810.
Los socios que permanecen en la sociedad mantienen su derecho de preferencia sobre las partes
de los recedentes, salvo pacto en contrario existente en el contrato social o estatuto. Es decir que los
socios que continúan tienen preferencia para adquirir la parte social del recedente, sea su parte de
interés, cuotas o acciones.
La resolución de transformación puede ser dejada sin efecto por los mismos socios, mientras no haya
sido inscripta, determ;nó la ley 22.903. La ley 19.550 autorizaba la rescisión siempre que no hubiera perjuicios
para los socios y los terceros y no hubiera mediado la publicación referida en el artículo 77.
De todos modos, si hubiera mediado publicación, habrá que hacer una nueva publicación comunicando
la rescisión.
La rescisión requiere la misma mayoría que la votación de la transformación.
B) DE LA FUSION
Efectos.
La nueva sociedad o la incorporante adquiere la titularidad de los derechos y obligaciones de las sociedades disueltas produciéndose
la transferencia total de sus respectivos patrimonios al inscribirse en el Registro Público de Comercio el acuerdo definitivo de fusión y el
contrato o estatuto de la nueva sociedad o el aumento de capital que hubiere tenido que efectuar la incorporante.
La fusión implica "unión" de dos o más sociedades. La fu-Sión puede ser "pura" o "por absorción".
En la fusión pura dos o más sociedades se unen para constituir una nueva. Por ello se disuelven, pero
no se liquidan. Por ejemplo las sociedades A y B se fusionan y dan nacimiento a la sociedad C, donde C = A +
B.
En la ft¿sión por absorción una sociedad incorpora y absorbe a otra u otras sociedades, que también
se disuelven (las incorpo
radas) sin liquidarse. Este es el procedimiento clásico de crecimiento empresarial, de "concentración",
por el cual una empresa crece absorbiendo a las más pequeñas de su ramo o actividad.
La nueva sociedad resultante de la fusión pura o "propia" asume la totalidad de los derechos y
obligaciones de las sociedades fusionadas.
En la fusión por absorción, la sociedad "incorporante" asume esos derechos y obligaciones.
La ley 22.903 aclaró en la refórma al artículo 82 que la transferencia de los respectivo patrimonios se
producirá al mscribirse en el Registro Público de Comercio el acuerdo definitivo de fusión y el nuevo contrato
social o el aumento del capital de la incorporante.
Resoluciones sociales.
2º La aprobación del compromiso previo de fusión y de los balances especiales por las sociedades participantes en la fusión, con los
requisitos necesarios para la modificación del contrato social o estatuto.
A tal efecto deben quedar copias en las respectivas sedes sociales del compromiso previo y del informe del síndico en su caso, a
disposición de los socios o accionistas con no menos de quince (15) días de anticipación a su consideración;
Publicidad.
3º La publicación por tres (3) días de un aviso en el diario de publicaciones legales de la jurisdicción de cada sociedad y en uno de
los diarios de mayor circulación general en la República, que deberá contener:
a) la razón social o denominación, la sede social y los datos de la inscripción en el Registro Público de Comercio de cada una de las
sociedades;
b) el capital de la nueva sociedad o el importe del aumento del capital social de la sociedad incorporante;
c) la valuación del activo y del pasivo de las sociedades fusionantes, con indicación de la fecha a que se refiere;
d) la razón social o denominación, el tipo y el domicilio acordado para la sociedad a constituirse;
e) las fechas del compromiso previo de fusión y de las resoluciones sociales que lo aprobaron.
Acreedores: Oposición.
Dentro de los quince (15) días desde la última publicación del aviso, los acreedores de fecha anterior pueden oponerse a la fusión.
Las oposiciones no impiden la prosecución de las operaciones de fusión pero el acuerdo definitivo no podrá otorgarse hasta veinte
(20) días después del vencimiento del plazo antes indicado, a fin de que los oponentes que no fueren desinteresados o debidamente garantizados
por los fusionantes puedan obtener embargo judicial;
Acuerdo definitivo de fusión.
4º El acuerdo definitivo de fusión, otorgado por los representantes de las sociedades una vez cumplidos los requisitos anteriores, que
contendrá:
a) las resoluciones sociales aprobatorias de la fusión;
b) la nómina de los socios que ejerzan el derecho de receso y capital que representen en cada sociedad;
c) la nómina de los acreedores que habiéndose opuesto hubieren sido garantizados y de los que hubieren obtenido embargo judicial;
en ambos casos constará la causa o título, el monto del crédito y las medidas cautelares dispuestas, y una lista de los acreedores desinteresados
con un informe sucinto de su incidencia en los balances a que se refiere el inciso 1º, apartado b);
d) la agregación de los balances especiales y de un balance consolidado de las sociedades que se fusionan
Inscripción registral.
5º La inscripción del acuerdo definitivo de fusión en el Registro Público de Comercio.
Cuando las sociedades que se disuelven por la fusión estén inscriptas en distintas jurisdicciones deberá acreditarse que en ellas se ha
dado cumplimiento al artículo 98.
La ley 22.903 introdujo una profunda reforma en este tema, precisando con mayor claridad ciertos
aspectos como el momento inicial de la fusión, estableciendo la regla que esos balances deben cerrar en igual
fecha, confeccionarse sobre bases homogéneas y adoptar iguales criterios de evaluación; prevé específica-
mente el proyecto de contrato de la nueva sociedad o las reformas a introducir al contrato social de la
incorporante, etcétera2.
La ley trata con minuciosidad y precisión de reglar las distintas etapas por las que transitará la fusión,
trámite largo y engorroso, no exento de dificultades; pero a poco que analicemos el artículo 83 advertiremos que
ya el llamado "compromiso previo de fusión" presupone la existencia de un acuerdo anterior entre las sociedades
fusionantes. En efecto, ya en ese momento las partes han realizado los balances especiales necesarios para cuya
confección ha debido existir acuerdo previo. De modo que en la realidad de los hechos las etapas no serían cinco
como las des-cribe esa norma, sino seis; y el llamado "compromiso previo" sería posterior al acuerdo base sobre
el que se iniciaron las conversaciones.
