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MAESTRIA EN POLITICAS SOCIALES

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD Y TRABAJO SOCIAL

SEMINARIO:

POLITICAS SOCIALES COMPARADAS

PROFESOR:

DR. DEL VALLE ALEJANDRO HUGO

MAESTRANDOS:

• LIC. GOMEZ CARLOS GUSTAVO (DNI 17086436)

• LIC. FUNES MARIA ELIANA (DNI: 32104318)

TÍTULO DEL TRABAJO:

¨El estado y las políticas de bienestar¨


"El Estado ha sido forzado a
intervenir, en parte por la presión
de los gremios, en parte por la de
sectores diversos del capital
organizado, y en parte por la
necesidad de salvar al sistema de
sí mismo"

MACPHERSON. C. B

Introducción

El Estado de Bienestar fue utilizado como una herramienta de los países


democráticos capitalistas avanzados que permitió, luego de la Segunda Guerra
Mundial, contener el conflicto de clases equilibrando la asimetría de poder entre
trabajo y capital.

El Estado de Bienestar funciono como un estabilizador económico y político


que permitía un desarrollo de las economías evitando que estas últimas caigan en
recesiones.

Según Liliana Beatriz Constante, el Estado de Bienestar consiste


básicamente en dos cuestiones principales:

“a) la obligación explícita que asume el aparato estatal de suministrar


asistencia y apoyo a los ciudadanos que sufren necesidades y
riesgos específicos característicos de la sociedad mercantil; esto así,
a partir de pretensiones legales .otorgadas a los ciudadanos;

b) el reconocimiento del papel formal de los sindicatos tanto en la


negociación colectiva como en la formación de los planes públicos.”
(Costante; 2003:134)

Es importante para nosotros tener en cuenta que "la evolución del Estado
hacia su actual formación está en función de las crisis de la sociedad burguesa y
de las luchas de clases y ciudadanas, y en esa dialéctica los cambios en la
formación del Estado moderno han de generar las condiciones de posibilidad para
que se convierta en el distribuidor justo del proceso de acumulación y en el
defensor de todas las potencialidades democráticas que contiene la sociedad civil"
(PICO; 1998:13). Fue así como el Estado de Bienestar permitió resolver las
amenazas existentes hacia la integridad del sistema social vigente desde distintos
lugares (algunos más conservadores como por ejemplo el fascismo y otros más
progresistas como por ejemplo aquellos que implementaron las ideas socialistas o
comunistas)

Es importante tener en cuenta que no existe un único Estado de Bienestar


como no existen una única expresión de sus contradicciones internas. Como bien
indica Constante: ¨ La "cuestión social" se modifica junto con la sociedad, se
transforma con las mutaciones de las fuerzas productivas y en las relaciones de
poder y autonomía que se verifican entre los intereses contrapuestos¨ (Costante;
2003:135)

En ese trabajo se intentará abordar dos propuestas distintas que


permiten comprender la complejidad analítica a la hora de comprender, interpretar
y clasificar temáticas como el Estado y las Políticas Publicas. Dichas propuestas
son las expuestas por Claus Offe y M. Navarro Ruvalcaba. Se tratará de expresar
similitudes y principales diferencias a lo largo del presente trabajo.

El estado y las políticas de bienestar según Offe y Ruvalcaba

Las primeras y más importantes contradicciones que ve Offe en el Estado


de Bienestar son que el control del estado en la economía se encuentra
subordinado al capital privado por ser ellos principales promotores de la fuerza de
trabajo esto quiere decir que aunque el estado sea intervencionista se subordina a
la economía capitalista y las leyes del mercado. Tal fuerza de choque provoca
entre otras cosas falta de confianza hacia la inversión provocando desordenes y
desequilibrios en la economía
Dicho en palabras de Offe lo principal es garantizar la seguridad social/
bienestar, independientemente de posibles diferencias que se puedan dar en los
diferentes países de Europa (Offe; 1999). Por el contrario Navarro Ruvalcaba
dice, basándose en el concepto de Esping- Andersen, que hay varios tipos del
Estado de Bienestar y que la definición de Offe no tiene en cuenta a la familia y al
mercado, ya que ambos aportan al mismo. Esping-Andersen ha tratado de perfilar
tres modelos de bienestar según el reparto de responsabilidades entre el Estado,
el mercado y la familia (Esping-Andersen, 1993). Uno de los grandes aportes de
Esping-Andersen ha sido la idea de que nuestros esfuerzos deben ir
encaminados, primero, a identificar diversos modelos de Estado de bienestar y
segundo, a identificar regímenes de bienestar. Así, cada modelo y régimen de
bienestar incluye no sólo determinadas políticas sociales con sus derechos y
prestaciones correspondientes, sino también ciertas oportunidades laborales y
cierto grado de igualdad social. A partir de esas premisas distingue en el mundo
occidental tres modelos y regímenes distintos de Estado de bienestar: el liberal, el
corporativo/conservador y el socialdemócrata1.

Ahora bien, para comprender los distintos puntos de vista del Estado de
Bienestar, es importante tener en cuenta que dentro de la economía , la libertad
del capital y la fuerza laboral; el interés de la acumulación rentable se ha visto
debilitada porque los factores de producción (naturaleza, fuerza de trabajo y
capital) que en otros tiempos se suponía dados han pasado de modo creciente a
convertirse en objeto de políticas estatales específicas , la explotación de las
fuerzas laborales y otras categorías de la población mediante procesos de
mercado dominados por el capital se ha hecho más complicada y menos

1
Según el autor el régimen “liberal” es aquel que acepta los resultados del mercado y corrige sus fallos más
radicales; el corporativo/conservadores aquel donde el Estado interviene en el mantenimiento de las
diferencias de status social y de clase y fortalece los lazos familiares, y el Estado de bienestar
“socialdemócrata” es el que Universaliza los derecho sociales a través de la desmercantilización, abriendo el
camino hacia la ciudadanía social individual (de modo que “todos tienen subsidios, todos son dependientes
y, probablemente, todos se sentirán obligados a pagar”), socializando al mismo tiempo buena parte de los
costes de la organización familiar. Para mas información véase LA SOCIOLOGÍA DEL BIENESTAR DE GÖSTA
ESPING - ANDERSEN Y LA REFORMA DEL ESTADO DE BIENESTAR EN EUROPA de Alvaro Espina.
predecible y segura. Viviendas, la provisión universal, el servicio médico, la
polución industrial del medio ha dejado de ser un asunto privado para convertirse
en un asunto sometido a regulación estatal.

En otras palabras podríamos decir que, en el período contemporáneo la


comunidad de la economía capitalista ya no depende vitalmente como sucediera
en la fase liberal (de capitalismo) de crear y expandir las relaciones de intercambio
con los residuos pre-capitalistas, por el contrario los procesos capitalistas de
intercambio se ven cada vez más enfrentados al problema inverso de comportarse
a la defensiva. Se ven obligados a escudarse ante el crecimiento de formas de
poder administrativo y político que no se hallan indirectamente determinados por
los procesos de producción e intercambio de bienes.

Sus consecuencias son un Estado de bienestar con problemas fiscales


crónicos por los intentos que el Estado hace para la socialización de los gastos
públicos. En palabras de Offe: “El Estado de bienestar ha sido el resultado
combinado de diversos factores (…) El reformismo socialdemócrata, el socialismo
cristiano, élites políticas y económicas conservadoras ilustradas, y grandes
sindicatos industriales fueron las fuerzas más importantes que abogaron en su
favor y otorgaron esquemas más y más amplios de seguro obligatorio, leyes sobre
protección del trabajo, salario mínimo, expansión de servicios sanitarios y
educativos y alojamientos estatalmente subvencionados, así como el
reconocimiento de los sindicatos como representantes económicos y políticos
legítimos del trabajo.” (Offe; 1999:93).