2 La doctrina nacional ya había advertido la necesidad de llenar los vacíos que dejaba la ley: ver VERGARA del
CARRIL, Angel, "Propuestas de interpretación sobre algunas variantes del proceso de fusión", La Información, nro 628, t.
XLV, alio LIII, abril de 1982, pág. 885.
b) Compromiso previo ae fusión: que debe ser suscripto por los representantes de las sociedades
que se fusionarán. Este documento debe contener:
1) una exposición sobre los motivos y finalidades de la fusión, expuestos con la mayor claridad,
para la debida ilustración de los socios de las sociedades fusionantes;
2) los balances especiales a que nos referimos anteriormente al analizar el "acuerdo base". Este
balance debe ser firmado por los administradores sociales (la ley 22.903 habla de balances "preparados" por los
administradores, cuando en realidad no interesa quiénes los han preparado sino quiénes los suscriben como
responsables) con informes de los síndicos, en su caso. Estos balances deben haber sido cerrados en igual fecha
y no anterior a los tres meses de la firma del "compromiso";
3) la relación de cambio de las participaciones sociales, cuotas o acciones. Esta es una
incorporación que hizo la ley 22.903 y tiene, indudablemente, enorme importancia. Pues no podrá haber fusión
si las partes no se ponen de acuerdo respecto de la "paridad" de cambio que aplicarán a sus participaciones
sociales. Indudablemente que la exigencia sobre homogeneización de criterios para la confección de los
balances, la determinación de una misma fecha de cierre y la adopción de iguales pautas de valuación facilitarán
la solución de este problema;
4) el proyecto de contrato social de la nueva sociedad (en caso de fusión propia) o las reformas a
introducir en el contrato de la sociedad incorporante (en caso de fusión por absorción); y
5) las limitaciones que las partes convengan respecto de las administraciones de los negocios
sociales y las garantías que estipulen para darse mutuas seguridades respecto de una actividad normal en las
respectivas sociedades hasta la terminación del trámite de fusión con su respectiva inscripción. Aquí puede
pactarse la actuación de "veedores" o "auditorías externas" designadas de común acuerdo, etcétera.
c) Consideración y aprobación por los órganos societarios dei compromiso previo de fusión: el
compromiso previo es firmado por los representantes sociales. Pero tal compromiso y los balances especiales
confeccionados por los órganos de administración deben ser aprobados por las asambleas o reuniones de socios,
según el tipo de sociedad de que se trate.
Por ello, quince días antes de la reunión de la asamblea social, deben ponerse a disposición de los socios
en las respectivas sedes sociales, copias de ese compromiso previo que contiene los respectivos balances, y
también copias de los informes de los síndicos, en su caso.
Las asambleas deben aprobar el "compromiso previo con los requisitos de quórum y mayorías que
determinen sus respectivos contratos sociales para las modificaciones a los mismos.
d) Publicidad: la norma exige la publicación de un aviso con contenido preciso, que deberá efectuarse
en el Boletín qflcial de la jurisdicción de cada sociedad y en un diario de mayor circulación en el país, por un
plazo de tres días.
El contenido minuciosamente referido cubre adecuadamente la información necesaria para la protección
de los derechos de terceros.
Esta publicación que ordena la ley tiene por finalidad garantizar el debido ejercicio de sus derechos a
los acreedores sociales. La ley 22.903 eliminó el criterio sustentado en la ley 19.550 de aplicación del régimen
de transferencias de fondos de comercio de la ley 11.867 para el trámite de fusión. Receptando las críticas a la
anterior normativa, ahora se establece un régimen propio de publicidad.
Oposición de los acreedores sociales: en el régimen de la ley 19.550 la oposición de los acreedores
impedía la fusión, salvo que fueran desinteresados o se les ofrecieran y constituyeran garantías adecuadas, y en
caso de discrepancias respecto de las garantías resolvía el juez.
La ley 22.903 sentó el principio de que la oposición de los acreedores no impide la fusión, aunque no
hayan sido desinteresados ni garantizados. Sólo cabe darles un plazo de veinte días para que obtengan embargo
judicial sobre bienes de sus respectivas deudoras. De esta forma no se interrumpe la prosecución de los trámites
de la fusión y no se afectan tampoco los derechos de los acreedores sociales.
La oposición deben formularla los acreedores dentro de los quince días desde la última publicación del
aviso referido anteriormente.
e) Acuerdo definitivo de fitsión: terminadas las publicaciones, se celebrará el "acuerdo definitivo" que
será suscripto por los representantes sociales y que deberá contener:
1) una transcripción de las resoluciones de las asambleas sociales que aprobaron la fusión;
2) nómina de los socios que ejer'zan el derecho de receso y capital que representan en cada
sociedad. Ya veremos que en caso de fusión, cualquiera sea la forma, los socios de las sociedades que se
disuelven tienen derecho a retirarse de la sociedad;
3) situación de los acreedores sociales, con indicación de los que hubieran sido desinteresados, de
los que hubieran sido garantizados y de los que hayan trabado embargos. En el caso de acreedores
desinteresados (a los que se les ha pagado sus acreencias) deberá señalarse la incidencia de esos pagos en los
balances respectivos; y en el caso de acreedores garantizados y embargantes, se detallará el título o causa del
crédito, su monto y las medidas cautelares trabadas (y aunque lo omite la ley 22.903, también deberán indicarse
las garantías constituidas); y
4) deben agregarse los balances especiales y un "balance consolidado" de las sociedades que se
fusionan. Este balance "consolidado" es una exigencia de la reforma de la ley y recoge una experiencia práctica.