Por un lado tenemos la continua expansión de los presupuestos estatales


que depende indirectamente del crecimiento capitalista, inversiones cada vez
mayores , desarrollo , investigación, y de un continuo crecimiento de gastos
sociales como salud transporte sistemas eléctricos , a fin de estimular las
inversiones del privado , el Estado socializa el perperpetuo crecimiento y esto
tropieza con la rentabilidad del sector capitalista, el déficit crece y los gastos
públicos tienden a desbordar los ingresos públicos.
Estos cambios eran evidentes que podían pasar luego de que por siglos se
legitimó la ideología del individualismo posesivo o principio del éxito la
diseminación de las relaciones mercantilizadas de producción e intercambio
garantizadas por la ley formal y el Estado constitucional. La vida diaria estaba
determinada por el ethos del “éxito competitivo” la presión por mejorar el estatus y
una ilimitada acumulación de propiedades garantizada por el derecho. La previa
dependencia de esos individuos con respecto a las vicisitudes del mercado se ve
sustituida por una sensación de creciente dependencia con respecto a la
compensación del Estado de bienestar, sus actividades de desmercantilizacion
debilitan gravemente el poder de convicción de normas que antes se asociaban
con procesos de intercambio capitalista. La erosión generalizada experimentada
por la lealtad al capitalismo del Estado de Bienestar es también resultado de un
desplazamiento de los partidos políticos como foco importante del consenso para
derribar a partidos ¨atrapa todo¨ (estado actual) cuya abrumadora preocupación
por ganar votos produce una ceguera selectiva ante asuntos contradictorios
reduciendo el significado de la política a asuntos particulares. El descreimiento de
la política tiende a formar movimientos sociales autónomos, enderezados a
abordar distintos problemas y asuntos (renovación urbana, dominación sexual,
desintegración del medio). Esta creciente de movimientos se efectúa debido a las
condiciones del Estado con un horizonte más amplio y más tenue a la ves donde
no hay discusiones sobre las realidades intrínsecas del modelo donde surgen.

Estado de bienestar se ha definido básicamente como un conjunto de


instituciones públicas proveedoras de servicios sociales, dirigidas a mejorar las
condiciones de vida y a promocionar la igualdad de oportunidades de sus
ciudadanos. Conceptos amplios como el de Estado de bienestar suelen
determinarse por construcciones teóricas situadas más allá de las coordenadas
del espacio y del tiempo. Sin embargo ”la dimensión histórica y los referentes
territoriales son atributos esenciales para la comprensión de la gestación, el
desarrollo y la transformación de los modernos Estados de bienestar.” Navarro
Ruvacalba, Mario Alfredo (2006). Cabe ahora dar un paso para comprender,
aunque estrechamente, el estado de la cuestión en América Latina.
La política social tradicional se ha enfocado, en su mayoría, hacia el sector
salarial, y el tema de las transferencias monetarias y de servicios sociales se ha
basado en el modelo de seguridad social. Los esquemas de seguridad social se
han desarrollado de manera muy fragmentada, y en los primeros años de la
década de 1980 los antiguos modelos fueron acosados por problemas financieros
(Mesa Lago, 1992). Estos problemas se agravaron severamente a causa de la
crisis económica posterior, que abrió el camino para la aplicación de profundas
reformas. En tono con los lineamientos económicos de corte neoliberal, el enfoque
dominante sobre la reforma de las políticas sociales fue la privatización, la
focalización y la descentralización. Con respecto a la focalización, éste fue uno de
los principales mecanismos de política social promovidos por las agencias
internacionales (principalmente el Banco Mundial) dentro de una agenda social y
en el marco de las políticas de ajuste emprendidas en la década de 1980 por la
mayoría de los países de América Latina. Como sea, hubo importantes
excepciones en las reformas, tanto en las tradicionales formas de política social
como en los enfoques contemporáneos. Tales fueron los casos de Costa Rica y
Uruguay, que dejaron en claro que los diseños de políticas sociales son
profundamente una cuestión política, moldeada por intereses y poderes, y no un
asunto técnico a partir del cual se podría elaborar el diseño más eficiente para el
logro de metas compartidas. Contextualmente, en América Latina percibida como
un todo, en la década de 1980 se dio un severo deterioro en los niveles de vida,
con un creciente desempleo, la caída de los salarios reales y el recorte de los
gastos sociales.

Aquellos países que se adscribieron totalmente a un sistema económico


neoliberal también se alejaron de las políticas sociales de corte universalista y se
inclinaron por el enfoque residualita, en el cual desempeñan un papel creciente la
seguridad privada, la provisión privada de servicios sociales y una restricción en la
actuación del Estado, que se hace cargo sólo de los más pobres de entre los
pobres. Por ejemplo, Chile, bajo el régimen de Pinochet, avanzó aún más en esta
dirección al otorgar al sector privado un papel preferente tanto en el área de salud
como en el sistema de pensiones. El Estado guardó una función residual para
encargarse del cuidado de los individuos con bajos ingresos y de los pobres en
extremo.