El reflejará la realidad económica de la nueva sociedad resultante de la fusión, o bien la situación de la sociedad
incorporante luego de la absorción.
La ley 22.903 reguló con mayor precisión este tópico, sentando en principio la regia que habrá que
respetar lo convenido entre las partes. En defecto de pacto expreso, desde el acuerdo definitivo la administración
y representación de las sociedades fusionantes disueltas estará a cargo de los administradores de la nueva
sociedad (sociedad fusionaria) o de la incorporante (en caso de fusión por absorción), con suspensión en sus
funciones de quienes las administraban, con excepción del caso de ejercitar la acción de rescisión, que luego
analizaremos.
118. DERECHO DE LOS SOCIOS DE LAS SOCIEDADES DISUELTAS (Art. 85)
Art. 85.- Receso. Preferencias. En cuanto a receso y preferencias se aplica lo dispuesto por los artículos 78y 79.
Los socios de las sociedades que se disuelven (no los accionistas de la sociedad incorporante, según el
artículo 245) pueden ejercer el derecho de "receso", aplicándose lo dispuesto al respecto en el artículo 78. A su
vez los socios conservan las "preferencias" que tuvieren, aplicándose el artículo 79 ya considerado.
Mientras no se haya celebrado el "acuerdo definitivo de fusión" las sociedades fusionantes pueden dejar
sin efecto su decisión de fusionarse.
Al respecto, la ley 22.903, modificando la ley 19.550, distingue dos momentos u oportunidades en que
puede revocarse tal decisión:
a) el compromiso puede ser dejado sin efecto por cualquiera de las partes si no se han obtenido todas las
resoluciones sociales aprobatorias en el término de tres meses; en este caso sin condiciones; y
b) mientras no se haya celebrado el acuerdo definitivo, se pueden dejar sin efecto - revoca rse - las
decisiones asamblearias aprobatorias del compromiso previo, con iguales requisitos de quórum y mayorías que
las exigidas para la toma de la decisión aprobatoria de la fusión, pero siempre que no cause perjuicios a las
sociedades, los socios y los terceros. Existiendo perjuicios no podrá revocarse ya la decisión asamblearia, de
modo que la fusión seguirá su trámite, sin perjuicio, y para el caso de exigir justa causa, del derecho a demandar
la rescisión, que analizaremos seguidamente.
Mientras el acuerdo definitivo no haya sido inscripto, cual-quiera de las sociedades fusionantes puede,
existiendo justos motivos, demandar la rescición del acuerdo de fusión. La reforma de la ley 22.903 toma el acto
de la inscripción del acuerdo de fusión como el momento límite para promover la demanda de rescisión,
modificando el criterio anterior que lo establecía en el del otorgamiento del acuerdo definitivo.
La demanda respectiva se deberá interponer ante la jurisdicción que corresponda al lugar donde se
celebró el acuerdo definitivo.
C) DE LA ESCISION
La ley 19.550 admitía dos supuestos de escisión y la ley 22.903 incorporó el caso de la escisión-
división. Por ello, precisando, dice ahora el artículo 88 reformado que habrá escisión cuando:
a) una sociedad destina parte de su patrimonio para fusionarse con otra u otras sociedades
existentes, o para participar con ellas en la creación de una nueva sociedad;
b) una sociedad destina parte de su patrimonio para constituir una sociedad nueva o más de una,
también sin disolverse; y
c) una sociedad se disuelve sin liquidarse, para constituir, con la totalidad de su patrimonio, dos o
más sociedades nuevas (escisión-división). La incorporación de esta forma de escisión constituyó una
innovación sustancial de la reforma.
122. REQUISITOS
La reforma de la Ley de Sociedades comerciales precisó los requisitos que se deben cumplir para
la regularidad de la escisión, mejorando las simples remisiones que efectuaba la ley 19.550.
Se requiere:
a) resolución social -por reunión o asamblea, según el tipo social-, que apruebe la escisión; el
contrato social de la o las nuevas sociedades; la reforma del contrato social de la escindente, en su
caso; y del balance especial practicado a ese efecto; con las exigencias de quórum y mayorías
necesarias para la modificación del contrato social en el caso de fusión;
b) el balance esNcial de escisión, que no será anterior a tres meses de la resolución social respectiva;
c) la atribución de las partes sociales o acciones de la sociedad escisionaria (la nueva) a los socios o
accionistas de la escindente, en proporción a su participación en esta última;
d) la publicación de un aviso, por tres días, en el diario de publicaciones legales correspondienté a la
jurisdicción de la sociedad escindente y, además, en uno de los de mayor circulación general en la
República. Esta exigencia adicional establecida en la ley 22.903 es igual a la preceptuada para el
caso de fusión, ya analizada.
Esta publicidad tiene por objeto proteger los derechos de los acreedores sociales, que tienen
también el derecho de oposición, igual que en el caso de fusión. También tienen el derecho de
embargar bienes si no fueran desinteresados ni garantizados en sus créditos;
e) constitución de la sociedad escisionaria y modificación del contrato social de la escindente:
vencidos los plazos correspondientes al ejercicio del derecho de receder que tienen los socios y el
plazo para que los acreedores sociales expresen su oposición y puedan trabar embargo, en su
caso, se procederá a la suscripción del contrato social de la nueva sociedad y a modificar el
contrato de la sociedad escindente, con las formalidades que correspondan conforme al tipo social
de cada una;
f) inscripción de los contratos sociales: los contratos de la sociedad escindente y escisionaria, se
deben inscribir en el Registro Público de Comercio que corresponda a la jurisdicción del
domicilio social de cada una.
En este capítulo incorporamos los siguientes fallos que estimamos de importancia a los efectos de un
mayor esclarecimiento de los temas en él desarrollados.
1. JURISPRUDENCIA
A) DE LA TRANSFORMACION
108. CONCEPTO
En tal sentido, cabe rechaaar la acción de nulidad interpuesta por el socio de un Club de Campo contra la
decisión asamblearia por la cual se modificó el estatuto de dicha entidad transformándola de sociedad anónima en asociación
civil sin fines de lucro, ya que tal modificación no produjo ningún cambio sustancial en relación al status originariamente
asumido por el pretensor; habida cuenta de que la adopción del mencionado tipo societario mercantil encubrió, desde el inicio,
una configuración de carácter asociacional no societario, tal como resulta de la declaración del objeto estatutario, relativo al
fomento del deporte, que excluye toda obtención de posibles utilidades. Consecuentemente, la decisión asamblearia impugnada
es lícita, en tanto implica una mera continuidad del plexo involucrado en la causa contractual; pues, el vínculo plurilateral que
se ha configurado debe ser ubicado, en virtud de la aludida realidad subyacente, dentro del ámbito de las asociaciones.
Cám. Nac. Com., Sala B, 2-V-1995, "Arce, Hugo c. Los Lagartos Country Club sinulidad de asamblea", E.D., 14-
Vll-1995.
1. A partir de la vigencia de la ley 22.903 el derecho del socio recedente es un derecho pleno, perfecto y adquirido,
aunque sujeto a una modalidad, a una condición resolutoria, dada por la revocación por parte de la asamblea de la decisión que
dio causa y justificó el ejercicio del receso, revocación que resuelve o hace caducar ese derecho de receder.
2. El receso, aunque es un acto unilateral del accionista, está sujeto a un régimen similar al de los actos
condicionales. El recedente ab ilzitio es titular de un derecho subjetivo, aunque éste se halla condicionado a que dentro del
término legal no se produzca la revocación de la
decisión que le dio origen: si vence el término para que surja el acto extintivo y éste no se produce, el receso se reputa
perfecto desde el momento de la notificación.
3. Como consecuencia del ejercicio del derecho de receso, una vez notificada la sociedad, el accionista queda
separado de la misma y se convierte frente a ésta en un tercero titular de un derecho creditorio al reembolso, por parte de la
sociedad, del valor de sus acciones.
4. El derecho de receso es la atribución acordada por la ley a los accionistas disconformes con determinadas
resoluciones asamblearias, para retirarse de la sociedad mediante su manifestación unilateral de voluntad, con
reembolso del valor de sus acciones.
5 Comunicada a la sociedad la voluntad de receder por parte de un socio, éste pierde inmediatamente su calidad de
tal, y adquiere por esa sola circunstancia la condición de tercero ajeno a la sociedad y acreedor de ella por el valor de reembolso
de las acciones, sin perjuicio de la condición resolutoria mencionada. El derecho de receso es, por tanto, una acción individual
que otorga la ley al accionista en defensa de sus intereses particulares.
Cám. Nac. Com., Sala D, 8-V-1992, "Tacchi, Carlos c. Peters Hnos.", L.L., 1994-A, págs. 384 y sigs.
El artículo 245 in fine de la ley 19.550 san ciona de nulidad toda de-cisión societaria que dificulte el ejercicio o
excluya el derecho a receder del accionista. Lo preceptuado por el artículo 188 del mismo cuerpo legal debe interpretarse en
concordancia con ello.
Partiendo de esa premisa, debe tenerse en cuenta que la actual redacción del mentado artículo 245 concluye con las
anteriores divergencias doctrinarias en torno a la facultad de recurrir al receso por parte del accionista ante un aumento del
capital societario. La comisión redactora de la reforma introducida por la ley 22.903 explicita en la Exposición de Motivos la
intención de agotar la polémica doctrinaria y la inseguridad jurídica existente en la materia (cap. II, sec. V, apart. 16).
No puede -entonces- caber duda que es requisito para el qercicío de ese derecho que una asamblea extraordinaria haya
decidido el aumento del capital social y que debe recurrirse a una aplicación armónica de las normas legales para un mejor
ensamble de lo dispuesto por los artículos 188 y 245. Consecuentemente, la validez de la facultad reconocida por el citado
artículo 188 debe ser interpretada a la luz de las particularidades de cada caso, tal como lo sostiene el a qi¿o en la sentencia
impugnada. En efecto, la sociedad demandada utilizó y agotó la facultad prevista por el artículo 188, pues su asamblea
extraordinaria del 28 de noviembre de 1985 reformó la cláusula 4ta. del estatuto aumentando el capital social, pero
manteniendo la facultad de elevarlo hasta el quíntuplo por decisión de su asamblea. Este mecanismo intentado por la mayoría
de los accionistas de Mandataria Rural SA. conlíeva, en la especial situación en examen, que se soslayen aquellas vías que
aseguran
los derechos del accionista disidente porque se cercenaría su facultad de receder ante una reforma estatutaria que no
contó con la aprobación unánime de todos aquellos que tenían derecho a participar de la formación de la voluntad societaria.
Esta postura me lleva a reiterar que la interpretación y alcances de la posibilidad de aumentar hasta un quíntuplo el
capital social que establece el artículo 188 de la ley de la materia debe hacerse en concordancia con el ya mentado artículo 245
que en su última parte sanciona de nulidad a toda decisión societaria que excluya el derecho de receso de los accionistas
disconformes o agrave las condiciones de su ejercicio.
Con respecto a ese derecho se puede decir que la ley lo caracteri7a, y con esa finalidad lo mantiene, como un remedio
contra el poder ilimitado de las asambleas sociales y que constituye un instituto de suma importancia para el accionista,
irrenunciable anticipadamente salvo que la modificación esté prevista en el acto constitutivo, insusceptible de ser desconocido
por los estatutos ni por decisión asamblearia.