Uruguay, en contraste, ha mantenido un enfoque universalista con una


profunda dependencia estatal, particularmente en el sistema de pensiones. Las
reformas impulsadas en muchos países de América Latina integran no sólo
esfuerzos para privatizar partes de los sistemas de salud y de pensiones, y dirigir
la provisión de servicios públicos hacia los grupos pobres, sino también para
descentralizar parte de la responsabilidad en el otorgamiento de servicios sociales
hacia los niveles locales de gobierno. El sistema estatal de servicios sociales se
ha desarrollado en forma muy diferente en los diversos países latinoamericanos.
Se puede encontrar una combinación de los sistemas clásicos de seguridad social
de previsión de enfermedades, vejez e invalidez, y sistemas de seguridad social
de orientación universalista, por ejemplo, el caso de los servicios gratuitos de
salud pública.

En todos los países existen sistemas privados de previsión además de los


sistemas públicos de servicios sociales. Argentina, Costa Rica, Cuba, Uruguay,
Brasil, Jamaica, las Bahamas y Barbados tienen los sistemas de seguridad social
más extensamente desarrollados. En casi todos esos países se estableció,
aunque de manera relativa, un sistema de seguridad social basado en el modelo
de Bismarck, el cual se fue extendiendo progresivamente a sectores cada vez más
amplios de la colectividad. Al menos formalmente la población de ese grupo de
países está altamente amparada por ese sistema. En el extremo opuesto se
encuentran países como Honduras, Guatemala, El Salvador, República
Dominicana y Bolivia, en donde el porcentaje de la población que está protegida
por sistemas públicos de seguridad social es bajo.

A partir de esta contextualización general es que se han hecho esfuerzos


por clasificar o definir a los Estados de bienestar y a las políticas sociales
aplicadas en los países de América Latina. Por ejemplo, Carmelo Mesa-Lago
(1991) clasifica los sistemas de bienestar en los distintos países por sus inicios
históricos y grados de maduración en pioneros, intermedios y tardíos en el
desarrollo de sus sistemas de protección social.

Los primeros se caracterizan por su cobertura universal o casi universal en


servicios de protección social básicos y por una gran estratificación en la calidad y
condiciones de acceso a dichos servicios. Los países tardíos presentan una baja
cobertura poblacional, una limitada gama de servicios, y una desigualdad en la
calidad y número de beneficios para los sectores protegidos. Dentro de los países
intermedios se distinguen dos tipos diferentes: los que han avanzado hacia un
modelo estratificado maduro desde la lógica excluyente de los modelos tardíos, y
los que han avanzado en niveles de cobertura, oferta y calidad de servicios sin
incurrir en los errores de estratificación de los sistemas pioneros (Costa Rica, por
ejemplo). Como puede confirmarse, la clasificación de Mesa Lago gira en torno al
desarrollo o evolución de las políticas sociales en los países de América Latina. En
este mismo sentido existen otros autores que abordan en forma general y global
los Estados de bienestar en América Latina por medio del análisis en los cambios
y la evolución de los derechos sociales en el contexto de la realidad
latinoamericana. Desde este enfoque se esgrime que en el continente
latinoamericano el deterioro de las políticas y programas sociales se ha dado, por
un lado, por medio de la desestructuración de las políticas públicas consolidadas
históricamente y, por el otro, del desmantelamiento de programas que existían de
manera precaria (Soares, 1999). Además, se puede señalar una brecha entre las
conquistas constitucionales, por ejemplo, en los casos brasileño y colombiano, y
las políticas sociales efectivamente implementadas.

En términos muy generales podemos describir la trayectoria de las políticas


sociales como un camino que va de “un universalismo estratificado hacia
programas de tipo focalizados” (Gordon, 1999; véase también Duhau, 1995;
Laurell, 1995; Raczynski, 1999; Sáez, 1998; Schteingart, 1999; Sottoli, 2000,
Barba, 2003; y Valencia, 2000).