Más adelante, invocando el caso "Rutimor SA. c. Establecimientos Textiles Ituzaingó SA." (Cám. Nac. Com., Sala A'
23-XII-1971, L.L., 153-403), la accionada manifiesta que su contrario debió ejercer el receso ante la decisión asamblearia en
lugar de impugnarla, insistiendo en la improcedencia de la nulidad pretendida.
Ese razonamiento desatiende dos circunstancias que, a mi entender, son de importancia. En primer término, la
normativa vigente al tiempo de sentenciarse el caso citado (art. 354, Cód. Com.) era distinta de la actual y, en segundo lugar,
que el derecho a receder que le asiste al socio, así como la posibilidad de impugnar las resoluciones del órgano de gobierno
social son dos alternativas cuya elección queda en cabeza del accionista. Así el socio puede reclamar la invalidez de lo decidido
u optar por su retiro de la sociedad, pero no está obligado a esto último, siendo ajeno a la cuestión el debate que pretende
incorporar la apelante sobre si le asiste o no al actor el derecho de receso en esa oportunidad.
Cám. Nac. Com., Sala C, 14-VI-1991, "Guelar, Juan c. Mandataria Rural SA.", L.L., 1991-E, pág 485 (del voto del
doctor Di Tella).
1. El derecho de receso está consagrado por el artículo 245 de la L.S. (t.o. 1984, Adía, XLIV-B, 1310). Cuando las
condiciones que dieron lugar a la formación del contrato de sociedad son modificadas sustancialmente, el socio tiene derecho a
separarse de la misma.
2. El accionista de una sociedad anónima puede requerir la extinción de la relación jurídica contenida en la acción,
ante la modificación de la causa relevante, no consentida, renunciando a su calidad de socio.
3. El derecho de receso es una garantía para el accionista, ya que él puede ejercer este derecho y no verse obligado a
soportar obligaciones que desconozca o que considere injustas.
4. El derecho de receso es uno de los derechos individuales del accionista, inderogable e irrenunciable por cláusula
inserta en el contrato
social, en razón de que la función social que cumple es la de tutelar el interés del socio frente a las
decisiones de la mayoría.
5. El derecho de receso es una institución de orden público. La ley fulmina con la nulidad a toda
disposición que excluya el derecho de receso o agrave las condiciones de su ejercicio.
6. Decidida la modificación relevante por la asamblea, la ley reconoce al accionista el derecho de receso, pero
establece un plazo breve dentro del cual debe ejercerlo. Una vez practicado este último, el acci<> nista deja de ser
tal, pierde su calidad de socio y se transforma respecto de la sociedad en un simple acreedor de la misma.
7. La declaración que realiza el accionista al ejercer el derecho de receso es unilateral, recepticia y
vinculante, la cual no requiere aceptación, ya que vale por sí sola, bastando su "exteriorización" ante la
resolución emanada de la asamblea.
Cám. Nac. Com., Sala B, 24-VIII-1992, "Tchomlekdjoglou, Elena y otra c. Stemos SA.", L.L., L, 1992-E, pág.
2386; L.L., Repertorio, 1992, pág. 1699.
Uno de los efectos del derecho de receso es el extinguir la calidad de socio de quien ejercitó ese derecho.
S.C.BA., 2-IV-1991, "Córdova, Héctor M. c. Banco Crédito Provincial", D.J.B.A., 142-1520.
El valor de reembolso de las acciones recedidas debe calcularse de acuerdo con el balance correspondiente al ejercicio
social inmediatamente anterior a la asamblea cuya resolución ordenó el receso. El mencionado estado contable es el que mejor
refleja la situación patrimonial de la sociedad al momento de ejercer el derecho y se adecua a lo dispuesto por la normativa
legal en materia de sociedades comerciales, que establece que las acciones se reembolsarán por el valor resultante del último
balance realizado o que deba realizarse en cumplimiento de normas legales o reglamentarias (cfr. artículo 245, ley 19.550,
Adía, XLI V-B, 1319).
Si la sociedad ofreció el pago y los socios recedentes se negaron injustificadamente a percibirlo, se configura el
supuesto de mora accipiendi; consiguientemente, no necesita la deudora acudir al pago por consignación judicial.
Cám. Nac. Com., Sala C, 4-VI-1993, "Frías Silva, Ernesto D. y otra c. Ibatín SA.", L.L., L, 1993-E, pág. 2201; L.L.,
Repertorio, 1993, pág. 1628.
1. Para la determinación del valor de reembolso de sus acciones, el accionista recedente debe aceptar el último
balance común que realizó o debió realizar la sociedad, aun cuando contenga defectos, sin poder pretender la confección de un
balance especial. Como excepción, el accionista puede impugnar ese balance y obtener su rectificación cuando, además de otras
hipótesis, exista irracionalidad o arbitrariedad manifiestas de las constancias del estado contable y enriquecimiento sin causa
de un tercero como consecuencia de algún negocio o acto reflejado en el balance.
2. Si por consecuencia del balance, o de los actos que refleja, se produjese un detrimento patrimonial en la
sociedad, lo que incidiría negativamente en los derechos creditorios del socio recedente, y un correlativo enriquecimiento sin
causa de un tercero, la pretensión de la sociedad de estar a ese balance para determinar el valor de reembolso de las acciones
alcanzadas por el derecho de receso constituiría un fraude, pues la sociedad estaría abusando de su derecho de estar a ese
balance y desnaturalizando y contrariando el sentido y la finalidad que ha tenido la ley.
3. Debe ser rectificado el balance que refleja operaciones que enriquecieron sin causa a terceras sociedades con el
consiguiente perjuicio de la sociedad demandada y del socio separado de ella mediante el ejercicio del derecho de receso.
Cám. Nac. Com., Sala D, 8-V-1992, "Tacchi, Carlós e. Peters Hnos.", L.L., 1994-A, págs. 384 y sigs.
A los efectos de determinar el valor de reembolso de las acciones en caso de receso, debe estarse al resultante del
balance correspondiente al ejercicio en que el receso se produjo, debidamente actualizado desde la fecha de cierre de dicho
ejercicio hasta el 31-111-1991 con más un interés del 6% anual desde la fecha en que ejerció el derecho de receso, y a partir del
1-IV-1991 se reponteciará dicha suma según la tasa pasiva promedio mensual que publica el B.C.RA.
Cám. Nac. Com., 18-111-1992, "Nougués de Benvenuto, María e. Ibatin SA.E. s/sum.", Repertorio de
Jurisprudencia de la Cámara ComerciaL
B) DE L4 FUSION
116. REQUISITOS
1. La operación de fusión exige un período previo a fin de determinar los elementos y las
modalidades según las cuales se llevará a cabo. Las tratativas y estudios preparatorios pueden llegar a concretarse en lo
que se han denominado los "protocolos de ftisión", que no se encuentran previstos en la ley y que sólo la práctica determinará
su concreción entre las partes.
2. El compromiso o "proyecto" de fusión cuya celebración prevé la ley 19.550, participa del mismo carácter
contractual de la fusión propiamente dicha, aun cuando no llegue a concretarse en el acuerdo definitivo de fusión, y no obliga a
las sociedades a la concertación de este último. Es así que se lo ha calificado como un "antecontrato" o como un "contrato
preparatorio" o "preliminar" 'concluido por las sociedades que tienen intención de fusionarse y celebrado por
intermedio de su órganos representativos.
3. Es necesario no confundir el acuerdo definitivo de fusión, es decir, la operación ya realizada, con el
compromiso de fusión que la proyectó. Inventado y perfeccionado por la práctica, el compromiso de fusión es una
convención cuya importancia debe ser puesta de relieve desde el punto de vista teórico, pues significa pasar del estado de
preparación de la operación al de realización.
4. El compromiso de fusión es un verdadero contrato celebrado entre los controlantes de las sociedades
a fusionarse, verdaderos promotores de la operación, y no obliga a las sociedades pero sí a los órganos de la
administración. En efecto, siendo las sociedades personas de existencia ideal, sólo resultan obligadas por la deliberación que
ratifica el compromiso de fusión, pero desde la firma de este último los controlantes se obligan a su ratificación usando de su
dominio.
5. El compromiso de fusión es el acto fundamental de la misma, ya que en él se especifican sus condiciones y
efectos, se fija la fecha en que tomarán los activos y las modalidades del canje de acciones, se resuelven los problemas
producidos por la liquidación y se tratan de resolver los que se derivan de la desaparición de una de las sociedades y la
integración de ésta a la absorbente.
6. Si bien nuestro derecho contiene algunos de los elementos que deben integrar el compromiso de fusión,
como ser su otorgamiento por los representantes de las sociedades y la exigencia de un balance a la fecha del compromiso,
cabe establecer que dicho compromiso debe - en general - contener las siguientes indicaciones: 1) los motivos, finalidades
y condiciones de la fusión; 2) las fechas según las cuales deben fijarse las cuentas de las sociedades interesadas a los
efectos de establecer las condiciones de la operación; 3) la desiguación y valuación del activo y del pasivo a los efectos de la
transmisión de la sociedad absorbida; 4) la relación de canje de los derechos sociales; 5) el monto previsto de la prima de
fusión; y 6) la indicación de los métodos de valuación utilizados.
7. En lo relativo a las fechas en las cuales deben ser fijadas las cuentas de las sociedades interesadas en fusionarse, es
preciso tener presente que la vida de las sociedades subsiste, sin solución de continuidad, y que su patrimonio cambia
diariamente, por lo cual, teniendo en cuenta que el proceso de fusión exige un cierto plazo, las condiciones de la operación
deben determinarse en una fecha prefijada a los efectos de establecer la situación patrimonial de las sociedades. Tal
fecha debe ser la misma para todas las sociedades y, si fueran distintas, sólo resultarían válidas bajo la condición de que puedan
resultar comparables entre sí; por ello se suele insertar la llamada "cláusula de retroactividad", que generalmente toma en cuenta
la fecha del balance.
8. La designación y valuación del activo es un elemento fundamental del compromiso de fusión, ya que como la
operación consiste en una transmisión del patrimonio de la sociedad o sociedades que desaparecen a la sociedad que subsiste, es
necesario precisar la importancia y el valor de aquello que se transmite dada la relación de cambio de los derechos sociales a
tenerse en cuenta. Así, para evitar los inconvenientes que puedan producirse en la utilización de distintos procedimientos a tal
efecto, lo más conveniente es que la sociedad absorbente tome a su cargo todo el pasivo de la sociedad absorbida, existente a la
fecha previamente indicada, y aun aquellos elementos que no habían sido incluidos en el compromiso de fusión, ya sea por
olvido o por ignorarse su existencia. En contrapartida se le transmitirá todo el activo, aun el no comprendido en el compromiso,
a la sociedad absorbente.
9. La relación de canje de los derechos sociales constituye la base financiera sobre la cual será realizada la operación
de fusión y su determinación debe efectuarse cuidadosamente en el compromiso de fusión, a fin de que los socios de la sociedad
o sociedades que desaparezcan encuentren en el seno de la sociedad absorbente, a la cual son transmitidos, derechos sociales
potencialmente equivalentes a los que ellos pierden.