Con la noción de “universalismo estratificado”, Gordon (1999) se refiere a lo


que Dos Santos (1987) ha llamado “ciudadanía regulada”. Se trata de sistemas de
políticas sociales con rasgos altamente corporativistas, en los cuales se vincula la
provisión de servicios con la pertenencia a sindicatos, y se privilegian ciertas
asociaciones sindicales, como es el caso de los servidores públicos (Draibe, 1989;
1990). A la par, importantes segmentos de la población quedan al margen de
estos sistemas por estar empleados en sectores no reconocidos oficialmente.
Ellos constituyen el sector “informal”. Algo similar sucede en el sector rural por ser
“intocable” desde los arreglos de los “Estados compromiso” que surgen a partir de
la crisis de 1929. Lautier (1993) menciona tres rasgos característicos de los
Estados de bienestar en América Latina: 1) la aparición inicialmente de un sistema
de seguro social (accidentes de trabajo, enfermedad y jubilación) para sectores
específicos de la población asalariada; 2) la inclusión de los sindicatos en un
contexto de falta de libertad sindical, y 3) los mecanismos asistencialistas se
convierten en bases para el clientelismo político.

Conclusiones

Las conclusiones a las que lleva cada autor son un poco disimiles, y a la
vez coinciden en el análisis profundo, Navarro Ruvalcaba toma en su trabajo, una
postura analítica neutral y Offe orienta más a la valoración de las vías que se
pueden adoptar para revivir los ideales del estado de bienestar Universal.

Coinciden, también, los dos, en que “resaltar la riqueza de la teoría de los


regímenes de bienestar como marco analítico en la producción y distribución del
bienestar en las sociedades contemporáneas” (Navarro Ruvalcaba, 2006:110) se
acerca a la interpretación de Offe sobre las políticas en función de la conformación
de lo social. Ambas propuestas dejan en claro los debates en torno a la
conformación del Estado como garantes del bienestar y de la seguridad de los
individuos.

Finalizando nos resulta importante resaltar que cada uno de estos autores
se sostienen en premisas distintas. Mientras Offe parte de una primera
consideración teórica que relaciona supuestos de fondo que intervienen en
distintas lógicas de conformación del Estado Liberal por un lado y del Estado de
Bienestar por el otro; Ruvalcaba retoma la teoría de Esping-Andersen acerca de
los Tipos de Regímenes de Bienestar intentando también dar cuenta de vías
teóricas que permitan el análisis de la situación latinoamericana.

Bibliografía

o COSTANTE LILIANA BEATRIZ (2003) ¿De qué hablamos cuando


hablamos del Estado de Bienestar? Revista de Derecho Público, año I, N°2

o ESPINA Alvaro (2002) ¨LA SOCIOLOGÍA DEL BIENESTAR DE GÖSTA


ESPING - ANDERSEN Y LA REFORMA DEL ESTADO DE BIENESTAR
EN EUROPA¨ Versión ampliada de la sección “Bienestar: Sociología y
reforma”, publicada en Revista de Libros, nº 66, junio, 2002, pp. 15-18

o ESPING-ANDERSEN, Gösta (1990), The Three Worlds of Welfare


Capitalism, Polity Press, Basil Blackwell (versión española: Los Tres
mundos del Estado de Bienestar, EdicionsAlfons el Magnánim, Valencia,
1993).

o MESA-LAGO, Carmelo, (1991), "Social Security in Latin America",


en Economic and Social Progress in Latin America, informe elaborado para
el Banco Interamericano de Desarrollo.

o NAVARRO RUVACALBA, MARIO ALFREDO (2006). Modelos y regímenes


de bienestar en una perspectiva comparada: Europa, Estados Unidos y
América Latina. En revista Destacados, núm. 21 mayo-agosto, Centro de
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social. Distrito
Federal, México. Pp109-134
o OFFE CLAUS (1999) Un diseño no productivista para las políticas sociales.
En Lo Vuolo, Rubén (Contra la Exclusión), Miño y Dávila Ed. Buenos Aires,
Pp87-103

o PICO, Josep,(1998) Teorías sobre el Estado de Bienestar, p. 13. Editorial


Siglo XXI España.

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