10. Para calcular y fijar la relación de canje de los derechos sociales en el proceso de fusión por absorción,
corresponde valorar el "peso" de las respectivas sociedades. El valor del activo neto transmitido no es el único elemento a tener
en cuenta para el cálculo de la relación de cambio, aun cuando su importancia no debe ser subestimada, pues permite corregir
un resultado que podría ser erróneo si se establece por ejemplo teniendo en cuenta el movimiento de las acciones cotizadas en
bolsa; por ello, es conveniente tomar en consideración otros elementos. El valor de liquidación del activo y del pasivo de la
sociedad absorbida es uno de aquellos que tiende a corregir el valor venal atribuido a los bienes
transmitidos, pero también es necesario considerar el valor económico y las perspectivas futuras de la empresa, sin
olvidar las incidencias fiscales de la operación.
11. La relación de cambios de los derechos sociales, si se fija en el compromiso de fusión, es definitiva, ya que las
valuaciones allí efectuadas resultan válidas en razón de que la operación tiene en cuenta el resultado de los balances de fusión y
carecen de efecto las modificaciones sobrevinientes.
12. El monto de la prima de fusión, en caso de existir, debe mdicarse en el compromiso de fusión y calcularse sobre
la base de la fecha en que fueron cerradas las cuentas de ambas sociedades.
13. El compromiso de fusión debe comprender una declaración o exposición de los métodos de
valuación utilizados, y precisar los motivos que llevaron a la relación de cambio de los derechos sociales.
14. El compromiso de fusión es acordado por el órgano de administración de cada una de las
sociedades que participan en la fusión y es necesario que sea firmado, en nombre de cada sociedad, por su
representante legal o por un mandatario especial; y, ya que se trata de un contrato, por consiguiente debe ser
escrito.
15. Firínado el compromiso de fusión, éste obliga a quienes lo suscribieron - los representantes legales
de las sociedades a convocar a la asamblea de accionistas a fin de someterle la aprobación del mismo, incurriendo en
responsabilidad personal si resulta un perjuicio para las sociedades o para cada una de ellas.
16. El compromiso de fusión no les confiere a las sociedades el derecho a exigir el cumplimiento,
ni de reclamar daños y perjuicios en caso de falta de ejecución, pudiendo aun establecerse una cláusula que disponga la
caducidad de pleno derecho del compromiso si las asambleas no se reúnen dentro de una fecha predeterminada o si las mismas
no se pronuncian al respecto.
17. El compromiso de fusión debe ser sometido a la decisión de los socios o accionistas en forma obligatoria. Tal
intervención se explica porque la fusión produce, sea la disolución de la sociedad absorbida, sea el aumento de capital de la
sociedad absorbente, y la decisión debe tomarse - tal como lo señala la norma - con los requisitos y mayorías necesarias para
resolver la reforma del contrato social salvo lo dispuesto en el artículo 244. En las sociedades por acciones es competencia de la
asamblea general extraordinaria (art. 235, inc. 4º, ley cit.).
18. La fusión es un contrato y en caso de fusión de sociedades anónimas que tengan administradores comunes, no se
aplica el régimen legal previsto para las convenciones entre la sociedad y los administrado-res sociales - oposición de intereses-,
ya que, como la operación sólo puede ser decidida por la asamblea general extraordinaria, ello ya constituye una garantía
suficiente al respecto.
Cám. Nac. Com., Sala E, 6-XII-1982, “De Carabassa, Isidoro c. Canale SA. y otra", L.L., 1983-E, págs. 401 y 402.
1. La publicidad del compromiso de fusión se produce en forma conjunta con la de los balances de fusión y
consolidado - los que deben depositarse en la sede social en la forma y en el plazo que determina el artículo 67 de la ley 19.550-
por la publicidad de la asamblea extraordinaria en la cual serán considerados. Para la sociedad absorbente, sólo procede una
nueva publicidad posterior a la asamblea si en ésta se aprobó, además, la modificación del contrato social como consecuencia
de la fusión - aumento de capital-; ello así por exigencia propia y exclusiva de la reforma de los estatutos (art. 10, ley cit.),
publicación que queda limitada -por ende- a la reforma referida a dicho aumento. Esto último no resulta de aplicación a la
sociedad absorbida, en tanto ella queda disuelta - sin liquidarse - por la fusión, disolución que debe publicarse e
inscribirse conforme lo exige el artículo 98 de la ley 19.550.
2. En los balances de situación patrimonial - carácter que revisten los balances de fusión, distintos de los balances de
ejercicio- influye la forma de valuar los bienes del activo, y tal valuación no puede realizarse sobre la base de los criterios
utilizados en los balances de ejercicio de cada una de las sociedades fusionadas, por cuanto éstas deben confeccionar dichos
balances de fusión sobre pautas uniformes.
3. Los balances de fusión deben realizarse no sólo sobre la base de pautas uniformes sino también con valores reales
-tal como ocurre en los balances de situación patrimonial-, pues de lo contrario los acreedores no podrían ejercer con
fundamento adecuado su derecho de oposición. No obstante ello, como la fusión suele representar la salvación de una empresa
en peligro, en las valuaciones que antes debían inspirarse en las condiciones criticas de la empresa puede seguir ahora un
criterio más optimista.
4. Los balances de fusión no pueden identificarse con los llamados balances de liquidación, porque las ideas que
informan a uno y otro son por entero distintas. En el de liquidación, se trata de realizar unos elementos del patrimonio para
entregar a los socios el activo neto después de satisfacer las deudas y, por lo tanto, debe aproximarse a su valor de venta. Por el
contrario, el balance de fusión - que coincide con el de liquidación en cuanto a la supresión de ciertas partidas- se proyecta
sobre una explotación en marcha, si bien bajo otra titularidad en la que se integra económica y jurídicamente. Por esta razón - y
desde un plano teórico- la valoración del activo en el balance de fusión debe ser mayor que en el de liquidación, porque en
aquél contribuirán valores que integran el llamado "aviamento de la empresa", así como también la venta separada de los
elementos patrimoniales de la sociedad supone un menor valor que la transmisión global de un organismo industrial en pleno
funcionamiento.
5. Los balances de fusión no representan un dato imprescindible y absoluto para la fijación del tipo de canje de
acciones en la fusión, aparte del escaso interés práctico que ofrece la cuestión por los subterfugios a que se prestaría la
redacción de estos balances si se exigiera
rigurosamente una adecuación exacta entre las cifras según balance y tipo de canje de las acciones.
6. La importancia de los balances de fusión se encuentra en la circunstancia de que la deliberación amblearia acerca
de la fusión es susceptible de impugnación cuando dicho balance no refleja la efectiva situación patrimonial de la sociedad. En
esta hipótesis, los socios sufren un perjuicio por la determinación equivocada de la relación de canje en base a la cual se fija su
participación en la sociedad incorporante. Igualmente, procede la impugnación cuando se presenta un balance verdadero pero se
fija una relación de cambio equivocada.
7. Tratándose de una fusión por absorción, una vez curnplidos los requisitos previstos en los incisos 1º y 22 del
artículo 83 de la ley 19.550 y transcurridos los plazos establecidos por la ley 11.867 y, en su caso, el término del
artículo 245 de la ley de sociedades, se debe celebrar por los representantes legales de las sociedades fusionantes
el acuerdo definitivo de fusión, de cuyo contenido da cuenta el inciso 32 del citado artículo 83.
8. La ley 19.550 no determina la forma del acuerdo definitivo de fusión, por lo cual ha podido sostenerse que puede
otorgarse por instrumento público o privado. Sin embargo, la resolución I.G.PI. 5/74, en su artículo 22, exigía que el acuerdo
definitivo de fusión se hiciera en la escritura en que se instrumenta el acto de fusión.
9. Aprobado el compromiso de fusión, vencido el plazo para ejercer el derecho de receso si procediere (art. 245, ley
19.550) y para formular las oposiciones de la ley 11.867, se formaliza el acuerdo definitivo de fusión siempre y cuando no
haya revocación o rescisión (arts. 87 y 88, ley cit.), el que debe contener: a) las resoluciones aprobatorias de las sociedades
interesadas en la operación; b) la nómina de socios recedentes y capital global que representan; c) nómina de los acreedores que
hayan formulado oposición; d) las bases de la ejecución del acuerdo con cumplimiento de las normas de disolución de la
sociedad absorbida y la especificación clara y concreta de las participaciones sociales que corresponden a los socios de la
sociedad que se disuelve y sus características; y e) la agregación de los balances especiales previstos en el artículo 83, inciso 1º
de la ley 19.550 y del balance consolidado de las sociedades fusionantes.
10. El compromiso definitivo de fusión no exige publicación y, por tanto, la acción del artículo 251 de la ley 19.550
debe deducirse dentro del plazo de seis meses de la asamblea que aprobó la fusión.
11. En los balances de situación patrimonial -carácter que revisten los balances de fusión, distintos de los balances de
ejercicio- influye la forma de valuar los bienes del activo, y tal valuación no puede realizarse sobre la base de los criterios
utilizados en los balances de ejercicio de cada una de las sociedades fusionadas, por cuanto éstas deben confeccionar dichos
balances de fusión sobre pautas uniformes.
12. Los balances de fusión deben realizarse no sólo sobre la base de pautas uniformes sino también con valores reales
- tal como ocurre en los balances dt situación patrimonial-, pues de lo contrario los
acreedores no podrían ejercer con fundamento adecuado su derecho de oposición. No obstante ello, como la fusión
suele representar la salvación de una empresa en peligro, en las valuaciones que antes debían inspirarse en las condiciones
críticas de la empresa puede seguir ahora un criterio más optimista.
13. Suscripto el acuerdo definitivo de fusión, el último requisito a cumplir es su inscripción según lo determina el
artículo 83, inciso 42 de la ley 19.550, la que debe efectuarse - por la remisión que se efectúa - de acuerdo con el artículo 77,
inciso 52 de la ley citada. No obstante ello, no es aplicable - en función de lo que dispone ese inc. 52 - el inciso 32 de la misma
norma para sostener que previamente a la inscripeión debe publicarse el acuerdo definitivo de fusión, ya que el régimen de
publicidad de ese inciso es propio y exclusivo para la transformación de sociedades, mientras que la fusión tiene un régimen de
publicidad propio (la publicidad previa a la asamblea que aprueba el compromiso de fusión y, con posterioridad, las
publicaciones de la ley 11.867).
Cám. Nac. Com., Sala B, 6-XII-1982, "De Carabassa, Isidoro c. Canale SA. y otra", L.L., 1983-B, págs. 401 y 40Z
2. DOCTRINA
Sobre los temas tratados en este capítulo, se pueden consultar los siguientes trabajos:
Anaya, Jaime L., "La transformación de sociedades en la ley 19.550", R.D.C.O., 1978, pág. 421.
Casero Mejías, Manuel, "Transformación de SA. en S.R.L.", en Estudios sobre la Sociedad Anónima,
varios autores, Civitas, Madrid,
1991.
Escuti, Ignacio A. (h.), "Transformación de la sociedad comercial. Algunos aspectos", R.D.C.O., 1977, pág. 53.
Gardeazábal del Río, Javier - Martínez Fernández, Tomás A., "Problemática que plantea la fusión y el
aumento de capital en la sociedad anónima", en Estudios sobre la Sociedad Anónima' varios autores, Civitas,
Madrid, 1991.
Malagarriga, Juan Carlos, "Transformación de sociedades", en Estudios de Sociedades Comerciales en
Homenaje a Carlos J. Zavala Rodríguez, Astrea, 1973, pág. 33.
Otaegui, Julio C., "Consideraciones sobre el derecho de receso", R.D.C.O., 1981, pág. 75.
Roimiser, Mónica G. C. de, "La fusión de sociedades: el fenómeno económico y el instituto jurídico", R.D.C.O.,
1975, pág. 49.